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domingo, 21 de noviembre de 2021

10 consejos alimenticios para mejorar tu salud cardiovascular, según la guía más reciente de la Asociación Estadounidense del Corazón

   

"A barriga llena, corazón contento", dice un viejo refrán.

Pero la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) tiene otro criterio.

Este gremio médico, uno de los más influyentes de EE.UU. publicó el martes su guía dietética de 2021, la más actualizada "para mejorar la salud cardiovascular".

Es la primera vez en más de 15 años que la AHA actualiza sus recomendaciones y, según dijo, busca adaptarlas a los hábitos alimenticios actuales, marcados por "la tendencia, agravada por la pandemia, de más opciones de comida rápida, como entrega a domicilio, kits de comida y alimentos previamente preparados".

Las nuevas sugerencias buscan hacerlas más funcionales para cualquier persona, independientemente de las restricciones dietéticas o adaptaciones culturales que desee implementar.

La AHA recomienda incorporar estos hábitos saludables a largo plazo, en lugar de realizar cambios drásticos basados en dietas de moda.

Estas son las 10 recomendaciones de la AHA para mantener tu corazón saludable.

1. Ajustar la ingesta y el gasto de energía para lograr y mantener un peso corporal saludable
Según la Asociación Estadounidense del Corazón, mantener un peso corporal saludable a lo largo de la vida es un componente importante de la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV).

Y más en una época en la que la ingesta de alimentos y el estilo de vida sedentario han aumentado.

El reporte aclara que las necesidades energéticas varían ampliamente según la edad, el nivel de actividad, el sexo y el tamaño de un individuo.

Sin embargo, durante la edad adulta, las necesidades energéticas disminuyan entre 70 y 100 calorías con cada década de vida.

"Un enfoque clínico y de salud pública para promover la adopción de un patrón dietético saludable (…) concurrente con el control de las porciones y el equilibrio energético es fundamental para reducir el aumento de peso y el riesgo de ECV", indica.

2. Come muchas frutas y verduras (y variadas)
El reporte de la AHA recuerda que la mayoría de los subgrupos de frutas y verduras se han asociado con una reducción de la mortalidad.

"El consumo de una amplia variedad de estos grupos de alimentos proporciona los nutrientes esenciales y fitoquímicos adecuados. Todas las formas de frutas y verduras (frescas, congeladas, enlatadas y secas) se pueden incorporar a patrones dietéticos saludables para el corazón", señala.

Los arándanos contienen antocianina, que se ha relacionado con la reducción del riesgo de enfermedad cardíaca.

Los cardiólogos recomiendan especialmente las frutas y verduras de colores intensos y comerlas enteras, en lugar de en jugos.

Igualmente recomienda limitar aquellas a las que se les ha añadido sal y azúcar.

3. Come alimentos elaborados con granos integrales en lugar de granos refinados
El reporte de la AHA indica que diversos estudios reafirman los beneficios de comer granos integrales en lugar de otros que hayan sido previamente refinados.

En general, recomiendan los productos elaborados con al menos un 51% de cereales integrales.

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte prematura.

4. Elige fuentes saludables de proteína
Según la AHA, se deben elegir principalmente fuentes proteicas a base de proteínas de plantas, como legumbres y frutos secos.

La soja (incluidos el edamame y el tofu), frijoles, lentejas, garbanzos y guisantes son tipos comunes de estas legumbres.

"Es de destacar que reemplazar los alimentos de origen animal con alimentos integrales de origen vegetal tiene el beneficio adicional de reducir la huella de carbono de la dieta, contribuyendo así a la salud planetaria", señala.

La mejor forma de consumir una dieta variada es comiendo colores variados.

No obstante, alerta sobre el consumo de carne de origen vegetal, dado que actualmente son productos ultraprocesados y contienen azúcares saturados añadidos, grasas, sal, estabilizantes y conservantes.

"En la actualidad, hay pruebas limitadas de los efectos sobre la salud a corto y largo plazo de estas alternativas de carne a base de plantas", indica la AHA.

Recomienda en ese sentido:
Consumo regular de pescados y mariscos
Productos lácteos bajos en grasa o sin grasa en lugar de productos lácteos enteros
Si deseas carnes rojas o aves, elige cortes magros y evita las formas procesadas

5. Usa aceites vegetales líquidos
La AHA asegura que se deben evitar los llamados aceites tropicales (coco, palma, etc.), así como las grasas animales (mantequilla y manteca de cerdo) y las grasas parcialmente hidrogenadas.

En cambio, recomienda el uso de los aceites de soja, maíz, cártamo y girasol, nueces y semillas de lino. También los de canola, de oliva, nueces y aquellos que provienen de cacahuetes y la mayoría de los frutos secos y sus mantequillas.

El aceite de coco tiene más grasas saturadas que la mantequilla.

6. Elige alimentos mínimamente procesados en lugar de alimentos ultraprocesados
El reporte alerta, como otros de su tipo, que el consumo de muchos alimentos ultraprocesados es de preocupación debido a su asociación con efectos sobre la salud adversos, incluidos el sobrepeso y la obesidad, trastornos cardiometabólicos (diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular) y aumento de la mortalidad.

"Un principio general es enfatizar el consumo de alimentos sin procesar o mínimamente procesados", indica.

7. Reduce la ingesta de bebidas y alimentos con azúcares añadidos
Otra de las recomendaciones sobre las que vuelve la AHA es limitar el consumo de los azúcares añadidos a los alimentos o bebidas, ya sea glucosa, dextrosa o sacarosa u otros tipos de edulcorantes como jarabe de maíz, miel, jarabe de arce o jugo de frutas concentrado.

Igualmente, sugiere limitar el consumo de edulcorantes de bajo contenido energético y los mono y disacáridos de baja abundancia, cuyos beneficios potenciales no han sido todavía determinados.

8. Disminuye o elimina el consumo de sal
Como un clásico de las recomendaciones de los cardiólogos, la AHA sugiere limitar el consumo de sal.

En esta ocasión, no solo se refiere a aquella que agregamos a la comida, sino también a poner un ojo en alimentos procesados, en los preparados fuera el hogar o enlatados y envasados.

"Una alternativa prometedora es el reemplazo de sal regular con sales enriquecidas en potasio, especialmente en entornos de preparación de alimentos", señala.

9. Si no bebes alcohol, no comiences a beber; si eliges beber alcohol, limita su consumo
Una recomendación para muchos difícil, la misma AHA reconoce que la relación entre el alcohol y las enfermedades cardiovasculares es "compleja", dado que "el riesgo parece diferir según la cantidad y el patrón de la ingesta de alcohol; edad y sexo".

El sedentarismo y una dieta alta en grasas aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

"Las Guías Alimentarias para Estadounidenses de 2020 a 2025 continúan recomendando no más de una copa de bebida con alcohol por día para mujeres y dos copas al día para hombres".

10. Sigue estos consejos, independientemente del lugar donde se preparen o consuman los alimentos
Según la AHA, estas recomendaciones deberían aplicarse a todos los alimentos y bebidas, independientemente de dónde se preparen, se adquieran y se consuman.

"Deben promulgarse políticas que fomenten opciones de alimentación más saludables, como hacer disponibles productos de granos integrales en lugar de granos refinados y minimizar el contenido de sodio y azúcar en los productos", señala.

miércoles, 25 de julio de 2018

Los cinco hábitos saludables que pueden alargar la vida una década. Investigadores estadounidenses estudian en 123.000 personas los beneficios de hacer deporte, cuidar la alimentación, no pasarse con el alcohol y evitar el sobrepeso.

Todo el mundo sabe que no fumar, hacer deporte, cuidar la alimentación, no pasarse con el alcohol y evitar el sobrepeso son hábitos saludables.

Pero no todos toman al pie de la letra estas recomendaciones. Un grupo de científicos de la Harvard T.H. Chan School of Public Health ha publicado en la revista Circulation un estudio que deja más claros los beneficios de un estilo de vida sano. Según la investigación, respetar esas cinco normas puede conllevar un aumento de la esperanza de vida con respecto a quienes no las siguen de hasta 14 años para las mujeres y 12 años para los hombres. Los autores han sacado esta conclusión tras observar a lo largo de 34 años los comportamientos más o menos saludables de 123.000 estadounidenses.

Pese a ser el país que más invierte en sanidad en el mundo, Estados Unidos ocupa el puesto 31 en el listado de los que mejor esperanza de vida tienen, según los últimos datos de la Organización Mundial de la SaludPara explicar esta realidad, los investigadores creen que influyen los hábitos de vida de cada ciudadano. "La obesidad en EE UU es mucho más alta que en otros países desarrollados. Las mujeres estadounidenses empezaron a fumar hace décadas, antes que en otros países", pone como ejemplos Yanping Li, autor del estudio.

En la fase de recopilación de datos sobre las más de 120.000 personas involucradas, los investigadores de Harvard contaron 42.167 muertes. Al analizar en detalles qué hábitos de vida tenían esas personas, los científicos han constatado importantes diferencias entre quienes llevaban un estilo de vida saludable y quienes no. Los cinco factores clave han sido escogidos de acuerdo con los estudios de las décadas anteriores y gracias a la propia "experiencia de investigación" de los autores, que, en particular, han manejado "durante muchos años" información sobre miles de profesionales de la sanidad, afirma Li.

Esther López García, investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid, explica que la principal aportación del estudio es el hecho de aplicar el cálculo de los beneficios de un estilo de vida saludable a los datos reales sobre fallecimientos en Estados Unidos. "Sirve para calcular cuántas muertes se pueden atribuir a no seguir ese estilo de vida, que es modificable y no depende de fármacos y tratamientos médicos", afirma López. Eso se traduce "en cuánto más podría vivir la gente", agrega la investigadora.

Li y el resto del equipo que ha trabajado en el estudio, liderado por Frank B. Hu, han sacado la conclusión de que, a los 50 años de edad, una mujer que mantiene un estilo de vida conforme a los cinco factores saludables señalados puede tener una esperanza de vida de 43 años más. Para un hombre de la misma edad sería de 37 años. Para las personas que no respetan ninguna de estas recomendaciones, la esperanza de vida media es de 29 años en el caso de las mujeres y de 25 para los hombres. López destaca que, según el estudio, no es necesario haber seguido este estilo estrictamente a lo largo de toda la vida. En opinión de la investigadora, "nunca es tarde" para mejorar aspectos como dejar de fumar o seguir una dieta más saludable y, aunque se empiece a los 50 años, se pueden obtener beneficios.

Los científicos estadounidenses creen que, para que cada individuo adopte un estilo más saludable, es importante un mayor esfuerzo de la sanidad pública. "Recomendamos al sistema de salud de Estados Unidos impulsar la prevención en la población genérica antes que los tratamientos de los pacientes", afirma Yanping Li. Esther López sostiene que el mismo discurso es aplicable a un país como España y hace referencia al consumo de tabaco, según ella un hábito no saludable muy común en este país. "Si se previene que mucha gente fume, se van a reducir muchas enfermedades. En cambio, los tratamientos médicos, aunque por supuesto mejoran la salud, tienen un impacto menor, en términos de salud pública, porque llegan a menos gente".

No seguir los factores indicados en el estudio puede conllevar graves consecuencias para la salud de las personas. Los investigadores señalan una larga lista de efectos negativas por cada uno de ellos, como el riesgo de sufrir cáncer u otras enfermedades por fumar o la diabetes y los problemas cardiovasculares asociados a una mala dieta. Por eso insisten en que si se adoptan los cinco hábitos a los que apuntan, los beneficios están garantizados. "El mensaje clave es común para todos: cuánto más saludable es el estilo de vida de una persona, más larga será su esperanza de vida", concluye Li.

https://elpais.com/elpais/2018/05/04/ciencia/1525441647_414845.html