El científico e investigador vasco de mayor renombre a nivel mundial es una persona apasionada que intenta transmitir el valor de la ciencia y que está comprometido con su sociedad. Habla sobre qué significa ser un ciudadano científicamente informado, sobre la parte irracional del ser humano y los límites éticos de la ciencia. Así mismo, nos descubre que el secreto de una buena educación está en los profesores, argumenta su oposición a la LOMCE y nos habla de la situación actual de la educación vasca.
¿Por qué a la mayoría del alumnado le resultan tan difíciles las ciencias?
Las ciencias siempre me han parecido más fáciles que las letras. Si entiendes los conceptos, no necesitas estudiar mucho, al contrario de lo que ocurre con las letras. Es cierto que las ciencias exigen un mínimo de conocimientos básicos para poder avanzar, pero quizás sea porque muchos alumnos tienen la imagen de la ciencia como un conjunto de dogmas congelados y aburridos y no como una aventura intelectual y humana apasionante que ha cambiado el mundo en todos sus ámbitos.
¿Por conocimientos básicos se refiere a lo que tiene que saber un ciudadano científicamente informado?
Efectivamente. Creo que tiene que saber tres cosas: conocer los principios generales de la ciencia; por ejemplo, saber si un electrón es más grande que un átomo, si los antibióticos atacan más a los virus que a las bacterias, saber qué da vueltas alrededor de los planetas, nuestro lugar en el universo, que vivimos en los arrabales de una pequeña galaxia como otras cientos de miles de millones o que la luz tarda un segundo en ir a la Luna, ocho minutos en ir al Sol y cien mil años en cruzar nuestra galaxia…
¿Qué otros aspectos incluiría en ese saber científico?
Que sepan distinguir entre lo que es científico y no, y finalmente, ser conscientes de las implicaciones sociales, políticas y económicas de la ciencia.
¿Cree que actualmente salen con esta formación?
A mí me parece que mi hija de 15 años sabe muchas de estas cosas, como muchos de sus compañeros en un centro normal. Sabe hacerse preguntas y reflexionar. A veces le pedimos al sistema educativo la solución a todos los males. La educación no puede convertirse en el reino de los eternos descontentos, como decía Bertrand Russell citando a Tucídides sobre la democracia. Se bloquean las escuelas con cosas que no le corresponden y no se valora lo que hacen. Dicho esto, me gustaría que las escuelas más que informar formasen.
¿A qué se refiere?
En la Universidad se sabe mucho y se entiende poco, y creo que algo parecido pasa en el resto de las etapas. Entender significa pasar la información por un cedazo personal. Con ese conocimiento hecho propio nos podemos adaptar a los imprevisibles cambios futuros, hacernos nuevas preguntas y convertirlo en un instrumento de creatividad. Hay que huir de la idolatría de los contenidos, porque hoy el conocimiento se duplica cada dos años, y en cuatro años de carrera mucho de lo que has estudiado está desfasado. Otra idea muy extendida, con la que no estoy de acuerdo, es que el sistema educativo debe formar gente para el sistema productivo.
Pues esa idea es clave en las nuevas propuestas de la LOMCE…
Creer solo en el valor económico de la educación es poco económico y escasamente eficiente, además de otras cuestiones relacionadas con los valores. La educación liberal de Harvard o Cambridge, donde la flexibilidad, la heterogeneidad y la atención personalizada son la clave, es más rentable que todas esas propuestas. La prueba es que llevamos siete reformas y todas nos llevan al fracaso. Me pregunto qué les ha llevado a pensar que Dios ha iluminado a Wert, ¿acaso se ha iluminado en las tertulias?
Viajo mucho por el mundo, con largas estancias en los países nórdicos, y no se hace así. El secreto es otro.
¿Cuál?
Si tuviese que resumir el secreto de una buena educación sería: tener profesores bien formados, bien informados, bien remunerados y bien tratados socialmente. Ellos son los que transmiten el afecto por la asignatura y el eje de todo. Así es en Finlandia, pero no aquí, donde todo se resuelve con leyes, con lo que tenemos una educación sobrerregulada e infrafinanciada. Soy muy partidario de la autonomía de los centros y muy contrario a las pruebas tipo reválida.
¿Por qué?
Porque uno termina estudiando para la reválida. Eso es una catástrofe que deforma el sentido de la educación y de la función del profesor. El afecto por la materia es la mayor contribución que un docente puede hacer y, de hecho, cuando le preguntas a la gente por qué estudió ciencias, siempre se refieren a uno o varios profesores que le marcaron.
¿Así se inició su interés por las ciencias?
En el Bachillerato tuve profesores de gran valor, y esa etapa es el eje vertebral de la vida de una persona, donde se forman los afectos personales y hacia las materias. Siempre he sacado buenas notas, dicen que tenía una memoria prodigiosa, y aunque me gustaba mucho la historia, tenía mucha más facilidad para lo cuantitativo. En cualquier caso, lo más importante es estudiar todos los días un poquito y que las clases sean un momento para aprender y no solo para recopilar información, porque si no entiendes lo que te explican, luego te queda el trabajo más difícil. Esto lo interiorizamos, a una edad muy temprana, de mi madre, que era maestra, y que inculcó los hábitos de trabajo a sus tres hijos.
Por cierto, ¿es usted un profesor muy duro?
Todo el mundo piensa que yo, por haber tenido una carrera que algunos califican de exitosa, impongo un clima de suma exigencia, pero no es así. Hay tres fases en la vida de un catedrático: Sancho el fuerte, Sancho el sabio y Sancho Panza; pero cada vez pienso más que yo casi siempre he estado en esta última fase. Siempre he insistido en que lo importante es entender y me ha dolido mucho suspender. A mis alumnos les suelo poner diez problemas que abarcan toda la asignatura y les digo que uno de ellos va a caer.
Es un buen truco para que estudien toda la asignatura…
Efectivamente. Recuerdo a un alumno al que ya no le quedaban más opciones que el examen final y si le... continuar en "Cuadernos de Pedagogía". (La fuente de esta entrevista, realizada por Francisco Luna, ISEI-IVEI. Fotografías de Joseba.
Visitar su página web, donde tiene documentos, conferencias y más información valiosa, aquí.
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miércoles, 20 de marzo de 2013
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