Este topo marsupial fue encontrado en el Gran Desierto Arenoso de Australia.
El llamado topo marsupial septentrional (o del norte), conocido como kakarratul, habita en los extremos más remotos del país y es tan elusivo que las autoridades ni siquiera saben cuántos existen.
Las criaturas caben en la palma de una mano y están cubiertos de un pelambre sedoso y dorado, no tienen ojos, pero sí una cola corta y gruesa y garras en forma de aletas.
Avistamientos de los topos marsupiales suelen ocurrir sólo unas veces por década.
Este topo en particular fue accidentalmente encontrado por guardabosques Kanyirninpa Jukurrpa Martu -ocupantes aborígenes tradicionales que usan sus conocimientos culturales y locales para cuidar de sus tierras- mientras trabajaban en el Gran Desierto Arenoso, a unos 1.500 km al norte de Perth, la capital de Australia Occidental.
La especie es tan poco común que su existencia es un misterio para la mayoría de las personas, explica Gareth Catt, un experto en vida salvaje del desierto.
“Sé de alguien que vio uno y no sabía que era. Pensó que era un conejillo de indias bebé”, le cuenta a la BBC.
Los animales cavadores viven entre las dunas de arena en los desiertos aislados y pasan muy poco tiempo sobre la superficie.
“Casi que nadan entre la arena, así que la principal técnica para investigarlos es excavando trincheras y canales para encontrar sus huecos”.
Sobrevivir en el desierto
Es muy poco lo que se conoce de este enigmático animal, lo que explica por qué este avistamiento -el segundo en seis meses- está causando tanto entusiasmo.
La gente suele pensar que “no hay mucha vida en el desierto”, dice Catt, pero está lleno de animales únicos.
Desde los bilbies, con sus enormes orejas que despiden calor, hasta los diablos espinosos, que usan sus cuernos para canalizar el agua a la boca, muchos han desarrollado maneras curiosas de sobrevivir en ese duro ambiente.
Diablo espinoso sobre un tronco
“Si te toparas con mucha de la vida silvestre del desierto fuera de su contexto, y no supieras qué es, se vería muy rara”, comenta el experto.
Muchos de estos animales no están bien investigados, dice Catt, y es esencial estudiarlos más para garantizar su conservación de cara al cambio climático.
“En las zonas más extremas de los ecosistemas, se vuelve realmente obvio cuando las cosas cambian; eso es lo que estamos viendo en el desierto”, señala.
“De manera que eso añade presión adicional sobre los animales que están viviendo en los límites”.