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jueves, 5 de abril de 2012

Cuidemos a los amigos

Cuando alguien nos describe a un desconocido suele especificarnos su profesión, si se trata de una persona casada o no, si tiene hijos, e incluso, cuánto gana. Difícilmente nos indica si se trata de una persona con o sin amigos. Parece como si la profesión, el estado civil y la posición económica fueran algo mucho más relevante y definitorio que la amistad.

A la misma conclusión podemos llegar si nos fijamos en cómo se define a la gente soltera, divorciada, sin pareja. "Está solo” o "está sola”. La premisa implícita es que los singles están solos y los que tienen pareja no. La pareja cuenta más que los amigos para decidir si etiquetamos a alguien de "solo”. ¿Realmente le damos a la amistad el inmenso valor que posee?

Sufrir estrés incrementa las posibilidades de padecer muchas enfermedades digestivas, cardiológicas, dermatológicas… incluso infecciosas. Por eso, cualquier remedio que nos ayude a controlarlo es una valiosa fuente de salud. Muchas investigaciones demuestran que la amistad es una de estas potentes medicinas. Investigadores de la Universidad de Pittsburgh han observado que cuando se pide a los sujetos de un experimento que lleven a cabo tareas estresantes, tan sólo tener un amigo en la misma habitación, aunque no ayude en la tarea, convierte en menos probable que aumenten su ritmo cardiaco y su presión arterial.

El primer estudio científico sobre la relación entre amistad y salud data de 1979. Dicha investigación duró nueve años, en los que se observó de cerca la salud de casi 5.000 residentes de un condado de California. Los datos indicaron que las personas que tenían más contactos sociales (amigos íntimos y parientes a quienes veían a menudo) corrían menos de la mitad del riesgo de morir que las que contaban con menos. Desde entonces, son numerosos los estudios que confirman que los amigos nos inyectan salud.

¿De qué estamos hablando?
"Amistad que acaba / no había comenzado” (Publio Siro)

Según el Diccionario de la Real Academia Española, la amistad es el afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. La definición es amplia porque especificar concretamente en qué consiste resulta complicado. Probablemente habrá casi tantas formas de entenderla como personas.

Existe un adjetivo que solemos colocar junto a la palabra amistad: "Verdadera”. Parece que necesitamos diferenciar ésta de otros tipos. Según Aristóteles, estos tipos serían la amistad por interés y por placer.
La amistad verdadera se basaría en el bien, en la virtud. Y en opinión de este gran filósofo, sólo puede darse entre personas que se desean el bien por sí mismos, sin ningún tipo de interés; por ello, aunque las circunstancias varíen, ella permanece. "La amistad perfecta es la de los buenos y la de aquellos que se asemejan por la virtud. Ellos se desean mutuamente el bien en el mismo sentido”, dice Aristóteles.

Los amigos de verdad son aquellos con los que nos encontramos cómodos, no juzgados, los que nos quieren con nuestros defectos incorporados. Como tan bien expresan las palabras de Elbert Hubbard: "Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere”.

La sinceridad es otra de las características de las relaciones auténticas. Sólo con los verdaderos amigos podemos pensar en voz alta, porque la confianza es absoluta. No obstante, la sinceridad no puede entenderse como abrir el grifo de nuestros pensamientos sin medir nuestras palabras. Los amigos, por mucho que nos quieran y confíen en nosotros, son seres humanos, y por ello en su interior habitan inseguridades, dudas, miedos… Nuestras palabras pueden herirlos, así que, incluso con ellos, hemos de cuidar cómo nos expresamos; valorar qué efecto producen en el otro.

Estar con alguien con quien compartes un afecto mutuo, sin sentirte juzgado, con quien confías absolutamente y con quien puedes ser sincero es algo que no tiene precio. La amistad es un tesoro. Y no todo el mundo lo posee, ya que no se trata de un bien fácil de conseguir y mantener.

Atención a las expectativas
"Una teoría infalible: siempre hay que saber qué se puede esperar de cada amigo” (Carmen Posadas)
¿Los amigos nos traicionan? Normalmente lo que nos defrauda son nuestras propias expectativas. Cuando alguien nos falla suele suceder porque esperábamos algo de él que no nos ha dado. Por eso debemos tener tanto cuidado con nuestras expectativas, porque si son altas nuestros amigos nos decepcionarán con gran facilidad. Y el resultado final puede ser, como les ocurre a muchas personas, que nos quedemos solos. Hay que valorar que si muchas veces nuestro propio comportamiento nos decepciona, ¿Cómo poder esperar que los otros no tengan fallos y estén siempre y constantemente a la altura de una amistad ideal?

La amistad verdadera es recíproca, pero también es una equivocación caer en la trampa de entender esta reciprocidad de forma equivocada. No se trata de anotar en una especie de libro de cuentas lo que damos y lo que recibimos. Si lo hacemos podemos sentir un desequilibrio porque solemos ser más conscientes de nuestra entrega que de la ajena.

Y si la balanza se decanta hacia el otro lado y nos sentimos en deuda, ese sentimiento no debe confundirnos. Nuestra conciencia nos puede presionar a devolver exactamente lo que nos han dado. A los amigos les hemos de dar porque los queremos y no por ningún tipo de presión subjetiva. La reciprocidad se debe encontrar en el afecto, no en los actos concretos.

Atención a los favores
"Si nuestros amigos nos hacen favores, pensamos que nos los deben a título de amigos, pero no pensamos que no nos deben su amistad” (Marqués de Vauvenargues)

Aprovechando la ocasión que me brindaba escribir este artículo, hablé con algunas de mis amigas sobre lo que para ellas significaba nuestra relación. Una de ellas me confesó algo que yo no sabía. Me explicó que muchos años atrás quería pedirme un favor, pero al final decidió no hacerlo. No me lo pidió precisamente por la gran amistad que nos une. Sabía que para mí ese favor era muy difícil de llevar a cabo, y si me lo pedía intuía que yo se lo haría cargando con todos los problemas que eso supondría para mí. Ahora todavía entiendo más por qué es una gran amiga. Leer todo el artículo del País. aquí.

1. PELÍCULAS
‘Cadena perpetua’, de Frank Darabont.
‘Toy Story’, de Pixar Animation.
‘¡Qué bello es vivir!’, de Frank Capra.
‘Friends’ (serie televisiva), de Marta Kauffman y David Crane.
‘Thelma y Louise’, de Ridley Scott

2. MÚSICA
Una de las más bellas canciones sobre la amistad:
‘You’ve got a friend’, de Carole King.

Ver todo el artículo aquí en El País.

domingo, 3 de abril de 2011

Canciones

Lucía, Serrat


CAROLE KING You've Got A Friend

When you're down and troubled
And you need some loving care
And nothing, nothing is going right
Close your eyes and think of me
And soon i will be there
To brighten up even your darkest night

You just call out my name
And you know wherever I am
I'll come running to see you again
Winter, spring, summer or fall
All you have to do is call
And I'll be there
You've got a friend

If the sky above you
Grows dark and full of clouds
And that old north wind begins to blow
Keep your head together
And call my name out loud
Soon you'll hear me knocking at your door

You just call out my name
And you know wherever I am
I'll come running to see you again
Winter, spring, summer or fall
All you have to do is call
And I'll be there
Ain't it good to know that you've got a friend

When people can be so cold
They'll hurt you and desert you
And take your soul if you let them
Oh, but don't you let them

You just call out my name
And you know wherever I am
I'll come running to see you again
Winter, spring, summer or fall
All you have to do is call
And I'll be there
You've got a friend

Luz Casal, Entre mis recuerdos