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viernes, 25 de agosto de 2023

6 frases tóxicas que pueden surgir durante una discusión de pareja y los consejos de una psicóloga de Harvard para responderlas

El “gaslighting” es una técnica de manipulación que busca que las personas cuestionen su cordura o su capacidad para ver la realidad.

Quienes lo aplican suelen hacerlo de modo intencional para obtener algo.

“Es una tendencia muy humana. Aunque hay ocasiones en las que podemos estar “gaseando” y no somos conscientes”, le dice a BBC Mundo la doctora Cortney S. Warren, psicóloga clínica de la Universidad de Harvard.

El peligro de esta técnica es que es difícil darse cuenta de que te la están aplicando.

Entonces, ¿cómo hacerlo?

Una de las claves es notar si cuando alguien te dice algo te hace sentir inseguridad o incomodidad, “como si te estuvieras cuestionando a ti mismo”, explica Warren, autora de Letting Go of Your Ex: Skills to Heal the Pain of a Breakup and Overcome Love Addiction (“Dejar ir a tu ex: habilidades para sanar el dolor de una ruptura y superar la adicción al amor”, 2023).

La doctora Cortney S. Warren es experta en relaciones y rupturas amorosas.

Foto de la doctora Cortney S. Warren.
Recomienda hacer una pausa cuando alguien dice algo "tóxico" que puede hacernos sentir incómodos y pararse a pensar qué es lo que nos molesta de ese comentario.

De ese modo, evaluar en qué partes se es vulnerable para trabajarlo.

Warren lo resume en 3 pasos: conciencia, evaluación y acción.

El objetivo, apunta la experta, es conocerse a uno mismo y construir una autoestima fuerte para responder ante una situación de gaslighting.

“Tienes tu perspectiva, tus sentimientos, tu experiencia, tu historia, tus antecedentes. Desde ese lugar debes confiar en manejar cualquier cosa con respeto pero también con límites”, dice Warren.

Pero como ese camino a veces no es tan sencillo, en BBC Mundo hablamos con la psicóloga sobre frases tóxicas que pueden aparecer en una discusión y cómo responder a ellas.

1. "Estás loca/loco /Estás exagerando/Eres demasiado sensible"

Es un clásico.

Si alguien te dice eso, básicamente está diciendo que no tienes una idea de la realidad.

Cuando te dicen que estás demasiado sensible, sí, puede ser que estés en un momento en el que te sientas más emocional. Pero eso está bien.

No ayuda ninguna de estas frases porque quien te las dice esencialmente elimina cualquier crítica razonable, las necesidades o las emociones que estés teniendo en ese momento y descarta cualquier preocupación que tenga como un simple reflejo de ser muy emocional, incluso si hay algo de realidad.

Una posible respuesta:

"Puedes pensar que estoy siendo exagerado/a en este momento. Pero esta es mi realidad en este momento. Así es cómo me siento. Esto es lo que creo y esto es lo que veo".

"No estoy dispuesto a debatir mis sentimientos. Te escucharé, pero espero que lo respetes. Esta es mi experiencia ahora mismo".

La experta da un consejo extra ante esta frase tóxica. Puede ser que si se está pasando por una emoción muy fuerte, simplemente sea bueno hacer una pausa en la discusión y decir “Me tomaré un minuto para respirar y decirte lo que realmente me molesta”.

2. "Solo estaba bromeando"

Esta frase tóxica suele venir después de un comentario que suele ser muy duro y doloroso.

A veces las personas hacen comentarios muy críticos, bromas muy malas y enérgicas. Lo están diciendo en serio pero luego tratan de hacerlo pasar como si fuera una broma. Suele tener un elemento de mezquindad, comenta Warren.

Una posible respuesta:

La experta dice que es importante remarcar que el comentario no fue divertido.

"Puedes haber pensado que esto era una broma, pero no es divertido y realmente hirió mis sentimientos".

"Estás exagerando" es una frase clásica de manipulación que busca minimizar lo que la otra persona siente o piensa.

3. "Me hiciste hacerlo/Todo es culpa tuya"

A las personas manipuladoras les encanta culpar a otros por sus elecciones.

Así, pueden decirte cosas como “te grité hoy porque te equivocaste” o “llegaste tarde a casa, así que lograste que te gritara”.

Pero, como nos explica Warren: “Nunca, nunca, nunca eres responsable del comportamiento de otra persona”.

Dentro de esta línea está también culpar a alguien de “todo”, una afirmación que suele ser extrema y que, como tal, hay que tomarla con pinzas.

Siempre hay una forma en que contribuimos a la disfunción en nuestras relaciones, pero nunca se puede culpar a a una persona sola por la totalidad de los problemas de la relación.

Una posible respuesta:

Si intentan culparte por sus elecciones, simplemente dices muy claramente:

“Tu comportamiento es en realidad un reflejo de tus elecciones, no de las mías”.

“Puede que haya hecho cosas que no te hicieron sentir bien, pero la forma en que actuaste es tu responsabilidad, no la mía. Como actuaste depende de ti, no de mí”.

Cuando te culpan de la totalidad de un problema, lo mejor es ir a un término medio y decir algo así:

“Estoy seguro/a de que tengo modos de ser que nos lo ponen complicado. Asumo mi parte, pero no asumo toda la responsabilidad porque tú también jugaste un rol”.

4. "Si me quisieras, harías esto /me dejarías hacer esto"

Puede ser desde que te pida pagar todas las cuentas, que dejes de hablar con alguien o que tengan una relación abierta.

Esto último es de lo que más suele escuchar la doctora Warren.

“A veces la gente usa este argumento para pedir diferentes comportamientos sexuales que la pareja no quiere hacer. Es un gaslighting que está tratando de meterse con tus límites”, apunta.

Y, además, añade un elemento de culpa y pueden hacerte pensar que eres una persona rígida en algunos comportamientos.

“En cualquier relación hay un toma y dame. Todos tenemos necesidades diferentes y eso es saludable, pero no cuando es una argucia para intentar que hagas algo que no quieres hacer y te presionan diciendo que no amas lo suficiente, no eres buena pareja o, en general, no eres suficientemente bueno”.

Una posible respuesta:

La psicóloga aconseja pensar bien en los límites que tenemos y apegarnos a ellos.

“La razón por la que no estoy haciendo esto en realidad no tiene nada que ver con mi amor por ti. Esto se debe a que así es como soy y cómo quiero vivir”.

“No me siento cómodo/a haciéndolo. Puedes decirme que es porque te amo lo suficiente y no puedo controlar eso que me dices tú, pero, aún así, no voy a hacerlo porque no está bien para mí”.

Las técnicas de manipulación suelen ser sutiles durante una discusión y buscan que te confundas mentalemente.

5. "Todos están de acuerdo conmigo, menos tú..."

Aquí alguien trata de justificar su perspectiva de que eres una persona complicada, conflictiva o lo que decida, usando como argumento que otras personas poderosas en tu vida, como tu familia, gente de tu trabajo o quien sea, piensan igual.

Hace que el maltrato se haga más creíble, tratando de reunir a otras personas que, en teoría piensan como el gaslighter.

Es un modo que tienen para aislarte, de hacerte sentir inferior buscando este apoyo externo que no suele ser real y es un recurso realmente irrespetuoso y falso.

Una posible respuesta:

"Apreciaría que hablaras por ti mismo y no por otra gente".

El objetivo aquí es que recuerdes que, igual que tú hablas por ti mismo, la persona que te hace gaslighting también. Y que si alguien más en su vida tiene un problema contigo, como adultos, pueden hablarlo.

6. "El verdadero problema aquí es…"

Esta es una táctica para intentar cambiar de tema, desviarte del foco que tú quieres hablar.

Es casi un truco de magia tipo, “sé que estás hablando de esto, pero en realidad el foco no es por aquí, está por ahí”.

Una posible respuesta:

El trabajo aquí es tratar de mantenerte enfocado en el problema real y no dejar que el otro se vaya por la tangente. Que no te distraigan y le den la vuelta a la tortilla.

Puedes decir algo como:
“Ya sabes que estoy dispuesto/a hablar de lo que sea, pero en este momento, el problema que tengo es este”.
“Ese es un problema aparte del que gustosamente hablaré más tarde contigo si lo deseas. Pero ahora mismo el problema central es este”.

viernes, 10 de marzo de 2023

La clave para "una buena vida" según la Universidad de Harvard: qué dice el estudio más largo sobre la felicidad jamás realizado

Robert Waldinger: "Seguir a las mismas personas desde que son adolescentes hasta la vejez y la muerte es algo que no ha sido hecho antes".

Lo que vas a leer a continuación es mucho más que una entrevista.

Es la experiencia de décadas de cientos de personas sobre lo que realmente importa en la vida.

Durante 85 años, la Universidad de Harvard (EE.UU.) ha estado realizando el estudio científico más longevo de la historia sobre la felicidad.

El Estudio sobre Desarrollo Adulto comenzó en 1938 con cerca de 700 adolescentes. Algunos de ellos eran estudiantes de Harvard, otros vivían en los barrios más pobres de Boston.

La investigación los acompañó a lo largo de sus vidas, monitoreando periódicamente sus alegrías y dificultades, su estado físico, mental y emocional. Y ahora también incluye a las parejas y descendientes de los participantes originales.

Robert Waldinger, profesor de psiquiatría de la Universidad de Harvard y maestro Zen, es el cuarto director del estudio.

Su charla TED de 2015 fue vista más de 40 millones de veces. Y es coautor de un nuevo libro sobre las principales lecciones del estudio que se titula "The Good Life" ("Una buena vida"), cuya edición en español será lanzada en marzo.

Robert Waldinger le explicó a BBC Mundo por qué la calidad de nuestras relaciones es el mayor predictor de nuestra felicidad y salud a medida que envejecemos. Y recordó que nunca es tarde para "energizar" esas relaciones o construir conexiones nuevas.

¿Cuál es el hallazgo más sorprendente del estudio?
No fue una sorpresa que las personas que tenían relaciones más cálidas fueran más felices. Eso tiene sentido.

La sorpresa fue que las personas que tenían relaciones más cálidas se mantuvieron físicamente más saludables a medida que envejecían.

La pregunta que surge entonces es, ¿cómo pueden las relaciones hacer que sea menos probable desarrollar diabetes tipo 2 o enfermedad de las arterias coronarias?

Otros estudios luego encontraron lo mismo y nos dimos cuenta de que se trataba de un hallazgo sólido.

Hemos pasado los últimos diez años en nuestro laboratorio tratando de entender cómo las relaciones afectan nuestros cuerpos y cambian nuestra fisiología.

"La sorpresa fue que las personas que tenían relaciones más cálidas se mantuvieron físicamente más saludables a medida que envejecían".

¿Cuál es su mejor hipótesis?
El estrés es una parte natural de la vida. Si me pasa algo estresante esta mañana, habrá cambios en mi cuerpo: aumentará la frecuencia cardíaca, subirá mi presión arterial, muchas cosas suceden en el cuerpo para enfrentar un desafío. Es la llamada "reacción de lucha o huida"

Pero luego se espera que nuestro cuerpo vuelva al equilibrio, a la normalidad, una vez que se elimina el estrés.

Una idea que tenemos es que la soledad y el aislamiento son estresantes.

Si me sucede algo que me ha molestado, que es estresante, puedo ir a casa y hablar con mi esposa o llamar a un amigo, y si son buenos oyentes puedo sentir que mi nivel de estrés baja. Pero si no tengo a nadie así, si estoy aislado y solo, lo que creemos es que el cuerpo permanece en un bajo grado de "reacción de lucha o huida".

Esto significa que habrá niveles más altos de hormonas del estrés como el cortisol circulando en mi sangre y niveles más altos de inflamación en mi cuerpo. Y estos factores gradualmente desgastan y descomponen diferentes sistemas corporales. De esta forma el aislamiento social y la soledad podrían afectar mis arterias coronarias y mis articulaciones.

Asegura en el libro que una buena vida es una vida complicada, en la que hay felicidad pero también dolor. ¿Tener buenas relaciones nos ayuda a procesar mejor las emociones difíciles?

Sí, nos ayuda a manejar mejor las emociones porque las relaciones a menudo nos permiten, en primer lugar, hablar sobre lo que sentimos y tener un sentido de pertenencia.

Somos animales sociales. Probablemente evolucionamos de esa manera porque es más seguro estar en un grupo. Y sentir que pertenecemos a un grupo es una forma de aliviar el estrés.

Cuando sientes que eres la única persona que tiene un problema no te sientes bien. En cambio, si puedes hablar con otras personas que tienen ese problema eso te hace sentir menos solo. Es un sentimiento muy poderoso y creemos que es un importante regulador del estrés.

En el libro habla de la importancia de mantener el "fitness social". ¿Qué significa esto?

Acuñamos la frase para hacerla análoga al fitness o buena forma física, porque lo que vimos fue que cuidar nuestras relaciones es como ejercitar un músculo.

Si permanecemos sentados toda nuestra vida nuestros músculos se atrofiarán. Y de la misma forma, al mirar las vidas del estudio vimos que las buenas relaciones pueden marchitarse no porque haya ningún problema, sino por descuido.

Lo que comenzamos a ver es que si cuidas activamente tus relaciones de la misma forma en que cuidas tu cuerpo, o una planta en tu casa, esas relaciones se mantienen fuertes.

Tener buenas relaciones nos ayuda a manejar las emociones difíciles y el estrés.

Menciona en el libro varias sugerencias para cuidar o energizar una relación. Una de ellas es "reconocer a alguien cuando hace algo bueno". ¿A qué se refiere?

Somos muy buenos prestando atención a lo que no nos gusta y lo que está mal. Y con otras personas solemos estar muy en sintonía con lo que nos molesta o nos ofende, cuando alguien hace algo que yo creo está mal.

Pero a menudo damos por sentado las cosas que la gente hace bien. Por ejemplo, mi esposa ama cocinar y prepara la cena la mayoría de las noches. Y yo tengo que recordar que no debo dar eso por sentado.

De la misma forma, yo me encargo de todo lo que tiene que ver con la tecnología, y ella tiene que recordar que se necesita mucho trabajo para hacer que las cosas funcionen.

Así que es una forma de práctica de gratitud, en la que nos preguntamos: ¿cómo sería mi vida si esta persona no hiciera estas cosas o si esta persona no estuviera en mi vida? De eso hablamos cuando decimos "reconocer a alguien siendo bueno", haciendo algo que si no estuviera en tu vida te haría sentir infeliz. Y expresar esa gratitud.

Otra sugerencia para cuidar las relaciones es mantener una "curiosidad radical". ¿De qué se trata?
Cuando hemos estado con alguien desde hace mucho tiempo, sea un cónyuge, un familiar o un amigo, asumimos que conocemos a esa persona.

Hay estudios sobre cuán sintonizados estamos con los sentimientos de otra persona. Las investigaciones muestran que particularmente cuando salimos por primera vez con alguien somos muy buenos sintonizando lo que siente otra persona.

Pero una vez llevamos cinco, diez, veinte años juntos, sabemos mucho menos lo que siente. Podríamos pensar que sería al revés, que cuanto más tiempo llevamos juntos más sabemos qué siente, pero lo que sucede es que comenzamos a asumir que conocemos a la otra persona.

Entonces, de lo que hablamos es de dar un giro a esto y despertar la curiosidad.

"Cuando hemos estado con alguien desde hace mucho tiempo, sea un cónyuge, un familiar o un amigo, asumimos que conocemos a esa persona".

En otra charla mencionó un ejemplo de curiosidad radical con su esposa…

He estado con mi esposa durante 37 años. Y lo que hago es preguntarme: ¿cómo puedo volver a tener curiosidad acerca de quién es ella ahora mismo, hoy? ¿Cómo puedo mantener la curiosidad?

Esto tiene que ver con una instrucción de uno de mis maestros de meditación Zen.

En la meditación Zen te sientas en un cojín y meditas una y otra vez. He meditado miles de veces. Y la instrucción es preguntarte a ti mismo mientras haces algo que has hecho mil veces. ¿Qué hay aquí que nunca antes había percibido?

Puedes hacer esto incluso al cepillarte los dientes. Si te pregunto qué diente te cepillas primero apuesto que tienes que pensarlo porque lo haces en forma automática. Podrías entonces hoy al cepillarte los dientes hacerlo con curiosidad radical.

¿Podría compartir con nosotros algo que percibió de su esposa después de más de 30 años juntos?

Descubrí, por ejemplo, que ha comenzado a usar aretes plateados en lugar de dorados como solía hacer antes, porque su cabello ahora es gris en lugar de castaño. Es algo pequeño, pero es algo que no había percibido.

Me impactó una pregunta que les hacen a los participantes en el estudio: "¿A quién llamarías en el medio de la noche si tienes miedo o te sientes mal?".

Tal vez algunas personas que lean la entrevista sientan que no tienen "una buena vida" porque no tienen muchos amigos…¿El número importa?

Importa, pero es algo muy individual. Algunos de nosotros somos muy tímidos y para esas personas tener mucha gente alrededor es estresante. Otras personas que son más extrovertidas, en cambio, necesitan muchas personas en su vida y les da energía estar con mucha gente.

Una persona tímida podría necesitar una o dos relaciones cercanas. Tener más podría ser estresante y agotador. Pero la persona extrovertida puede querer muchas, muchas relaciones.

Así que cada uno de nosotros necesita determinarlo por sí mismo, ¿cuánta actividad social es buena para mí y para mi vida?

Mucha gente podría pensar, "yo intento cuidar mis amistades, pero soy yo siempre quien hace las llamadas, quien escucha". ¿Aconsejaría a estas personas que sean abiertas con sus amistades sobre lo que sienten?

Sí, creo que sería bueno porque algunas personas no se dan cuenta de esto. Puedes decirle a un amigo o amiga, "siempre soy yo quien te llama. Me gustaría qué de vez en cuando me llamaras o me invitaras a tomar un café".

Pero habrá algunas personas que jamás lo harán. Entonces yo te diría que eso no significa que tengas que cortar la amistad con esas personas. Pero tal vez quieras hallar también otras amistades que sean más mutuas.

"Es una forma de práctica de gratitud, en la que nos preguntamos: ¿cómo sería mi vida si esta persona no estuviera en ella?".

Muchos intercambios hoy en día son virtuales a través de redes sociales. En términos de relaciones, ¿cuál es la mejor manera de usar las redes sociales?

No es una investigación mía, pero hay estudios que hablan de esto y los primeros hallazgos indican que la forma en la que usamos las redes sociales realmente importa.

Si las usamos activamente para conectarnos con otras personas, eso aumenta nuestro bienestar. Y el ejemplo que me gusta usar es el de un amigo mío que durante el confinamiento debido a la pandemia se volvió a conectar en Facebook con sus amigos de la escuela primaria. Ahora toman un café virtual todos los domingos por la mañana en Zoom. Y tienen momentos maravillosos hablando de sus vidas y de su infancia. Es un ejemplo de una conexión activa en redes sociales y todos están más felices por ella.

Por otro lado está el uso pasivo de las redes sociales cuando consumimos los feeds de Instagram de otras personas o sus páginas de Facebook en las que publican todas estas bellas imágenes de sus vidas. Porque no publicamos imágenes de cuando estamos infelices.

Y eso puede hacer que otras personas al ver esas imágenes sientan que "todos los demás están teniendo una buena vida y yo soy el único que tiene dificultades". Ese tipo de consumo pasivo de redes sociales nos hace sentir peor y los adolescentes son particularmente vulnerables a esto. Muy vulnerables.

Entonces, dado que las redes sociales no van a desaparecer, lo que podemos hacer es ser más activos en su uso para conectarnos con otras personas y no solo mirar pasivamente lo que publican otras personas, eso es terrible para nosotros.

"El consumo pasivo de redes sociales nos hace sentir peor y los adolescentes son particularmente vulnerables a esto".

Una palabra que no aparece mucho en el libro es arrepentimiento. Algunos luchan con esto cuando llegan a cierta etapa de sus vidas y piensan, por ejemplo, que podrían haber entendido mejor a alguien.

¿Hay algo en el estudio que podamos aprender sobre cómo lidiar con el remordimiento?
Cuando los participantes llegaron a su década de los ochenta les hicimos esta pregunta: cuando miras hacia atrás en tu vida, ¿qué es lo que más lamentas? Y hubo dos grandes arrepentimientos.

Uno era: "Desearía no haber pasado tanto tiempo en el trabajo, y haber pasado más tiempo con las personas que me importan". Así que hay una razón para ese cliché tan conocido que dice "nadie en su lecho de muerte desea haber pasado más tiempo en la oficina".

El otro arrepentimiento que particularmente expresaron las mujeres fue: "Ojalá no hubiera pasado tanto tiempo preocupándome por lo que piensan otras personas".

Entonces, si la gente se pregunta ¿qué remordimientos me gustaría evitar?, la respuesta podría ser que debes pasar suficiente tiempo con las personas que te importan y no pasar tanto tiempo preocupándote por lo que piensan los demás.

Habló de cómo evitar remordimientos. ¿Pero qué hacer cuando ya están presentes?

Al lidiar con el arrepentimiento, estar enojados con nosotros mismos, darnos duro a nosotros mismos, no ayuda. El único uso del arrepentimiento es si nos informa sobre lo que nos gustaría hacer de manera diferente en el futuro.

Usa el arrepentimiento para aprovechar la vida que tienes por delante.

En el libro hay un capítulo titulado "Nunca es demasiado tarde". ¿Cuál es el mensaje principal que quiere dar con esa frase?
Algunas personas me han dicho "es demasiado tarde para mí. No soy bueno o buena en las relaciones. Esto nunca va a pasar en mi vida". Algunas de las personas que dicen esto tienen 20 años y aseguran que es demasiado tarde para ellas, y otras personas que dicen eso son mayores.

Pero lo que vemos en las historias del libro, que son de vidas reales, es que las personas encuentran conexiones que no esperaban en diferentes momentos de sus vidas, ya sean conexiones amorosas o amistades. Entonces, a quienes creen que estas cosas nunca les van a pasar, les diríamos "no tienes forma de saberlo".

El mensaje es que vale la pena seguir trabajando en ello porque en cualquier momento de la vida puedes crear nuevas y buenas conexiones.

Usted es maestro Zen. ¿Ha tenido la meditación un papel importante en su vida?
Ha tenido un gran papel. En la meditación zen se trata de aprender sobre qué es estar vivo.

Te familiarizas mucho más con la experiencia de mirar una flor durante cinco minutos, o comer una comida con atención, saboreando cada bocado. Es realmente una inmersión profunda en la experiencia de estar vivo.

Y eso encaja muy bien con el estudio sobre todas estas vidas. Porque es una forma diferente de estudiar la experiencia de ser humano.

De igual forma, en mi trabajo como psiquiatra tengo el privilegio de escuchar a personas hablar en detalle sobre sus vidas. Y todo esto para mí es un trabajo fascinante. Son todas formas diferentes de aprender sobre la experiencia humana.

"Cuidar nuestras relaciones es como ejercitar un músculo".

En el libro afirma que la atención es la forma más básica del amor y hay una hermosa frase: "Una buena vida no es el destino sino el camino y con quién caminas... Y al hacerlo, segundo a segundo, puedes decidir a qué y a quién le das tu atención".

¿Puede hablarnos de ese poder que tenemos de elegir en cada momento en qué ponemos nuestra atención?

Esa es una cita de uno de mis maestros Zen. Su nombre es John Tarrant y sí, una de las cosas que sabemos es que nuestra atención es algo por lo que la gente pelea.

Estas pantallas que tanto amamos están diseñadas para cautivarnos, porque las personas ganan dinero captando nuestra atención y manteniéndola.

Ahora más que nunca el camino de menor resistencia es quedarnos frente a nuestras pantallas todo el tiempo. Entonces la pregunta es: ¿podemos ser intencionales y desviar nuestra atención de esas pantallas hacia las personas que nos importan?

"Piensa ¿quién te importa?, ¿y podrías darle toda tu atención en este momento? Esa es la pregunta que debemos hacernos".

Hay una escritora llamada Linda Stone que escribe sobre algo que ella llama "atención parcial continua", que es lo que nos estamos dando cada vez más unos a otros y esto es un problema. O sea, estoy hablándote pero en realidad estoy viendo mi pantalla.

Queremos llamar la atención sobre eso. Piensa ¿quién te importa?, ¿y podrías darle toda tu atención en este momento? Esa es la pregunta que debemos hacernos.

Con el privilegio que ha tenido de estudiar todas estas vidas, ¿diría usted que si alguien ha tenido una niñez con muchos problemas o enfrentado otros tiempos muy difíciles, existe resiliencia en las personas, la habilidad de hallar en nosotros mismos los recursos para salir adelante y prosperar?

Creo que hay un instinto para prosperar, para sobrevivir. Todos estamos tratando de ser felices. Una de las razones por las que mi charla TED se volvió viral, como alguien me dijo, no es que yo sea guapo. Es que todo el mundo quiere ser feliz. Y entonces existe este impulso para tratar de encontrar formas de prosperar.

Creo que hay una energía en todos nosotros que busca eso y esto es algo bueno. Probablemente por ello, aunque puedo ponerme muy pesimista acerca de hacia dónde va el mundo, pienso que la gente ha sido así siempre. Y luego ha encontrado el camino hacia nuevas posibilidades, es algo que es parte de nosotros.

En su caso personal, ¿cuáles son los componentes básicos de una buena vida?
Es estar involucrado en actividades que me importan y que encuentro significativas. Mis investigaciones, mi trabajo como psiquiatra, mi Zen, estas cosas me importan mucho. Y por ejemplo me importa estar hablando contigo ahora. La razón por la que lo estoy haciendo es que me importan mucho estas ideas y que lleguen a la gente. Eso es significativo para mí.

Para mí entonces una buena vida es tener actividades que tienen significado para mí y hacerlas con personas que me importan y a quienes yo les importo.

Termina el libro con un llamado a la acción. ¿Qué invitaría a la gente a hacer cuando acabe de leer esta entrevista?

Les diría: piensa en alguien a quien extrañas, alguien con quien no te sientes conectado tanto como te gustaría, o alguien que quieres asegurarte que sepa que estás pensando en él o ella. Y envíale un mensaje de texto, o un correo electrónico, o llámales y solo diles hola, estaba pensando en ti y quería contactarte.

Solo haz eso y verás qué te llega de regreso. Si lo haces, te sorprenderá cuántas personas estarán encantadas de que te hayas comunicado con ellas. Así que da ahora ese pequeño paso, hacerlo te tomará quince segundos.

Portada del libro "Una buena vida"
https://www.bbc.com/mundo/noticias-64571655

domingo, 25 de agosto de 2013

Iñaki Ábalos, Un arquitecto de mundo

Tras las huellas de Josep Lluís Sert y Rafael Moneo, Iñaki Ábalos estrena la dirección de la escuela de arquitectura de Harvard, una posición desde la que influirá en los edificios del futuro

El flamante nuevo director de  la Graduate School of Design (GSD), el de­­partamento de arquitectura de la Universidad de Harvard Iñaki Ábalos, nació en San Sebastián en 1956 y estudió en Madrid. Ahora vive entre esta ciudad y Cambridge, en Massachusetts, pero tiene casa en Ca­­narias y construye en China. Tal vez por eso se considera más un arquitecto de un tiempo que de un lugar. “Hay que luchar contra la boina: el asentamiento en un lugar no te da certidumbre. La formación de un arquitecto es infinitamente más interesante si es capaz de tener el mundo en la cabeza”, opina. Cree que sus edificios, como la estación del AVE en Logroño o la remodelación de la Fundación Tàpies que concluyó en Barcelona, son un cruce de espacio y tiempo: “Una perspectiva de 100 años iguala muchas cosas. Nos da lo mismo que el Círculo de Bellas Artes de Madrid esté hecho en la misma época que el pabellón Mies van der Rohe de Barcelona. Nos gustan los dos muchísimo”.

Así, para el autor de edificios en Las Palmas y Vitoria y de ensayos, como La buena vida, donde revisa las casas de Andy Warhol o Pablo Picasso, dirigir la influyente escuela estadounidense supone decidir, en cierta medida, cómo será la arquitectura del futuro. Y aunque considera que “España domina la cultura arquitectónica mundial”, parece que el presente de alguien como él, que comenzó a construir en un pueblo de 13.000 habitantes como Coria (Cáceres), es ya planetario. Con su socia, la polaca Renata Sentkiewicz, acaba de ganar el concurso para levantar un Museo de Arte Contemporáneo en Zhuhai (al sur de China, junto a Macao), y no lejos de allí, en Guangzhou, diseña una isla universitaria, un campus dedicado a la investigación. Así, con la cabeza y la atención a ambos lados del globo, Ábalos sabe contener su inquietud. Disfruta la tranquilidad de unas vacaciones en la isla de La Palma, donde tiene una casa, pero confiesa que adora y añora el ruido. Con las ventanas abiertas en su piso de la calle del Barquillo de Madrid explica que en Boston echa en falta el barullo, pero que irse a América ya no supone convertirse en indiano. Él no deja de viajar por el mundo. Y regresa a Madrid una vez al mes.

Ábalos tiene claro lo que grandes de la arquitectura española, Josep Lluís Sert  y Rafael Moneo, aportaron al cargo que estrena. “Sert no podía entender el salto que existe en América entre la arquitectura y la ciudad – allí ideada por urbanistas que son expertos en geografía o economía, pero ajenos al diseño–. Por eso legó un departamento de urbanismo asociado a la arquitectura que a partir de Harvard se expandió por otras universidades”, cuenta. Luego explica por qué Moneo fue otro director clave en Harvard: “Cuando el posmodernismo comenzó a interesarse por la arquitectura histórica, él tenía un pasado: se había formado en la historia de la arquitectura y de hecho vive la arquitectura como un presente continuo”. Así, opina que aportó naturalidad y cercanía entre la historia y las nuevas disciplinas. Además, dice Ábalos, todo lo que hace lo hace con dedicación intensiva: “Dejó huella y disciplinó mucho la escuela”.

El departamento de arquitectura que ahora dirige Ábalos siempre ha querido tener vinculación con Europa –desde que comenzó con el alemán Walter Gropius y con la práctica. No es una escuela teórica, como Princeton, por ejemplo. Pero su nuevo director está convencido de que Europa sigue siendo la cantera de la arquitectura del mundo. Asegura que a principios del siglo pasado, América era la producción, y Europa, el valor añadido, pero que hoy América da el valor añadido y lo que se construye en Europa se convierte en referente.

P. ¿Qué aportará usted a Harvard?
R. Ninguna revolución. Pero sí aquello por lo que me han llamado: combino la práctica y la investigación, y tengo experiencia: sé quién es quién.

P. ¿Eso es fundamental para enseñar arquitectura?
R. Lo es para gestionar un departamento. Creo que lo que les interesa de mi trayectoria es lo que he llamado termodinámica: integrar conocimientos científicos en la arquitectura de una forma imaginativa, no meramente técnica, sino cultural. Hace 15 años que defiende esa combinación de cultura y ciencia. “No quiero sonar pedante, pero el filósofo Bruno Latour dice que ‘todos tenemos que ponernos la bata blanca’. Los laboratorios han dejado de estar apartados de la vida. Los conocimientos de hoy hacen que la forma en la que entendíamos la arquitectura hace tres lustros haya quedado obsoleta. Necesitamos poder integrar imaginación y ciencia”.

La pregunta entonces es qué pasará con los otros pilares de la arquitectura: la tradición o el lugar. “No hay arquitectura vernácula en el mundo que no sea una lección maestra de adaptación climática. La termodinámica siempre ha estado ahí. Defiendo arquitecturas pasivas capaces de no consumir energía finita para ofrecer confort. Defiendo afinar la intuición de la tradición con nuevos instrumentos”, explica.

P. ¿Cómo hacer que la termodinámica no se convierta en una nueva etiqueta de moda, como sucedió con “lo ecológico”, transformado en adjetivo antes que en hecho?
R. Produciendo obras de arquitectura memorables, sólidas y adaptadas a las necesidades reales de la sociedad.

P. ¿Un ejemplo concreto?
R. Me lo pones difícil.

P. Lo digo porque usted y su anterior socio Juan Herreros firmaron unas torres, llamadas bioclimáticas, en Vitoria que necesitaban aire acondicionado para evitar el calor.
R. Tuvieron la más alta calificación energética. Son una arquitectura bastante pasiva basada en los datos climáticos de Vitoria.

P. Las fachadas son de vidrio.
R. Vitoria puede tener más vidrio que casi ninguna otra ciudad en España. Y además las viviendas ventilan: todas tienen dos o tres fachadas. Si en un momento dado hay tres días de sol excesivo, puedes tener calor, pero es lo más bioclimático que puedes hacer.

Siendo un emigrante de lujo, Ábalos vive mal que los españoles tengan que emigrar. No creo que las crisis sean una gran oportunidad. Son una gran desgracia. En el caso de la arquitectura española, que vivía un momento dorado, una desgracia mayor. Pero considera que una vez que los arquitectos españoles han asumido que su crisis será más larga que la crisis económica española, han reaccionado bien. Sus despachos pequeños y más artesanales que los del mundo anglosajón les han permitido adaptarse: “No creo que haya un estudio en Europa de primera línea en el que al menos el 20% de sus colaboradores no sean españoles”, explica. Y sostiene que el mundo académico más prestigioso también se ha aprovechado de la formación politécnica que se ha dado en España. Alejandro Zaera tiene su mismo cargo en Princeton e Iñaki Alday en la Universidad de Virginia… “Lo llaman la Armada Española. Creo que España domina en este momento la cultura arquitectónica mundial”.

Ante el mínimo escepticismo de su interlocutora, Ábalos se explica: “Somos muchos los que estamos formando a la élite. Y vienen más. Estar en las posiciones clave de las universidades más importantes es decidir cuáles son las líneas que va a seguir la arquitectura en el mundo. Mucha gente no es consciente de hasta qué punto diez escuelas de arquitectura del mundo dirigen la cultura arquitectónica. Desde dentro te das cuenta de cómo los programas de estudio del resto del mundo se van adaptando”.

Iñaki Ábalos habla de una cultura arquitectónica mundial no dogmática. “Las líneas más interesantes son las que abren nuevas vías y permiten pensar que la diferencia puede ser un valor. No estamos ante ningún catecismo. Reina la apertura mental y hay que estar atento a cómo las diferencias pueden contribuir al debate”, razona. Al tiempo que critica  el anteproyecto para la Ley de Servicios Profesionales, que prepara el Ministerio de Economía, en el que se relativiza la importancia de la cultura arquitectónica cediendo la construcción a otros profesionales. “Me siento humillado. Me parece absolutamente incomprensible que se esté intentando arramblar con la profesión, posiblemente con la de cocinero, más prestigiosa que ha dado este país con una ley tan ciega al valor que aporta la arquitectura”. Habla de valor económico: “¿Por qué la gente va a Barcelona, París o Nueva York?”, pregunta.

Y asume que el hecho de que los arquitectos molesten a los políticos –Esperanza Aguirre dijo hace un año que “a los arquitectos habría que matarlos”– se debe a que el arte nunca es cómodo. Y menos para los políticos. “En general, no les hacemos un servicio a ellos. Tratamos de hacerlo a la sociedad, y eso muchas veces pasa por no hacérselo al político”.

P. ¿Usted cree que la sociedad piensa que trabajan para ella? Han recibido más críticas por su endogamia y prepotencia que ningún otro colectivo…
R. La crítica que recibe la arquitectura, merecida en gran parte, se focaliza en la gestión de la arquitectura que se ha hecho en España en las últimas dos décadas. De los nombres que son criticados es dificilísimo encontrar uno español.

P.  ¿Calatrava? Que esté ejerciendo desde España. Todos sabemos dónde está el despilfarro.
P. En España ha habido mucho. Al margen de los grandes nombres.
R. Bueno… si alguien hace un aeropuerto sin tener ni un solo avión, no es un problema del arquitecto que ha diseñado el edificio de la terminal. La arquitectura española se caracteriza por una cierta contención formal y por una buena gestión de las limitaciones económicas, como mínimo por eso. Mientras los arquitectos españoles trabajaban con presupuestos bajos, que otros países admiran, aquí había otros tirando el dinero por un agujero negro.

Aunque no se vaya a hacer las Américas como un indiano, Ábalos está acostumbrado a las mudanzas. Creció en San Sebastián y estudió Arquitectura en Madrid. “Éramos cinco hermanos, yo el pequeño, estudiando la carrera en Madrid. Tampoco teníamos tantos recursos, de modo que nos trasladamos toda la familia”. Cuenta que tiene un hermano arquitecto diez años mayor que él, “el que me influyó”. Y que, como le gustaba dibujar, para convencerle le pasó la obra completa de Le Corbusier: “Un marciano haciendo platillos volantes fantásticos”. Por entonces dudó entre estudiar Literatura, Filosofía o Arquitectura, y ahí le convenció su padre. Le dijo que los literatos tenían una profesión para ganarse la vida, como Juan Benet, que le gustaba y era ingeniero.

Recién salido de la escuela, se encontró con la profunda crisis que asolaba la construcción. Corría el año 1979 y un delineante de su hermano, Jesús Estévez, “que ha fallecido hace poco y era de Coria, llamó diciendo que en su pueblo tenía clientes”. Los emigrantes estaban regresando, muchos desde Suiza. Tenían dinero, querían construirse casas, y Ábalos se fue para allá.

Se quedó tres años siguiendo el consejo de Frank Lloyd Wright: “Haz tus primeras casas lejos de donde vives”. “No había vivido nunca en un pueblo y la dehesa extremeña me entusiasmó. En un bar conocí a un señor en zapatillas que hablaba muy bien. Le pregunté a qué se dedicaba y me dijo que era Rafael Sánchez Ferlosio, el autor de El Jarama y Alfanhuí –los libros que entonces todo el mundo leía–. Me invitó a su palacio, que estaba en ruinas, junto a la catedral. Allí iba también el notario, que era muy culto. De repente estaba rodeado de gente mucho más interesante que en la capital…”.

Ábalos se fue de Coria porque “la etapa se agotó”. Y aunque hace cinco años concluyó una relación profesional con Juan Herreros que se prolongó más de dos décadas, no cree haber agotado más etapas que la mayoría de la gente. “Los arquitectos jóvenes son inseguros, necesitan trabajar en equipo. Recomendaría a todo el mundo poner a prueba sus ideas asociándose. Juan y yo aprendimos mucho el uno del otro y somos amigos. Pero según creces te haces más independiente. Llegó un momento en que tuvimos que decidir si queríamos tener una aventura distinta”. Y la iniciaron en 2008.

Arriesgar, en realidad, es una constante en la vida de Ábalos, que, con tres matrimonios y tres hijos, ha sido más estable profesional que personalmente. “Hoy ninguna profesión ejercida con intensidad es muy compatible con la vida familiar. Y aunque no estoy de acuerdo con eso, es difícil cambiarlo. Lo único que puedes contraponer es la máxima intensidad en los pocos momentos que tienes. Es mucho peor en otras sociedades, como la asiática. He tenido mejores y peores momentos con mis hijos, pero según crecen van aproximándose a mí. Todos tenemos nuestro papel. Hay quien está muy cerca y precisamente por estar tan cerca, los niños se intentan alejar…”. Todas las parejas de Ábalos han sido arquitectas. Sin embargo, ahora su pareja profesional, Renata Sentkiewicz es, por primera vez, su pareja personal. “Quizá en mi acercamiento a mis anteriores parejas tenía otros vínculos, pero me acerqué a Renata trabajando; su capacidad como técnica y diseñadora es impresionante”, señala Ábalos, que se considera arquitecto por encima de profesor.

P. ¿Y qué le hace pensar que sabe formar arquitectos?
R. Que aprendo enseñando.

Explica que un buen profesor “debe saber adaptarse, luego hay muchas formas de ser bueno”. Cuenta que su generación tuvo la fortuna de tener maestros que enseñaban a ser, a comportarse, a entender el mundo. Con [Alejandro de la] Sota casi aprendías de sus chistes. Pero la obra también habla. Mi pasión por los rascacielos y por la arquitectura americana viene de [Francisco Javier Sáenz de] Oiza. De las veces que visité el BBVA en construcción”, cuenta. Y lamenta que la visita de obra se esté perdiendo. “La internacionalización de la profesión te obliga a pensar estrategias que garanticen la calidad a distancia”. El control de calidad se hace entonces por partes, con prefabricados. “Nos guste o no, el muro cortina es la lengua franca de la arquitectura, lo que permite garantizar el mismo resultado en todo el mundo. Por eso se hacen las grandes oficinas con este material, porque el vidrio también ha aumentado sus prestaciones, aunque todavía le quede camino por recorrer”.

Los grandes estudios son pocos y se reparten el mundo porque, supuestamente, ofrecen servicios completos. “Pero son poquísimas las obras de esos grupos que perdurarán. Construyen con eficacia, pero no son memorables, no tienen valor cultural”, añade. En medio de ese panorama, el nuevo director de la Escuela de Arquitectura de Harvard cree que esa tendencia se va a revertir. “Los clientes cada vez son más conscientes de que las grandes corporaciones resuelven los problemas, pero no aportan valor. Y, a su vez, es muy difícil que un arquitecto demuestre su valor haciendo bares. Por eso creo que el futuro pasa por la escala intermedia: la colaboración entre los pequeños arquitectos creativos y las grandes oficinas puede permitirles a los dos sobrevivir”.
Fuente: El País Semanal.

miércoles, 7 de agosto de 2013

“El Estado nos forma y otros países recogen los frutos”. Leticia Díaz, contratada en Harvard después de investigar gratis en Jaén por los recortes

Apenas lleva un mes en la Universidad de Harvard, en Boston (Estados Unidos), pero la joven investigadora Leticia Díaz Beltrán dice que ya echa de menos el jamón y las patatas alioli de su tierra, Jaén. En todo caso, es un recuerdo que da por bueno si se tiene en cuenta cómo era su situación hasta hace poco. Esta experta en biocomputación, que empezó su doctorado hace tres años en el grupo de Biología de sistemas y organismos de la Universidad de Jaén (UJA), llevaba más de un año y medio trabajando gratis porque los recortes cortaron el grifo de la financiación en su investigación sobre la relación entre genética y autismo.

La situación de Díaz, cuya capacidad ensalzan todos sus profesores, no pasó desapercibida en la Unidad de Biología Computacional de la Harvard Medical School, dirigida por el doctor Dennis P. Wall, que ha sido quien le ha ofrecido un contrato de un año que le permitirá finalizar su tesis doctoral. “En principio se firmó un convenio de colaboración entre Harvard y la UJA por el que se facilitaría el intercambio de estudiantes entre ambas instituciones, con una beca de unos 3.000 euros, pero con los recortes todo quedo en palabras”, se lamenta Díaz desde Boston a través de correo electrónico.

Y es que, desde la distancia se adivina un sentimiento de decepción en esta investigadora, forzada a dejar su país: “Es frustrante que el Estado gaste dinero en nuestra formación para que luego sean otros países los que recojan los frutos de nuestro trabajo, es algo sinsentido”, explica. A su juicio, el panorama para los investigadores en España resulta “desolador”. “Recortar en investigación es lo peor que se puede hacer en época de crisis, lo lógico sería que se invirtiera en conocimiento, ciencia, tecnología, innovación, para aumentar la productividad y los valores de exportación. Incentivarla I+D+i en universidades, centros de investigación y empresas es primordial en estos momentos”, resume Leticia Díaz.

De su trabajo en Harvard habla con pasión. “Básicamente, desde el punto de vista molecular, estamos buscando qué genes están implicados en el autismo y su relación con otras enfermedades autoinmunes con el fin de poder detectar posibles dianas terapéuticas y fármacos de aplicación, sobre todo para una intervención temprana sobre la enfermedad”, explica esta investigadora, cuyo sueldo mensual es de unos 2.200 euros. En el curso 2007/08, gracias a un programa de movilidad, ya disfrutó de una estancia en esta universidad estadounidense que le permitió iniciar en Jaén una nueva línea de investigación para aplicar la biología computacional al autismo.

El contrato en Harvard es de un año y después a Díaz le gustaría volver a su tierra, pero lo ve un tanto complicado: “Cuando observo el panorama de la investigación en España me desespero, a mi me gustaría volver a mi universidad y empezar nuevas líneas de investigación, poder poner en practica todo lo que estoy aprendiendo, pero todo dependerá de las oportunidades que encuentre, ojalá la situación cambie. Si no es así, tendré que volver a plantearme irme fuera al leer la tesis”, comenta resignada.

Desde el Grupo de Investigación de Biología de Sistemas de la UJA, coordinado por el profesor Francisco J. Esteban, no se oculta el orgullo por tener a una alumna en un centro tan reputado: “Supone un espaldarazo muy fuerte y un avance muy importante a las investigaciones que se están realizando, tanto por el prestigio que tiene esta universidad y el grupo de investigación con el que se colabora”, indica Esteban. Fuente: El País.