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miércoles, 8 de junio de 2016

Nadando entre tiburones

Qué puede ser más tóxico: ¿un banco o una cajetilla de cigarrillos? ¿Son más letales los recortes o el tabaco? Son preguntas nada académicas, que jamás se harán nuestros intelectuales de oficio, pero que convendría empezaran a hacérselas; porque la diferencia entre el ser y el no ser, la esencia y la presencia, me temo que no figuran entre las preocupaciones de las entidades financieras que muy pronto pagarán sus salarios, sus charlas y el futuro de sus hijos, a costa de nuestra benevolencia. No hay mejor periodista económico que el que está en nómina, libre de impuestos, ya me entienden, por eso la aparición del iluminador libro del holandés Joris Luyendijk empieza prácticamente con unas referencias oportunas sobre la relación entre el mundo financiero y los medios de comunicación. Nada hay más despreciado por la gente de la finanza que los periodistas, eso lo digo yo; Luyendijk sólo lo sugiere. Sin embargo, ha logrado doscientas entrevistas a profesionales de la banca del mundo anglosajón, –entiéndase la City de Londres–, le ha salido un texto impresionante; frío y elocuente. Se titula en España entre tiburones (Malpaso Editorial) –el original inglés dice Nadando entre tiburones–, y su subtítulo ayuda a entenderlo todo: Una temporada en el infierno de las finanzas.

Un relato que nace a partir de la gran crisis que provocó en el mundo entero la caída de uno de los grandes bancos norteamericanos, Lehman Brothers. Fue el 15 de septiembre del 2008, aquel mismo día, o quizá fuera al siguiente, que vimos a unos ejecutivos de aspecto impecable, abrazando unas cajas de cartón donde llevaban sus pertenencias, sus fracasos y la convicción de que tenían que volver a empezar. Por entonces, aquí, los siempre oportunos banqueros españoles y sus autoridades prepararon los blindajes que no sólo les libraron de la cárcel y del ludibrio público, sino que aumentaron, y de qué modo, su patrimonio.

Y si no que se lo pregunten a la centena de nombres que me vienen a la lengua. Pero no puedo decir nombres –norma del nuevo periodismo hispano–, ni siquiera debería en casos como el del gobernador del Banco de España, Mafo Fernández Ordóñez, un lince de las finanzas que se aseguró unos retiros augustos. ¿Quién osaría citar a Narcís Serra y su abnegación al llegar a un banco en ruina y ponerse un sueldo de esos que quitan el hipo? No tenía ni idea de negocios que no fueran los suyos, pero figuraba como otro lince de la política entendida como una de las bellas artes para tipos sin principios. ¡Le gustaba tanto la música; recuerdo sus visitas al Festival de Bayreuth! Era aquella época en que el PSOE, en todas sus gamas, se llenó de melómanos exhibicionistas, pero entiendo que tanto Wagner como Mahler, a ciertas edades y con fortunas consolidadas, acaban cansando.

Son gente curiosa el personal de la banca de altura. En primer lugar porque pueden hacer, no ya decir, cosas que a los demás nos están vedadas. Andrew Haldane, número dos del Banco Central de Inglaterra y responsable de todo el sector financiero, en uno de esos momentos estupendos que puede tener hasta un banquero, dijo a la revista Der Spiegel, y hace muy poco, que “los balances de los grandes bancos son los agujeros negros más grandes entre todos los agujeros negros”. Lo cuenta el holandés Luyendijk y se queda perplejo por tamaña exhibición de sinceridad desfachatada, a la que nadie se dio por aludido.

Son tantos los ejemplos, las pruebas de que las diferentes variantes del mundo bancario están basadas en fórmulas que bordeando la legalidad, cuando no sobrepasándola, provocan la ruina de tanta gente, que hasta el cronista Luyendijk no puede menos que preguntar a un entrevistado del sector más duro de la banca –los denominados hombres de piedra– una cuestión que le carcome: “¿Cómo puede esta gente vivir sin remordimientos?”.

Y le responde después de darle muchas vueltas respecto al pasado, a lo dura que es la obligación, llamémosla así, de garantizar que tu familia no va a sufrir lo que sus víctimas, para llegar al final con la siguiente definición, que deja impávido a cualquiera que desconozca ese mundo del que dependemos y del que apenas sabemos nada: “A muchos de mis clientes no parece importarles demasiado lo que piensa el público en general. Eso es todo. Para ellos el imperio de la ley es muy importante. Mis clientes no son mala gente, simplemente son personas que han dejado de pensar en términos del bien o el mal. Son profesionales”.

La introducción del término profesional, como lavador de la ética y la dignidad de ciertas profesiones, es nuevo. Antes apelaban a otros referentes, como los códigos griegos ligados al compromiso social y la respetabilidad. Un profesional hoy día puede ser tanto un piadoso y respetable abogado que jamás en su vida hubiera asumido la defensa de un capo de la droga de no haber echado una ojeada a la propuesta de emolumentos, eso que también suele denominarse “provisión de fondos”. Pero un profesional también se considera un sicario que no tiene por qué saber nada más que la misión profesional por la que se le paga. O un periodista hecho a todo. ¡Lo he oído tantas veces! “Yo soy un profesional y cumplo con las obligaciones de mi contrato”. ¡Vaya usted a decirle algo sobre la ética y la dignidad o esos códigos grecolatinos que la tradición ha convertido en pañuelos de seda que transparentan la trampa! Tienen el mismo valor que los títulos enmarcados de cualquier profesional que llenan las paredes de su sala de espera.

Antes, la profesionalidad no era una tapadera para la desvergüenza sino un timbre de gloria tras una trayectoria coherente. Ningún delincuente puede quedarse sin defensa, ¿pero a partir de qué provisión de fondos se convierte el asunto en estricta profesionalidad? La profesionalidad de un banquero consistía en no engañar a sus clientes. Los chamarileros de preferentes. Los Blesa o Rato tienen la consideración de “profesionales”. Un equívoco. Son estafadores.

Un profesional hoy, por lo común, se refiere a un tramposo impecable, con gran experiencia en los modos de embaucar a un cliente. Como las leyes las hacen profesionales, tienen buen cuidado con el envoltorio jurídico, o médico, o periodístico. “No he hecho nada que sea ilegal”, dicen ahora los delincuentes de altos vuelos. Porque la ley la hicieron ellos y además la interpretan los mismos o sus discípulos. Vamos hacia una explosión social donde las leyes servirán de muy poco, porque han sabido quitarles lo poco de igualdad ante la justicia que había cuando se decretaron.

Ocurre como con la información. No hay igualdad, porque la pauta la marca quien manda, es decir, quien paga. Los holandeses tienen fama de gente sincera y demasiado directa, como cuando Luyendijk en su libro Entre tiburones, nada radical por otra parte, muy holandés, denominando a las cosas por lo que son y no por lo que aparentan, se hace una especie de pregunta de respuesta obvia: “¿Por qué las donaciones a los partidos para las campañas electorales no se llaman ‘corrupción’?”. ¿O es que a alguien le cabe en la cabeza entregar dinero a fondo perdido y no recuperarlo nunca? Se paga, porque se cobra; el tiempo y el talento estratégico lo deciden.

Me ha impresionado que esa organización dentro de toda sospecha, denominada CEOE, que dirigió durante años un estafador, Díaz Ferrán –que ya tenía que serlo en alto grado para estar aún en la cárcel–, y que solía afirmar que había que “trabajar más (los otros) y ganar menos (salvo él)”, haga declaraciones de carácter histórico. Que los empresarios españoles estuvieran dirigidos por un delincuente explica muchas cosas. Por eso me ha afectado la afirmación del nuevo líder empresarial, Juan Rosell, cuando dice impávido que “el empleo fijo es un concepto del siglo XIX”. Ni el franquismo había llegado tan lejos.
Gregorio Morán La Vanguardia

Fuente:
http://www.lavanguardia.com/opinion/20160528/402096636717/nadando-entre-tiburones.html

miércoles, 11 de julio de 2012

Las malas noticias se suceden y pretenden hacernos creer que es por nuestro bien. Por nuestro bien, nos suben impuestos y nos bajan salarios y para Bankia, "hay todo el dinero que haga falta", sin exigir responsabilidades por la mala gestión...

"La subida del IVA es un sablazo de mal gobernante", decía Rajoy cuando estaba en la oposición. Hoy la anuncian como necesaria para "salir de la crisis y crear empleo"

 El tipo reducido de IVA pasa del 8% al 10%
Rajoy justifica lo que denomina medidas "excepcionales" porque estamos en una situación "excepcional" Reduce la prestación a nuevos parados a partir del sexto mes del 60% al 50%
Rajoy anuncia la eliminación de la deducción por compra de vivienda a partir de 2013

La CEOE dice que ahora sí apoyará las medidas. Su presidente, Juan Rosell ha afirmado que "es el momento de estar con el Gobierno para apoyar cuantas reformas haya que hacer en cantidad y calidad". En 2010 los líderes patronales se mostraron mucho más reservados con estas medidas.

jueves, 21 de julio de 2011

La CEOE, por medio de su presidente, critica a los parados que cobran "porque sí".

Rosell arremete, además, contra los funcionarios "ineficientes"
En una ejemplar muestra de lo que es "ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio". El presidente de la CEOE, Juan Rosell, en una serie de perogrulladas de sentido común, aderezadas con globos sondas, para tantear como está el patio, a fin de avanzar aún más hacia el neoliberalismo; lo que supondrá una mayor marginación e indefensión de las clases más humildes... "ha situado en el disparadero a los funcionarios "ineficientes" y a los parados que se inscriben en las listas del desempleo "porque sí". El líder de los empresarios españoles abogó ayer por acabar con estos dos colectivos como parte de su recetario para salir de la crisis. No son los únicos. Los estudiantes que suspenden y quienes acuden al médico "abusivamente" también recibieron su advertencia."
Sin duda, el que un parado reciba una subvención, a la que no tiene derecho, no lo puede defender nadie. La cuestión está en quienes son los que definen el derecho de un parado a un subsidio para él y su familia, y quienes definen que es un listado de desempleados con "subsidio porque sí".
Es evidente que el problema de la economía española no son los parados que puedan estar cobrando injustamente, sino lo injusto del elevado número de las situaciones de paro, cuando la inmensa mayoría de trabajadores lo que ha hecho es trabajar y rendir para la empresa y ellos son los menos culpables de que la situación económica haga que su empresa no venda y se vea en la necesidad de cerrar, mandándoles al paro. Si la crisis económica ha afectado a todos, empresarios y trabajadores, es a estos últimos a quienes más ha afectado como colectivo.
"[A] quien se apunte al paro porque sí, habrá que decirle que no", disparó Rosell en una conferencia organizada por el diario El Economista. El máximo responsable de los empresarios añadió que todos los parados deben formarse al mismo tiempo que cobran la prestación. La recién aprobada reforma de los servicios públicos de empleo endurece esa exigencia, que depende en gran medida de la oferta que faciliten los servicios públicos.
Respecto al otro gran colectivo objeto de las críticas, los funcionarios, Rosell pidió evaluarlos para hacerles ver que "no son dueños" de su puesto de trabajo. El presidente de la CEOE aludió expresamente a los empleados públicos "ineficientes y prepotentes". En esa misma línea, pidió que se penalice el absentismo laboral y se combata a quienes "visitan al médico abusivamente". Aquí parece olvidar el proceso histórico que ha dado lugar a la creación de los funcionarios y su necesidad. La realidad es que esos "funcionarios ineficientes" son muchas veces "mimados", pues son los mejores aliados de los interesados en privatizar departamentos enteros o funciones que vienen ejerciendo funcionarios, de esta forma, haciendo ineficiente a lo público, se crea una opinión pública favorables a la privatización. Lo que viene muy bien para dar "empresas" a sus amigos, donde el negocio es redondo; se "colocan", sin control, -porque sí- a los hijos de los amigos por muy inútiles que sean, se ponen los sueldos a su antojo y como es una "empresa privada" no tienen que dar explicaciones a nadie. Lo ideal del antiguo caciqueo. Y si va mal, vuelve la administración a hacerse cargo de las perdidas. ¿Quieres mayores y mejores prebendas?
El funcionario tiene una oposición por medio de convocatoria pública, con igualdad y publicidad de la misma y unos tribunales con vocales elegidos por sorteo y unos méritos públicos. Los sueldos son fijados por categorías y son públicos, limitados e iguales en lo esencial en todo el estado. En lo público, lastima, "se cuelan" con frecuencia el hijo del portero, mientras que el hijo del dueño del edificio es suspendido y se queda sin plaza...
  Esta crisis es una crisis gestada y provocada por empresas privadas que se dicen ejemplares, pero que han estafado quebrando a millones de personas y dejado en la ruina a países enteros, eso sí, con la colaboración culpable de políticos más o menos corruptos. Y, lo más lamentable de todo, es que no ha habido consecuencias ni castigo para los culpables si exceptuamos a Islandia. Y todas las medidas que se anunciaron por los jefes de gobiernos occidentales, de más regulación y vigilancia sobre los "mercados" o la desaparición de los llamados paraísos fiscales, amén de límites a los escandalosos sueldos y prebendas para los máximos responsables de esos desaguisados, han quedado en nada.
"Los estudiantes con fracaso escolar cerraron su corolario de críticas. "Al estudiante hay que decirle que un fracaso se le puede consentir, pero que esté ocho años para acabar una carrera de cinco no se le puede consentir y no se lo vamos a pagar siempre", analizó Rosell, partidario de reformar los servicios públicos, simplificar la estructura del Estado y reducir los gastos de los Gobiernos locales y autonómicos, "como están haciendo también las empresas"... Efectivamente las empresas están reduciendo gastos pero del lado de los trabajadores, bajando sueldos, a los jefazos se le suben, despidiendo a los que tenían mejores sueldos y contratando a nuevos por la mitad o menos, e imponiendo mayores ritmo de trabajo. Todas acciones que no suponen un aumento de la demanda, lo que no mejora la economía general.
Y que decir de los estudiante, pues que si suspende, hasta ahora, venía ocurriendo que se quedaban sin becas, con lo cual los más pobres dejaban de estudiar, mientras los que tenían medios podían permitirse el seguir estudiando ayudados por su familias. No sabemos si se refiere a empeorar, aún más, esta desigualdad ya existente, a favor de los pudiente, pero todo apunta hacia el aumento de la desigualdad que es lo que viene ocurriendo a marchas aceleradas desde la aparición de la crisis como muestran todos los datos.
En definitiva, junto a la crítica a "los enfermos imaginarios" -que con el aumento del paro se han disparado las depresiones y otras enfermedades psiquiátricas- una serie de lugares comunes, que no mejorarán para nada la situación económica general. Sí supondrá un vuelta de tuerca hacia los más humildes en esta lucha ideológica actual por acusar a las víctimas de la crisis como si fuesen los actores o causantes y no los paganos de la situación. Aprovechando para seguir quitando derechos y aumentar la desregulación, a fin de aumentar la desigualdad de negociación echándoles en brazos de sus empresarios para que se conviertan en explotados más dóciles. Ese no es un procedimiento serio de acabar con la crisis, es más, esas medidas no acabarán con algo que tiene otras causas ya expuestas nitidamente por Krugman o Stiglitz en este blog, pero le sirv3en a los poderosos para aumentar su cuota de poder frente a los derechos de la población que se habían conseguido con tantas luchas y esfuerzo. Como dice el 15-M lo que ocurre "no es una crisis, es una estafa." AGENCIAS / EL PAÍS - Madrid - 19/07/2011 Leer más aquí.