PEKÍN — Los chinos han discutido durante semanas sobre el significado de una estatua de Karl Marx de proporciones gigantescas que va en camino a Tréveris, el pueblo alemán donde nació el gran filósofo político. Muchos se preguntan si es un intento de recrear la Revolución comunista en la Alemania democrática o simplemente una broma. La estatua de cinco metros y medio es una obra del escultor Wu Weishan y es un regalo del gobierno chino que será develado en mayo próximo como parte de las actividades conmemorativas por el 200 aniversario del nacimiento de Marx. El filósofo es reverenciado en China, el último Estado comunista después de la disolución de la Unión Soviética en 1991.
Este Marx de noble semblante que contempla hacia el futuro expresa “la confianza que la China actual tiene sobre sus propias teorías, el camino, el sistema y la cultura”, escribió Wu en enero en el Diario del Pueblo, el periódico del partido comunista, al describir la visita que hizo a Tréveris el año pasado para conceptualizar su escultura.
La obra de Wu se dio a conocer en marzo y generó grandes controversias en Alemania. Los historiadores y políticos se preguntaban si era apropiado honrar —sin ninguna crítica— al hombre cuyas ideas inspiraron a dictaduras, como sucedió en la antigua República Democrática Alemana. En abril, el concejo municipal de Tréveris dio su aprobación final al regalo, pero redujo su tamaño más de medio metro.
En China, “hay dos voces completamente opuestas en el debate” sobre la estatua, dijo Zhu Dake, un profesor en la Universidad Tongji en Shanghái.
“Una visión es que Alemania actualmente es un Estado totalmente capitalista que abandonó el marxismo. Mandar la estatua es el equivalente a enviar sus ideas de vuelta y tratar de volver a encender la chispa de la Revolución”, dijo en una entrevista. “La otra postura es que la teoría de la lucha de clases de Marx tuvo un efecto muy negativo en China”, dijo. “Mandar la estatua es devolver de forma simbólica un producto defectuoso”.
Gran parte de la discusión en China se realiza en privado debido a los riesgos que conlleva hacer comentarios en público sobre un proyecto supervisado por el Departamento de Propaganda del Partido Comunista de China. Sin embargo, Zhihu.com, un foro digital, ofrece un vistazo del debate.
“¡La Internacional triunfará!”, escribió un usuario identificado como Wang Dongyang, al referirse a la Internacional Comunista, fundada en 1919 para llevar el comunismo al mundo.
“¿Soy el único que piensa que esto se parece al Mao de ‘El presidente Mao va a Anyuan’?, pregunta otro usuario, al referirse a la famosa pintura de propaganda de la Revolución Cultural.
“A la medianoche del segundo día, un grupo de miembros de Cuchilla del Sur —la unidad de fuerzas especiales del Ejército de Liberación Popular— saldrá de la estatua”, escribió una persona con el alias Ning Adong, al compararlo con el caballo de Troya.
“Lo que China quiere decir es: ‘Lo mandamos de vuelta a su casa. No creemos en él’”, dijo el usuario Wu Jia.
Millones de personas murieron en las campañas políticas comunistas después de que se fundara la República Popular en 1949 y después de la hambruna causada por los esfuerzos de colectivizar la agricultura al final de la década de 1950. Sin embargo, el gobierno insiste en que el partido continúa siendo esencial para la estabilidad y prosperidad de China, y pone como ejemplo las décadas recientes de alto crecimiento económico.
El comercio con Europa ha prosperado, un aspecto que aumenta los cuestionamientos sobre cómo deberían lidiar las naciones democráticas con un Estado económicamente poderoso que rechaza la democracia y tiene un pésimo historial de derechos humanos. El año pasado, China se convirtió en el principal socio comercial de Alemania, gracias a un intercambio mercantil de 180.000 millones de dólares, al sobrepasar por primera vez a Estados Unidos.
“Ja, ja, ja, los alemanes tienen que postrarse ante el yuan. Ya no les importa la ideología política cuando el dinero de los chinos ricos llueve a raudales”, comentó en Zhihu.com un usuario identificado como Guo Xiaomeng.
Para Chang Ping, periodista chino que ha vivido como exiliado en Alemania desde 2011, la estatua de Marx representa un reto que la mayoría de los alemanes no puede entender.
“Esto no solo se trata de conmemorar a una figura histórica, sino también sobre cómo lidiar con la ambición del gobierno chino para brillar en el escenario internacional”, dijo Chang en un correo electrónico. “A diferencia de los alemanes, puedo darme cuenta de la horrible mueca detrás de la estatua que se va a erigir en Tréveris, y la amenaza que representa para las culturas políticas civilizadas del mundo”, dijo.
El alcalde de la ciudad, Wolfram Liebe, considera que esas preocupaciones son una exageración. “Se trata de un gesto de amistad y no tiene nada que ver con ideología”, dijo Liebe en una entrevista telefónica en abril, poco después de su regreso de China, donde se reunió con el artista. “Quizá una cierta ingenuidad no está del todo mal si previene la excesiva interpretación (de la obra), para no diseccionarlo siempre en detalle y sospechar de todo”, dijo.
Wu se negó tres veces a dar una entrevista y argumentó que la estatua era un asunto de Estado y no quería interrumpir su flujo creativo. Famoso en China por sus monumentos a figuras históricas y culturales, así como por su larga cabellera y sus pañuelos al cuello, Wu, de 55 años, es director del Museo Nacional de China y tiene un puesto en la Conferencia de Consulta Política Popular China, una organización de asesoría gubernamental.
El artista ya ha creado otras esculturas de Marx, la más notable es la que está acompañado de su colaborador Friedrich Engels, situada en la Oficina Central de Compilación y Traducción del partido en Pekín. En 2011, su coloso de Confucio fue instalado brevemente cerca de la Plaza de Tiananmén en Pekín; posteriormente fue retirado bajo circunstancias que nunca han sido explicadas del todo.
También es conocido internacionalmente por haber ganado el premio Pangolin en 2003 otorgado por la Asociación Real Británica de Escultores, al haber esculpido un busto de la reina Beatrix de los Países Bajos y haber presentado una escultura al Comité Olímpico Internacional.
“Wu vino a Tréveris y dijo: ‘Esta plaza es muy pequeña y amontonada. Karl Marx fue un gran hombre y no podemos ponerlo en una plaza pequeña’”, dijo Liebe.
Para Geremie Barmé, fundador de la Academia Wairarapa para la Nueva Sinología en Nueva Zelanda, la escultura es una expresión del poder del partido.
“Alemania sugirió que la obra representara a Marx en sus primeros años, humano y humanista, como una fuente de cambio para China; no el Marx formal, viejo y heroico que se usa con propósitos partidistas que fue la que se entregó”, Barmé declaró por teléfono.
El mensaje de China es: “Ya que somos los únicos que hemos tenido éxito y hemos adaptado el marxismo al liderazgo del Estado, te vamos a contar de qué se trata”.
Karoline Kan colaboró con la investigación.
Read in English
Fuente:
https://www.nytimes.com/es/2017/05/25/por-que-mandar-a-alemania-una-estatua-de-marx-los-chinos-tienen-algunas-ideas/?smid=fb-espanol&smtyp=cur
EXPLORA NYTIMES.COM/ES
Fuente:
https://www.nytimes.com/es/2017/05/25/por-que-mandar-a-alemania-una-estatua-de-marx-los-chinos-tienen-algunas-ideas/?smid=fb-espanol&smtyp=cur
TRIER JOURNAL
Marx's House Is the Mecca of the Chinese Tourist Class
EXPLORA NYTIMES.COM/ES