Algunos se apellidan Díaz o Fernández, nacieron en México, pero apenas hablan en español. Llegaron a comienzos de los 70 a San José y sus alrededores con menos de cinco años. Algunos cuentan cómo, en la escuela, los castigaban por hablar el idioma que escuchaban en casa, y cómo a medida que sus padres se integraban en una zona próspera, con la industria tecnológica como motor de desarrollo local, fueron borrando la lengua, pero no la cultura, los amigos o la forma de ver la vida.
Hoy, muchos de esos chicos son profesionales que sigue en la zona de la bahía de San Francisco, han conseguido estudiar y trabajan en las empresas tecnológicas de la zona. Los que han conseguido este éxito son una minoría, pero quieren que su ejemplo sirva para que las nuevas generaciones lo tengan más sencillo.
Durante el Silicon Valley Latino Leadership Summit algunos de los más exitosos pasaron por el Faculty Club de Stanford para dar consejos a los que emprenden su mismo camino.
Carmen Rojas dirige Workers Lab, un laboratorio que ayudar a los padres de los jóvenes para que tengan oportunidades económicas y acceso a becas. Su inquietud es que los que quieren llegar a la universidad lo tengan más fácil que ella, cuya madre era costurera en una fábrica de Levi’s.
Yai Vargas está al frente de Marketing para Estados Unidos de la aseguradora New York Life. Se permitió dar un consejo: “Me veo como un recurso, como alguien que conecta. Creo que es bueno no estar solo en el grupo de latinos, sino en más poder ejercer más influencia y unir diferentes intereses”.
Anthony Salcido es otro de esos perfiles que destaca, ejerce como vicepresidente de Toyota y presume como latino: “Somos el grupo con mayor crecimiento. Tenemos que pedir nuestro sitio, ocupar el espacio. Cada vez más latinos se gradúan en las mejores escuelas del país. Si ves ejemplos de líderes, piensas que quizá tú también puedas hacerlo”.
El contexto político, con una presidencia poco abierta a la inmigración, es una de las preocupaciones del colectivo. Aaron Santillán, directivo de VISA, le da la vuelta a la situación: “Tenemos que verlo como una oportunidad para que se nos vea como algo distinto”. Salcido apunta en la misma línea ante la criminalización de los inmigración: “Tenemos que ser ejemplares. Somos el grupo de más crecimiento. Vamos a tener más y más visibilidad. Tarde o temprano vamos a llegar”.
Una cifra que llama la atención es que solo el 10% de los latinos llega a graduarse en la universidad. Sin embargo, son el colectivo con mayor éxito a la hora de emprender, con mayor tasa de permanencia de las empresas, pero, de nuevo, con una dificultad, les cuesta escalar. No son muchas las empresas creadas por ellos que superen el millón de euros de facturación.
Jacqueline Martínez, creadora y consejera delegada de la Latino Community Foundation, apuesta por la apertura a otras comunidades: “Muchos de los que van a ver liderazgo, cualidades, algo especial en otros quizá no están en nuestro entorno. Por eso tenemos que abrirnos, encontrar a los que nos va a ayudar a ir más allá.
Santillán dio un consejo para los que estén en el mundo corporativo, que pierdan los complejos: “Tenemos que negociar. No conformarnos. Pensar lo que queremos ganar y saber pedirlo. El cambio empieza con los salario. No hay nada malo en pedir lo que te mereces. Después, ya se puede ir escalando en la pirámide corporativa, pero ese respeto hay que ganárselo”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2017/05/08/estados_unidos/1494222591_845519.html
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