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sábado, 18 de noviembre de 2023

El socialismo surreal en el Chile de Allende. .

Fotograma de la película 'El Realismo Socialista' de Raúl Ruiz
Fotograma de la película 'El realismo socialista' de Raúl Ruiz.CORTESÍA PRODUCTORA POETASTROS (CORTESÍA PRODUCTORA POETASTROS)

La película perdida de Raúl Ruiz, ‘El Realismo socialista’, se estrena medio siglo después. Entre el documental y la ficción macabra, hay un retrato irónico, amargo y visionario de las esperanzas que truncará el golpe de Pinochet.


Raúl Ruiz, el director de cine chileno fallecido en 2011, dejó inacabado el montaje de la película El Realismo socialista cuando huyó de su país en 1973, rumbo a Argentina y luego a Francia, por el sangriento golpe de Estado de Pinochet. Es una visión ácida del clima social que ebullía en el Chile de Salvador Allende, que empieza como un documental y va transitando a una ficción surrealista y macabra. Valeria Sarmiento, su viuda y también cineasta, ha terminado la tarea y el resultado se presenta en el Festival de San Sebastián que empieza el día 22.

El título completo, El Realismo socialista considerado como una de las bellas artes, puede hacer temer al despistado un tostón de propaganda revolucionaria, cuando aquí hay de lo contrario, una sátira de los tostones de propaganda revolucionaria. El discurso de los ortodoxos queda plasmado en su ridiculez, aunque con cierta ternura. Resulta un retrato amargo y visionario de las esperanzas truncadas del pueblo en una presidencia que sería devastada por los milicos.

Queda claro que Ruiz, aunque militó en el Partido Socialista y era cercano a la Unidad Popular, tenía una mirada muy libre, heterodoxa, que rebosa ironía, siempre atenta a lo paradójico. Buena parte del reparto de esta película no son actores. Los trabajadores que toman el control de su fábrica son auténticos; otra trama es la de unos intelectuales burgueses (que te llamaran burgués era lo peor) muy concienciados que quieren hacer la revolución poética. Y asoman tipos siniestros que, se intuye, estarán tras el golpe y la salvaje represión que vendrá.

El director elige poner el foco en dos disidentes: un obrero expulsado de la fábrica, por pillo y porque no es lo bastante revolucionario, y un publicista que reniega del capitalismo. Estos dos seres extraviados, que se irán radicalizando en sentidos opuestos, ilustran la polarización del país. El camino al desastre.

Lo que parece una parodia es real; cuando crees que todo es real te sacude lo surreal. La película no entusiasmará a los dogmáticos. Ruiz nunca lo fue.