Escribir no es difícil, lo difícil es no escribir. L. Tolstói (1828-1910). Saber no es suficiente tenemos que aplicarlo. Querer no basta tenemos que hacerlo. Goethe (1749-1832). No conozco ningún otro signo de superioridad que la bondad. Beethoven (1770-1827). Ni lamentar ni detestar, sino comprender. Spinoza (1632-1677). La única soledad es la ignorancia. Shakespeare (1582-1616). Nada tan vil como ser altivo con el humilde. Séneca (4 a. C. - 65 d. C.).
¿Cómo puede ser Buenos Aires la más barata de América Latina?
Una pequeña fortuna. Eso es lo que pueden costar los alimentos, las bebidas alcohólicas o la ropa en Singapur, la ciudad más cara del mundo para vivir según el semanario británico The Economist, que cada año elabora el ranking en función de lo que puede comprar un dólar en cada una de las ciudades que analiza.
Cuanto más fuerte sea una moneda local, más arriba se colocan las ciudades del país en la lista, y viceversa.
Esto significa que a mayor fortaleza de la moneda, más cara la ciudad. Y a más debilidad de la divisa, más barato aparece el país en la tabla.
Pero en Singapur lo que de verdad tiene una cifra de lujo extremo es el costo de un certificado necesario para comprar un auto: el más barato superó la cifra de los US$106.000 a principios de octubre.
La ciudad-estado introdujo el sistema de certificado de derecho (COE) en 1990 como medida anticongestión.
Los posibles propietarios de automóviles deben tener un COE antes de poder elegir su vehículo y la validez del título expira a los 10 años.
Los derechos se venden en subastas cada dos semanas y el gobierno controla la cantidad de certificados a la venta, que depende del número de autos que se retiran de las carreteras.
A pesar de ser relativamente pequeño, Singapur suele clasificarse como uno de los países con mayor número de millonarios del mundo y por eso rara vez se apea del primer puesto: ha sido clasificado como el lugar más caro para vivir en nueve de los últimos 11 años.
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Los rascacielos de Singapur de noche.
En Singapur viven muchos multimillonarios.
El país asiático empata en el ranking de este año con Zúrich. Ambas son consideradas como capitales financieras.
La ciudad más grande de Suiza es siempre cara, sobre todo en alimentos, artículos para el hogar y entretenimiento. Zúrich llegó primero en 2020 y rara vez sale del top ten de la clasificación.
“Su ascenso a la cima del índice se debe principalmente a que el franco suizo se ha apreciado más del 10% frente al dólar durante el año pasado. La ciudad de referencia de la encuesta es Nueva York, por lo que si la moneda de un país se fortalece, sus ciudades generalmente ascenderán en la clasificación”, explica el semanario.
Esta debilidad del dólar provocó que las ciudades estadounidenses cayeran este año en el ranking. Sin ir muy lejos, Nueva York, la ciudad más cara el año pasado junto con Singapur, cayó al tercer lugar. En ese puesto empata con otra ciudad suiza, Ginebra.
Para The Economist Intelligence Unit, la crisis mundial del costo de vida que comenzó en 2022 sigue presente en este 2023, pese a que los precios de la energía y los problemas de la cadena de suministro se suavizaron.
Luces con la bandera de Estados Unidos
Pero la inflación sigue siendo alta en todo el mundo: los precios de 200 productos y servicios que rastrea aumentaron una media del 7,4% durante el año pasado. Esto es ligeramente inferior al 8,1% de 2022, pero sigue muy por encima del promedio del 2,9% de los cinco años anteriores.
Las ciudades más baratas
La ciudad más barata de la clasificación sigue siendo Damasco, la capital de Siria, a pesar de que su cesta de precios aumentó un 321% interanual en términos de moneda local.
La retirada de los subsidios gubernamentales y la devaluación de la moneda hizo que los costos de importación se dispararan.
También cerca del final de la clasificación se encuentran Teherán (Irán) y Trípoli (Libia). La tasa de inflación de Teherán es alta, casi el 49%, mientras que los precios en Trípoli aumentaron poco más del 5% el año pasado.
The Economist afirmó que las tres ciudades son particularmente baratas en comestibles, así como en otros artículos para el hogar y cuidado personal.
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Mercado de abastos en Ciudad de Mexico
Una fuerte inversión interna ha propulsado los precios en México.
¿Y qué pasa con Latinoamérica?
En el estudio de este año coincide que las 3 ciudades que más puestos escalaron están en América Latina. Fueron Santiago de Querétaro y Aguascalientes, en México, y la capital de Costa Rica, San José.
Aunque la encuesta de este año cubre 173 de las principales ciudades del mundo, el promedio global se ha calculado excluyendo Kyiv (Ucrania) y Caracas (Venezuela), que continúa enfrentando un ciclo de hiperinflación.
En la región de América Latina, Ciudad de México se sitúa como la más cara.
“En 2023, el peso demostró ser una de las monedas más fuertes de los mercados emergentes, gracias a los aumentos de las tasas de interés y la fuerte inversión interna", dice el semanario económico.
"Los bancos centrales de gran parte de América Latina estuvieron entre los primeros en seguir los aumentos de las tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos para respaldar sus monedas. Como resultado, el peso mexicano y el colón costarricense se fortalecieron”, explica The Economist.
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Una tabla de precios de la carne en Buenos Aires
La inflación en Argentina acabará el año en el 180% anual según los expertos.
Buenos Aires, la más barata en América Latina
Y pese a que las autoridades estiman que la inflación en Argentina acabará el año en el 180% anual, Buenos Aires es la ciudad más barata de la región de América Latina y el Caribe.
La razón principal es la devaluación sufrida por el peso.
Alguien que tiene dólares hoy en la capital argentina puede conseguir muchos más pesos al cambio que hace un año.
“Argentina ya se encuentra hoy en esa situación: tiene una senda fiscal insostenible, un tipo de cambio sobrevalorado y una balanza de pagos muy vulnerable. La inflación ha aumentado rápidamente, mientras que el peso argentino oficial se ha debilitado más lentamente”, dice Mali Chivakul, economista de mercados emergentes en J. Safra Sarasin Sustainable AM.
“Como resultado, el tipo de cambio real se ha apreciado bruscamente desde 2022. El ARS oficial se gestiona con diversas herramientas de control de capitales. La estimación del FMI de la sobrevaloración del tipo de cambio real se sitúa entre el 15% y el 20%. Y el mercado paralelo ofrece un tipo de cambio no oficial hasta un 150% más débil que el oficial”, añade el experto.
Por eso, pese a que la población de la capital sufre intensamente un ciclo de inflación, su comparación con el dólar la hace tan asequible.
Daniel Ramón es un señor alto y flaco, de 55 años, que tiene en la frente, sobre la ceja izquierda, una cicatriz casi imperceptible que parece un ojo cerrado. Si pasas muchas horas con él, ese ojo te acaba obsesionando. Crees que se abre cuando le das la espalda, que se abre y te estudia y te evalúa como si fueras una bacteria, un virus, una levadura. Este señor te cuenta lo suyo sonriendo, con un entusiasmo aminorado por el pudor, mientras sus brazos van de delante hacia detrás, o de abajo arriba, un poco con los movimientos mecánicos de una biela, como los manejaría un adolescente en un examen oral, pongamos que de química. Él se examina a sí mismo todo el día con un ojo interior que no se cierra nunca. Quizá la vigilancia permanente de ese ojo es la responsable de un currículo de vértigo que empieza con una licenciatura en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia, donde se doctoró y ejerció de catedrático de Tecnología de los Alimentos; continúa en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y sigue fluyendo hasta la actualidad, donde se desempeña como consejero delgado de una empresa cuyo nombre –Biópolis– parece sacado de Blade Runner.
Lo cierto es que Biópolis lleva a cabo actividades que la mayoría de la gente juzgaría como de ciencia-ficción cuando son ya de puro costumbrismo científico. Lo hacen todo ahí mismo, a la vuelta de la esquina, como el que dice. No en EE UU, no en Suiza, Dinamarca o Japón, nada de eso, a dos patadas de cualquier sitio de nuestra geografía, en Valencia, en el Parque Científico de su Universidad, para ser más precisos, donde Biópolis ha arrendado un edificio de dos plantas más sótano, en el que Daniel Ramón y su equipo conviven a diario con miles de millones de bacterias, de levaduras, y con un gusano maravilloso, el Elegans, que es simple y complejo a la vez y por las mismas razones, como un buen poema. El Elegans fue descubierto para la ciencia por Sydney Brenner, premio Nobel de Medicina en 2002. En su cuerpo se puede estudiar, como en la imagen del espejo, nuestro alzhéimer, nuestra obesidad, nuestro envejecimiento, nuestra diabetes… Mide un milímetro, es transparente y hermafrodita y no sufre con el estrés al que lo someten en el laboratorio porque carece de cerebro o lo tiene desperdigado a lo largo del cuerpo (unas neuronas por aAdemás de compartir el 40% de nuestros genes con el Elegans, nuestras rutas metabólicas son las mismas. Una ruta metabólica es el itinerario químico por el que un producto equis inicial se convierte en un producto equis final (la que transforma el azúcar en alcohol, por ejemplo). Llamamos “ruta metabólica conservada” a la que procede de épocas remotas. El Elegans y nosotros compartimos, desde la noche de los tiempos, las que intervienen en la asimilación de nutrientes esenciales como la glucosa.
Todo esto era para decir que Daniel Ramón se dedica a la biotecnología.
–¿Y qué es la biotecnología? –digo yo.
–El uso de organismos vivos con fines industriales –dice él.
Como las palabras vida e industria, colocadas así, tan cerca la una de la otra, producen cierta desazón en el oyente, añade:
Este pequeño gusano fue descubierto por Sydney Brenner, nobel de medicina
–Fleming, eso es un perfecto ejemplo de biotecnología. Coges un bicho, un hongo en ese caso, que es un organismo vivo, lo haces crecer en un fermentador y produce una sustancia que purificas, que vendes en la farmacia y que se llama penicilina. Eso es un ejemplo de biotecnología. La insulina, que ahora se produce en una bacteria transgénica, otro. Es biotecnología también la enzima con la que se lavan los pantalones que conocemos como “lavados a la piedra”, y que no se lavan con una piedra, sino que se tratan con una enzima que se llama lacasa y que los decolora.
Daniel Ramón tiene un temperamento práctico. Necesita dar una utilidad a los descubrimientos científicos. En el primer informe que hizo para el CSIC, cuando en 1997 le tocó coordinar el área de ciencia y tecnología de los alimentos, dijo que había algo que no le cuadraba, ya que no había relación alguna entre la excelencia científica que habían alcanzado y la capacidad para transferirla al sector industrial. No eran capaces de comercializar sus hallazgos. Y eso, como había comprobado en su estancia de posdoctorado en Holanda, no sucedía en el entorno europeo.
–No llegábamos a la industria –dice– porque no teníamos una entrada directa al cliente y porque cuando podíamos llegar no éramos capaces de producir lo que les vendíamos. Yo trabajé mucho tiempo en levaduras para vino durante mi época del CSIC. Cuando íbamos a las bodegas, les contaba que teníamos una levadura que daba aroma afrutado, y me decían: “Dame un kilo para hacer una fermentación de prueba”. Y no lo tenía, no lo tenía, no lo teníamos porque carecíamos de una instalación de fermentación. Ahí empezó lo que desembocaría en la creación de Biópolis, cuya originalidad consiste en que el centro de investigación y el de producción se hallan en el mismo lugar.
Tras diversas vicisitudes, cuya pormenorización daría material para crear un género novelístico nuevo (el científico-empresarial), Daniel Ramón se vio al frente de una compañía cuyo accionariado estaba compuesto por el CSIC, Natraceutical, Central Lechera y un fondo de inversión llamado TALDE.
–Nos disponíamos a vender bacterias y levaduras, pero no teníamos nada. Ahora, viéndolo desde lejos, nos damos cuenta de nuestra ingenuidad. Después de dos meses de patear empresas, el gerente me dijo: “Mira, este no puede ser nuestro negocio. Y si tiene que ser este, bajamos la persiana y ya está. ¿Tú qué sabes hacer?”. Cuando le confesé que lo único que sabía era investigar, me dijo: “¿Y por qué no vendemos eso?, ¿por qué no vendemos que sabemos investigar? ¿Qué asuntos te parecen interesantes?”.
–A mí me parecían interesantes la alimentación y la salud, además de la utilización de microorganismos para revalorizar residuos, aunque eran cosas en las que no tenía mucha experiencia. El gerente me dijo: “Vamos a vender eso”. Me pareció una locura, pero la verdad es que a los tres meses teníamos tres clientes.
–¿Quién fue el primero?
–Ordesa, una compañía catalana muy fuerte en alimentación infantil. La directora científica de Ordesa, Montse Rivero, es una mujer increíble, a la que conocía de antes porque nos habíamos visto en algún congreso. Cuando llegamos, el primer día, ella había convocado a su departamento de I+D, unas seis o siete personas. Se produjo una especie de diálogo para besugos. Nosotros les dijimos que sabíamos investigar y les debimos inspirar tal ternura que Montse nos dijo: “Mira, tenemos tres asuntos que nos pueden interesar. Volved a Valencia, pensadlos y dentro de 15 días decidme si se os ocurre algo sobre alguno de ellos”. Respecto a uno de ellos se nos ocurrió algo que podría ser muy interesante: un probiótico frente a rotavirus.
–¿Qué es un probiótico, qué es un rotavirus?
–Un probiótico es una bacteria extraída del tracto digestivo que tiene un efecto positivo sobre nuestra salud. Si tú pesas 70 kilos, un kilo de tus 70 son las bacterias que viven en el tracto digestivo. Las hay muy malas, patógenas, pero las hay muy buenas. Estas, las buenas, lo que hacen es regular el equilibrio intestinal. Lo que teníamos que hacer era aislar una bacteria que tuviera un efecto inhibitorio del crecimiento del rotavirus, que es el virus que produce diarreas infantiles en niños de corta edad.
–¿Y era complicado aislar esa bacteria?
–Esas bacterias se extraen de las heces de niños de hasta tres meses que están bajo lactancia materna y son sanos. En esas heces hay millones de bacterias. Lo complicado es aislar la que es capaz de inhibir el virus. Tienes que buscar aquella específica que lo hace y empezar el estudio. Había que ver por qué actuaba in vitro y luego experimentar con un animal al que se le hubiera infectado de rotavirus. Si funcionaba, se llevaría a ensayos clínicos con niños.
El ‘Elegans’ tiene 18.700 genes, frente a los 23.000 de los humanos”
–¿Y funcionó?
–Funcionó. Aislamos la bacteria, la cultivamos, la liofilizamos…
–¿Qué es liofilizar?
–Es un modo especial de deshidratación.
–¿Y luego?
–La redujimos a unos polvitos que son los que se añaden a las leches maternizadas o a los cereales.
–¿Pero la bacteria no muere al secarla?
–No, entra en una especie de hibernación y se activa al entrar en contacto de nuevo con un medio húmedo.
–Y eso es un probiótico.
–Sí.
–¿Tiene fecha de caducidad?
–Dos años.
–Por cierto, ¿qué es una bacteria?
–Un organismo vivo de una sola célula que mide muy poco, micras, y que tiene la capacidad de reproducirse y crecer.
–¿No es un animal?
–No.
–¿No es un vegetal?
–Tampoco. Hay un reino distinto, el de los procariotas.
–En definitiva, que triunfasteis con ese primer proyecto.
–Sí, volvimos, les dijimos lo que teníamos y ahora ya está comercializado. A los 15 días surgió el segundo proyecto con una empresa del mundo farmacéutico. No te lo puedo contar porque es confidencial y es un trabajo de I+D interno de ellos.
–Crecíais rápido.
–A los dos años estábamos ya en beneficios. Los socios empezaron a ver que aquello tenía sentido. Todo lo habíamos hecho en un laboratorio de 40 metros cuadrados, cerca de aquí, donde el CSIC nos había cedido un terreno. Así fue el arranque. A partir de ahí se abre otra fase que duró dos años más en la que nos metieron algo más de dinero y nos compraron un fermentador de 20 litros.
–¿Qué es un fermentador?
–Es el recipiente en el que se crean las condiciones necesarias para que las bacterias se reproduzcan. Introducimos en él un caldo de cultivo del que se alimentan. Ese caldo se va espesando a medida que crece la biomasa. Al final forma una especie de puré. Los hay desde los 20 litros hasta los de 1.500 o 3.000, que son los que tenemos abajo, en la planta de producción. Pero todos son necesarios para el proceso de escalado.
–¿Y qué es el escalado?
–El proceso por el que vamos optimizando el crecimiento de un microorganismo, desde el laboratorio hasta la planta de producción. Cuando encontramos en el laboratorio un microorganismo que hace algo interesante, solo sabemos hacerlo crecer en una escala muy pequeña, en matrices de 100 o 200 mililitros. Para producirlo industrialmente, vamos optimizando poco a poco su crecimiento. Primero aprendemos a reproducirlo en fermentadores pequeños, de un litro. Cuando crece ahí de forma óptima, pasamos a uno de 20 litros, donde de nuevo hay que retocar algunos de los parámetros de crecimiento.
–¿Por ejemplo?
–Variar un poco los tiempos o la acidez del medio.
–En resumen, que vais dando saltos, y mejorando en calidad y cantidad la biomasa, hasta que llegáis a la producción industrial.
–Eso es.
–Decías que os compraron un fermentador de 20 litros.
–Y nos lanzaron el reto para ver hasta dónde éramos capaces de llegar. Empezamos a generar más clientes, unos doce más o menos, la mitad de la industria agroalimentaria y la mitad del sector químico-farmacéutico. También empezamos a tener clientes fuera de España y a establecer relaciones con el centro de I+D de Danone, que es el centro mundial de I+D.
A medida que Daniel Ramón entra en detalles, la novela científico-empresarial se llena de tramas secundarias. De repente hacen falta más fermentadoras, y más grandes. Se hace imprescindible también un secuenciador de ADN, lo que implica cambiar de instalaciones, contratar personal… Y todo ello sin parar de trabajar, de investigar, de producir. Ahí aparece en la conversación una bacteria que fabrica, a partir de ciertos residuos, un plástico orgánico con las mismas características que los sintéticos, pero capaz de biodegradarse.
–Sobre esta bacteria –dice– ya había desarrollos descritos, de hecho lo que hicimos fue licenciar una patente del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC y ponernos a trabajar sobre ella para dar el salto a la industria. Luego nos metimos en un proyecto de alimentación para la tercera edad. Buscamos el probiótico frente a la celiaquía porque, al contrario de lo que mucha gente piensa, la mayoría de los diagnosticados son gente mayor que era celiaca y no lo sabía. A partir de los sesenta, se va perdiendo parte de esa microbiota de la que hablábamos antes, ese kilo de bacterias que viven en el tracto intestinal. Se pierden selectivamente y suelen ser bacterias con mucha capacidad antiinflamatoria. Y también queríamos trabajar con el Elegans, ese gusano que ahora es uno de los activos más importantes de Biópolis porque fuimos los primeros en ofertarlo como modelo de evaluación. Y fue rompedor. De hecho, acaba de aparecer una segunda compañía en Cambridge, pero no somos más que dos ofertándolo, lo que ha provocado que muchas compañías grandes se hayan interesado por el tema y hayan venido.
Placa multipocillo para ensayos enzimáticos. / VANESSA MONTERO
–¿Qué es lo que hace tan particular a este gusano?
–Tiene 18.700 genes frente a los 23.000 nuestros, así que no estamos tan alejados. Y compartimos el 40% de esos genes. Lo utilizamos para estudiar la obesidad, el envejecimiento, el alzhéimer… Te voy a poner un ejemplo: el cacao guarda una relación con la salud que viene de la época de Moctezuma, lo llamaban el oro de los dioses porque los aztecas pensaban que tenía propiedades saludables. De hecho, tiene muchas y sabemos que están ligadas a un tipo de moléculas que llamamos polifenoles. De cada kilo de polvo de cacao, un 3% son estos polifenoles. Nos preguntamos cuánto costaría hacer con este producto un ensayo de efecto antioxidante en un ratón o una rata. Costaba seis meses y unos 40.000 euros. Era caro. Ahí nació la discusión sobre la búsqueda de modelos más sencillos. Y el gusano era perfecto. Se le puede hacer reproducirse en plaquitas de cultivo, es sencillísimo de manipular, no es patógeno, no requiere ninguna autorización especial… Vive 21 días y pone huevos. Durante los cinco primeros, el huevo eclosiona y el gusanito empieza a crecer hasta alcanzar un milímetro. Ahí es donde le damos a comer o no los polifenoles del cacao. Y lo que vemos es que los que comen este ingrediente están más activos durante su vejez que los que no. Como te decía, seis meses y 40.000 euros con un ratón; con un Elegans tienes los resultados en cinco días y sin apenas coste. En cuanto a los polifenoles del cacao, está claro que son un ingrediente excepcional para las personas de la tercera edad.
–¿Cuánta gente trabaja ahora en Biópolis?
–Cuarenta y nueve, y empezamos tres. Nuestro problema es que tenemos que trabajar con las empresas y las empresas quieren las cosas en tiempo y en dinero. No quieren una publicación, sino que se resuelva el problema. Si el hallazgo es patentable, se patenta y luego a lo mejor lo publican. Es el cambio a una mentalidad totalmente distinta a la de la investigación por la investigación. Por eso decidimos apostar por gente joven y acabar de formarla en la compañía a todos los niveles. Apostamos por recién licenciados o con la tesis acabada o que tuvieran uno o dos posdoctorales, pero que estuviera dispuesta al cambio. La edad media es de treinta y pocos, el 70% mujeres y el 30% hombres, lo que ha dado lugar al nacimiento de 21 niños desde la creación de Biópolis. Y tenemos otros tres en camino.
Marta Tortajada tiene 34 años y es ingeniera química, responsable del departamento de biotecnología microbiana, que consiste en la aplicación de microorganismos a la industria química y farmacéutica.
–Trabajamos –dice– para empresas que quieren un producto. Utilizamos los microorganismos como si fueran pequeñas fábricas. La idea es conseguir una bacteria o una levadura capaz de fabricar el compuesto que busca nuestro cliente.
Nos encontramos en uno de los laboratorios de Biópolis, adonde Tortajada me ha conducido para que vea el plástico biodegradable producido por la bacteria de la que hemos hablado con Daniel. Tomo un trozo de ese plástico en la mano y resulta que tiene un tacto seductor, te lo imaginas perfectamente para la confección de un impermeable tras el que los contornos del cuerpo se perciban como a través de la mampara de una ducha. Luego me enseña la fotografía de una de las bacterias responsables. Y no es que haya fabricado el plástico, es que se ha convertido, casi literalmente, en plástico. El 90% de ella es plástico ya que, sometida a una situación de estrés, lo ha acumulado en su organismo para hacer frente a tiempos de escasez; el 10% restante es ella, su cuerpo, que ha devenido así en un mero excipiente. No habría más que sacudirla un poco para liberar ese bioplástico que se degrada fácilmente en el aire o en el mar, por lo que la gestión de su residuo no supone ningún problema.
Precipitación de ADN en un tubo de ensayo. / VANESSA MONTERO–
¿Es competitivo este plástico?
–Todavía no, aunque estamos cerca. Los derivados del petróleo cuestan uno o dos euros por kilo; estos están rondando los tres o cuatro. Pero en escalado están casi a la par. De momento se está utilizando para productos de un solo uso como el envasado de cubertería.
–¿Y cuál es la materia prima? ¿A partir de qué fabrica la bacteria este plástico?
–La idea es que lo haga a partir de residuos industriales.
–¿Sería un modo de reciclar la basura?
–Claro.
–¿Y de dónde habéis sacado la bacteria?
–Muchas son aisladas de suelos ricos en el sustrato que nos interesa porque ya se han adaptado a él. Imagina, por ejemplo, que queremos utilizar un lactosuero, que es un subproducto de la producción de quesos. Iríamos a la fábrica y la aislaríamos de donde está ese lactosuero.
–En resumen, aisláis una bacteria, creáis una colonia y hacéis que esa colonia se reproduzca a millones en el caldo de cultivo que introducís en los fermentadores…
–Sí, el aspecto es como de un cocido, están en un líquido muy denso, como un puré.
–¿Qué basuras son susceptibles de convertirse en plástico?
–Muchas. Las bacterias, como seres vivos que son, necesitan hidratos de carbono y proteínas, que son los componentes de la fuente de la vida. En la industria de la leche y el queso hay mucha lactosa residual que se puede utilizar. La industria cervecera produce también mucho bagazo rico en azúcar. En las industrias agrarias hay restos de paja, tronco o ramas que contienen celulosa. Todo se puede degradar y con ello obtenemos comida para que crezcan las bacterias.
–Supongamos que una fábrica de quesos ha producido una cantidad equis de residuos que tienen en la basura…
–Y normalmente están pagando para que se los lleven porque no se pueden tirar a la red. Idealmente, igual que las fábricas tienen depuradoras, podrían tener una instalación anexa con un tanque como los que tenemos aquí y la bacteria se alimentaría de ese residuo, que sería el caldo de cultivo.Sntander
–¿Contiene el plástico en el interior de su cuerpo porque al metabolizar el residuo lo ha convertido en plástico?
–Eso es.
Marta abre una de las neveras del laboratorio y saca un bote de residuos. El aspecto es el de una basura cualquiera del cubo de restos orgánicos de una casa cualquiera. Pero no huele mal porque está fría.
–Esta es la materia prima tal cual –dice–, este es alimento de las bacterias. La acondicionaríamos un poco y quedaría con un aspecto similar, pero algo más denso.
–Y sobre él soltaríais una colonia de bacterias. ¿Cómo les provocáis el estrés para que produzcan más?
–Haciendo que les falte algo en el medio de cultivo. Por ejemplo, pueden tener mucha comida, pero que les falte un poco de oxígeno o nitrógeno. Ante esa escasez se disparan mecanismos para acumular comida. Esa comida es el plástico que ellas mismas han producido.
Lo que acabamos de ver es un ejemplo del trabajo del departamento de Marta para la industria química. También trabajan para la farmacéutica, en la búsqueda de principios activos que curen una u otra enfermedad.
–Pero no te puedo dar ejemplos concretos –dice–, porque tenemos premisas muy estrictas de confidencialidad. Muy rara vez nos dejan hablar del producto final, casi nunca del proceso y muchas veces ni siquiera dar el nombre de la empresa.
Me asomé al microscopio y lo vi: allí estaba el gusano del que tanto y tan bien había oído hablar. Ahí estábamos los dos, él con sus 18.700 genes, y yo con mis 23.000, no tan alejados el uno del otro, en efecto, sobre todo si teníamos en cuenta que compartíamos casi la mitad. Pensé que Dios jugaba a los dados con los genes: los metía en un cubilete, los agitaba y salía un Elegans. Volvía a meterlos y a agitarlos y salía un tipo como yo. El Elegans, mi semejante, mi hermano, se deslizaba sobre la superficie plana de una porción de gelatina, de nombre agar, en la que estaban contenidos todos los nutrientes que necesitaba para completar su ciclo, y quizá el mío. La gelatina se encontraba a su vez en una de las llamadas plaquitas de cultivo, que son unos recipientes redondos, de plástico, con las paredes muy bajas. A la luz del microscopio, el agar había adquirido un color dorado, de modo que daba la impresión de que el nematodo, que así es como se dice formalmente gusano, se deslizaba sobre un medallón de oro blando sobre el que iba dejando la huella de su cuerpo. Y no es gratuito que lo llamen Elegans, pues sus movimientos son de una distinción notable. No sé cuántos había en la plaquita de cultivo a la que yo me había asomado, no muchos, quizá veinte o treinta, cada uno alejado de los otros, porque no son gregarios, y cada uno dedicado a la escritura de un texto, pues sus ondulaciones dibujaban sobre la gelatina de oro las palabras de un alfabeto muy parecido al nuestro, aunque con un número exagerado de vocales. Tales surcos resultan muy útiles para estudiar su grado de movilidad, que disminuye a medida que envejece. Una curiosidad triste, por cierto, o alegre, no lo sé: al envejecer, se agrupan...
Estas fueron, al parecer, las últimas palabras que dijo Napoléon Bonaparte antes de morir, ya en estado de delirio.
Bien podría ser la biografía ultraresumida de quien se proclamó emperador de los franceses y fue alto estratega militar ante cuyo ejército sucumbió Europa.
Y si hay un nombre ligado al suyo es el de Josefina, su primera mujer. Aunque se separaron cuando supo que ella no podría darle un heredero, su vínculo no se rompió y siguió siendo importante en su vida.
Pero la historia no fue bondadosa con esta criolla francesa nacida en el Caribe.
En general, se le ha tachado de inculta, frívola y derrochadora, además de remarcar su apetito sexual voraz. Y aunque algunas de esas características son reales, otras lo fueron solo durante una parte de su vida o engrosan su leyenda negra.
Pero la vida de Josefina fue una reinvención constante, pasando de mujer “provinciana” a emperatriz de Francia.
Joaquin Phoenix y Vanessa Kirby en la presentación de Napoleón.
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Joaquin Phoenix y Vanessa Kirby dan vida a Napoleón y Josefina en el último filme de Ridley Scott.
Del Caribe a Francia
Aunque el mundo la conoció como Josefina Bonaparte, nació como Marie Joséphe Rose Tascher de la Pagerie, en junio de 1763 en la isla de Martinica, territorio francés en las Antillas, en el mar Caribe.
En su casa, una hacienda de grandes terratenientes de origen aristocrático, la llamaban Rose o Yeyette. Es Napoléon quien le hace adoptar el nombre de Josefina.
“Le dice que no puede soportar que otros amantes la llamaran Rosa. Ella lo encuentra como una chanza divertida de él y se lo consiente”, cuenta a BBC Mundo la periodista Eva María Marcos, especializada en el siglo XVIII y autora de la biografía “Ni arribista ni frívola; diplomática y sagaz: Josefina Bonaparte”
Pero para cruzar su camino con el de Napoléon aún debería pasar por otro matrimonio, uno concertado con Alejandro de Beauharnais, vizconde, militar y político. Se casan en París en 1780, ella con apenas 17 años, y se convierte en vizcondesa de Beauharnais.
Alejandro fue clave para que Rose floreciera, aunque no porque él la ayudara.
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Plantación de caña en la Martinica colonial, al estilo de la que la familia de Josefina poseía.
Nos cuenta Eva María Marcos que Rose llega a Francia con una imagen de ensueño en su cabeza, producto de lo que le cuenta su padre, quien sirvió en Versalles.
Pero la realidad es que ella, una chica “de provincias” criada como tal, no encaja con lo que se espera que sea: una mujer hecha para la vida de los salones ilustrados de la Francia de finales del siglo XVIII.
“Su esposo Alejandro encuentra una mujer bella por fuera, pero es un momento donde se aprecia más la inteligencia y se ve el cerebro femenino como algo sensual y erótico, donde la erudición es muy atractiva. Y ella tiene una formación básica”, apunta Marcos.
Alejandro, muy apreciado en los salones, la aborrece.
Primero la esconde en casa y le busca tutores para que le enseñen. Y debieron ser muy aburridos o toscos, porque no aprendió nada.
Así que Alejandro cortó por lo sano: la repudia.
“Decide hacerlo cuando acaba de nacer su hija y la saca de la casa, sin dinero y con dos niños”, explica Marcos.
Es 1783 y Rose solo tiene 20 años. Aquí es cuando empieza su verdadera revolución.
“Una perla en bruto”
No es que Rose se quedara de un día para otro en la calle sin nada: viene de una familia con recursos que le ayuda en este percance.
Se refugia con sus hijos en la abadía de Pentemont, en París, en un apartamento con 6 habitaciones y cocina con el aporte económico de una tía.
Este lugar, regido por normas monásticas y al cargo de monjas, era una especie de residencia para mujeres: antiguas amantes de los reyes, duquesas díscolas que se ocultaban allí durante el embarazo de algún hijo fuera del matrimonio, hijas a las que sus padres recluían cuando se ausentaban de casa para que no estuviera en riesgo su honor o, como Rosa de Beauharnais, mujeres repudiadas.
“Estas mujeres le abren los brazos a Rosa, a la que ven como una perla en bruto, y entre todas le enseñan cómo ser una dama de alta sociedad: desde cómo pintarse los ojos con vallas de sauco hasta cómo moverse, hablar, bailar”, cuenta Marcos del que considera un momento duro pero decisivo de la vida de la futura emperatriz.
Dibujo de Josefina donde se aprecia el traje de corte imperio tan característico.
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Josefina pasó de ser una provinciana a una referente en la moda.
Dos años pasa allí y, además de formarse para salir de nuevo ante la alta sociedad francesa, este tiempo le da el empuje para hacer algo que no muchas mujeres hacen en el París de entonces: denunciar a su marido.
Para repudiarla, Alejandro compra primero el testimonio de un esclavo de las Antillas que dice que ella había tenido amantes antes de casarse. Si la disolución del matrimonio se hacía efectiva, ella perdía el apellido, el título de vizcondesa, la custodia de sus hijos y el dinero y posesiones que puso como dote.
Eva María Marcos nos lee un extracto de lo que dijo el abogado del rey al que Rosa acude a poner la denuncia, cuando éste la conoció:
“Me he encontrado con una joven fascinante, una dama de distinción y elegancia de estilo perfecto, multitud de gracias y la más bella de las voces habladas”.
Gana el caso y Rosa se queda con su título de vizcondesa, posesiones y la custodia de sus hijos.
A partir de ahí regresa a los salones franceses y empieza a ganar influencia.
Ilustración de Robespierre a punto de ser ejecutado.
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La ejecución de Robespierre salva a Josefina.
De la Revolución al Terror
Solo cuatro años después, llega la Revolución Francesa (1789), que unos años después deriva en lo que se conoció como el Reinado del Terror, con Robespierre al frente y una política sistemática de persecución a todos aquellos sospechosos de actuar contra la República.
Las detenciones masivas de la etapa del Terror, que en su mayoría terminaban en la guillotina, tocan muy de cerca a Rose.
“Tiene círculos de influencia en la política y en los tribunales, se mueve bien entre las dos aguas, y empieza a salvar gente, amigos, aristócratas”, narra Marcos.
Hasta que en 1794 su marido Alejandro cae preso. Y ella también.
Estuvo apenas unos meses en la Prisión des Carmes, pero esta era considerada una de las peores cárceles de la Revolución, con unas condiciones muy precarias, un alto hacinamiento y un número muy elevado de ejecutados al día.
“Cada día se leía el parte de las personas que iban a subir a la carreta para ir a la guillotina. La gente encerrada ahí, con una alta angustia vital, que no sabía si iba a morir al día siguiente, vivía el momento y se entregaba al frenesí, a la sexualidad, vivían al extremo. Allá Rose tiene un amante, al igual que su esposo”, detalla Marcos.
Esa angustia hace también que Rose sufra una menopausia precoz.
Alejandro no se libra de la guillotina. Rose se salva porque es Robespierre quien pierde la cabeza y liberan a toda la gente que estaba en des Carmes.
Dibujo de Napoleón con 24 años. Cuando Josefina conoce a Napoleón, él es un provinciano sin modales.
Y, ahora sí: Josefina Bonaparte
Ese espíritu de vivir al día, esa alegría extrema e incluso sexual que se vivía dentro de la cárcel de des Carmes, sale a la calle.
Rose, junto con la española Teresa Cabarrús, que conoció en la cárcel, pasea por Paris sin vergüenza, con un alto nivel de erotismo en el vestir y el actuar. Son parte de las llamadas “les merveilleuses” (las maravillosas) y escandalizan y encandilan por igual a la sociedad parisina.
Rose es poderosa, influyente, sensual y con formación.
Pintura de la coronación de Josefina por Napoleón.
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Napoleón nombra a Josefina emperadora.
Es ahí es cuando conoce a un Napoleón provinciano, que habla francés con un dejo de acento italiano, tosco y con pocas habilidades sociales, que no sabe moverse por los salones.
“Rose ve un patito feo, como lo fue ella cuando llegó a París”.
Ella en ese momento tiene muchos amantes pero también está con él.
“Si Napoleón está loco por ella es porque la activa y poderosa es ella. Y se obsesiona”.
En 1796, apenas dos años después de que guillotinaran al marido que la repudió y que ella saliera de la cárcel, se casaba con Napoléon.
Se convierte en Josefina Bonaparte.
El estratega y la diplomática
El 9 de noviembre de 1799 sucede el golpe de Estado del 18 de brumario en el que Napoleón queda como Cónsul de Francia. Poco a poco toma el poder.
Napoleón fue el inventor de las grandes instituciones del Estado y fundador de la Francia moderna, el impulsor del código civil y la separación Iglesia-Estado, pero también la persona que restableció la esclavitud o echó para atrás parte de los derechos adquiridos por las mujeres.
Fue emperador y conquistó parte de Europa, firmó tratados de paz y se encaró a las monarquías más antiguas. Fue un estratega y un gran militar, un belicista con más de 60 batallas a sus espaldas.
Pero no lo hizo solo.
Napoleón decía en sus memorias que él esgrimía la espada y Josefina esgrimía la bondad.
Pintura de Napoleón a caballo.
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La famosa pintura de Jacques-Louis David con Napoleón cruzando los Alpes.
Mientras él peleaba o retaba al resto de gobernantes de Europa, se juntaba con ellos y en mitad de una charla, airado, lanzaba una taza de café al suelo, Josefina hacía el trabajo diplomático para calmar los ánimos de aquellos a los que su marido afrentaba.
Así pasó, por ejemplo, con el Tratado de Campo Formio, con el que se firma la paz con Austria.
“Josefina pasa 5 meses de trabajo diplomático y político y son los propios austriacos los que reconocen que sin ella no hubiera sido posible la paz y en agradecimiento le regalan un conjunto de caballos sementales”, sostiene Marcos.
Una influencer en el vestir
A un Napoleón con ansias de poder y un ejército a sus pies, el político Joseph Fouché le sugiere que, para evitar conspiraciones, cambie el consulado vitalicio que instaura en 1802 por un imperio hereditario.
En 1804 se autoproclama emperador de los franceses. Y ahí también decide que Josefina será no consorte, sino emperatriz.
Mientras Napoléon sigue mirando hacia afuera, en Francia ella mantiene audiencias con embajadores, cónsules y empresarios, y es quien susurra al oído cuando alguien se le acerca. Como dice Marcos, ella fuerza la relación humana que de otra manera Napoléon no tendría.
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Se dice que Josefina poseía más de 700 vestidos de corte imperio, más de 500 pares de zapatos y 400 pasminas.
Se dice de ella que fue una gran derrochadora y buena cuenta de ello dan los más de 700 vestidos y 500 pares de zapatos que llegaron a estar en su vestidor.
Aquí, las versiones sobre la frívola y derrochadora Josefina (se estima que su estipendio anual en general era de un millón de francos de la época) varían: algunos decían que gastaba, pero mucho menos que antecesoras como María Antonieta, mientras otros aseguraban que era Napoleón quien la obligaba a cambiarse de vestido al menos 3 veces al día por su manía extrema por la limpieza y su obsesión de estar a la altura de las monarquías europeas.
En ese camino, marcó tendencia con un estilo que aparentaba sencillez y era fácilmente replicable en la calle, que nos dejó sus famosos vestidos estilo imperio, que aún se ven en las pasarelas, y reavivó el tejido textil nacional al dejar de consumir muselinas de Reino Unido y decantarse por las famosas sedas de Lyon.
Grabado donde se ve a Josefina desmayada en un sofá y Napoleón de pie.
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El momento en que Napoléon le pide a Josefina el divorcio.
La emperatriz "vieja y seca"
En la cima del éxito le deparaba un nuevo rechazo: el de Napoleón, que le pidió el divorcio en 1809.
Porque aunque él estaba perdido de amor por Josefina, según se desprende de las tórridas cartas que le escribe, había un interés superior: que le diera un heredero, una labor imposible con su menopausia precoz, lo que le valió el ataque de la madre de Napoleón, que la llamaba "vieja y seca".
Durante un tiempo, le estuvo vetado Paris y acercarse al hijo que Napoleón tuvo con su segunda mujer. Tiempo después se trasladó al Palacio de Malmaison, donde su gusto por la botánica la llevó a construir un invernadero y cultivar más de 200 especies nuevas en Francia.
Hasta su muerte, por una neumonía en 1814, Josefina y Napoleón mantuvieron el contacto.
“Es un referente de bravura, reinvención total, una mujer poderosa”, concluye Eva María Marcos.
La infamia de la política exterior de Richard Nixon se ubica, eternamente, al lado de la de los peores asesinos en masa de la historia. Una vergüenza más profunda pesa sobre el país que lo celebre. Henry Kissinger murió el miércoles en su casa de Connecticut. El célebre criminal de guerra tenía 100 años, señala la revista Rolling Stones.
Con una mera garantía de asesinatos confirmados, el peor asesino en masa jamás ejecutado por Estados Unidos fue el terrorista supremacista blanco Timothy McVeigh. El 19 de abril de 1995, McVeigh detonó una bomba masiva en el edificio federal de Murrah en Oklahoma City, matando a 168 personas, entre ellas 19 niños. El gobierno mató a McVeigh por inyección letal en junio de 2001.
McVeigh, que a la manera de su propia psicótica pensó que estaba salvando a Estados Unidos: nunca mató ni remotamente en la escala de Kissinger, el gran estratega estadounidense más venerado de la segunda mitad del siglo XX.
El historiador de la Universidad de Yale Greg Grandin, autor de la biografía Kissinger-s Shadow, estima que las acciones de Kissinger de 1969 a 1976, un período de ocho años breves en el que Kissinger hizo política exterior de Richard Nixon y luego Gerald Ford como asesor de seguridad nacional y secretario de Estado, significara el fin de entre tres y cuatro millones de personas.
Eso incluye crímenes de comisión, explicó, como en Camboya y Chile, y omisión, como la luz verde del derramamiento de sangre de Indonesia en Timor Oriental; el derramamiento de sangre de Pakistán en Bangladesh; y la inauguración de una tradición estadounidense de usar y luego abandonar a los kurdos.
Dicen que no hay mal que dure cien años, y Kissinger está corrigiendo ese dicho para probar que están equivocados. No hay duda de que será aclamado como un gran estratega geopolítico, a pesar de que acabó con la mayoría de las crisis, lo que llevó a una escalada. Tendrá crédito por abrir China, pero esa era la idea y la iniciativa originales de De Gaulle.
El Nobel para un genocida
Será alabado por la distensión, y eso fue un éxito, pero socavó su propio legado al alinearse con los neoconservadores. Y por supuesto, se alejó de la escoria libre de Watergate, aunque su obsesión con Daniel Ellsberg realmente impulsó el crimen.
El que fuera máximo exponente de la política internacional estadounidense deja un legado criminal. A Kissinger se le recordará por su respaldo a dictaduras como las de Argentina entre 1976 y 1983 y los últimos años del régimen de Francisco Franco en España (terminado con la muerte del dictador en 1975), su papel en La Operación Cóndor para reprimir y aniquilar a opositores latinoamericanos de izquierda o su apoyo al golpe de Estado contra el presidente constitucional Salvador Allende en Chile, en 1973.
Al comparecer ante el Comité del Comité de Relaciones Internacionales del Senado el 7 de setiembre sobre su nombramiento para secretario d Estado, Kissinger prometió colaborar estrechamente con el Congreso en la conducción de la política exterior para “una paz duradera”.
Con su áspera e imponente presencia y su manipulación del poder tras bambalinas, Kissinger ejerció una inusual influencia en los asuntos mundiales durante el gobierno de los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, labores por las que fue repudiado y también ganó el premio Nobel de la Paz. Varias décadas más tarde, su nombre seguía siendo objeto de un apasionado debate sobre hitos diplomáticos del pasado.
El poder de Kissinger aumentó durante el escándalo de Watergate, cuando el diplomático asumió un rol similar al de copresidente al lado de un debilitado Nixon. Después de dejar el gobierno, Kissinger se vio asediado por críticos que señalaban que debió ser llamado a rendir cuentas por sus políticas en el sudeste asiático y por el apoyo a regímenes represivos en Latinoamérica.
Un estilo era trabajar fuera de la maquinaria oficial del Departamento de Estado y el servicio exterior, que, según él, había debilitado la diplomacia estadounidense de su vigor y creatividad. Los “canales traseros” con los rusos, los chinos y casi todos los demás se adaptaban al gusto de Nixon por la conspiración. Y se adaptaban a su propio anhelo de estar en el centro de la acción, tirando de las cuerdas.
Los escépticos e intelectuales dijeron que había sacrificado los principios de Estados Unidos y más de un millón de vidas. Había seguido luchando en Vietnam y llevado la guerra a Camboya y Laos en nombre de la “credibilidad” estadounidense. Había bendecido un genocidio paquistaní en lo que se convirtió en Bangladesh, porque Pakistán lo estaba ayudando con China.
Había planeado golpes de estado y asesinatos en Chile y una insurgencia en Angola, porque pensaba que los países caerían como fichas de dominó ante las conspiraciones soviéticas. Cuando ganó el Premio Nobel de la Paz en 1973, Christopher Hitchens, un periodista británico, dijo que debería haber sido juzgado por crímenes de guerra, y la acusación perduró.
Recuerdos macabros
Plan Cóndor: las dictaduras sin fronteras - ContrahegemoniaWeb
Plan Cóndor: las dictaduras sin fronteras y con libreto estadounidense
En toda América latina se lo recordará por su respaldo a dictaduras como las del general Jorge Videla en Argentina , Augusto Pinochet en Chile y Juan María Bordaberry (y sus seguidores) en Uruguay. En especial por su destacado papel en la Operación Cóndor para reprimir a opositores latinoamericanos y por su participación en el golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile en 1973. En España, la atención está centrada en el soporte que le dio a los últimos años al régimen de Francisco Franco.
No hay mal que dure cien años, decían los paraguayos que soportaron la dictadura del general Alfredo Stroessner por 35 años (1954-1989), que tuvo el apoyo incondicional de Kissinger, también.
La historia de Doctor K comenzó en Fürth, Baviera, Alemania, el 27 de mayo de 1923, en el seno de una familia judía. Baviera fue escenario del tubo de probeta de un proyecto mesiánico: el putsch de la cervecería, por el cual Adolf Hitler fue preso. Quince años más tarde, cuando se aprestaba a desencadenar la Segunda Guerra, la familia Kissinger huyó de Alemania hacia Estados Unidos.
Heinz, ya convertido en Henry, se sumó al Ejército estadounidense y, como soldado enemigo, regresó a Alemania, en su condición de bilingüe y como parte de la inteligencia militar en la batalla de las Ardenas.
Tras la guerra se graduó con honores en Ciencias Políticas en Harvard. A fines de los 50, Kissinger ya contaba con un padrinazgo político, el de Nelson Rockefeller, miembro de una de las familias más ricas del país, que tenía ambiciones políticas y sumó a Kissinger como asesor.
En 1959, Rockefeller se convirtió en gobernador de Nueva York. Desde esa posición buscó un año más tarde ser candidato presidencial republicano. Perdió la nominación ante el hombre que pondría a Kissinger en primerísimo plano una década más tarde: el entonces vicepresidente, Richard Nixon.
Cuatro años más tarde, Barry Goldwater, un senador de extrema derecha, postergó las ambiciones de Rockefeller quien volvió a fallar en 1968. Ese año marcó el renacimiento político de Nixon, que ganó las primarias y derrotó al demócrata Hubert Humphrey. Kissinger, el colaborador de Rockefeller fue nombrado al frente del Consejo de Seguridad Nacional.
Militarizar del sudeste asiático, a los bombazos
Con Pinochet: apoyo a la Operación Cóndor
El ascenso de la Unidad Popular de Salvador Allende había sido un mazazo para Nixon en 1970. Estados Unidos empezó a desestabilizar al primer presidente marxista elegido en elecciones libres. El propio Nixon sostenía que los chilenos se habían equivocado con Allende y que la Casa Blanca debía enmendar el error.
Kissinger sostuvo la postura de Nixon con estas palabras: “No veo por qué tenemos que esperar y permitir que un país se vuelva comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo”. Quedó al frente del Comité 40, una mesa chica integrada por la CIA, el Departamento de Estado y el de Defensa, que motorizó la acción contra Allende. El 11 de septiembre de 1973, la amenaza de la vía chilena al socialismo fue reemplazada por una dictadura brutal, la del general Augusto Pinochet.
A las dos semanas de iniciado el régimen de Pinochet, Kissinger fue ascendido al frente del Departamento de Estado, desde donde lidió con la diplomacia estadounidense, con la cuestión de Oriente Medio. Apenas asumido, Egipto atacó a Israel, en lo que marcó el inicio de la guerra de Yom Kippur.
El apoyo de Washington a Israel provocó el embargo petrolero de la OPEP, punto de arranque de la crisis del petróleo. Kissinger monitoreó las negociaciones de paz, que culminaron en mayo de 1974 y serían un precedente para los posteriores acuerdos de Camp David, que significaron una victoria diplomática final para Nixon, jaqueado ya por el escándalo Watergate.
En algunos círculos de Washington, entre los intrigados por la verdadera identidad de Garganta Profunda (la principal fuente de The Washington Post) se barajaba el nombre de Kissinger. La sospecha recién terminó en 2005, cuando Mark Felt, número 2 del FBI durante el escándalo, admitió haber sido la fuente. Caído Nixon en agosto del 74, asumió Gerald Ford, que confirmó a Kissinger como canciller y propuso el como vicepresidente al gran soporte de Kissinger en su ascenso: Nelson Rockefeller.
Anticomunismo ante todo
1975 fue el año en el que el doctor K ramificó su influencia a otros lugares del mundo. En África, impidió que el Sahara Occidental tuviera su autodeterminación. El territorio era un protectorado español y estaba la promesa de que el pueblo saharaui tendría su gobierno. Sin embargo, Estados Unidos impulsó a Marruecos, en plena agonía de Francisco Franco.
El rey Hassan II movilizó a miles de súbditos en la Marcha Verde y España cedió. El Sahara Occidental quedó ocupado desde entonces por Marruecos. Kissinger pensaba que el autogobierno saharaui podría convertir al territorio en un enclave soviético. Esa tesis estaba apoyada por lo que pasaba en Angola, la antigua colonia portuguesa que consiguió su independencia en 1975 y donde se desató una guerra civil en la que el Movimiento Popular de Liberación de Angola contó con el apoyo de Cuba para salvaguardar su independencia.
El Sáhara, moneda de cambio para la restauración borbónica - Viento Sur
Marruecos lleva más de 30 años alargando plazos y torpedeando la celebración de un referéndum de autodeterminación, mientras que EEUU toma posiciones cada vez más favorables a su causa. El Sáhara, moneda de cambio para la restauración borbónica en España.
En ese 1975 Kissinger volvió a estremecer el sudeste asiático. Otra antigua colonia portuguesa, Timor Oriental, iba camino de independizarse. Ford y Kissinger vieron con preocupación que llegara a tener un gobierno de izquierda. Entonces dieron luz verde a la invasión de Indonesia. El dictador Suharto, un aliado de la Casa Blanca, ocupó la isla y provocó una sangrienta represión.
Indonesia era un bastión anticomunista y el espejo para diseñar lo que sería la Operación Cóndor en el Cono Sur, la red de coordinación entre dictaduras latinoamericanas para reprimir a la población civil.
El sostén de Videla y Pinochet
Con Videla, en Buenos Aires
En 1976 Kissinger afrontó el que sería su último año en la cúspide, y América Latina se convirtió en el principal tema de su agenda. Estados Unidos vio con buenos ojos la llegada al poder en la Argentina de la dictadura genocida. Tras lo sucedido en Chile, aconsejó a lo militares argentinos: instó a la Junta Militar a actuar en la clandestinidad, evitando imágenes como las que el pinochetismo ofrecía en el Estadio Nacional.
El canciller de la dictadura argentina, el vicealmirante César Guzzetti, le recomendó que la metodología de los centros clandestinos fuera rápida para evitar cualquier cuestionamiento. Así se habría plantado la semilla del acuerdo de la dictadura con Burson Masteller, la agencia de publicidad contratada por el régimen de Videla para contrarrestar la «campaña antiargentina». El 21 de junio de 1978, junto con Videla, Kissinger presenció el 6 a 0 de la Argentina a Perú por la Copa del Mundo.
En esos meses del 76, el Secretario quedó en el ojo de la tormenta por el atentado que le costó la vida a Orlando Letelier, excanciller de Salvador Allende. Una bomba en su coche lo mató a él y a su secretaria estadounidense el 21 de septiembre de 1976, a pocas cuadras de la Casa Blanca. La cercanía de los republicanos con Pinochet generó críticas, en plena campaña electoral.
En el llano
Desde el 20 de enero de 1977, cuando Jimmy Carter asumió como presidente, terminó la era Kissinger. Carter rompió con la lógica del Secretario y criticó a las dictaduras latinoamericanas. El doctor K, con 53 años, pasó a la actividad privada a través del lobby. Se integró a la Corporación RAND (Research and Development, en castellano, Investigación y Desarrollo), una organización que financia el gobierno de Estados Unidos y ofrece servicios de asesoría al Pentágono. En rigor, el vínculo venía desde los años 50 y se habría mantenido mientras fue funcionario de Nixon y Ford.
A esto se suma su presencia en el Grupo Bilderberg, en donde coincidió con el hermano menor de Rockefeller, David. Es un grupo cerrado, que reúne a políticos y grandes empresarios. Es tan hermético que ha dado pie a teorías conspirativas. La presencia de Kissinger como miembro no ayudó a darle prestigio: todo lo contrario.
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En 1979 trató de blanquear su imagen con Los años en la Casa Blanca, su libro de memorias. Ya nonagenario, se lo ha visto en el Foro de Davos e incluso se reunió en la Casa Blanca con Donald Trump.
Fue a partir de 1998 cuando la posibilidad de juzgar a Kissinger comenzó a tomar forma. Ese año Pinochet fue detenido en Londres y el rol de Estados Unidos en la dictadura chilena volvió a ser discutido. La apertura de documentos clasificados contribuyó a los cuestionamientos contra el antiguo secretario. El periodista y escritor inglés Christopher Hitchens le dedicó un volumen, Juicio a Kissinger, compendio de su historial.
Hitchens, fallecido en 2011, estimó que el arresto de Pinochet abría una nueva era en la cual Kissinger podía y debía dar cuentas ante la Justicia. “Desde el principio de la administración Nixon hasta el fin de la administración Ford las huellas que dejó Kissinger son visibles y van de Vietnam hasta Camboya, pasando por Chile, Bangladesh, Grecia y Timor Oriental. Lo que pasó con él es que continuó siendo un personaje ambiguo, protegido gracias a su gran poder”… y con enorme poder de destrucción de pueblos, en el sacrosanto nombre de la democracia y el anticomunismo.
El genocidio del Jmer Rojo
El nombre de Pol Pot se relaciona con genocidio y masacres de entre 1,7 a cuatro millones de cambodianos (la mitad de la población) desde 1975 hasta principios de 1979. La era de permanente violencia había comenzado en 1970 con la intervención militar y ayuda estadounidense a regímenes corruptos, y se extendió a 1989. Con el comienzo del juicio en Phnom Penh, la capital de Cambodia, a los más connotados asesinos, el asunto volvió a la palestra 30 años después de la caída del régimen de Pol Pot.
Analistas, entre ellos el lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky, consideran que no solo los dirigentes aún vivos del Jmer Rojo deben ser juzgados por el Tribunal Internacional, sino también el entonces secretario de Estado Henry Kissinger, y otros autores de los bombardeos estadounidenses a Cambodia, causantes de la muerte de más de 600 mil civiles, así como por su respaldo a los criminales, luego de que Vietnam y patriotas cambodianos lograron expulsarlos del poder en enero de 1979.
El plan de Kissinger en Cambodia significó la murte de cientos de miles
El primer ministro del hoy Reino de Cambodia, Hun Sen, planteó que «Nadie debe escapar de la justicia. Los Jmer Rojos tienen que ser traídos al Tribunal… pero también aquellos que los apoyaron, deben aparecer allí», como Kissinger
El nombre de Pol Pot se relaciona con genocidio y masacres de entre 1,7 a cuatro millones de cambodianos (la mitad de la población) desde 1975 hasta principios de 1979. La era de permanente violencia había comenzado en 1970 con la intervención militar y ayuda estadounidense a regímenes corruptos, y se extendió a 1989. Con el comienzo del juicio en Phnom Penh, la capital de Cambodia, a los más connotados asesinos, el asunto volvió a la palestra 30 años después de la caída del régimen de Pol Pot.
Analistas, entre ellos el lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky, consideran que no solo los dirigentes aún vivos del Jmer Rojo deben ser juzgados por el Tribunal Internacional, sino también el entonces secretario de Estado Henry Kissinger, y otros autores de los bombardeos estadounidenses a Cambodia, causantes de la muerte de más de 600 mil civiles, así como por su respaldo a los criminales, luego de que Vietnam y patriotas cambodianos lograron expulsarlos del poder en enero de 1979.
El primer ministro del hoy Reino de Cambodia, Hun Sen, planteó que «Nadie debe escapar de la justicia. Los Jmer Rojos tienen que ser traídos al Tribunal… pero también aquellos que los apoyaron, deben aparecer allí», como Kissinger.
Kissinger in 1969 (left) and 1963 (right) and with North Vietnam’s Le Duc Tho during peace talks on the Vietnam War in Paris on Jan. 24, 1973.
Álvaro Verzi Rangel. Sociólogo y analista internacional, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
"No se escribe para ser escritor, ni se lee para ser lector. Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie, pues, debería salir a la vida sin haber adquirido esas habilidades básicas". J. J. Millás.
"Nada curo llorando y nada empeoraré si gozo de la alegría" (Arquílaco).
Tome color. El año pasado, los investigadores alemanes hallaron que sólo echando un vistazo a los tonos de verde pueden impulsar la creatividad y la motivación. No es difícil adivinar por qué: asociamos colores verdes con vegetación, alimentos - tonos que prometen alimento. Esto podría explicar en parte por qué las vistas de paisajes desde la ventana, en programas de investigación, puede acelerar la recuperación del paciente en los hospitales, ayuda al aprendizaje en las aulas y estimula la productividad en el lugar de trabajo.
Esta lluvia amiga... A la tierra la volvió jardín, dicen que el campo se cubrió de verde, el color más bello, el color de la esperanza. Y la isla de mi corazón en pocos días es tempestad que ya viró a bonanza. (De la canción Regreso, de Cesarea Evora).
Joan Manuel Serrat. Aquellas pequeñas cosas,...Uno se cree/que las mató /el tiempo y la ausencia. /Pero su tren/ vendió boleto/ de ida y vuelta./ Son aquellas pequeñas cosas,/que nos dejó un tiempo de rosas/en un rincón,/en un papel/ o en un cajón./Como un ladrón/te acechan detrás/de la puerta./Te tienen tan/a su merced/como hojas muertas/que el viento arrastra/ allá o aquí,/que te sonríen tristes y...
Violeta Parra.
Gracias a la vida (Thanks to the life)
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, ...
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro al fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
cuando miro al fondo de tus ojos claros.
...
Volver a los 17.
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo ...
"Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica". Albert Einstein (1879-1955)
Libros
50 Cosas que hay que saber sobre Física, 2009. Joanne Baker
50 Cosas que hay que saber sobre Matemáticas, 2009. Tony Crilly
50 cosas que hay que saber sobre psicología, 2008 Adrian Furnham
A Física en Banda Desenhada. 2005. Larry Gonick e Art Huffman
Al servicio del Reich. La física en tiempos de Hitler. Philip Ball. 2014
Ángel González
Antología, Federico García Lorca
As Pequenas Memórias, José Saramago
Belén Gopegui, El lado frío de la almohada
Blas de Otero
Campos de Castilla, Antonio Machado
Canto General, Pablo Neruda
Cantos Iberos, Gabriel Celaya
Cien años de soledad, Gabriel García Márquez
De Arquímedes a Einstein. 2007. Manuel Lozano Leyva
Einstein et la relativité, Jean Eisenstaedt
El enigma cuántico. Encuentros entre la física y la conciencis. B. Rosenblum y F. Kuttner. Tusquets, 2010.
El factor humano, John Carlin
El libro de las matemáticas. 250 hitos de la historia de las matemáticas, 2011. Clifford A. Pickover. Ilus Books.
El olvido de la razón, Juan José Sebreli
El PCE y el PSOE en (la) transición, Juan A. Andrade Blanco, 2012. Siglo XXI.
El Prisma y el péndulo, Robert Crease
El Quijote, Miguel de Cervantes
El romancero gitano, Federico G.Lorca
Emma. 2001. Howard Zinn.
Eric J. Hobsbawm, Política para una izquierda racional
Eternidades, Juan Ramón Jiménez
Evaluación de la lengua escrita y dependencia de lo literal. 2009. Maite Ruíz Flores
Feynman, Richard P. El carácter de la ley Física
Geometría para turistas. 2009. Claudi Alsina
Giles Macdonogh. Después del Reich. Crimen y castigo en la posguerra alemana. 2011. Galaxia Gutenberg
Hacemos ciencia en la escuela. 2009. Grao
Imperialismo Humanitario. 2008. Jean Bricmont
Imposturas intelectuales, A. Sokal y J. Bricmont
José Hierro
Kosovo. La coartada humanitaria. Isaac Rosa y otros
L`Etat démantelé. 2010. L. Bonelli et W. Pelletier. La Découverte.
La Alemania nazi, Enzo Collotti
La CIA y la guerra fría cultural. Frances Stonor Saunders. Edt. Debate. 2001
La cocina de Menorca, Josep Borrás
La disciplina en la conciencia: Las Brigadas Internacionales, Mirta Núñez
La educación Lenta, 2009. Joan Domenech Francesch
La poesía española de 1935 a 1975. II de la poesía existencial a la poesía social 1944-50
La resistencia Alemana contra Hitler 1933-1945. 2005. Barbara Koehn
Las Ciencias en la escuela, M. Catalá, R. Cubero y otros
Las leyes del caos. Ilya Prigogine. Critica. Drakontos bolsillo, 2008
LEONARDO DA VINCI Walter Isaacson. 2018
Los caminos cuánticos. Feynman. J. Navarro Faus. Nivola, 2007
Los versos del capitán, Pablo Neruda
Marinero en Tierra, Rafael Alberti
Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. 2009. Alan Sokal
Momentos estelares de la ciencia, 2008. Isaac Asimov
Odas y Sonetos, John Keats (ed. bilingüe)
Odifreddi, Piergiorgio. 2007. Juegos Matemáticos Ocultos en la Literatura. Octaedro.
Pablo Neruda. Antología General, 2010. Real Academia Española
Paroles, Jacques Prévert
Poesía, Miguel Hernández
Poeta en Nueva York, Federico G. Lorca
Qué significa todo eso. Reflexiones de un científico ciudadano. Richard P. Feynman. Crítica. Drakontos, 2010
Science 101 Physics. 2007. Barry Parker.
Sed sabios, convertíos en profetas, G. Charpak y R. Omnès
Seis piezas fáciles, 2008. Richard P. Feynman
Soberanos e intervenidos, Joan E. Garcés. Siglo XXI Editores, 2000. (original del 96)
Sobre la guerra. La paz como imperativo moral, 2008. Howarrd Zinn
Walter Benjamin. 2010. Revista Anthropos
Weinberg Steven, 2010. El sueño de una teoría final. Drakontos