lunes, 9 de junio de 2025

_- El fenómeno de succión por el que un parapentista en China fue arrastrado miles de metros hacia una nube

Un hombre, cubierto de hielo, flotando en las nubes, sujetando dos juegos de cuerdas.
_- Una captura de pantalla de un video no verificado distribuido por The Associated Press

Un parapentista chino alcanza más de 8.500 metros de altitud sin oxígeno y logra sobrevivir.

Se investiga si el deportista, que no tenía autorización para despegar, cometió alguna infracción administrativa. Él asegura que estaba realizando una prueba de equipo rutinaria en tierra.

Autoridades chinas han abierto una investigación después de que un parapentista que se encontraba realizando unas maniobras en tierra, en la provincia noroccidental de Gansu, fuese arrastrado por una corriente de aire. Un incidente que le hizo alcanzar los más de 8.500 metros de altitud, tal y como recoge Efe, pero al que logró sobrevivir.

Pese a que el parapentista contaba con una licencia válida para la práctica de este deporte, no presentó el plan de vuelo requerido para esa jornada ni obtuvo autorización previa para utilizar el espacio aéreo del lugar de despegue, por lo que se examinan posibles infracciones administrativas vinculadas al vuelo. De momento, como informa Reuters, ha sido sancionado sancionado con una suspensión de vuelo de seis meses.

Según la versión de los hechos que el parapentista, de nombre Peng Yujiang, ha dado al medio China Central Television, se encontraba realizando una prueba rutinaria de equipo en un lugar de entrenamiento cuando ocurrió el incidente. Peng ha contado que una repentina oleada de viento le arrastró hacia unas nubes que se habían formado rápidamente.

Ha explicado que iba a ser una jornada tranquila, que tornó en pesadilla: “Acababa de comprar un arnés de parapente de segunda mano y quería probarlo. Así que estaba realizando maniobras de paracaidismo en tierra. Al cabo de un rato, el viento se levantó de repente y me elevó en el aire. Intenté aterrizar lo antes posible, pero fracasé”.

Las nubes hacia las que fue arrastrado Peng, las conocidas como cumulonimbus, tienen una forma amazacotada y densa, parecida a una montaña o una enorme torre. El paracaidista cuenta que, a pesar de intentar descender, quedó atrapado en el sistema de nubes: “Me encontré rodeado de nubes cumulonimbus y atrapado en su interior. Era aterrador: todo a mi alrededor era blanco. Sin la brújula, no habría sabido en qué dirección me dirigía. Pensaba que estaba volando recto, pero en realidad estaba dando vueltas. Al final, conseguí volar hacia el noreste”, ha relatado.

El fenómeno de la “succión de nubes”
Según expertos citados por Reuters, Peng se encontró con un fenómeno raro y peligroso conocido como “succión de nubes”, una situación en la que fuertes corrientes ascendentes convectivas llevan a los parapentes a altitudes extremas. Los expertos explicaron que en el interior de esas nubes las temperaturas pueden caer en picado hasta los 40 grados Celsius bajo cero y los niveles de oxígeno son muy bajos.

Sin máscara de oxígeno y con la cara al descubierto, Peng tuvo que soportar las heladas condiciones hasta el punto de que se le formaron cristales de hielo en la cara, el cuerpo y el equipo, como se ve en las imágenes de vídeo que él mismo pudo grabar durante el peligroso vuelo. Además, sus guantes no se habían cerrado del todo, por lo que tenía las manos entumecidas y casi congeladas. Aun así, se las arregló para controlar su parapente utilizando la brújula y la comunicación por radio con sus compañeros de equipo.

“En cuanto salí de las nubes, me emocioné mucho porque había sobrevivido. Rápidamente informé a mis compañeros de que había salido. El momento más aterrador fue cuando intenté salir de la espiral y fallé, y cuando la vela cayó en picado. Todavía me da miedo pensar en ello. Estoy seguro de que no volveré a probar el parapente pronto, y ni siquiera estoy seguro de si volveré a hacerlo en el futuro”, ha dicho Peng en las declaraciones a la citada cadena de televisión.

Al repasar los datos de su vuelo, el parapentista cuenta que se sorprendió al saber que había alcanzado los 8.598 metros, mucho más de lo que había percibido en pleno vuelo. Incluso sospecha que pudo haber perdido brevemente el conocimiento durante el descenso.

Parapentista con experiencia
Peng Yujiang lleva cuatro años y medio volando en parapente y tiene una licencia de nivel B, el segundo de un sistema de cinco, que exige al menos 20 días de experiencia de vuelo y un mínimo de 40 vuelos individuales.

Más información
Vídeo | Ibrahim Kalesic, 88 años haciendo paracaidismo y subiendo


La asociación provincial de deportes aeronáuticos de Gansu emitió un informe el miércoles, afirmando que las sacudidas en paracaídas en tierra no requieren la aprobación previa y que lo que le ocurrió a Peng fue un accidente imprevisto.

Por su parte, un parapentista experimentado, de apellido Ou y al que han citado los medios del país asiático, explicaba que los vuelos a gran altitud requieren equipamiento especializado para bajas temperaturas, ya que que a 2.000 metros el clima ya es muy frío. También señaló que, aunque se han registrado casos de personas absorbidas por nubes hasta altitudes de entre 6.000 y 7.000 metros, pocos sobreviven a tales condiciones.

domingo, 8 de junio de 2025

_- Algo hemos hecho mal para que ascienda la ultraderecha

Tribuna Innerarity 29/05/25


_- El extremismo no habría llegado a una posición tan relevante si la forma en que se hace política no le fuera tan favorable

En la política se producen a veces constelaciones que favorecen a un actor que no ha hecho nada para merecerlo. No es posible que la ultraderecha haya conquistado una posición tan relevante si no fuera porque las condiciones en las que se practica hoy la política le han resultado muy favorables. Algo hemos tenido que hacer los demás para que los autoritarios hayan alcanzado una posición política que ellos mismos eran incapaces de conseguir. Si en buena parte del espacio público ha terminado por imponerse el marco de la extrema derecha, su modo de concebir los asuntos políticos, sus disposiciones emocionales, no es por su capacidad estratégica, ni porque hayan formulado unas ideas especialmente atractivas sino por desidia o torpeza de los demás.

El ruido en torno a las extremas derechas les ha favorecido y puede seguir haciéndolo si no actuamos con inteligencia. Nuestro griterío coincide con su silencio porque mientras callan no hacemos otra cosa que hablar de ellos. Se ha producido la paradoja de que cuando mejor les va es cuando callan, y que obtienen su peor valoración cuando tienen que hacer explícito su programa de gobierno, por ejemplo, tras la esperpéntica moción de censura de Tamames. Les viene bien el silencio y el modo incógnito, esa supuesta novedad que aparentan representar. El hecho de que se hayan colocado en el centro del debate sin que se les interrogue sobre sus propuestas concretas es debido, sobre todo, a errores ajenos. Tal vez yo contribuya a alimentar esa contradicción, pero lo hago para hablar de nosotros y no tanto de ellos.

Diversas circunstancias han provocado una perturbación de las coordinadas políticas que ha favorecido a la extrema derecha. Se han producido algunos cambios asombrosos que confieren una cierta credibilidad, por ejemplo, que ultrarricos resulten fiables cuando hablan en nombre de los trabajadores, que una parte de la casta lidere el combate contra la casta, que el reproche a las élites improductivas haya pasado de la izquierda a la derecha y ahora sea esta quien parece representar mejor la crítica a los parásitos. Especialmente inaudita es la apelación a la democracia por parte de la ultraderecha, hasta el punto de presentarse a sí mismos como el partido de la evidencia democrática. Que la extrema derecha hable en nombre de la democracia no es algo nuevo, pero sí que esa apropiación sea tan ampliamente aceptada. Podemos interpretarlo como pura demagogia, pero también como el resultado de haberse beneficiado de la desnaturalización del concepto y la práctica democrática. Más allá de la capacidad de la extrema derecha para hacerse con la lengua del adversario, habría que interrogarse sobre la manera como ha evolucionado la política contemporánea y hasta qué punto esa evolución desvela nuestra propia inconsistencia. La atención de los medios (no solo de las redes o los pseudomedios) a la polémica y el choque es el espacio que requieren provocadores como Donald Trump, cuyo histrionismo gozaría de mucha menos atención si la información no tuviera ese carácter de confrontación adictiva. La extrema derecha es una ideología que se alimenta del desprecio hacia la política, de manera que no solo el hecho de que la política se haga mal sino la descripción dramatizada de sus deficiencias favorece a quienes viven de su descrédito.

Para explicar por qué sobre ciertos temas la extrema derecha ha impuesto su manera de concebirlos es inevitable hablar sobre nuestra involuntaria colaboración, tanto en la derecha como en la izquierda. Este favor no pretendido puede realizarse adoptando el marco de los extremistas con la intención de neutralizar su empleo y lo que se consigue es que el marco se imponga sin perjudicar a quienes viven de él. Lo paradójico es que también sus más encarnizados antagonistas les presten inestimables servicios cuando plantean una forma de combate que corresponde exactamente con lo que más les conviene, extremista, sin transacciones posibles, de tosca contraposición.

La cuestión de la migración es el terreno que les proporciona las mayores ventajas, sobre todo cuando lo presentamos como un “problema” o aceptamos el discurso de “una inmigración ordenada” y damos así a entender que el interior de nuestras sociedades está perfectamente ordenado y solo se perturba por lo que proviene del exterior; quien habla de “integración” suele tener una idea demasiado homogénea de la sociedad e infravalora el pluralismo interior. El modo de hablar de la inmigración (también el de quienes no son abiertamente xenófobos) tiene un efecto sobre los miedos y la hostilidad que se despliegan en la sociedad. La categoría de “extranjeros” beatifica a quienes no lo son, que quedan así eximidos de responsabilidad en materia de inseguridad. La fijación en los delitos pequeños cometidos por los inmigrantes invisibiliza los más grandes, que suelen ser cometidos por los de aquí. Con todo ese campo de cultivo no era difícil que la extrema derecha consiguiera convencer a buena parte de las clases medias de que las evoluciones del capitalismo contemporáneo no son las causas determinantes de su empobrecimiento ni de su malestar identitario, sino los migrantes.

El actual feudalismo tecnológico ha sido preparado por el culto a la eficacia, el pragmatismo despolitizado y la asepsia ideológica, que se ofrecen como soluciones a los fracasos burocráticos. Al prestigio del tecnosolucionismo contribuye un espacio público cuyas narrativas catastrofistas preparan el terreno para la justificación de formas de gobierno autoritarias, de urgencia sin deliberación, y confieren una atención inmerecida a quienes dramatizan el malestar, se ofrecen para proteger a cualquier precio, anuncian soluciones al margen de los procedimientos democráticos y sin respetar las instituciones. Este es el terreno en el que resulta creíble el autoritarismo tecnológico.

El viejo combate entre la izquierda y la derecha ha adoptado hoy un giro inesperado y lo que ahora se confronta es la prisa y la lentitud, el cohete contra la conversación, la rapidez contra la deliberación, el descontrol frente a la regulación. El Estado, los procedimientos y la misma democracia se presentan como instituciones de la lentitud. Se ha extendido aquella convicción de Peter Thiel, el libertario que fundó PayPal con Elon Musk, de que los problemas del mundo contemporáneo no se pueden resolver en el marco de los valores y los procedimientos democráticos. Los autoritarios ya no aparecen como los defensores del pasado sino como quienes prometen un futuro transhumano y posdemocrático. Impera en algunos países un exhibicionismo tecnológico que dice querer superar la pereza burocrática, pero en realidad desprecia los procedimientos democráticos. Si se presenta como democrático es porque considera que la gente quiere eficacia, rendimiento y soluciones inmediatas, algo que la política democrática parece haber dejado de proporcionar. El tecnosolucionismo desafía la reflexión y la rendición de cuentas; configura un entorno político sin un debate significativo ni oportunidades de impugnación. Ha impuesto un ritmo a la política tan rápido porque no pierde el tiempo en tomar en consideración sus efectos sociales y medioambientales. El mantra de que la regulación impide la creatividad es el discurso que necesita para una explotación oportunista de los vacíos legislativos; esa supuesta innovación actúa en el tiempo que discurre entre el descubrimiento de un método para hacer dinero y el momento en el que el Estado consigue elaborar una ley al respecto. Si el aceleracionismo ofrece resultados inmediatos es porque, a diferencia de la deliberación democrática, no pierde el tiempo en recabar la opinión de los afectados por sus decisiones; sin reflexión, debates e inclusión, podemos llegar muy rápido a un sitio despolitizado en el que es seguro que no estaremos todos, especialmente aquellos cuyos intereses no tienen otro medio de hacerse valer.

Daniel Innerarity en catedrático de Filosofía Política (Ikerbasque / Instituto Europeo de Florencia), acaba de publicar en Galaxia-Gutenberg el libro Una teoría crítica de la inteligencia artificial, Premio Eugenio Trías de Ensayo.



Philip Glass - Metamorphosis 1

sábado, 7 de junio de 2025

"Estamos ante una generación de hombres jóvenes inviables económica y emocionalmente... Y necesitan nuestra ayuda"

Cuatro hombres jóvenes sentados en un sofá.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Los hombres tienen tres veces más probabilidades de ser adictos y 12 veces más probabilidades de ser encarcelados, asegura Scott Galloway.

Los hombres jóvenes están pasando dificultades. Hay suficientes estadísticas –sobre rendimiento académico, niveles de ingresos, soledad, incluso falta de sexo– que indican que los chicos no están bien. En comparación con las mujeres jóvenes, los chicos se están quedando atrás.

Scott Galloway, un profesor de la Universidad de Nueva York que en los últimos años se ha convertido en una eminencia mediática, está tratando de llevar el debate a un terreno más positivo, tanto para los jóvenes como para las jóvenes.

Es presentador de varios podcasts, entre ellos Lost Boys ("Chicos perdidos"), que se estrenó en mayo.

Ahora asesora al Partido Demócrata de EE.UU. sobre cómo hacer que los mensajes lleguen a los hombres más jóvenes. Y pronto publicará un nuevo libro titulado Notes on Being a Man ("Apuntes sobre ser hombre").

Quería hablar con Scott sobre lo que está pasando con los hombres jóvenes y cómo esto afecta a las vidas de las mujeres.

Lo que viene a continuación es un extracto de nuestra conversación, editado para mayor claridad.

Scott Galloway es profesor de la Universidad de Nueva York y autor de varios libros. A la derecha la periodista de la BBC Katty Kay. Explíqueme por qué se centra en los hombres y cuál es, en su opinión, la crisis de salud mental y física que están viviendo los jóvenes.

Mire, los datos son abrumadores: cuatro veces más probabilidades de suicidarse, tres veces más probabilidades de ser adictos, 12 veces más probabilidades de ser encarcelados, niveles récord de depresión.

Estamos criando a la generación más obesa, ansiosa y deprimida de la historia.

Por primera vez, a una persona de 30 años no le va tan bien como a sus padres a los 30. En los centros urbanos, las mujeres menores de 30 ganan más dinero que los hombres.

Por cierto, creo que eso es algo maravilloso. Creo que es un signo de victoria y [hay] también más viviendas unifamiliares en propiedad de mujeres que de hombres. No creo que debamos hacer nada para impedirlo.

Aunque la soledad es un problema para ambos géneros, parece ser especialmente dura para un hombre joven.

Las mujeres tienden a canalizar parte de esa energía romántica, si no la tienen una relación, hacia sus amistades y su carrera profesional, mientras que los hombres tienden a canalizarla hacia cosas como los videojuegos o el porno, o empiezan a aislarse de la sociedad. Así que estamos ante un grupo de hombres jóvenes inviables emocional y económicamente.

Y a nivel personal, me identifico con ello porque yo fui uno de esos hombres.

Una pareja se muestra en una situación incómoda, tras una discusión. Fuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,

Galloway asegura que, en las parejas heterosexuales, los hombres no están logrando seguir el ritmo de las mujeres. Un tercio de las mujeres estadounidenses ganan ahora más que sus parejas. A menudo mienten en los datos del censo para que parezca que el hombre gana más. ¿Qué significa para las parejas enfrentar una situación en la que a las mujeres les va mejor, ganan más, reciben más educación, mientras que los hombres se quedan atrás?

Los hombres no han seguido el ritmo en lo que respecta a hacerse cargo de las tareas pendientes.

Si no aportan tanto económicamente, ¿lo hacen emocional, logística o domésticamente?

La realidad es que la contribución del hombre a la relación, en general, no ha seguido el ritmo de aumento de la contribución de la mujer.

Así que las mujeres están haciendo cuentas y diciendo, no estoy sacando mucho de esto. Dos tercios de las mujeres menores de 30 años tienen novio; en cambio uno de cada tres hombres tiene una relación.

Las mujeres están saliendo con hombres mayores porque quieren hombres más viables económica y emocionalmente.

Pero entonces, ¿se trata de un juego de suma cero en el que, si las mujeres progresan económica y educativamente, de alguna manera no va a funcionar para los hombres?

Creo que hay soluciones, y que obviamente no debemos hacer nada para impedir que las mujeres sean económicamente independientes.

Creo que es maravilloso y que las mujeres, al fin y al cabo, no deberían tener que rebajar su nivel de exigencia.

Deberían poder cosechar las recompensas de sus duras victorias, del hecho de que trabajen más, de que tengan una mejor función ejecutiva, de que les vaya bien en la escuela y adapten sus habilidades a una economía de la era de la información.

Me alegro por ellas.

Al mismo tiempo, hay una serie de programas que deberían elevar el nivel de los jóvenes en general y crear una mayor viabilidad económica, de modo que, si dos personas se juntan, sean económicamente viables.

Ahora mismo, ese no es el caso.

Si por ejemplo en Estados Unidos aumentamos el salario mínimo a US$25 la hora, en una economía en la que el desempleo está en mínimos históricos, la gente podría ganar más dinero.

Permítame lanzar una idea muy provocadora: creo que los jóvenes necesitan beber más.

Hay un movimiento antialcohol que ha conseguido mucha aceptación.

El 40% de los clubes nocturnos de Londres han cerrado, porque los jóvenes no tienen dinero y hay un movimiento antialcohol.

Creo que el riesgo que supone el alcohol para el hígado de los jóvenes de 25 años es insignificante al lado del riesgo de ansiedad y aislamiento social.

Mi consejo para los jóvenes –y lo digo con cierto humor–es que salgan más de casa, beban más y tomen una serie de malas decisiones que quizá les salgan bien.

"A veces (ser proveedor) significa darse cuenta de que tu pareja es mejor en esto del dinero y apoyarla más en su carrera", considera el experto.

Otra cosa de la que ha hablado es de redefinir el concepto de proveedor y protector. Háblenos un poco sobre esas dos palabras.

Me gustaría pensar que los hombres jóvenes, si así lo desean, podrían realmente adoptar una noción de masculinidad que los guíe en las miles de decisiones que tienen que tomar cada día personal y profesionalmente.

Pero debemos definirla aspiracionalmente. Y considero que la deben componer tres pilares fundamentales: proveedor, protector y procreador.

Como proveedor, creo que todo hombre, al comenzar su carrera en una sociedad capitalista, debería asumir o aspirar a asumir la responsabilidad económica de su hogar.

Y, por cierto, a veces eso significa darse cuenta de que tu pareja es mejor en esto del dinero y apoyarla más en su carrera.

Cuando mi pareja y yo tuvimos hijos, ella trabajaba en Goldman Sachs y ganaba mucho más dinero que yo. Así que me hice cargo.

Estaba en casa para la hora del baño, organizaba yo la casa, porque me di cuenta de lo importante que era la responsabilidad económica para nuestro hogar.

¿Eso le pareció castrante de alguna manera?

Un poco, y también podemos hablar de esto, pero la dura realidad es, y no creo que queramos admitirlo, que las mujeres se sienten menos atraídas sexualmente por los hombres cuando estos pierden su viabilidad económica.

En cuanto a ser protector, creo debería ser tu mecanismo por defecto como hombre.

Los hombres necesitan ser fuertes, protectores. Piensa en los trabajos que consideras masculinos: bomberos, policías, militares. ¿Qué hacen? Protegen.

Y no es sólo físico. Me rompe el corazón que las mujeres de Nueva York digan que no se sienten seguras en el metro o que si ven a un grupo de hombres venir por la acera, cruzan la calle.

Creo que ser hombre implica que, cuando la gente chismea y critica a otros a sus espaldas, tu mecanismo por defecto como hombre sea defender a esa persona.

Puede que no estés de acuerdo con la comunidad transgénero, que no pienses que necesitamos una ley que obligue a las corporaciones a usar un tercer baño, pero cuando ves que una comunidad es demonizada, tu instinto como hombre es defender, proteger. Eso es lo que hacemos. Protegemos.

Y ahora, permíteme pasar al tercer aspecto: la procreación.

Creo que el deseo sexual, el deseo de encontrar pareja, si se canaliza correctamente, puede ser una motivación fantástica y un medio para ser un mejor hombre.

¿Para qué sirve todo esto? El objetivo es que puedas establecer relaciones profundas y significativas. Y la mayoría de la gente diría que las relaciones más profundas y significativas que tienen son las que se han forjado al encontrar pareja y tener sus hijos.

Es decir, le pregunto: ¿qué es lo más gratificante de su vida?

Un grupo de cinco amigos.Fuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,

"Yo les digo a los jóvenes cuando doy coaching que la forma en que saben que han fracasado como hombres es cuando empiezan a culpar a los demás", dice Galloway.

Sin duda, tener cuatro hijos. No hay duda. Es mi relación con mi esposo y los cuatro hijos que tenemos.

El 60% de las personas de 30 años tenía un hijo en casa hace 40 años.

Ahora es el 27%.

¿Será porque han decidido que no quieren una familia o porque no pueden permitírselo? ¿O quizás por la dinámica de las citas en línea?

Scott, aprecio que aborde temas incómodos, tanto para hombres como para mujeres. Pero hay personas malintencionadas que aprovechan esta discrepancia entre los logros de hombres y mujeres jóvenes para convertirla en una historia de venganza.

Muchas de mis amigas, y en particular las más jóvenes, me han dicho en los últimos meses: "Dios mío, ¿sabes? Sentimos que llevamos 2.000 años de desventaja. Por fin estábamos progresando y ahora nos están volviendo a encasillar".

Bueno, primero hay que reconocer que es comprensible y natural, e incluso quizás tenga sentido, porque desde 1945 hasta, digamos 2005, Estados Unidos registró un crecimiento económico increíble.

Y de toda esa prosperidad se apoderó solo un tercio de la población, en especial de los hombres blancos heterosexuales.

Mi generación vivió una prosperidad enormemente injusta. Así que es comprensible que la gente diga: "Vale, llevas 3.000 años de ventaja, y ahora te pones nervioso cuando a los hombres no les va bien".

Pero lo que yo recomendaría es lo siguiente: la empatía no es un juego de suma cero.

Si vas a una morgue y hay cinco personas que se suicidaron, cuatro son hombres. ¿Y saben quién quiere que haya más hombres económica y emocionalmente viables? Las mujeres. Las mujeres no van a seguir prosperando a menos que tengamos más hombres viables.

Lo que les digo a los jóvenes cuando doy coaching es que la forma en que saben que han fracasado como hombres es cuando empiezan a culpar a los demás, empiezan a culpar a las mujeres por su falta de oportunidades sexuales y a los inmigrantes por sus problemas económicos.

Eso significa que se han pasado de la raya y que han perdido el rumbo.

Las mujeres aún enfrentan enormes desafíos, pero también podemos reconocer que nuestros hombres jóvenes están en apuros y necesitan nuestra ayuda.

viernes, 6 de junio de 2025

_- Manuel Blum, el venezolano que propuso "un protocolo para resolver problemas imposibles", fundó la teoría de la complejidad computacional y es el único latinoamericano en ganar el Premio Turing

Manuel Blum

_- Manuel Blum nació en Caracas.

Alice y Bob se divorciaron hace poco, viven en ciudades distintas y necesitan definir quién se quedará con el automóvil.

Lo decidirán lanzando una moneda al aire, pero hay un detalle: lo quieren hacer por teléfono.


"A Bob no le gustaría decirle a Alice CARA y oír a Alice (al otro lado de la línea) decir: 'Voy... Estoy lanzando la moneda... ¡Perdiste!'".

A Alice también le gustaría tener garantías de que la apuesta es justa.

Con ese escenario comienza un influyente artículo académico de 1981 que aborda un problema fundamental en criptografía, un campo de la informática que se enfoca en desarrollar un intercambio de información seguro y confiable.

Su autor, Manuel Blum, es considerado un pionero de la informática teórica.

Cuando era pequeño, una maestra en Estados Unidos le dijo a su madre que ni pensara que iría a la universidad, que "con suerte terminaría la secundaria".

"Mi pobre mamá respondió que yo era inteligente, solo que no hablaba inglés".

Para fortuna de su familia y de quienes usamos internet, esa maestra se equivocó.

No solo estudió en el prestigioso Massachusetts Institute of Technology, MIT, sino que también ganó en 1995 el Premio A. M. Turing, considerado el Nobel de Computación.

"Las contribuciones de Manuel Blum a la informática son fundacionales, especialmente en áreas teóricas profundas, pero su influencia también moldea silenciosamente la tecnología de la que dependemos a diario", le indica a BBC Mundo Sheon Han, programador y escritor radicado en California.

A esos extraordinarios aportes, se suma su trayectoria docente. Ha sido mentor de ganadores del Premio Turing y de otros importantes galardones.

"Sus estudiantes son reconocidos como líderes en el campo y han plasmado el estilo de Manny de cuestionamiento agudo y análisis de fundamentos", le señala a BBC Mundo Ronald Rivest, profesor del MIT y ganador del Premio Turing en 2002.

Actualmente, Blum investiga la conciencia desde la perspectiva de la computación teórica.

Su interés en el cerebro se remonta, en parte, a ese niño que llegó a pensar que "la maestra tenía razón".

"Recuerdos lindos"
Los padres del ingeniero eran judíos asquenazíes originarios de Rumania.

"La comunidad judía sefardí puso el dinero para que mis padres pudieran llegar a Venezuela".

El que sus papás emigraran a ese país, lo considera "muy afortunado".

Manuel Blum recuerda un día que sus padres lo llevaron a él y a sus dos hermanos menores al Parque del Este. "Había unas mesas y unos niños dibujando. Apenas me vio la maestra, me dio hojas y creyones. Es uno de muchos recuerdos lindos de Venezuela". "La familia de mi papá era pobrísima, no tenía ni para comer, pero en Venezuela, lo consiguió", le cuenta a BBC Mundo desde Estados Unidos.

Mientras otros miembros de su familia paterna se fueron a la nación sudamericana, la familia materna, que era más pudiente, decidió quedarse en Europa.

Pero, tiempo después, se produciría el ascenso del nazismo. "Los llevaron a un campo de trabajos forzados en Rumania. No tenían comida ni medicinas. No los mataron".

"Lograron sobrevivir y también se fueron a Venezuela".

El ingeniero, que nació en Caracas en 1938, tiene "muchos recuerdos lindos" de su infancia allá.

Años después, su familia lo llevaría a vivir al Bronx, en Nueva York. Los recuerdos de esa época "no son nada bonitos como los de Venezuela".

Sus padres, que le hablaban en alemán, decidieron empezar a hacerlo en español. Eran los tiempos de la Segunda Guerra Mundial y en su nuevo país, "la gente no quería oír alemán".

Entender el cerebro
La predicción de su maestra de primaria, dice Blum, "no fue mala para mí".

"Yo quería ser más inteligente", evoca el profesor sobre esa época. Y, por eso, le empezó a preguntar insistentemente a su padre qué podía hacer para lograrlo.

Manuel y Lenore se casaron cuando ella tenía 18 años y él 23. "Un día me dijo: 'Si entendieras cómo funciona tu cerebro, podrías ser más inteligente'.

A mis 8 años, recuerdo haber pensado: '¡Qué idea tan magnífica!'. Eso era exactamente lo que yo quería: entender mi cerebro".

"Desafortunadamente, mis notas eran malísimas. En cuarto grado saqué U en todas las materias, excepto en matemáticas y ciencias, que saqué mi primera S".

No sabía que significaban esas letras y cuando le preguntó a su papá, le respondió que U era una buena calificación y "una S aún mejor".

Después se enteraría de que U era unsatisfactory y S, satisfactory.

La matemática
El lazo con Venezuela continuó. De hecho, sus padres volvieron y vivieron varios años en Caracas.

En una ocasión, con 14 años, pasó unas vacaciones allá.

La pareja junto a su hijo, Avrim. "Un día, tocaron la puerta y cuando mi mamá abrió, recuerdo haber pensado: 'Esa es la muchacha más linda que he visto en mi vida'".

Al frente estaba Lenore Epstein, quien acompañaba a su madre a visitar a una amiga.

"Recuerdo lo mismo, también quedé impresionada con él", cuenta Lenore, quien se nos unió en la entrevista por Zoom.

Nacida en Estados Unidos, también vivió una época en la nación sudamericana y allí encontró su pasión por las matemáticas.

Ella es una leyenda.
"Ha realizado un trabajo influyente en lógica y criptografía, y formuló un modelo de computación completamente nuevo. Y aunque no se lo propuso, también ha dedicado gran parte de su tiempo a crear instituciones para ayudar a las mujeres a seguir sus pasos".

Así lo escribió Ben Brubaker en "The 'Accidental Activist' Who Changed the Face of Mathematics" ("La 'activista accidental' que cambió el rostro de las matemáticas") en Quanta Magazine.

Lenore y Manuel se casaron en 1961.

La moneda por teléfono
La pasión por la ciencia del joven Manuel aumentó y, con ella, vendrían muchos logros.

"Tuve la suerte de entrar al MIT. Allí aprendí a pensar".

Estudió ingeniería eléctrica en parte porque pensó que los circuitos eléctricos le ayudarían a comprender cómo funcionaba el cerebro. Después haría un doctorado en matemáticas.

Los dos científicos desarrollaron sus carreras en EE.UU. En 1981, escribió el artículo académico con el que comenzamos esta nota: "Coin flipping by telephone. A protocol for solving imposible problems" ("Lanzamiento de monedas por teléfono: un protocolo para resolver problemas imposibles"), en el que plantea el dilema de Alice, Bob y el carro.

Sheon Han lo abordó en "How this Turing Award–winning researcher became a legendary academic advisor" ("Cómo este investigador ganador del Premio Turing se convirtió en un consejero académico legendario"), que publicó en la revista MIT Technology Review.

"¿Cómo pueden dos partes participar en intercambios confiables a través de un canal de comunicación de tal manera que ninguna pueda hacer trampa?

Blum demostró que esto se puede lograr mediante el concepto de 'compromiso'. En una analogía simplificada, la idea es que Alice le da a Bob una caja cerrada con su predicción dentro, pero sin la llave. Esto evita que Alice altere su predicción y que Bob descubra su suposición anticipadamente. Una vez que Bob lanza la moneda, Alice le entrega la llave para abrir la caja".

Cuando le pregunto al profesor cómo se le ocurrió ese artículo, me responde: "Necesitábamos un 'Lanzamiento de monedas por teléfono' equitativo porque casi todos los algoritmos de la criptografía requieren de tal lanzamiento".

En nuestro día a día
En 1995, el ingeniero recibió el Premio Turing "en reconocimiento a sus contribuciones a los fundamentos de la teoría de la complejidad computacional y su aplicación a la criptografía y la verificación de programas".

Es el único ganador de esa distinción nacido en América Latina.

La teoría de la complejidad, indica el profesor Rivest, es "el estudio de lo que las computadoras pueden y no pueden hacer con recursos limitados, por ejemplo, de tiempo o espacio".

Avrim, el hijo de la pareja, también se convirtió en un científico de la computación. Aquí posa junto a sus padres. Se trata de un área que, aunque puede parecer abstracta, tiene un impacto práctico impresionante, me indica Han: "Sustenta la criptografía moderna, protegiendo todo, desde los mensajes privados hasta las transacciones financieras y la infraestructura más amplia de seguridad en internet".

"Más allá de la teoría", dice el programador, Blum también ayudó a desarrollar unas pruebas que ahora nos resultan muy familiares y que "demuestran que eres un humano en internet".

Fue así como, en 2003, presentó -junto a otros tres investigadores- "CAPTCHA, una prueba automatizada que los humanos pueden pasar, pero los programas informáticos actuales no".

El niño curioso no se va
El niño que quería entender cómo funcionaba su cerebro no ha dejado de acompañar a Blum.

"Por eso, empecé mis investigaciones con Lenore".

Juntos, en 2024, firmaron el artículo académico: "AI Consciousness is Inevitable: A Theoretical Computer Science Perspective" ("La conciencia de la IA es inevitable: Una perspectiva desde la informática teórica").

La destacada carrera de Lenore Blum en los campos de las matemáticas y la informática se expande seis décadas. Para el investigador, la "conciencia tiene que ver con la sensación fenoménica, en contraposición al mero conocimiento".

Desde muy joven, le llamaba la atención que podamos pensar y sentir.

Me dice que los robots de hoy en día pueden saber si tienen algo roto, dañado, pero no lo sienten.

"No es que quiera hacerlos sufrir", aclara.

Lo que quería, siendo joven, y lo que sigue "queriendo entender" es un sistema en el que "saber y sentir son dos cosas diferentes".

"Quería comprender qué tiene el humano en el cerebro que lo hace sufrir", es decir, qué es lo que posee que no se limita a saber que se ha lastimado. "¿Qué es lo que les falta a los robots para poder sufrir como los humanos?".

Un gran auditorio
Blum cita al filósofo David Chalmers, quien distingue entre un problema fácil y uno difícil.

En el caso del dolor, indica el profesor Blum, el problema fácil es construir un robot que sepa cuando está roto y el difícil es construir un robot que sienta dolor cuando se ha roto.

"Lenore y yo tenemos un modelo para entender la conciencia", afirma.

Se vieron por primera vez en Venezuela, se enamoraron y actualmente trabajan juntos. "Ese modelo es lo suficientemente simple como para explicarle a mi yo más joven, al niño de 10 años, lo que quería entender sobre lo que pasa dentro del cerebro".

"¿Y cómo se lo explicaría?", le pregunto.

"Le diría que dentro de la cabeza tenemos un auditorio grandísimo compuesto por unos 10 millones de personas que están mirando un escenario donde pasan cosas".

Esa es una idea que aprendió del psicólogo Bernard Baars, autor de "In the Theatre of Consciousness" ("En el teatro de la conciencia").

Ese libro de 1997, que combina la psicología y la ciencia del cerebro, presentó las ideas que científicos notables tenían sobre los procesos vinculados a la experiencia consciente y se centró en la metáfora de la mente como un teatro.

"Nuestro modelo matemático explica cómo trabaja ese auditorio", precisa el ingeniero.

"No es el modelo que un neurofisiólogo quisiera. Este es un modelo muy simple, el que un niño de 10 años hubiera querido tener y hubiera podido entender".

Con el micrófono
La cifra de 10 millones de personas en el auditorio que el profesor Blum nos invita a imaginar es porque en el cerebro hay 10 millones de columnas corticales, que son unas formaciones verticales que se extienden por la corteza cerebral.

"Cada columna tiene unas 1.000 neuronas y trabaja como un computador pequeñito", explica el investigador.

Pensemos que cada uno de esos computadores portátiles tiene una memoria cuya vida no supera los 50 años y que, al principio, no están conectados entre sí.

Marvin Minsky, quien fue una figura clave en el avance de la inteligencia artificial, fue el asesor de la tesis doctoral del profesor Blum. "Si uno de estos computadores tiene algo que decir, va al escenario y se lo transmite a los 10 millones de computadores o personas. Si otro computador o persona quiere responder, va al escenario y lo hace".

"Si dos personas en el auditorio conversan lo suficiente, crecerá una conexión entre las dos y podrán comunicarse sin tener que subir al escenario".

Ahora piensa en este ejemplo que te sonará familiar: vas a una fiesta y empiezas a hablar con alguien que tienes la certeza de que conoces, pero no recuerdas su nombre.

Lo que pasa en el auditorio es que hay una persona que decide hacer algo:

"Sube al escenario, agarra el micrófono y les transmite a las 10 millones de personas un mensaje: '¡Qué vergüenza! No recuerdo el nombre de esta persona. ¿Cómo se llama? ¡Ayúdenme!'.

Y las personas en el auditorio se ponen a pensar en eso. Una sube y dice: 'No sé el nombre, pero sé que la conocí en la escuela', otra más sube y da otra pista y así sucesivamente".

Modelo matemático
Cuando sales de la fiesta y vas camino a casa, de repente, te acuerdas del nombre.

"Y eso es muy interesante porque indica que al menos una de esos 10 millones de personas siguió pensando en eso, alguien en ese auditorio dio con el nombre porque se puso a trabajar duro para encontrarlo y tú no lo sabías, ibas conduciendo. De hecho, se te había olvidado el asunto hasta que de repente la respuesta salió de ese auditorio".

El matemático y criptógrafo Alan Turing fue pionero de la computación y teórico de la inteligencia artificial. La profesora Lenore explica que la persona que pidió ayuda, "al subirse al escenario y transmitirle al resto su inquietud, desencadenó otros recuerdos y así fue cómo salió el nombre".

"Eso es parte de nuestro modelo matemático que llamamos la Maquina Teórica de la Conciencia, the Conscious Turing Machine, que está inspirado en Turing, en la teoría moderna de la computación eficiente, y en la neurología".

El matemático inglés Alan Turing, considerado el creador de la informática moderna, ideó en los años 30 del siglo pasado la que se conoce como máquina de Turing, que es un modelo conceptual de computación, una máquina abstracta, no un aparato tangible.

"A pesar de su simplicidad, la máquina puede simular cualquier algoritmo informático, sin importar lo complicado que sea", señalan desde la Universidad de Cambridge.

En el ejemplo del auditorio, el profesor hace una comparación: cuando una persona está en el escenario transmitiendo una información a los otras 10 millones de personas "es igual a cuando uno le pone atención a algo y le surge un pensamiento".

"Aunque eso no explica cómo se siente el sufrimiento, sí permite saber que se tiene un dolor: la persona que sube al escenario dice, por ejemplo: 'Tengo un dolor terrible en mi pierna' y, así, todos en el auditorio saben que tiene ese dolor, aunque aún no lo padezcan. Entender cómo se sufre requiere más exploraciones en nuestro modelo".

El tema de la conciencia
El debate sobre qué es la conciencia es uno de los más antiguos e históricamente se asoció con la filosofía y la religión.

"Hubo una época en la que era un tabú en el ámbito científico estudiar la conciencia", cuenta la profesora Lenore.

Francis Crick ganó -junto a James Watson y Maurice Wilkins- el Premio Nobel de Medicina de 1962. Pero 30 años atrás, gracias a la influencia de varios factores, se dio un giro.

En 1995, Francis Crick, Premio Nobel de Medicina de 1962, publicó "The Astonishing Hypothesis: The Scientific Search for the Soul" ("La Hipótesis Asombrosa: La Búsqueda Científica del Alma").

"En ese libro, dijo que los neurocientíficos debían empezar a estudiar qué pasaba en el cerebro para que surgieran los sentimientos, las emociones. Con ese libro, Crick dio cierta autoridad para estudiar la conciencia", indica la matemática.

A eso se suma que en los años 90 se desarrollaron los aparatos para estudiar el cerebro (las imágenes por resonancia magnética funcional) y Baars publicó su libro sobre la conciencia.

Así, neurocientíficos, filósofos e investigadores de procesos cognitivos abrieron un nuevo campo de estudio científico enfocado en la conciencia.

Y los matemáticos se unieron.

Más allá de la eficacia
"Hay gente que mira el tema desde una perspectiva puramente matemática. Nosotros lo vemos desde la ciencia de la informática teórica, que es un tipo de matemática interesada en la computación", precisa la profesora Lenore.

La teoría de Turing explica funciones que se pueden computar eficazmente, pero no necesariamente eficientemente.

"La teoría moderna requiere que la computación sea eficiente", señala el ingeniero. Manuel Blum recuerda al neurofisiólogo Warren McCulloch como "la persona más importante de mi vida académica", ya que "me enseñó muchísimo".

Fue en los años 60 que ese campo empezó a preguntarse qué era factible hacer y cuán rápido se podía hacer.

"En un frase: ¿qué es posible solucionar eficientemente, no solo efectivamente, en términos matemáticos y computacionales?", apunta la académica.

Así, la teoría de la complejidad es clave en el modelo que los esposos Blum han desarrollado: qué se puede hacer con recursos limitados.

Para el científico no hay duda: "se puede usar la matemática para comprender la conciencia".

"Brillantez y bondad"
Han me cuenta que cuando preparaba su artículo para la MIT Technology Review sobre el profesor Blum, le emocionó notar la admiración que sus estudiantes sienten por él. "Lo adoran".

"Hay algo profundamente sutil en eso: una especie de legado intelectual arraigado no solo en la brillantez, sino en una auténtica bondad".

Mi conversación con los profesores Blum duró poco más de una hora y media.

En medio de ideas y conceptos complejos, recuerdo la afabilidad de ambos.

El ingeniero me habló en español y no fue difícil darme cuenta de su sentido del humor.

Al principio me pidió por favor que no lo llamara ni profesor ni doctor y que si lo volvía a hacer me diría "doctora Rodríguez". ("Nada más alejado de la realidad", le respondí).

Como no pude evitar dirigirme a él como profesor, en más de una ocasión me llamó "doctora" y bueno… ¿quién le discute a un admirado Premio Turing?

jueves, 5 de junio de 2025

_- El cooperativismo crece con fuerza en España impulsado por las cooperativas de trabajo

_- De las 1.565 nuevas cooperativas creadas en 2024, un 78% (1.227) son CTA, responsables de casi 3.000 nuevos empleos cooperativos (2.968), según informa COCETA.

En 2024 se constituyeron 1.565 nuevas cooperativas, según los últimos datos recabados por la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA) y el Ministerio de Trabajo y Economía Social. En concreto, las cooperativas de trabajo asociado (CTA) lideran este fuerte crecimiento: de las 1.565 nuevas cooperativas, un 78% (1.227) son CTA, responsables de casi 3.000 nuevos empleos cooperativos (2.968).

«El cooperativismo en España se consolida como un motor clave de empleo y desarrollo económico y confirma que las CTA son parte indispensable de la columna vertebral del cooperativismo, impulsando la economía con valores y un modelo empresarial democrático y sostenible a corto y largo plazo«, explica en un comunicado COCETA, que destaca otro dato importante: el 45% de las nuevas cooperativistas son mujeres, un porcentaje notablemente superior al registrado en otros modelos empresariales.

Andalucía lidera el crecimiento de nuevas cooperativas Por comunidades autónomas, Andalucía encabeza la creación de nuevas CTA, con 284 cooperativas, seguida por Galicia (174 CTA), la Comunitat Valenciana (146 CTA) y Cataluña (129 CTA). En lo que respecta a creación de empleos cooperativos, también lidera Andalucía, con 629 empleos nuevos, seguida de Cataluña (392), Galicia (389), País Vasco (326) y la Comunitat Valenciana (322).

En cuanto a los sectores, el 75% de las nuevas cooperativas se enmarcan en el ámbito de los servicios, lo que sigue la tendencia general de la economía española. El 14% corresponde al sector de la construcción y el 8% a la industria. En este último destaca una tendencia hacia la paridad entre hombres y mujeres, a diferencia del tejido empresarial convencional, donde la industria continúa siendo un ámbito fuertemente masculinizado. «Además, el 52% del empleo cooperativo lo ocupan mujeres, lo que refuerza el papel del cooperativismo como impulsor de la igualdad de género y la cohesión social», subraya COCETA.

La consolidación de las cooperativas de trabajo asociado Entre 2023 y 2024, el cooperativismo en España continúa su tendencia de crecimiento y alcanza ya las 24.435 entidades (un 4,5%), especialmente en el modelo de cooperativas de trabajo asociado, que representan más del 81,2% del total de cooperativas activas. En total, hay 19.846 en 2024 (+4,8%).

No obstante, según recoge COCETA, el crecimiento en número de cooperativas creadas se acompaña de un menor número de personas que forman parte de los proyectos: 265 personas socias con una caída de 323 empleos cooperativos respecto al año anterior. «Este dato responde a que las nuevas cooperativas creadas son, en general, de menor tamaño y más especializadas, lo que apunta a un cambio de tendencia hacia modelos más dinámicos y adaptados a nichos concretos de mercado. Esta tendencia hacia estructuras empresariales de menor tamaño es común en el conjunto del tejido empresarial español», explica la confederación.

«Desde COCETA valoramos estos datos como una muestra del potencial transformador del modelo cooperativo para generar empleo estable y de calidad, fomentar la igualdad de oportunidades y dinamizar el tejido empresarial en todo el territorio», concluye.

Fuente: 

miércoles, 4 de junio de 2025

_- La derecha nacionalista española, España y lo español

_- Quien haya leído mis opiniones desde hace tiempo sabrá que estoy muy alejado de cualquier tipo de nacionalismo. Aunque, curiosamente, no lo estoy en contra de ninguna de las dos acepciones que la Real Academia de la Lengua da a ese término: a) Sentimiento fervoroso de pertenencia a una nación y de identificación con su realidad y con su historia y b) Ideología de un pueblo que, afirmando su naturaleza de nación, aspira a constituirse como Estado.

Ambas me parecen razonables, legítimas y perfectamente aceptables. Rechazo, por el contrario, el nacionalismo que, en aras de esos sentimientos o aspiraciones, considera enemigo y no nacionales a sus compatriotas que no los comparten en su misma medida (reconozco, sin embargo, mis dudas: no estoy seguro de que esos sentimientos e ideología no vayan siempre junto al totalitarismo o terminen provocándolo). Tengo la impresión de que detrás de esto último están los momentos más sangrientos y deleznables de la historia humana.

Dejando a un lado los nacionalismos que están más lejos de nosotros y que conozco peor o que incluso desconozco, el que me ha parecido siempre más aberrante y rechazable ha sido el español, el de una gran parte de la derecha española. La que tiene la boca llena de palabras de amor a España, a su bandera y a sus gentes pero que rechaza como españoles a quienes no comparten sus valores ni su imagen de España.

Nunca he podido entender cómo se puede decir que se ama a una nación y perseguir a sus nacionales o considerar que no lo son si no tienen exactamente sus mismos sentimientos, la concepción de lo que es España, o iguales aspiraciones nacionales como sus legítimos y libres ciudadanos.

La derecha nacionalista española es la que habla de «auténticos» españoles, españoles «de verdad», «buenos españoles», «patriotas»… para referirse solamente a quienes piensan como ella, mientras que el resto son (tengo que incluirme y decir somos) los enemigos de España, la anti-España, quienes no amamos a nuestra patria o nación (no pelearé por los nombres), ni nos sentimos parte de ella o cubiertos por su bandera. La derecha nacionalista española es la que cree que España es ella y suya, y que España es real y exclusivamente tal y como los nacionalistas españoles la contemplan, la imaginan o la desean.

He vivido todo eso desde que tengo uso de razón, pero lo que me sorprende y me deja desolado es que siga viviéndolo con tanta o más fuerza ahora que vivo en democracia que cuando España estaba bajo una dictadura, la de la derecha nacionalista, la de los buenos y auténticos españoles, por supuesto.

Me vienen a la cabeza estas reflexiones ahora que la derecha española se opone a que lenguas españolas reconocidas oficialmente en la Constitución se utilicen como tales en la Unión Europa.

La derecha nacionalista critica al nacionalismo catalán, vasco o gallego porque no se siente español y reclama, por tanto la españolidad de Cataluña, País Vasco o Galicia y la de todos los catalanes, vascos o gallegos. Pero, al mismo tiempo, no considera españoles a buena parte de los catalanes, vascos o gallegos, ni a lo que es catalán, vasco o gallego, como sus lenguas (¡¡o el cava, cuando pide que se boicotee!!).

El totalitarismo nacionalista lleva a este tipo de incoherencias.

Si hay españoles que hablan otras lenguas diferentes al castellano, ¿no serán esas otras lenguas tan nuestras como la que hablamos con acento castellano, andaluz, o canario? ¿Por qué oponerse entonces a su uso?

El nacionalismo español define lo español a través de lo que no es común, sino sólo propio de una parte de los españoles, como la lengua castellana, la religión católica, o los valores conservadores. Es lo que hacen todos los nacionalismos, aunque en su caso de modo exacerbado y aún más totalitario, pues puede disponer de los aparatos del Estado y de su fuerza contra los demás españoles. Luego se extraña que haya catalanes, vascos o gallegos que, rechazando esa conducta de la parte poderosa de España, rechacen por extensión a su conjunto. Yo -para nada nacionalista- me lo pregunto a mí mismo: ¿cómo reaccionaría si me impidieran hablar con mi acento andaluz, dentro o fuera de Andalucía? Y vaya por delante que estas mismas reflexiones las hago extensivas al nacionalismo periférico que pone trabas a que usen el castellano quienes lo tienen o desean tenerlo como lengua propia.

La negativa del nacionalismo español a considerar como español todo lo que es de España me vuelve a parecer lamentable. Aunque, si eso lo es, también me resulta penoso que los españoles no nacionalistas, de izquierdas o derechas, no hayamos sido capaces de configurar a lo largo de nuestra historia una concepción diferente de España: transversal, respetuosa, abierta, unida y diversa, diversa y unida, cosmopolita y capaz de abrazar a toda la ciudadanía sin establecer cainitas fronteras interiores. Una España vertebrada por el sentido común y la libertad. Una España en la que una parte de ella no hiele constantemente el corazón de la otra.

PS. Leo hoy que el líder del Partido Popular que ahora ha maniobrado para evitar que se permita el uso de las demás lenguas españolas en Bruselas, hablaba allí en gallego cuando era presidente de Galicia y reclamaba su uso oficial. Todo vale para destruir al adversario.

Fuente: 

martes, 3 de junio de 2025

Más allá del miedo: reconstruir la escuela desde lo común

Necesitamos políticas que propongan alternativas a los enfoques competitivos e individualistas y sean capaces de garantizar el bienestar de la comunidad educativa en su conjunto.

De acuerdo con el Centro de Estudios Sociológicos el 65,8% de los españoles considera que su situación económica es buena o muy buena. Sin embargo, cuando se les pregunta por la situación general de España esta cifra desciende hasta el 29,9%. ¿Cómo se explica esta diferencia? La distancia que media entre ambas cifras tiene mucho que ver con el miedo. Los mensajes constantes sobre crisis, conflictos y amenazas hacen que percibamos el entorno como hostil y peligroso. Es un miedo que no necesariamente viene de la experiencia directa, sino de lo que oímos, leemos y vemos cada día. Y ese miedo acaba marcando cómo nos relacionamos con los demás y las decisiones que tomamos.

El miedo, de hecho, se ha convertido en una forma de vida para muchos, en parte por el sesgo informativo y por unos medios que amplifican contenidos con un alto contenido emocional, funcionando como caja de resonancia. Miedos a problemas reales, como las guerras, la crisis climática o el ascenso de la extrema derecha, pero también a amenazas percibidas, muchas veces exageradas o manipuladas para instalarse en el imaginario común. Hay un rédito en el temor: asienta prejuicios, inmoviliza la esperanza y desgasta la confianza en las instituciones y en los otros.

Así, el miedo se infiltra en cada esfera de nuestra vida deformando la mirada y desdibujando el sentido y la posibilidad de un nosotros común capaz de tejer confianza y pertenencia. Y estos miedos han llegado también a lo que más queremos, a la infancia y su educación. En una sociedad donde el miedo cotiza al alza, su eco resuena en cada rincón: los medios lo amplifican, la sociedad lo absorbe, docentes y familias lo padecen y, en silencio, los y las estudiantes lo heredan.

Las familias tienen miedo de que sus hijas e hijos no sean capaces de competir en el mercado laboral en una competición (amañada) que cada vez empieza antes, tiene más filtros y termina más tarde. Miedo a un sistema productivo que agota y en el que los tiempos de cuidados se consideran improductivos. Incertidumbre por no entender las reglas y demandas del sistema educativo. Miedo a no ser capaces de proteger a las criaturas que tantas renuncias les ha costado; de todos y cada uno de los riesgos que ven en los telediarios: las tecnologías, las adicciones o el bullying.

Las docentes también tienen miedo. Desde hace tiempo han visto cómo su trabajo se volvía más complejo, al mismo tiempo que sus condiciones laborales se deterioraban. Un empeoramiento que, a diferencia de lo que sugiere cierta retórica, no se ha traducido en mejoras para el alumnado. Las docentes tienen miedo de no llegar a todo, de no estar a la altura de las expectativas crecientes que depositan en la escuela la solución a todos los males de la sociedad. Miedo ante la judicialización de la vida pública y de la burocratización. Miedo a la mercantilización de la educación que resta oportunidades y configura la educación como un supermercado a la carta.

Y en medio de esta vorágine los y las estudiantes también tienen miedo ante un futuro incierto en el que nada está garantizado. Desapego por un sistema educativo que poco tiene ver con lo que viven a diario y que le manda en ocasiones mensajes contradictorios. Miedo a fracasar, a no cumplir con las expectativas de “alumno ideal”, a no ser suficientemente “listos/as”, “esforzados/das”, “participativos/as”, “activos/as”; un miedo que se expresa en forma de resistencia, rechazo, apatía, desmotivación o inseguridad, entre otras manifestaciones y que, en última instancia, se alimenta de un ciclo de exclusión que refuerza las desigualdades existentes.

Cuando escuchamos a un niño o niña decir que tiene miedo, ya sea a la muerte, a la oscuridad o a los monstruos, debemos entender que, aunque el objeto del miedo pueda ser real, percibido o imaginario, lo que realmente importa es que el miedo en sí es real y que tiene un impacto tangible. Este miedo nos paraliza, nos inmoviliza. Su fuerza apela a nuestros instintos primarios: protegernos, escondernos, huir. Cuando sentimos que no hay salida colectiva, que el futuro no nos ofrece certezas ni esperanza, el miedo nos empuja a refugiarnos en soluciones individuales como única vía ante una suerte de sálvese quien pueda.

Así, ante problemas estructurales, respondemos con lógicas defensivas: trazamos fronteras y culpamos al otro. En este contexto, decirles a los jóvenes que son la peor generación de la historia, a las familias que no se implican o que malcrían a sus hijos, y a los docentes que son unos privilegiados poco comprometidos no hace más que alimentar el malestar y generar guerras fratricidas en las que al parecer no podemos ganar todos. Abundan las críticas, pero escasean las propuestas constructivas y transformadoras. Un escenario ideal para el inmovilismo

Es legítimo que las familias “truquen” la carrera meritocrática comprando ventajas competitivas para sus hijos e hijas, que el alumnado utilice la IA para hacer los deberes o que los docentes huyan de los centros más complejos por no querer inmolarse por una causa incierta. La mejora del sistema educativo no puede recaer sobre las conductas individuales, la culpa o el sacrificio personal. Debe apoyarse en soluciones estructurales y políticas públicas que generen condiciones equitativas para que familias, docentes y alumnado puedan sentirse bien y ejercer su tarea educativa en igualdad de condiciones, con el bien común como horizonte.

Necesitamos políticas que propongan vías alternativas a los enfoques competitivos e individualistas del sistema educativo, y que sean capaces de garantizar el bienestar de la comunidad educativa en su conjunto, sin que las mejoras de unos impliquen pérdidas para otros. Creemos que se pueden mejorar las condiciones laborales del profesorado, asegurar que dispone de los medios necesarios para realizar su trabajo, facilitar la participación efectiva de las familias y ampliar los derechos del alumnado para que pueda aprender y desarrollarse en condiciones óptimas.

El miedo educativo no es fruto del azar; responde a intereses que lo alimentan y a un discurso inmovilista que se sostiene en la idea de que “todo va mal”. Frente al miedo, es urgente reivindicar la esperanza, lo común y la corresponsabilidad. Empatía, confianza, responsabilidad compartida y escucha mutua. No basta con exigir más implicación individual a familias, docentes o alumnado: hacen falta reformas estructurales que garanticen condiciones dignas, lenguajes compartidos y derechos ampliados. Instituciones que protejan, escuchen y cuiden. Solo así dejaremos de esperar milagros individuales y podremos construir respuestas colectivas. Porque la mejora educativa no vendrá de héroes solitarios, sino de comunidades que se cuidan y sistemas que se reforman pensando en el bienestar de todos y todas. En tiempos de incertidumbre, es más necesario que nunca mandar un mensaje de tranquilidad y trazar, juntas, un horizonte de esperanza que nos permita vislumbrar un futuro más justo para todas y todos, y nos equipe con las herramientas necesarias para construirlo.

Daniel Turienzo es maestro de Educación Infantil en la red educativa en el exterior. Aina Tarabini es profesora de Sociología en la Universidad Autónoma de Barcelona, especializada en desigualdad educativa.

lunes, 2 de junio de 2025

Cómo ayudar a una persona que atraviesa una pérdida repentina.

Ilustración de dos mujeres en un lugar con árboles. Una de ellas viste de negro y tiene una mano de la otra sobre su hombro.
Credit...
Quizás sientas el impulso de apartarte porque no sabes qué hacer ni decir. He aquí algunas formas de acompañar a alguien en duelo.

En los últimos años, los esposos de tres de mis amigas murieron repentinamente a la edad de 50 años. Estas experiencias me ayudaron a aprender a ser un apoyo ante una pérdida inesperada. No podía imaginar que alguna vez sería yo la que recibiría ese aliento. Pero eso ocurrió cuando perdí a mi hijo Garrett por suicidio en septiembre de 2017.

Desde que Garrett falleció, me ha sorprendido la generosidad de mi comunidad. Un amigo pagó para que limpiaran las canaletas de mi casa y lavaran las ventanas. El veterinario de nuestra familia se negó a que pagáramos sus servicios de cuidado de mascotas durante un año. Otra amiga nos dio las llaves de su casa del lago para que la usáramos cuando necesitáramos escaparnos. Cada primavera, encontramos en nuestro porche una planta colgante de los padres de un amigo de Garrett. A pesar de lo brutalmente duro que ha sido recorrer este nuevo camino sin mi hijo, estas acciones han brindado un destello de positividad en medio de mi desesperación.

Aunque la gente se ha ofrecido a ayudar después de nuestra pérdida, esa generosidad no siempre se da tras una muerte repentina, algo que muchas familias vivieron con la pandemia de covid, que ha matado a más de 800.000 personas tan solo en Estados Unidos.

“Muchas personas en duelo experimentan otra pérdida secundaria cuando amigos y familiares huyen tras una pérdida debido a su propio malestar”, dijo Sherry Cormier, psicóloga y especialista certificada en traumas por duelo. Estar presente con el dolor de un amigo en esta situación puede provocar ansiedad ante la muerte, dijo. “Piensan: ‘Eso podría pasarme a mí’”.

A diferencia de la muerte de una persona mayor tras una larga enfermedad, con una pérdida repentina, “tu mundo se pone completa y totalmente de cabeza; estás en un caos total”, dijo Camille Wortman, profesora de psicología social y de la salud en la Universidad de Stony Brook y autora de Treating Traumatic Bereavement: A Practitioner’s Guide.

Aparte de la pérdida en sí, una de las experiencias más dolorosas para los dolientes es que sus amigos y familiares podrían no estar dispuestos a ayudarlos a atravesar el duelo, dijo Cormier. En lugar de apartarte, puedes ofrecer conexión. He aquí algunas formas de ayudar a alguien que ha experimentado recientemente una pérdida.

Asume tareas
Ante una pérdida repentina, los familiares de la persona que murió se ven inmediatamente inundados de nuevas y crecientes responsabilidades. Ayudar a aliviar esa carga puede ser muy valioso. Cormier sugiere utilizar un lenguaje como: “Me encantaría ayudar. ¿Se te ocurre algo que pueda ser útil?”. Si no aportan sugerencias, puedes ser específico: pregunta si puedes llevarles de cenar, cortar el pasto o ir por la despensa. También puedes proporcionar una distracción que sea bien recibida, ofreciéndote a dar un paseo con ellos o a llevarlos a cenar.

Jerri Vance, quien vive en Princeton, Virginia Occidental, perdió a su esposo, James, un agente de policía de 52 años, por covid el día de Año Nuevo de 2021. “Ingresó en el hospital el 7 de diciembre y nunca lo volví a ver”, dijo.

Inmediatamente después de la muerte de su marido, la gente de su comunidad organizó una recaudación de fondos para cubrir las cuentas médicas y los costos del funeral, y reunieron 29.000 dólares. Amigos y vecinos le proporcionaron comidas durante un mes y medio. Otros amigos la ayudaron a quitar los adornos navideños. La directora de la escuela en la que da clases de tercer grado incluso se apareció en su casa para limpiar la cocina.

Vance dijo que agradecía todas las oraciones recibidas tras la muerte de su marido, pero que lo que más la animaba era quien se ofrecía a aliviar su carga.

Sigue tendiendo la mano
Un estudio publicado en agosto por la Asociación Americana de Psicología (APA, por su sigla en inglés) descubrió que la pérdida de un ser querido en un acontecimiento traumático puede provocar reacciones complicadas en los que se quedan atrás, incluido un duelo prolongado. Otros estudios han descubierto que las personas que han sufrido una pérdida traumática tienen más probabilidades de experimentar reacciones psicológicas graves, intensas y persistentes, como el trastorno de estrés postraumático, en comparación con quienes han tenido una pérdida esperada, según Kristin Alve Glad, psicóloga clínica y autora principal del estudio de la APA. En estas situaciones, dijo Wortman, las personas en duelo pueden tener dificultades durante muchos años o décadas.

“El tiempo no cura todas las heridas”, dijo Vance. “Hay momentos en que me siento olvidada. Todo el mundo vuelve a su vida normal y, para nosotros, nunca volverá a haber una vida normal”.

Wortman sugirió que cada cierto tiempo se pongan en contacto y que se les busque en momentos en los que quien está de duelo pueda ser especialmente vulnerable, como un aniversario de boda o festividades importantes. Ha recopilado una lista de sitios web y artículos útiles que se enfocan en ofrecer apoyo en estas situaciones.

Considera la posibilidad de añadir a tu lista de tareas enviarles mensajes sencillos de “estoy pensando en ti”. Lisa Zaleski, quien vive en White Lake, Michigan, se enfrentó a lo inimaginable: primero perdió a su hija Sydney en junio de 2017, a la edad de 23 años en un accidente de coche, y luego a su hijo Robert en diciembre de 2019 por suicidio, cuando tenía 31 años. Tras la muerte de su hija, un amigo al que no era especialmente cercana le envió un mensaje diario durante un año. “Fue un gran apoyo”, dijo.

Conecta a los personas en duelo con la comunidad
Nneka Njideka, trabajadora social clínica autorizada en Brooklyn, Nueva York, quien se especializa en duelos, explicó que las personas que tienen más recursos tienen “privilegio de duelo”. Por ejemplo, pueden pedir un permiso para ausentarse durante más tiempo en el trabajo y permitirse un equipo de profesionales para afrontar la pérdida. Pero dijo que no ocurre lo mismo con quienes tienen pocos recursos —sobre todo con las personas de color— pues, además de perder a su ser querido, pueden enfrentarse a pérdidas como el desempleo o la inseguridad alimentaria.

Calandrian Simpson Kemp, quien es una mujer negra y vive en Houston, estaba trabajando en el turno nocturno en un refugio para mujeres sin hogar en 2013, cuando recibió la llamada de que su único hijo, George Kemp Jr, había muerto por arma de fuego a los 20 años. “Te han robado todo lo que habías imaginado para ellos”, dijo. Fue demasiado para su marido. Cuando ella le dio la noticia, “él dejó caer las llaves y nunca volvió al trabajo”, dijo. La familia, que incluye a su hija y a su hijastra, se quedó sin seguro. Ella no podía costear la atención de salud mental y, en un momento dado, tuvo que recurrir a una despensa de alimentos.

“Sentía que la bala nos seguía matando a mi marido y a mí, porque perdimos todo lo que teníamos”, dijo.

Njideka dijo que, en este tipo de situaciones, es importante ayudar a las personas que han perdido a un ser querido a crear redes con la comunidad y construir un círculo de recursos de apoyo, quizá para recaudar fondos para las cuentas y la terapia. Simpson Kemp puso en marcha un programa, The Village of Mothers, para ayudar a las madres que han perdido a sus hijos a encontrar los servicios que necesitan.

Escucha más de lo que hablas
Simplemente sentarse junto a quien está de duelo y dejarlo llorar es útil, dijo Cormier. Deja que te cuenten la historia de su pérdida y no intentes resolver problemas ni dar consejos. Después de que mataran al hijo de Simpson Kemp, una mujer de su iglesia se ofreció a llevarla al cementerio y simplemente se sentó con ella allí.

“Se limitaba a esperar atrás y me permitía estar quieta y en silencio en ese espacio con George”, dijo Simpson Kemp. Ella “me mostró que estaba bien ir más despacio y juntar las piezas para ayudar a dar sentido a lo que acababa de ocurrir”.

Elige tus palabras con cuidado
Intenta ser muy consciente para evitar minimizar la pérdida o animarlos a una recuperación rápida, dijo Roxane Cohen Silver, profesora de ciencias psicológicas, salud pública y medicina en la Universidad de California, Irvine. Ha elaborado una lista de “cosas que no debes hacer” en caso de una pérdida, basada en su investigación con cientos de personas en duelo. Nunca insinúes que sabes cómo se sienten los dolientes, aunque hayas sufrido una pérdida similar; no puedes comprender la profundidad de su dolor, dijo.

Otras frases que hay que evitar, según Wortman: “Eres muy fuerte”, “Tienes mucho que agradecer” y “Todo saldrá bien”, junto con lugares comunes religiosos como “Es parte del plan de Dios” o “Está en un lugar mejor”.

Vance dijo que es mejor no hacer promesas vacías. Algunos de sus amigos prometieron a sus hijos pedicuras y salir por helados, pero nadie lo cumplió. Sus hijos se sintieron heridos. “Cuando prometes algo, tienes que cumplirlo”, dijo.

En el caso de una muerte por suicidio, puede ser aún más difícil saber qué decir o cómo ayudar, ya que el estigma puede ser un problema. Doreen Marshall, psicóloga de la Fundación Americana para la Prevención del Suicidio, dijo que los supervivientes de una pérdida suelen sentir una increíble cantidad de culpa y podrían asumir la responsabilidad de lo ocurrido. Marshall, quien perdió a su prometido por suicidio, dijo que eso significa que los amigos y seres queridos pueden ser aún más reacios a ofrecer apoyo.

Al igual que con cualquier otro tipo de pérdida repentina, céntrate en proporcionar el tipo de apoyo que el doliente necesita, dijo Marshall. Evita preguntar sobre las circunstancias de la muerte, dijo, pero di el nombre del ser querido, pregunta sobre su vida y comparte los recuerdos felices que tengas.

“Echamos mucho de menos a nuestros hijos”, dijo Marny Lombard, cuando hablamos de su hijo Sam, quien murió por suicidio en 2013 a los 22 años. Si Sam sale a colación, eso no la altera más. “Cuando dices el nombre de mi hijo, me das una alegría momentánea”, dijo.

Si tienes pensamientos suicidas, en Estados Unidos llama al National Suicide Prevention Lifeline al 800-273-8255 (TALK) o ve a SpeakingOfSuicide.com/resources para consultar una lista de recursos adicionales. Haz clic aquí para obtener recursos fuera de Estados Unidos.

domingo, 1 de junio de 2025

_- Trump contra Harvard: No pensar, no protestar

_- «Primero fascinan a los tontos. Luego, amordazan a los inteligentes»
(Bertand Russell)

Para cualquier persona relacionada o interesada con el mundo universitario, Harvard es como una especie de diosa del Olimpo. Es la universidad más antigua de Estados Unidos y está habitualmente entre las cinco mejores del mundo y la primera en algunos ranking. Con diferencia, es la más rica. En 2024, su presupuesto fue de 6.500 millones de dólares (5.700 millones de euros), más o menos el de comunidades autónomas españolas como Asturias (6.284 millones) que tiene un millón de habitantes. Por sí solo, equivale prácticamente a la mitad de la financiación que reciben todas las universidades españolas. Su patrimonio financiero depositado como fondo de inversión es de 53.000 millones de dólares y el intelectual es incalculable: no hay otra universidad en el planeta donde se concentren más galardonados con premios Nobel egresados o contratados allí.

A pesar de ello, desde hace años está en el punto de mira de la derecha por ser considerada un campus escorado a la izquierda. Así lo parece, según las encuestas. Una de 2023 realizada por un periódico estudiantil señalaba que la mayoría de su profesorado se considera progresista (45,3 %) o muy progresista (31,8 %) y la mayoría de las que se realizan a estudiantes también muestran su posición más favorable hacia posiciones de centro izquierda (aunque siempre se ha dicho que sus estudiantes son políticamente progresistas y conservadores en materia económica).

También está señalada por la abundancia de las protestas que se llevan a cabo en su campus y por sus formas, razón por la cual un conocido ranking sobre libertad de expresión en las universidades de la Fundación para los Derechos Individuales y la Expresión (FIRE) la colocaba este año como la peor, en la que menos se respeta. Y, por si eso fuese poco, el Tribunal Supremo sentenció en 2023 que sus medidas de discriminación positiva por raza en la selección de estudiantes eran contrarias a la Constitución.

En las publicaciones y medios de derecha es habitual encontrar cada vez más críticas por todo ello. En Libertad Digital se leía hace año y medio: «Hoy día tener un diploma por Harvard está contaminado por la sospecha de que su obtención no tiene nada que ver con méritos personales sino con la adscripción a un sexo, una raza o una ideología radica». El autor del artículo decía que Harvard se negaba a mí «comprometerse contra incitaciones al exterminio de los judíos». Lo que viene sucediendo, en realidad, es que en esa universidad se han producido, como en otras muchas, un buen número de actos de protesta y denuncia contra Israel no por incitar, sino por llevar a cabo el genocidio y exterminio del pueblo palestino. Lo que ahora ha provocado un ataque sin contemplaciones y por varios frentes de Donald Trump.

Su administración le ha congelado 2.200 millones de dólares de asignación, la ha amenazado con quitarle la exención fiscal, y le ha prohibido matricular a alumnos extranjeros. Además, le ha pedido que entregue las grabaciones de todas las protestas que se hayan llevado a cabo en los últimos cinco años. Y aún más: la Secretaría de Justicia le ha reclamado todos los mensajes de texto, correos electrónicos, chats de Signal y demás correspondencia de empleados actuales o anteriores que discutieran las órdenes ejecutivas de Trump a principios de este año que revocaron las políticas de apoyo a las minorías y pusieron fin al apoyo del gobierno a los programas de diversidad, equidad e inclusión.

La violación de la libertad académica es tan flagrante que hasta la Fundación para los Derechos Individuales y la Expresión que mencioné antes la ha condenado sin contemplaciones. En un comunicado de su director legal se dice:

«La carta de la secretaria Noem advierte que la administración Trump busca erradicar los males del antiamericanismo y el antisemitismo en la sociedad y los campus universitarios. Pero pocas cosas son más antiamericanas que un burócrata federal que exige a una universidad privada que demuestre su lealtad ideológica al gobierno bajo pena de castigo (…) La exigencia de la administración de un estado de vigilancia en Harvard es un anatema para la libertad estadounidense (…) Ningún estadounidense debería aceptar que el gobierno federal castigue a sus oponentes políticos exigiendo conformidad ideológica, vigilando y tomando represalias contra la libertad de expresión y violando la Primera Enmienda».

No es sólo Havard la universidad que está amenazada. Hay otras sesenta instituciones universitarias sujetas a investigaciones federales, suspensiones de financiación o escrutinio por diversas razones. El objetivo que Trump afirma perseguir con todo ello es combatir el antisemitismo, restaurar el rigor intelectual y erradicar lo que sus burócratas llaman la «captura ideológica» en la que han caído. Hace unas horas profundizó en ello con una nueva orden ejecutiva orientada a restaurar «la ciencia de referencia», entre otras razones, para no «inventar datos o resultados y registrarlos o informarlos». Lo dice y ordena Donald Trump, de quien The Washington Post contabilizó 30.573 afirmaciones falsas o engañosas en su primer mandato como presidente de Estados Unidos (unas 21 diarias de media).

Sus justificaciones son demagógicas y sin fundamento. Es Trump quien miente y manipula. Lo que hay detrás de lo que hace contra las universidades es el miedo atroz de todo los dictadores a la libertad de pensamiento y expresión, a la inteligencia y, por supuesto, a la protesta y la rebeldía. Por eso no es de extrañar lo que está sucediendo en Estados: su presidente Donald Trump actúa como un dictador y está convirtiendo a su país en una oligarquía totalitaria, en una auténtica dictadura.

Está muy oída la frase de Edmund Burke, pero no conviene olvidarla: «Para que el mal triunfe solo se necesita que no hagan nada los hombre buenos » (y las mujeres, por supuesto, añado yo un par de siglos después).

Juan Torres López