Cate se pasó por el forro (nunca mejor dicho) las normas de etiqueta del festival y burló la censura que impedía llevar banderas palestinas. La misma censura que burlaron las mujeres palestinas cuando Israel cosían prendas de ropas con los colores de su país (o parecidos).
Ella no solo fue Galadriel, no solo nos dio a Carol o a Tár. Ella nos ha dado reivindicación y valentía en una industria que penaliza a quienes alzan la voz. Y si no que le pregunten a Susan Sarandon.
En fin, Ahora decidme que Cate Blanchett no es una diosa.
Catherine Élise Blanchett, la mujer que tú eres y lo que yo te amo.