Pocas veces he escuchado a "la Kaíta" alabar a uno u otro artista, pero de Rosa, siempre habla maravillas. Me lo comentó un sábado en el Mesón Monsara y hasta ya entrada la noche, pude comprobar porqué Rosa Escobar López (Badajoz, 1986) siempre llena ese espacio, que a priori, nunca existe entre cantaor y guitarrista.
-¿Cuando descubrió que era músico?
-A los tres años. Una noche de Reyes, me echaron un organillo electrónico, un Casio pequeño. Recuerdo cómo poco a poco fui relacionando los distintos sonidos con las teclas del instrumento. Empecé a sacar, de oído, 'El Himno de la alegría', 'Cumpleaños feliz' a partir de ahí, mi madre fue la que me apuntó al Conservatorio a los ocho años. Nadie en mi casa se había dedicado a la música con anterioridad. Me apuntaron y seguí ese camino. Mi padre tocaba en la Tuna de Medicina y el oído lo heredé de él, pero más que nada, han sido los estudios y el apoyo de mi madre y de toda mi familia, lo que me ha traído hasta aquí.
-¿Por qué la viola?
-No tiene nada romántico. En principio quería el piano o el violín, ¡como todos los niños!, y podía haber cambiado en segundo año, pero ya no lo hice. Ahora, lo que si tengo claro es que es el que me gusta. La música está por encima de cualquier instrumento concreto.
-¿Como se acercó al flamenco?
-He tenido la suerte de dar con amigos 'adecuados' como José Romero o Tino González, guitarristas con los que descubrí el flamenco, gracias a ellos y con ellos. Tienen compás, les gusta la pureza, son íntegros, y fue una suerte aprender así..., poco a poco. Ellos me decían: «Rosi, toca por ahí», y yo no era capaz de tocar ni dos notas, pero con el tiempo me he ido acostumbrando a improvisar un poco, y he sabido comprender el lenguaje del flamenco, que es diferente al clásico.
-¿Cuales son las diferencias del lenguaje clásico respecto al flamenco más allá de lo evidente?
-(Reflexiona). Veo una diferencia de estilo, porque técnicamente no hay diferencia. Casi todos los recursos se utilizan igualmente en uno y otro, lo que cambia es el momento y la forma..., y en cuanto al sentimiento que pueden llegar a provocar, ambas cosas me llenan, como músico y como persona. A la hora de tocar flamenco me ha pasado mucho, eso de estar con los amigos, intentando sacar melodías flamencas y decirme «que suena muy clásico» Tengo que intentar encontrar el pellizco con mi instrumento, buscar un sonido 'más sucio'
-¿A qué se refiere con 'sucio'?
-A sonidos más efectistas, ataques muy duros que en cuestión de segundos pasan a no ser nada, que recuerdan a los remates de la guitarra, glissandos, mordentes..., este instrumento en el flamenco tiene esa gran influencia del violín árabe, y se coge mucho de ese lenguaje, de esa forma de tocarlo.
-¿Tiene algún referente que también haya unido la viola con el flamenco?
-Conozco el trabajo de los hermanos Parrilla, uno con el violín y el otro con la flauta, que también aúnan flamenco con cuerda y viento. Olvido Lanza, creo que también lo hace, Jorge Pardo también es flautista.. yo te puedo hablar de gente que toca instrumentos melódicos pero que toque viola y flamenco, no
-¿Se siente pionera en su tierra?
-No me lo he planteado. Yo en realidad, dejo que las cosas vayan fluyendo. Escucho, toco, y la música hace el resto. Vosotros, los aficionados sois los que ponéis las 'etiquetas', yo como músico no me planteo nada de eso. Aún me queda mucho que aprender... Leer más en el diario "Hoy".
Otra parte muy interesante y original de la entrevista:
«MIS AMIGOS SE CONVIERTEN EN MÚSICA»
¿A quién le tocaría unas bulerías en su vida?
A mi abuela.
-¿A quién le lloraría por seguiriyas?
-A mi amigo Tino González, que fue el que me enseñó su compás.
-Al mal tiempo, ¿es de las que toca por alegrías?
-Claro..., no existen problemas, existen soluciones.
-¿A quién le dedicaría unos tangos extremeños?
-A esos amigos que confían en mi.
-¿Cuándo saldría por peteneras?
-Cuando cambian la cejilla de la guitarra, ¡sin previo aviso!.
-¿Qué momento rescataría de su vida, con un cante de ida y vuelta?
-Rescataría las buenas juergas, en las que unos pocos amigos dejamos de ser personas para convertirnos en música, gracia y compás. Esas son las mejores.
-¿Qué sueño como violista forjaría en una fragua?
-Que la viola y yo seamos una misma 'cosa'.
-¿En qué momento siente la soleá?
-Cuando Cristóbal marca ese compás y se mantiene... pa trás pa trás.
-¿Dónde le gustaría irrumpir por jaleos?
-Donde sea, pero con "El Nene" (se ríe).
-¿Qué palo del flamenco ha sido esta entrevista para usted?
-¡Unas rumbitas!
Comentario: ¡¡Rosa!! ¡¡Tienes mucho arte y se te nota hasta hablando!! ¡¡Me ha encantado la entrevista!!
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