Si la crisis del imperio es prueba evidente de su fracaso como sistema, y como solución pretendió emplearse en su deseo de acabar con Rusia para luego enterrar a China y alimentarse con los despojos, su enfermedad crónica la ha agudizado él solo, la inmensa mayoría se ha apartado y, ahora, el yanqui en armas busca con urgencia hacerlo olvidar a sus lacayos y conduciéndolos a “la solución final”, esa tan programada por sus sionazis.
Recuérdese que el vínculo programático ucronazi y sionazi es un único programa, invasión, ocupación, limpieza étnica, robo, genocidio, envuelto en celofán de agresión siempre por el que es objetivo de EEUU, de ahí que las aparentes dos partes, creación del “estado profundo” visionario estadounidense, hiciese que el fracaso en Europa lo recondujesen al segundo frente abierto: los genocidas yanquis quieren una victoria ante el mundo, ya ves, sobre la empobrecida y torturada Gaza. La provocación a los países que le ponen freno se ha destapado hasta límites que hacen pensar si el final de los que forman el grupo de strusianos, de su final imperial, no lo ven o lo ven y quieren el final del mundo antes que caer ellos.
La ciudadanía estadounidense empieza a temer lo que hacen sus dirigentes políticos y militares, ya hay gritos en las calles de numerosas ciudades, dimisiones y críticas entre los que sustentan el sistema. Son mucho más rápidos en su accionar los criminales, ansían el gas y el petróleo de Gaza y que su genocidio conduzca a una guerra contra Irán, Siria, y en esa dirección Rusia termine entrando, de esta manera encontrarían lo que buscaban, armando a Ucrania, en Medio Oriente.
Por de pronto una serie de sionazis europeos lacayos, Macron, Scholz, Sumak, Meloni, Mitsotakis, han ido sosteniendo la cola del traje del baboso Biden para comprometer sus servicios a Netanyahu y sus degenerados generales. ¿Habrá un tribunal internacional para todos ellos?
La unidad árabe que tanto se deseaba por los antiimperialistas se acelera en estos momentos, las fuerzas de la Resistencia Palestina y las de vecinos como Líbano prometen sumarse, y con ellos declaran que se ponen a su lado los gobiernos de la región, sus pueblos ya lo manifiestan diariamente movilizándose hasta las fronteras.
Desde los túneles de la Casa Blanca se mira a Irán, la provocación que el mundo oscuro sionazi de EEUU ya ha empezado a lanzar para que entre el país persa y le puedan culpar los regímenes europeos y sus batallones de escribientes para cubrir la espalda al imperio, no parece contar con que su imagen se ha caído y los psicópatas yanquis se han aislado, con ello su envenenamiento de la ciudadanía europea empieza a dejar de tener efecto con la lección criminal que han dado en Gaza.
Aun así la señal de desamparo que les crece a los genocidas no parece que les detenga, es posible que apuesten a la destrucción del mundo, por eso es fundamental la unión práctica antiimperialista con la máxima urgencia.
Irán tiene el Estrecho de Ormuz y el petróleo dejará de alimentar a los mercaderes financieros estadounidenses sionazis, a eso hay que añadir el petróleo de Arabia y sus vecinos que ya han declarado su posición respecto a Gaza: el crack de los juegos especulativos, los casinos bolsísticos yanquis, ingleses y europeos tiemblan. Gaza es el centro de la lucha geoestratégica y los criminales sionazis quieren realizar su proyecto supremacista colonial de invasión, ocupación, limpieza étnica y robo llevados de la mano del estado profundo gringo y su complejo militar industrial y financiero; ahí estan sus sucesivos boicots a la paz apoyada en la ONU por la inmensa mayoría, quieren ahogarnos en sangre para seguir siendo hegemónicos. Pero el mundo viene cambiando.
En el Mediterráneo y en el Mar Negro tenemos las fuerzas principales de un posible enfrentamiento, pero los yanquis consideran que poseen la bendición de su dios que es el programa para resolver su crisis en todos los niveles. Las fuerzas de Medio Oriente tienen de su parte además a China, cuyos amparos en busca de un orden mundial equilibrado da oxígeno a los resistentes al monstruo rabioso que alimentó la guerra “hasta el último ucraniano” y que ahora quiere tapar su debacle martirizando al centro cardinal del mundo, el pueblo de Gaza, el que alumbra todas las mentes y corazones.
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días; Palestina. Crónicas de vida y Resistencia; Dietario de Crisis; Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero; y, Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Presidente de AMANE. Miembro de la Asociación Europea de Apoyo a los Detenidos Palestinos. Internacionalista e integrante de la Red de Artistas, Intelectuales y Comunicadores Solidarios con Nicaragua y el FSLN.
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