jueves, 14 de septiembre de 2023

Las revelaciones de un exagente secreto presente el día del asesinato de Kennedy que reabren la polémica sobre el caso

Seis décadas después, todavía salen a la luz nuevos detalles sobre uno de los acontecimientos más analizados en la historia de Estados Unidos: el asesinato del presidente John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963.

Paul Landis, un ex agente del Servicio Secreto de 88 años que presenció la muerte del presidente de cerca, dice en un libro de memorias que se publicará próximamente que tomó una bala del automóvil después de que le dispararan a Kennedy y luego la dejó en la camilla del mandatario en el hospital.

Podría parecer un detalle sin importancia en un caso que ha sido escrutado detalladamente desde la década de 1960, pero para las personas que han pasado años analizando cada fragmento de evidencia, el relato de Landis es un avance importante e inesperado.

Las conspiraciones sobre cuántos hombres armados estuvieron involucrados, quién fue el responsable final y cuántas balas alcanzaron realmente al presidente han abundado en las décadas posteriores al asesinato.

La idea de que los verdaderos hechos del caso difieren de la versión oficial es la teoría de la conspiración original de los Estados Unidos modernos y, según algunos historiadores, el asesinato instigó la caída de la confianza de los estadounidenses en su gobierno.

Dependiendo de cómo se mire, la historia de Landis no cambia nada o lo cambia todo.

Su libro The Final Witness (El testigo final) seguramente agregará más chispa a la interminable obsesión nacional por este asesinato.

"Esta es realmente la noticia más significativa sobre el asesinato desde 1963", señala James Robenalt, historiador y experto en Kennedy que trabajó con Landis preparándolo para hacer sus revelaciones públicas.

Nuevos detalles en un caso antiguo
Los hechos principales del asesinato de Kennedy son, a estas alturas, bien conocidos.

El 22 de noviembre de 1963, un descapotable en el que viajaban el presidente Kennedy, la primera dama Jackie Kennedy y el gobernador de Texas, John Connally Jr. y su esposa, atravesaba Dealey Plaza en Dallas cuando se escucharon una serie de disparos.

Kennedy recibió disparos en la cabeza y el cuello, y Connally recibió uno en la espalda. Las autoridades llevaron a ambos al cercano Hospital Parkland Memorial, donde Kennedy fue declarado muerto. El gobernador sobrevivió.

el rifle utilizado para matar a John F. Kennedy.
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Un policía de Dallas sostiene el rifle utilizado para matar al presidente John F. Kennedy.

El informe de la Comisión Warren, resultado de una investigación gubernamental sobre el asesinato, identificó a Lee Harvey Oswald como el único atacante.

La evidencia balística ayudó a confirmar esta conclusión. Oswald fue asesinado a tiros poco después del asesinato de Kennedy mientras se encontraba bajo custodia policial.

El informe también concluyó que una sola bala atravesó a Kennedy y llegó hasta Connally, alcanzando a ambos en varios lugares, lo que ayuda a explicar cómo un solo hombre armado llevó a cabo el ataque. El hallazgo se conoció como la "teoría de la bala única" o "teoría de la bala mágica".

La comisión se basó en parte en el hecho de que más tarde se encontró una bala en la camilla de Connally en el hospital.

En aquel momento nadie sabía de dónde había salido. Pero el comité finalmente concluyó que la bala se había desprendido mientras los médicos se apresuraban a tratar a Connally.

Algunos escépticos del informe oficial se han fijado durante mucho tiempo en esa única bala, y les resulta difícil creer que pudiera haber causado tantas heridas como las que causó a dos hombres distintos.

El relato de Landis ha caído como una bomba no sólo porque proporciona un nuevo testimonio de primera mano sino porque, según algunas opiniones, complica la teoría de la bala única.

Lo que recuerda Paul Landis
El día del asesinato, Landis, que entonces tenía 28 años, fue asignado a proteger a Jackie Kennedy.

Cuando comenzó el ataque, estaba a pocos metros del presidente Kennedy y fue testigo del terrible disparo en su cabeza.

Luego vino el caos absoluto. Lo que Landis hizo a continuación no se lo contó a nadie más que a unos pocos confidentes durante décadas.

En una entrevista con el New York Times, Landis dijo que después de que la caravana llegara al hospital, vio una bala en el auto de Kennedy, detrás de donde había estado sentado el presidente.

La recogió y se la guardó en el bolsillo. Poco después, según sus recuerdos, estuvo en una sala de emergencias con el presidente Kennedy, colocando la bala en la camilla del presidente para que la evidencia viajara con el cuerpo.

"No había nadie allí para proteger el lugar, y eso me perturbaba mucho", le dijo Landis al New York Times.

"Todo esto estaba sucediendo muy rápido. Y temía que eso pudiera ser evidencia, de lo cual me di cuenta de inmediato", continuó. "Muy importante. Y no quería que desapareciera o se perdiera".

Kennedy en Dallas

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto, Kennedy recibió un disparo durante una visita a Dallas, Texas, en 1963.

Al parecer, Landis nunca presentó esta evidencia y la Comisión Warren nunca lo entrevistó. Nunca lo anotó en ningún informe oficial.

"No había dormido nada en absoluto y aún así se le pidió que siguiera trabajando, y sufría de trastorno de estrés postraumático grave", le dijo Robenalt a la BBC.

"Se olvidó de la bala", señala Robenalt, quien dedicó mucho tiempo a entrevistar a Landis sobre sus recuerdos y recientemente escribió un artículo para Vanity Fair analizando la revelación.

"Estaba totalmente absorto en las enormes cosas que estaban pasando".

Durante años, evitó leer sobre el asesinato o las teorías de conspiración que generó, hasta que decidió que estaba listo para contar su historia al mundo.

La bala misteriosa
Quienes han leído el relato de Landis han sacado conclusiones diferentes, y la historia plantea tantas preguntas como las que supuestamente responde.

Robenalt le dijo a la BBC que cree que este relato socava la teoría de la "única bala".

Landis ahora piensa que la bala que encontró en el coche fue la que apareció en la camilla de Connally.

Piensa que la bala se incrustó superficialmente en la espalda de Kennedy y se cayó en el auto.

Si tiene razón, afirma Robenalt, es posible que Connelly y Kennedy no hayan sido alcanzados por la misma bala.

Lee Harvey Oswlad

FUENTE DE LA IMAGEN,AFP/GETTY Pie de foto, Lee Harvey Oswlad fue identificado como el único atacante.

Incluso cree que esto podría revivir el escepticismo sobre si Oswald actuó solo.

Si no hubiera sido una bala la que causó las heridas de ambos hombres, pregunta Robenalt en su extenso artículo en Vanity Fair, ¿podría Oswald haber disparado ambos tiros en tan rápida sucesión con el rifle que usó?

Varias personas, sin embargo, son escépticas frente al relato de Landis, incluido un colega que también participó directamente ese día.

Clint Hill, el agente que saltó a la parte trasera del auto de Kennedy para proteger al presidente, no cree en el relato de Landis.

"Si revisó todas las pruebas, las declaraciones y cosas que sucedieron, no coinciden", le dijo Hill a NBC News. "No tiene ningún sentido para mí que esté intentando ponerla (la bala) en la camilla del presidente".

Para Gerald Posner, periodista de investigación y autor de "Caso cerrado: Lee Harvey Oswald y el asesinato de JFK", la historia de Landis en realidad respalda la teoría de la "bala única".

Posner afirma que "su relato debe tomarse en serio", pero también tiene dudas sobre la certeza de los recuerdos de Landis después de casi seis décadas.

Por ejemplo, Posner señaló las entrevistas de personas que estuvieron dentro de la sala de emergencias con Kennedy en el Hospital Parkland. Nadie mencionó la presencia de Landis allí, dijo.

Y el hecho de que Landis nunca se haya presentado ante las autoridades plantea dudas sobre su conducta ese día, afirma Posner.

"Dicho esto, él podría decir cosas que no son correctas, pero el hecho subyacente de que 'vi una bala, la agarré, la guardé en mi bolsillo y la dejé en el hospital antes de irme', eso puede ser cierto o no ", indica Posner.

El hecho de que Landis abra o no un nuevo misterio o simplemente confirme un hecho existente, casi no importa.

Después de todo, este es el asesinato de Kennedy, y su revelación asegurará años de debate y disección de uno de los mayores traumas nacionales de Estados Unidos.

"¿Van a resolverlo para que todos queden 100% satisfechos? No", afirma Posner. "Es un caso que, para la mayoría de la gente, nunca se cerrará".

_- "En La Moneda se respiraba el aliento de la muerte": los detalles del golpe del 11 septiembre en Chile revelados por Joan Garcés, el asesor más cercano a Allende

Joan Garcés
Pie de foto,

_- El doctor en Ciencias Políticas, Joan Garcés, fue asesor y amigo de Salvador Allende.

De traje y corbata, el abogado Joan Garcés (Valencia, 1944) abre la puerta de su oficina con una sonrisa.

Son las 5 de la tarde de un día de septiembre en Madrid, la capital de España.

Sobre su escritorio hay una fotografía donde aparece junto al expresidente de Chile, Salvador Allende (1970-1973), y Óscar Agüero, exembajador de Chile en España.

“Eso fue un fin de semana de 1972. Estábamos en la casa de campo que [Allende] tenía en las afueras de Santiago”, recuerda, con algo de nostalgia.

Joan Garcés es un testigo privilegiado de lo que ocurrió en Chile el 11 de septiembre de 1973.

El español llegó al país sudamericano un par de años antes, atraído por la historia de Allende, con quien forjó una fuerte amistad.

En 1970, cuando Allende se convirtió en el primer presidente socialista del mundo en llegar al poder a través de la vía democrática, Garcés pasó a ser su asesor más cercano.

Tres años más tarde -y tras meses de polarización y tentativas de alzamientos militares fracasadas-, las Fuerzas Armadas, lideradas por Augusto Pinochet, derrocaron al gobierno de la Unidad Popular (UP), dando lugar a un régimen militar que duró 17 años y dejó cerca de 40.000 víctimas, entre ellas más de 3.000 muertos y desaparecidos.

El día del ataque, Joan Garcés estuvo en el palacio presidencial junto a Allende. Se mantuvo a su lado hasta que el mandatario le ordenó abandonar La Moneda con el fin de que le transmitiera al mundo lo que allí había ocurrido. Allende moriría poco después.

Garcés no solo cumplió con la tarea que le encomendó -con libros como “Allende y la experiencia chilena” o conferencias-; también acabó convirtiéndose en artífice de la histórica detención de Pinochet en Londres, en 1998.

Reacio a dar entrevistas, y sobre todo a revelar fragmentos de su vida personal, Joan Garcés cuenta a BBC Mundo detalles inéditos sobre el 11 de septiembre y los días posteriores, como su compleja huida de Chile.

También hace especial énfasis en la responsabilidad de Estados Unidos en el quiebre democrático en Chile y pide una condena pública a la Casa Blanca, luego de que la desclasificación de diversos registros evidenciara su rol en el golpe.

Salvador Allende junto a Joan Garcés,

En esta fotografía inédita aparece Salvador Allende junto a Joan Garcés y Óscar Agüero, exembajador de Chile en España, en 1972.

Quiero partir transportándolo al 11 de septiembre de 1973. ¿Qué recuerda de ese día?

Ese día era una fecha importante porque al mediodía el presidente Allende tenía previsto pronunciar un discurso anunciando al país medidas económicas de emergencia y la convocatoria de un referéndum para que los ciudadanos pudieran elegir el camino a seguir: el que le ofrecía el gobierno o el que le ofrecía la oposición.

Entiendo que, ese día, usted estaba en la casa presidencial desde temprano…

La noche del 10 de septiembre hubo una reunión que terminó a la 1:30 de la madrugada con el presidente, el ministro de Defensa (Orlando Letelier), el del Interior (Carlos Briones), el director de Televisión Nacional (Augusto Olivares) y yo.

Preparamos el discurso que Allende iba a pronunciar al día siguiente.

Y yo pasé la noche en la residencia del presidente porque la reunión de trabajo iba a continuar en la madrugada.

Pero el director de Televisión Nacional, que también había dormido ahí, me despertó a eso de las 7:15am diciéndome que había una sublevación en el puerto de Valparaíso, de la Marina.

Y entonces…

Entonces nos fuimos al palacio presidencial, junto al presidente.

El presidente ingresó con la información de que el Ejército era leal y ocupó su puesto de mando para dirigir la defensa del sistema constitucional y a medida que fueron pasando los minutos fue entrando la información de que el golpe estaba en desarrollo.

A las 8:30 de la mañana entró el primer mando de la junta pidiéndole a Allende que entregara su legitimidad como jefe de Estado a la junta militar, cosa a la que evidentemente él se negó.

Alrededor de las 9, el presidente pronunció su última alocución y cuando terminó, se inició el asalto de infantería, el ataque de blindados y aéreo que duró hasta cerca de las 13:30 horas, en el que el palacio estaba ardiendo, con humo, no se podía respirar.

El presidente le ordenó a sus colaboradores que abandonaran el palacio porque era imposible continuar allí por el humo y el fuego.

¿Usted se mantuvo al lado del presidente todo el tiempo?

Sí, yo estuve con él. Lo acompañé toda la mañana hasta las 11:15 horas, que fue cuando él me dijo que saliera y me preservó la vida.

¿Cómo fue ese diálogo, cuando Salvador Allende le ordenó que abandonara La Moneda?

Fue en el momento en el que él reunió a todos sus colaboradores, a eso de las 11 de la mañana. Él explicó que su obligación y deber era defender lo que él representaba como jefe de Estado y jefe de las Fuerzas Armadas. Pero que no tenía sentido que los demás muriéramos y nos dejó en libertad.

En ese momento se dirigió a mí, no sé por qué, y me pidió que saliera. Y yo le pregunté por qué, por qué a mí. Y me dio razones.

Una de ellas fue que alguien tenía que contar lo que ahí había pasado.

“Y solamente usted puede hacerlo”, me dijo. Porque yo era su más directo colaborador. Miró a los demás compañeros y todos asintieron.

Me acompañó hasta la puerta y salí. Por eso estoy vivo

La Moneda protegida por la policía chilena, Carabineros, a las 8 de la mañana del 11 de septiembre de 1973. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

La Moneda protegida por la policía chilena, Carabineros, a las 8 de la mañana del 11 de septiembre de 1973.

En el momento en el que estaba en la puerta de La Moneda, ¿dudó en salir?

Dudé, manifesté mi desacuerdo y por eso Allende me dio razones. Porque yo objeté su decisión. Pero evidentemente tenía toda la razón.

¿Alguna vez se arrepintió de salir?

No puedo arrepentirme puesto que me salvó la vida.

Le cuento una anécdota.

Dos días después del golpe, el director general de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, perteneciente a la ONU), Enrique Iglesias, se dirigió al almirante (Ismael) Huerta, que dirigía el Ministerio de Relaciones Exteriores de los golpistas, para interceder por mí.

Y este le dijo que si había una persona a la cual querían detener por encima de todas era al secretario general del Partido Socialista (Carlos Altamirano) y a mí, el asesor personal del presidente.

Y de hecho, en las actas secretas de la junta, en la número dos, fechada el día 13 de septiembre, hay tres líneas en la que la junta acuerda detenerme si yo era localizado.

Es decir, manifiestamente Allende me salvó la vida.

Volviendo al ataque en La Moneda. ¿En algún momento estuvo incrédulo de lo que estaba pasando? Se lo pregunto por la cantidad de intentos de golpe que hubo antes de ese 11 de septiembre...

Yo traía una pequeña radio portátil y a las 8:30 de la mañana, cuando escuché al bando de los insurrectos pidiéndole a Allende la transmisión del mando, me quedó clarísimo que la información que teníamos hasta ese momento, de que el Ejército era leal, era incorrecta.

Cuando empezó el ataque, que fue mi bautismo de fuego, fue realmente impresionante... Cuando uno ve que están ametrallando, atacando con cañonazos.

Nosotros, los colaboradores del presidente, estábamos muy impactados por lo que estaba pasando. Lo que contrastaba con la absoluta serenidad y tranquilidad del presidente.

Ese día, él estuvo muy sereno y dueño de sí mismo.

¿Y usted cómo estaba?
Sentía que podía morir. En ese momento se piensa en la muerte.

Tomé un teléfono y llamé a una persona amiga. Le di la dirección y el teléfono de mis padres en España para que les explicara por qué había muerto.

Me estaba despidiendo de la vida.

¿Estaba dispuesto a morir allí?
No solo yo.

Cuando el presidente reunió a todos sus colaboradores civiles, diciéndoles que estaban en libertad de salir, ninguno salió.

Todos se quedaron con él.

Después del asalto, los detuvieron a todos, a la mayoría los torturaron, los asesinaron y algunos desaparecieron.

El equipo personal del presidente de Chile fue exterminado en exactamente 48 horas.

¿Qué más recuerda de ese día?
Recuerdo que esa mañana llegué a La Moneda con mi cartera con los documentos de trabajo, con el discurso que para ese día estaba previsto.

Cuando iba a salir, el presidente me acompañó hasta la puerta principal y me preguntó: “¿Qué lleva usted en esa cartera?”. “Bueno, los documentos con los que hemos estado trabajando”. Y me dijo: “Mejor la deja”.

Se la dejé a su jefe de prensa, que lo llamaban el Negro Jorquera porque era muy moreno. Pero me di cuenta de que la tez de su cara estaba verde…

Es decir, se respiraba el aliento de la muerte en ese momento dentro del Palacio.

Durante el ataque a La Moneda, ¿usted tuvo que tomar armas en algún momento?
No. El riesgo de un golpe de Estado estuvo presente desde antes que Allende asumiera.

Hubo una decena de intentos de golpe de Estado que fueron sofocados por la jerarquía constitucionalista de las Fuerzas Armadas.

Si Allende pudo asumir la presidencia en noviembre de 1970 es porque en las Fuerzas Armadas había oficiales constitucionalistas, un Ejército republicano.

Y eso estuvo presente durante los tres primeros años y fue lo que sostuvo al gobierno frente a la conspiración impulsada por Estados Unidos. Hasta que a fines del mes de agosto del 73 se produce la traición.

Joan Garcés
Así como el comandante en jefe (René Schneider) en octubre de 1970 se negó a cumplir las órdenes de Washington y dar el golpe, lo que le costó la vida*, el general que comandó el Ejército a fines de agosto (Augusto Pinochet) encabezó la traición.

Por consiguiente, desde octubre de 1970, Allende formó unos escoltas personales de jóvenes militantes del Partido Socialista que estaban identificados con el programa de gobierno.

Y esos jóvenes, unos 15 o 20, estaban dentro del palacio (el 11 de septiembre), eran sus escoltas personales, y todos tenían formación en manejo de armas.

Son ellos los que hicieron frente al ataque. Son los héroes, junto al presidente, de una batalla que militarmente no tenía desenlace equívoco.

Para el presidente, fue una batalla de carácter política y moral, frente a una traición y un ataque tan brutal contra las instituciones del Estado.

Y esa batalla Allende la dio por sentido político. Él era un político. Y fue su última batalla política.

Y si estamos hablando de ese día hoy, 50 años después, es porque política y moralmente esa batalla la ganó al costo de su vida.

Salvador Allende en medio del ataque a La Moneda el 11 de septiembre de 1973. 

Esta es la última fotografía que muestra a Salvador Allende con vida en medio del ataque a La Moneda.

¿Dónde se refugió después de salir de La Moneda?

Al salir de La Moneda me fui a la residencia de una persona (Joaquín Leguina), amigo de mi hermano, con la que no había estado nunca y que no formaba parte de mi círculo personal y, aunque me buscaban, no lo hacían ahí.

¿Y qué pasó allí?

No podíamos salir porque había toque de queda.

Él (Leguina) es un escritor y en uno de sus libros cuenta esas 72 horas en que yo estuve en su casa y todavía está temblando… Por lo que significaba en ese momento, en medio de una dictadura brutal, donde asesinaban y mataban, donde tu nombre está en la televisión y la radio… Él era consciente de que si me encontraban en su casa, él mismo podía ser detenido y podían matarlo.

En ese momento, la vida no valía nada.

¿Y usted también temblaba?
No, yo tengo un temperamento en que ante un desafío, me tranquilizo.

Cuando se levantó el toque de queda, me llegó la información de que los tres cuerpos diplomáticos españoles, el nuncio del Vaticano, el representante de la Cepal y el embajador (español) me ofrecían su residencia. Un gesto muy bonito.

Tras un análisis político y militar, decidí ir a la residencia de quien tenía un ejército detrás, es decir, del embajador de España.

Y fue una opción decisiva.

¿No le generó incomodidad abandonar Chile con la ayuda del embajador español, que representaba a Francisco Franco?
Lo primero que dije cuando entré a la embajada fue: embajador, lamento conocerlo en estas circunstancia. Porque me habían invitado a las recepciones de la embajada pero yo no iba, era una manera de manifestar que yo estaba en oposición al franquismo.

(Enrique Pérez Hernández) era un embajador del general Franco y además conservador.

Y sin embargo, me acogió en su casa e hizo una gestión brillantísima para conseguir un salvoconducto y poder salir del país sin consultar a Madrid. Ese fue el mérito. Porque si hubiese consultado, posiblemente el gobierno le hubiera dicho que de ninguna forma. Los militares me estaban buscando.

Él me contó que una noche, estando ya en la cama, una patrulla militar le pidió permiso para entrar (a su residencia).

Le dijeron: “Queremos saber si Joan Garcés está aquí”. “Yo les digo que aquí no está”, respondió él, apuntando con sus dedos hacia la planta baja. Y claro, ahí yo no estaba, estaba arriba.

La junta militar conformada por Gustavo Leigh, Augusto Pinochet, José Toribio Merino y César Mendoza.

¿Cómo se fue de Chile?
En la semana siguiente al golpe, España envió a Chile un avión chárter, de esos que se prestan en situaciones de catástrofe, con mantas, medicinas, etc.

Y la junta militar citó al embajador para agradecerle a España el gesto que había tenido de enviar ese avión.

En ese momento, en una situación en que el jefe de la junta militar le estaba dando las gracias, fue cuando el embajador le dijo: “Tengo un favor que pedirle: un salvoconducto para Joan Garcés”.

“¿Pero cómo es posible que usted, embajador del general Franco, me pida un salvoconducto para un socialista, asesor personal de Salvador Allende?”, le respondió.

Y el embajador le dijo: “Efectivamente, las ideas del general Franco son muy distintas pero es un español y está en territorio español. Y en estos asuntos está por el medio el honor y la bandera. España no se los va a entregar a ustedes”.


“Pero es una decisión que yo no puedo tomar, la junta ya decidió detenerlo”.

Y entonces el embajador le dijo: “¿Pero cómo si usted es el jefe de la junta? ¿El comandante en jefe del Ejército no tiene autoridad para hacer un salvoconducto?”. Y le picó el amor propio.

La conversación terminó diciendo: “Bueno, haré lo que pueda”.

Y efectivamente llevó el tema a la junta militar y el general (Gustavo) Leigh (comandante en jefe de la Fuerza Aérea) se negó, argumentó en contra, diciendo que si yo salía del país podía hacerle mucho daño a la junta, pero ya el jefe de la junta estaba comprometido con el embajador de España y se aprobó el salvoconducto.

Así que yo volví en el mismo avión chárter, naturalmente vacío.

Íbamos 4 en un avión para 150 personas. Iba yo, mi hermano, un exministro que se llamaba Ernesto Torrealba, y otro ciudadano español que no recuerdo el nombre.

¿En qué minuto usted se enteró que el presidente se había muerto?
La radio transmitía solo música militar y bandos militares.

Cuando ingresé a la residencia del embajador, no sé si ya se había hecho público que había muerto.

Pero para mí no ofrecía ninguna duda. En su última alocución, él hizo esa reflexión: pagaré con mi vida. Ese manifiesto lo dijo por la radio. Y yo conocía perfectamente su mentalidad, sabía que iba a morir combatiendo.

Siempre me han preguntado cómo murió el presidente. Yo digo que no lo sé. Porque tengo dos versiones, pero ambas versiones para mí son indistintas.

Desde el momento en que él está dispuesto a morir en combate, quien dispara la bala que le mata es irrelevante.

Lo que importa es su decisión de combatir hasta la muerte.

Joan Garces sobre Allende
¿Cómo recuerda a Salvador Allende?
Sigmund Freud tiene un segmento para clasificar a las personas entre dos extremos: el necrófilo y el biófilo. Allende estaba manifiestamente en el extremo de los biófilos.

Era un hombre que amaba la vida, las cosas buenas y los placeres de la vida. Ése era Allende. Era un hombre afable, de diálogo fluido. Solía hacer bromas y a su vez era una persona de unas convicciones extraordinarias.

(En Allende había) un pensamiento y un análisis de la realidad y valores que fueron constantes en su vida. Valores de la Revolución Francesa liberal democrática que arranca del siglo de las luces.

Una visión del socialismo que incorpora raíces de libertades, de racionalidad y de humanidad.

Allende era una persona realmente humana. Y el último día de su vida lo demostró cuando su preocupación estuvo en salvar vidas.

Salvador Allende
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Salvador Allende murió el 11 de septiembre de 1973, en La Moneda.

Yendo a los meses anteriores a ese 11 de septiembre y a sus causas, el actual presidente de Chile, Gabriel Boric, ha dicho que el golpe no era inevitable… Pero otros dicen que sí... ¿Qué piensa usted?
No cabe ninguna duda (que
era evitable).


Tiene usted los propios cables de los servicios secretos del presidente (de EE.UU., Richard) Nixon, el último se acaba de desclasificar, en el que dicen que le informaron a Nixon, el día 8 de septiembre del 73 y el mismo 11 de septiembre, que la posición del presidente era una salida política a la situación que vivía el país.

Por consiguiente, el golpe, desde el punto de vista del gobierno de Allende, era evitable porque había una salida política a la crisis que se había provocado como consecuencia de una guerra encubierta e híbrida del gobierno de Estados Unidos contra el gobierno de Chile.

Por otro lado, la traición, por primera vez en la historia de Chile, del jefe máximo del Ejército a un presidente de la República es lo que permitió que se produjera el golpe.

Si el jefe del Ejército en el 73 no hubiera sido un traidor, con un fondo criminal, como después se desveló, el golpe hubiera fracasado, tal como fracasaron los intentos anteriores.

Por consiguiente, con oficialidad republicana en puestos claves en las Fuerzas Armadas, más un presidente dispuesto a evitar una confrontación violenta en el país y una vía política abierta para que se encausara por ahí la crisis, el golpe era no solo evitable sino que no debería haberse producido.

Es la acumulación de esos factores, con el motor e impulso de Estados Unidos, lo que provoca el golpe y la tragedia que siguió en el país.


Por eso yo siempre digo que el origen del golpe en Chile es exógeno, está en la Casa Blanca.

Joan Garcés
Pero después de 50 años, ¿cree que Allende y su gobierno pudieron haber hecho algo más para evitar el golpe?

Yo he respondido a esa pregunta en uno de mis libros, cuando analizo la política militar del gobierno y de los partidos de la izquierda chilena.

Ahí explico mi discordancia con esa política militar.

¿Por qué? Por la diferencia de experiencia vital.

Yo había estudiado por qué fracasó el golpe del 36 (en España), en que un sector del Ejército se sublevó contra el gobierno republicano. Fracasó porque el sector leal al gobierno, con el apoyo de las organizaciones populares, hizo frente a la insurrección.

En cambio en Chile no tenían esa experiencia histórica. Chile era un país de una continuidad y estabilidad singular en toda América Latina. El único país con un ejército con una reputación bien ganada de ser respetuoso de la institucionalidad democrática del país.

Por consiguiente, no tenía los reflejos que yo tenía.

Desde el primer momento en el gobierno, yo lo hablaba con el presidente como lo estoy hablando con usted, en el sentido de que había que prever la posibilidad de que hubiera una nueva insurrección contra el gobierno como la que se había intentado días antes de que él asumiera.

Entonces él tenía que diseñar una política militar de defensa en que pudiera, como jefe de las Fuerzas Armadas, dentro de la Constitución y preservando el estado de Derecho y la democracia, hacer frente a una insurrección.

Él (Allende) lo podía hacer articulando al Ejército profesional bajo dirección política del legítimo presidente de la República y de las organizaciones populares.

Y él lo entendió y lo hizo público en un discurso. Pero pasaron los meses, los años, y no se concretó.


Henry Kissinger y Richard Nixon en 1972.


¿Conoció a Pinochet? ¿Qué opinión tenía de él?
Yo conocí al general (Carlos) Prats. Pinochet llegó a la comandancia en jefe por un azar.

Porque en el momento en que el general Prats presentó su dimisión, el presidente le preguntó: “¿Qué otro general puede asegurar la lealtad del Ejército?”.

Y Prats le recomendó a su jefe de Estado Mayor, a Pinochet. Si Prats hubiese recomendado a otro, Pinochet hubiera pasado a retiro tranquilamente y nadie sabría de su existencia.

Prats tenía la convicción de que era un hombre leal. Si no, no lo hubiera recomendado.


Y hasta tal punto es la villanía de esta persona (Pinochet), que un año después mandó a asesinar a Prats, que estaba refugiado en Buenos Aires, habiendo sido su superior y su compañero de armas.

¿Qué sintió en el minuto en que Pinochet fue detenido en Londres? ¿Sintió una especie de ajuste de cuentas con la historia?
Bueno, sentí que lo había conseguido.

En España el juez no puede ordenar la detención de nadie si no se lo pide el ministerio fiscal o la acusación. El ministerio fiscal estuvo siempre a favor de Pinochet. El juez no podía hacer nada por ese lado. Solamente si la acusación particular, que yo representaba y con mi firma, se lo pedía.

O sea, que si Pinochet fue detenido fue porque yo, con todas las pruebas que había reunido de las víctimas chilenas y no chilenas que yo representaba, pedí la detención.

Cuando se produce la detención, estuve muy tranquilo.

Y ahí empezó otra fase que era la extradición y que termina con la decisión del juez (Roland) Bartle, en octubre del año 99, donde concede la extradición a España.

Judicialmente habíamos ganado el caso, tanto en España como en Reino Unido.

Lo que viene después son los enjuagues políticos para neutralizar la acción de la justicia.

Pero como jurista, mi trabajo estaba hecho.


Pinochet se dirige a un chequeo médico en Londres

Pinochet fue detenido en Londres en 1998.

¿Cómo ve lo que está pasando en Chile ahora y la división que ha provocado la conmemoración del golpe?

En primer lugar, yo quiero manifestar mi respeto y solidaridad con el pueblo de Chile que 50 años después sigue defendiendo los valores democráticos y de vida que fueron aplastados durante la dictadura.

50 años de resistencia que han llevado al gobierno actual a gestos de solidaridad.

En segundo lugar, la burguesía, la derecha, los capitalistas chilenos que empujaron el golpe y que lo pidieron desde antes que el gobierno hubiera asumido, está ahí y sigue siendo favorable a una salida de fuerza y a una interrupción de la vida democrática si a sus intereses les conviene.

En esas circunstancia permítame agregarle la responsabilidad de Estados Unidos.

La administración Nixon es absolutamente el motor de la desestabilización económica y social, y propagandística y mediática que se produce entre el 70 y el 73 para crear el ambiente que permitió el colapso del Estado de Chile y la destrucción del Ejército republicano de Chile.

EE.UU. podría hacer una gran contribución a la situación actual de Chile si hiciera una declaración coherente de condena, de rechazo, respecto a lo que hizo la administración Nixon.

Eso sería un gran apoyo no solo a la democracia en Chile sino un mensaje para todo el mundo.

Joan Garcés
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¿Por qué no ha vuelto a Chile?
No he vuelto a Chile desde el 73.

No volví en dictadura por razones obvias. Y no he vuelto después de la dictadura porque la forma en cómo ha sido administrada la post dictadura no coincide con mi visión de lo que fue y debiera ser Chile.

Entonces muestro mi discrepancia desde la distancia porque no me corresponde intervenir en los asuntos internos de Chile pero como ciudadano libre manifiesto esa discrepancia no viajando a Chile.

¿Discrepancia con todo lo que se ha hecho después de la dictadura?
Con la llamada transición a la democracia… Tanto en Chile, como también en la transición de España tras el franquismo, que tiene muchos semejantes, yo he discrepado de ella.

¿Por qué?
Los pilares sociales y económicos creados a favor de la dictadura, a sangre y fuego, con el látigo y las torturas, han sido mantenidos después de la caída de la dictadura y están condicionando la vida de millones de trabajadores, tanto en Chile como en España.

Y esa forma de concebir la transición no la he compartido. Es una opción personal mía.

¿Y no volvería tampoco ahora, con Gabriel Boric en el gobierno?
No. Si las circunstancias cambian mañana, haremos un nuevo análisis. Pero hoy, no.

Qué es la inflamación crónica: la condición silenciosa que puede llevar a enfermedades graves (y cómo se puede prevenir)

Mujer se agarra el abdomen y se lo aprieta.

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Tener muchas o pocas deposiciones o el abdomen extendido puede ser un indicador de inflamación.
Imagina que a tu casa llega una nube de mosquitos y te activas para acabar con esta “amenaza”. Tomas un espray antimosquitos, rocías un poco y seguramente acabarás con ellos o se irán. En este caso, el espray ha cumplido su función. Pero imagina que tu sigues rociando sin ton ni son. Llegará un momento en que algo que fue beneficioso se vuelva en tu contra.

Algo así ocurre con la inflamación.

Cuando aparece una infección, lesión o toxinas, en general algo nocivo que puede hacerle daño a tu cuerpo, la inflamación surge como un proceso de tu organismo para luchar contra esos males, como mecanismo para curarse a sí mismo.

En este proceso, el cuerpo libera sustancias químicas como anticuerpos o proteínas y un mayor flujo de sangre hacia el área dañada, que desencadenan una respuesta de su sistema inmunitario.

“Es donde está toda la respuesta inmunitaria, donde el organismo acude y cuya respuesta evidente es la inflamación”, dice Mario López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología.

Es lo que ocurre cuando nos cortamos, por ejemplo. La zona afectada inmediatamente se inflama, se enrojece y duele, para luego ir poco a poco reponiendo el tejido hasta sanar.

Y esto, una respuesta rápida, inmediata y corta en el tiempo, es un ejemplo de inflamación buena.

El propósito es proteger al huésped, eliminar los microorganismos invasores que pueden ser dañinos, según explica la doctora Diana Alecsandru, directora de Inmunología y Fallo Reproductivo en el IVI (Instituto de Infertilidad, España).

Así, con la colaboración entre varios componentes celulares, se alerta a nuestro sistema, por ejemplo con fiebre, y se elimina el factor que está haciendo daño.

Pero, como ocurre con el espray de las moscas, un exceso de esta respuesta de nuestro sistema inmune puede ser perjudicial.

La inflamación, tan beneficiosa para el organismo, puede tener un lado negativo.

Cuando tu cuerpo está en alarma constante
Cuando la amenaza cesa, la inflamación también debería parar.

Pero puede ocurrir que nuestro sistema inmune mantenga la alerta y, por ende, la reacción ante lo que considera extraño. Es como si siguiera detectando la presencia de un intruso que ya no está.

“Sigue llamando la atención al sistema inmune y éste sigue trabajando contra este tejido. Nos puede ocurrir por ejemplo en antígenos del corazón en una miocarditis. Entonces, la respuesta inflamatoria pasa de ser aguda a ser crónica”, cuenta Alecsandru.

Si tenemos una inflamación crónica durante mucho tiempo, puede ser peligrosa, porque se asocia a la pérdida de función de muchos procesos fisiológicos y patológicos.

Incluso aunque sea una inflamación crónica de bajo grado pero constante, es decir, una forma más lenta y generalmente menos severa.

Una inflamación crónica no controlada “nos va a desregular todas las funciones del organismo y va a desarrollar patologías de todo tipo, infecciones crónicas como cáncer, alergias y otros procesos como asma y autoinmunidad”, sostiene López Hoyos.

También, comentan ambos expertos, patologías como abortos, rechazos de la placenta o fallos de implantación de embriones.

En 2018 la revista Nature publicó un estudio donde recogía que más del 50% de todas las muertes en el mundo son atribuibles a enfermedades relacionadas con la inflamación: desde cardiopatías isquémicas, es decir, cuando las arterias que suministran sangre al músculo del corazón se obstruyen, a accidentes cerebrovasculares, cáncer, diabetes, enfermedades autoinmunes o neurodegenerativas.

El sistema inmune se activa ante una amenaza y nuestro torrente sanguíneo se llena de leucocitos.

Por qué se produce la inflamación crónica
La inflamación puede persistir porque una infección o una lesión no se han curado bien, por ejemplo.

Otro caso en el que ésta persiste es cuando se tiene un trastorno autoinmune, donde el sistema inmunitario ataca por error a un tejido sano o al sistema en general.

También puede producirse por la exposición a largo plazo a irritantes, como el aire contaminado o químicos industriales.

Y por el cambio de vida de la humanidad de los últimos 50 años.

"Nuestra microbiota (los microorganismos de nuestro sistema digestivo) ha ido variando para mal con la industrialización. Comemos más procesados, más cosas malas para nuestra salud. Y se rompe ese equilibrio entre bacterias buenas y oportunistas", dice la doctora Alecsandru.

"La inflamación cuando es beneficiosa no nos enteramos, pero cuando es mala, sí", puntualiza López Hoyos.

A esto se añade un modo de vida nocivo: dormir poco, tener estrés, que genera cortisol y en excceso desregula la respuesta inmunitaria, fumar, tomar alcohol, comer mal y con grasas saturadas, apenas salir de casa y no recibir vitamina D del sol.

Así, aparecen infecciones a nivel pélvico, urinario, en el endometrio... Y esto despierta la reactividad inmunológica que, aunque sea de bajo grado, "se mantiene todo los días, 24 horas, 365 días al año".

Y esto al final tiene un impacto sobre nuestra salud general: "Nos afecta a la sangre, a nivel neurológico... A todo", dice Alecsandru.

Cuáles son los síntomas

López Hoyos apunta que toda inflamación, según los parámetros médicos clásicos, se detecta de cuatro formas: dolor, tumor, rubor y pérdida de función.

Pensemos por ejemplo en un corte en la mano: habrá dolor, la zona se abultará, se enrojecerá y, si el corte es fuerte, puede que perdamos movilidad.

Así ocurre, más o menos, con todos los órganos que se inflaman. Pero no es tan sencillo percibir la inflamación crónica de bajo impacto y menos aún diagnosticarla.

“Hay marcadores que dan pistas, pero hay que ir al punto de dónde y qué lo genera. Por ejemplo, a quien tiene hipotiroidismo se le inflama la tiroides, a quien tiene una celiaquía, se le disparan determinados anticuerpos”, expresa.

Para la doctora Alescsandru, los síntomas de la inflamación crónica de bajo grado son ya tan comunes que no somos conscientes, “nos hemos acomodado a ellos: a tener un estado de cansancio crónico, a la debilidad, a las infecciones recurrentes, a catarros constantes”.

Otro modo de ver que hay inflamación es cuando aparecen problemas recurrentes en la piel como eccemas o soriasis. “La piel es el órgano más grande, hay muchas células inmunes bajo la piel y este es el primer indicador que salta”, dice.

También apunta a la calidad del pelo y de las uñas. Si no están en buen estado, puede ser indicador de que algo no va bien.

Fijarnos en nuestro sistema digestivo en su conjunto también nos puede hablar de inflamación. Si hay llagas en la boca, digestiones pesadas, problemas para deglutir bien, más flatulencias, tener más deposiciones o dificultad para tenerlas, tener el abdomen distendido aunque se haya comido algo tan pequeño como una manzana, o dolor en el abdomen pueden ser otros síntomas.

Otros síntomas puede ser la dificultad para dormir o la ansiedad.

Pero sin duda, sostiene Alecsandru, las infecciones recurrentes son el claro indicador de que hay inflamación crónica.

“El sistema inmune trabaja para reparar, pero si no hace otra cosa sino constantemente reparar y reparar, está cansado y no rinde igual. Así, tenemos más otitis, más amigdalitis, más infecciones urinarias o genitales”.

Y señala un indicador clave: la candidiasis, una infección por hongos.

Puede aparecer de modo puntual tras haber tomado antibióticos, pero si es recurrente “es un excelente indicador de inflamación crónica, que estamos inflamados hasta el último pelo. Es el marcador de desequilibrio de nuestra flora y de pérdida de inmunidad en la mucosa. Y lo que hay que hacer es buscar de dónde viene y reparar”.

Tener muchas o pocas deposiciones o el abdomen extendido puede ser un indicaror de inflamación.

Cómo evitarla

Es sencillo. Si lo que puede provocar esta inflamación crónica son hábitos de vida no sana, el modo de evitar que aparezca es justamente dejar de tener estos hábitos.

Esto incluye dormir bien, no tener estrés y hacer ejercicio. Pero, en este último caso, los expertos consultados hablan de hacer ejercicio moderado y continuo, porque si es muy intenso también puede generar inflamación.

Y Alecsandru señala que mejor si podemos hacer alguna actividad en un entorno natural y no en la ciudad, donde estamos expuestos a más agentes ambientales que influyen en la inflamación.

También hay que evitar agentes ambientales externos que fácilmente activan la respuesta inmunitaria, como el tabaco.

Pero, si ya se sufre inflamación crónica, ¿hay modo de apagar el fuego?

“Si ya has empezado, es un problema, porque ya has iniciado el incendio y lo que tienes es terreno quemado. Cuanto antes lo reviertas, mejor y tratar de revertirlo", sostiene López Hoyos, quien apunta que lo primero, casi siempre, es bajar de peso y mejorar los hábitos de vida.

Si vemos que cada vez “toleramos peor los alimentos, sería bueno consultar a un especialista en nutrición y con simples cambios, como ingesta de unos alimentos y otros no, toma de antioxidantes, protectores o probióticos, podemos mejorar nuestra salud”, dice Alecsandru.

Y, sobre todo, para evitarla hay que escuchar y ver nuestro cuerpo, porque como dice la doctora Alecsandru, "es un libro abierto, nos da señales por todos lados. Cuando nos dice algo muchas veces, hay que hacerle caso".

miércoles, 13 de septiembre de 2023

_- No 10.000, sino menos de 5.000: el nuevo estudio sobre cuántos pasos al día son suficientes para mantenerse saludable

caminata

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,

_- Se nos decía que era necesario caminar 10.000 pasos para mantenerse sano.


Durante mucho tiempo se ha dicho que el número mágico que necesitas para mantenerte en forma y saludable es 10.000 pasos al día, pero un nuevo estudio muestra que menos de 5.000 pueden ser suficientes para obtener un beneficio.

El análisis de más de 226.000 personas en todo el mundo mostró que 4.000 pasos son suficientes para comenzar a reducir el riesgo de morir prematuramente por cualquier causa.

Un poco más de 2.300 es suficiente para beneficiar el corazón y los vasos sanguíneos.

Cuanto más caminas, más beneficios para la salud, dijeron los investigadores.

Cada 1.000 pasos adicionales más allá de los 4.000 redujeron en un 15% el riesgo de morir prematuramente, hasta llegar a los 20.000 pasos.

Los equipos de la Universidad Médica de Lodz en Polonia y de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en los EE.UU. descubrieron que los beneficios de caminar se aplican a todos los géneros y edades, independientemente de dónde vivan.

Sin embargo, los mayores beneficios se observaron entre los menores de 60 años.

El profesor Maciej Banach, de la Universidad de Lodz, señala que si bien la cantidad de medicamentos avanzados para el tratamiento de enfermedades está creciendo, esa no es la única respuesta.

"Creo que siempre debemos enfatizar que los cambios en el estilo de vida, incluida la dieta y el ejercicio, que fue el principal protagonista de nuestro análisis, podrían ser al menos tan efectivos, o incluso más, para reducir el riesgo cardiovascular y prolongar la vida", afirmó el investigador.

Cuanto más caminas, más beneficios para la salud, dijeron los investigadores.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la actividad física insuficiente es responsable de 3,2 millones de muertes cada año, la cuarta causa más frecuente en todo el mundo.

Honey Fine, entrenadora personal e instructora de la co estresadompañía global de acondicionamiento físico Barry's, enfatiza que los problemas surgen por estar demasiado tiempo sentado.

"Puede ralentizar tu metabolismo y afectar el crecimiento y la fuerza muscular, lo que puede conducir a dolores y molestias", le dice a la BBC.

"Estar sentado durante demasiado tiempo también puede causar todo tipo de problemas de espalda, lo encontramos mucho en las personas con trabajos de oficina, cuyas espaldas están constantemente en una posición comprimida y estresada que causa muchos más problemas más adelante en la vida".

La experta explica la importancia de la termogénesis -también conocida como Neat- por actividades no vinculadas directamente al ejercicio, "que en términos simples es todo lo que hacemos que gasta energía y quema calorías".

"Tareas como estar de pie, cargar la compra, lavar los pisos, pasar la aspiradora, caminar de un lado a otro mientras hablas por teléfono: son todas las pequeñas cosas que nos hacen más activos las que nos ayudan a quemar calorías de manera más eficiente", explica.

Fine dice que aunque agregar caminatas regulares a tu vida puede ser abrumador, las recompensas son excelentes en lo que se trata de tu salud.

"Caminar puede reducir la presión arterial, fortalecer los músculos para proteger los huesos, aumentar los niveles de energía y generar endorfinas, y puede ayudarte a mantener un peso saludable junto con una alimentación saludable", afirma.

Otros beneficios incluyen mejoras para tu salud mental y un tiempo importante lejos de las pantallas y otras distracciones.

La experta agrega que caminar es adecuado para "casi cualquiera" porque es de bajo impacto y fácil para las articulaciones y los músculos.

Los mejores consejos de una entrenadora personal para caminar:

Camina hasta la estación de tren o metro en lugar de ir en autobús o automóvil
Si trabajas en un escritorio, establece recordatorios cada hora para levantarte y moverte
Si estás embarazada, caminar es el mejor tipo de ejercicio que puedes hacer
Da un paseo diario de 30 minutos escuchando un podcast
Camina con amigos en un parque o senderos forestales y saca a pasear al perro si tienes uno
Comienza poco a poco: una caminata de 10 minutos desde la estación más cercana a la oficina puede convertirse fácilmente en una caminata de 20 minutos en el parque y, finalmente, una caminata de 30 minutos por la ciudad.

martes, 12 de septiembre de 2023

_- Los estigmas del 11/9: un golpe, un asesinato y un acto terrorista

Fuentes: La Joven Cuba
_- Aunque es irracional estigmatizar fechas del almanaque, debo reconocer que el 11 de septiembre ejerce en mí un sortilegio aborrecible.

Estuve cerca, o vinculado de una forma u otra, a tres acontecimientos fatídicos que acontecieron ese día en 1973, 1980 y 2001 respectivamente: el golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende en Chile que llevó a su trágica muerte y a la entronización de la dictadura de Augusto Pinochet; el asesinato de Félix García, funcionario de la misión de Cuba ante la ONU, en Queens Boulevard, Nueva York, por verdugos de una organización terrorista cubanoamericana y los atentados terroristas contra las Torres Gemelas en Nueva York y el gigantesco edificio llamado el Pentágono, donde se asienta el Departamento de Defensa de Estados Unidos en Washington, por militantes de la organización Al-Qaida.

El asesinato de Félix García me resultó sumamente cercano. Nuestro vínculo en el Minrex, más que de colegas, fue de amigos muy hermanados. En 1970-1973 era visita asidua de la casa que compartía con mi esposa, María Teresa Rodríguez, en Calzada entre E y F, a unas cuadras del Minrex. Su asesinato fue no sólo terrorismo, sino un cobarde acto de barbarie contra una persona inocente. No obstante, por razones de espacio, no me extenderé en esta historia que quedará para posteriores escritos.

11 de septiembre de 1973: el golpe de Estado en Chile.

Fui espectador cercano del golpe de Estado en Chile desde la atalaya de la embajada de Cuba en Buenos Aires, donde trabajé entre 1973 y 1977. Había visto la fea cara de la derecha reaccionaria en ese país durante tres tránsitos por Santiago en julio de 1973.[1] Después del golpe, la tragedia chilena me conmovió personalmente por distintas vías. El terrorismo de Estado aplicado contra la ciudadanía por la brutal dictadura pinochetista alcanzó niveles inconcebibles.

Un solo ejemplo de ello fue el asesinato, con una bomba, del general Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires en la madrugada del lunes 30 de septiembre de 1974. Precisamente el día anterior, domingo 29, había compartido con ellos en un almuerzo campestre en la finca de unos mutuos amigos argentinos. El explosivo detonó a unas cuadras del apartamento donde vivía con mi familia, en Avenida del Libertador. Mis hijos tenían entonces 6, 2 y 1 año respectivamente. Para colmo, en mi edificio vivía el agregado militar chileno, dueño de un Chevy azul igual al que la embajada me había asignado. Sin pensarlo mucho, nos mudamos para otro lugar.

Carlos Prats / Foto: El Mostrador

Por supuesto, no fue este el único acto criminal de la dictadura pinochetista, ni el más aborrecible. Eran los años del Plan Cóndor, descrito por el periodista investigador John Dinges en su fundamental obra «Los Años del Cóndor: Operaciones Internacionales de Asesinato en el Cono Sur». Pocos amigos militantes de las organizaciones y partidos de izquierda y hasta de centro izquierda escaparon de las garras de los aparatos represivos de las dictaduras de la región. Muchos terminaron en el exilio, en Cuba entre otros países.[2]

Cuando se produjo el golpe, que se veía venir, el principal temor de las autoridades en La Habana y de nosotros en la embajada en Buenos Aires era que el ejército chileno asaltara la misión diplomática en Santiago e iniciara una cacería de cubanos. Dada la violencia y brutalidad con que arremetieron contra el Palacio de la Moneda y contra todos los vinculados a la Unidad Popular —la coalición política con la que Allende llegó a la presidencia—, había que esperar lo peor. La preocupación se acentuaba porque en Chile por esa época había decenas de cubanos regados por toda su complicada geografía, desde especialistas del Inder hasta bailarines del Ballet Nacional de Cuba.

Al final, los peores presagios no se cumplieron. Nuestra sede diplomática no fue asaltada. La dictadura rompió relaciones con Cuba y les dio a los funcionarios cubanos 24 horas para abandonar el país. Para estos la tarea fue complicada. Centenares de cubanos colaboraban con el gobierno de la Unidad Popular, particularmente en el ámbito de la seguridad; muchos de estos últimos tenían pasaportes diplomáticos.

La embajada había acumulado una sustancial cantidad de armas. No sólo había un fusil para cada uno de sus miembros y para el personal de Tropas Especiales que había sido enviado a Santiago, sino también para entregar a la resistencia chilena. Asimismo, complicaba el asunto que un importante grupo de chilenos se había asilado en la embajada en las primeras horas del golpe.

11 de Septiembre en Chile / Foto: Granma

Había que evacuar con todas las armas posibles y entregar a la resistencia o dejar a buen recaudo el resto. La embajada, con un sótano lleno de armamento, tendría que ser dejada a cargo de algún gobierno amigo. Asimismo, debían quedar bajo la protección de ese gobierno los chilenos que estaban ahí, para quienes habría que negociar un salvoconducto que les garantizara la salida segura del país. Esta misión se cumplió gracias a la entrega del personal diplomático con el embajador Mario García Incháustegui a la cabeza y a la colaboración efectiva y rigurosa del gobierno sueco, cuyo embajador en Santiago, Harald Edelstam, tuvo una actitud ejemplar. Edelstam se mudó para los locales de la embajada de donde no salió hasta que el último asilado pudo viajar al exterior y se logró sacar y entregar a la resistencia chilena el último fusil.[3]

Nuestra embajada en Buenos Aires jugó un papel de colaboración. Recibimos a todos y cada uno de los cubanos que no pudieron ser evacuados desde el primer momento. Algunos se habían asilado en otras sedes diplomáticas, principalmente en la de Argentina, otros cruzaron la cordillera y entraron en territorio vecino. Hubo quienes escaparon por la frontera de Chile con Perú.

En mi condición de funcionario a cargo de los Asuntos Consulares, por lo general tuve que ver con todos estos casos. Como anécdota interesante, debo consignar que no siempre las autoridades argentinas nos entregaron de forma inmediata a los cubanos que llegaron por distintas vías. Estos compatriotas debieron esperar a veces hasta 48 horas en estaciones de policía o unidades militares, en algunos casos después de caminar durante varios días en condiciones de invierno a través de la cordillera que separa a ambos países. Y siempre, cuando me iban a entregar a alguien, me citaban para las 11 de la noche en la sede central de la Policía Federal, un lúgubre y tristemente célebre edificio en la calle Perito Moreno, instalación que sería atacada con una bomba por Montoneros en 1976 con un saldo de 23 muertos y 110 heridos.

11 de septiembre del 2001: el atentado terrorista contra el World Trade Center en Nueva York y contra el Pentágono en Washington

El hecho de haber visto de cerca la cruda imagen de varias formas de terrorismo me hizo particularmente sensible ante el ataque perpetrado el 11 de septiembre del 2001 contra las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York y el Pentágono en Washington. Paradójicamente, pude haber estado en la capital norteamericana por esas fechas, pero no como funcionario del servicio exterior, sino como académico.

En el 2001 ya llevaba 5 años alejado de toda misión diplomática. En 1996, al concluir mi trabajo en Bruselas, donde serví como embajador ante Bélgica y Luxemburgo y jefe de la misión de Cuba ante la Unión Europea, me dediqué a hacer algo que tenía pendiente desde que comencé a colaborar con el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) en 1982: terminar mi doctorado y obtener una categoría docente principal. Ambos propósitos se lograron en 1998-1999. Era ya doctor en Ciencias Históricas y Profesor Titular de esa institución.

Me incorporé a la comunidad científica de especialistas cubanos en relaciones internacionales y en tal calidad asistí en el 2001 al XXIII Congreso Internacional de Estudios Latinoamericanos (LASA) en Washington del 6 al 8 de septiembre. El grupo de académicos cubanos era muy amplio.

Como suele suceder en este tipo de actividades, muchos de nosotros teníamos compromisos para quedarnos en Estados Unidos después del congreso en alguna actividad de intercambio académico. Aunque ya en enero del 2001 había tomado posesión el presidente Bush, quien después paralizaría dichos intercambios a partir del 2003, este tipo de vínculos gozaba aún del florecimiento que se vivió en los 8 años de la administración de Bill Clinton. Yo tenía proyectado quedarme 10-15 días más como profesor invitado en la Universidad Americana (American University) de Washington por la preparación para un curso sobre política exterior cubana a estudiantes de esa institución.

El destino se interpuso en mi camino y tuve que cambiar mis planes. Poco antes de salir de La Habana para Washington vía Miami, el rector me dijo que tenía instrucciones del Minrex de viajar a China en cumplimiento de una invitación de la Academia Diplomática de ese país, por lo que me indicaba que cancelara la estancia en la Universidad Americana y regresara a La Habana el día 9 para asumir la dirección del ISRI durante su ausencia, pues yo era el vicerrector docente —aunque interino. También me afirmó que por solicitud del Colegio de Defensa Nacional debía impartir una conferencia el día 11.

Me ahorré una situación imprevista. Después de los atentados del 11 de septiembre del 2001 Estados Unidos quedó paralizado y casi todas las actividades se cancelaron o suspendieron. Centros de estudio como la American University debieron cerrar sus aulas por más de una semana, así que mi estancia allí habría sido frustrada de todas formas, como les sucedió a todos los académicos cubanos que, por una u otra razón, se quedaron en Estados Unidos después del Congreso de LASA.

Atentado contra las Torres Gemelas / Foto: Infobae

Mientras volvía a La Habana no podía imaginarme que los días subsiguientes estarían marcados por un hecho de trascendencia global. Estaba impartiendo mi clase sobre política exterior norteamericana en el Colegio de Defensa Nacional en la mañana del 11 de septiembre del 2001 cuando el director —un general de brigada— me interrumpió para decirme que unos aviones habían impactado en las Torres Gemelas. Francamente, estaba tan metido en mi clase que no le di importancia al asunto y seguí como si no hubiera pasado nada.

Tan pronto terminé y vi las imágenes de la televisión me espanté. Fidel Castro, según explicó ese mismo día en un discurso que ya estaba programado en la inauguración del Curso Emergente de Maestros para la enseñanza primaria, en la Ciudad Deportiva, había dado instrucciones de que la televisión nacional transmitiera las noticias sin ninguna censura.

Es obvio que el presidente cubano sí se dio inmediatamente cuenta de la importancia y del impacto que tendrían los acontecimientos de ese día. Y no dudó ni por un momento cuál debería ser la actitud cubana, que resumió en términos explícitos y sintéticos: «Evidentemente, el país había sido víctima de un violento y sorpresivo ataque, inesperado, inusitado, algo verdaderamente insólito». No dudó en agregar: «Era lógico que aquello produjera una conmoción en Estados Unidos y en el mundo, las bolsas de valores comenzaron a derrumbarse, y por la importancia política, económica, tecnológica y el poder de Estados Unidos, el mundo hoy estaba conmovido con aquellos acontecimientos que fue necesario seguir durante todo el día…».

Fidel Castro Torres Gemelas

Fidel Castro el 11 de septiembre de 2001 / Foto: Cubahora

En ese mismo acto, Fidel Castro explicó cuál iba a ser la posición oficial del gobierno cubano con el siguiente razonamiento: «Hoy es un día de tragedia para Estados Unidos. Ustedes saben bien que aquí jamás se ha sembrado odio contra el pueblo norteamericano». Más adelante añadió: «Por eso nosotros —que sabemos no el número exacto, pero que hemos visto escenas impresionantes de sufrimientos y posibles víctimas— hemos sentido dolor profundo y tristeza por el pueblo norteamericano, fieles a la línea que hemos seguido siempre». Y terminó sus argumentos alegando: «Nuestra reacción ha sido la que dije, y quisimos que nuestro pueblo viera las escenas y contemplara la tragedia. Y no hemos vacilado en expresar públicamente nuestro sentimiento».

A continuación, adelantó la posición oficial que, según dijo, ya se había comunicado al gobierno del presidente Bush. Extraigo los elementos centrales:

«El Gobierno de la República de Cuba ha recibido con dolor y tristeza las noticias sobre los ataques violentos y sorpresivos realizados en la mañana de hoy contra instalaciones civiles y oficiales en las ciudades de Nueva York y Washington, que han provocado numerosas víctimas». «Es conocida la posición de Cuba contra toda acción terrorista. No es posible olvidar que nuestro pueblo ha sido víctima durante más de 40 años de tales acciones, promovidas desde el propio territorio de Estados Unidos».

«Tanto por razones históricas como por principios éticos, el Gobierno de nuestro país rechaza y condena con toda energía los ataques cometidos contra las mencionadas instalaciones y expresa sus más sinceras condolencias al pueblo norteamericano por las dolorosas e injustificables pérdidas de vidas humanas que han provocado dichos ataques».

«En esta hora amarga para el pueblo norteamericano, nuestro pueblo se solidariza con el pueblo de Estados Unidos y expresa su total disposición a cooperar, en la medida de sus modestas posibilidades, con las instituciones sanitarias y con cualquier otra institución de carácter médico o humanitario de ese país, en la atención, cuidado y rehabilitación de las víctimas ocasionadas por los hechos ocurridos en la mañana de hoy».

Se trataba de una posición esperable y en línea con lo que sentíamos la mayor parte de los cubanos que vivíamos en Cuba, muchos de nosotros víctimas directas o familiares y amigos de quienes sufrieron atentados terroristas.

Sin embargo, lo que más llamó la atención fue que este enfoque constructivo se mantuvo por algún tiempo, a pesar de que la administración Bush reaccionó ignorando la posición cubana y continuando con sus planes hostiles hacia la Isla. En el transcurso de los siguientes doce meses Cuba ratificó los 12 acuerdos internacionales de lucha contra el terrorismo. Otro ejemplo fue su posición constructiva cuando Estados Unidos anunció la apertura del campo de prisioneros de Guantánamo en enero del 2002.

Pero esos gestos no tuvieron ningún impacto. La administración Bush conservó su posición radical contra Cuba. Mantuvo al país en la lista de Estados promotores del terrorismo y, a tono con la declaración del primer mandatario de que consideraría que cualquier país que no estuviera con Estados Unidos sería considerado un enemigo, comenzó planes activos para derrocar al gobierno cubano creando la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre y designando un coordinador de la Transición en Cuba como parte de la estructura del Departamento de Estado.

Los años siguientes vieron un recrudecimiento de la política de cambio de régimen por medio de medidas coercitivas unilaterales y de fomento de la subversión político-ideológica. Por ejemplo, para el 2003 se paralizaron prácticamente los intercambios académicos.

Los hechos comentados producen un profundo rechazo al terrorismo. Nadie puede ser ajeno a lo que significa sesgar vidas de personas inocentes con el fin de alcanzar objetivos políticos. Cada 11 de septiembre recuerdo estos tres acontecimientos que marcaron mi vida.

Referencias
[1] Para todo el proceso que condujo al golpe de Estado, puede consultarse la excelente obra de Tanya Harmer, Allende’s Chile and the Inter-American Cold War (Chapel Hill, University of North Carolina Press, 2011), de la cual hay edición en español.

[2] La terrible historia del general Pinochet y sus vínculos con Estados Unidos puede encontrarse en varias obras del investigador norteamericano Peter Kornbluh, cuyo último libro, Pinochet Desclasificado: Los archivos secretos de Estados Unidos sobre Chile, acaba de ser publicado en Santiago por Ediciones Catalonia.

[3] Para un relato de estos hechos, que incluyen una valoración de la actitud de la dictadura de Pinochet, puede consultarse el libro de Tanya Harmer citado anteriormente.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

El extraordinario descubrimiento científico que nos acerca a la quinta fuerza de la naturaleza


El acelerador de partículas de Fermilab

FUENTE DE LA IMAGEN,REIDAR HAHN/FERMILAB

Pie de foto,

El descubrimiento se dio en marco del experimento muon g-2.

Un grupo de científicos cerca de la ciudad de Chicago, en Estados Unidos, dijo que podría estar cerca de descubrir la existencia de una nueva fuerza de la naturaleza.

Han encontrado nueva evidencia que sugiere que las partículas subatómicas, conocidas como muones, no se comportan como lo predice la teoría actual de la física subatómica.

Los científicos creen que esto podría indicar la existencia de una fuerza, desconocida hasta el momento, que estaría actuando sobre los muones.

Se necesitarán más datos para poder confirmar los resultados, pero si se se consigue, podría indicar el inicio de una nueva revolución en el mundo de la física.

Todas las fuerzas que experimentamos en nuestro día a día se pueden catalogar dentro de cuatro categorías: gravedad, electromagnetismo y las fuerzas nucleares débil y fuerte. Estas cuatro fuerzas fundamentales gobiernan la interacción de todos los objetos y partículas en todo el universo.

Acelerando muones
Partículas fundamentales

Partículas fundamentales
Según el modelo estándar de la física de partículas, las partículas fundamentales interactúan con un campo Higgs, y así obtienen masa.

El descubrimiento se hizo en las instalaciones de un acelerador de partículas estadounidense llamado Fermilab. Estaban trabajando sobre las bases de un estudio que Fermilab publicó en 2021, sugiriendo la posible existencia de una quinta fuerza en el universo.

Desde entonces, el grupo de investigación ha recopilado más datos y asegura haber reducido bastante el factor de incertidumbre: “Realmente estamos probando nuevos territorios. Estamos determinando las medidas con mucha más precisión de lo que se ha hecho anteriormente”.

En un experimento con el llamativo nombre de “g menos dos (g-2)”, los investigadores aceleraron partículas subatómicas llamadas muones unas 1.000 veces alrededor de un anillo de aproximadamente 50 pies de diámetro, a una velocidad cercana a la de la luz.

Los investigadores encontraron que los muones se estarían comportando de una manera que no se podría explicar con la teoría existente, conocida como el Modelo Estándar, debido a la influencia de una nueva fuerza de la naturaleza.

Aunque la evidencia es sustancial, el equipo de Fermilab dice que no tiene pruebas concluyentes.

Confirmación
Fermilab

Localizado cerca de Chicago, Fermilab es el principal laboratorio de física en EE.UU.

Los investigadores creen que tendrán toda la información que necesitan, y que la incertidumbre teórica se habrá reducido en un par de años lo suficiente como para que puedan alcanzar su objetivo.

Un equipo rival en Europa, trabajando con el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), espera alcanzar el objetivo antes.

Mitesh Patel, del Imperial College de Londres, es uno de los miles de físicos en el LHC que intentan encontrar fallas en el modelo estándar. Le dijo a BBC News que las primeras personas en encontrar resultados experimentales que contradigan el modelo estándar lograrían uno de los hitos más importantes de todos los tiempos en la física.

“Medir un comportamiento que no concuerda con las predicciones del modelo estándar es el Santo Grial de la física de partículas. Sería el pistoletazo que da inicio a una revolución en nuestro entendimiento porque el modelo estándar lleva siendo confirmado por pruebas experimentales durante más de 50 años”.

Desde el Fermilab dicen que su próxima serie de resultados sería el “encuentro máximo” entre teoría y experimento, lo cual puede llevar a nuevas partículas o fuerzas.

El modelo estándar

Científicos en el Gran Colisionador de Hadrones en Europa están en la carrera para encontrar inconsistencias en el modelo estándar.
Pero, ¿qué es el modelo estándar y por qué hay tanto interés en resultados experimentales que realmente no concuerdan con sus predicciones?

Todo en nuestro mundo se compone de átomos, los cuáles, a su vez, se componen de partículas aún más pequeñas. Estas interactúan para crear las cuatro fuerzas de la naturaleza: electricidad y magnetismo (electromagnetismo), dos fuerzas nucleares y la gravedad.

El modelo estándar predice su comportamiento y lo ha hecho perfectamente, sin ningún tipo de error, por 50 años.

Los muones se parecen a los electrones, los cuales orbitan a los átomos y son responsables de las corrientes eléctricas, pero son 200 veces más masivos.

En el experimento,se usaron poderosos imanes superconductores para hacer tambalear a los muones.

Una de las respuestas que podríamos obtener es por qué las galaxias se están distanciando de manera acelerada.

Los resultados mostraron que los muones se tambalearon más rápido de lo que deberían hacerlo según el modelo estándar.

El profesor Graziano Venanzoni, de la Universidad de Liverpool – y uno de los principales investigadores en el proyecto, le comentó a BBC News que esto podría producirse debido a una nueva fuerza desconocida.

“Creemos que puede haber otra fuerza, algo que no sepamos aún, pero debería ser importante porque nos dice algo nuevo del universo”.

Si se confirma, este podría representar uno de los hitos científicos más importantes de los últimos 100 años, desde que Einstein presentó sus teorías de la relatividad. Eso es porque una quinta fuerza, y cualquier tipo de partícula que se asocie a ella, no está incluida en el modelo estándar de la física de partículas.

Los investigadores saben que hay algo que ellos describen como la “física más allá del modelo estándar” porque la teoría actual no termina de explicar todo lo que los astrónomos ven en el espacio.

Dentro de los fenómenos que aún no se pueden explicar están el hecho de que las galaxias se sigan alejando de manera acelerada después del Big Bang, en vez de desacelerarse. Los científicos dicen que la aceleración esta siendo impulsada por una fuerza desconocida, llamada energía oscura.

Las galaxias también están girando mucho más rápido de lo que deberían, según nuestro entendimiento de cuánto material contienen. Los investigadores creen que esto ocurre por partículas invisibles llamadas materia oscura, las cuales no se contemplan dentro del modelo estándar.

Los resultados del último estudio se han publicado en el Journal Physical Review Letters.