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sábado, 12 de julio de 2025

La felicidad no tiene por qué ser otra tarea pesada. Solo necesitas unos minutos para mejorar tu estado de ánimo.

Ilustración de una gran mano con un pequeño pájaro apoyado en la punta del dedo índice.
Credit...Matt Chase
Últimamente me siento un poco abrumada, tanto por las noticias como por algunas cosas de la vida. Me gustaría poder retirarme a la cima de una montaña, pero mi plan más realista es buscar las cosas más pequeñas que pueda hacer cada día para darme ánimos.

Todas las mañanas, por ejemplo, abro mi aplicación Merlin Bird ID para ver si ha aparecido algún pájaro nuevo en mi patio (una mañana me enteré de la existencia de un carpintero de pechera, un ave que no sabía que existía).

El Times Una selección diaria de notas en español que no encontrarás en ningún otro lugar, con eñes y acentos. Get it sent to your inbox. Los micromomentos de positividad como este realmente pueden mejorar tu bienestar, dijo Barbara Fredrickson, directora del Laboratorio de Emociones Positivas y Psicofisiología de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.

Aunque estos momentos sean fugaces, dijo, pueden “actuar como nutrientes para la salud psicológica y el crecimiento, ayudándote a convertirte en una mejor versión de ti mismo, poco a poco”.

Su investigación, y la de otros, sugiere que reconocer, cultivar y saborear estos pedacitos de felicidad aumenta el bienestar, la resiliencia y el ingenio.

Pregunté a los expertos cómo incorporar más placeres sencillos a tu vida.

Busca ‘manías inversas’
“Una manía es algo pequeño que te molesta desproporcionadamente”, dijo Bree Groff, autora del libro de próxima aparición Today Was Fun. Por el contrario, dijo, “una ‘manía inversa’ es algo pequeño que te produce una alegría desproporcionada”.

Esto puede ser tan peculiar como quieras, añadió Groff. “Me he dado cuenta de que me gusta colocar todas las cosas de mi escritorio en ángulo recto”, dijo. “Me hace sentir cierta sensación de paz y control sobre mi pequeño mundo”.

Programa unas cuantas pequeñas alegrías
MaryCatherine McDonald, investigadora de traumas y autora de The Joy Reset, utiliza otro término para referirse a esos pedacitos brillantes de felicidad: pequeñas alegrías, o TLJ (la sigla en inglés de Tiny Little Joy).

Los clientes de McDonald le han contado que sus TLJ incluyen el primer sorbo de café de la mañana o la satisfacción de pelar un plátano en tiras perfectamente uniformes.

Empieza por enumerar todos tus TLJ. Una vez lo hayas hecho, intenta convertir uno de ellos en un hábito en un momento determinado del día, añadió Groff.

Hace poco, un amigo mío me dijo que ya no iba a utilizar las cajas o quioscos de autopago del supermercado. Dijo que se había dado cuenta de que le gustaba hablar con una persona en la caja, y que estaba intentando recuperar la interacción humana en su vida.

Haz algo ‘en cámara lenta’ a propósito
Sue Varma, profesora clínica adjunta de psiquiatría en la Escuela de Medicina Grossman de la NYU y autora de Practical Optimism, dijo que le gustaba hacer una actividad diaria “a 0,5 de velocidad”.

Las investigaciones sugieren que breves periodos de atención plena pueden mejorar tu salud psicológica. Así que Varma elige hacer algo con la mente a velocidad media, como lavar los platos o aplicarse su tratamiento favorito para la piel (que describió como “dos minutos que me hacen sentir querida”).

Normalmente soy una persona que tacha los pendientes de una lista y se apresura con todo, pero seguí el consejo de Varma y preparé limonada a velocidad media: corté lentamente los limones, los olí para capturar su aroma y removí con calma el azúcar. (Fingir que estás en un programa de cocina en tu cocina y narrar en voz alta mientras cortas los alimentos es otro TLJ, dijo McDonald).

Replica un detalle de tus vacaciones
A veces las actividades que nos dan “grandes alegrías”, como las vacaciones, requieren demasiada planificación, dinero, tiempo y esfuerzo, explicó Groff.

Aunque no puedas irte de vacaciones todos los días, puedes encontrar un trocito de vida vacacional para saborearlo ahora mismo, dijo. Quizá en casa puedas repetir los cocteles que tomaste en vacaciones (y comprarte un paquete de las sombrillitas para decorar bebidas).

En lugar de darse un masaje corporal completo, que es caro, dijo Groff, se mete en un salón de manicura y pide un masaje en silla de 10 minutos. Y en vez de salir a cenar a lo grande, se prepara un batido por la tarde y lo pone en un vaso con tallo, que “resulta más divertido”.

Si te encanta pintar, pero no tienes tiempo de sacar el lienzo y los pinceles, puedes proponerte hacer un garabato al día, dijo Groff. Si la jardinería te produce una gran alegría, lleva una pequeña planta de albahaca al trabajo y ofrece a tus compañeros una o dos hojas de albahaca para su almuerzo.

Algunos de mis TLJ favoritos duran menos de un minuto. Por ejemplo, tengo una botella de agua de rosas en mi mesa de trabajo. A veces, cuando la energía decae por la tarde, le pregunto a un compañero: “¿Quieres que te rocíe?”.

Me preocupa estar convirtiéndome en la compañera excéntrica de la oficina, pero la mayoría de mis colegas se ponen en fila y cierran los ojos.

sábado, 24 de febrero de 2024

Traficantes de felicidad.

Felicidad
Una mujer siendo feliz en plena naturaleza.
El pensamiento actual no ha resuelto la tensión entre el hedonismo y la devoción, pero sí ha añadido una nueva dimensión al debate: la búsqueda de una vida psicológicamente rica.

Como todo el mundo quiere ser feliz y nadie lo consigue, la felicidad se ha convertido en una droga legal que venden los oportunistas y compran los adictos al género. Este tráfico de esperanzas infundadas ya se había consolidado antes de las redes sociales, aunque con ellas está a punto de alcanzar el paroxismo. Si cometes la osadía de poner “libros sobre la felicidad” en cualquier buscador te verás sepultado bajo estratos de títulos seductores sobre la “auténtica” felicidad, el flow, los hábitos de un cerebro feliz, la ciencia de la felicidad y la vida que florece, junto a una ensalada de inventarios de los 12 mejores libros sobre la felicidad, los 10 mejores libros para ser feliz y los mejores libros sobre la felicidad para niños. De las webs ya ni hablemos.

Conscientes de que la búsqueda de la felicidad es un asunto central para la naturaleza humana, los filósofos llevan milenios analizando el asunto con su lupa analítica de alta precisión. Han identificado dos categorías muy diferentes en este apartado de apariencia tan simple. La primera es el hedonismo, la recomendación clásica de priorizar el placer, la estabilidad y el disfrute sobre otras consideraciones. Y la segunda, llamada a veces eudaimonía, aconseja buscar un significado a la vida, tener un propósito, una devoción, un espíritu virtuoso. Ya sé que comprarías los dos paquetes enteros, pero el problema es que hay que elegir entre uno y otro. Ambas filosofías de vida persiguen la felicidad por caminos contradictorios. No se puede ser Bertrand Russell y Frank Sinatra al mismo tiempo, y solo se vive una vez.

El pensamiento actual no ha resuelto la tensión entre el hedonismo y la devoción, pero sí ha añadido una nueva dimensión al debate: la búsqueda de una vida psicológicamente rica. El énfasis se pone ahora en los compromisos mentales complejos, la amplitud de las emociones profundas y las experiencias novedosas, como resume el psicólogo Scott Barry Kaufman. Ni entregarse al placer ni cocerse en la devoción, sino buscar una vida intensa, interesante e inteligente (las tres intes, si me permites el chascarrillo). El demonio ya no es la inestabilidad ni la falta de propósito en la vida, sino el puro y simple aburrimiento. Se trata de buscar la riqueza psicológica. Es un cambio de óptica interesante.

Según los experimentos con voluntarios, la riqueza psicológica muestra una fuerte correlación con la curiosidad, el espíritu abierto al mundo y la capacidad de experimentare emociones intensas, sean positivas o negativas. La aversión al riesgo está muy bien si paseas por un acantilado, pero no como guía vital ni tabla de los mandamientos.

Cuando los investigadores preguntan a sus voluntarios si prefieren el hedonismo, la entrega a un propósito o la riqueza psicológica, la mayoría (del 50% al 70% según los países) opta por el hedonismo, y bastante gente (del 14% al 39%) elige la devoción. Solo una minoría prefiere la riqueza psicológica, y curiosamente son muchos menos en Singapur (7%) que en Alemania (17%). De entrada, esto da la razón a la filosofía clásica, pues la gran mayoría de la gente encaja muy bien en las dos categorías tradicionales. Pero la diferencia entre Singapur y Alemania también indica que la cultura recibida tiene un peso sustancial en las decisiones vitales. Tal vez la riqueza psicológica se pueda estimular en las poblaciones humanas, y tal vez eso incremente el bienestar de las personas. Tal vez lo incremente más que los traficantes de felicidad que hemos padecido hasta ahora.

El filósofo austriaco-israelí Martin Buber (1878-1965) escribió: “No acepto ninguna fórmula absoluta para vivir. Ningún código preconcebido puede prever cualquier cosa que pueda ocurrir en la vida (…). Apostemos nuestra existencia entera por nuestra voluntad de explorar y experimentar”. El consejo es gratis.