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domingo, 11 de mayo de 2025

_- La mitad de los premios Nobel tienen padres entre el 5% más rico

_- Todos sabemos que nacer en una familia acomodada ofrece ventajas: es más fácil ir a la universidad, tienes más información, mejores redes de contactos… y puedes permitirte más riesgos, porque cuentas con un colchón. No es lo único que importa, porque la suerte y el esfuerzo también juegan su papel —seguro que conoces gente que subió el ascensor social—, pero el peso del dinero es innegable.

El último gráfico lo ilustra con un caso extremo: la mitad de los ganadores del premio Nobel son hijos de padres del 5% más rico de su país de nacimiento. Esa es la conclusión de una investigación que rastreó el origen social de cientos de premiados.
 
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La mitad de los Nobel tienen padres del 5% rico
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   ¿Las profesiones de los padres sobrerrepresentadas? Abundan científicos, funcionarios, ingenieros, maestros, médicos… y también empresarios. ¿Y qué país ofrece más oportunidades científicas a las familias modestas? Según el estudio, Estados Unidos.

Pero lo esencial del gráfico es lo que falta: los niños cuyo potencial se perdió. El talento está ampliamente repartido, pero las oportunidades no. Eso significa, como resumen los autores, que “hay una vasta reserva de talento científico sin destapar en los países con menos ingresos”. Muchos niños no reciben la educación, los estímulos ni el apoyo necesarios para llegar lejos. Y eso no solo es injusto: es una pérdida para todos. Nos estamos perdiendo innovación, crecimiento, descubrimiento y en esencia, un futuro mejor.

Fuente: newsletter de Kiko Llaneras

lunes, 6 de mayo de 2024

Einstein en Japón: 6 reflexiones (y una es sobre la felicidad)

Einstein junto a su esposa en una ceremonia del té

A primera vista, intenso y correspondido: así fue el amor de Albert Einstein por Japón.

No fue sólo su sociedad sino el alma de sus habitantes lo que lo cautivó.

El físico se embarcó hacia la nación nipona en 1922, desde Marsella, en una gira que lo llevaría a diferentes países.

Cuando desembarcó en Japón, el 17 de noviembre, lo esperaba una multitud ansiosa por ver a una de las personas más famosas del planeta.

Había una Einstein manía. Los auditorios en los que expuso su trabajo científico se llenaban en su totalidad.

Era la primera vez que el científico pisaba ese país y en un diario personal que escribió (no para ser publicado) dejó ver sus impresiones sobre sus anfitriones.

Una japonesa sonriendo

Una japonesa sonriendo

FUENTE DE LA IMAGEN,ISTOCK/GETTY IMAGES

Pie de foto,

El físico halló la sonrisa japonesa "misteriosa".
De la mano de Ze'ev Rosenkranz, editor de "Los diarios de viaje de Albert Einstein: el Lejano Oriente, Palestina y España 1922-1923" ("The Travel Diaries of Albert Einstein: The Far East, Palestine, and Spain, 1922 - 1923"), BBC Mundo se adentra en un Einstein sin filtros, en un Einstein más introspectivo que reflexiona sobre "su propia identidad y la de los demás".

Rosenkranz es el director asistente del Einstein Papers Project, un proyecto del Instituto de Tecnología de California que ha reunido, traducido y publicado miles de documentos del Nobel alemán y que cuenta con el patrocinio de la Universidad de Princeton de Estados Unidos y la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Estas son seis reflexiones sobre el país que lo acogió como a una estrella:

1. Modales delicados
El padre de la teoría de la relatividad expresó su admiración por la elegancia de los japoneses y por la delicadeza de sus modales.

Dos japonesas saludándose

Dos japonesas saludándose

FUENTE DE LA IMAGEN,ISTOCK/GETTY IMAGES

Pie de foto,

El refinamiento de los modales de los japoneses cautivó a Einstein.

"Pensaba que la sonrisa y la personalidad japonesas eran muy misteriosas", señala Rosenkranz.

El sentido del orden así como la limpieza le fascinaron.

La ceremonia del té o chanoyu, que para muchos representa la esencia de lo japonés, fue una tradición que le gustó.

Consiste en servir el té en un ambiente tranquilo para tomarlo, sentado en el piso y sin zapatos, con un familiar, un amigo o un grupo pequeño de invitados.

Es un ritual, influenciado por el budismo, que busca celebrar ese momento, celebrar el presente.

Dos geishas sirviendo el té 

Dos geishas sirviendo el té

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Pie de foto,
La ceremonia del té es una parte esencial de la cultura japonesa. "Einstein alabó la calma del alma japonesa", indica el académico.

A sus habitantes los percibía como "muy cálidos" y con sentido del humor.

"Llegó a comparar el temperamento de los japoneses con el de los italianos, lo cual resulta muy interesante", dice el editor.

"A Einstein le atraía mucho Italia, admiraba su arquitectura y arte, pero para él, Japón fue una experiencia muy especial, algo que nunca había vivido en ninguna otra parte".

2. En armonía con su entorno
"Después de tres semanas de estar en Japón, Einstein declaró su amor por el país, especialmente por su arquitectura, sus viviendas, sus templos, sus jardines", le cuenta a BBC Mundo el académico.

Estaba encantado con la belleza del paisaje y notó que los japoneses se encontraban "unidos en armonía con la naturaleza y eso se expresaba en su arte".

Paisaje

Paisaje

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Pie de foto,
El Nobel alemán quedó fascinado con los paisajes que vio en las diferentes ciudades de Japón que visitó. "Quedó extremadamente impresionado con las artes, especialmente las visuales", indica el historiador.

Aunque le fascinaron la pintura y el tallado en madera, halló el teatro "muy exótico".

Ilustración antigua: Puerta del templo Shinto hecha por Hiroshige 

Ilustración antigua: Puerta del templo Shinto hecha por Hiroshige I

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Pie de foto,
Las artes plásticas japonesas impresionaron a Einstein. En esta imagen se ve una ilustración antigua: "Puerta del templo Shinto" hecha por Hiroshige I.

De hecho, en una parte de su diario se llega a preguntar si su fuerte inclinación artística se debe a una "disposición natural".

Sin embargo, una manifestación artística que lo perturbó un poco fue el canto.

"Lo encontró extraño, incómodo y alienante", indica el investigador.

3. Mucho menos materialismo que en Occidente
"Einstein tuvo múltiples identidades: como alemán, como suizo, como judío, como europeo y como occidental", indica Rosenkranz.

Paisaje japonés 

Paisaje japonés

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Pie de foto,
Las casas, los templos, la arquitectura en general enamoró al científico que sólo visitó Japón en una oportunidad. "En sus diarios de viaje vemos que era muy europeo en sus actitudes y opiniones".

Y así fue como el creador de la teoría de la relatividad vio a Japón y a los otros países que visitó: con un lente europeo.

"Algo que es realmente interesante es que sus diarios revelan una clara discrepancia entre sus pronunciamientos públicos, que eran progresistas y humanitarios (que invitaban a la tolerancia), y algunos pasajes de sus notas privadas, en los que expresaba prejuicios y estereotipos sobre las personas que conoció", indica el experto.

Personas caminando por Tokio 

Personas caminando por Tokio

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Pie de foto,
Einstein le advirtió a Japón que "no se volviera demasiado occidentalizado y materialista". Hoy, la nación asiática es uno de los centros financieros del mundo globalizado.

Su opinión de los japoneses era muy positiva, comparada con la que se formó de los chinos, a quienes describió como "obtusos".

 Sin embargo, en esos mismos escritos, expresó su repudio a la actitud de superioridad de algunos europeos, a quienes calificó de "insensibles y materialistas".

De hecho, "hizo una advertencia para que Japón no se volviera demasiado occidentalizado y materialista", señala Rosenkranz.

"No quería que Japón estuviera influenciado por el carácter materialista de las sociedades occidentales"

Ze'ev Rosenkranz
Y es que, para Einstein, los japoneses, cuya modestia lo cautivó, eran "menos ostentosos y materialistas que los occidentales".

Tenía una posición ambivalente, explica el experto. Por una parte se mostraba precavido para que Japón no adoptara ciertos valores occidentales y, por otra parte, quería que ese país acogiera la ciencia y la educación occidental.

Einstein y su esposa Elsa.

Einstein y su esposa Elsa.

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Pie de foto
En su viaje a Japón, Einstein estuvo acompañado de su esposa, Elsa. Esta foto es de otro viaje que hicieron en 1932. "No quería que Japón estuviera influenciado por el carácter materialista de las sociedades occidentales ni por su ritmo de vida apresurado, agitado" y competitivo.

Y en otra sección de su diario, manifestó lo que le pareció "una falta de curiosidad científica, la cual lo llevó a creer en una cierta inferioridad intelectual" de los japoneses.

Clase de ciencia 

Clase de ciencia

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Pie de foto,
El Nobel alemán destacó la importancia de que Japón fomentara la educación científica.

Pero esa curiosidad científica que Einstein llegó a cuestionar es uno de los factores que ha contribuido a que Japón haya avanzado tanto en el área científica en las últimas décadas.

Por citar sólo un ejemplo, los japoneses han ganado 25 premios Nobel, la mayoría de ellos en ciencias. Ningún otro país no occidental lo iguala en galardonados.

Desde 1949, los científicos nipones han conquistado el Nobel de Física en siete oportunidades; el de Química en seis ocasiones y el de Medicina en cuatro ediciones.

Tres fueron de Literatura y uno de la Paz.

4. El interés individual subordinado al colectivo
Un aspecto de la sociedad japonesa que atrajo a Einstein es lo que él describió como la armonía social.

Niños en un circulo 

Niños en un circulo

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Pie de foto,
La combinación de los intereses individuales con los de la sociedad llamó la atención del padre de la teoría de la relatividad. De acuerdo con Rosenkranz, el científico notó con admiración que "el individuo subsumía sus necesidades a las del colectivo".

"Él percibió la sociedad japonesa como muchísimo menos individualista que las sociedades occidentales y mucho más humilde", indica el editor.

Las seis semanas que estuvo en Japón le permitieron ir más allá de los estereotipos, algo que -reflexiona el historiador- no sucedió en China, donde estuvo unos pocos días: "Su impresión de los chinos fue muy superficial" y ofensiva.

En cambio, su opinión sobre Japón fue muy positiva desde el principio, en parte porque llegó a establecer relaciones cercanas con algunos japoneses.

Una de esas amistades lo llevó a concluir que la cohesión familiar en Japón era mucho más fuerte que en Occidente.

Familia japonesa

Familia japonesa

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Pie de foto,
En su diario de viaje, Einstein resaltó lo que calificó como la cohesión en el núcleo familiar japonés.

"Quedó impresionado con la familia de su anfitrión, quien era el director de la publicación progresista que lo invitó a Japón. Le llamó la atención la armonía que había en la casa, donde vivía no sólo su anfitrión con su esposa y sus dos hijos, sino otras personas", cuenta Rosenkranz.

Einstein percibió que "todos vivían en armonía entre sí".

"Le impactó lo que él vio como el típico autocontrol japonés dentro de la sociedad, lo cual -consideró- contribuía a la armonía social y pensó que eso era algo que Occidente podía aprender de Japón".

5. Amor por la nación
La gira de Einstein por Asia, Medio Oriente y España se produjo en momentos en que Alemania era sacudida por la turbulencia política.

Einstein y su esposa Elsa.

Einstein y su esposa Elsa.

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Pie de foto,
Su esposa lo acompañó en muchos de sus viajes.

"Hubo muchos asesinatos e intentos de asesinato, especialmente de figuras judías y de la izquierda, a manos de extremistas de la derecha radical", recuerda Rosenkranz

"En junio de 1922, pocos meses antes de que Einstein se embarcara en ese viaje, se desencadenó un factor decisivo: el asesinato del ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, el judío Walther Rathenau".

Tras lo sucedido, Einstein estaba determinado a abandonar Alemania definitivamente, "pero pocas semanas después revirtió su decisión y pensó que era un buen momento para estar lejos de Berlín por unos seis meses, que fue lo que duró su viaje".

Un niño japonés junto a la ecuación de la teoría de la relatividad 

Un niño japonés junto a la ecuación de la teoría de la relatividad

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Pie de foto,
El Japón que acogió a Einstein lo admiraba profundamente.

Era claro que al científico no le gustaban los nacionalismos, pero le conmovió el patriotismo de los japoneses, el amor por su país.

Según el historiador, le impresionó ver cuán emocionados se pusieron los japoneses que viajaban con él cuando el barco se acercaba a su tierra.

También le pareció interesante que, en su opinión, algunos japoneses percibieran al emperador como "un dios".

6. El camino hacia felicidad
Cuando el padre de la teoría de la relatividad se encontraba en su habitación en el Hotel Imperial de Tokio, un mensajero llamó a su puerta. Tenía un paquete para él.

Tras recibirlo, Einstein se dio cuenta de que no tenía dinero para darle una propina.

Notas escritas por Einstein

Notas escritas por Einstein

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Pie de foto,
Pie de foto,Un mensajero del hotel en el que Einstein se hospedaba se quedó, por muchos años, con el secreto de la felicidad de Einstein. Le pidió que esperara y agarró dos hojitas con el membrete del hotel y una pluma.

Escribió: "Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica".

En la segunda hoja escribió: "Donde hay una voluntad, hay un camino".

Y las firmó.

Una señora sentada en un banco con una estatua de Einstein 

Una señora sentada en un banco con una estatua de Einstein

FUENTE DE LA IMAGEN,YOSHIKAZU TSUNO/AFP/GETTYIMAGES

Pie de foto,

Un homenaje a Einstein en Tokio. La estatua evocaba una celebre foto... Einstein 
Einstein

FUENTE DE LA IMAGEN,AFP

Pie de foto,...  ésta que fue tomada en 1951.

Se las entregó al mensajero y le dijo que algún día esas notas tendrían valor.

En octubre de 2017, una casa de subastas de Jerusalén  las vendió por US$1.560.000.

Lo que escribió en la capital japonesa trascendió como la teoría de la felicidad de Einstein.

Aunque no es claro si había llegado a ella hacía mucho tiempo atrás o si fue Japón el que lo inspiró a concebirla, lo cierto es que los japoneses lo marcaron.

Así se lo dejó ver a sus hijos en una carta en la que les contaba sobre sus viajes:

"De todas las personas que he conocido, los japoneses son los que más me gustan, pues son modestos, inteligentes, considerados y tienen una inclinación por el arte", escribió, según la biografía de Walter Isaacson "Einstein: Su vida y Universo" ("Einstein: His Life and Universe").

miércoles, 24 de abril de 2024

_- El viaje a América Latina que hizo Marie Curie, la única mujer que ha logrado la hazaña de ganar dos premios Nobel

Marie Curie en su laboratorio.


_- El 18 de agosto de 1926, Guimarães Rosa, Juscelino Kubitschek y Pedro Nava, quienes tenían entre 18 y 24 años, asistieron a una conferencia sobre la radiactividad y su aplicación en el tratamiento del cáncer en el auditorio de la facultad de Medicina de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), en Belo Horizonte, Brasil.

No fue una conferencia cualquiera. Ese día, la facultad recibió la ilustre visita de Marie Curie, entonces de 59 años.

La científica polaca, nacionalizada francesa, ganó dos veces el premio científico más importante del planeta, el Premio Nobel: el primero, en Física , en 1903, y el segundo, en Química , en 1911.

La visita de Marie Skłodowska-Curie a Brasil duró 44 días: del 15 de julio al 28 de agosto de 1926.

Y este es el relato del único viaje que la científica hizo a América Latina.

Una celebridad

Llegó a Río de Janeiro en barco desde Marsella el 15 de julio de 1926. Lo hizo en el Pincio, un lujoso barco a vapor, en compañía de su hija mayor, Irène, que trabajaba como su secretaria privada.


En ese momento, Marie Curie ya era viuda del físico francés Pierre Curie. Su marido murió tras ser atropellado por un carruaje el 19 de abril de 1906, mientras cruzaba una concurrida calle de París.

Madre e hija fueron recibidas en Brasil por un comité formado, entre otros personajes destacados, por los médicos Juliano Moreira, uno de los pioneros de la psiquiatría en Brasil, y Roquette Pinto, uno de los padres de la radiodifusión.

Durante su visita, Marie Curie estuvo acompañada por Bertha Lutz, entonces presidenta de la Federación Brasileña para el Progreso de las Mujeres y una de las mayores activistas en la lucha por los derechos políticos de las mujeres brasileñas.

"Madame Curie llegó a Brasil como una estrella. Siempre había un carruaje de lujo reservado para ella y su hija. Fue tratada como un ser divino", dice João Pedro Braga, posdoctorado en Química de la Universidad de Princeton y coautor del libro, junto a Cássius Klay Nascimento, "La visita de Marie Curie a Brasil" (2017).

"En los lugares que visitó, la gente vestía la ropa más elegante, la última moda en París. Marie Curie vestía, como observó Pedro Nava, un 'traje grasiento'. Siempre fue una mujer sencilla".

Por una serie de doce conferencias, Marie Curie cobró 75.000 francos (el equivalente actual a US$85.000): una parte que le entregó el gobierno francés antes del viaje y otra del gobierno brasileño que le entregaron al llegar a Río.

Marie Curie y su hija Irène visitan el Pan de Azúcar en Rio de Janeiro.

FUENTE DE LA IMAGEN,COLECCIÓN JOÃO PEDRO BRAGA

Pie de foto,

Marie Curie y su hija Irène visitan el Pan de Azúcar en Río de Janeiro.

Cansadas del viaje en barco, que duró 13 días, Marie e Irène se dirigieron directamente al Hotel dos Estrangeiros, en Flamengo. Mientras Marie se acostaba a descansar ya sentía los efectos nocivos de la exposición prolongada a la radiación), Irène se puso un traje de baño y se dio un baño en el mar.

El 17 de julio, Marie Curie escribió una carta a Ève, la hija más joven que se había quedado en París. Entre otras cosas, elogió la habitación del hotel, que calificó de “muy bonita”, y se quejó del ruido de los tranvías.

A pesar de su aversión a la prensa, ya que los tabloides franceses expusieron su relación amorosa con un hombre casado, Paul Langevin, la científica concedió una entrevista al diario O Paiz.

La primera de las doce conferencias tuvo lugar el 20 de julio, en la sala principal de la Escuela Politécnica, y fue transmitida por Rádio Sociedade do Rio de Janeiro, la primera emisora de Brasil, inaugurada tres años antes.

Muchos estudiantes, por falta de espacio, no pudieron asistir a la presentación. Hubo un inicio de agitación y, por ello, las siguientes conferencias fueron trasladadas a la planta baja de la institución.

Entre una conferencia y otra, Marie Curie visitó los atractivos turísticos de la ciudad, como el Pan de Azúcar,, Corcovado y el Jardín Botánico, y se trasladó a municipios vecinos, como Petrópolis, Vassouras y Barra do Piraí.

En São Paulo visitó Butantan, viajó a Águas de Lindóia y asistió a un baile en su honor

Marie Curie de visita en Belo Horizonte en 1926.

FUENTE DE LA IMAGEN,CEMEMOR

Pie de foto,

Marie Curie de visita en Belo Horizonte en 1926.

Con dos agujas en su maleta

Luego, tras una larga travesía en tren, llegó a Belo Horizonte el 16 de agosto de ese año, acompañada todo el rato por su hija, la doctora Irène Joliot-Curie, quien a su vez también recibió el Premio Nobel de Química en 1935. Allí estuvo dos días.

En la capital de Minas Gerais se hospedó en el Grande Hotel Internacional, donde hoy funciona el Edificio Arcângelo Maletta. Allá dictó la conferencia en la facultad de Medicina a la que Pedro Nava asistió junto a Guimarães Rosa y Juscelino Kubitschek.

"Era pequeña de estatura. Llevaba un vestido negro y una falda que arrastraba. Siempre aparecía con la misma ropa, el pelo mal peinado, mal peinada, las manos rojas muy maltratadas y vi sus botas de tacón bajo con sólo el botón superior abotonado" , describió el médico y escritor Pedro Nava en Beira-Mar (1978), en el cuarto volumen de sus memorias.

“Pero cuando enseñaba, se transformaba y con sus palabras la estancia se iluminaba aún más, como si a unos rayos de uranio, chispas radiactivas y ferromagnéticas atravesaran sus paredes”, añadió Nava.

En ese tiempo en Minas Gerais, visitaron el Instituto de Radio de Belo Horizonte, inaugurado cuatro años antes. El centro fue creado para combatir el cáncer en Brasil con el uso de la radioactividad y fue el primer hospital de este tipo en el país.

La premio Nobel llevaba en su maleta dos agujas de radio, de las que se usaban para la irradiación de tumores, para donarlas a este centro.

Luego, con recursos públicos, el instituto compró radio proveniente de Francia con sus certificados correspondientes de dosificación firmados por Marie Curie.

Una de las fotografías tomadas durante su visita a Brasil fue precisamente en este centro, hoy perteneciente al Hospital de Clínicas de la UFMG.

Madame Curie (sentada) visita o Museu Nacional em 29 de julho de 1926.

Madame Curie (sentada) visita o Museu Nacional em 29 de julho de 1926.

FUENTE DE LA IMAGEN,MUSEO NACIONAL DE BRASIL

Pie de foto,
Madame Curie (sentada) visita el Museo Nacional el 29 de julio de 1926.


En ese estado también visitó las ciudades de Sabará y Lagoa Santa.

La visita de Curie apareció en la presa local. El Diário de Minas contaba que la científica fue recibida con gran cariño, pues el mundo científico sentía por ella una gran admiración.

“Todos los homenajes que se le hacen son verdaderamente merecidos y tanto más espontáneos en cuanto que la envuelve un suave aura de simpatía debido a la conmovedora sencillez que la caracteriza”, recogía la prensa.

Luego, Marie e Irène Curie regresaron a Río el 18 de agosto y de allá partieron rumbo a Marsella, Francia, el 28 de agosto.

El mismo año de su visita a Brasil, fue la boda de Irène con Frédéric Joliot, con quien se alzó con el Nobel años después por sus investigaciones de la radioactividad artificial.

"En la presentación de nuestro libro en polaco, los nietos del matrimonio Curie, Hélène y Pierre, dijeron que su padre, Frédéric, siempre cuestionaba en broma el hecho de que, justo el año de su boda, la futura novia, Irène, se quedara en Brasil durante tanto tiempo", afirma João Pedro Braga, coautor de "La visita de Marie Curie a Brasil".

Prohibido para las mujeres

María Salomea Sklodowska, la futura Madame Curie, nació el 7 de noviembre de 1867 en Varsovia, Polonia.

En su país, las instituciones de educación superior cerraban sus puertas a las mujeres, así que fue a Francia para seguir sus estudios junto a su hermana.

Entró en La Sorbona con 23 años y pronto se destacó y fue invitada por el profesor Gabriel Lippmann a trabajar en su laboratorio.

También fue allí, en la capital francesa, donde conoció a su futuro marido, el físico Pierre Curie.

Los dos se casaron el 26 de julio de 1895 y tuvieron dos hijas: Irène y Ève. La más joven fue la única de la familia que no siguió una carrera científica. En lugar de química o física, trabajó en música. Era pianista.

El primer Premio Nobel llegó en 1903. Pierre y Marie Curie ganaron el premio junto con Henri Becquerel. Fue Becquerel quien descubrió que los minerales de uranio emitían una extraña forma de radiación.

No fueron a Estocolmo a la ceremonia del Nóbel. Pierre ya sentía los efectos de la exposición excesiva a la radiación y tenía tanto dolor en las piernas que a veces pasaba días en cama sin poder levantarse. Le dolían tanto las manos que apenas podía escribir.

La muerte de su marido en 1906 conmovió profundamente a Marie Curie.

Marie Curie y Pierre Curie.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,

Marie Curie y Pierre Curie.

Un hito doble

En 1911, Marie Curie ganó el segundo Premio Nobel. Ella sola descubrió dos elementos radiactivos: el polonio (llamado así por su tierra natal) y el radio.

Después de ser la primera mujer en ganar el Premio Nobel, Marie Curie también se convirtió en la primera científica en ganar dos veces el famoso premio.

El comité del Nobel de Química sugirió que la científica rechazara el premio debido a su romance con el físico Paul Langevin. Aunque Marie era viuda, Paul estaba casado.

"Marie Curie fue perseguida por el núcleo más conservador de la sociedad. Algunos grupos reaccionarios decían que debía ser expulsada de Francia", dice João Pedro Braga.

Hubo quienes pensaron en no dárselo o evitar que acudiera a la ceremonia por esto.

Marie Curie escribió una carta a comité del Nobel: "El premio fue concedido por el descubrimiento del radio y del polonio. No existe ninguna conexión entre mi trabajo científico y mi vida privada."

La primera

A lo largo de su carrera, Marie Curie se acostumbró a ser la primera en muchas cosas. Entre otras hazañas, se convirtió en la primera mujer en recibir el título de médico; la primera profesora en enseñar en la Universidad de la Sorbona; y la primera mujer en ser enterrada en el Panteón de París.

Pero también tuvo rechazos. No la dejaron ingresar en la Academia de Ciencias de Francia. Tampoco a su hija Irène. La mayoría de sus miembros se oponían a la elección de una mujer.

"Marie Curie es una inspiración para las mujeres que hacen ciencia. Era una persona inusual que enfrentaba dificultades simplemente por ser mujer. A pesar de su dedicación y compromiso, sufrió misoginia y xenofobia", dice la socióloga e historiadora Cristina Araripe Ferreira, doctora en Historia de las Ciencias y de la Salud.

"La mayor contribución de Marie Curie a la ciencia fue el descubrimiento de nuevos elementos radiactivos", dice el físico Roberto de Andrade Martins, doctor en Lógica y Filosofía de la Ciencia por la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp).

"Descubrir un nuevo elemento no es algo sencillo. Los científicos se basan en hipótesis y conjeturas. La ciencia no se compone sólo de éxitos. Hay mucho ensayo y error", apunta de Andrade.

Tan solo 8 años después de su viaje a Brasil, en mayo de 1934, se sintió mal y no volvió al laboratorio nunca más. Se sentía agotada y enferma, con pérdida de visión y zumbidos en los oídos. Murió poco después, el 4 de julio de 1934, con 66 años. La causa de la muerte fue anemia aplásica.

https://www.bbc.com/mundo/articles/c2l7qg0dzz7o