sábado, 29 de octubre de 2022

_- ¿Puede colapsar la economía alemana?

_- Publicado en Público el 23 de septiembre de 2022

Tranquilidad, amiga lectora o amigo lector. La economía alemana no colapsará. Si hicieron lo imposible para evitar que cayeran los bancos por ser demasiado grandes, muchos más cielos y tierras moverían para que Alemania no se vaya al garete. Aunque, eso sí, yo creo que se va a cerrar una época y que a la nación que viene imponiendo los intereses de su gran industria al resto de Europa se le viene abajo el modelo económico en el que ha basado su dominio durante las últimas décadas.

Hace unos días en The Wall Street Journal se decía que entramos en una «era de desindustrialización en Europa». Es algo que ya se venía observando antes del confinamiento y que había llevado a que Alemania estuviera a solo una décima de entrar técnicamente en recesión a finales de 2019. Ahora, las cosas se le han puesto mucho peor y casi nadie bien informado duda de que lo va a estar este mismo año.

Las causas de la crisis del modelo industrial que impuso la globalización de los últimos 40 años y que ya comenzaron a afectar a la industria alemana justo al salir de la anterior crisis económica son diversas y complejas y no las voy a tratar aquí. En este artículo solo pretendo señalar resumidamente lo que me parece que es la causa de que los cambios de tendencia en la industria mundial que se están produciendo y que se van a agudizar tras los cataclismos recientes (la crisis de la Covid-19 y la invasión de Ucrania) vayan a afectar de forma especialmente intensa y grave a Alemania.

Para decirlo de la manera más gráfica posible, se me ocurre utilizar un símil deportivo: la economía alemana viene compitiendo dopada desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Si de un deporte se tratara, hubiera sido descalificada hace tiempo.

Alemania se dopó para salvar las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial cuando otras potencias, e incluso pequeños países con los que luego, por cierto, los alemanes no han tenido clemencia alguna, le condonaron miles de millones de dólares de deudas. Gracias a que no pagó la totalidad de las que había generado (como tampoco reparaciones justas a los países a los que tanto daño causó) pudo disponer Alemania de los ingentes recursos necesarios para fortalecer su destrozado aparato productivo tras la guerra.

En segundo lugar, la economía alemana se ha dopado también con el diseño impuesto al proceso de integración europea.

Alemania es la responsable de que el proceso de unidad europea carezca de unión política y de que no haya llegado a ser una auténtica democracia, única forma de lograr que sus intereses (léase, los de las grandes empresas) puedan predominar sobre los del conjunto de Europa.

Alemania se ha dopado también con el mal diseño de la zona euro. Habiendo como hay argumentos teóricos y evidencia empírica abrumadores que señalaron y señalan que con el diseño proalemán aumentaría la divergencia y se producirían desequilibrios constantes y desindustrialización y decadencia productiva en las periferias, Alemania nunca cedió ante los intereses de su gran industria.

Alemania se dopó con un modelo de integración monetaria cuyas condiciones arbitrarias son incumplibles para todos los países pero que permiten castigar y someter a los que tienen menos poder de decisión. La prueba evidente de ello es que de 2000 a 2010, Alemania incumplió 14 veces las reglas de límite de déficit y deuda y España e Irlanda solo cuatro y cinco y nunca antes de la crisis de 2007. Pero solo los más débiles han pagado las consecuencias de sus incumplimientos.

Alemania se ha dopado con un euro que le permite mantener superávits exteriores sin tener que realizar ningún ajuste, mientras que obliga a que los hagan los deficitarios. Una aberración porque, en el seno de una unión monetaria, se debe actuar en ambos lados si no se quiere prolongar y aumentar el desequilibrio. Y se ha dopado también al evitar por todos los medios que la unión se dote de los mecanismos de ajuste (como una hacienda y política fiscal comunes) que sabemos son imprescindibles para que pueda ser exitosa una unión monetaria.

Alemania se ha dopado imponiendo en plena crisis políticas restrictivas que hundieron artificial e innecesariamente a los países periféricos. Ahora sabemos que otros lideres políticos como el propio Obama, los economistas más prestigiosos del mundo e incluso gobernadores de bancos centrales, como el de Austria, se lo advirtieron a Merkel sin que esta le hiciera caso alguno (un balance con muchos datos de esta época aquí).

La economía alemana se ha dopado con un excedente comercial que utilizó para financiar burbujas, para lo cual fue necesario que quienes tanto defienden la austeridad y el rechazo a la deuda obligaran a endeudarse al resto de Europa imponiéndoles condiciones y políticas que no podían tener otro efecto posible. Y eso, además, renunciando a utilizar ese excedente en la economía de su propio país para hacerla más sostenible y mejorar las condiciones de vida de su gente.

Alemania ha dopado a su economía con una política energética antieuropea, geoestratégicamente peligrosa y económicamente ineficiente a largo plazo, como ahora estamos y vamos a seguir comprobando dramáticamente.

Y se ha dopado también al mantener su supremacía comercial con una cotización del euro y un acercamiento a Rusia y China que solo respondía a los intereses de su gran industria y no a los del conjunto europeo.

Para metabolizar tanto dopaje, Alemania ha recurrido a un relato que falsifica su propia historia y los hechos más evidentes. Por ejemplo, cuando Merkel y otros líderes alemanes imponían la austeridad y las políticas deflacionistas a los demás países diciendo que era porque no querían que volviera a darse la hiperinflación que trajo a Hitler.

Una auténtica falacia porque está perfectamente estudiado (y los alemanes deberían saberlo mejor que nadie) que el nazismo vino de la mano de las políticas de austeridad alemanas y no de la inflación y que vino de la mano de los grandes capitales, cuyo interés egoísta es justamente el que vuelve a ser una amenaza para la democracia europea. O se dopa cuando extiende la idea de que los pueblos del sur somos vagos, a pesar de que trabajamos más horas de promedio que los alemanes, y más proclives a endeudarnos, cuando ya he dicho que esto ocurre como efecto derivado de las políticas que Alemania impone en su beneficio y que ni siquiera es algo exclusivo de las periferias, porque la propia Alemania se han endeudado más que nadie cuando le ha sido necesario. O cuando dice que las demás economías viven de los subsidios, cuando Alemania es quien más ayudas públicas viene dando a sus empresas.

Ahora, la guerra de Ucrania ha hecho saltar por los aires ese modelo dopado y la Alemania que apostó por dividir a los europeos como modo de garantizar su predominio le reclama su apoyo. Sin que de momento, por cierto, haya ni un ápice de autocrítica.

Alemania se ha comportado como el alumno listillo de la clase que se cree que engaña a todos cuando, en realidad, se estaba haciendo trampas jugando al solitario. Ha bastado que a Estados Unidos le interese, porque necesita reducir a Rusia y la mejor manera es enfrentarla militarmente con Europa, para que el dopaje que sostiene al modelo económico alemán haya quedado al descubierto, su economía por los suelos y la no-Europa diseñada por el capital alemán sin autonomía ni capacidad de decisión alguna.

Termino por el principio. La economía alemana no colapsará, aunque será otra a partir de ahora, porque no es eso lo que busca la gran potencia imperial. Lo que Estados Unidos necesita es que Europa se convierta en un gran cuartel, su economía en una subsidiaria de su industria militar alimentada con el dinero de los gobiernos y su proyecto de protagonismo político global como primus inter pares en un simple papel mojado.

El que quiso ser un renovado sueño de la Europa panalemana, el de la gran y superior Alemania dominando al continente, va a terminar siendo algo peor que una quimera. Ha sido la droga alemana que ha dividido y enfermado a toda Europa y que nos ha puesto en manos de Estados Unidos por mucho tiempo y al borde de una guerra de consecuencias todavía inimaginables. 

https://juantorreslopez.com/puede-colapsar-la-economia-alemana/

viernes, 28 de octubre de 2022

_- LOS 100 PLATOS MÁS IMPORTANTES DE LA COCINA ESPAÑOLA

_- Un libro recopila las creaciones más relevantes de la gastronomía nacional, elegidas por 60 críticos y expertos

¿Están todos los que son? El autor, Carlos Díaz Güell, explica cómo se hizo la lista y su correspondiente recetario.

Tortilla de patatas, paella valenciana, cocido madrileño, fabada asturiana y gazpacho andaluz: este sería el top 5 de nuestra gastronomía para los expertos que eligieron los clásicos incluidos en Los 100 grandes platos de la cocina española, libro en el que el periodista Carlos Díaz Güell recopila los greatest hits de nuestra cultura culinaria. Sólo para esos cinco intocables hubo unanimidad absoluta en las votaciones de los gastrónomos, aunque entre los 95 platos restantes haya muchos otros a los que costaría rebatir su estatus de iconos, como el bacalao al pil pil, la empanada gallega, el ajoblanco, el salmorejo o el pisto manchego.

Todos ellos rozan la máxima puntuación, mientras que otros como las alcachofas con jamón, las habas a la catalana o el arroz con costra se cuelan por los pelos en el cuadro de honor. ¿Quién se queda fuera? Afilad los cuchillos: mientras platos prácticamente extinguidos en las cartas hispanas, como la gallina en pepitoria o los riñones al Jerez, están entre los bendecidos por el ránking, el cachopo, las lentejas estofadas, los flamenquines, las papas aliñás, el moje, las rosquillas o la leche merengada no han entrado en la zona VIP.

Las papas aliñás están (y se las espera). MÒNICA ESCUDERO
La lista completa (ver abajo) del libro de Carlos Díaz Güell es, como todas, discutible. Es posible que cuando la leas eches en falta algún clásico de tu comunidad, o te indignes porque no está ese guiso del pueblo de tu abuela que tanto significa para ti. Pero hay dos cosas que no se le pueden objetar. Por un lado, el rigor: para elaborarla ha contado con la variada opinión de 60 periodistas especializados y miembros de instituciones gastronómicas. Por otro, la efectividad: el las recetas reunidas componen un potente retrato de lo es y ha sido el buen comer en España, formando un corpus culinario con el que, extrañamente, nuestra cocina no contaba.

AMPLIAR FOTO 100 platos que en realidad son 161. EL COMIDISTA
“Cuando escuché al chef José Andrés lamentarse, no sin cierta amargura, de que una de las carencias de la cocina española es que no había sido capaz de consensuar sus cien grandes platos, me dije que era el momento de ponerme a ello”, recuerda Díaz Güell. Desde entonces han pasado tres años de trabajo, que comenzó con una importante labor de documentación. Con la ayuda de “un cocinero amigo lleno de soles y estrellas”, el periodista fijó un total de 159 platos, que posteriormente se sometieron a votación entre los expertos.

A pesar de su título, el libro incluye en realidad todos los platos de dicha lista más un par de sugerencias de los gastrónomos: las carrilleras de cerdo ibérico al vino tinto y el bacalao a la llauna. “Cuando uno convive durante tanto tiempo con tantos platos, le resulta difícil desprenderse siquiera de uno de ellos. Qué culpa tienen los pichones o palominos, plato emblemático de la cocina cervantina, de no haberse situado entre los 100 elegidos. Merecen estar entre los grandes, aunque me costó convencer al editor para que aceptara incorporar 161 platos”.

Cada uno se explica con su receta tradicional y con una reinvención a cargo de algún miembro de la plana mayor de la cocina española, de Dabiz Muñoz a Quique Dacosta pasando por los Arzak, los Roca, Berasategui o Ángel León. Están las previsibles croquetas líquidas de Ferran Adrià, las albóndigas sorpresa de Carme Ruscalleda, la merluza en salsa verde de Subijana… pero también salta la sorpresa con la aparición entre los chefs de un personaje como Pedro Almodóvar, del que se recoge su pisto. En total, más de 320 recetas.

Empanada gallega de xoubas. JORGE GUITIÁN
El estreno en la literatura gastronómica de Díaz Güell, periodista especializado en economía y autor de libros como La historia oculta de El Corte Inglés, no fue fácil. Conseguir que los gastrónomos votaran fue el primer gran desafío: “Son muchos los que me dieron calabazas, unos elegantemente y otros con su silencio. Por haber hubo hasta quien me preguntó si estaba remunerada esa participación y quien me espetó que se le hacía bola participar en un trabajo de estas características desde una posición nacionalista activa”.

Después vino la redacción de las recetas, terreno pantanoso donde los haya: cualquiera que haya publicado la suya de un clásico, sabe que los sabios que dictan cómo se hace una paella, qué puede llevar un gazpacho o si es un crimen la cebolla en la tortilla de patatas acechan con sus monsergas. “Si buscamos en la web ‘recetas paella’, la red nos ofrece más de 7 millones de propuestas, aunque desde una posición purista, paella, lo que se dice paella, solo hay una”, explica Díaz Güell. “Esta disyuntiva se repite en todos los platos, y en este proyecto he tirado en muchas ocasiones por la calle de en medio. Generalmente he optado por una receta consensuada conmigo mismo y con mi cocina, pero siempre respetando las bases originarias del plato”.

Los ingredientes del salmorejo (más agua y un chorrito de vinagre). NACHO SÁNCHEZ
El autor subraya que sus fórmulas son, más que nada, propuestas, sin intención de sentar dogma. “No se pueden poner puertas al campo, y en los únicos platos en que la Oficina Internacional de Pesos y Medidas tiene algo que decir es en el mundo de la repostería. Exigir a un cocinero que ponga 5 gramos de sal o 20 mililitros de aceite es cortar las alas a su creatividad. La cocina es arte y todo lo que sea uniformar una expresión artística impide la evolución de esa maestría. Yo publico una receta de las muchas que circulan sobre el gazpacho; aunque soy demasiado tradicional para elaborar uno con sandía o fresa, quien lo quiera hacer así, que lo haga. Dicho esto, ¡por el chorizo en la paella, no paso!”.

¿Está preparado Carlos Díaz Güell para enfrentarse a los ofendiditos que no vean su comunidad / provincia / ciudad / pueblo / aldea de 10 habitantes suficientemente representados en el libro? “Lo he dicho en otras ocasiones y lo repito: puede que no estén todos los que son, pero sí son todos los que están. A mí me encantan los zarajos y las gallinejas, pero su carácter localista las impide entrar en una clasificación que busca una amplia y diversa base de consumidores. A sensu contrario, hay algún gastrónomo que me afeó que las croquetas, tan francesas ellas, estuvieran presentes en un trabajo sobre los cien grandes platos de la cocina española. Todavía me estoy dando golpes de pecho, pero no aparece espíritu de enmienda alguno”. 

Un experto se atrevió a cuestionar las croquetas por afrancesadas. EL COMIDISTA
Más allá de las discusiones sobre la selección, sobre el libro planea otro debate más profundo, aunque posiblemente igual de bizantino. ¿Existe una cocina española? ¿O habría que hablar de cocina asturiana, cocina vasca, cocina andaluza o cocina catalana?

Jacobino declarado, Díaz Güell responde con una pregunta: “¿Dirías que hay una cocina francesa o una cocina del Languedoc-Roussillon, de Poitou, de la Provenza o de Alsacia–Lorena? Sí creo que hay una cocina española, y este libro es un ejemplo de ello, si bien yo me quito el gorro ante la creatividad de la cocina catalana, la calidad de los productos de la cocina vasca, la materia prima de la cocina gallega y así hasta componer el mapa autonómico de todas las comunidades. Lo que une a todas las cocinas de España es la creatividad y el buen hacer, aunque se está perdiendo porque cocinar requiere tiempo, y eso es algo cada vez más escaso”

LA LISTA DE LOS 100

Si quieres nuestra receta, haz clic en los nombres de los platos.

Si quieres nuestra receta, haz clic en los nombres de los platos.

Cocido madrileño

Fabada asturiana

Gazpacho andaluz

Paella valenciana

Tortilla de patatas

Ajoblanco

Bacalao al pilpil

Callos a la madrileña

Empanada gallega

Pulpo á feira

Salmorejo

Cochinillo asado castellano

Fritura andaluza

Papas arrugás con mojo picón

Pisto manchego

Arroz a banda

Marmitako

Migas manchegas

Tortillita de camarones

Lechazo asado

Gallina en pepitoria

Rabo de toro a la cordobesa

Sopa de ajo

Calçots

Menestra de verduras de Tudela

Torrijas

Croquetas

Ensaimada mallorquina

Pote gallego

Arroz con leche

Escalivada

Merluza en salsa verde

Morteruelo

Riñones al Jerez

Suquet de pescado

Changurro a la donostiarra

Fideuá

Pa amb tomaquet / pan con tomate

Patatas bravas

Pollo al chilindrón

Tocinillo de cielo

Caracoles a la llauna

Coca con…

Crema catalana

Filloas

Tarta de Santiago

Torreznos de Soria

Calamares en su tinta

Escudella y carn d’olla

Patatas a la riojana

Bacalao al ajoarriero

Huevos fritos

All i pebre de anguila

Ensaladilla rusa

Escabechados

Conejo al ajillo

Gazpachos manchegos o galianos

Porrusalda

Albóndigas

Arroz al caldero

Cocochas en salsa

Merluza a la gallega

Perdices estofadas

Potaje de vigilia

Soldaditos de Pavía

Almejas a la marinera

Bacalao a la vizcaína

Butifarra con alubias

Pestiños

Pimientos de piquillo rellenos

Sardinas asadas

Buñuelos de viento

Cocido montañés

Cardos a la navarra

Del boquerón a la anchoa…

Gambas al ajillo

Quesada pasiega

Rabas / Calamares

Arroz negro

Besugo a la espalda

Caldereta de cordero u oveja

Manitas de cordero

Caldereta de langosta

Canelones

Pipirrana

Brasas, chuletón...

Leche frita

Bonito con tomate

Mollejas

Pastel de cabracho

Patatas a la importancia

Patatas revolconas

Pies de cerdo

Tumbet

Alubias con perdiz

Arroz con costra

Habas a la catalana

Lubina o dorada a la sal

Morcillas

Alcachofas con jamón


Cocido madrileño

jueves, 27 de octubre de 2022

_- IBM elimina 13.000 puestos de trabajo

_- El gigante de la computación IBM anunció que piensa recortar 13.000 empleos en todo el mundo, el equivalente al 4% de su fuerza laboral, como parte de una reestructuración dirigida a impulsar los ingresos de la empresa.

El director financiero de la compañía, Mark Loughridge, declaró que la mayoría de los puestos se perderán en Francia, Alemania, Italia y Gran Bretaña.

"No es un secreto que ha sido un período de condiciones económicas flojas en Europa y otros países", señaló.

Loughridge agregó que los despidos significarán un ahorro entre US$300 y US$500 millones para la segunda mitad del año entrante.

Menos ganancias
El anuncio se produjo pocas semanas después de que IBM reportó menos ingresos de lo esperado en el primer trimestre del año.

"No es un secreto que ha sido un período de condiciones económicas flojas en Europa y otros países" Mark Loughridge, director financiero de IBM

Cuando se dieron a conocer los resultados, Loughridge advirtió que se haría necesario efectuar una "reestructuración considerable".

Algunos analistas señalaron que la amenaza de recortes afectó el desempeño de la empresa.

Según Laura Conigliaro, analista de Goldman Sachs, "las ventas europeas parecieron estar especialmente alteradas por los rumores que corrieron en las semanas finales del trimestre".

Para terminar con la incertidumbre, IBM señaló que planea realinear sus operaciones y su estructura organizativa en Europa con el fin de reducir la burocracia en países de poco crecimiento.

Se espera que la mayor parte de los recortes en Europa se apliquen con la metodología del retiro voluntario. 

El País

miércoles, 26 de octubre de 2022

_- Qué es el extraño “efecto Mandela” que la ciencia trata de explicar Deepasri Prasad y Wilma Bainbridge The Conversation*

_- La serie canadiense de dibujos animados y libros infantiles se llama en realidad 'The Berenstain Bears', con 'a', o Berenstein, con 'e', como mucha gente cree.

Piensa en el hombre del Monopolio.

¿Tiene un monóculo?

Si te imaginaste al personaje del popular juego de mesa con uno, lo sentimos pero estás equivocado. De hecho, nunca ha usado uno.

Si te sorprende esto, no estás solo. Mucha gente tiene el mismo recuerdo falso sobre esta figura.

Este fenómeno también ocurre con otros personajes, logotipos y citas.

Por ejemplo, a menudo se piensa que Pikachu de Pokémon tiene una punta negra en la cola, que no posee.

Y mucha gente está convencida de que el logo de Fruit of the Loom incluye una cornucopia, pero tampoco la tiene.

Este fenómeno de recuerdos falsos compartidos para ciertos íconos culturales se denomina el "efecto visual Mandela".

Las persona Eso se debe en parte a que asumen que lo que recuerdan y olvidan es subjetivo y está basado en sus propias experiencias personales.

Sin embargo, la investigación que hemos realizado muestra que las personas tienden a recordar y olvidar las mismas imágenes, independientemente de la diversidad de sus experiencias individuales.

Recientemente hemos demostrado que estas similitudes en nuestros recuerdos se extienden incluso a nuestros recuerdos falsos.

¿Qué es el efecto Mandela?

El término "efecto Mandela" fue acuñado por Fiona Broome, una autodenominada investigadora paranormal, para describir su recuerdo falso de que el expresidente sudafricano Nelson Mandela (1918-2013) murió en prisión en la década de 1980.

Nelson Mandela Pie de foto,
Nelson Mandela murió en 2013.

Se dio cuenta de que muchas otras personas también compartían este mismo recuerdo falso y escribió un artículo sobre su experiencia en su sitio web.

Desde entonces, los ejemplos del "efecto Mandela" se han compartido ampliamente en internet.

Estos incluyen nombres como "los Osos Berenstain", una serie de libros para niños, que se recuerda erróneamente con la terminación "-ein" en lugar de "-ain", y personajes como C-3PO de Star Wars, que se evoca falsamente con dos patas doradas en vez de una pierna de color oro y otra plateada.

El "efecto Mandela" se convirtió en alimento para las personas que creen o promueven teorías conspirativas: los recuerdos falsos son tan fuertes y específicos que algunas personas los ven como evidencia de una dimensión alternativa.

Debido a eso, la investigación científica solo ha estudiado el "efecto Mandela" como un ejemplo de cómo las teorías conspirativas se difunden en internet.

Ha habido muy poca investigación sobre el "efecto Mandela" como un fenómeno de la memoria.

Pero comprender por qué estos íconos desencadenan recuerdos falsos tan específicos podría darnos más información sobre cómo se forman los recuerdos falsos.

El "efecto visual Mandela", que afecta específicamente a los íconos, fue una manera perfecta de estudiar esto.

Un fenómeno robusto de memoria falsa
Para ver si el "efecto visual Mandela" realmente existe, realizamos un experimento en el que presentamos a las personas tres versiones del mismo ícono.

El corredor de BMX Jamie Bestwick muestra el logotipo de la marca de ropa estadounidense Fruit of the Loom, que nunca ha incluido una cornucopia. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Una era correcta y las otras dos estaban manipuladas, y les pedimos que seleccionaran la correcta.

Había 40 conjuntos de íconos e incluían a C-3PO de la franquicia de "La guerra de las galaxias", el logotipo de Fruit of the Loom y el hombre del juego de mesa Monopolio.

En los resultados, que han sido aceptados para su publicación en la revista Psychological Sciences, encontramos que a las personas les fue muy mal en siete de ellos, y solo eligieron el correcto alrededor o menos del 33% de las veces.

Para estas siete imágenes, las personas identificaron constantemente la misma versión incorrecta, no solo eligieron al azar una de las dos versiones incorrectas.

Además, los participantes dijeron sentir mucha confianza en sus elecciones y estar muy familiarizados con estos íconos a pesar de estar equivocados.

En conjunto, es una clara evidencia del fenómeno del que la gente en internet ha hablado durante años: el "efecto visual Mandela" es un error de memoria real y constante.

Descubrimos que este efecto de memoria falsa era increíblemente fuerte, en múltiples y diferentes formas de poner a prueba la memoria.

Incluso cuando las personas vieron la versión correcta del ícono, eligieron la versión incorrecta solo unos minutos después.

Y cuando se les pidió que dibujaran libremente los íconos de memoria, también incluyeron las mismas características incorrectas.

Sin una causa universal
¿Qué causa esta memoria falsa compartida para íconos específicos?

Descubrimos que las características visuales como el color y el brillo no podían explicar el efecto.

También rastreamos los movimientos del ratón de los participantes mientras veían las imágenes en la pantalla de una computadora para ver si simplemente no escanearon una parte en particular, como la cola de Pikachu.

Este es Pikachu, pero la mayoría de los participantes del estudio eligieron la misma versión incorrecta de la caricatura: el personaje con la punta negra de la cola.

Pero incluso cuando las personas vieron directamente la parte correcta de la imagen, eligieron la versión falsa inmediatamente después.

También descubrimos que para la mayoría de los íconos, era poco probable que las personas hubieran visto la versión falsa de antemano y solo recordaran esa versión, en lugar de la versión correcta.

Puede ser que no haya una causa universal. Diferentes imágenes pueden provocar el "efecto visual Mandela" por diferentes razones.

Algunas podrían estar relacionadas con las expectativas previas ante una imagen, otras con la experiencia visual previa con una imagen o podrían tener que ver con algo completamente diferente a las imágenes en sí.

Por ejemplo, descubrimos que, en su mayor parte, las personas solo ven la parte superior del cuerpo de C-3PO cuando es representado en los medios de comunicación.

La pierna dorada recordada erróneamente podría ser el resultado de que usaron conocimientos previos (los cuerpos generalmente son de un solo color) para llenar este vacío.

Pero el hecho de que podamos demostrar consistencias en los recuerdos falsos para ciertos íconos sugiere que parte de lo que impulsa los recuerdos falsos depende de nuestro entorno y es independiente de nuestras experiencias subjetivas con el mundo.

*Este artículo se publicó originalmente en The Conversation. Puedes leer la versión original aquí.
Deepasri Prasad es estudiante de doctorado en neurociencia cognitiva en Dartmouth College, EE.UU.
Wilma Bainbridge es profesora asistente de psicología en la Universidad de Chicago, EE.UU.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-63271049