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lunes, 17 de febrero de 2025

_- Rosa Jové, psicóloga: “Consolar a un bebé que llora no malcría, refuerza el vínculo con los padres”

Rosa Jové Llorar Bebé
_- Rosa Jové, psicóloga, defiende que dejar llorar a un bebé para enseñarle a dormir no es la solución y puede generar consecuencias negativas en su desarrollo emocional.
La experta sostiene que ignorar el llanto y las situaciones de estrés en los primeros años de vida, entre los 0 y los 5 años, puede generar secuelas permanentes e insiste en la importancia de dar consuelo y abrazar al pequeño

Pocas cosas resultan tan frustrantes como intentar calmar a un bebé que no deja de llorar, especialmente al final de un día agotador. En medio del ritmo frenético de la vida actual, padres y madres, cansados y llenos de dudas, se enfrentan a un dilema que sigue generando debate: consolarle o no. Numerosos estudios han analizado los perjuicios que puede tener en la vida emocional de los más pequeños el hecho de dejarlos llorar sin atenderlos. Uno de ellos es el publicado por la Asociación Española de Pediatría en 2007 y titulado Cuídame: una guía para padres y madres, donde se destaca la importancia de responder al llanto del bebé, subrayando la relevancia de atender las necesidades emocionales y físicas desde los primeros meses de vida.

La psicóloga Rosa Jové Montanyola (Lleida, 63 años), licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona, especializada en psicología clínica infantil y juvenil, así como en psicopediatría, respalda esta idea. En su primer libro, Dormir sin lágrimas (La Esfera de los Libros, 2006), éxito de ventas traducido a varios idiomas, Jové defiende que dejar llorar a un bebé para enseñarle a dormir no es la solución y puede generar consecuencias negativas en su desarrollo emocional. La también académica, Premio Nacional de Psicología 2022 José Luis Pinillos en la categoría Una vida dedicada a la Psicología, lo tiene claro: lo único que necesitan los padres para sobrellevar el llanto es tiempo.

PREGUNTA. ¿Se sabe por qué llora un bebé?
RESPUESTA. Evidentemente porque está sufriendo. Pero no todos los llantos son iguales. Es importante diferenciar entre el de la risa, el de la tristeza y, sobre todo, el del miedo. Este último ocurre, por ejemplo, cuando dejamos a un niño solo en una habitación oscura. El del sufrimiento es el lloro que hace más daño. Y es precisamente el malestar, el miedo y no el llanto en sí mismo, lo que traumatiza.

P. ¿Cuáles son las principales consecuencias emocionales de dejar llorar a un bebé?
R. El llanto del miedo, si no se atiende, provoca muchas secuelas. Entre los 0 y los 3 o 4 años, el pánico se manifiesta siempre con berrinches, especialmente cuando experimentan terror. Esto puede provocar efectos emocionales significativos, entre los que se encuentran la ansiedad o el estrés crónico, algunos rasgos depresivos, el síndrome de estrés postraumático y la consecuencia más grave y común: la indefensión aprendida. Esta se produce cuando el bebé aprende a “tirar la toalla” ante situaciones que lo superan, cuando ve que algo le sobrepasa y se vence. Lo preocupante es que esta condición puede quedarse para siempre y, ya en la edad adulta, tener consecuencias serias, como sentir miedo ante cosas aparentemente sencillas o cotidianas como pedir un aumento de sueldo, contradecir a una pareja o ser especialmente susceptible.

P. ¿Qué se les está enseñando a los bebés cuando se les ignora o se minimiza sus lágrimas?
R. Que no son válidos para nosotros, que son de segunda, que no son prioritarios. Es como si se les dijera: “No me importas” y él siente que no merece la atención de sus padres. Y eso, para cualquier ser humano, es una de las sensaciones más dolorosas. Desde los inicios de la humanidad, ser ignorado o excluido ha sido una de las peores amenazas. En las comunidades primitivas, como las de los neandertales y cromañones, ser repudiado por el grupo significaba quedarse sin protección, algo que casi siempre llevaba a la muerte. Incluso en la antigua Grecia, el ostracismo, es decir, ser apartado de la comunidad, era una de las condenas más severas. Si esta sensación de rechazo resulta devastadora para un adulto, imagina lo que significa para un bebé… Ignorar su necesidad de atención equivale a transmitirle que no tiene valor, y ese mensaje puede afectar profundamente su desarrollo emocional.

El llanto del miedo en los bebés, si no se atiende, provoca secuelas. El pánico se manifiesta con berrinches, especialmente si experimentan terror.

P. ¿Qué opina de los métodos del doctor Richard Ferber, médico y director del Centro de Trastornos del Sueño Pediátrico del Children’s Hospital Boston, y del doctor Eduard Estivill, fundador de la Clínica del Sueño Estivill, médico neurofisiólogo y pediatra, que defienden que hay que enseñar al bebé a dormirse por sí solo, sin ayudas externas? Y además recomiendan no acudir cuando el niño llora.
R. El doctor Ferber observó que cuando un niño llora, eventualmente deja de hacerlo. Pero esto no ocurre porque el problema se resuelva o porque el niño aprenda algo positivo, sino porque se cansa. Llorar agota, es un esfuerzo físico y emocional que termina por rendir al niño. Sinceramente, lo que hicieron fue utilizar esa parte perjudicial del llanto como una herramienta, convirtiéndola en un negocio. Es como usar el efecto negativo de un medicamento para fines recreativos.

P. ¿Qué ocurre en el cerebro de un bebé cuando no recibe consuelo?
R. Su cerebro entra en estado de alerta y se activa la adrenalina, que anula temporalmente el área del lenguaje y colapsa la amígdala, responsable de las emociones. Al mismo tiempo, el aumento del cortisol, la hormona del estrés, puede dañar neuronas y afectar su desarrollo. Para compensar este proceso químico, el cerebro segrega serotonina, un neurotransmisor que ayuda a que el niño se calme y, en algunos casos, deje de llorar. Sin embargo, esto no significa que aprenda a dormir, sino que su cerebro utiliza este mecanismo químico para reducir el estrés de manera forzada, como una especie de autodroga.

P. ¿Qué papel juega el cortisol en este proceso?
R. Aumenta de manera considerable, lo cual es especialmente preocupante porque, en niveles elevados, puede destruir neuronas y afectar el desarrollo cerebral del niño.

P. ¿Cómo afecta el estrés al desarrollo de su cerebro?
R. Si buscamos criar niños inteligentes y emocionalmente estables, no podemos ignorar que el estrés prolongado daña el cerebro y puede incluso matar neuronas.

P. ¿Es un problema cultural?
R. En parte, sí. En los países nórdicos, normalmente las madres tienen un año de baja maternal que pueden alargar hasta los dos años. En esos países, este tipo de prácticas se reduce considerablemente porque las madres no tienen la presión de ir a trabajar o madrugar, y les permite estar más tranquilas. En España, lamentablemente, estamos muy lejos de esa realidad.

P. Pero mientras no cambian las cosas… ¿Qué consejo les daría a los padres?
R. Creo que debemos advertir a los padres sobre cómo gestionar su tiempo. Muchas familias se esfuerzan en ahorrar para montar una habitación perfecta, comprar una cuna, ropa y demás, pero mi consejo es claro: los padres deben ahorrar para conseguir más tiempo, ahorrar para poder reducir la jornada laboral o las vacaciones. El bebé no va a notar si la cuna es de segunda mano, pero sí va a notar la presencia de sus progenitores. Hay que dejar claro que criar a un hijo implica dedicarle mucho tiempo, y eso debe ser una prioridad.

Criar a un hijo implica dedicarle mucho tiempo, y eso debe ser una prioridad.

P. Y si a pesar de tener tiempo el bebé llora… ¿Cómo se debe actuar?
R. Los padres deben mantener la calma, ya que perder los nervios solo empeora la situación. Cuando un crío llora mucho, puede entrar en estado de shock, lo que hace que sea aún más difícil calmarlo. En estos casos, el consuelo es la única solución porque cuando le dejas en una habitación solo, no saben dónde están ni lo que va a pasar después y eso le aterroriza. El contacto físico, como abrazar y tocar al bebé, es clave.

P. ¿Y esto no es malcriarles?
R. La creencia de que consolar al bebé lo malcría es un mito. Si vemos a una persona adulta llorar, lo natural es consolarla, ¿por qué habría de ser diferente con un bebé? Consolar no malcría, al contrario, refuerza el vínculo y la seguridad emocional.

P. ¿Y si el pequeño te hace chantaje emocional?
R. Un niño menor de dos años no tiene esa capacidad porque aún no desarrolla lo que se llama teoría de la mente. No sabe lo que tú piensas o sientes, simplemente actúa según sus necesidades inmediatas. Es cierto que prueba cosas, como tirar una pelota repetidamente para explorar los límites, pero no lo hace con maldad. No te está tomando el pelo, sencillamente quiere saber, como son nuestras reacciones, si aquello está bien o mal, y lo prueba de diversas formas para ver si siempre reaccionamos del mismo modo.

P. ¿Cuándo hay que poner límites?
R. Cada familia debe establecer sus propias líneas rojas, que son las normas básicas que no se deben cruzar. Por ejemplo, en algunas familias no se permite gritar ni pegar, mientras que otras tendrán reglas diferentes. Es importante tener límites claros que respeten tanto a los niños como a los adultos.

P. Si se deja que un bebé llore, ¿podría padecer problemas del sueño en el futuro?
R. En medicina y psicología no se puede decir nunca ni siempre. Sin embargo, el impacto de dejarlos sin consuelo puede ser profundo, pero debo confesar que los psicólogos sin pastillas hacemos maravillas. Somos la prueba viviente de que todas las cosas tienen solución.

lunes, 22 de abril de 2024

8 mitos sexuales que los expertos desearían que desaparecieran. Todos los demás tienen más sexo que tú. Los hombres quieren más sexo más las mujeres. Y más.

Hay que atribuirlo a la variabilidad en la educación sexual, en las escuelas secundarias e incluso en las facultades de medicina, o al hecho de que a muchos adultos les resulta difícil hablar de sexo con la persona que los ve desnudos regularmente. Cualquiera sea el motivo, la desinformación sobre la sexualidad y el deseo es común.

"Hay tantos mitos por ahí", dijo Laurie Mintz, profesora emérita de psicología de la Universidad de Florida que se centra en la sexualidad humana. Y añadió que pueden “causar mucho daño”.

Entonces, la sección Bien contactó a un grupo de terapeutas e investigadores sexuales y les pidió que compartieran un mito que desearían que desapareciera.

Esto es lo que dijeron.

Mito 1: Todos los demás tienen más relaciones sexuales que tú.

"Curiosamente, este mito persiste a lo largo de la vida", dijo Debby Herbenick, directora del Centro para la Promoción de la Salud Sexual de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Indiana y autora de "Sí, tu hijo: lo que los padres necesitan saber sobre los adolescentes de hoy y Sexo."

Muchos adolescentes piensan que “todo el mundo lo está haciendo”, dijo, lo que los lleva a lanzarse a tener relaciones sexuales para las que simplemente no están preparados. Este mito también puede hacer que las personas mayores en relaciones a largo plazo se sientan mal, como si fueran las únicas en un período de sequía, cuando simplemente pueden estar experimentando el flujo y reflujo natural del deseo.

"Es bastante típico descubrir que aproximadamente una de cada tres personas no ha tenido relaciones sexuales en pareja durante el año anterior", dijo el Dr. Herbenick, haciendo referencia a varias encuestas representativas a nivel nacional. También señala investigaciones en las que ha trabajado que muestran que la actividad sexual ha disminuido en los últimos años por razones que no se comprenden completamente. (Los investigadores han planteado la hipótesis de que la disminución tiene que ver con factores como el aumento del sexting y la pornografía en línea, así como la disminución del consumo de alcohol entre los jóvenes).

"Puede ayudar a normalizar estos períodos de poco o ningún sexo en pareja", dijo el Dr. Herbenick. "Dicho esto, para aquellos que buscan cierta longevidad en su vida sexual en pareja, es importante pensar en el sexo de una manera holística". Eso significa cuidar su salud física y mental, dijo, y hablar sobre sus sentimientos con su pareja para mantener una sensación de intimidad y conexión.

Mito 2: El sexo significa penetración. 

Los terapeutas sexuales a menudo lamentan que las personas queden atrapadas en ciertos “guiones sexuales” o en la idea de que el sexo debe desarrollarse de una manera particular: típicamente, un poco de juego previo que conduce al coito.

Pero "necesitamos ir más allá de definir el sexo por un solo comportamiento", dijo Ian Kerner, terapeuta sexual y autor de "She Comes First". Señaló que este tipo de pensamiento estrecho ha contribuido a la antigua brecha de placer entre hombres y mujeres en los encuentros heterosexuales. Por ejemplo, un estudio encontró que el 75 por ciento de los hombres heterosexuales dijeron que habían tenido un orgasmo cada vez que habían tenido intimidad sexual durante el último mes, en comparación con el 33 por ciento de las mujeres heterosexuales.

Una encuesta encontró que el 18 por ciento de las mujeres alcanzaban el orgasmo únicamente con la penetración, mientras que el 37 por ciento dijo que también necesitaban estimulación del clítoris para llegar al orgasmo durante el coito. En lugar de precipitarse hacia el coito, la atención debería centrarse en el "coito externo", dijo el Dr. Kerner, que es un término general para cualquier actividad sexual que no implique penetración.

"Si nos fijamos en la mayoría de las películas convencionales, la imagen es la de mujeres teniendo estos orgasmos rápidos y fabulosos gracias a la penetración, y los juegos previos son sólo el paso previo a ese evento principal", dijo el Dr. Mintz. “Eso es realmente, científicamente, realmente dañino y falso”.

Al encuestar a miles de mujeres para su libro "Becoming Cliterate", la Dra. Mintz encontró que el porcentaje de mujeres que dijeron que habían llegado al orgasmo sólo con la penetración era del 4 por ciento o menos.

Equiparar sexo con penetración también deja fuera a las personas que tienen relaciones sexuales de otras maneras. Por ejemplo, Joe Kort, un terapeuta sexual, acuñó el término "lados" para describir a los hombres homosexuales que no practican sexo anal. Lexx Brown-James, terapeuta sexual, dijo que esa visión también pasa por alto a las personas con ciertas discapacidades, así como a aquellas que simplemente no disfrutan de la penetración. Muchas personas encuentran una mayor satisfacción sexual con cosas como el sexo oral o “incluso el simple contacto corporal”, dijo.

Mito 3: Las vaginas no deberían necesitar lubricante adicional. 

Las mujeres posmenopáusicas a veces describen el dolor que experimentan durante el sexo con penetración como una sensación de “papel de lija” o “cuchillos”. Pero si bien la sequedad vaginal afecta a las mujeres mayores en mayor proporción, puede ocurrir en cualquier momento de la vida, dijo el Dr. Herbenick, lo que tiene implicaciones para la vida sexual de las mujeres.

Se estima que el 17 por ciento de las mujeres entre 18 y 50 años reportan sequedad vaginal durante las relaciones sexuales, mientras que más del 50 por ciento la experimenta después de la menopausia. Señaló que también es más común durante la lactancia o durante la perimenopausia, y que ciertos medicamentos, incluidos algunos métodos anticonceptivos, pueden disminuir la lubricación.

“Como les digo a menudo a mis alumnos, las vaginas no son selvas tropicales”, dijo la Dra. Herbenick, y señaló que su investigación ha descubierto que la mayoría de las mujeres estadounidenses han usado un lubricante en algún momento. "Podemos sentirnos excitados o enamorados y aun así no lubricar como queremos".

Mito 4: Es normal que el sexo duela. 

Aunque el lubricante puede ayudar a algunas mujeres a experimentar más placer durante las relaciones sexuales, es importante recordar que las relaciones sexuales no deberían doler. Se estima que el 75 por ciento de las mujeres experimentan relaciones sexuales dolorosas en algún momento de sus vidas, lo que puede tener muchas causas fundamentales: problemas ginecológicos, cambios hormonales, tratamiento del cáncer, traumas... y la lista continúa.

Shemeka Thorpe, investigadora y educadora sobre sexualidad que se especializa en el bienestar sexual de las mujeres negras, dijo que muchas mujeres creen que el dolor durante o después del sexo es una señal de buen sexo.

"Sabemos que muchas veces las personas que terminan teniendo algún tipo de trastorno de dolor sexual más adelante en la vida en realidad tuvieron dolor sexual durante su primera relación sexual y continuaron teniendo dolor sexual o dolor en la vulva", dijo el Dr. Thorpe. "No se dieron cuenta de que era un problema".

Los hombres también pueden experimentar dolor durante las relaciones sexuales. Los expertos enfatizan que es importante que cualquier persona que experimente dolor durante las relaciones sexuales consulte a un proveedor médico.

Mito 5: Los hombres siempre quieren más sexo que las mujeres. 

“La discrepancia en el deseo es el problema número uno con el que me enfrento en mi práctica, y de ninguna manera la pareja con mayor deseo es siempre masculina”, dijo el Dr. Kerner. "Pero debido a este mito, los hombres a menudo sienten vergüenza por su falta de deseo y la presión de iniciar siempre".

(La Dra. Herbenick señaló el mito relacionado de que las mujeres no se masturban, lo que, según ella, les impide explorar plenamente su sexualidad).

Pero si bien hay datos que sugieren que los hombres se masturban con más frecuencia que las mujeres, no es cierto que las mujeres no quieran sexo, o que los hombres siempre lo quieran, dijo la Dra. Brown-James. Por ejemplo, un estudio reciente encontró que el deseo de las mujeres tendía a fluctuar más a lo largo de sus vidas, pero que hombres y mujeres experimentaban fluctuaciones de deseo muy similares a lo largo de la semana.

Mito 6: El deseo debería surgir instantáneamente.

Los terapeutas e investigadores sexuales generalmente creen que hay dos tipos de deseo: espontáneo, o la sensación de querer tener sexo de la nada, y responsivo, que surge en respuesta a estímulos, como el tacto.

La gente tiende a pensar que el deseo espontáneo (que es lo que muchos amantes experimentan al principio de las relaciones) es de algún modo mejor.

Pero Lori Brotto, psicóloga y autora de “Better Sex Through Mindfulness”, dijo que gran parte del trabajo que realiza tiene como objetivo normalizar el deseo receptivo, particularmente entre las mujeres y quienes mantienen relaciones a largo plazo.

Les ayuda a comprender que es posible tener relaciones sexuales sin deseo espontáneo, siempre que haya voluntad y consentimiento. El Dr. Brotto lo compara con ir al gimnasio cuando no te apetece. "Tus endorfinas empiezan a fluir, te sientes muy bien y estás agradecido de haber ido después", dijo.

Mito 7: El sexo planificado es aburrido. 

El Dr. Brotto tampoco está de acuerdo con la idea de que “el sexo planificado es mal sexo”, porque lo convierte en “un aspecto clínico”. "Es seco y aburrido”.

Esa visión es “muy dañina”, dijo. Y esto da como resultado que muchas personas traten el sexo como una ocurrencia tardía, haciéndolo solo a altas horas de la noche, cuando están exhaustas o distraídas, dijo el Dr. Brotto, si es que tienen tiempo para ello.

Cuando los clientes se enfurecen ante la práctica de programar el sexo, ella les preguntará: ¿Hay muchas otras actividades en su vida que aman o que son importantes para usted y que nunca planifican ni incluyen en el calendario? La respuesta, dijo, suele ser no.

El sexo programado también puede prestarse a un deseo receptivo, dijo el Dr. Brotto, dando "tiempo a la excitación para calentarse".

Mito 8: Tu pene no se acumula.

Los hombres están bajo cierta presión en lo que respecta a la apariencia o el funcionamiento de sus penes, dijo el Dr. Kerner. Los hombres más jóvenes, dijo, creen que no deberían tener disfunción eréctil, mientras que los hombres mayores reciben el mensaje de que la eyaculación precoz es algo que superan con la edad y la experiencia.

Los datos cuentan una historia diferente. Aunque la disfunción eréctil (que se define como una incapacidad constante para lograr o mantener una erección, no solo problemas de erección ocasionales) tiende a aumentar con la edad, también afecta aproximadamente al 8 por ciento de los hombres de 20 años y al 11 por ciento de los de 20 años, 30 años. Y el 20 por ciento de los hombres entre 18 y 59 años informan haber experimentado eyaculación precoz.

"No tenemos una pastilla azul para hacer desaparecer la eyaculación precoz, por lo que no estamos teniendo la misma conversación cultural que con la disfunción eréctil", dijo el Dr. Kerner. "Solo nos queda el mito de que los hombres con eyaculación precoz son malos en la cama o sexualmente egoístas".

Asimismo, los estudios muestran que a muchos hombres (gays y heterosexuales) les preocupa que sus penes no estén a la altura, aunque muchas parejas dicen que no prefieren un pene especialmente grande.

"El sexo en pareja es complejo", dijo el Dr. Kerner. "Implica tocar, sintonizar, conectar, comunicar".

Catherine Pearson is a Times reporter who writes about families and relationships.

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