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miércoles, 11 de enero de 2023

Stéphane Vigneault: “El origen de la segregación escolar está en las cuotas de la concertada”.

El activista quebequés pide a los gobiernos más control sobre las escuelas privadas para acabar con la selección de los alumnos según su capacidad económica

Cuando Stéphane Vigneault (47 años) se encontró en la tesitura de tener que elegir escuela para sus hijas, descubrió un sistema educativo, el de Quebec, totalmente selectivo y unos padres angustiados porque sus hijos deben pasar un examen para acceder a las mejores escuelas del país, las privadas concertadas, para evitar las públicas, convertidas en guetos. Viendo que no estaba solo en su indignación, este licenciado en Ciencias Políticas fundó en 2017 la entidad École Ensemble, que trabaja para presionar al Gobierno para conseguir un sistema más equitativo. Vigneault recibe a este diario en la Fundación Jaume Bofill, aprovechando su participación en el Congreso Europeo sobre Segregación Escolar ECASS, celebrado en Barcelona a mediados de diciembre.

Pregunta. ¿Tiene solución la segregación escolar?
Respuesta. Sí, por supuesto.

P. ¿Hay soluciones comunes que se puedan aplicar en los diferentes países? 
R. Es una buena pregunta porque creo que las soluciones deben diseñarse a medida, según cada sistema educativo. Pero sí creo que hay elementos comunes. Lo primero es que el Estado considere el sistema educativo como uno, incluyendo públicas y privadas. Y segundo, si el centro recibe dinero público, este debe velar por el interés público. El Gobierno no puede inyectar dinero y después desentenderse de lo que pasa en la privada.

P. ¿Cómo deben trabajar por el interés público? 
R. No seleccionando a los alumnos.

P. ¿Las cuotas deberían desaparecer? 
R. Sí. En todos los países pasa igual, si hay selección de alumnos, hay segregación.

P. Entonces, ¿el problema son las concertadas? 
R. Sí, el origen de la segregación escolar está en las concertadas y sus cuotas.

En Quebec los padres no eligen la escuela, es la escuela la que elige a los alumnos

P. ¿Cuál es la situación en Quebec? 
R. En Canadá hay un sistema federal, y ni el Gobierno estatal ni los municipios tienen competencias. Toda la regulación en educación depende de las provincias, y cada una tiene una normativa diferente. En Quebec tenemos escuelas públicas y privadas subvencionadas. Estas últimas reciben fondos públicos, que pueden representar el 75% de los ingresos. Las cuotas que pagan las familias son obligatorias y pueden ascender a unos 3.500 euros anuales. Estos centros seleccionan a los estudiantes de dos maneras: con las cuotas y con el examen de acceso. Los padres no eligen la escuela, es la escuela la que elige a los alumnos. Los mejores alumnos van a la concertada y los que no se pueden pagar la cuota se quedan en la pública.

El problema es que algunas públicas se percataron de esto y hacia los años noventa decidieron competir con las subvencionadas y crearon las escuelas públicas selectas, que ponían su punto fuerte en el deporte, el arte o el ámbito internacional. Y empezaron a seleccionar a los alumnos también con cuotas y con exámenes de ingreso. Así, actualmente tenemos privadas subvencionadas, públicas selectas y públicas normales, y aquí se concentran los alumnos con dificultades, inmigrantes…

P. ¿En qué consiste la propuesta de École Ensemble? 
R. Proponemos dos modelos de escuelas privadas: uno sería con financiación al 100% por el Gobierno, como las públicas. Aquí las privadas podrían seguir siendo privadas, pero siguiendo las mismas reglas que las públicas: sin selección de alumnos ni cuotas. Es lo que bautizamos como escuelas contratadas. Esto es lo que hizo Finlandia. Y el segundo modelo serían privadas no contratadas, sin ningún tipo de financiación pública para las que quieran seguir seleccionando los alumnos.

P. ¿Y los gobiernos tienen suficiente dinero para asumir el 100% de la financiación de las privadas? 
R. Por un lado, el Gobierno necesitará aportar más dinero [a las escuelas contratadas]. Pero en el caso de que la privada lo rechace, se pasa del 75% de financiación a cero, y esto implica mucho ahorro.

P. Eso depende de cuántas privadas renuncien a la financiación. 
R. Nosotros hicimos una previsión mirando el Estado de Ontario, con un perfil social parecido, y vimos que allí el 6% de las escuelas son privadas. Extrapolamos los cálculos y vimos que nuestra propuesta no supone un sobrecoste, sino que el Gobierno se ahorraría dinero.

P. En la segregación, las familias tienen un papel clave, porque muchas optan por escuelas privadas para no llevar a sus hijos a centros con muchos alumnos vulnerables. ¿Cómo se cambia esto? 
R. A las familias hay que ofrecerles educación gratis, proximidad, buenas actividades extracurriculares y diversidad de alumnos. Pero para ello es necesario rehacer las zonas escolares para que barrios de diferente nivel puedan acceder a los mismos centros. Y también conseguir que todas las escuelas tengan un perfil parecido de alumnos. Y en los casos que no se pueda, como último recurso, el Gobierno debe aportar más recursos en ayudas para los alumnos, material para la escuela…

A las familias hay que ofrecerles educación gratis, proximidad y diversidad de alumnos

P. ¿La escuela pública debe ganar prestigio respecto a la privada? 
R. Si a una familia se le asigna una concertada seguramente pensará que le ha tocado la lotería. Pero con nuestro sistema, con el tiempo los resultados de su escuela, que antes eran muy altos, bajarán por la mayor diversidad de alumnos, mientras que los de la pública subirán. Y entonces la mentalidad cambiará.

P. ¿Qué consecuencias tiene la segregación escolar? 
R. A lo mejor el concepto de segregación es un poco abstracto, pero es muy importante. Quebec tiene el nivel más alto de abandono escolar de Canadá, tanto de alumnos como de profesores. Cuando los docentes salen de la carrera van a parar a las escuelas públicas con más concentración de alumnos vulnerables. Se encuentran con muchos problemas en clase, pero no tienen experiencia, así que se queman rápidamente. Según las estadísticas que tenemos, una cuarta parte de docentes ha abandonado el trabajo en los últimos cinco años, y no vuelven a la carrera docente. Y esto tiene consecuencias para el sistema y para la sociedad.

La escuela debería ser el sitio donde te encuentras a gente que no es como tú. Pero si eres un niño de origen inmigrante y ves que el resto va a otras escuelas, ¿qué mensaje le estamos dando? Claramente, que es menos importante y que nunca va a llegar al mismo nivel que los otros. Además, es un grave problema para la cohesión [social] porque, si no hay una mezcla, no hay conocimiento de los otros. Yo pago impuestos y sé que es útil porque fui a clase con alumnos menos favorecidos, pero si los ricos no conocen otro tipo de personas pensarán: “¿Por qué tengo que pagar impuestos?” No se identifican con los pobres, ni los pobres se identifican con los ricos.

P. ¿A los gobiernos les falta valentía para luchar contra la segregación? 
R. Sí, necesitan ser valientes, el status quo es más fácil. Pero tienen que saber que los resultados se notan rápidamente. En París, hace unos años impulsaron una experiencia en dos escuelas, una frente a otra; a una iban los ricos blancos y a la otra, los negros pobres. Lo que hicieron fue esto: un año matriculaban todos los alumnos de primero de secundaria en uno de los centros; al año siguiente, los de primero se matriculaban en el otro instituto. Al cabo de un tiempo, los dos centros eran iguales, con el mismo perfil de alumnos. Los padres con alto nivel económico protestaron mucho, pero el Gobierno se mantuvo firme. Con el tiempo las familias blancas también vieron que no pasaba nada si se mezclaban, que era la sociedad real, y empatizaron con las otras familias. Al principio se necesita valentía para empezar, pero funciona.