martes, 17 de julio de 2018

Con Antony Beevor y los paracaidistas en Arnhem. El historiador militar publica su nuevo libro sobre la batalla de los puentes, que aparecerá en castellano en septiembre.

Mientras rezo para que me manden de enviado especial al tour de cuatro días por Arnhem y los alrededores en el que hace de guía el mismísimo Antony Beevor y en el que solo falta que te disparen los Panzergrenadiers y un tanque Tigre (se va en Eurostar desde Londres y el hotel en que te alojas tiene spa: ¡lo que hubieran dado los paracaidistas británicos, los Diablos rojos, por esas comodidades!), me consuelo leyendo el último libro, todavía calentito, del historiador sobre la gran batalla de las tropas aerotransportadas aliadas de la Segunda Guerra Mundial, librada principalmente en suelo holandés y que acabó como el rosario de la aurora para los audaces atacantes.

Arnhem, the battle for the bridges, 1944, que acaba de publicar Viking y que lanzará en septiembre en castellano Crítica bajo el mismo título, Arnhem, la batalla por los puentes, es puro disfrute, otra extraordinaria muestra del inmenso talento de Beevor para escribir sobre la guerra sin que el rigor del historiador militar y la a menudo ardua descripción de los movimientos de tropas sepulte el drama humano, la emoción y la tremenda experiencia directa de los soldados. Por no hablar de su capacidad de retratar a los personajes, ya se trate de un vanidoso mando de paracaidistas o un mujeriego líder de panzers con la sutileza que reservaría Jane Austen para un terrateniente de Derbyshire o la melancólica hija casadera de un baronet. Ahí están detalles como que el guapo general Gavin fue amante de Marlene Dietrich y Martha Gelhorn.

De la operación Market-Garden, el ambicioso doble plan de utilizar fuerzas lanzadas en paracaídas y llevadas en planeadores detrás de las líneas alemanas para, capturando los puentes holandeses (los más famosos los de Arnhem y Nimega), asegurar una ruta terrestre que llevara un ejército aliado al corazón industrial de Alemania y acabara la guerra dándole la patada trasera a Hitler (la delantera se la daban ya los rusos), parecía que estaba todo escrito. Hay varios libros excelentes sobre el tema y sobre todo está el tan célebre Un puente lejano, del ínclito Cornelius Ryan, y su película correspondiente (Richard Attenborough, 1977, con una plétora de estrellas cinematográficas), que han creado el principal imaginario popular del episodio.

Beevor, que, como es sabido, no soporta las comparaciones con Ryan (1920-1974), al que considera un buen periodista y escritor pero no un verdadero historiador y con cuya sombra ha tenido que luchar al frecuentar las mismas batallas (Berlín, Normandía, ahora Arnhem), pone en solfa varias de las aseveraciones de su predecesor, empezando por el propio título de su libro. Sugiere sir Antony que la emblemática frase del general Browning –el padre de las fuerzas aerotransportadas británicas, campeón de bobsliegh y marido de Daphne du Maurier- a Montgomery sobre que el de Arnhem era un puente demasiado lejano para ir a tomarlo de hecho nunca se pronunció. También rebate la tesis de que la operación no utilizó a la Resistencia holandesa (a la que pinta mucho mejor que la francesa, incluso explica que muchos jóvenes tomaron las armas de los soldados caídos y se incorporaron a las filas de los Aliados, pagándolo luego, en la derrota, al ser ejecutados sumariamente por los alemanes). Puntualiza que los paracaidistas no tuvieron la mala suerte de ir a caer en Arnhem sobre los tanques de dos poderosas divisiones panzer de las SS (la 9ª y la 10ª, que en realidad estaban muy debilitadas, por debajo de los estándares y reorganizándose) sino que las fuerzas acorazadas realmente potentes llegaron después desde Alemania en un Blitztransport por tren muy bien realizado, como los contrataques (Model y Bittrich –que leía a Goethe y Platón en campaña- aparecen como más capaces que sus adversarios). Los alemanes rebañaron unidades de todas partes y hasta llevaron a luchar una de mutilados.

Nos hace pasar de una zona de combate a otra, de la perspectiva de un bando a la del otro, de un planeador en llamas a un panzer incandescente, y siempre combinando el plano general con las historias individuales, de valor y de cobardía

Beevor es absolutamente concluyente en que Market-Garden (con ese nombre de centro comercial de extrarradio) fue una pifia desde su concepción. Simplemente era un mal plan que desafiaba la lógica militar, dice, y no podía salir bien. Su leit motiv, que repite varias veces en el libro, es que se ignoró la vieja máxima de que ningún plan, ni el más perfecto (y el de Market-Garden, con todas sus arriesgadas suposiciones, incluida la de que los alemanes estaban en desbandada, no lo era en absoluto) sobrevive al contacto con el enemigo. “Una doble verdad cuando se trata de operaciones aerotransportadas”. Se lanzó a las tropas demasiado lejos de los puentes y se perdió el indispensable factor sorpresa, mientras el contingente terrestre se atascaba por carretera, la “Autopista del Infierno”. Beevor también recuerda lo que decía Napoleón de que no debes luchar si no tienes asegurado un 75 % del éxito y que solo puedes dejar un 25 % a la suerte. “El plan Aliado invertía esa proporción”. El único éxito, la toma del puente de Nimega, se lo debieron a que Model no lo voló. Enfrentándose a toda una tradición británica de glorificar las derrotas poniéndoles épica y frases para la posteridad, recalca sin ambages la estulticia y la irresponsabilidad criminal de los mandos prima donnas que provocaron un desastre sin paliativos (y luego echaron parte de la culpa a los pobres paracaidistas polacos de Sosabowski convertidos en injustos chivos expiatorios).

Técnicamente impecable como siempre al describir el tiro de un PIAT (el bazuca británico) o los problemas mecánicos de un Königstiger (Tigre II), Beevor destaca el uso de los cohetes Nebelwerfer, que acojonaban a los Aliados, la posible presencia de musulmanes de la división SS Handschar, la concesión de sendas Cruces de Hierro a dos telefonistas alemanas o que los paracaidistas modificaban sus subfusiles Thompson, jamás llevaban pañuelos blancos y se atiborraban de Benzedrinas, que les provocaban alucinaciones. Son esos detalles que nos encantan a muchos.

Como suele hacer, y eso le honra, el historiador subraya minuciosamente los padecimientos de la población civil holandesa (y su generosidad hacia los Aliados, y su valentía), con la salvaje destrucción de las ciudades convertidas en zonas de combate encarnizado (200 civiles muertos solo en Arnhem), y revela, por primera vez, la hambruna que provocaron los alemanes como represalia y que causó desnutrición y millares de muertos, entre 16.000 y 20.000, en el invierno de 1944-45.

Es asombrosa la capacidad de Beevor de describir unos acontecimientos tan complejos y que se desarrollan paralelamente en escenarios diferentes de una geografía muy amplia. Nos hace pasar de una zona de combate a otra, de la perspectiva de un bando a la del otro, de un planeador en llamas a un panzer incandescente, y siempre combinando el plano general con las historias individuales, de valor (hubo cinco Cruces Victoria, cuatro póstumas), de cobardía (el paracaidista que se niega a saltar) e incluso algunas cómicas (el corresponsal Walter Cronkite que ha tomado prestado el casco de un teniente y lo sigue un grupo de soldados). La crueldad de la guerra y el baño de sangre de la batalla están ahí, por supuesto, en el centro de todo, con escenas espeluznantes y macabras, mutilaciones horribles, soldados que gimen y lloran heridos atrozmente en medio del combate, o la niña muerta en un fuego cruzado. El olor de carne quemada en los blindados carbonizados o tras el ataque con lanzallamas, el comandante de Shermann con los sesos y los intestinos desparramados sobre la torreta o el joven paracaidista al que el cabello se le vuelve blanco en una semana de estrés. Beevor revela que hubo ocasiones en que los propios camaradas dispararon piadosamente sobre sus compañeros agonizantes (o le pusieron la pistola en la mano al jefe de pelotón moribundo con agujeros de trazadoras en el pecho por los que salía humo). Y también asesinato a sangre fría de prisioneros, de los dos bandos.

En su relato encontramos viejos amigos ya de tantas batallas, como Von der Heydte, los paracaidista de la 101 saltando aquí de día (a diferencia de en Carentan) o Monty. Están todos los conocidos episodios de Frost reuniendo a su batallón haciendo sonar un cuerno de caza, Tatham-Warter liderando a sus hombres con un paraguas, Student viendo pasar carcomido de envidia desde su balcón la flota aérea Aliada o el descabellado intento del Sturmbannführer Grabner, con su Cruz de Caballero recién granada al cuello, de tratar de cruzar el puente de Arnhem con sus blindados y semiorugas. Pero con su voz suenan diferente, más reales, despojados del cartón piedra de las hazañas bélicas y las pelis de serie B. Con Beevor, esa es su fuerza, escuchas el ruido de la bala del francotirador al hundirse en la carne (“twack”), y siempre agachas la cabeza cuando en sus páginas resuenan los disparos.

https://elpais.com/cultura/2018/06/05/actualidad/1528207270_014350.html

lunes, 16 de julio de 2018

Presentación del libro Cincuenta (+ nueve) conversaciones filosóficas, (Málaga, Ediciones del Genal, 2018) Las entrevistas como procedimiento de estudio y aprendizaje filosófico

Las entrevistas como procedimiento de estudio y aprendizaje filosófico

Salvador López Arnal

Rebelión


Me han gustado desde siempre, desde que era muy joven. Sé que es asunto muy personal, muy de cada cual y que sobre gustos... las disputas razonables y las aproximaciones críticas ayudan a aclararlos, a pulirlos y a matizarlos más.

Una de las entrevistas que, según mi memoria que no siempre acuña bien sus monedas, más me impactó, la leí tres o cuatro años después de que se publicara sin comprender una buena parte de los argumentos esgrimidos, fue la que José María Mohedano hizo en 1969 a Manuel Sacristán para la revista antifranquista Cuadernos por el Diálogo sobre Checoslovaquia, la construcción del socialismo y la aniquilación manu militari de la esperanzadora (sin garantías absolutas, como todo lo esencial de nuestras vidas) Primavera de Praga. Unas tres décadas más tarde pude leer los papeles, cartas y documentos anexos, “la cocina” de la entrevista. Más motivos para deslumbrarme de nuevo. Veríamos cosas peores comentó el entrevistado en la conversación; las vimos, las hemos seguido viendo.

Luego vinieron otras entrevistas, muchas más. La mayoría de ellas las leí en El Viejo Topo, Materiales, Zona abierta, El País, Liberación, Transición, El cárabo, Teorema, Negaciones, Saida, mientras tanto y en otras revistas y periódicos de aquellos años que ahora llamamos de “transición política”. También en libros por supuesto. Aún recuerdo la emoción y el interés que sentí cuando leí por vez primera la entrevista de R. Landor (The World) a Karl Marx. Inmediatamente pensé en un ensayo que se titulara algo así como “Las grandes entrevistas de la historia”. Quería ser el editor por supuesto.

No creo exagerar ni faltar a la verdad si señalo que, dejando aparte algunas lecturas de clásicos del pensamiento (no muy abundantes en mi caso para mi vergüenza), tres o cuatro de los textos filosóficos (más que filosóficos) que más me han impactado, guiado y enseñado (incluidas las relecturas posteriores) son, hablando propiamente, entrevistas. Las conversaciones con Lukács de 1966 que publicó Alianza editorial pocos años después, el ¿Comunismo sin crecimiento? de Wolfgang Harich en traducción de Gustau Muñoz, y la entrevista que Gabriel Vargas Lozano y dos compañeros-filósofos más hicieron a Manuel Sacristán para la (tristemente desaparecida en papelhace pocos meses) revista mexicana Dialéctica, sin olvidar, justo es recordarlo, la que Jordi Guiu y Antoni Munné le hicieran también para El Viejo Topo en 1979 (pero publicada diez años después del fallecimiento del traductor de El capital y de una buena parte de la obra lógico-filosófica de Quine). En todos estos cuatro casos, el interés de la conversación, de las ideas, conceptos y argumentos expuestos, no sólo no decae sino que, en mi opinión, crece y se amplía con el tiempo.

El gusto por el género me empujó a probar fortuna. Y la verdad es que, sin exagerar pero sin falsa modestia (que no es entonces modestia), desde que empecé no he parado. No serán menos de 400 las entrevistas que he ido haciendo a lo largo de estas últimas dos décadas, incluyendo las que dieron pie a Acerca de Manuel Sacristán, un libro que coeditamos Pere de la Fuente y yo mismo (en Destino, Barcelona, 1996, descatalogado actualmente); las que fueron base de los documentales “Integral Sacristán” dirigidos por Xavier Juncosa (con la ayuda y participación esencial de Joan Benach), más los libros de conversaciones con, entre otros, Eduard Rodríguez Farré, Eugenio del Río, Manuel Cruz, Paco Báez, Miguel Candel y Rafa Burgos. La mayoría de estas entrevistas a las que hago referencia se han ido publicando, con muy pocas excepciones, en esos libros o en revistas como el El Viejo Topo, Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, sin permiso y en el diario electrónico www.rebelion.org (también anteriormente en www.lainsignia. org ).

Entre estas conversaciones, obligado es admitirlo, algunas son muy del momento, de la coyuntura como suele decirse, y los años transcurridos no les ayudan nada, nada de nada.El tiempo, como es sabido, es maestro y seleccionador de vida. Pero no rige siempre ese desinterés, creo afirmar con verdad, en todos los casos. En absoluto. Por eso he recogido en este libro una parte, las más directamente filosóficas en sentido amplio (incluyo lasde historia, economía, cienciaypolíticacon reflexiones complementarias), de las entrevistas que he realizado a lo largo de estos tres últimos años, no publicadas anteriormente (salvo dos o tres excepciones)en ningún libro.

Los temas son muchos: ciencia y utopía, filosofía de la ficción, los videoclips, el sentido de la vida, Baltasar Gracián, la edición inglesa de la obra de Manuel Sacristán, vida y muerte, el capitalismo, la tecnociencia, la fraternidad, las pseudociencias, la biopolítica, el hijo no recocido de Marx, la revolución de octubre, el movimiento obrero, la industria nuclear, Fukushima, El criticón… Asuntos y autores diversos, muy diversos. Como la filosofía, como el filosofar, como nuestras preocupaciones e inquietudes, como nuestro interés por centenares de pensadores y temáticas.

He incluido entrevistas de años anteriores en muy pocos casos. Como homenaje, como reconocimiento de su larga enseñanza, como prueba de admiración y/o de amistad. Es el caso de las entrevistas a Antoni Beltrán, Francisco Fernández Buey, Antoni Domènech (ninguno de los tres está ya lamentablemente entre nosotros), Eduard Rodríguez Farré y Mario Bunge.

Un procedimiento, este de las entrevistas, que, como señalaba, permite saborear los buenos argumentos filosóficos, los conceptos y categorías fructíferos, la claridad en la exposición, disolver dudas, gozar delos hallazgos teóricos y delas nuevas inquietudes y propuestas filosóficas, sopesar el peso de lo clásico y de los clásicos, sentir la amplitud del inabarcable escenario filosófico, la importancia del pensar y repensar permanente… y, por supuesto, la complejidad e interés cultural de casi todo. En esto último, la filosofía es como la vida, un proyecto en construcción que nosotros mismos vamos realizando en compañía y con apoyos. Intentar comprender más conlleva, en la mayoría de los casos, tomar consciencia (y conciencia) de lo mucho que nos queda por saber, con nuestro esfuerzo y la ayuda de los demás, y que vale la pena ampliar nuestros conocimientos y reflexionar sobre nuestras experiencias prácticas para vivir bien, para alcanzar un buen vivir, y para aportar nuestros insumisos y rebeldes granitos de arena a las sociedades y colectivos de los que formamos parte y que también nos han hecho.

Dejo constancia de mi agradecimiento a las autoras y autores entrevistados. Ellas y ellos son realmente los protagonistas del libro, de estas conversaciones. Como mi mérito es mucho menor -edición, preguntas, índice y ordenación, apenas nada más-, no creo pecar de ningún injustificado desvarío e imprudencia si señalo que una vez leído y releído, y hablando desde un punto de vista lógico-filosófico como tal vez dijera otro gran maestro, Willard Van Orman Quine, el conjunto resultante, presentado en dos volúmenes, es interesante, refrescante, nada sectario, estimulador y filosóficamente rico y diverso, muy diverso. Como debe ser. Recordemos el dicho clásico: nada humano nos debe ser ajeno, el aforismo elegido por Marx en sus respuesta a su hija Laura. Nudo también importante, el libro no cansa ni agota ni genera sueño o aburrimiento… en mi interesada opinión.

En mi concepción de la filosofía, en absoluto original, toda persona tiende al filosofar y necesita hacerlo. De ahí que este libro esté pensando para todos sin exclusiones y que esté al alcance de todos. No es un libro de expertos y para expertos. Nada de eso, muy lejos de eso. Aparta su cáliz de esas coordenadas de falsa demarcación desde la primera línea.

La extensión del libro (presentado en dos volúmenes recuerden) no es una dificultad objetiva según pienso. Puede leerse según el interés de cada cual. Una entrevista por día, una hora diaria de lectura aproximadamente, sin apenas cansancio, durante unos dos meses y el libro estará finalizado con, creo creer bien, ganancias intelectuales garantizadas. Si alguna entrevista aburre, puede dejarse a medias. Sin problema alguno. No estamos obligados a nada. Nos ubicamos en el ámbito del goce, no en el del sufrimiento, pena o castigo.

Los errores en la edición y composición del libro están en mi debe. En minoría de a uno, sin ninguna compañía.

Agradezco muy sinceramente a Paco Puche, a Jesús Otaola y a Nuria su apoyo y ayuda. Sin ellos, no hubiera sido posible.

Señalaba Manuel Sacristán, uno de los destacados más-que-filósofos del siglo XX, en una conferencia inédita sobre la ciudad y el urbanismo de 1959,que todo ser humano que piensa sus cosas hasta el final filosofa. Muy de acuerdo, como diría Juan de Mairena. Los hombres y mujeres de este libro filosofan en estas páginas, pensando sus cosas hasta el final. Van en serio, podrán comprobarlo. Como ustedes, como todos los ciudadanos comprometidos que aman el saber y la justicia.

Así, pues, ¡viva la filosofía... que esté viva!, ¡que dure muchos años más! Como dirían también los autores de Las ideas gnoseológicas de Heidegger y Poliética, los dos grandes pensadores que abren y cierran este volumen: ¡contra el remurimiento (y el aburrimiento y desinterés) y sus intelectuales o letratenienes afines!

ÍNDICE
Volumen I

PRESENTACIÓN. LAS ENTREVISTAS COMO MÉTODO DE ESTUDIO Y APRENDIZAJE FILOSÓFICO.

1. JORGE LUIS ACANDA: “ EL SUYO [FFB] FUE SIEMPRE UN MARXISMO LIBERTARIO, CENTRADO EN EL ESTUDIO DE LOS PROCESOS DE PRODUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD HUMANA”-

2. MARK AGUIRRE: “LA HISTORIA NO HA BORRADO A LA ESPECIE, SE HA CONSTRUIDO SOBRE SUS HOMBROS”.

3. LUIS ALEGRE ZAHONERO: “LA POLÍTICA TIENE SIEMPRE UN ELEMENTO DE DISPUTA POR EL PODER. LO QUE PLANTEO EN EL LIBRO ES QUE ESA BATALLA SE DISPUTA EN GRAN MEDIDA EN ‘EL LUGAR DE LOS POETAS”

4. MARTÍN ALONSO: “UNA DE LAS CARACTERÍSTICAS DEL ÉXTASIS ES QUE HACE IMPREVISIBLES LAS CONDUCTAS PORQUE CORTOCIRCUITA LA RACIONALIDAD. LOS AFECTADOS NO SON DUEÑOS CABALES DE SUS VOLUNTADES”.

5. ALEJANDRO ANDREASSI: “ LA BIOPOLÍTICA CUMPLIÓ UNA FUNCIÓN EN LA LEGITIMACIÓN, CONFORMACIÓN Y CONSOLIDACIÓN EN ALEMANIA DE UN VERTIGINOSO PROCESO DE MODERNIZACIÓN CAPITALISTA”

6. ANTONIO J. ANTÓN FERNÁNDEZ: “ EL LEMA CLÁSICO -SOCIALISMO O BARBARIE- HA PERDIDO ACTUALIDAD. AHORA SE HA SIMPLIFICADO EL DILEMA: O VIDA O CAPITALISMO”.

7. ANTONIO BELTRÁN: “ SI EL TALENTO RESULTA INSULTANTE Y LA PRUDENCIA SE IDENTIFICA CON EL SILENCIO, LA RENUNCIA Y LA ENTREGA ABSOLUTA AL PODER, GALILEO, EN EFECTO, NO FUE PRUDENTE”.

8. MARIO BUNGE: “LAS PSEUDOCIENCIAS, COMO LOS ARTÍCULOS ADULTERADOS, CORROMPEN LA CULTURA, PONEN EN PELIGRO LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD Y HACEN PERDER TIEMPO A TODOS".

9. MANUEL CAÑADA PORRAS: “LA PALABRA DIGNIDAD HA CONDENSADO LA REBELDÍA Y LAS ESPERANZAS DE LOS MOVIMIENTOS POPULARES, DEL 15M A LAS MARCHAS DEL 22 DE MARZO”.

10. ALFREDO CARO MALDONADO: “ LA SITUACIÓN DE LA CIENCIA EN EL MUNDO ESTÁ LEJOS DE SER BUENA, NO DIGAMOS IDÍLICA. ¿POR QUÉ LA CIENCIA SE IBA A SALVAR DE LA CRISIS SISTÉMICA DE VALORES Y DE LA ECONÓMICA?”

11. SILVIA CASADO ARENAS Y CARLOS FERNÁNDEZ LIRIA: “TAN IMPORTANTE COMO HACER JUSTICIA A LOS DESAPARECIDOS DE LA GUERRA CIVIL ES VELAR PORQUE NUESTROS JÓVENES Y LOS JÓVENES VENIDEROS NO 'RECUERDEN' SU HISTORIA DE UNA FORMA INJUSTA”.

12. ADRIÀ CASINOS: “HAY QUE LEER A DARWIN, COMO A CUALQUIER OTRO AUTOR, EN SU CONTEXTO HISTÓRICO”.

13. JUAN DAL MASO:“LO QUE DISTINGUE EL MARXISMO DE GRAMSCI DE OTROS ENFOQUES MARXISTAS ES LA IMPORTANCIA QUE LE ASIGNA A LA CUESTIÓN FILOSÓFICA Y SUS IMPLICANCIAS POLÍTICAS”.

14. GUSTAVO DESSAL: “ NO HAY UNA DISTANCIA TAN GRANDE ENTRE EL PSICOANÁLISIS Y LA SOCIOLOGÍA DE BAUMAN QUE ADMITE LA IMPORTANCIA DEL INCONSCIENTE Y DE LA SUBJETIVIDAD”.

15 RAFAEL DÍAZ-SALAZAR: “APRENDER A SER, APRENDER A VIVIR JUNTOS, APRENDER A CONOCER Y APRENDER A HACER SON LOS CUATRO GRANDES OBJETIVOS DE LA EDUCACIÓN”.

16. ANTONI DOMÈNECH: “LAS DEMOCRACIAS ACTUALES SE ENFRENTAN A PODERES PRIVADOS NEOFEUDALES MÁS GRANDES Y PODEROSOS DE LO QUE SOÑARON LAS MÁS CODICIOSAS DINASTÍAS EMPRESARIALES DE LA GENERACIÓN DE NUESTROS ANCESTROS”

 17. ÀNGEL DUARTE: “ SI ME PREGUNTAS QUÉ ENTENDÍAN POR NACIÓN TE DIRÉ QUE HABLABAN DE ESPAÑA. EN FEDERAL, NO OBSTANTE, LA SOBERANÍA ARRANCABA DEL INDIVIDUO, SE MATERIALIZABA EN EL MUNICIPIO Y DE AHÍ PARA ARRIBA PASANDO POR LOS ESTADOS”.

 18. ANDREU ESPASA: “LA NOVEDAD DE MI LIBRO ES EL ÉNFASIS QUE SE DA A LA INFLUENCIA QUE TUVO AMÉRICA LATINA EN LA POLÍTICA DE LA ADMINISTRACIÓN ROOSEVELT HACIA LA ESPAÑA EN GUERRA”

 19. ANGELO FASCE: “LA UNIVERSIDAD HA DE SERVIR A LA ORGANIZACIÓN Y LA PROMOCIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA DIVULGACIÓN DE LA CIENCIA”.

 20. FRANCISCO FERNÁNDEZ BUEY: “NEGARSE A LA REVISIÓN DE SUS TESIS ES CONVERTIR A MARX EN UN ICONO”.

 21. CARLOS FERNÁNDEZ LIRIA: “ LA OBRA DE MARX NO DICE LA VERDAD POR SU RELEVANCIA POLÍTICA. ES RELEVANTE POLÍTICAMENTE EN LA MEDIDA EN QUE DICE LA VERDAD.

 22. CARLOS FERNÁNDEZ LIRIA, OLGA GARCÍA FERNÁNDEZ Y ENRIQUE GALINDO FERRÁNDEZ: “HEMOS PASADO DE CONSIDERAR LA EDUCACIÓN COMO UN DERECHO A CONSIDERARLA COMO UNA INVERSIÓN PARA UN NEGOCIO VITAL QUE VA A DURAR TODA LA VIDA”.

 23. MANUEL GARCÍA-CARPINTERO: “HAY VERDADES SOBRE NUESTRAS EMOCIONES Y LAS DE NUESTROS SEMEJANTES, SOBRE EL BIEN Y EL MAL, QUE SE APRENDEN MUCHO MEJOR MEDIANTE EL EJERCICIO DE LA IMAGINACIÓN QUE ES CONSTITUTIVO DE LA FICCIÓN, QUE LEYENDO ENSAYOS”.

 24. F RANCISCO JAVIER GÓMEZ GONZÁLEZ: “LOS PROBLEMAS HUMANOS NO ENTIENDEN DE DISCIPLINAS. EL OBJETIVO NO ES QUE TODOS SEPAMOS DE TODO, EL OBJETIVO ES QUE SEPAMOS INTEGRAR SABERES DIFERENTES”.

 25. ENTREVISTA A ENRIQUE GONZÁLEZ DE ANDRÉS: “PARA CALIBRAR LA VERDADERA FUERZA DE LA CLASE OBRERA, NO PARECE UN BUEN MÉTODO DISUADIRLA DE EJERCERLA EN LOS MOMENTOS EN QUE SE PUEDE INCLINAR LA BALANZA HACIA UN LADO O HACIA OTRO”.

 26. ALFONSO GONZÁLEZ QUESADA:“LAS VALLAS NO DEJAN DE SER DOCUMENTOS QUE TRADUCEN UNA MENTALIDAD Y UN MOMENTO HISTÓRICO CONCRETO. SEÑALAN TANTO LOGROS COMO INSUFICIENCIAS. LA REVOLUCIÓN CONSISTE TAMBIÉN EN ESO”.

27. NICOLÁS GONZÁLEZ VARELA: “EL COMPONENTE ESENCIAL DE LA NUEVA COMUNIDAD POPULAR-RACIAL DEL NAZISMO ES EL AUTÉNTICO DA-SEIN ALEMÁN EN CUANTO SUJETO COLECTIVO: EL PUEBLO, DAS VOLK”.

 28. GUSTAVO HERNÁNDEZ SÁNCHEZ: “REIVINDICAR EL PENSAMIENTO UTÓPICO ME PARECE MUY NECESARIO EN UN MUNDO EL QUE MUCHAS PERSONAS SE EMPEÑAN EN DECIRNOS QUE NO EXISTEN ALTERNATIVAS”.

29. JOSÉ HERRERA PLAZA: “LA PERSISTENCIA DEL PROBLEMA RADIOLÓGICO, TRAS MÁS DE 40 AÑOS DE MENTIRAS OFICIALES, MANTIENE VIVO EL RESCOLDO DE LA MEMORIA Y SU INDIGNACIÓN EN LAS DISTINTAS GENERACIONES DE VECINOS DE PALOMARES”

30. ENTREVISTA A JUAN ANTONIO HORMIGÓN: “ SACRISTÁN LIGABA SU PRODUCCIÓN TEÓRICA A LA ACCIÓN POLÍTICA, A LA MILITANCIA CLANDESTINA CON TODOS LOS RIESGOS QUE CONLLEVABA”. ÍNDICE ANALÍTICO Y NOMINAL ÍNDICE Volumen II

31.ALFREDO IGLESIAS DIÉGUEZ: “ASÍ ES COMO PROCEDE LA PRÁCTICA CIENTÍFICA EN ESTE PAÍS: ACEPTACIÓN DEL CRITERIO DE AUTORIDAD, AUSENCIA DE DEBATE CIENTÍFICO Y USO DE LA PRENSA PARA REBATIR LAS IDEAS”.

32. JON E. ILLESCAS: “ LAS ÉLITES SE TOMAN MUY EN SERIO ALGO APARENTEMENTE TAN DIVERTIDO Y BANAL COMO LA CULTURA POPULAR”

33. MIGUEL JORDÁ: “BALTASAR GRACIÁN FUE TORTURADO FÍSICA Y PSÍQUICAMENTE. SE LA JUGÓ Y LLEVÓ SU VIDA Y SUS CRÍTICAS MUY AL LÍMITE. ACABARON ENCERRÁNDOLE Y QUITÁNDOLE DE LA CIRCULACIÓN. ”

34. NÉSTOR KOHAN: “ EL MARXISMO ES UN UNIVERSO ABIERTO”

35. SANTIAGO LÓPEZ PETIT: “ UNO DE LOS OBJETIVOS PRINCIPALES DE ESTE LIBRO ES CONTRIBUIR A DESOCUPAR EL LUGAR DE VÍCTIMA EN EL QUE TODO ENFERMO, CASI VOLUNTARIAMENTE, SE INTRODUCE”.

36. FRANCISCO LÓPEZ SEGRERA: “ LA PROSPECTIVA, MEDIANTE LA EVALUACIÓN DE LAS ALTERNATIVAS HISTÓRICAS POSIBLES, NOS PERMITE CONSTRUIR UN FUTURO MEJOR”.

37. RENZO LORENTE: “ SI A ALGUIEN LE INTERESA LA FILOSOFÍA MARXISTA (EN UN SENTIDO AMPLIO), MERECE LA PENAR LEER ESTOS TEXTOS DE MANUEL SACRISTÁN”.

38. JOSEP MARTÍ VALLS: “ LA INCINERACIÓN DE RESIDUOS URBANOS ES DEFENDIDA POR LOS QUE TIENEN INTERESES EN ESTOS PROCESOS Y POR POLÍTICOS Y GESTORES QUE NO HAN QUERIDO GESTIONAR BIEN ESTOS RESIDUOS Y NO SABEN QUÉ HACER CON ELLOS”

39. JOSÉ LUIS MARTÍN RAMOS: “LA ALIANZA DE HECHO ENTRE LA CLASE OBRERA URBANA Y EL CAMPESINADO FUE EL OBJETIVO, Y EL RESULTADO, DE LA CORRIENTE BOLCHEVIQUE LIDERADA POR LENIN”.

40. ANDRÉS MARTÍNEZ LORCA: “ LA EDAD MEDIA SE HA PINTADO DE NEGRO POR DOS RAZONES: POR ETNOCENTRISMO Y POR SIMPLE IGNORANCIA”.

41. JOAQUÍN MIRAS ALBARRÁN: “LA FILOSOFÍA MARXISTA ES UN SABER QUE PARTE DE LA CONSCIENCIA DE QUE EL SER HUMANO ES UN SER QUE CREA EN COMUNIDAD UNA PRAXIS MEDIANTE LA QUE PRODUCE SU MUNDO DE VIDA, INCLUIDO EL SABER HACER QUE PONE EN OBRA LA ACTIVIDAD”.

42. ENTREVISTA A MIGUEL MUÑIZ GUTIÉRREZ: “DESDE EL MINUTO UNO, TRAS EL INICIO DE LA CATÁSTROFE DE FUKUSHIMA, LA INDUSTRIA NUCLEAR PUSO EN MARCHA UNA ESTRATEGIA DE ADAPTACIÓN QUE ESTÁ TENIENDO ÉXITO EN LOS LUGARES EN QUE SE DESARROLLA”.

43. PAULA OLMOS: “ LUIS VEGA APOYA GENEROSAMENTE A QUIENES TRABAJAN CON ÉL SIN SACAR PROVECHO PROPIO Y SIN IMPONER SUS LÍNEAS. COMO DIGO, UNA AUTÉNTICA RAREZA”.

44. GIAIME PALA: “LO INTERESANTE ES QUE INGRESARON EN EL PSUC SIENDO CONSCIENTES DEL PRECIO QUE PODÍAN PAGAR POR ELLO. NO ERAN UNOS AVENTUREROS, SABÍAN QUE SE LA JUGABAN”

45. JUAN SISINIO PÉREZ GARZÓN: “ QUE EL PASADO SEA REFERENTE PARA EL PRESENTE ES LÓGICO E INEVITABLE. EL HISTORIADOR DEBE DISCERNIR DÓNDE EMPIEZA EL FALSEAMIENTO Y LA SIMPLIFICACIÓN PARA CONSTRUIR UN DISCURSO QUE YA NO ES HISTÓRICO SINO DEMAGÓGICO”.

46. ARIEL PETRUCELLI: “EL SOCIALISMO COMO LA ORGANIZACIÓN DE LOS PRODUCTORES LIBREMENTE ASOCIADOS NUNCA VIO LA LUZ, SALVO A PEQUEÑA ESCALA O POR MOMENTOS FUGACES”

47. ANDRÉS PIQUERAS: “LOS AVANCES DE LA HUMANIDAD DE CARA A LA IGUALDAD Y EMANCIPACIÓN DE LAS GRANDES MAYORÍAS SE DIERON SIEMPRE A TRAVÉS DEL ACCIONAR DE IZQUIERDAS (A VECES CONTRA LA PROPIA INSTITUCIONALIZACIÓN DE OPCIONES Y AGENTES QUE FUERON PREVIAMENTE “IZQUIERDA”)

48. GONZALO PONTÓN: “HABÍA MUCHA LUZ EN LAS CASAS DE LOS “ILUSTRADOS”, PERO LAS CHOZAS Y LAS VIVIENDAS DE LOS POBRES SEGUIRÍAN A OSCURAS DURANTE MUCHOS AÑOS”.

49. PACO PUCHE SOBRE LA ENFERMEDAD, EL CUERPO, LA VIDA Y LA MUERTE: “LA MUERTE ES UN RETORNO A LA MADRE TIERRA PARA SEGUIR “VIVOS”. EL SENTIDO DE LA VIDA SERÍA EL SENTIRSE PROFUNDAMENTE IMBRICADO EN LA NATURALEZA, GOZÁNDOLA, IMITÁNDOLA Y SACRALIZÁNDOLA”

50. CÉSAR RENDUELES: “LA POTENCIA DEL MATERIALISMO RESIDE EN QUE ACEPTA EL RETO DE TRATAR DE ENTENDER EL EFECTO EN NUESTRAS VIDAS DE DINÁMICAS HISTÓRICAS TAN PROFUNDAS, ESTABLES Y PROLONGADAS QUE CASI PARECEN FENÓMENOS GEOLÓGICOS”

51. MIGUEL RIERA: “NOS GUSTARÍA APOYAR LA IDEA GRAMSCIANA DE CONSTRUCCIÓN DE UN BLOQUE HISTÓRICO CAPAZ DE IMPULSAR UNA TRANSFORMACIÓN REAL”

52. LUIS ROCA JUSMET: “LA FILOSOFÍA DEBERÍA SER UNA CAJA DE HERRAMIENTAS PARA LA TRANSFORMACIÓN, TANTO ÉTICA COMO POLÍTICA”.

53. MARTÍN RODRIGO Y ALHARILLA: “EL CAPITALISMO GLOBAL QUE SE CONSTRUYÓ A PARTIR DEL SIGLO XIX NO SE HUBIESE PRODUCIDO SIN LA EXISTENCIA DE TRABAJO ESCLAVO”.
54. RICARDO RODRÍGUEZ: “ ESTOY CONVENCIDO DE QUE EL SARCASMO Y LA CARICATURA CONSTITUYEN LOS DOS RECURSOS MÁS PODEROSOS DEL ARTE”.

55. EDUARD RODRÍGUEZ FARRE: “EL ACCIDENTE DE FUKUSHIMA ACABARÁ SIENDO EL MAYOR DESASTRE DE LA INDUSTRIA ATÓMICA”

56. JUAN CARLOS RUIZ FRANCO: “LA CLAVE SECRETA FUNDAMENTAL ES LA CARTA DE FREYBERGER; TODOS LOS DEMÁS DOCUMENTOS GIRAN EN TORNO A ELLA”

57. CLARA VALVERDE: “ LA ‘NECROPOLÍTICA’ ES LA POLÍTICA BASADA EN LA IDEA DE QUE PARA EL PODER UNAS VIDAS TIENEN VALOR Y OTRAS NO”.

58. LUIS VEGA REÑÓN: “LA BUENA ARGUMENTACIÓN NO ES POR LO REGULAR UN PRODUCTO INDIVIDUAL O MERAMENTE REFLEXIVO, SINO UN PROCESO INTERACTIVO”.

59. AUGUSTO ZAMORA: “LOS EUROPEOS DEBERÁN DECIDIR EN UN MOMENTO DADO ENTRE EL YUGO DE LA OTAN O SU SUPERVIVENCIA”.

A MANERA DE EPÍLOGO. UNA CARTA DE DESPEDIDA DE FRANCISCO FERNÁNDEZ BUEY SOBRE LO QUE MÁS IMPORTA.

Referencia del libro:

https://www.libreriaproteo.com/libro/ver/id/2163389/titulo/cincuenta-nueve-conversaciones-filosoficas-2-volumenes.html

Apuntes para una teoría del cuento. Los relatos siempre han sido importantes para Marsé, aunque solo fuera porque de adolescente eran la excusa para llevárselos a una vecina que se los pasaba a máquina

En la caja que conserva con sus primeros escritos no está, pero en cambio Juan Marsé no recuerda nítidamente su primer relato, a lápiz, en un cuadernillo, sobre unos gitanos acampados en un bosque, uno paragüero y remendón de ollas, pretexto con el que se asomaba al pueblo… Lo escribió rondando los 15 años, inspirado en sus recuerdos de infancia... Quizá funcione como metáfora del escritor con el género: está en la base de su narrativa, pero apenas se ve y se sabe.

La narrativa corta siempre ha sido importante para Marsé, aunque solo fuera porque de adolescente sus relatos eran el pretexto para llevárselos a una bella vecinita que se los pasaba a máquina porque en casa no tenían. Como lector, les ha sido fiel: desde los seminales relatos de  Somerset ­Maugham y Hemingway o el Joyce de Los muertos a los “imprescindibles” Juan Carlos Onetti y Roberto Arlt, amén de Chéjov, Cheever y García Hortelano e Ignacio Aldecoa. Como autor, su relación ha sido más intermitente, pero constante. “El cuento plantea mayores dificultades que la novela”, admite el autor de uno de los mejores cuentos del último medio siglo, ‘Teniente Bravo’ (1987).

“Si los cuentos los saca usted muy logrados”, le da ánimos a finales de los cincuenta su hada madrina epistolar Paulina Crusat. La escritora ya ha leído originales de su ‘Plataforma posterior’ (1957), que elogia por sus dotes de observador, o ‘La calle del dragón dormido’ (1959), tras una visita de Marsé al depauperado Somorrostro, antes de que sean publicados en Ínsula. Pero Marsé un perfeccionista meticuloso forjado en un taller de joyería, no está contento. Además, “se pagaban poco, cuando se hacía, y los editores, Barral mismo, no mostraban entusiasmo con el género”, argumentó para ir arrinconándolos.

Para los estudiosos queda ratificar axiomas como que en la mayoría de los relatos está el germen de buena parte de sus novelas, así ‘La mayor parte del día’ (1963) rezuma Encerrados con un solo juguete, como ‘Historias de detectives’ alimenta un abanico que puede ir de Si te dicen que caí a El amante bilingüe o El embrujo de Shanghai, por poner casos remotos y menos obvios.

Más estimulante, por oficioso, sería sustentar que es en el Marsé del cuento donde resiste un poco más el realismo social que se irá diluyendo de su novelística, donde el humor burlesco y la sátira es cien veces más brutal, que traduce en expresiones más populares y cinematográficas. Es un ejercicio más libre de forma y de fondo, porque también es el cuadrilátero donde dirime más y mejor sus ajustes de cuentas vitales. ‘Noches de Bo­caccio’ no deja de ser una parodia sobre las afectadas poses de intelectuales de izquierda hijos de papá, como ‘El fantasma del cine Roxy’ es un más sentimental cuerpo a cuerpo con los ectoplasmas infantiles nacidos del soma huxleyano de las pelícu­las en la España de los cuarenta y cincuenta… Y ello sería extensible a las otras piezas cortas de Marsé, como los retratos ácidos sulfúricos de Señoras y señores o las series Polvo de estrellas o Confidencias de un chorizo (todos en la revista Por Favor), ajustes de cuentas con la época y sus maleantes protagonistas. En esa línea está el relato ‘El moco nacional’.

Quizá no sea casual tampoco que ‘Nada para morir’, premio Sésamo de cuentos en 1959, arranque con el protagonista herido de un navajazo. El niño Marsé no participó en las reyertas de los trinxas de sus barrios; pero sí asumió el código, del que hizo literatura: las diferencias se dirimen en el cuerpo a cuerpo, con palabras y gestos justos, en la distancia del arma corta. Así se arreglaban las cosas en el barrio. Al menos, en el tiempo y el barrio de Juan Marsé.

https://elpais.com/cultura/2018/07/05/babelia/1530802150_226983.html

domingo, 15 de julio de 2018

Entrevista con el historiador Julien Papp, autor del libro “De Austria-Hungría en guerra a la República de los Consejos (1914-1920)”. "¿Por qué los autores que contribuyeron a criminalizar el comunismo no experimentaron la misma necesidad para criminalizar la guerra y a sus generales asesinos?"

Investig'Action

Los actos del centenario oficial de la Primera Guerra Mundial, ¿han servido para entender las causas reales de la guerra, así como los mecanismos de propaganda masiva que llevaron a aquella carnicería? En este siglo XXI, cuando los tambores de guerra se aceleran, es hora de iluminar todos esos aspectos. Para entender la cruel realidad de esta guerra. Pero también para saber cómo ha surgido, contra viento y marea, la esperanza en un mundo mejor… El historiador Julien Papp, autor del libro “De Austria-Hungría en guerra a la República de los Consejos (1914-1920)”, diseca un capítulo de la historia “en gran parte desconocido”. . Alex Anfruns: En su libro, usted describe los mecanismos de propaganda al comienzo de la Gran Guerra, centrándose en la instrumentalización del sentimiento nacionalista húngaro. ¿Quiénes son los actores que participaron en esa propaganda?

Julien Papp: Antes que nada, debe notarse que a nivel del poder civil no había un cuerpo central en Hungría que organizara y coordinara las actividades de propaganda. Esta misión incumbía al “Distrito Militar Imperial y Real de la Prensa”, que dependía directamente del Jefe de Estado Mayor. Fue creado el día de la declaración de guerra en Serbia.

Ese organismo había sufrido varios cambios, que siempre estuvieron en línea con la expansión de sus habilidades. En 1917, incluía doce unidades: comando, censura, asuntos domésticos y extranjeros, propaganda, prensa, artistas, fotógrafos, cine, sección italiana, corresponsales de guerra, aparatos administrativos. El Distrito Militar de la Prensa controlaba la información proporcionada por los periódicos, coordinaba las diversas actividades de propaganda y organizaba la lucha contra la propaganda enemiga.

¿Y del lado de los civiles?
En el interior, para apoyar los esfuerzos bélicos de la sociedad, se crearon dos organizaciones: el Comité Central de Ayuda de Budapest y el Comité Nacional de Ayuda Militar. En ambos casos, fue una cooperación explícita entre el estado y los intelectuales cercanos al poder. Finalmente, cuando decimos que la maquinaria de la propaganda bélica no se basó en una institución estatal, eso no debería ocultar o disminuir la importancia de las instancias políticas cercanas al poder, incluso si no siempre está claro si las iniciativas fueron políticas o espontáneas. No importa cómo, el objetivo era obtener y mantener de forma sostenible el consentimiento de la población, una vez pasada la “fiebre de agosto”, es decir, ese tipo de histeria colectiva que sucedió a la declaración de guerra.

Fuera de los marcos organizados, la propaganda que venía de abajo involucraba a muchos actores: sobre todo a periodistas, pero también científicos, artistas, escritores, poetas, pintores … Podríamos añadir los servicios públicos como la escuela y la oficina de correos, o los artesanos que hicieron innumerables objetos en relación con la guerra. En poco tiempo, es decir, entre julio y agosto de 1914, se lanzaron más de una docena de obras de teatro “patrióticas”, algunas de las cuales explotaron los recuerdos folclóricos de la guerra de independencia de 1848-49…

Dice usted que el papel de los periodistas fue importante …
Sí. Su acción fue la más masiva, pero los intelectuales en general, y en su gran mayoría, se embarcaron voluntariamente en la justificación de la guerra y la difusión de la política belicosa del gobierno. Al igual que en otros países en guerra, fue necesario proscribir todas las críticas y todo debate; sólo se juraba por la necesidad de la unidad nacional y la aceptación de los sacrificios. Los jóvenes artistas movilizados comenzaron a glorificar la acción y denigrar o incluso a odiar su propio intelectualismo anterior, como lo ha señalado el historiador húngaro Eszter Balazs.

Por otra parte, este autor también observa que fueron los intelectuales belicosos quienes crearon el mito del entusiasmo masivo y generalizado, extrapolando a partir del clima que prevaleció en agosto de 1914; su propósito era hacer creer que la guerra se originó a partir de la voluntad general. Investigaciones recientes tienden a mostrar que el belicismo predominantemente caracterizó a las clases medias, y que hubo diferencias notables entre las ciudades y el campo y entre las diferentes categorías sociales.

¿Qué medios se movilizaron en esa campaña de propaganda a favor de la guerra?
También en esto hay un aire de familia de un país a otro. Como en todos los estados beligerantes, los periódicos son el principal instrumento de propaganda. En Hungría, los periódicos nacionales y otras publicaciones tenian una tirada de entre 160 y 180 mil ejemplares. En 1872, solo había 65 periodistas profesionales. En la década de 1880 eran diez veces más.

La autora de una tesis sobre corresponsales de guerra, Éva Gorda, señala que en los años anteriores al conflicto, e incluso durante la guerra, el público húngaro consideraba que solo podía creerse lo que se imprimía. El cine y la radio ya existían, pero la gente estaba convencida de que solo los periódicos eran creíbles. Esta observación da una buena idea del impacto de la prensa.

Al principio, el tono es de exaltación; las malas noticias son silenciadas, luego la censura entra en acción y aparecen columnas vacías. Se llenan de anuncios o resultados de carreras de caballos. En cualquier caso, como medio, el material impreso atraviesa prácticamente todas las demás formas de propaganda.

Así, los periódicos de la prensa nacional reproducen los textos de las conferencias organizadas en el marco del Comité Central de Ayuda. La iniciativa de esas conferencias provino del propietario y redactor jefe de la Gaceta de Budapest, Eugène Rákosi (sin relación con el futuro dictador estalinista Mátyás Rákosi).

Significativamente, la serie fue inaugurada por Ottokár Prohászka, un obispo antisemita y enemigo jurado del movimiento obrero revolucionario. La primera sesión se celebró el 8 de noviembre de 1914 en un gran hotel de lujo, al que asistieron entre 300 y 400 personas de la “sociedad cultivada” de las clases medias y altas: solo gente que solían ir a fiestas y recepciones, en su mayoría hermosas damas y bonitas chicas jóvenes.

¿Cuáles fueron los temas del discurso de aquella primera conferencia?
El obispo presentó el conflicto como una prueba espiritual, antes de desarrollar los beneficios de la guerra y los inconvenientes de la paz: esta crearía una “cultura blanda y sentimental”, decía, mientras que durante la guerra el acto del sacrificio reemplazaba los debates que dividen a la sociedad.

Las conferencias sucesivas hablan incansablemente y con exaltación del heroísmo, la “purificación moral”, la virilidad, el “milagro del entusiasmo”, como cualidades sublimes generadas por la guerra; hay quienes alaban la poesía bélica y afirman que ¡”la guerra es en sí misma una poesía” !

En cuanto a las conferencias del Comité nacional de ayuda militar, también se llevaron a cabo frente a una audiencia femenina en su mayor parte. Sin embargo, los discursos evocaban a menudo la denigración de la cultura afeminada, ya que los oradores glorificaban sobre todo la cultura viril que favorece la acción.

¿Y esa visión tan simplista pretendía convencer al gran público?
Un gran número de universidades, colegios y escuelas secundarias también montaron sus propias conferencias de guerra. La Facultad de Ciencias de Budapest las organizó al estilo alemán y con una frecuencia semanal, desde finales de 1914. Las sesiones eran gratuitas y dieron la bienvenida a un gran público. Para convencer a la juventud y a la población en general, cada profesor explicó la justificación de la guerra desde el punto de vista de su disciplina.

Entre los temas puestos sobre la mesa, encontramos el culto a la voluntad, la condena del individualismo, la superioridad de las potencias centrales, o la necesidad de defender la causa de la civilización europea, que la pérfida alianza de Inglaterra y de Francia con la bárbara Rusia había contribuido a hacer decaer.

Desde 1916, cuando las pérdidas humanas aparecen en toda su enormidad y la esperanza de ganar la guerra se aleja, puede hablarse de una acentuación del papel del Estado y el Distrito Militar de la Prensa. Era una máquina de propaganda completa con sus doce unidades. En 1914 contaba con 400 personas, y en el verano de 1918 eran ya 800; su personal incluyó a escritores, periodistas, pintores y dibujantes, escultores, fotógrafos…

¿Cuál fue el mensaje transmitido por esa “sociedad civil” austro-húngara tan particular?
Los corresponsales de guerra solo debían hablar de éxitos: los artículos que elaboraban para los periódicos primero pasaban por la censura. Cuando se les autorizaba a visitar el frente, era en ocasión de algún éxito y sin poder asistir a los combates; podían ver los preparativos y los terrenos de los enfrentamientos después de haberlos limpiado. Debían glorificar el heroísmo de los soldados, la habilidad de los oficiales y la organización militar en general.

Fue lo mismo para los artistas. Después de visitar el frente, cada vez tenían que presentar una serie de pinturas y dibujos, destinados a exposiciones. Los artistas también produjeron postales, litografías de colores, marcadores, imágenes en miniatura, diplomas, medallones, etc. Con las pinturas seleccionadas, se realizó una primera exposición el 6 de enero de 1916 en la Exposición Nacional de Budapest; el público podría ver 802 obras de inspiración guerrera por 51 artistas. Uno de ellos dirá que fue necesario evitar la representación de horrores, los heridos que yacen en su sangre, el montón de cadáveres, todos los temas no aptos para la glorificación de la guerra.

Los fotógrafos tampoco pudieron acercarse a los combates. Las innumerables fotos se relacionan con la vida cotidiana de los soldados y los aspectos materiales de su existencia. Una carta reproducida en la crítica de 1914 de los escritores antimilitaristas del colectivo Nyugat (Occidente) decía: “Estoy rodeado de todos los horrores de la guerra. Es lamentable que no sea libre de describirlos. Pavor, sufrimiento, privación, aldeas en llamas.”

Sin embargo, los pacifistas también tenían sus propios órganos de comunicación … ¿Sus argumentos no eran tan eficaces?
El Partido Socialdemócrata representaba la principal fuerza de oposición a la guerra … mientras la guerra no había estallado. Como organización política y sindical de masas, ejercía sobretodo mediante su diario Népszava (La Voz del Pueblo), una amplia y profunda influencia en la clase trabajadora. Siguiendo las instrucciones de la Segunda Internacional, desplegó una intensa propaganda pacifista, especialmente durante el mes que va desde el bombardeo de Sarajevo hasta la declaración de guerra.

Su diario explicaba que el atentado era la consecuencia del imperialismo austro-húngaro y de la opresión nacional que pesaba sobre los serbios de la monarquía; planteaba la huelga general, reclamando la solidaridad internacional de los trabajadores, y denunciaba el “parlamento de clase” donde todos los partidos votaron a favor de la guerra. La denuncia también estaba dirigida a la prensa burguesa, totalmente adepta al belicismo. Un editorial aparece bastante premonitorio, cuando advierte que la guerra podría llevar a la agitación social y al colapso de la monarquía.

Aparte de los socialdemócratas, y fuera de la Asamblea Nacional, seguía siendo la burguesía radical la que se mantenía firme contra a guerra; solo los círculos feudales y bancarios tenían interés en pelear con Serbia, dijeron. Creían que juntos, los socialdemócratas y ciertos sectores de la burguesía podrían evitar la guerra imperialista. Pero tan pronto como estalló el conflicto, se comportaron como el aparato socialdemócrata.

¿Todas las voces humanistas se extinguieron por “realismo”?
Había solo dos grupos intelectuales que conservaron activo su antimilitarismo. Por un lado, los escritores y artistas agrupados en torno al militante sindicalista y pintor vanguardista Louis Kassak, que se apartaba del ambiente belicoso. Kassak publicó una revista titulada La Acción. Luego, después de su prohibición, la revista Hoy. Su grupo, que organizó conferencias por la paz, reaccionó con fuerza cuando el Partido Social Demócrata abandonó su pacifismo y se adhirió a la causa belicista.

El segundo grupo que no se perdió su antimilitarismo fue el Círculo Galileo. Esta sociedad de libre pensamiento y anticlerical persiguió desde su fundación en 1908 una actividad orientada a la adquisición y la difusión del conocimiento científico. Cuando la mayoría de sus líderes tuvieron que ir al frente, una segunda generación más joven se hizo cargo; el equipo también incluyó más mujeres que antes. Desde el comienzo, el Círculo colocó en el centro de su trabajo la importancia económica y social de la guerra; organizó regularmente conferencias sobre la paz, invitando a los oradores de izquierda, radicales y socialdemócratas más prominentes. Ese programa a menudo fue interrumpido por prohibiciones y eventos militares.

El antimilitarismo del Círculo se basó en ideas marxistas, pero se basaba directamente en la obra de Gustave Hervé, llamado apóstol del antimilitarismo por el poeta Ady. Desde 1917, los galileistas participan regularmente en las manifestaciones de los sindicatos contra la guerra; en la del 17 de noviembre de 1917, fueron los principales organizadores. Luego, al amparo de sus seminarios y conferencias, se comprometen a pasar de contrabando folletos antimilitaristas a través de los frentes.

En enero de 1918, esparcieron cientos de volantes y pegaron pancartas en las paredes alrededor del cuartel de Budapest. En su mayor parte, los textos llamaban a transformar la guerra mundial en una guerra civil. La investigación policial lleva al arresto de una treintena de galileistas, su Círculo es cerrado, los archivos, la biblioteca y la caja registradora son confiscados. Después de ocho meses de detención preventiva, dos activistas son condenados a dos y tres años de prisión. Pronto serán liberados por la masa revolucionaria del 30 de octubre de 1918.

¿Cuál fue el impacto de la Revolución de Octubre, especialmente en el fenómeno de las deserciones en el frente, y en general en la reconstrucción del movimiento contra la guerra?
Las autoridades militares señalaron expresamente los efectos de la revolución bolchevique en las deserciones. Ese evento también influyó en el regreso masivo de prisioneros de guerra después del Tratado de Brest-Litovsk en marzo de 1918. Trajeron consigo el recuerdo de las confraternizaciones y el sentimiento de que la guerra había terminado, mientras el ejército contaba con esos contingentes para fortalecer el frente italiano. Con ese fin, procedió por diversos métodos como el internamiento, la selección o la rehabilitación.

De hecho, tras la abdicación de Nicolás II, las confraternizaciones tomaron una gran importancia. Durante la Semana Santa, afectaron a todo el frente oriental. Después, esos movimientos espontáneos fueron alentados por el poder soviético.

El regreso de los antiguos prisioneros de guerra austro-húngaros será una poderosa levadura contra la continuación de la guerra, y más aún cuando la monarquía y sus ejércitos estén sin aliento. En los numerosos motines, sistemáticamente hubo líderes y portavoces contaminados por las ideas del bolchevismo, como entonces se decía.

El 11 y 13 de noviembre de 1918, Carlos IV renuncia a su título de Emperador de Austria y Rey de Hungría. Es el desmembramiento del Imperio austrohúngaro. Mihaly Karolyi se convierte en el primer presidente de la República Popular de Hungría, pero la crisis institucional continúa. ¿Cuál es el contexto social en aquel momento?
La guerra puso al país en una situación terrible. La economía estaba desorganizada, una buena parte de sus recursos mineros e industriales se perdió con los territorios perdidos; la producción se derrumbó, el desempleo y la inflación afectaron duramente a las clases populares.

En febrero-marzo de 1919, la crisis social empujó a los trabajadores a la acción. Las ocupaciones de las fábricas se multiplicaron, a menudo los consejos obreros tomaron su dirección en mano. Frente a esa situación, el 17 de marzo el gobierno decidió crear un ministerio responsable de la socialización de las empresas industriales. El 18 de marzo, en el gran centro industrial de Csepel, cinco mil trabajadores conmemoraron el aniversario de la Comuna de París y tomaron partido por la proclamación inmediata de la dictadura proletaria; al día siguiente, veinte mil parados desfilaron ante el Ministerio de Alimentación: liderados por militantes comunistas, pidieron ayuda y la expropiación de los medios de producción; el 20 de marzo fue la huelga general de los impresores, que rápidamente adquiere un carácter político.

La revolución del 21 de marzo de 1919 ha dado lugar a varias apreciaciones por parte de la posteridad. Uno de los mejores conocedores de la época, el historiador húngaro Tibor Hajdu, así como varios artículos y declaraciones de los partidos comunistas occidentales teorizaron que el proletariado podría conquistar el poder por medios pacíficos; más cercano a la realidad histórica, el autor de una tesis sobre el tema, Dominique Gros enfatiza que no podríamos aislar el evento del 21 de marzo de sus condiciones internas y el estado de la revolución y la contrarrevolución internacionales: más concretamente, el proletariado húngaro estaba armado, mientras que la reacción no tenía ejército ni fuerzas de represión eficaces.

Desde el 22 de marzo, el nuevo poder anunció su programa: la transformación de Hungría en una República de consejos, la socialización de grandes propiedades, minas, grandes fábricas, bancos, empresas de transporte; la reforma agraria no se llevaría a cabo por el reparto de tierras, sino por la creación de cooperativas agrícolas.

Finalmente, la experiencia de la República Húngara de Consejos durará poco tiempo, porque el Ejército Rojo tuvo que capitular ante la invasión del ejército real rumano, sobre todo apoyado por Francia. Como especialista de este período, ¿cuáles son sus impresiones sobre las conmemoraciones del centenario?
Si consideramos el evento desde el punto de vista del trabajo histórico, ha habido más bien una historia militar que una historia de guerra, y más bien una historia de elites, que la historia de quienes sufrieron directamente el desastre.

Fue eso lo que me impulsó a escribir rápidamente el libro que me merece el honor de esta entrevista. Quise trabajar sobre cuestiones como las confraternizaciones, deserciones, el tratamiento y la recepción de los heridos, el destino de los mutilados después del conflicto, las relaciones entre los ejércitos entre soldados y oficiales, la “gestión” de los muertos, escaseces, requisas, ganancias de guerra, disturbios y motines, la recepción de propaganda entre la gente, etc.

Ahora bien, considerando el centenario desde un punto de vista memorial, me gustaría hacer este tipo de preguntas: ¿por qué los autores que, más allá de la condena del estalinismo, contribuyeron a criminalizar el comunismo no experimentaron la misma necesidad de aportar su talento para criminalizar la Guerra Mundial y sus generales asesinos? ¿Por qué todos esos expertos de la corte no escribieron su libro negro de los regímenes militarizados y totalitarios de la guerra total? 
En su lugar han inventado una cultura de la guerra que, en mi opinión, servirá principalmente para trivializar o folclorizar la barbarie.

¿Qué lecciones deberían aprender las nuevas generaciones sobre la Gran Guerra?
En mi opinión, vivimos una época profundamente reaccionaria y oscurantista. Para no dejarse confundir por la agitación de los medios de comunicación, sus innumerables estupideces y descerebramiento, las nuevas generaciones deben hacer un esfuerzo intelectual contra la amnesia: tienen un deber de historia para apoyar su deber de memoria; una memoria de los pueblos y también de clase, con sus dolores, aspiraciones y luchas, tal como podemos conocerlas en los buenos libros de historia, obras de arte, canciones, que en el caso de Francia son de una extraordinaria riqueza. Por ejemplo, nadie debería ignorar la canción de Craonne …

La libre circulación, los intercambios escolares y encuentros son obviamente positivos, pero los jóvenes también deben comprender que la guerra no surje de los sentimientos y las pasiones humanas, sino de las instituciones y las necesidades económicas y sociales del orden, o más bien del desorden capitalista.

¿Cuál es su mirada sobre los trastornos del mundo contemporáneo?
Pienso que las fuerzas que en 1914-18 destruyeron Europa en nombre de las naciones ahora están destruyendo naciones en nombre de Europa. La Europa supranacional, una obra de la Iglesia Católica y de los bancos, es en primer lugar una máquina de destruir servicios públicos, que, desde la antigüedad, son consustanciales con la misma noción de civilización.

La libre competencia es la guerra de todos contra todos, una forma de barbarie. La pretendida unión ha resucitado el odio entre los pueblos, a menudo engendrando nacionalismos de la memoria más triste de Europa.

Pero considero que los pacifistas y los internacionalistas lúcidos no deberían dejar la nación a los nacionalistas y chovinistas. Realmente no puedes ponerte en la piel de otra nación si no has interiorizado las mejores tradiciones de la tuya.

Fuente original: Investig’Action.

La versión en castellano de esta entrevista apareció publicada en la revista El Viejo Topo, n°364

Más
https://verdecoloresperanza.blogspot.com/2017/06/la-guerra-es-bella-de-james-neugass.html#links

“El futuro pertenece a los sindicatos de clase y no al sindicalismo de colaboración”

Georges Mavrikos, secretario general de la Federación Sindical Mundial, en Madrid en una reunión con las centrales sindicales afiliadas

 Miguel Arróniz
Rebelión

El secretario general de la Federación Sindical Mundial, Georges Mavrikos, visitó este martes 10 de julio Madrid para reunirse con las centrales sindicales afiliadas a la FSM de todo el estado. En rueda de prensa posterior contestó a los medios presentes sobre los contenidos de esta reunión.

“Hablar cara a cara con los amigos y afiliados a la FSM y debatir sobre la necesidad de defender los derechos de la clase trabajadora en España”, fue la respuesta de Mavrikos a la razón de su presencia en Madrid. “La clase obrera en España se encuentra ante un gran peligro en estos momentos en los que la patronal y los sindicatos CCOO y UGT han vuelto a firmar un nuevo Pacto Social”, insistió el dirigente de origen griego que unos momentos antes había depositado una ofrenda en el monumento a las Brigadas Internacionales en la Ciudad Universitaria de la capital. También explicó que su viaje a Madrid respondía al deseo de informar a toda la afiliación de las actividades de la FSM en todo el mundo en 2018.

A la pregunta de si el sindicalismo de clase tiene cabida y puede competir con el sindicalismo de la concertación y el pacto social, el dirigente griego contestó que “todos los sindicatos afiliados a la FSM tienen una superioridad ideológica que se basa en su lucha antiimperialista, anticapitalista, internacionalista y de solidaridad, y estos principios se encuentran por encima de la burocracia, el arribismo y el elitismo sobre el que trabajan centrales sindicales como las que acaban de firmar con la patronal el último Pacto Social”. Era la razón por la que “soy optimista ya que el futuro pertenece a los sindicatos de clase y no al sindicalismo de colaboración, del consenso y del pacto social”.

En ese sentido, el señor Mavrikos también recordó que la historia sindical contemporánea muestra, si examinamos los logros del siglo XX para la clase obrera, que “todos ellos son fruto de las luchas de los trabajadores y trabajadoras, es decir, de la lucha de clases, y que todo lo perdido es el resultado del pacto social”. Y volvió a insistir en que se mostraba optimista en el proceso de unidad de las organizaciones sindicales en el estado.

El secretario general de la FSM fue preguntado por ese proceso de unidad de las organizaciones afiliadas y sobre las dificultades que, en su opinión, entrañaba ese proceso. “Cada organización afiliada a la FSM tiene su propia peculiaridad, que nosotros respetamos, pero tras las conversaciones con ellas hemos detectado que la mayor dificultad en un futuro de unidad se encuentra en compaginarlo el derecho de autodeterminación”. La FSM, continuó el líder sindical, “desde siempre ha respetado la facultad de cada pueblo a su derecho a decidir, una política que va contra los planes que desean fragmentar a los pueblos y todos nuestros miembros y amigos tienen muy claro ese concepto vinculado a su percepción de clase. Y bajo estos dos elementos podemos unirnos para defender los derechos de los trabajadores y trabajadoras para mejorar las condiciones de vida y ampliar el horizonte en la lucha de clases y contra la explotación del hombre por el hombre”.

Georges Mavrikos, que por la tarde fue recibido en recepción por la alcaldesa de la ciudad, Manuela Carmena, finalizó la rueda de prensa celebrada en el local de la organización Alternativa Sindical de Trabajadores, recordando que “tenemos todas la misma estrategia, estamos presentes en las fábricas, en las oficinas, en el campo… y entre nuestras filas se encuentra lo mas honrado y lo más vivo del movimiento social”.

_- España no cumple ningún requisito de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

_- InfoLibre

Según el 'Índice ODS 2018', España puntúa especialmente bajo en los Objetivos de innovación, consumo y producción, cambio climático y protección de la vida submarina

España no aprueba ninguno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y puntúa especialmente bajo en los Objetivos 9 (innovación), 12 (consumo y producción), 13 (cambio climático) y 14 (vida submarina). Esto supone que el país se sitúe en el puesto número 25 en el clasificación mundial.

Así lo ha constatado el informe Índice ODS 2018 –publicado por SDG Index &  Dashboards– que presenta, por primera vez, una evaluación de los esfuerzos gubernamentales para lograr los ODS y revela que ningún país está por el buen camino para alcanzar los Objetivos en 2030.

Junto al análisis global, el SDG Index ofrece unas fichas por cada país (por cada uno de los 193 Estados miembro de la ONU) en las que se detalla el grado de cumplimiento de cada uno de los indicadores que determinan los avances. Estas fichas demuestran que algunos países tienen grandes lagunas en los datos, algo que, según el informe, deberá subsanarse con mayores inversiones en datos para los ODS.

La media obtenida de los indicadores, así como su tendencia, permite calificar cada ODS con un código de colores. El grado de consecución de los Objetivos se valora con el verde, amarillo, naranja o rojo, según vaya de mejor a peor.

En el caso de España, el informe muestra que el país, además de no cumplir íntegramente con ninguno de los objetivos, está retrocediendo en los relativos a la lucha contra las desigualdades y en las alianzas para lograr los ODS.

Así, los datos muestran que el estancamiento de la Ayuda Oficial al Desarrollo y de la inversión en investigación, la elevada tasa de desempleo o la falta de una estrategia activa para la protección del océano, afectan a los resultados de España en relación a la escena internacional y, en particular, con los países de la Unión Europea.

Suecia, Dinamarca y Finlandia encabezan la clasificación
En conjunto, el SDG Index está encabezado por Suecia, Dinamarca y Finlandia, países que según el informe están en el buen camino para lograr los ODS, pero aún les queda mucho trabajo para alcanzarlos en el 2030. Alemania y Francia son los únicos países del G7 en los diez primeros puestos, y Estados Unidos cae hasta la posición 35. La República Democrática de Congo, Chad y la República Centroafricana están en los últimos puestos de la lista.

Además, el estudio permite conocer los mecanismos de implementación puestos en marcha por los países del G20, de los cuales, Brasil, México e Italia son los que han dado los pasos más relevantes para avanzar los ODS, por ejemplo, con la definición de Estrategias ODS o la creación de unidades de coordinación en sus gobiernos.

No obstante, las carencias en los medios de implementación en el G20 son todavía enormes, ya que solo India y Alemania han desarrollado evaluaciones de las necesidades en inversión. Ningún país del G20 ha alineado aún sus presupuestos nacionales con los ODS y según los datos del estudio, Estados Unidos y Rusia son los países que menos acciones han desarrollado para implementar los Objetivos.

Por otro lado, con el fin de medir los progresos desde la aprobación de la Agenda de los ODS, el SDG Index introduce tendencias que muestran si un país está avanzando en la consecución de un determinado ODS. En general, la mayoría de países están realizando avances, pero estos son más lentos en los objetivos medioambientales.

En esta línea, y aunque muchos países de renta alta prácticamente han erradicado la pobreza extrema o el hambre, obtienen sin embargo bajas puntuaciones en objetivos como "consumo y producción responsable", "acción climática" o "protección de la vida submarina".

Por su parte, los países de renta baja han realizado avances considerables en la erradicación de la pobreza, el acceso a la salud o a la educación, pero todavía tienen retos en infraestructuras o en los mecanismos para gestionar las problemáticas ambientales. Por ello, su puntuación general se mantiene todavía muy por debajo de los países de renta alta.

"Una vez más, los países del norte de Europa encabezan la lista del SDG Index y los países más pobres quedan los últimos –ha señalado el director de SDSN, Jeffrey Sachs–. Las implicaciones son muy claras: la filosofía de la economía social de mercado que equilibra el mercado, la justicia social y la economía verde es el camino de los ODS. Los países atrapados en la pobreza extrema necesitan más ayuda del resto del mundo".

En esta línea se ha pronunciado el CEO de la Fundación Bertelsmann, Aart De Geus, quien ha subrayado el "papel fundamental" de los países del G20 para lograr los ODS. "Los países ricos tienen que actuar de manera ejemplar y reducir sus efectos secundarios sobre otros, a la vez que ponen en marcha medidas para integrar los Objetivos en sus políticas nacionales", ha añadido.

Por último, el presidente de REDS, Miguel Ángel Moratinos, ha apuntado los ámbitos de la universidad, las empresas, la sociedad civil y los distintos niveles de la administración en los que España "ha trabajado de manera satisfactoria". A su juicio, el reciente nombramiento de una alta comisionada para la Agenda 2030 por el Gobierno y la creación de un ministerio de Transición Ecológica son "buenas señales" para que España pueda mejorar el próximo año su posición.

Fuente: http://www.infolibre.es/noticias/economia/2018/07/10/espana_no_cumple_ningun_requisito_los_objetivos_desarrollo_sostenible_84934_1011.html

El informe olvidado que sacó las vergüenzas a Franco. Una historiadora descubre en un cajón en Suiza un demoledor análisis de la sanidad franquista elaborado por la OMS en 1967.

Un día de 2010, la historiadora Rosa Ballester se encontraba husmeando en los archivos de la Organización Mundial de la Salud en la ciudad suiza de Ginebra, en busca de informes antiguos sobre la poliomielitis en España. 
De pronto, entre la montaña de papeles descoloridos, apareció un documento de 43 páginas mecanografiadas en francés, con el título Informe sobre la organización de los servicios sanitarios en España. Misión efectuada entre el 28 de septiembre y el 15 de diciembre de 1967 por el doctor Fraser Brockington. Ballester se quedó con la boca abierta.

“Nadie conocía la existencia de este informe”, recuerda ahora. “Brockington inventó la medicina social y fue una de las grandes figuras de la salud pública en el siglo XX. Y nos descubrió las vergüenzas”, relata la investigadora, de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Brockington, que había sido catedrático de Medicina en la Universidad de Manchester, visitó España durante casi tres meses como consultor de la OMS y logró un acceso inédito a los despachos que manejaban la sanidad franquista. Su diagnóstico, una bofetada a la propaganda de la dictadura, ve ahora la luz por primera vez, más de medio siglo después de ser redactado.

El informe de 1967 denunciaba multitud de carencias. “Básicamente no existen consultas de especialidad ni consultas para cuidado prenatal, protección de la infancia, enfermedades venéreas y enfermedades pediátricas más que en las capitales de provincia”, sostenía Brockington. El médico también constataba “el fracaso de la Escuela Nacional de Sanidad en lo que respecta a la formación y a la investigación en Salud Pública” y alertaba del “desierto estadístico” que impedía conocer el estado real de la sanidad en España. “Los principios de la medicina social y preventiva”, escribía, “brillan por su ausencia”.

El denominado Informe Brockington deja claro que el estado de la sanidad española era “peor que el de muchos otros países en vías de desarrollo”, según subraya el historiador Esteban Rodríguez Ocaña, que acaba de publicar la traducción del documento en la revista especializada Gaceta Sanitaria. El expediente firmado por el médico británico era demoledor. Criticaba que Franco todavía no hubiese creado a esas alturas un Ministerio de Sanidad y que mantuviese descuartizadas las competencias en diferentes ministerios: la Dirección General de Sanidad pertenecía al Ministerio de Gobernación, pero la salud escolar dependía del Ministerio de Educación, los hospitales de la Seguridad Social se desarrollaban bajo la jurisdicción del Ministerio de Trabajo y la higiene ambiental recaía en los ministerios de Vivienda y Obras Públicas.

Era un caos con “efectos desastrosos”, según advirtió Brockington en 1967. “El escalón central se esfuerza poco o nada por coordinar su política. No existe un diálogo habitual entre los distintos ministerios”, alertaba. “Urge con premura resolver esta situación”.

Rodríguez Ocaña ha estudiado el origen de este embrollo organizativo. Tras el fin de la guerra civil en 1939, las facciones del bando ganador pelearon por repartirse el poder. Los militares católicos se hicieron con el Ministerio de la Gobernación y su Dirección General de Sanidad. Los falangistas, por su parte, se quedaron con el Ministerio de Trabajo y con el Instituto Nacional de Previsión, desde el que continuaron el programa de seguros sociales diseñado durante la República. El seguro obligatorio de enfermedad se aprobó en 1942, dejando fuera a la gran mayoría de los trabajadores del campo y a los desempleados. Con esta cobertura sanitaria, "el trabajador ya no sería un pobre que debería acogerse a la Beneficencia pública y vivir el rubor de ser hospitalizado entre mendigos, sino que sería un soldado a quien la sanidad de su ejército de paz atiende cuando ha sido baja en el servicio", aseguró en 1944 el ministro de Trabajo, José Antonio Girón de Velasco.

“La propaganda insiste en que el seguro de enfermedad lo inventó Franco, pero la ley del seguro de enfermedad estaba en julio de 1936 admitida en las Cortes. No se la inventaron los franquistas. Ya había fake news entonces”, explica Rodríguez Ocaña, de la Universidad de Granada. Tras el seguro de enfermedad se aprobaron el de vejez e invalidez, en 1947; el de desempleo, en 1961; y todos ellos se unificaron en un sistema de seguridad social en 1963, según relata Rodríguez Ocaña en su libro Salud pública en España. De la Edad Media al siglo XXI.

Otros expertos ya han mostrado que la propaganda franquista no coincidía con la realidad, como constató Brockington en 1967. “Los hechos no encajan con el interés mediático mostrado por la dictadura hacia el problema sanitario”, señalan la historiadora Jerònia Pons y la economista Margarita Vilar en su libro El seguro de salud privado y público en España. Su análisis en perspectiva histórica, publicado en 2014. “La partida de presupuestos destinados a la Dirección General de Sanidad como porcentaje del presupuesto total del Estado permaneció estancada entre 1943 (1,05%) y 1958 (1,02%)”, apuntan las autoras.

“Las recomendaciones de Brockington se quedaron en un cajón”, lamenta Rodríguez Ocaña. En 1936, el Ministerio de Sanidad era una bandera enarbolada por la República. La anarquista Federica Montseny había cogido las riendas del gabinete, convirtiéndose en la primera mujer ministra de un Gobierno español. Pero todo desapareció con la guerra civil. El Ministerio de Sanidad no se recuperó hasta 1977, dos años después de la muerte del dictador.

Durante su estancia en España, Brockington dispuso de un despacho en la Dirección General de Sanidad, en Madrid. Desde allí, viajó por varias provincias españolas para obtener información de primera mano. En su informe, el experto también denunciaba el pluriempleo de los médicos españoles. Rodríguez Ocaña ha encontrado unas notas autobiográficas en los archivos de la Universidad de Manchester en las que Brockington recuerda asombrado que el director de la Escuela Nacional de Sanidad, Valentín Matilla, compaginaba su empleo con otros 16 cargos. “Esa no era manera de trabajar”, sentencia el historiador.

Rodríguez Ocaña y Ballester sí reconocen algunas mejoras llevadas a cabo por el régimen franquista, como la erradicación de la malaria y la disminución de la mortalidad infantil. Antes de la guerra civil, entre 1930 y 1934, de cada 1.000 nacidos vivos morían 120 niños antes de cumplir un año, frente a los 80 de Francia. El número fue cayendo durante la dictadura, llegando a 70 en 1950 (52 en Francia) y a 28 en 1970 (15 en Francia), según los estudios de la socióloga Rosa Gómez Redondo.

Ballester pone el foco en el “desierto estadístico” que confirmó Brockington. “Ni siquiera había estadísticas. ¿Cómo iban a actuar las autoridades?”, reflexiona Rosa Ballester. “En el caso de la polio, había niños pequeños que quedaban paralíticos o no podían respirar. Cuando algunos de los gerifaltes españoles acudían a congresos internacionales presumían de contar con respiradores, los llamados pulmones de acero, en todas las provincias, pero cuando venían los observadores de la OMS veían que había tan pocos aparatos que los médicos tenían que elegir qué niño moría y cuál vivía”.

https://elpais.com/elpais/2018/07/05/ciencia/1530792287_881383.html

Seis notas sobre la Liga de Salvini, el partido más leninista del nacionalpopulismo europeo

Giaime Pala


En una nota carcelaria, redactada pensando en la experiencia de la izquierda italiana recién ilegalizada por el régimen fascista de Mussolini, Antonio Gramsci consideró oportuno reflexionar sobre “la tendencia a disminuir al adversario” en política. Tendencia que veía como un “documento de la inferioridad del que la tiene; se tiende infantilmente a disminuir rabiosamente al adversario para poder creer que se le vencerá sin ninguna duda. Por eso hay oscuramente en esa tendencia un juicio acerca de la propia incapacidad y debilidad (que quiere animarse), y hasta podría reconocerse en ella un conato de autocrítica (que se avergüenza de sí misma, que tiene miedo de manifestarse explícitamente y con coherencia sistemática)”. Me he acordado de esta nota al leer el sinfín de lamentaciones, caricaturizaciones e insultos que buena parte del mainstream mediático italiano, cercano al Partido Demócrata (PD) y a Silvio Berlusconi, ha dirigido en el último mes al nuevo protagonista de la política italiana, esto es, el secretario de la Liga, y nuevo ministro del Interior, Matteo Salvini.

¿Cómo es posible —vienen a decir estos medios— que el país haya caído en manos de un político de derecha dura, xenófobo, de oratoria demagógica y con un partido detrás que hace tan solo cinco años a punto estuvo de desaparecer del mapa electoral por escándalos de corrupción?

Por ahora, las respuestas a estas preguntas brillan por su ausencia, porque —y aquí vuelvo al pensador sardo— la demonización y ridiculización del adversario sirve de excusa para soslayar el análisis racional de la reciente derrota electoral y de los propios errores. Máxime si hablamos de la Liga, una organización que, según las encuestas de estas últimas semanas, ya navega en torno al 30% de los votos, lleva la voz cantante en el gobierno recién creado junto al Movimiento 5 Estrellas (M5E) y, como han vuelto a confirmar las elecciones municipales del día 24 de junio, está penetrando en el electorado tradicionalmente de izquierdas. En este artículo me propongo esbozar algunas consideraciones que puedan ayudar a encuadrar el éxito de esta senda nacionalpopulista.

II Más vale decirlo enseguida y sin rodeos: la Liga domina la escena italiana por lo pronto porque Matteo Salvini es el mejor político italiano. No importa el disgusto —en mi caso notable— que pueda causar tamaña afirmación. Cuenta el hecho de que un análisis político serio tiene que partir de la honestidad intelectual y reconocer las capacidades del adversario al que se quiere derrotar.

En efecto, Salvini se ha demostrado un líder no solo terriblemente eficaz a la hora de comunicar sus ideas políticas, sino también capaz de tener algunas intuiciones brillantes, como la de que la vieja “Liga Norte” regionalista, folclórica y neoliberal había acabado su recorrido, y que su relanzamiento pasaba por convertirla en un partido nacional, nacionalista italiano y con un mensaje social ambiguo pero potencialmente atractivo para los trabajadores (búsqueda del pleno empleo, mantenimiento de los servicios sociales y del sistema de pensiones, mayor participación del Estado en la economía, etc.).

En segundo lugar, Salvini ha dado prueba de su astucia y paciencia: ha sabido controlar el tiempo de las negociaciones para formar gobierno, ha convencido a Berlusconi para no romper la coalición de centro-derecha pese al acuerdo de gobierno sellado con el M5E y no ha exigido inútilmente la presidencia del gobierno.

A mayor abundamiento, ha sabido apuntalar una clase dirigente experimentada en la gestión de numerosos ayuntamientos y regiones del rico norte del país. Para decirlo rápido: la Liga no es el Front National, es decir, un partido “ligero” y que hasta ahora ha basado su estrategia electoral en el tirón electoral de Marie Le Pen. Después de la transformación del Partido Demócrata en un partido de cuadros y con una militancia menguante y envejecida, la Liga es, a día de hoy, el único partido realmente existente en Italia, con una base electoral activa, dominante en el norte y en expansión en el centro y (aunque menos) en el sur de la península. Una base que Salvini mima, elogia y visita para que sus militantes y simpatizantes se sientan parte no solo de una estructura política sino también de una comunidad social unida por un vínculo casi afectivo.

En definitiva, estamos ante una organización homogénea, disciplinada y que se vuelve fuerte ante las críticas de los grandes diarios italianos. En el fondo, y hablando ahora en términos estrictamente metodológicos, la Liga es un partido leninista, si entendemos el adjetivo en un sentido amplio pero no impreciso: como sinónimo de organización, determinación, ideas claras y coherencia estratégica. No sorprende, pues, que esté dominando a su socio de gobierno, el Movimiento 5 Estrellas, al que impone su agenda política y sus prioridades de gobierno. Aunque en las elecciones de marzo de 2018 obtuvo casi el doble de votos, el partido de Beppe Grillo sufre el protagonismo de la Liga a causa de su indeterminación ideológica y fragilidad organizativa. Mientras dure el gobierno, Salvini será su hombre más fuerte en detrimento del poco carismático y “filogrillino” Giuseppe Conte.

III El programa de gobierno suscrito por la Liga y el M5E ha sido calificado por más de un analista político de “mezcla de neoliberalismo y populismo”. No es para menos, ya que —aparte de una política dura con los inmigrantes— presenta medidas fiscalmente regresivas como la introducción de un impuesto único para familias y empresas (“flat tax”) junto a la voluntad de aprobar una renta básica para los parados y un nuevo impulso a las inversiones públicas. El objetivo es reactivar la economía con una disminución de la presión fiscal y el aumento de la demanda interna, anémica desde 2010 a causa de la política de austeridad, y bajar el nivel de deuda pública italiana mediante el crecimiento del PIB del país. Ahora bien, tal y como está planteado el programa es inviable, porque implica no respetar la reducción del déficit público impuesta por la Comisión Europea. De ello se dan cuenta los dos partidos, y sobre todo la Liga, que tiene un peso mayor en los ministerios económicos y que cuenta en sus filas con economistas más preparados que los del M5E.

A tenor de lo dicho, pesa la sensación de que la Liga no ha suscrito un auténtico programa de gobierno, sino más bien una hoja de ruta flexible que tendrá que ser adaptada sobre la marcha y en función de una enervante negociación con la burocracia de Bruselas y los demás países de la zona euro. Contrariamente a lo que afirman algunos diarios españoles, la Liga no intentará sacar al país de la moneda única. Su estrategia es bastante clara y se vertebra en torno a la idea de que Italia no es la Grecia de Varoufakis: aunque lleve una década en crisis económica, no deja de ser la tercera economía y el segundo país industrial de la UE, por lo que es “demasiado grande para caer”. De ahí que su margen de negociación y de presión sea mucho más amplio. En suma, los economistas de la Liga piensan que Italia podría ser fuerte en el ámbito de la negociación precisamente porque ahora es débil en el ámbito económico. Desde Mario Monti en adelante, los gobiernos italianos partían de la premisa de que Italia era políticamente débil en la UE porque lo era también económicamente. Por ende, pensaban que la prioridad era reforzar Italia en este segundo plano, siguiendo las órdenes europeas (aunque éstas provocasen paro y desequilibrios en las cuentas públicas), para después poder ir a Bruselas a dar batalla por una política macroeconómica más expansiva (cosa que nunca ocurría, porque el país —repito— se debilitaba al seguir aquellas órdenes).

La convicción de la Liga de que la actual debilidad económica del país es al mismo tiempo su fuerza, o —si se prefiere decir de otro modo— que la moneda única no puede existir sin la adhesión de Italia, le da seguridad para tener una actitud más enérgica ante los socios europeos y, llegado el caso, poner vetos a las propuestas de reforma del euro que sean desfavorables para la economía italiana. De modo que, justo en el momento en que se acerca el final del Quantitative Easing del BCE, todos los escenarios están abiertos. Lo único que no aceptará el gobierno, o cuando menos la Liga, es acatar la lógica —seguida hasta ahora— por la cual el mantenimiento del país en la moneda única pasa por la aceptación del mercantilismo alemán. Si el gobierno de Berlín no muestra una actitud colaborativa, por ejemplo aminorando su superávit comercial a través de un aumento de los salarios y de la inflación, el gobierno italiano se mostrará pugnaz y vendrán curvas en la UE.

IV A falta de una izquierda transformadora —punto sobre el cual volveré al final— el problema reside en que los partidos de la oposición (desde los socioliberales de “Libres e Iguales” y del PD hasta Berlusconi) no pueden hacer otra oposición al nuevo gobierno que no sea —en el mejor de los casos y, como veremos en seguida, no sin contradicciones— la relativa a los derechos de los inmigrantes. Porque, desde un punto de vista económico, todos estos partidos apoyaron las medidas de austeridad y supresión de derechos sociales iniciadas con el tercer gobierno de Berlusconi (2008-2011) e intensificadas por los gobiernos de Mario Monti, Enrico Letta, Matteo Renzi y Paolo Gentiloni; a saber: contención del gasto público, dura reforma del sistema de pensiones, inclusión en la Constitución Italiana de la regla de oro presupuestaria, aprobación del Pacto Fiscal Europeo, abrogación del artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores —que establecía que una persona con un contrato a tiempo indefinido de una empresa con más de quince trabajadores no podía ser despedida si no era por causas justificadas—, aprobación de una peligrosa (para el maltrecho sistema bancario italiano) unión bancaria europea, en tanto que basada en el sistema del “bail-in”, etc.

El resultado final de esta política austeritaria ha sido desastroso: el país acaba de dejar atrás una década de deflación, devaluación salarial y crecimiento anémico durante la cual perdió el 20% de su producción industrial, en la que el paro alcanzó los dos dígitos y diez millones de personas cayeron en la pobreza (según datos del Eurostat de 2017), y en que la deuda publica pasó del 106% del PIB de 2008 al 130% de 2018. Aun así, y ante una población en su mayoría exhausta que, desde 2013, emitía señales inequívocas de descontento político, estos partidos nunca han formulado una autocrítica seria de su acción de gobierno. Por el contrario, siguen reivindicando sus decisiones económicas, tachadas de inevitables, para impedir lo que —en algo contrafáctico, tan indemostrable como tremendista— definen siempre como “la bancarrota del país”.

Está claro que el Movimiento 5 Estrellas se ha beneficiado de su llegada tardía al Parlamento y de no haber participado en ninguno de esos gobiernos. En parte se puede decir lo mismo de la Liga, que se instaló en la oposición tras la defenestración de Berlusconi en noviembre de 2011. Con lo cual, al menos en lo que respecta a la economía, lo tuvieron fácil para presentarse ante las clases trabajadoras como fuerzas socialmente más a la izquierda que un centroizquierda oficial que, aún hoy, sigue estando incomprensiblemente orgulloso de su política económica.

V. Incluso en lo tocante a la cuestión de los inmigrantes y refugiados, la oposición carece de eficacia y credibilidad. De entrada porque la política de cierre de las fronteras estaba en el programa que Berlusconi suscribió con Salvini en la campaña electoral de principios de 2018. Y en segundo lugar porque, más allá del lenguaje asilvestrado y de la gesticulación chabacana, la línea de Salvini es continuista con la de su predecesor en el Ministerio del Interior, es decir, el dirigente del Partido Demócrata Marco Minniti. Desde finales de 2016, después de que Italia acogiera a centenares de miles de inmigrantes y refugiados, el nuevo ministro Minniti llevó adelante una política centrada en la construcción de nuevos centros de acogida, en el aumento de las expulsiones de extracomunitarios africanos que no huían de conflictos bélicos y en la firma de un acuerdo económico con cuarenta tribus libias para frenar la llegada de nuevos inmigrantes. Estas medidas funcionaron, puesto que en 2017 el número de desembarcos cayó en picado, aunque fue criticada por diferentes organizaciones humanitarias a causa de las condiciones inhumanas a las que las milicias libias, pagadas por el gobierno italiano, sometían a los inmigrantes y refugiados que llegaban a su país.

Este cambio en la política migratoria del gobierno de Matteo Renzi tuvo su origen en cálculos meramente electorales. Me explico. Como afirmó hace un año la ex ministra de Exteriores Emma Bonino, hacia 2015 Renzi pidió a los gobiernos europeos hacerse cargo de todos los inmigrantes que alcanzaran las costas italianas. Los medios de comunicación entendieron (sin que fuesen desmentidos por el PD) que, a cambio de este compromiso, el entonces presidente del gobierno obtuvo de Bruselas unos ligeros márgenes de flexibilidad fiscal y de gasto público —de los que, efectivamente, disfrutó a lo largo de su mandato—. El problema es que, ante la llegada masiva de inmigrantes —y en medio de una situación de deflación y paro elevado— la campaña antiinmigrantes de Salvini hizo mella en el electorado; y más en aquel que tenía dificultades para llegar a final de mes. Y la nueva política de mano dura de Minniti, pensada para recuperar el consenso perdido con un giro a la derecha, llegaba ya tarde. Así, en la última campaña electoral, el líder de la Liga pudo presentarse como el hombre que actuaría con la misma dureza del PD y que, a diferencia de éste, “europeizaría el problema”, en el sentido de obligar —por las buenas o por las malas— a los demás gobiernos europeos a colaborar en la solución aceptando a las respectivas cuotas de inmigrantes que la Comisión Europea fijó, inútilmente, en 2015.

Y si digo que también podría ser por las malas es porque Salvini es consciente de jugar con ventaja, ya que esta cuestión es la única que no puede solucionar el poder monetario de Mario Draghi (que hasta la fecha ha sido el verdadero factor que ha mantenido unida a una UE en crisis permanente). Quiero decir con ello que la posición del líder de la Liga, como confirman las encuestas, ha obtenido un amplio respaldo entre la población italiana porque en la práctica apenas difiere de la anterior y porque resalta las contradicciones de unos socios europeos que dejaron sola a Italia ante un problema que afectaba a todo el continente. Esta es la razón por la que la intensa campaña de los medios de comunicación afines al PD contra la xenofobia de la Liga no solo no ha funcionado, sino que hasta parece haberla reforzado. Como dijo Salvini hace más de un año, siempre a propósito del problema de los inmigrantes y los refugiados, entre el original y la fotocopia los italianos terminarían escogiendo el original. Quod est demonstrandum.

VI.  Una oposición solvente a Salvini no vendrá de una respuesta moralizante y, como hemos visto, básicamente hipócrita del PD sobre el drama de los inmigrantes. Ni, como piensa un diario como La Repubblica, de la aplicación del proyecto de Emmanuel Macron en la península italiana. Mientras se insista en repetir fórmulas desgastadas acerca de la necesidad de una “modernización” neoliberal del país, al tiempo que una parte creciente de los ciudadanos no puede cubrir dignamente sus necesidades básicas, la Liga puede dormir tranquila. El tiempo de la izquierda falsamente optimista a la Renzi, que se dirigía a las “excelencias” del país y a los jóvenes que cultivaban un abstracto cosmopolitismo por haber hecho el Erasmus, ha terminado para siempre.

Salvini entendió en su momento que, después de años de devastación socioeconómica, lo que emergía en el país era una imperiosa demanda de protección social que él, como todo populista derechista, hace suya pero que interpreta mal y con la ferocidad de quien excluye al que no pertenece a la “comunidad nacional”. Con todo, esta demanda de protección es legítima y sobre ella se redactó la Constitución Italiana de 1948, nacida del consenso antifascista. La poderosa izquierda italiana de posguerra, que todavía hoy muchos recuerdan, se construyó interactuando con las clases subalternas, dándoles dignidad humana, interpretando sus necesidades materiales y construyendo junto a ellas un nuevo sentido común y una nueva visión del mundo. Aunque los tiempos hayan cambiado, y las circunstancias sociales sean diferentes, no hay motivos para pensar que, en lo esencial, dicha manera de pensar la (y de hacer) política tenga que cambiar. Sobre todo para lo poco que ha quedado a la izquierda del PD, que, desde hace una década, es víctima del ensimismamiento y la autorreferencialidad.

En Italia, la reconstrucción de una izquierda digna de tal nombre solo será posible si se recupera un discurso, y una práctica, que devuelvan el principio de esperanza a unas clases populares afligidas por la atomización social y la precariedad de sus vidas laborales. La esperanza de un futuro mejor que, por último pero no por ello menos importante, desactive los miedos que alimentan la política de Salvini y allane el camino a una política de acogida a los inmigrantes que sea realmente solidaria.

Fuente:
http://www.mientrastanto.org/boletin-170/notas/seis-notas-sobre-la-liga-de-salvini-el-partido-mas-leninista-del-nacionalpopulismo

_- Inquietante deriva austriaca. Viena se ha sumado al frente de mano dura contra la inmigración y propone externalizar las peticiones de asilo

_- El Ejecutivo conservador de Austria, que gobierna en coalición con la ultraderecha, se ha sumado al frente europeo de la política de mano dura contra la inmigración y el asilo. La crisis abierta en la UE por esta cuestión a raíz de los cambios registrados en Alemania e Italia ha sido recibida en Viena como un espaldarazo a su restrictiva, insolidaria y antieuropea visión del fenómeno.

Días antes del Consejo Europeo de finales de junio, los ministros del Interior de Italia, Alemania y Austria coordinaron su acción. Poco después, Viena, presidenta de turno de la UE, daba su apoyo a las intransigentes posiciones del grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia). El resultado es que Austria, veterano y rico miembro de la Unión, amenaza con colaborar activamente en el entierro de principios fundamentales de la UE y en dinamitar el espacio Schengen. La decisión alemana de controlar su frontera sur permite a Viena, ha dicho el canciller, Sebastian Kurz, “tomar medidas para evitar consecuencias negativas para Austria y para su gente”. Kurz propone a sus socios europeos deslocalizar de la Unión toda petición de asilo y ha alertado de la ideología liberticida y violenta a la que son sensibles, afirma, muchos extranjeros.

El país que acogió con los brazos abiertos a miles de refugiados sirios en 2015 ha dado un giro radical que preocupa hondamente en Bruselas e inquieta incluso en el Partido Popular Europeo, al que pertenece Kurz. Pero lo cierto es que la deriva austriaca se produce en una Europa mucho más tolerante que hace un par de décadas con la xenofobia y los ataques a los derechos humanos. Entonces, la mera posibilidad de que el ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) de Jörg Haider entrase en el Gobierno motivó sanciones diplomáticas contra Austria. Hoy, esa misma formación está en el poder aplicando sus inaceptables criterios.

https://elpais.com/elpais/2018/07/05/opinion/1530812646_708858.html




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