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lunes, 20 de septiembre de 2021

_- Qué puede enseñarnos sobre la felicidad un panadero de la antigua Pompeya

_- A pesar de una pandemia que cambió radicalmente las vidas de miles de millones de personas, el "Informe mundial de la felicidad" indica que eso, la felicidad, se mantiene estable en el mundo, un testimonio de la resiliencia de la raza humana.

Como estudiosa del mundo clásico, no me parecen nada nuevas las discusiones sobre la felicidad que suelen darse en medio de crisis personales o sociales como la que vivimos.

Hic habitat felicitas o "Aquí mora la felicidad", proclama una inscripción hallada en una panadería de Pompeya, unos 2.000 años después de que su dueño viviera y probablemente muriera en la erupción del volcán Vesubio que destruyó la antigua ciudad romana en el año 79 d. C.

¿Qué significaba la felicidad para ese panadero pompeyano?

¿Y cómo puede ayudar la antigua idea romana de felicidad en nuestra búsqueda de lo mismo hoy?

Felicidad para mí, pero no para ti
Los romanos consideraban a Felicitas y a Fortuna, una palabra relacionada, diosas.

Ambas tenían templos en Roma en las que quienes buscaban sus favores depositaban ofrendas y hacían promesas.

Felicitas fue también retratada en monedas romanas desde el siglo I a. C. hasta el IV d. C., lo que indica su posible conexión con la prosperidad de las arcas del Estado.

Los emperadores romanos intentaron asimismo asociar su figura a la de estas diosas, como muestran algunas de las monedas que acuñaron.

"Felicitas Augusti" se leía, por ejemplo, en una moneda de oro del emperador Valeriano, iconografía que parece mostrar que era el hombre más feliz del Imperio y favorecido por las diosas.

Al invocar a Felicitas en su propia morada y negocio, el panadero pompeyano quizá estaba intentando atraerla, con la esperanza de que la bendición de la felicidad recaería sobre su vida y venta.

Pero esta idea del dinero y el poder como fuente de la felicidad encerraba una cruel ironía.

Felicitas y Felix fueron nombres habituales para esclavos de ambos sexos. Por ejemplo, Antonius Felix, gobernador de Judea en el siglo I d. C., era un antiguo esclavo.

No hay duda de que su suerte cambió. Mientras que Felicitas era el nombre de la esclava que fue martirizada junto a Perpetua en el año 203 d. C., hoy ambas adoradas como santas por el cristianismo.

Los romanos veían a los esclavos como prueba del estatus superior de sus dueños y como la encarnación de su felicidad.

Vista de esta manera, la felicidad parece un juego de suma cero, entrelazado con el poder y la dominación. La felicidad en el mundo romano tenía un precio y los esclavizados lo pagaban para entregar el don de la felicidad a sus dueños.

Baste decir que para los esclavizados, sea donde sea que habitara la felicidad, no era en el Imperio romano.

¿Dónde reside realmente la felicidad?
¿Es posible imaginar en la sociedad actual que la felicidad solo exista a costa de otro?

¿Dónde reside la felicidad, si los casos de depresión y otras enfermedades mentales aumentan y las jornadas de trabajo duran cada día más?

Durante las últimas dos décadas, los trabajadores de Estados Unidos han trabajado más y más horas.

Una encuesta de Gallup reveló el año pasado que el 44% de los empleados a jornada completa trabajaban más de 45 horas a la semana, mientras que un 17% llegaba o superaba las 60.

El resultado de esta cultura del exceso de trabajo es que la felicidad y el éxito realmente parece ser también una ecuación de suma cero.

Hay un coste, habitualmente humano, cuando el trabajo y la familia libran un tira y afloja por el tiempo y la atención en el que la felicidad es siempre la víctima.

Esto ya era así mucho antes de la pandemia de covid-19.

Los estudios sobre la felicidad se vuelven más populares en tiempos de alto estrés social.

Quizá no sea casualidad que el más longevo de ellos, el de la Universidad de Harvard, surgiera durante la Gran Depresión de la década de 1930.

En 1938, un grupo de investigadores midió la salud física y mental de 268 estudiantes y les siguieron el rastro a ellos y a sus descendientes durante 80 años.

¿Cuál fue su principal descubrimiento? "Las relaciones estrechas, más que el dinero o la fama, mantienen a la gente feliz a lo largo de sus vidas".

Esto incluye un matrimonio y una familia feliz, y una comunidad cercana de amigos.

Significativamente, las relaciones destacadas en el estudio son las basadas en el amor, el cuidado, y la igualdad, más que en el abuso y la explotación.

Igual que la Gran Depresión motivó el estudio de Harvard, la actual pandemia empujó al científico social Arthur Brooks a lanzar en abril de 2020 una columna semanal sobre la felicidad titulada "Cómo construir una vida".

En el primero de sus artículos, Brooks bucea en los estudios que la fe y trabajar con un sentido, además de las relaciones estrechas, pueden mejorar nuestra felicidad.

Encontrar la felicidad en el caos
Los consejos de Brooks se relacionan con los descubrimientos del "Informe mundial de la felicidad" de 2021, que detectan "alrededor de un 10% de aumento en el número de personas que dijeron haber estado preocupadas o tristes el día anterior".

La fe, encontrarle un sentido al trabajo y las relaciones contribuyen a desarrollar sentimientos de seguridad y estabilidad, ambas han sufrido con la pandemia.

El panadero pompeyano que escogió colocar esa placa en su lugar de trabajo probablemente hubiera estado de acuerdo en que hay una relación significativa entre la felicidad, el trabajo y la fe.

Y, aunque no vivió una pandemia, o al menos no han encontrado constancia de ello, no era ajeno al estrés social... seguir leyendo aquí,... https://www.bbc.com/mundo/noticias-58483070

sábado, 14 de febrero de 2015

"Todo es un número" Pitágoras

Números arábigos
A pesar del nombre, los números arábigos fueron inventados en India en el siglo V. Se les dice "arábigos" porque los europeos los conocieron gracias a los comerciantes árabes de África del Norte en la Edad Media. Los matemáticos árabes los llaman "números hindúes".
El concepto del cero también se originó en India, en el siglo IX, pero el sistema de numeración decimal es un invento árabe del mismo siglo.
Al nuevo sistema le tomó al menos medio milenio establecerse.
En el siglo XI todavía había al menos tres tipos distintos de aritmética en el mundo árabe.

Las formas que usamos para los números hoy en día datan del siglo XIII, provienen de Marruecos y no son los mismos que los que se usan en el árabe moderno.
Del 1 al 9 son similares, pero el número arábigo que parece como un 0 aplastado es el 5, y el cero es un punto. Con el colapso gradual del Imperio Romano en 1453 vino más confusión, pues los números romanos empezaron a ser conocidos como "los números germanos".
La llegada de la imprenta en el siglo XV le dio un impulso al nuevo sistema de numeración "arábigo", pero la numeración romana se siguió usando al en paralelo hasta el siglo XVII.
A la numeración romana a menudo se le considera difícil de manejar e inapropiada para hacer cálculos pero hay algoritmos en los que se usa para matemáticas complejas.
Curiosamente, al sumar y restar, los números romanos son un poco más fáciles que los arábigos: la suma de 100+200=300 implica aprender el significado de cuatro símbolos arbitrarios, mientras que la misma suma en romanos (C+CC=CCC) involucra sólo uno y parece más intuitiva.

Números traviesos
La BBC alguna vez le pidió a sus lectores que contaran cuáles eran sus números favoritos y llegaron curiosas respuestas. A Dai Ichi de EE.UU., por ejemplo, le gustan las cosas raras y por ello su favorito es el número 2, que es el único número primo par.
El favorito de David, de Wolverhampton, es 11.235.813... ¿por qué? Porque es una secuencia de números Fabonacci, es decir, números sucesivos que son la suma de los dos que les preceden, por lo que son inolvidables.
Para el próximo hay que concentrarse un poco, pero es divertido: el favorito de John, de Yorkshire, es 142.857 porque si lo multiplicas
x 2 = 285.714;
x 6 = 857.142;
x 4 = 571,428;
x 5 = 714.285...
¿Notaste que el número fue rotando? ¡Ahora multiplícalo por 7!
A Victoria, de Oxford, le gusta el 12.407 por ser el número "no interesante" más pequeño, es decir, uno que no aparece en la Enciclopedia electrónica de secuencias de números enteros. Eso crea una paradoja pues al ser el número más pequeño que no es interesante, automáticamente se vuelve interesante.
Aunque el 26 parece un número aburrido e insignificante, al inglés Rupert le gusta pues es el único número que está entre un cuadrado perfecto (5x5=25) y un cubo perfecto (3x3x3=27).

Números extremadamente grandes
Un 1 seguido de 100 ceros se llama un "gúgol". La palabra fue acuñada en 1938 por un niño de 8 años de edad: Milton Sirotta, sobrino del matemático estadounidense Edward Kasner.
Un gúgolplex es un 1 seguido por un gúgol de ceros... o más ceros que la cantidad de átomos que hay en el Universo. Estos números realmente sólo se usan para mostrar la diferencia entre los números grandes y el infinito, que no es un número grande sino un concepto matemático.

Muchos ceros
El nombre del motor de búsqueda Google fue adoptado después de que un asistente chequeó si ya alguien se había apropiado de "gúgol" (en inglés googol) como dominio de internet. Accidentalmente, la escribieron mal y quedó "google".
Y quedándonos con Google, si uno busca 'GIMPS', el primer resultado que aparece es Great Internet Mersenne Prime Search o la Gran búsqueda de números primos de Mersenne por internet, un proyecto colaborativo cuyo fin es encontrar números primos enormes valiéndose del poder de muchos computadores.

Los números primos altos son útiles para cifrar data; en 1994 Roger Schlafly patentó dos números primos muy grandes, los cuales son usados como parte de un método criptográfico.

La Fundación de Fronteras Electrónicas le dará US$200.000 a la primera persona que encuentre un número primo con al menos 1.000.000.000 dígitos.

"Cuando estés enfadado, cuenta hasta cuatro; cuando estés muy furioso, suelta unas groserías"
Mark Twain
Fuente: BBC. http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2015/01/150108_qi_numeros_finde_dv