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martes, 26 de abril de 2016

Economistas han examinado 7 programas de prestaciones sociales para ver si han hecho a la gente holgazana. ¡Y no las ha hecho!

Desde que ha habido programas del gobierno diseñados para ayudar a los pobres, ha habido críticos insistiendo en que ayudar a los pobres los mantendrá sin trabajar. Pero la evidencia de esta proposición ha sido siempre bastante endeble.

Un estudio reciente[1] de economistas de Harvard y del MIT - Massachusetts Institute of Technology, ha debilitado aún más esta propuesta. Abhijit Banerjee, Rema Hanna, Gabriel Kreindler, y Benjamin Olken volvieron a analizar los datos de siete experimentos aleatorios evaluando los programas de ayuda económica en países pobres y encontraron que “no hay evidencia sistemática de que los programas de prestación de dinero en metálico desanimen a la gente a trabajar”. Atacar a los receptores de las prestaciones llamándolos gandules es una retórica fácil, pero cuando de verdad examinas científicamente la proposición, ésta no se sostiene.

No han tenido este efecto en Honduras, ni en Indonesia, ni en Marruecos…

Los programas tratados en el estudio tienen una extensión geográfica bastante amplia. Hay cuatro en América Latina (dos en México, uno en Nicaragua y otro en Honduras), dos en el Sudeste asiático (Filipinas e Indonesia), y uno en Marruecos.

La mayor parte de los programas que analiza este estudio se conocen como “transferencias de dinero condicionales” (CCTs – Conditional Cash Transfers), en la que las familias reciben dinero con la condición de que, digamos, lleven a sus hijos a la escuela, o que los vacunen. La idea es doble: ayudar a la gente pobre, y usar la ayuda como presión para que sus hijos se eduquen y reciban asistencia sanitaria. Estas “transferencias de dinero condicionales -- CCTs” se pusieron de moda antes en América Latina, por eso la mayoría de los programas analizados se han hecho en esta región. Pero el estudio incluye también un Programa mexicano[2] que proporcionaba 13 dólares al mes en metálico “sin condiciones” a familias de las regiones pobres.

Exactamente: cero. Ese fue el número de programas (de entre estos siete programas) en los que vieron un cambio estadísticamente significativo en los niveles de desempleo o en las horas trabajadas a la semana:

Banerjee, Hanna, Kreindler, y Olken, 2015. Efectos en el trabajo, por programa.

En algunos casos el trabajo subió; en otros, el trabajo bajó. En ninguno de ellos hubo un cambio sustancial. En todos los programas, excepto en el de Honduras y Filipinas, los datos fueron lo suficientemente equiparables como para que los investigadores pudieran hacer un fondo común y calcular los efectos a través de todos los programas. Esto permitió estimaciones más precisas que las que se hubiesen podido obtener de cualquiera de los cinco estudios comparados en solitario. El intervalo de confianza fue de un 95% en cuanto a cómo afectaron a la tasa de empleo, comprendidos entre un descenso de un 1,6 % y un incremento de un 0,9%. Prácticamente esto es una indicación de que no hay cambios.

Otros estudios encontraron que el dinero en metálico anima a trabajar

Hasta cierto punto, esto abarata los programas de transferencia de dinero. Dos recientes trabajos de investigación en estos programas de transferencia de dinero sugieren que dar dinero a la gente pobre de los países en desarrollo podría incluso, en algunos casos, fomentar el trabajo. Un estudio hecho por Christopher Blattman, Nathan Fiala, y Sebastian Martinez evaluaron un programa que dio becas (382 dólares por persona, de media) a grupos de ugandeses desempleados jóvenes para ayudarles a aprender oficios cualificados, y descubrieron que aumentaron un 17% en horas de trabajo y sus salarios en un 38%. Otro trabajo de investigación de: Blattman, Eric Green, Julian Jamison, y Jeannie Annan, examinó un programa de Nigeria en el que daban unos 150 dólares y un entrenamiento con algunas habilidades básicas de negocios a mujeres del norte de Uganda: el trabajo aumentó en un 61%.

Esos programas son significativamente diferentes de los evaluados en el estudio de Harvard/MIT. La diferencia es que estaban orientados a ayudas para los negocios. El programa para mujeres proporcionó capacitación y supervisión, y el programa para adultos jóvenes exigió a los candidatos que presentaran sus propuestas explicando cómo utilizarían el dinero para mejorar sus negocios. También hubo otro de una beca pagada en una vez, en vez de una transferencia a plazos, y operando por regla general a una escala menor que las de los programas gubernamentales evaluados por Banerjee et al.

Pero el razonamiento que hacen los contrarios a los programas de prestaciones sociales escépticos acerca de los programas de transferencias de dinero, debería también preocuparse por darle a la gente pobre grandes pagos únicos para usarlos como capital para negocio; ¿por qué no cogerían este dinero y lo gastarían? Por tanto el éxito de estos programas proporciona otro contraargumento más para la paranoia acerca de la “welfare queen - – reina del subsidio[3]”.

No es solo en el extranjero

Todas las evidencias mencionadas anteriormente se refieren a países en desarrollo. Pero merece la pena ser escépticos también en los países ricos acerca las denuncias a las “welfare queens – reinas del subsidio”. Por una sencilla razón, el mayor programa de EEUU que hay actualmente funcionando para jóvenes adultos pobres es el “EITC - Earned Income Tax Credit[4]”.

Hay una abundante evidencia que demuestra que el programa de EITC fomenta el trabajo, normalmente atrayendo a los padres solteros al mercado de trabajo. Esto tiene un impacto anti-pobreza más allá del dinero que este crédito fiscal[5] proporciona a la familia.

Pero incluso los programas de donación de dinero sin condiciones probablemente no tengan un mayor efecto en el trabajo en los países ricos. Varios estudios en los años 70 en los EEUU examinaron los programas de “impuesto negativo sobre la renta”[6], donde se tomó como ejemplo un grupo de familias pobres que recibieron becas, cuya cantidad fue disminuyendo a medida que las familias ganaban más dinero con sus trabajos. Los estudios encontraron un descenso muy bajo en el trabajo, debido sobre todo a que la gente tardaba más en encontrar un buen trabajo cuando estaba desempleada y alargaba el periodo de estudios. Incluso esos cálculos fueron exagerados por los participantes que ocultaban la cantidad de trabajo que hacían, quizá para obtener mayores cheques; cuando los investigadores examinaron los datos administrativos, en vez de las respuestas de los sondeos, no encontraron apenas efecto en cuanto al trabajo.

Hay un ejemplo mucho mejor en Canadá, donde una ciudad entera obtuvo unos ingresos garantizados a través del sistema de “impuesto negativo sobre la renta”, y se observaron incluso menores reducciones en trabajo, y allí donde se encontraron fueron en los casos de madres que habían parido recientemente (que pasaron más tiempo en casa con sus recién nacidos), y adolescentes.

No hay duda alguna de que los programas sociales mal diseñados pueden disuadir de trabajar. En el estudio de las ayudas a familias con niños dependientes, la reforma anterior del actual programa de prestaciones sociales se encontró que decrecieron las horas trabajadas de un 10 a un 50% entre los receptores; esto probablemente tuvo que ver con el hecho de que los beneficios de AFDC[7] fueron sustraídos con una proporción de un 100%, por lo que cada dólar ganado trabajando, era un dólar menos que se recibía del AFDC. ¿Quién querría trabajar en esas circunstancias?

Pero la mayoría de los programas de prestaciones sociales son mejores que el AFDC. Tanto si se llevan a cabo en los EEUU o en países en desarrollo no tienden a disuadir a la gente de trabajar.

[1] Debunking the Stereotype of the Lazy Welfare Recipient: Evidence from Cash Transfer

[2] Mexico tried giving poor people cash instead of food. It worked. –- México probó a dar dinero a los pobres en vez de comida. Y funcionó.

http://www.vox.com/2014/6/26/5845258/mexico-tried-giving-poor-people-cash-instead-of-food-it-worked

[3] [Nota de la T.] El artículo se refiere al famoso caso de Linda Taylor, que cometió fraude abusando del sistema de prestaciones de ayudas (entre otros muchos y más graves delitos), y que Ronald Reagan utilizó en su campaña para ilustrar sus críticas a los programas de ayudas sociales. https://en.wikipedia.org/wiki/Linda_Taylor http://www.slate.com/articles/news_and_politics/history/2013/12/linda_taylor_welfare_queen_ronald_reagan_made_her_a_notorious_american_villain.html

[4] [Nota de la T.] EITC: Earned Income Tax Credit, es una devolución en el pago de impuestos para trabajadores con bajos o medios ingresos, especialmente para aquellos con hijos https://www.irs.gov/Credits-&-Deductions/Individuals/Earned-Income-Tax-Credit/EITC,-Earned-Income-Tax-Credit,-Questions-and-Answers https://en.wikipedia.org/wiki/Earned_income_tax_credit

[5] [Nota de la T.] Los créditos fiscales reducen la cantidad de impuestos debidos. Los gobiernos pueden conceder un crédito fiscal para promover un comportamiento específico, como renovar el parque automovilístico, o los electrodomésticos antiguos con otros más eficientes, o ayudando los contribuyentes más desfavorecidos reduciendo el coste total de la vivienda. http://www.investopedia.com/terms/t/taxcredit.asp

[6] [Nota de la T.] El impuesto negativo sobre la renta es un sistema de impuestos progresivo en el que la gente que gana por debajo de una cierta cantidad, recibe una cantidad suplementaria de gobierno. https://es.wikipedia.org/wiki/Impuesto_negativo_sobre_la_renta

[7] [Nota de la T.] AFDC (Aid to Families with Dependent Children – Ayuda a familias con hijos dependientes)

https://www.census.gov/population/socdemo/statbriefs/whatAFDC.html
Dylan Matthews

jueves, 6 de agosto de 2015

Más de 3,7 millones de parados no perciben prestación alguna. Solo el 27,8% de desempleados percibe de algún tipo de seguro de desempleo, según la EPA


Esta cifra deja en un 27,8% el porcentaje de parados con ayudas. La tasa oficial de cobertura que elabora el Ministerio de Empleo es más alta: en mayo, último dato disponible, ascendía al 54,5%. Esta diferencia tiene varias causas. La primera que el número de parados del INE (5,1 millones) es mucho mayor que el del Ministerio de Empleo, que solo cuenta a los registrados en sus oficinas (4,1 millones).

La otra es que en la cifra de beneficiarios de prestaciones de Empleo hay receptores que la EPA no considera parados (trabajadores a tiempo parcial con prestación, afectados por regulaciones temporales de empleo, prejubilados). En cambio, el INE para averiguar si un desempleado percibe ayudas pregunta directamente al encuestado si percibe prestación o subsidio.

El Ministerio de Empleo ha admitido esta misma diferencia en una pregunta parlamentaria efectuada por el parlamentario socialista Antonio Pradas, que fue publicada en el Boletín de las Cortes del pasado 3 de junio. En ella, el departamento dirigido por Fátima Báñez repasa los datos de la encuesta de población activa de finales de 2014 y reconoce que el número de parados que en ese momento no percibía prestación alguna ascendía a 3.747.000. También apunta que, partiendo de esa fuente, el porcentaje de quienes no recibían nada era del 30,3%, frente al 56,49% de la cifra oficial de Empleo correspondiente a enero.

Más de 3,7 millones de parados no reciben ningún tipo de prestación del Ministerio de Empleo, según la EPA del segundo trimestre de este año. La cifra ha bajado en los últimos meses, pero aún está por encima de los 1,3 millones de 2007. En resumen, solo percibe algún tipo de subsidio el 27,8% de parados. Hay que tener en cuenta que 561.000 del total no ha trabajado nunca y no han generado el derecho para percibir cobrar ayudas.

La mejora laboral ha reducido el número de parados que no recibe ayuda alguna procedente el Ministerio de Empleo. Pero todavía no lo hace con la suficiente fuerza como para reducir uno de los problemas graves que se han generado por la larga duración de la crisis: la gran cantidad de parados que han agotado el seguro de desempleo en todas sus modalidades, no encuentran un trabajo y no reciben ayuda alguna del Ministerio de Empleo. Este colectivo asciende a más de 3,1 millones de parados, a los que hay que sumar los 561.000 parados que no han trabajado nunca. La suma arroja un resultado de 3.711.680, según la extracción de los microdatos de la encuesta de población activa que elabora trimestralmente el investigador Enrique Negueruela para la Fundación Primero de Mayo, vinculada a CC OO.

Esta cifra deja en un 27,8% el porcentaje de parados con ayudas. La tasa oficial de cobertura que elabora el Ministerio de Empleo es más alta: en mayo, último dato disponible, ascendía al 54,5%. Esta diferencia tiene varias causas. La primera que el número de parados del INE (5,1 millones) es mucho mayor que el del Ministerio de Empleo, que solo cuenta a los registrados en sus oficinas (4,1 millones).

La otra es que en la cifra de beneficiarios de prestaciones de Empleo hay receptores que la EPA no considera parados (trabajadores a tiempo parcial con prestación, afectados por regulaciones temporales de empleo, prejubilados). En cambio, el INE para averiguar si un desempleado percibe ayudas pregunta directamente al encuestado si percibe prestación o subsidio.

El Ministerio de Empleo ha admitido esta misma diferencia en una pregunta parlamentaria efectuada por el parlamentario socialista Antonio Pradas, que fue publicada en el Boletín de las Cortes del pasado 3 de junio. En ella, el departamento dirigido por Fátima Báñez repasa los datos de la encuesta de población activa de finales de 2014 y reconoce que el número de parados que en ese momento no percibía prestación alguna ascendía a 3.747.000. También apunta que, partiendo de esa fuente, el porcentaje de quienes no recibían nada era del 30,3%, frente al 56,49% de la cifra oficial de Empleo correspondiente a enero.
Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/07/26/actualidad/1437938831_440383.html

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jueves, 11 de junio de 2015

EE UU pagó millones en prestaciones sociales a excriminales nazis. Una investigación federal revela que más de 130 exnazis residentes recibieron 20 millones de dólares de la Seguridad Social pese a su pasado hitleriano

El Gobierno estadounidense pagó 20,2 millones de dólares (18 millones de euros al cambio actual) en prestaciones de la Seguridad Social a más de 130 residentes de Estados Unidos vinculados a las atrocidades nazis a lo largo de más de medio siglo, aunque algunos pagos se han hecho incluso en este mismo año, según una investigación federal.

El volumen del importe pagado, mucho mayor del que esperaban los funcionarios que llevan la investigación, da prueba de la facilidad con la que miles de exnazis lograron asentarse en una nueva vida en los Estados Unidos, sin apenas ningún control después del final de la Segunda Guerra Mundial .

Un informe que se publicará esta semana por el inspector general de la Administración de la Seguridad Social concluye que la práctica totalidad de los pagos se han realizado adecuadamente bajo la ley de cada momento, y que los funcionarios federales no tenían la autoridad legal para prohibir esos beneficios hasta que el nazi sospechoso fuera deportado, según funcionarios consignados en el informe citados por Bloomberg.

En las décadas de los 60 y los 70, docenas de antiguos nazis que habían envejecido en Estados Unidos comenzaron a recibir prestaciones de la Seguridad Social, sin que las autoridades federales investigaran los posibles vínculos de los inmigrantes alemanes con las atrocidades cometidas durante la guerra.

No fue sino hasta la década de los 80, bajo la presión del Congreso, cuando el Departamento de Justicia comenzó a investigar a cientos de sospechosos en los Estados Unidos y comenzó un proceso de deportación contra exoficiales nazis, guardias de campos de concentración, líderes de los escuadrones de ejecución y otros criminales de guerra.

El informe encontró que más de tres docenas de antiguos nazis recibieron un total de 5,7 millones de dólares del Seguro Social antes de ser deportados. Otros 95 presuntos exnazis que recibieron 14,5 millones de dólares nunca fueron deportados y continuaron cobrando sus prestaciones. Algunos murieron antes de que pudieran ser deportados, otros huyeron del país y a otros se les permitió seguir en el país tras ser investigados.

Indignación por los pagos
"Es indignante que los nazis pudieran recibir estas prestaciones pero el informe también deja claro que la Administración de la Seguridad Social carecía del derecho legal para suspender esos pagos en la mayor parte de los casos”, dijo Carolyn B. Maloney, congresista demócrata por Nueva York que pidió que se abriera una investigación después de surgieran nuevas pruebas el año pasado.

Los primeras pesquisas se realizaron en los años 80 después de que se detectara de que cientos de sospechosos nazis que habían trabajado desde el final de la guerra en ciudades de todo el país comenzaban a cobrar sus retiros. Pero fue una investigación de Associated Press el pasado otoño el que renovó el interés por el fenómeno, lo que llevó al Congreso a aprobar una legislación especial denominado No Social Security for Nazis Act.

Esta ley puso a fin a las prestaciones que recibían cuatro nazis que habían salido de los Estados Unidos para regresar a Europa. El pago más reciente a un exnazi tuvo lugar el pasado mes de enero. No hay constancia de que actualmente haya ningún exnazi cobrando prestaciones.
http://economia.elpais.com/economia/2015/05/31/actualidad/1433091969_095137.html?rel=ult