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domingo, 7 de octubre de 2018

El valor y la cobardía de los soldados. De cómo la imaginación ayuda a unos hombres y destruye a otros

Se publica por primera vez en castellano ‘Anatomía del valor’, de Lord Moran, la obra clásica de referencia sobre el coraje y la cobardía de los soldados 

No deja de ser una curiosa paradoja que el libro de referencia sobre la valentía se publique por fin en castellano gracias a un notable cobarde. Cuando hace unos meses el historiador Ricardo Artola me comentó los títulos que barajaba para el nuevo sello editorial Arzalia le recomendé The Anatomy of Courage, el ensayo clásico de 1945 de Lord Moran (1882-1977) sobre el valor y la cobardía de los soldados y que yo tengo siempre a mano en mi atiborrada mesita de noche para cuando me asaltan recuerdos pesadillescos del Somme, donde –a diferencia del autor, que ganó allí en 1916 la Military Cross– afortunadamente nunca estuve, pues lo hubiera hecho de pena. El ensayo, que se acaba de publicar con el título de Anatomía del valor en traducción de Alicia Frieyro Gutiérrez, me lo recomendó a mí hace años en un inolvidable encuentro entre los tanques y artillería del Imperial War Museum de Londres el historiador Max Hastings, para el que también es un libro de cabecera. Como es asimismo una obra indispensable para Antony Beevor, que el otro día, entre puente y puente, al comentarle la inminente publicación en España de Anatomía del valor me dijo que ya era hora y que nadie interesado en los efectos de la guerra en la mente y en el espíritu de los soldados y en esa delgada línea (más ancha en algunos) que separa al héroe del cobarde puede dejar de leerla.

Charles McMoran Wilson, primer barón Moran (lo nombraron caballero en 1938 y le dieron el título en 1943) se alistó al comenzar la I Guerra Mundial y fue oficial médico del Primer Batallón de los Fusileros Reales alcanzando el rango de mayor. Recibió varias condecoraciones al valor y fue citado dos veces en despachos. Lo único que tenemos en común es que yo también he jugado al rugby. Basándose en su experiencia en el frente, desarrolló su pionero estudio sobre el comportamiento de los soldados y los efectos psicológicos de la guerra en las tropas que desembocó en Anatomía del valor.

Lord Moran, por supuesto, es sobre todo famoso por haber sido el médico personal de Winston Churchill desde 1940 hasta la muerte del (ya no) primer ministro en 1968. Por esas casualidades del destino hace unos meses encontré en una librería de lance una vieja edición en castellano (Taurus, 1967) de la otra gran obra de Lord Moran Winston Churchill. The Struggle for Survival, titulada aquí Winston Churchill. Memorias de su médico. Es un libro que fue polémico pues algunos consideraron que violaba la relación de confidencialidad médico-paciente, pero que resulta interesantísimo. Al principio ni Wilson (Moran) quería ser médico de Churchill ni este que lo fuera. Mi pasaje favorito es el relato de cuando el primer ministro se encapricha de Wingate (el maestro de la guerra en la jungla contra los japoneses en Birmania y creador de las unidades de chindits) considerándolo un nuevo Lawrence de Arabia. Churchill se los llevó a él y a su mujer a un viaje por mar en el Queen Mary en 1943, pero el personaje le decepcionó. “Wingate no era más que un excéntrico bien dotado”, zanja Lord Moran, para mí que pelín celoso y evidiosillo.

Pero volvamos al coraje. Anatomía del valor no es un libro sencillo ni redondo, entre otras cosas porque está escrito en fecha tan azarosa como 1943, con el autor viajando junto a Churchill por un mundo en guerra y porque incluye el diario de Lord Moran durante la batalla del Somme, que ya es zozobra. El objetivo del autor, que escribía en el marco de las investigaciones pioneras sobre la neurosis de guerra y el estrés bélico, era tratar de dilucidar, a lo Gary Cooper en Llegaron a Cordura, qué hace que unos hombres aguanten en la batalla y otros no, las razones psicológicas y morales del valor y la cobardía.

Su idea era que entender cómo funciona la mente del soldado en guerra permitiría idealmente desterrar el miedo, disciplinarlo o al menos seleccionar a los que pueden ser buenos combatientes de los que no tienen remedio (y extienden "el contagio de la derrota")

De sus experiencias y observaciones,
Lord Moran extrajo la sorprendente conclusión, y esta es su gran aportación, de que todos (incluso usted y yo) poseemos una cantidad contante de valor pero que ese valor se va gastando cuando lo utilizas, como la ropa.
Por ejemplo, si atacas un nido de ametralladoras alemán o aguantas un bombardeo de aúpa puedes quedarte no solo sin valor sino incluso en números rojos. En un ataque con gas mostaza, por poner otro ejemplo, el valor se te deteriora enormemente. Se te empequeñece. Cómo mantener tu saldo de valor e incluso aumentarlo (derribando un Messerschmitt o con una victoria como El Alamein, siempre y cuando fueras británico, claro) es un tema que interesó especialmente a Lord Moran (y a los generales ni te digo). Lord Moran no es optimista: el número de valientes es muy limitado y sometido a todo lo que te puede caer en una guerra en última instancia no hay quien aguante, todos sienten miedo tarde o temprano.

De cómo la imaginación ayuda a unos hombres y destruye a otros es uno de los capítulos más interesantes. 
Podría firmarlo Lord Jim. Ser imaginativo en principio no ayuda en la guerra, porque, lógicamente, te imaginas muerto. Pero Lord Moran determina que si eres capaz de dirigirla correctamente y no dejarte arrastrar, la imaginación te impulsa a dar lo mejor de ti mismo y hasta a sobrevivir. O por lo menos a morir con decencia, que para él es un punto.

El autor es poco comprensivo con la cobardía,
lo que se entiende si has ganado la Military Cross, te han citado en despachos, etcétera.

Distingue entre el miedo normal (respuesta del instinto de autoconservación) y el malsano, cuando es desproporcionado con respecto al grado de peligro (y me pregunto yo si el que te maten no es un grado considerablemente alto de peligro). Al parecer, la acción ayuda a pasar el miedo, aunque, claro, también significa más posibilidades de que te metan un balazo. El asunto es complejo. Se interroga Lord Moran si la guerra puede convertir con el tiempo a un hombre en cobarde. Lo que parece retórico pues, resume, “ningún hombre dispone de cantidades ilimitadas de valor y cuando estas se agotan, él está acabado”. Que cada uno eche sus cuentas.

Antony Beevor: “El valor en la guerra se gasta” 
El gran historiador militar explica la Segunda Guerra Mundial como una “lotería absurda” en la que vivir o morir dependía de un cambio de humor. Y donde el valiente se hundía y el débil podría emerger.

domingo, 7 de febrero de 2010

El Amor, La Guerra y La Paz. The Love, the War & the Peace

Los lectores eligen (En "El País") canciones de amor por San Valentín.
01 / U2 - With or with out you
02 / Wilco - Jesus, etc
03 / Serrat - Penélope
04 / Extreme - More than words
05 / Barry White - My first, my last, my everything
06 / Whitney Houston - I´ll always love you.
07 / Joaquín Sabina - Así estoy yo sin ti
08 / Nacha Pop - La chica de ayer
09 / Luis Llach - T'estimo
10 / Queen - Love of my life
11 / Radiohead - Creep
12 / Elvis Costello - She
13 / Michael Jackson - The lady in my life
14 / Tom Waits - Blue Valantines
15 / Los Secretos - Está prohibido llorar
16 / Paul McCartney - Maybe I'm amazed
17 / Sting - My one and only love
18 / Jonh Lennon - Woman una 2ª versión aquí.
Otras
The Beatles - All You Need Is Love - Michelle - Yesterday - Eleanor Rigby - Hey Jude
Sabina - "Y sin embargo"
Serrat - "Lucía"
Jacques Brel; "Ne me quite pas". Aquí subtitulada en español y Aquí en inglés.
Y como el amor debe ir unido a la paz, aquí traemos un bello vídeo de Paul McCartney "Pipes of Peace" y aunque parece un sueño idealista fue una realidad. Sobre estos hechos también hay una película "FELIZ NAVIDAD" y el fin de la guerra vino con un armisticio, debido a los levantamientos y negativas a seguir luchando de miles de soldados, a la revolución de octubre del 17 en la URSS, a la colaboración que se daba entre combatientes en los frentes, por ejemplo señalando donde iban a bombardear disparando con la artillería. Y sin duda a las matanzas tan grandes y el cansancio, rabia y actos de rebeldía entre los soldados, lo que no parecía augurar nada bueno. Cierto que en Alemania, los nazis inventaron y propagaron la leyenda de que no habían sido vencidos sino traicionados, "la puñalada por la espalda de los políticos" dejando al ejercito y las clases dominantes sin responsabilidad.
Aún no hay una aceptación unánime de las causas de la guerra por la Historia hegemónica oficial... Hechos minusvalorados y ocultados sistemáticamente por la Historia académica oficial, con lo cual no "existen" responsables de las matanzas y minusvalías de millones de hombres jóvenes. (Películas sobre la guerra y educación en valores aquí)