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viernes, 4 de septiembre de 2015
España y Grecia, líderes económicos europeos en construcción
Eslovenia, España y Grecia lideraron en 2014, por este orden, el crecimiento económico de Europa en el sector de la construcción, al alcanzar tasas de variación positivas respecto al ejercicio 2013 del 19,5%, 17,5% y 15,5%, respectivamente, según datos de la oficina estadística Eurostat.
El porcentaje de variación conjunto de la economía de la Eurozona en dicho sector se situó en un exiguo 1,6%, y otros estados miembros europeos, como Francia o Italia, terminaron el ejercicio con cifras de variación negativas del -3,1% o -7%, respectivamente.
Se trata del primer año en el caso de Grecia, y del segundo en el de España, en que ambos países experimentan incrementos estadísticos del índice de producción en construcción, tras los consabidos periodos negativos consignados entre 2007 y 2012 y entre 2009 y 2013 de las economías española y helena, respectivamente.
Nunca se había alcanzado, no obstante, un crecimiento tan pronunciado en España del índice de producción en construcción, ni siquiera durante la época de la expansión inmobiliaria, cuando el máximo alcanzado por este indicador anotó una variación positiva del 10,9% en el año 2005, tal y como se puede observar en el segundo de los gráficos.
Llama la atención, también, la distinta evolución de la construcción en la economía europea si se atiende a los patrones de comportamiento económico en cada uno de los estados miembros de la Zona euro. Así, sorprende que en el año 2011, Estonia o Alemania experimentaran alzas en los índices del sector del 27,3% y 7,8%, respectivamente, al mismo tiempo que Grecia, Eslovenia o España -los tres países que encabezaron el ranking de crecimiento en 2014- anotaran en aquel idéntico ejercicio contracciones del 41,3%, 24,8% y 19,7%, cada uno de ellos.
Fuente: http://www.elcaptor.com/2015/08/espana-grecia-crecimiento-economico-europa-construccion.html
domingo, 27 de enero de 2013
Teorías económicas sobre la crisis y reportaje de la BBC sobre la realidad española
Las dos grandes teorías existentes para explicar el porqué de la crisis actual son, una, la que la atribuye a una gran expansión del crédito bancario que ha causado un gran endeudamiento de las poblaciones a los dos lados del Atlántico Norte. Esta teoría está ampliamente extendida en los círculos conservadores y neoliberales europeos (aunque también se presenta entre opciones políticas de centroizquierda) y domina el pensamiento económico que gobierna la Unión Europea. La otra teoría es la que considera que tal endeudamiento se debe a la disminución de la capacidad adquisitiva de la población. Esta teoría es la que prevalece entre las izquierdas y entre los movimientos sociales como los sindicatos, tanto europeos como norteamericanos.
La primera interpretación está basada primordialmente en las teorías de Friedrich von Hayek y la escuela austríaca de economía. Asume que la causa de la crisis radica en los bajos intereses bancarios, por un lado, y la supuestamente excesiva impresión de moneda por parte de los Bancos Centrales, por el otro. Según esta teoría, tales medidas facilitaron la expansión del sector financiero y su involucración en actividades nuevas, incluso de tipo especulativo. En España, se calcula que su entrada en el euro, y la fácil accesibilidad al crédito que ello conllevó, creó la burbuja inmobiliaria que, al posteriormente explotar, creó la enorme crisis del crédito que ahora estamos viviendo. Que la burbuja inmobiliaria explotara se debió al colapso de crédito internacional iniciado en EEUU, cuando el año 2007 el Banco Central Estadounidense (el Federal Reserve Board) aumentó bruscamente los intereses bancarios a un 5,25%, a fin de reducir el excesivo crédito que se había permitido expandir más de lo que se consideraba aconsejable. De esta interpretación de los hechos surgen todas las series de intervenciones públicas encaminadas a “rescatar” a los bancos que estaban a punto de colapsarse debido a su excesiva oferta de crédito. Todas las reformas bancarias, tanto en España como en la Unión Europea, se están realizando en respuesta a esta interpretación de la crisis actual. De esta manera, la función de los bancos centrales (tales como el Federal Reserve Board o el Banco Central Europeo) se expandió para incluir, además de estabilizar los precios (controlar la inflación), estabilizar al sistema financiero.
El problema con esta teoría es que la enorme ayuda a la banca y al sistema financiero por parte de los Estados, ayuda que se está haciendo a costa de imponer una enorme austeridad a la población, no está recuperando a las economías deprimidas que no acaban de salir de su profunda recesión. El caso español es un claro ejemplo de ello.
La teoría alternativa a la dominante
Y es ahí donde aparece la otra teoría. Ésta atribuye la crisis a la enorme concentración de las rentas, resultado de la desigual distribución de la riqueza que se ha ido creando durante los últimos treinta años, resultado de la llamada “revolución neoliberal” iniciada por el Presidente Reagan en EEUU y la Sra. Margaret Thatcher en Gran Bretaña. En el conflicto capital-trabajo, el primero ganó a costa del segundo. Los beneficios empresariales de las grandes empresas se incrementaron exponencialmente a costa de que las rentas del trabajo se mantuvieran constantes o incluso disminuyeran, y ello como consecuencia de las políticas neoliberales encaminadas a debilitar al mundo del trabajo. Las sucesivas reformas laborales en la Unión Europea y el desmantelamiento de la protección social y del Estado del bienestar tenían y continúan teniendo como objetivo el debilitamiento del mundo del trabajo. Este debilitamiento fue el que forzó a la gran mayoría de la población (que obtiene sus rentas del trabajo) a que se tuvieran que endeudar en dimensiones no conocidas anteriormente. Fue este endeudamiento el que explica el gran crecimiento del sistema bancario. No es el sistema bancario el que origina el endeudamiento sino es al revés, es decir, es la necesidad de endeudamiento la que origina el gran crecimiento del sistema bancario. Ni que decir tiene, que la disminución de los intereses bancarios (que ocurrió en los países del Sur de la eurozona al establecerse el euro) favoreció tal endeudamiento. Pero la causa mayor de tal endeudamiento fue la necesidad de endeudarse, resultado de la limitada capacidad adquisitiva, hecho todavía más acentuado por la inflación de los precios de la vivienda, resultado de la actividad especulativa del complejo bancario-industria inmobiliaria.
Es más, la escasez de demanda es la que frena el crecimiento económico, creándose la necesidad de abrirse nuevas vías para la acumulación de capital. La falta de oportunidades en el sector productivo de la economía, resultado de la escasez de la demanda, lleva al crecimiento de las actividades especulativas tales como las citadas inversiones inmobiliarias. La escasa capacidad adquisitiva de la mayoría de la población es la que determina una baja demanda que origina la necesidad de que la inversión financiera adquiriera dimensiones especulativas, origen de la crisis financiera. Todo ello explica que, a no ser que se estimule el crecimiento mediante el aumento de la demanda, hoy paralizada, no habrá recuperación. En realidad, el sector privado está ya paralizado desde hace tiempo. Y los recortes del sector público, que es el único que podría ahora estimularlo, están empeorando todavía más la situación económica. A no ser que ello se cambie no habrá recuperación posible, por muchas reformas bancarias que tengan lugar. En realidad, sería mejor para conseguir la recuperación económica gastar el dinero invertido en tales reformas en ayudar, no a los bancos, sino a las personas afectadas por la crisis.
Estimular la demanda, sin embargo, no es suficiente para crear empleo
Una última observación. El aumento de la demanda es un paso necesario pero no suficiente para resolver el mayor problema económico y social hoy existente a los dos lados del Atlántico Norte, que es el elevado desempleo. Y esto es lo que muchos keynesianos olvidan. Fue el mismo Keynes el que subrayó la necesidad de tener como máximo objetivo en la política económica conseguir el pleno empleo y que ello debiera conseguirse –según él- mediante “trabajo público” (“public works”). Keynes aclaró que el pleno empleo no se conseguiría exclusivamente por la vía del estímulo de la demanda en la economía privada. Indicó que la intervención pública era necesaria, entendiendo como trabajo público, no sólo obras públicas, sino también servicios públicos, área esta última de especial importancia en España debido al escaso desarrollo de los servicios públicos del Estado del Bienestar (sólo una persona adulta de cada diez trabaja en los servicios públicos del Estado del Bienestar, tales como sanidad, educación, servicios sociales, escuelas de infancia y servicios domiciliarios, entre otros), siendo uno de los porcentajes más bajos de la UE-15. En Suecia, es uno de cada cuatro.
Esta observación adquiere especial importancia a raíz del posicionamiento neoliberal que considera como medidas eficaces para estimular la economía la reducción de los impuestos (a fin de estimular la demanda, incrementando la capacidad adquisitiva de la población) y la reducción de los intereses bancarios, argumento este último que se utiliza para justificar las políticas de austeridad y rectitud fiscal). Tales medidas son dramáticamente insuficientes, como bien mostraron los “estímulos” del gobierno Zapatero que dio gran énfasis a los recortes de impuestos. La imagen ampliamente extendida de que la creación de empleo la liderará el sector privado es profundamente errónea. Y la evidencia de ello es abrumadora. La recuperación económica, así como el alcanzar pleno empleo, se puede obtener sólo a base de un compromiso público de creación de empleo. Keynes así lo indicó cuando acentuó que por muchos incentivos que el mundo empresarial tenga, su objetivo no es crear empleo, aunque el empleo pueda o deba crearse en la economía privada. Los beneficios que el empresariado obtenga no garantizan que éste los utilice para crear empleo, pues tiene muchas otras alternativas a su alcance. De ahí que sea responsabilidad pública, no sólo facilitar la creación de empleo en el sector privado, sino también crear puestos de trabajo a través de inversión pública en obras o servicios públicos. Así lo indicó Keynes cuando, analizando el elevado desempleo creado por la Gran Depresión, escribió que “la única manera de … prevenir el elevado desempleo del periodo 1892-5 … radicaba en que el sector público … financiara trabajo en servicios públicos”, precisamente lo opuesto a lo que se está haciendo ahora (la cita de Keynes procede del artículo de Alan Nasser “What Keynes really prescribed”, en CounterPunch Nov 1-15,2012, Vol 19 No 19, pp1-3). En realidad, aunque Keynes presentó la solución, fue Kalecki quien enfatizó más en el carácter político del desempleo y del pleno empleo. Fue Kalecki el que, como Marx había hecho antes, indicó que el desempleo es una variable política más que económica. Y la realidad también muestra este hecho. En general, en los países donde el mundo del trabajo es fuerte, el desempleo es bajo. Donde el mundo del trabajo es débil, el desempleo es muy alto. España es un caso claro de ello. El porcentaje de la población ocupada es bajo, el desempleo es alto, los salarios son bajos, el gasto público social es también bajo, y la protección social es muy baja.
Así de claro.
Vicenc Navarro. Artículo publicado en Sistema Digital vnavarro.org
La primera interpretación está basada primordialmente en las teorías de Friedrich von Hayek y la escuela austríaca de economía. Asume que la causa de la crisis radica en los bajos intereses bancarios, por un lado, y la supuestamente excesiva impresión de moneda por parte de los Bancos Centrales, por el otro. Según esta teoría, tales medidas facilitaron la expansión del sector financiero y su involucración en actividades nuevas, incluso de tipo especulativo. En España, se calcula que su entrada en el euro, y la fácil accesibilidad al crédito que ello conllevó, creó la burbuja inmobiliaria que, al posteriormente explotar, creó la enorme crisis del crédito que ahora estamos viviendo. Que la burbuja inmobiliaria explotara se debió al colapso de crédito internacional iniciado en EEUU, cuando el año 2007 el Banco Central Estadounidense (el Federal Reserve Board) aumentó bruscamente los intereses bancarios a un 5,25%, a fin de reducir el excesivo crédito que se había permitido expandir más de lo que se consideraba aconsejable. De esta interpretación de los hechos surgen todas las series de intervenciones públicas encaminadas a “rescatar” a los bancos que estaban a punto de colapsarse debido a su excesiva oferta de crédito. Todas las reformas bancarias, tanto en España como en la Unión Europea, se están realizando en respuesta a esta interpretación de la crisis actual. De esta manera, la función de los bancos centrales (tales como el Federal Reserve Board o el Banco Central Europeo) se expandió para incluir, además de estabilizar los precios (controlar la inflación), estabilizar al sistema financiero.
El problema con esta teoría es que la enorme ayuda a la banca y al sistema financiero por parte de los Estados, ayuda que se está haciendo a costa de imponer una enorme austeridad a la población, no está recuperando a las economías deprimidas que no acaban de salir de su profunda recesión. El caso español es un claro ejemplo de ello.
La teoría alternativa a la dominante
Y es ahí donde aparece la otra teoría. Ésta atribuye la crisis a la enorme concentración de las rentas, resultado de la desigual distribución de la riqueza que se ha ido creando durante los últimos treinta años, resultado de la llamada “revolución neoliberal” iniciada por el Presidente Reagan en EEUU y la Sra. Margaret Thatcher en Gran Bretaña. En el conflicto capital-trabajo, el primero ganó a costa del segundo. Los beneficios empresariales de las grandes empresas se incrementaron exponencialmente a costa de que las rentas del trabajo se mantuvieran constantes o incluso disminuyeran, y ello como consecuencia de las políticas neoliberales encaminadas a debilitar al mundo del trabajo. Las sucesivas reformas laborales en la Unión Europea y el desmantelamiento de la protección social y del Estado del bienestar tenían y continúan teniendo como objetivo el debilitamiento del mundo del trabajo. Este debilitamiento fue el que forzó a la gran mayoría de la población (que obtiene sus rentas del trabajo) a que se tuvieran que endeudar en dimensiones no conocidas anteriormente. Fue este endeudamiento el que explica el gran crecimiento del sistema bancario. No es el sistema bancario el que origina el endeudamiento sino es al revés, es decir, es la necesidad de endeudamiento la que origina el gran crecimiento del sistema bancario. Ni que decir tiene, que la disminución de los intereses bancarios (que ocurrió en los países del Sur de la eurozona al establecerse el euro) favoreció tal endeudamiento. Pero la causa mayor de tal endeudamiento fue la necesidad de endeudarse, resultado de la limitada capacidad adquisitiva, hecho todavía más acentuado por la inflación de los precios de la vivienda, resultado de la actividad especulativa del complejo bancario-industria inmobiliaria.
Es más, la escasez de demanda es la que frena el crecimiento económico, creándose la necesidad de abrirse nuevas vías para la acumulación de capital. La falta de oportunidades en el sector productivo de la economía, resultado de la escasez de la demanda, lleva al crecimiento de las actividades especulativas tales como las citadas inversiones inmobiliarias. La escasa capacidad adquisitiva de la mayoría de la población es la que determina una baja demanda que origina la necesidad de que la inversión financiera adquiriera dimensiones especulativas, origen de la crisis financiera. Todo ello explica que, a no ser que se estimule el crecimiento mediante el aumento de la demanda, hoy paralizada, no habrá recuperación. En realidad, el sector privado está ya paralizado desde hace tiempo. Y los recortes del sector público, que es el único que podría ahora estimularlo, están empeorando todavía más la situación económica. A no ser que ello se cambie no habrá recuperación posible, por muchas reformas bancarias que tengan lugar. En realidad, sería mejor para conseguir la recuperación económica gastar el dinero invertido en tales reformas en ayudar, no a los bancos, sino a las personas afectadas por la crisis.
Estimular la demanda, sin embargo, no es suficiente para crear empleo
Una última observación. El aumento de la demanda es un paso necesario pero no suficiente para resolver el mayor problema económico y social hoy existente a los dos lados del Atlántico Norte, que es el elevado desempleo. Y esto es lo que muchos keynesianos olvidan. Fue el mismo Keynes el que subrayó la necesidad de tener como máximo objetivo en la política económica conseguir el pleno empleo y que ello debiera conseguirse –según él- mediante “trabajo público” (“public works”). Keynes aclaró que el pleno empleo no se conseguiría exclusivamente por la vía del estímulo de la demanda en la economía privada. Indicó que la intervención pública era necesaria, entendiendo como trabajo público, no sólo obras públicas, sino también servicios públicos, área esta última de especial importancia en España debido al escaso desarrollo de los servicios públicos del Estado del Bienestar (sólo una persona adulta de cada diez trabaja en los servicios públicos del Estado del Bienestar, tales como sanidad, educación, servicios sociales, escuelas de infancia y servicios domiciliarios, entre otros), siendo uno de los porcentajes más bajos de la UE-15. En Suecia, es uno de cada cuatro.
Esta observación adquiere especial importancia a raíz del posicionamiento neoliberal que considera como medidas eficaces para estimular la economía la reducción de los impuestos (a fin de estimular la demanda, incrementando la capacidad adquisitiva de la población) y la reducción de los intereses bancarios, argumento este último que se utiliza para justificar las políticas de austeridad y rectitud fiscal). Tales medidas son dramáticamente insuficientes, como bien mostraron los “estímulos” del gobierno Zapatero que dio gran énfasis a los recortes de impuestos. La imagen ampliamente extendida de que la creación de empleo la liderará el sector privado es profundamente errónea. Y la evidencia de ello es abrumadora. La recuperación económica, así como el alcanzar pleno empleo, se puede obtener sólo a base de un compromiso público de creación de empleo. Keynes así lo indicó cuando acentuó que por muchos incentivos que el mundo empresarial tenga, su objetivo no es crear empleo, aunque el empleo pueda o deba crearse en la economía privada. Los beneficios que el empresariado obtenga no garantizan que éste los utilice para crear empleo, pues tiene muchas otras alternativas a su alcance. De ahí que sea responsabilidad pública, no sólo facilitar la creación de empleo en el sector privado, sino también crear puestos de trabajo a través de inversión pública en obras o servicios públicos. Así lo indicó Keynes cuando, analizando el elevado desempleo creado por la Gran Depresión, escribió que “la única manera de … prevenir el elevado desempleo del periodo 1892-5 … radicaba en que el sector público … financiara trabajo en servicios públicos”, precisamente lo opuesto a lo que se está haciendo ahora (la cita de Keynes procede del artículo de Alan Nasser “What Keynes really prescribed”, en CounterPunch Nov 1-15,2012, Vol 19 No 19, pp1-3). En realidad, aunque Keynes presentó la solución, fue Kalecki quien enfatizó más en el carácter político del desempleo y del pleno empleo. Fue Kalecki el que, como Marx había hecho antes, indicó que el desempleo es una variable política más que económica. Y la realidad también muestra este hecho. En general, en los países donde el mundo del trabajo es fuerte, el desempleo es bajo. Donde el mundo del trabajo es débil, el desempleo es muy alto. España es un caso claro de ello. El porcentaje de la población ocupada es bajo, el desempleo es alto, los salarios son bajos, el gasto público social es también bajo, y la protección social es muy baja.
Así de claro.
Vicenc Navarro. Artículo publicado en Sistema Digital vnavarro.org
martes, 9 de octubre de 2012
Más de 500 familias desalojadas por día en España
En medio de la crisis económica que afecta a España, más de 500 familias son desalojadas cada día en el país por no pagar el alquiler o las cuotas hipotecarias.
Desde 2008 se han producido cerca de 400.000 ejecuciones hipotecarias. En el primer trimestre de este año, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), entidad gubernamental, reportó 46.559 desahucios. Por día, 517 familias fueron desalojadas de sus hogares por incumplimiento de pagos.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), una entidad creada para llamar la atención sobre el problema, estima que a este ritmo el país terminará el 2012 con más de 180.000 familias desalojadas.
Ada Colau, activista de los derechos de vivienda y fundadora de la PAH, se queja de que la legislación protege a los bancos pero no a las personas que pierden su trabajo y no pueden pagar los préstamos.
Ella dice que en la época del auge inmobiliario el gobierno "facilitó crédito irresponsable" y que ahora anuncia recortes en el gasto de educación y salud, mientras rescata a las entidades financieras.
La PAH recoge firmas para una iniciativa legislativa popular que propone, entre otras cosas, la suspensión de los desalojos durante la crisis y la asignación de viviendas desocupadas para alquileres sociales.
"Hay que tratar a la vivienda como un derecho", afirma Colau.
De la burbuja a las casas vacías
Entre 1997 y 2007 se construyeron 390.00 viviendas al año en España, y los precios de la propiedad aumentaron un 200%. Hoy en día, las casas están vacías.
Según datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística (INE) para el censo de este año, entre 5 y 6 millones de viviendas en el país estarían vacías, lo que representa el 20% del parque de viviendas residenciales.
Cataluña es una de las comunidades autónomas más afectadas por la crisis de la vivienda. Allí se produce el 20% de los desahucios de España, según el CGPJ.
En las acciones colectivas de la PAH, las familias que perdieron sus casas legalmente tomaron cuatro edificios vacíos embargados por los bancos en Cataluña.
Ocupación
Un edificio de la calle Pompeu Fabra, en Terrassa (a 23 km de Barcelona), está ocupada por 11 familias desde el pasado mes de diciembre. La toma de viviendas fue una manera de llamar la atención de las autoridades y ejercer presión sobre los bancos. Y también la única forma de que estas familias tengan un techo, aunque temporal.
Esto explica José Arturo Ramírez, de 44 años, soldador desempleado desde hace cuatro años, que ocupa uno de los apartamentos con su esposa, dos hijos, yerno y nieto.
Ramírez es una de las víctimas del sector más castigado de esta crisis económica, el de la construcción. "Nadie tenía la menor idea de que terminaría así, pero los bancos sí lo sabían. Era muy fácil conseguir un préstamo", recuerda... seguir leyendo aquí en la BBC.
Desde 2008 se han producido cerca de 400.000 ejecuciones hipotecarias. En el primer trimestre de este año, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), entidad gubernamental, reportó 46.559 desahucios. Por día, 517 familias fueron desalojadas de sus hogares por incumplimiento de pagos.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), una entidad creada para llamar la atención sobre el problema, estima que a este ritmo el país terminará el 2012 con más de 180.000 familias desalojadas.
Ada Colau, activista de los derechos de vivienda y fundadora de la PAH, se queja de que la legislación protege a los bancos pero no a las personas que pierden su trabajo y no pueden pagar los préstamos.
Ella dice que en la época del auge inmobiliario el gobierno "facilitó crédito irresponsable" y que ahora anuncia recortes en el gasto de educación y salud, mientras rescata a las entidades financieras.
La PAH recoge firmas para una iniciativa legislativa popular que propone, entre otras cosas, la suspensión de los desalojos durante la crisis y la asignación de viviendas desocupadas para alquileres sociales.
"Hay que tratar a la vivienda como un derecho", afirma Colau.
De la burbuja a las casas vacías
Entre 1997 y 2007 se construyeron 390.00 viviendas al año en España, y los precios de la propiedad aumentaron un 200%. Hoy en día, las casas están vacías.
Según datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística (INE) para el censo de este año, entre 5 y 6 millones de viviendas en el país estarían vacías, lo que representa el 20% del parque de viviendas residenciales.
Cataluña es una de las comunidades autónomas más afectadas por la crisis de la vivienda. Allí se produce el 20% de los desahucios de España, según el CGPJ.
En las acciones colectivas de la PAH, las familias que perdieron sus casas legalmente tomaron cuatro edificios vacíos embargados por los bancos en Cataluña.
Ocupación
Un edificio de la calle Pompeu Fabra, en Terrassa (a 23 km de Barcelona), está ocupada por 11 familias desde el pasado mes de diciembre. La toma de viviendas fue una manera de llamar la atención de las autoridades y ejercer presión sobre los bancos. Y también la única forma de que estas familias tengan un techo, aunque temporal.
Esto explica José Arturo Ramírez, de 44 años, soldador desempleado desde hace cuatro años, que ocupa uno de los apartamentos con su esposa, dos hijos, yerno y nieto.
Ramírez es una de las víctimas del sector más castigado de esta crisis económica, el de la construcción. "Nadie tenía la menor idea de que terminaría así, pero los bancos sí lo sabían. Era muy fácil conseguir un préstamo", recuerda... seguir leyendo aquí en la BBC.
domingo, 19 de febrero de 2012
¿Nada que hacer? Esa es la impresión que tratan de dar ahora, una vez tienen el gobierno los del PP. Pero, evidentemente, ahora son ellos los responsables y deben tomar medidas.
El análisis que hace Soledad Gallego-Díaz va en esa dirección, es urgente tomar medidas contra el paro y evidentemente es el gobierno el responsable de tomarlas o de no tomarlas. Veamos.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció a los españoles la semana pasada que el paro, que ya alcanza a cinco millones de personas, va a seguir aumentado. El ministro de Economía, Luis de Guindos, advirtió el jueves en el Parlamento que la situación económica va a empeorar. Ambos transmitían la impresión de que no está en sus manos impedir esos acontecimientos y que las medidas que están adoptando son, primero, inevitables, y segundo, destinadas a ayudar en algún momento del futuro, es decir, a medio plazo y no en el presente inmediato. Por supuesto, siempre y cuando la UE haya decidido para entonces impulsar un mayor crecimiento. Solo entonces se nos permitirá a los pobres PIG salir de la II Gran Depresión y solo entonces empezaremos a darnos cuenta de lo que se ha quedado en el camino.
Nada que hacer a corto plazo. ¿Nada que hacer aunque el paro llegue a los seis millones de personas? ¿A los seis y medio? ¿Nada que hacer aunque la mayoría de este país haya aceptado sin rechistar una bajada efectiva de sus salarios, un aumento de la edad de jubilación, y recortes en los presupuestos sociales? ¿Imposible hacer nada a corto plazo para impedir que más de la mitad de los jóvenes esté en paro? ¿Es eso todo lo que puede decirnos el Gobierno? Una cosa es que no pueda hacer milagros y pasar de cinco a cuatro millones de parados en un año y otra que su propuesta a los ciudadanos sea ver subir estoicamente un millón más.
¿Cuánto tiempo cree Rajoy que puede mantener ese mensaje? Al fin y al cabo, hasta Winston Churchill, cuando anunció a los suyos, al comienzo de la II Guerra Mundial, “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”, les prometió también que lucharía en los campos y en las calles, en las colinas…
El manejo de la durísima situación económica española es cuando menos sorprendente. Cualquiera que conozca a un pequeño empresario sabe que lo que más reclama y necesita es crédito, la apertura del grifo de los bancos, cerrado desde hace ya cuatro años. Y cualquiera que maneje los datos de la economía española sabe que ese crédito no fluye, que los préstamos del Banco Central Europeo (BCE) a la banca española no están llegando a los pequeños empresarios y que el sistema sigue seco, asfixiando a pequeñas fábricas y empresas. Como contestó el muy circunspecto Mario Draghi a la pregunta de si estaba llegando el dinero del BCE a las empresas y a los particulares: “No tenemos evidencia de eso”.
Frente a ello, el Gobierno lanza casi al mismo tiempo una reforma del mercado financiero, que no parece garantizar a corto plazo esa ansiada liquidez, y una reforma laboral “agresiva”, que se ha convertido en su gran apuesta, que tendrá, ella sí, efectos inmediatos (aumentará el paro), pero cuyos beneficios no conoceremos hasta el gran día en que se revitalice la economía.
Pocos negaran la realidad: un país con cinco millones de parados necesita palmariamente cambiar muchas cosas y, entre ellas, el marco de sus relaciones laborales. La pregunta no es si hay que reformar y flexibilizar la legislación laboral, sino si esta es la mejor, la única, manera de hacerlo. Una lectura atenta del decreto ley deja claro que no se trata de una adaptación de las reglas, sino de un cambio radical en el sentido contractual, porque deja en manos del empresario, de manera unilateral, en función de sus intereses y conveniencia, la definición de las condiciones laborales.
El PP cree, y se diría que el Banco de España también, que la salida de la crisis en España pasa por la devaluación de los salarios, ya que no es posible otro tipo de devaluación. Es posible que la devaluación vía salario sea un camino obligado; pero lo que llama la atención del decreto ley no es que deje abierta esa puerta, sino que entregue la única llave al empresario y que haga casi desaparecer las reglas que, con grandes luchas y sufrimientos, han ido ordenando las relaciones laborales, como si los empleados y trabajadores fueran un elemento extraño al mundo de la empresa, algo irracional, que hay que disciplinar, y no un elemento fundamental,... leer todo aquí en El País.
Un video del diario USA "Washington Post" donde describe las causas que empeoran la crisis europea en nuestro país con ciudades "fantasmas" debido a la codicia e irracionalidad constructiva,...
Y otro video donde vemos qué se puede y se debe hacer y la pregunta es clara ¿por qué no lo hacen?
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció a los españoles la semana pasada que el paro, que ya alcanza a cinco millones de personas, va a seguir aumentado. El ministro de Economía, Luis de Guindos, advirtió el jueves en el Parlamento que la situación económica va a empeorar. Ambos transmitían la impresión de que no está en sus manos impedir esos acontecimientos y que las medidas que están adoptando son, primero, inevitables, y segundo, destinadas a ayudar en algún momento del futuro, es decir, a medio plazo y no en el presente inmediato. Por supuesto, siempre y cuando la UE haya decidido para entonces impulsar un mayor crecimiento. Solo entonces se nos permitirá a los pobres PIG salir de la II Gran Depresión y solo entonces empezaremos a darnos cuenta de lo que se ha quedado en el camino.
Nada que hacer a corto plazo. ¿Nada que hacer aunque el paro llegue a los seis millones de personas? ¿A los seis y medio? ¿Nada que hacer aunque la mayoría de este país haya aceptado sin rechistar una bajada efectiva de sus salarios, un aumento de la edad de jubilación, y recortes en los presupuestos sociales? ¿Imposible hacer nada a corto plazo para impedir que más de la mitad de los jóvenes esté en paro? ¿Es eso todo lo que puede decirnos el Gobierno? Una cosa es que no pueda hacer milagros y pasar de cinco a cuatro millones de parados en un año y otra que su propuesta a los ciudadanos sea ver subir estoicamente un millón más.
¿Cuánto tiempo cree Rajoy que puede mantener ese mensaje? Al fin y al cabo, hasta Winston Churchill, cuando anunció a los suyos, al comienzo de la II Guerra Mundial, “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”, les prometió también que lucharía en los campos y en las calles, en las colinas…
El manejo de la durísima situación económica española es cuando menos sorprendente. Cualquiera que conozca a un pequeño empresario sabe que lo que más reclama y necesita es crédito, la apertura del grifo de los bancos, cerrado desde hace ya cuatro años. Y cualquiera que maneje los datos de la economía española sabe que ese crédito no fluye, que los préstamos del Banco Central Europeo (BCE) a la banca española no están llegando a los pequeños empresarios y que el sistema sigue seco, asfixiando a pequeñas fábricas y empresas. Como contestó el muy circunspecto Mario Draghi a la pregunta de si estaba llegando el dinero del BCE a las empresas y a los particulares: “No tenemos evidencia de eso”.
Frente a ello, el Gobierno lanza casi al mismo tiempo una reforma del mercado financiero, que no parece garantizar a corto plazo esa ansiada liquidez, y una reforma laboral “agresiva”, que se ha convertido en su gran apuesta, que tendrá, ella sí, efectos inmediatos (aumentará el paro), pero cuyos beneficios no conoceremos hasta el gran día en que se revitalice la economía.
Pocos negaran la realidad: un país con cinco millones de parados necesita palmariamente cambiar muchas cosas y, entre ellas, el marco de sus relaciones laborales. La pregunta no es si hay que reformar y flexibilizar la legislación laboral, sino si esta es la mejor, la única, manera de hacerlo. Una lectura atenta del decreto ley deja claro que no se trata de una adaptación de las reglas, sino de un cambio radical en el sentido contractual, porque deja en manos del empresario, de manera unilateral, en función de sus intereses y conveniencia, la definición de las condiciones laborales.
El PP cree, y se diría que el Banco de España también, que la salida de la crisis en España pasa por la devaluación de los salarios, ya que no es posible otro tipo de devaluación. Es posible que la devaluación vía salario sea un camino obligado; pero lo que llama la atención del decreto ley no es que deje abierta esa puerta, sino que entregue la única llave al empresario y que haga casi desaparecer las reglas que, con grandes luchas y sufrimientos, han ido ordenando las relaciones laborales, como si los empleados y trabajadores fueran un elemento extraño al mundo de la empresa, algo irracional, que hay que disciplinar, y no un elemento fundamental,... leer todo aquí en El País.
Un video del diario USA "Washington Post" donde describe las causas que empeoran la crisis europea en nuestro país con ciudades "fantasmas" debido a la codicia e irracionalidad constructiva,...
Y otro video donde vemos qué se puede y se debe hacer y la pregunta es clara ¿por qué no lo hacen?
miércoles, 3 de febrero de 2010
El sector inmobiliario calcula sus activos tóxicos en miles de millones de euros
Entre 75.000 millones y 100.000 millones de euros. En esta horquilla se sitúa el importe de aquellos créditos concedidos por la banca al sector inmobiliario garantizados por activos categorizados como tóxicos, de imposible salida en el mercado. Éste es el cálculo que hacen expertos y empresarios del sector inmobiliario. La cuantía representa aproximadamente la mitad de los préstamos destinados a la compra de suelo y un 25% de la deuda total de la industria, que asciende a 325.000 millones. Ante la imposibilidad de que los promotores puedan devolver los préstamos asociados a estos bienes ilíquidos y devaluados, fundamentalmente parcelas de suelo, el presidente de la Asociación Hipotecaria de España (AHE), Santos González, ha propuesto al Gobierno y al Banco de España el impulso de medidas destinadas a que las entidades financieras puedan sacar esos activos de balance, eliminando la espada de Damocles que pesa sobre la solvencia del sistema financiero español.
El sector inmobiliario ha dado la bienvenida a la propuesta de la AHE. ... Hay varias entidades financieras que están realizando una competencia desleal a las inmobiliarias, ofertando mucho producto malo con fuertes descuentos teóricos que luego no son tales. Estas entidades hacen mucho ruido y están perjudicando al sector", señalan, bajo el anonimato, fuentes representantivas del sector inmobiliario cotizado. No toda la deuda inmobiliaria sufre, sin embargo, en la misma situación crítica. Más allá de la distinta consideración que merece un crédito vinculado a un inmueble en renta de aquel vinculado a una parcela de suelo, los expertos discriminan entre las empresas que han refinanciado su deuda con vencimientos a largo plazo y períodos de carencia en el pago de intereses, del resto. Unas 60.000 firmas componen actualmente el sector inmobiliario en España. ...
El sector inmobiliario ha dado la bienvenida a la propuesta de la AHE. ... Hay varias entidades financieras que están realizando una competencia desleal a las inmobiliarias, ofertando mucho producto malo con fuertes descuentos teóricos que luego no son tales. Estas entidades hacen mucho ruido y están perjudicando al sector", señalan, bajo el anonimato, fuentes representantivas del sector inmobiliario cotizado. No toda la deuda inmobiliaria sufre, sin embargo, en la misma situación crítica. Más allá de la distinta consideración que merece un crédito vinculado a un inmueble en renta de aquel vinculado a una parcela de suelo, los expertos discriminan entre las empresas que han refinanciado su deuda con vencimientos a largo plazo y períodos de carencia en el pago de intereses, del resto. Unas 60.000 firmas componen actualmente el sector inmobiliario en España. ...
"El peor problema para el sector es que las garantías de unas 20.000 empresas se han devaluado y se sitúan por debajo del valor de los créditos", asegura. "En los nueve primeros meses de 2009, las minusvalías por deterioro del valor de los activos inmobiliarios en manos de las entidades financieras han ascendido a 1.949 millones de euros, una cifra que aumentará con las cuentas del conjunto del año", señala Rodríguez de Acuña. "Las soluciones globales de pasarle todo al Estado y a los contribuyentes no son buenas"La creación de un banco tóxico con activos de entre 75.000 millones y 100.000 millones de euros implicaría, según los primeros cálculos del sector, unas necesidades de dotación de entre 40.000 millones y 50.000 millones de euros, en buena parte procedentes de recursos públicos. Una socialización de las pérdidas, en definitiva, a la que ayer rápidamente se opusieron tanto la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, como el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Salgado dejó bien claro que el Gobierno no tiene pensado poner en marcha medidas de rescate para los promotores inmobiliarios. "Desde luego no está previsto", sentenció Salgado, al ser consultada por la petición formulada por Santos González. En la misma línea se posicionó el gobernador del Banco de España. Fernández Ordóñez abogó por la búsqueda de una solución conjunta entre las entidades financieras y los promotores al problema de la deuda del sector inmobiliario, porque "las soluciones globales de pasarle todo al Estado y al contribuyente no son buenas".
J. Sánchez Arce, Expansión
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