Mostrando entradas con la etiqueta Campo Maior. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Campo Maior. Mostrar todas las entradas

lunes, 19 de junio de 2023

_- El pasado de Rui Nabeiro existió y esta es la prueba.

_- El escritor José Luís Peixoto construye en ‘Comida de domingo’ un memorial literario con los recuerdos del empresario portugués que irguió un imperio a partir del contrabando de café.

Rui Nabeiro ocupó un lugar en el panteón de las leyendas antes de ocupar un lugar en el panteón de Campo Maior, en el Alentejo portugués, donde fue enterrado en marzo. Tuvo una vida larga que le permitió nutrir con tenacidad la galería de historias que se le exige a una figura para ser considerada extraordinaria. La primera de todas es que fue contrabandista en los tiempos en que la frontera entre Portugal y España, a unas zancadas de su casa, disimulaba su permeabilidad tras el disfraz de paso inexpugnable entre dos dictaduras. La última es que fundó una empresa portuguesa, Delta, que vende cafés a medio mundo y que dijo no a Nestlé, Pepsi y cuanta multinacional de la alimentación se ofreció a comprarla. Nabeiro quería ser un gigante sin traicionar el Alentejo.

También el escritor José Luís Peixoto vende libros en medio mundo. Su obra, narrativa y poética, está traducida a más de treinta idiomas. El último publicado en España, Comida de domingo (Alfaguara, en traducción de Antonio Sáez Delgado), es el fruto del encuentro entre ambos. Es difícil encajar el libro en un estante clásico. Se plantea como novela, pero lo narrado no es ficción. Cuenta una vida sin ser una biografía. Puestos a concretar, tal vez se le pueda considerar un memorial novelado donde el escritor pone la literatura y el protagonista los recuerdos, una criatura que contentó a ambos.

En 2019 el empresario, que había rechazado otras propuestas para escribir sobre su vida, preguntó al escritor si se animaba a biografiarle. A Peixoto no le tentó la idea de abordar el estudio histórico de una vida, pero sí tramar una novela a partir del testimonio de Nabeiro, admirado en Portugal tanto por su arrojo en los negocios como por un genuino compromiso social. En cierto sentido había hecho un viaje similar en Autobiografía, un libro que giraba alrededor de José Saramago.

Comenzaron a verse en septiembre de aquel año y, pese a que la pandemia dificultó los encuentros, el escritor finalizó el proyecto en febrero de 2021, un mes antes de su publicación en Portugal. Su éxito fue inmediato: 30.000 ejemplares en apenas tres meses. La alianza era poderosa: uno de los autores más celebrados escribía sobre el empresario más querido. Una forma de fijar la realidad antes de que se transformase y desapareciese, como acabaría ocurriendo el 19 de marzo de 2023 con el fallecimiento de Rui Nabeiro. “El pasado tiene que probar constantemente que existió”, escribe Peixoto al comienzo de la novela. “Aquello que fue olvidado y lo que no existió ocupan el mismo lugar. Hay mucha realidad a pasear por ahí, frágil, transportada solo por una única persona. Si ese individuo desaparece, toda esa realidad desaparece sin contemplaciones, no existe forma de recuperarla, es como si nunca hubiese existido”.

En Comida de domingo se suceden momentos de la vida de su protagonista, un empresario de 89 años llamado Rui, nacido en una familia modesta de Campo Maior en un tiempo igual de modesto. Saltando del pasado al presente y de la primera a la tercera persona, el libro se detiene en episodios que incluyen escenas corrientes, como un modesto desayuno de sopas con leche, y hechos excepcionales, como la inauguración del puente Salazar (hoy 25 de Abril) sobre el Tajo el 6 de agosto de 1966. La recreación incluye ese momento mágico en el que el señor Rui recibe a los enviados de una multinacional con una oferta para comprar su empresa “con números que no son de este mundo”. Les ha escuchado pero jamás ha dudado de su respuesta negativa: “Comprar todo lo que tenemos es comprar nuestra vida”.

Por el libro desfilan la familia de Rui y políticos como Mário Soares, el primer socialista que presidió la República, o el español Felipe González. El empresario, entonces alcalde de su localidad y simpatizante socialista, evoca el cocido de garbanzos que improvisó para ellos en la cooperativa Progresso Campomaiorense antes de un mitin en Badajoz. En la ciudad extremeña siempre encontró complicidad el fundador de Delta Cafés, ya fuese para cortarse el pelo o para refugiarse mientras le investigaba la Fiscalía lusa por fraude fiscal. El caso acabó sin caso y Nabeiro regresó a su Alentejo.

El libro se proyecta sobre la historia de un individuo que hace memoria en vísperas de cumplir noventa años. A través de esa existencia privilegiada por la longevidad y el triunfo, es también una reflexión sobre el sentido de la vida. El protagonista de Comida de domingo sabe que está llegando al final y eso le coloca de inmediato en una posición de clarividencia. “No solo tenía la sensación de que toda la gente se estaba muriendo, comenzaba a sentir que toda la gente ya estaba muerta”, piensa en el tanatorio cuando acude a despedirse de su “amigo más sincero”.

Hay implícita una reivindicación de la experiencia, de quienes ya lo han hecho y visto casi todo y son, por tanto, capaces de anticipar lo que harán o verán los otros en el futuro. El señor Rui tiene el cuerpo de un anciano con rigideces físicas y amnesias fugaces, pero su mente es la de un visionario. El éxito, además, le garantiza un lugar de honor en la sociedad. A diferencia de otros, no ha sido relegado al rincón de no molestar. La novela muestra la complejidad de un hombre de 89 años, con sus grandezas y sus límites. En realidad Peixoto habla de Nabeiro, pero también de sí mismo, la materia que casi siempre está en el origen de su literatura.