A nadie le hace gracia que su hermana acabe en un burdel, pero a las putas se les guarda un cariño ancestral. Hasta el final del franquismo, un llamativo porcentaje de españoles perdió la virginidad con alguna de ellas y esa sensación es de las que no se entierran. Luis Buñuel —que las adoraba— sostenía que España era el país más reprimido de Europa. El clima moral era de risa. Muchos matrimonios nunca se veían desnudos y la que no llegaba virgen a la noche de bodas se sentía sucia y, sí, un poco golfa. Cómo no iban a ir de putas.
Contra todo pronóstico, entre los jóvenes de hoy, está de moda ir en pandilla a los puticlubs para hacerlo por primera vez. Les puede la ansiedad por saber qué se siente y no desperdician ni un minuto en tratar de seducir a una chica. Ellos también son espejo de su tiempo, uno de los menos románticos de la historia, dominado por la prisa, la negación del esfuerzo, el pragmatismo salvaje y el sentido del espectáculo. Los chicos acuden en grupo a olvidar la virginidad porque así es más divertido. El polvo espectáculo.
Pero alrededor de las putas florece un negocio escandalosamente sórdido que atrae a todo tipo de canallas. Es un inframundo en el que la degradación humana toca fondo. En España el problema se nos ha atragantado. Nuestra propuesta es una completa chapuza: aquí la prostitución es ilegal, pero de aquella manera. Se amaga estos días con un debate nacional e internacional que no termina de cuajar y, cuando se encara el asunto, suelen chirriar la demagogia, la hipocresía o el puritanismo.
Aspirar a liquidar la prostitución es como empeñarse en contar la arena del mar. (Se decía lo mismo de la esclavitud en occidente y se pudo contar -pues aún perdura en otros países-) Y no es sencillo dar en el clavo. Pero urge liberar de su tortura a las explotadas y humilladas y facilitar, a las que decidan ser putas, una vida decente (? ¡Qué bueno! ¿cómo se hará?). Y quien se acerque a ellas que lo haga con delicadeza (!toma¡, ¿será como él lo hace?). Sea por placer o porque, como inmortalizó Joaquín Sabina en Una canción para la Magdalena, esté más solo que la luna.
¡¡¡El artículo no tiene desperdicio, lleno de todos los tópicos típicos de los puteros, eso sí, que no les toquen a sus madres!!! ¿Las demás?, ¡¡¡ya es otra cosa!!!
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/08/05/estilo/1438791345_321037.html
Más: http://elpais.com/tag/prostitucion/a/
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miércoles, 26 de agosto de 2015
La Magdalena. Cuando se debate sobre prostitución chirrían la demagogia, la hipocresía o el puritanismo ?
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miércoles, 18 de febrero de 2009
Joaquín Sabina, 19 días y 500 noches
Noche de Bodas
Video interesante ZEITGEIST, La Película - la Liberación Oficial - la Producción completa (inclusive la "Propuesta") ¿Qué tienen la cristiandad, el 9 del 11 y La Reserva Federal... en común? Es algo al menos muy curioso.
Noche de bodas
Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas,
Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de tí el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
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