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jueves, 13 de octubre de 2011

16 de octubre. Día Mundial de la Alimentación, World Food Day. Recordando una infancia con Hambre

Peter Kimeu es un pequeño campesino (agricultor de pequeña escala) en Machakos, Kenya, y asesor técnico para los Servicios Católicos de Ayuda, una organización humanitaria.

...El hambre es una enfermedad imperdonable, porque es la más fácil de curar. Es devastadora al despertar por la mañana y mira hacia el este, oeste, sur y norte y ver que no hay nada verde que puedas masticar. Durante una sequía todo se vuelve amarillo y seco. Me gustaba andar por los caminos y buscar en el suelo para ver si alguien había escupido un poco de caña de azúcar masticada. Yo no me avergüenzo de decir que entonces volvía a masticar lo que encontraba.

El hambre es deshumanizante. Te sitúa a un nivel donde no se sabe cómo vamos a sobrevivir y haces cualquier cosa por un simple grano de maíz.

Lo que pasa con la sequía es que no sólo afecta a los agricultores y sus cultivos, sino que afecta a todos. Si lo piensas bien, en época de cosecha los agricultores contratan a peones locales para ayudarles en sus cultivos. Pero cuando no hay cultivos ni cosecha, no sólo el agricultor pierde sus ingresos, también lo hacen los trabajadores que el agricultor había contratado. Hay un efecto dominó que afecta a toda la comunidad. Pocos alimentos y aún menos personas tienen dinero para comprar comida.

Mis padres hicieron todo lo posible para darnos de comer. Mi padre salía temprano por la mañana con una cesta pequeña a pedir comida o pedir comida a crédito. Cada noche regresaba a casa a las 10 pm Mi madre, después de un día infructuoso intentando encontrar alimentos, trataba de fomentar la esperanza animándome para mantener el agua hirviendo en la olla, de modo que cuando llegase mi padre, rápidamente se pudiera cocinar cualquier alimento que trajese en el agua ya preparada.

Me gustaba mantener el fuego y el agua hirviendo. Conforme pasaban las horas veíamos el nivel del agua bajar poco a poco, junto con la esperanza de que volvieramos a comer esa noche. La mayoría de las veces, sin embargo, mi padre llegaba frustrado y con las manos vacías. Y yo me iba a dormir así.
Se trata de una situación traumática, para un niño pequeño, la falta de alimentos. Se notaba el miedo en el rostro de mi madre y mi padre, desesperados de ver que no pueden alimentar a sus hijos. Se siente miedo, también, porque tus padres no pueden procurarte nada. El estómago está tan vacío que, aun cuando tenga sed y tome agua me da vértigo. Uno está tan asqueado de su cuerpo que quiere vomitar, pero no puede pues no han comido. Pienso en un momento como ese, cuando ahora África se enfrenta a una nueva sequía. Pienso en todos los niños que están sufriendo como yo he sufrido. Vemos imágenes terribles de hambre, pero me temo que todavía no hemos visto lo peor.

Estamos experimentando un estrés muy grave. Por el momento, la magnitud del hambre a la que se enfrenta Kenya no es bien conocida.

Nos incumbe a todos nosotros unirnos y luchar contra esta enfermedad muy curable. Ningún niño en la tierra debería tener que dormir así.
Leer más en el NYT. Y más sobre el Día Mundial de la Alimentación, World Food Day: Addressing Hunger Around the Globe.

martes, 6 de septiembre de 2011

Hambre y récord mundial de arroz

Mientras que no cesan de llegar noticias sobre la nueva hambruna que afecta a millones de personas y la grave desnutrición infantil en el Cuerno de África, sobre todo en Sudán y Somalia, el Consejo Internacional de Cereales (IGC) anuncia que la producción mundial de arroz llegará a un nivel récord de 448 Mt en 2010/11, y 8 millones más que un año antes por las mejores cosechas en Asia, especialmente en India. Además, puesto que la producción superará al consumo por sexto año consecutivo, se prevé que los stocks remanentes de arroz a nivel mundial alcancen la cota más elevada en ocho años, hasta 95,9 Mt. Y uno se pregunta, ¿por qué y para qué todo este arroz, si el mundo no es capaz de evitar situaciones como las de arriba? JAUME CATALáN DíAZ El País

lunes, 19 de octubre de 2009

la Semana contra la Pobreza

“Una generación dispuesta a dar un giro, un golpe de timón; una revolución donde las armas son tu voz” -El grito de mi generación, canción de la Semana contra la Pobreza-
Ya pasó la Semana contra la Pobreza, así que ya podemos cambiar la chapa de la solapa. ¿Qué toca esta semana? ¿Cambio climático? ¿Alguna enfermedad africana? Pásenme ya el manifiesto que lo firmo. Y avísenme de la mani, que si no llueve ni juega el Madrid me apunto. Sobre todo si al final hay concierto y coreamos una canción bonita.
Perdonen la mala baba, los lunes son así. Tengo en alta estima a muchas de las personas y colectivos que se han movilizado contra la pobreza en el mundo, y sé que trabajan mucho más que los días señalados en el calendario de las buenas causas. Pero me temo que este tipo de campañas y canciones, por bienintencionadas que sean, no consiguen más que una adhesión fofa por parte de los ciudadanos.
Empezando por el lema: “contra la pobreza”. Yo, por más que miro no veo pobreza por ningún lado. Pobres, un montón, pero nada de pobreza. Al contrario, por todas partes abundancia y lujo. Hay hambre, sí, pero las despensas del mundo están a rebosar. Hay gente en la calle, sí, y miles de pisos vacíos. Hay salarios de miseria, cierto, pero conviven con sueldazos y pensiones millonarias.
¿Dónde está la pobreza? O de otra manera: ¿por qué lo llaman pobreza cuando quieren decir desigualdad? Puede parecer un matiz semántico poco importante, pero define la forma de ver el problema. Supongo que si en vez de contra la pobreza convocan contra la desigualdad, va menos gente. Si suben un escalón más y llaman no contra la pobreza o la desigualdad, sino contra el sistema económico que la causa, menos todavía. Y si llegamos al final de la escalera y decimos “Contra el capitalismo”, huy, nos disuelve la policía. Y nos quedamos sin canción y sin artistas. (de Isaac Rosa) (ver aquí)

Asombroso dato
Hablar de cifras de hambrientos en el mundo suele producir una cierta incredulidad y, finalmente, indiferencia: ¿1.000 millones, 1.020 millones de seres humanos con hambre crónica? Quizá nos debería bastar con saber el asombroso dato de que hoy hay más personas desnutridas que hace una década, que la cifra se ha estado incrementando de forma lenta pero constante desde 1997 y que la última crisis económica mundial ha llevado la cifra de hambrientos a niveles históricos. Un balance realmente inesperado para un siglo XXI recién comenzado bajo el símbolo de la globalización y la tecnología.
¿Cómo es posible? ¿No se habla todo el rato de ayuda alimentaria, no hay más ONG que nunca, no ponen los Gobiernos más dinero en programas de ayuda al desarrollo? Pues no... seguir aquí (SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ 18/10/2009)

domingo, 13 de septiembre de 2009

La abominación que no cesa

El patrimonio de los 10 más ricos del mundo es superior a la suma de las rentas nacionales de los 55 países más pobres. La sociedad debe cuestionar al capitalismo que glorifica la riqueza de unos pocos.
Ayer hablábamos de hambre en el mundo, hoy un artículo aparecido en "El País", denuncia la situación estructural que hace posible las diferencias que dan lugar al hambre, me parece suficientemente interesante para traerlo aquí, pues está en la misma línea. ¿Para cuando un cambio en las estructuras sociales que llevan a esto?
"Lo que entonces llamé El arma del crimen apuntando a los paraísos fiscales, lugares de la inmundicia financiera, hoy tengo que centrarlo en el aplauso que reciben los grandes protagonistas de guante blanco de la economía criminal, con Bernard Madoff a la cabeza, cuyas fechorías desbordan los límites de lo repugnante, lo que no impide que cosechen los elogios de muchos de nuestros contemporáneos.
Todo comenzó con el triunfo absoluto del yo en el universo de los valores y la emergencia de su soberanía en la sociedad con la exaltación absoluta del sujeto, propulsor sin límites de la intimidad de masa, pero indisociable sin embargo de su vocación de triunfador social, derivada de su radical inscripción colectiva. Porque ésta es la extraña matriz de la ideología del individuo, en la que lo de uno, el sujeto en cuanto tal, es indiferenciable de lo de todos, su condición de producto social, y de ahí la lectura turbadora de la conjunción de lo público y lo privado. Conjunción en la que lo que se nos aparece como la expresión más acabada de lo propio, como lo más irreductiblemente de uno, es, al contrario, la materia subjetiva más contaminada por las determinaciones comunes que vehicula masivamente la sociedad. Determinaciones cuyo repertorio es muy limitado, en virtud, por una parte, de la propia limitación entitativa de sus posibilidades y, por otra, de la presión de la oferta real con que golpean los medios de comunicación, instrumentos privilegiados de la estrategia del vendedor, que domina el mercado y practican las grandes empresas.
Ahora, además, ideología y política se han sumado a esta estrategia, que ha hecho suya el liberalismo económico radical, una de cuyas formulaciones programáticas más populares son los Diez mandamientos para el éxito que nos propone Dany Robert-Dufour en su obra La Revolución cultural liberal, de los que pueden servir de muestra estos tres que traduzco del francés: "Tu única guía será el egoísmo", "Violarás las leyes sin que consigan cogerte", "Los otros serán sólo instrumentos para el logro de tus objetivos".
En una línea más atenuada y de recibo, pero respondiendo sustancialmente a la misma orientación, se inscriben los preceptos del Consenso de Washington, formulados por John Williamson, en los que se resume la quintaesencia de la política económica de los grandes organismos económicos mundiales, celosos guardianes del credo liberal -Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio, Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Ministerios de Hacienda de los principales países occidentales- cuya hermética defensa de la doctrina y de la práctica del neoliberalismo no admite una sola excepción, y cuya sustancia resumen estos tres principios que completan los mandamientos de Robert-Dufour: 1. Libertad total para los intercambios de bienes, capitales y servicios. 2. Desregulación absoluta de la vida económica sin ningún tipo de reglas. 3. Reducción drástica del gasto público."... (seguid leyendo a Vidal Beneyto, en El País de ayer)

sábado, 12 de septiembre de 2009

El origen del hambre

Todos sabemos que el hambre es una sensación que nos alerta sobre la necesidad de ingerir alimentos, que nos permitan sostener no solo nuestra existencia física sino también espiritual, porque el deseo de comer es tan prioritario que ante él desaparecen todos los valores morales y su persistencia puede inducir a violar toda norma y a cometer hasta el más luctuoso de los delitos. ...

No he encontrado reflexión más sensata sobre las causas que originan en vastos sectores de población ese hambre colectiva que la de uno de los pensadores más lúcidos del siglo XVIII, el anglo-usamericano Thomas Paine...

Sin embargo las consecuencias de ese avance tecnológico y los que han venido sucediéndose hasta nuestros días no han redundado en beneficio del género humano sino solamente del privilegiado sector que primero se adueñó de las tierras y luego, como alguien dijo atinadamente, redactó el Código Civil. Ese monopolio territorial en suma ha desposeído a la mayor parte de los habitantes del planeta de su herencia natural, generando en gran medida la pobreza, la miseria y ese incalificable flagelo del hambre que debiera avergonzar como mínimo a cada uno de los seres humanos que casi sin inmutarnos y sin hacer nada para que se convierta en la preocupación básica de la sociedad, convivimos con él. Deberíamos pensar con Eduardo Galeano si nos "¿Obliga el sentido común a aceptar estos dolores evitables? ¿Aceptarlos, cruzados de brazos, como si fueran la inevitable obra del tiempo o de la muerte?...(seguir leyendo Susana Merino)

sábado, 18 de julio de 2009

“No hay desarrollo planetario posible sin la agricultura como base”


Parte de una entrevista con Kanayo Nwanze, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, institución de la ONU.


La miseria en el mundo alcanzará un record histórico en 2009, ya que más de mil millones de personas -1.020 exactamente- sufrirán hambre, según estimaciones recientes de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Eso implica que un habitante de la tierra cada seis sufre graves carencias alimenticias. En una espiral explosiva, en sólo dos años, esa cifra aumentó en 200 millones...
“Encontrar soluciones viables para confrontar el hambre en el mundo implica darle medios suficientes a la agricultura”, subraya Kanayo Nwanze, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), institución especializada del sistema de Naciones Unidas con sede en Roma.
Su filosofía al frente de dicho organismo internacional quedó expresada en el discurso de asunción: “Nuestros imperativos serán ubicar la agricultura al centro de las preocupaciones de los gobiernos, reducir la pobreza y el hambre y lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)”...
P: ¿Qué prioridades concretas en tanto políticas de gobierno para salir de la miseria?
R: Inversiones en infraestructura y en agricultura. En África, menos del 5% de la tierra está irrigada. Muchos agricultores dependen casi exclusivamente de la lluvia. Si no se invierte en irrigación es casi inimaginable cualquier mejora real. Insisto: a veces se olvida que el desarrollo de Europa se hizo sobre la base de la agricultura. A partir de allí se pasó a la agroindustria y luego a otras esferas.

viernes, 17 de julio de 2009

Egipto, XV Cumbre de países No Alineados.

“Resulta irracional que mientras se incrementan los gastos militares anuales a 1.464.000 millones de dólares, el número de hambrientos en el planeta se aproxima a los mil millones”

Intervención del presidente de Cuba en la XV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados en Egipto. Raúl Castro Ruíz.
Ver otras informaciones en Le Monde.

lunes, 25 de mayo de 2009

HAMBRE

¿Cómo explicar que en el siglo XXI sigamos enfrentándonos al hambre? Uno de cada siete habitantes del planeta sufre hambre de forma permanente
¿Por qué un hambre galopante en el siglo XXI y cómo erradicarla?
Damien Millet y Éric Toussaint
Mondialisation.ca

Las causas son conocidas: una profunda injusticia en la distribución de la riqueza, el acaparamiento de tierras por parte de una reducida minoría de grandes propietarios. Según la FAO[1], 963 millones de personas padecen hambre en 2008. Estructuralmente, estas personas pertenecen paradójicamente a la población rural. En su mayoría son productores agrícolas que no poseen propiedades o las tierras suficientes, ni los medios de sacarles partido.

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