Escribir no es difícil, lo difícil es no escribir. L. Tolstói (1828-1910). Saber no es suficiente tenemos que aplicarlo. Querer no basta tenemos que hacerlo. Goethe (1749-1832). No conozco ningún otro signo de superioridad que la bondad. Beethoven (1770-1827). Ni lamentar ni detestar, sino comprender. Spinoza (1632-1677). La única soledad es la ignorancia. Shakespeare (1582-1616). Nada tan vil como ser altivo con el humilde. Séneca (4 a. C. - 65 d. C.).
El Premio Nobel de la Paz, creado para reconocer a quienes trabajan por la fraternidad, el desarme y la resolución pacífica de los conflictos a través de su historia, no ha estado exento de controversias. La reciente discusión sobre si el emperador Donald Trump merecerá alguna vez esa distinción, revive viejos debates sobre el papel de las presiones política en la selección de galardonados.
El testamento de Alfred Nobel establece que el premio debe otorgarse a «la persona que hayan trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz».
Lo primero que conviene destacar, es que el premio Nobel de la Paz no depende de la opinión pública ni de la retórica política internacional, sino del Comité Noruego del Nobel, que suele tomar sus decisiones en base a nominaciones formales presentadas por parlamentarios, académicos, diplomáticos o incluso ganadores previos del Nobel. Estas nominaciones no implican mérito automático, miles de candidatos son propuestos cada año.
Este año, hay 338 candidatos nominados para el Premio Nobel de la Paz 2025. El galardonado de 2025 se anunciará el próximo 10 de octubre.
El Comité Nobel prioriza la cohesión y la percepción global del premio. Y galardonar a una figura tan divisiva y confrontacional como Trump, cuyos «logros de paz» son cuestionados y empañados por una larga lista de controversias y políticas agresivas, sería un riesgo enorme para el comité Nobel, concederle el premio al emperador Trump.
Durante su presidencia, el dictador emperador Trump, se presentó como un “negociador nato”, capaz incluso de prometer que resolvería la guerra en Ucrania en 24 horas y hasta ahora nada. Sin embargo, su mandato ha estado marcado por un firme apoyo al gobierno sionista genocida israelí, recientemente en la ONU ha vuelto a amenazar a Venezuela, para instalar un gobierno títere pro EE.UU y saquear los recursos naturales del país caribeño. También con acciones de fuerza y amenazas pretende recuperar la base de Bagram (Afganistán), ha incrementado la venta de armas a nivel global, sus críticos lo ven más cercano a un dictador, líder autoritario que a un pacifista. En ese sentido, sus acciones distan mucho de los ideales que justifican un Nobel de la Paz.
El Premio Nobel de la Paz no es solo un reconocimiento, es también un mensaje. Galardonar a Donald Trump, sería una señal de que la confrontación sistemática, el desprecio por el multilateralismo (evidenciado con el retiro de acuerdos como el de París o la OMS), y la retórica belicista son caminos válidos hacia la paz. El Comité Noruego, de tradición liberal y multilateralista, jamás avalaría semejante brutalidad.
El premio suele ir a figuras que, independientemente de su historial, representan en un momento dado un símbolo de unidad o un avance claro hacia la paz global. La figura de Trump representa la polarización y la confrontación, es cómplice del genocidio sionistas en Gaza, desata la persecución contra los inmigrantes latinos, lo que va en contra del espíritu simbólico y de los derechos humanos que el comité suele buscar en los galardoneados.
Ahora la decisión sin precedentes de Trump de bombardear los sitios nucleares de Irán (22 junio 2025), uniéndose directamente al ataque aéreo del sionismo Israelí, no consagran al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para ser galardonado con el Nobel, pues ese acto fue una «grave violación» a la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares.
El emperador Donald Trump, tiene un país altamente polarizado y al borde de la guerra civil, con recesión económica, ha desatado la “casa de brujas” contra los inmigrantes de origen latino sin respetar sus DDHH, amenaza con hacerse por la fuerza de los recursos naturales de Groenlandia. Con el cuento de la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico, recientemente ha amenazado con invadir Venezuela, Colombia, México y otros países de la región. Trump ha declarado que cualquier figura política o de otros ámbitos o país que se oponga a sus políticas devastadora, es su enemigo y por ende de los EE. UU.
Los múltiples señalamientos, además, sobre su conducta personal, como acoso sexual y pedofilia, dado a conocer por medios de prensa de su propio país y sus vínculos con Epstein, las presiones y amenazas a sus aliados (UE) y políticas de confrontación dañan su credibilidad como figura «pacificadora». De allí que la a trayectoria del mandatario estadounidense no encaja con los criterios habituales del Nobel de la Paz. Sus amenazas y políticas agresivas muestran más inclinación hacia los conflicto, la confrontación y el uso de la fuerza (militar, económica, diplomática) que hacia una estrategia sostenida de construcción de una verdadera paz.
Muchos observadores interpretan sus gestos hacia la paz como instrumentos de imagen, publicitario o intereses estratégicos, más que como un compromiso real y genuino con la paz mundial y los derechos humanos. De ahí que resulte difícil aceptar sin cuestionamiento su aspiración al Nobel, pues Trump representa a un Imperio en decadencia y toda la barbarie de un sistema capitalista que se encuentra en fase terminal.
La pregunta que surge es…podría obtenerlo? No es imposible, hay antecedentes de que producto de las presiones políticas, el Comité Nobel, ha laureados personajes muy controvertidos (Obama, Kissinger, Roosevelt). Ahora que Trump obtuviera dicho premio, sería visto por gran parte del mundo como un galardón profundamente cuestionable y contradictorio con el espíritu del premio, que no enaltecería a la organización del premio Nobel, si este le fuera concedido al emperador Trump.
Ahora el premio perdería aún más credibilidad, pues confirmaría la percepción de que no se concede por méritos éticos reales sino por presiones geopolíticas. El Nobel ya ha sido criticado por premiar a líderes en medio de guerras, pero con Trump, figura controvertida y altamente polarizante, el descrédito del premio Nobel podría ser mucho mayor.
Incluso muchos que no son enemigos radicales de Trump cuestionarían la incoherencia de otorgarle el Nobel en medio de acusaciones judiciales, escándalos diversos y divisiones internas.
Finalmente, si se impone la cordura, es altamente improbable que gane el Nobel en 2025. En definitiva, el galardón oscila entre la grandeza de quienes lo merecen y la polémica de quienes lo reciben bajo la sombra de las presiones políticas. La pregunta es inevitable: ¿se estará premiando la paz… o la barbarie de todo lo que representa Trump?
_- Todos sabemos que nacer en una familia acomodada ofrece ventajas: es más fácil ir a la universidad, tienes más información, mejores redes de contactos… y puedes permitirte más riesgos, porque cuentas con un colchón. No es lo único que importa, porque la suerte y el esfuerzo también juegan su papel —seguro que conoces gente que subió el ascensor social—, pero el peso del dinero es innegable.
El último gráfico lo ilustra con un caso extremo: la mitad de los ganadores del premio Nobel son hijos de padres del 5% más rico de su país de nacimiento. Esa es la conclusión de una investigación que rastreó el origen social de cientos de premiados.
Los Nobel los ganan hijos de rentas altas
Ganadores del Nobel según el nivel de renta de sus padres, en relación a su país. Los cuantiles van del 5% pobre hasta el 5% rico
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La mitad de los Nobel tienen padres del 5% rico
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¿Las profesiones de los padres sobrerrepresentadas? Abundan científicos, funcionarios, ingenieros, maestros, médicos… y también empresarios. ¿Y qué país ofrece más oportunidades científicas a las familias modestas? Según el estudio, Estados Unidos.
Pero lo esencial del gráfico es lo que falta: los niños cuyo potencial se perdió. El talento está ampliamente repartido, pero las oportunidades no. Eso significa, como resumen los autores, que “hay una vasta reserva de talento científico sin destapar en los países con menos ingresos”. Muchos niños no reciben la educación, los estímulos ni el apoyo necesarios para llegar lejos. Y eso no solo es injusto: es una pérdida para todos. Nos estamos perdiendo innovación, crecimiento, descubrimiento y en esencia, un futuro mejor.
A primera vista, intenso y correspondido: así fue el amor de Albert Einstein por Japón.
No fue sólo su sociedad sino el alma de sus habitantes lo que lo cautivó.
El físico se embarcó hacia la nación nipona en 1922, desde Marsella, en una gira que lo llevaría a diferentes países.
Cuando desembarcó en Japón, el 17 de noviembre, lo esperaba una multitud ansiosa por ver a una de las personas más famosas del planeta.
Había una Einstein manía. Los auditorios en los que expuso su trabajo científico se llenaban en su totalidad.
Era la primera vez que el científico pisaba ese país y en un diario personal que escribió (no para ser publicado) dejó ver sus impresiones sobre sus anfitriones.
Una japonesa sonriendo
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El físico halló la sonrisa japonesa "misteriosa".
De la mano de Ze'ev Rosenkranz, editor de "Los diarios de viaje de Albert Einstein: el Lejano Oriente, Palestina y España 1922-1923" ("The Travel Diaries of Albert Einstein: The Far East, Palestine, and Spain, 1922 - 1923"), BBC Mundo se adentra en un Einstein sin filtros, en un Einstein más introspectivo que reflexiona sobre "su propia identidad y la de los demás".
Rosenkranz es el director asistente del Einstein Papers Project, un proyecto del Instituto de Tecnología de California que ha reunido, traducido y publicado miles de documentos del Nobel alemán y que cuenta con el patrocinio de la Universidad de Princeton de Estados Unidos y la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Estas son seis reflexiones sobre el país que lo acogió como a una estrella:
1. Modales delicados
El padre de la teoría de la relatividad expresó su admiración por la elegancia de los japoneses y por la delicadeza de sus modales.
Dos japonesas saludándose
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El refinamiento de los modales de los japoneses cautivó a Einstein.
"Pensaba que la sonrisa y la personalidad japonesas eran muy misteriosas", señala Rosenkranz.
El sentido del orden así como la limpieza le fascinaron.
La ceremonia del té o chanoyu, que para muchos representa la esencia de lo japonés, fue una tradición que le gustó.
Consiste en servir el té en un ambiente tranquilo para tomarlo, sentado en el piso y sin zapatos, con un familiar, un amigo o un grupo pequeño de invitados.
Es un ritual, influenciado por el budismo, que busca celebrar ese momento, celebrar el presente.
Dos geishas sirviendo el té
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La ceremonia del té es una parte esencial de la cultura japonesa.
"Einstein alabó la calma del alma japonesa", indica el académico.
A sus habitantes los percibía como "muy cálidos" y con sentido del humor.
"Llegó a comparar el temperamento de los japoneses con el de los italianos, lo cual resulta muy interesante", dice el editor.
"A Einstein le atraía mucho Italia, admiraba su arquitectura y arte, pero para él, Japón fue una experiencia muy especial, algo que nunca había vivido en ninguna otra parte".
2. En armonía con su entorno
"Después de tres semanas de estar en Japón, Einstein declaró su amor por el país, especialmente por su arquitectura, sus viviendas, sus templos, sus jardines", le cuenta a BBC Mundo el académico.
Estaba encantado con la belleza del paisaje y notó que los japoneses se encontraban "unidos en armonía con la naturaleza y eso se expresaba en su arte".
Paisaje
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El Nobel alemán quedó fascinado con los paisajes que vio en las diferentes ciudades de Japón que visitó.
"Quedó extremadamente impresionado con las artes, especialmente las visuales", indica el historiador.
Aunque le fascinaron la pintura y el tallado en madera, halló el teatro "muy exótico".
Ilustración antigua: Puerta del templo Shinto hecha por Hiroshige
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Las artes plásticas japonesas impresionaron a Einstein. En esta imagen se ve una ilustración antigua: "Puerta del templo Shinto" hecha por Hiroshige I.
De hecho, en una parte de su diario se llega a preguntar si su fuerte inclinación artística se debe a una "disposición natural".
Sin embargo, una manifestación artística que lo perturbó un poco fue el canto.
"Lo encontró extraño, incómodo y alienante", indica el investigador.
3. Mucho menos materialismo que en Occidente
"Einstein tuvo múltiples identidades: como alemán, como suizo, como judío, como europeo y como occidental", indica Rosenkranz.
Paisaje japonés
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Las casas, los templos, la arquitectura en general enamoró al científico que sólo visitó Japón en una oportunidad.
"En sus diarios de viaje vemos que era muy europeo en sus actitudes y opiniones".
Y así fue como el creador de la teoría de la relatividad vio a Japón y a los otros países que visitó: con un lente europeo.
"Algo que es realmente interesante es que sus diarios revelan una clara discrepancia entre sus pronunciamientos públicos, que eran progresistas y humanitarios (que invitaban a la tolerancia), y algunos pasajes de sus notas privadas, en los que expresaba prejuicios y estereotipos sobre las personas que conoció", indica el experto.
Personas caminando por Tokio
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Einstein le advirtió a Japón que "no se volviera demasiado occidentalizado y materialista". Hoy, la nación asiática es uno de los centros financieros del mundo globalizado.
Su opinión de los japoneses era muy positiva, comparada con la que se formó de los chinos, a quienes describió como "obtusos".
Sin embargo, en esos mismos escritos, expresó su repudio a la actitud de superioridad de algunos europeos, a quienes calificó de "insensibles y materialistas".
De hecho, "hizo una advertencia para que Japón no se volviera demasiado occidentalizado y materialista", señala Rosenkranz.
"No quería que Japón estuviera influenciado por el carácter materialista de las sociedades occidentales"
Ze'ev Rosenkranz
Y es que, para Einstein, los japoneses, cuya modestia lo cautivó, eran "menos ostentosos y materialistas que los occidentales".
Tenía una posición ambivalente, explica el experto. Por una parte se mostraba precavido para que Japón no adoptara ciertos valores occidentales y, por otra parte, quería que ese país acogiera la ciencia y la educación occidental.
Einstein y su esposa Elsa.
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En su viaje a Japón, Einstein estuvo acompañado de su esposa, Elsa. Esta foto es de otro viaje que hicieron en 1932.
"No quería que Japón estuviera influenciado por el carácter materialista de las sociedades occidentales ni por su ritmo de vida apresurado, agitado" y competitivo.
Y en otra sección de su diario, manifestó lo que le pareció "una falta de curiosidad científica, la cual lo llevó a creer en una cierta inferioridad intelectual" de los japoneses.
Clase de ciencia
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El Nobel alemán destacó la importancia de que Japón fomentara la educación científica.
Pero esa curiosidad científica que Einstein llegó a cuestionar es uno de los factores que ha contribuido a que Japón haya avanzado tanto en el área científica en las últimas décadas.
Por citar sólo un ejemplo, los japoneses han ganado 25 premios Nobel, la mayoría de ellos en ciencias. Ningún otro país no occidental lo iguala en galardonados.
Desde 1949, los científicos nipones han conquistado el Nobel de Física en siete oportunidades; el de Química en seis ocasiones y el de Medicina en cuatro ediciones.
Tres fueron de Literatura y uno de la Paz.
4. El interés individual subordinado al colectivo
Un aspecto de la sociedad japonesa que atrajo a Einstein es lo que él describió como la armonía social.
Niños en un circulo
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Pie de foto,
La combinación de los intereses individuales con los de la sociedad llamó la atención del padre de la teoría de la relatividad.
De acuerdo con Rosenkranz, el científico notó con admiración que "el individuo subsumía sus necesidades a las del colectivo".
"Él percibió la sociedad japonesa como muchísimo menos individualista que las sociedades occidentales y mucho más humilde", indica el editor.
Las seis semanas que estuvo en Japón le permitieron ir más allá de los estereotipos, algo que -reflexiona el historiador- no sucedió en China, donde estuvo unos pocos días: "Su impresión de los chinos fue muy superficial" y ofensiva.
En cambio, su opinión sobre Japón fue muy positiva desde el principio, en parte porque llegó a establecer relaciones cercanas con algunos japoneses.
Una de esas amistades lo llevó a concluir que la cohesión familiar en Japón era mucho más fuerte que en Occidente.
Familia japonesa
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Pie de foto,
En su diario de viaje, Einstein resaltó lo que calificó como la cohesión en el núcleo familiar japonés.
"Quedó impresionado con la familia de su anfitrión, quien era el director de la publicación progresista que lo invitó a Japón. Le llamó la atención la armonía que había en la casa, donde vivía no sólo su anfitrión con su esposa y sus dos hijos, sino otras personas", cuenta Rosenkranz.
Einstein percibió que "todos vivían en armonía entre sí".
"Le impactó lo que él vio como el típico autocontrol japonés dentro de la sociedad, lo cual -consideró- contribuía a la armonía social y pensó que eso era algo que Occidente podía aprender de Japón".
5. Amor por la nación
La gira de Einstein por Asia, Medio Oriente y España se produjo en momentos en que Alemania era sacudida por la turbulencia política.
Einstein y su esposa Elsa.
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Pie de foto,
Su esposa lo acompañó en muchos de sus viajes.
"Hubo muchos asesinatos e intentos de asesinato, especialmente de figuras judías y de la izquierda, a manos de extremistas de la derecha radical", recuerda Rosenkranz
"En junio de 1922, pocos meses antes de que Einstein se embarcara en ese viaje, se desencadenó un factor decisivo: el asesinato del ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, el judío Walther Rathenau".
Tras lo sucedido, Einstein estaba determinado a abandonar Alemania definitivamente, "pero pocas semanas después revirtió su decisión y pensó que era un buen momento para estar lejos de Berlín por unos seis meses, que fue lo que duró su viaje".
Un niño japonés junto a la ecuación de la teoría de la relatividad
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Pie de foto,
El Japón que acogió a Einstein lo admiraba profundamente.
Era claro que al científico no le gustaban los nacionalismos, pero le conmovió el patriotismo de los japoneses, el amor por su país.
Según el historiador, le impresionó ver cuán emocionados se pusieron los japoneses que viajaban con él cuando el barco se acercaba a su tierra.
También le pareció interesante que, en su opinión, algunos japoneses percibieran al emperador como "un dios".
6. El camino hacia felicidad
Cuando el padre de la teoría de la relatividad se encontraba en su habitación en el Hotel Imperial de Tokio, un mensajero llamó a su puerta. Tenía un paquete para él.
Tras recibirlo, Einstein se dio cuenta de que no tenía dinero para darle una propina.
Notas escritas por Einstein
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Pie de foto,
Pie de foto,Un mensajero del hotel en el que Einstein se hospedaba se quedó, por muchos años, con el secreto de la felicidad de Einstein.
Le pidió que esperara y agarró dos hojitas con el membrete del hotel y una pluma.
Escribió: "Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica".
En la segunda hoja escribió: "Donde hay una voluntad, hay un camino".
Y las firmó.
Una señora sentada en un banco con una estatua de Einstein
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Pie de foto,
Un homenaje a Einstein en Tokio. La estatua evocaba una celebre foto...
Einstein
FUENTE DE LA IMAGEN,AFP
Pie de foto,... ésta que fue tomada en 1951.
Se las entregó al mensajero y le dijo que algún día esas notas tendrían valor.
En octubre de 2017, una casa de subastas de Jerusalén las vendió por US$1.560.000.
Lo que escribió en la capital japonesa trascendió como la teoría de la felicidad de Einstein.
Aunque no es claro si había llegado a ella hacía mucho tiempo atrás o si fue Japón el que lo inspiró a concebirla, lo cierto es que los japoneses lo marcaron.
Así se lo dejó ver a sus hijos en una carta en la que les contaba sobre sus viajes:
"De todas las personas que he conocido, los japoneses son los que más me gustan, pues son modestos, inteligentes, considerados y tienen una inclinación por el arte", escribió, según la biografía de Walter Isaacson "Einstein: Su vida y Universo" ("Einstein: His Life and Universe").
"No se escribe para ser escritor, ni se lee para ser lector. Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie, pues, debería salir a la vida sin haber adquirido esas habilidades básicas". J. J. Millás.
"Nada curo llorando y nada empeoraré si gozo de la alegría" (Arquílaco).
Tome color. El año pasado, los investigadores alemanes hallaron que sólo echando un vistazo a los tonos de verde pueden impulsar la creatividad y la motivación. No es difícil adivinar por qué: asociamos colores verdes con vegetación, alimentos - tonos que prometen alimento. Esto podría explicar en parte por qué las vistas de paisajes desde la ventana, en programas de investigación, puede acelerar la recuperación del paciente en los hospitales, ayuda al aprendizaje en las aulas y estimula la productividad en el lugar de trabajo.
Esta lluvia amiga... A la tierra la volvió jardín, dicen que el campo se cubrió de verde, el color más bello, el color de la esperanza. Y la isla de mi corazón en pocos días es tempestad que ya viró a bonanza. (De la canción Regreso, de Cesarea Evora).
Joan Manuel Serrat. Aquellas pequeñas cosas,...Uno se cree/que las mató /el tiempo y la ausencia. /Pero su tren/ vendió boleto/ de ida y vuelta./ Son aquellas pequeñas cosas,/que nos dejó un tiempo de rosas/en un rincón,/en un papel/ o en un cajón./Como un ladrón/te acechan detrás/de la puerta./Te tienen tan/a su merced/como hojas muertas/que el viento arrastra/ allá o aquí,/que te sonríen tristes y...
Violeta Parra.
Gracias a la vida (Thanks to the life)
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, ...
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro al fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
cuando miro al fondo de tus ojos claros.
...
Volver a los 17.
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo ...
"Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica". Albert Einstein (1879-1955)
Libros
50 Cosas que hay que saber sobre Física, 2009. Joanne Baker
50 Cosas que hay que saber sobre Matemáticas, 2009. Tony Crilly
50 cosas que hay que saber sobre psicología, 2008 Adrian Furnham
A Física en Banda Desenhada. 2005. Larry Gonick e Art Huffman
Al servicio del Reich. La física en tiempos de Hitler. Philip Ball. 2014
Ángel González
Antología, Federico García Lorca
As Pequenas Memórias, José Saramago
Belén Gopegui, El lado frío de la almohada
Blas de Otero
Campos de Castilla, Antonio Machado
Canto General, Pablo Neruda
Cantos Iberos, Gabriel Celaya
Cien años de soledad, Gabriel García Márquez
De Arquímedes a Einstein. 2007. Manuel Lozano Leyva
Einstein et la relativité, Jean Eisenstaedt
El enigma cuántico. Encuentros entre la física y la conciencis. B. Rosenblum y F. Kuttner. Tusquets, 2010.
El factor humano, John Carlin
El libro de las matemáticas. 250 hitos de la historia de las matemáticas, 2011. Clifford A. Pickover. Ilus Books.
El olvido de la razón, Juan José Sebreli
El PCE y el PSOE en (la) transición, Juan A. Andrade Blanco, 2012. Siglo XXI.
El Prisma y el péndulo, Robert Crease
El Quijote, Miguel de Cervantes
El romancero gitano, Federico G.Lorca
Emma. 2001. Howard Zinn.
Eric J. Hobsbawm, Política para una izquierda racional
Eternidades, Juan Ramón Jiménez
Evaluación de la lengua escrita y dependencia de lo literal. 2009. Maite Ruíz Flores
Feynman, Richard P. El carácter de la ley Física
Geometría para turistas. 2009. Claudi Alsina
Giles Macdonogh. Después del Reich. Crimen y castigo en la posguerra alemana. 2011. Galaxia Gutenberg
Hacemos ciencia en la escuela. 2009. Grao
Imperialismo Humanitario. 2008. Jean Bricmont
Imposturas intelectuales, A. Sokal y J. Bricmont
José Hierro
Kosovo. La coartada humanitaria. Isaac Rosa y otros
L`Etat démantelé. 2010. L. Bonelli et W. Pelletier. La Découverte.
La Alemania nazi, Enzo Collotti
La CIA y la guerra fría cultural. Frances Stonor Saunders. Edt. Debate. 2001
La cocina de Menorca, Josep Borrás
La disciplina en la conciencia: Las Brigadas Internacionales, Mirta Núñez
La educación Lenta, 2009. Joan Domenech Francesch
La poesía española de 1935 a 1975. II de la poesía existencial a la poesía social 1944-50
La resistencia Alemana contra Hitler 1933-1945. 2005. Barbara Koehn
Las Ciencias en la escuela, M. Catalá, R. Cubero y otros
Las leyes del caos. Ilya Prigogine. Critica. Drakontos bolsillo, 2008
LEONARDO DA VINCI Walter Isaacson. 2018
Los caminos cuánticos. Feynman. J. Navarro Faus. Nivola, 2007
Los versos del capitán, Pablo Neruda
Marinero en Tierra, Rafael Alberti
Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. 2009. Alan Sokal
Momentos estelares de la ciencia, 2008. Isaac Asimov
Odas y Sonetos, John Keats (ed. bilingüe)
Odifreddi, Piergiorgio. 2007. Juegos Matemáticos Ocultos en la Literatura. Octaedro.
Pablo Neruda. Antología General, 2010. Real Academia Española
Paroles, Jacques Prévert
Poesía, Miguel Hernández
Poeta en Nueva York, Federico G. Lorca
Qué significa todo eso. Reflexiones de un científico ciudadano. Richard P. Feynman. Crítica. Drakontos, 2010
Science 101 Physics. 2007. Barry Parker.
Sed sabios, convertíos en profetas, G. Charpak y R. Omnès
Seis piezas fáciles, 2008. Richard P. Feynman
Soberanos e intervenidos, Joan E. Garcés. Siglo XXI Editores, 2000. (original del 96)
Sobre la guerra. La paz como imperativo moral, 2008. Howarrd Zinn
Walter Benjamin. 2010. Revista Anthropos
Weinberg Steven, 2010. El sueño de una teoría final. Drakontos