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miércoles, 1 de octubre de 2025

_- Los frenéticos meses que dieron origen a la física cuántica hace 100 años

5ta Conferencia Solvay de física de octubre de 1927

_ -¿A quiénes reconoces en la llamada fotografía más inteligente de la historia? Al final de la nota encuentras todos los nombres.

La física cuántica es "uno de los grandes monumentos de la historia de la humanidad", afirma el físico e historiador de la ciencia español José Manuel Sánchez Ron.

Puede sonar raro llamar "monumento" a una rama de la ciencia que estudia la materia a escala microscópica, es decir, el comportamiento de los electrones, los fotones y otras partículas subatómicas.

Pero aunque Sánchez Ron reconoce que se trata de "una creación que no es de piedra ni de ningún material sólido de esos que se pueden tocar", está convencido de que "durará mucho más que cualquiera de ellos".

Por lo pronto, han pasado 100 años desde que se publicó el estudio científico que desató la revolución de la física cuántica, una teoría que todavía sigue transformando ámbitos tan dispares como la medicina, la seguridad nacional y las telecomunicaciones.

"Cambió cómo vivimos, cómo trabajamos, cómo nos relacionamos y nos comunicamos. En ese sentido, la mecánica cuántica tiene una importancia descomunal, mayor que ninguna otra teoría de las que conocemos", afirma Sánchez Ron a BBC Mundo.

"Otro hijo menos bienvenido de la física cuántica son las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki", agrega para destacar cómo influyó —e influye— poderosamente en la política internacional.

Incluso transformó nuestro propio sentido de la realidad, ya que es una teoría que desafía la intuición. "Creo que puedo decir con seguridad que nadie entiende la mecánica cuántica", declaró en 1964 el físico Richard Feynman en una de sus célebres conferencias.

Justamente por eso Unesco está celebrando el Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuánticas con decenas de eventos a lo largo del mundo para marcar un siglo de su creación.

"Algo con este nivel de impacto necesita la atención de políticos, científicos y del público en general", explica a BBC Mundo Amal Kasry, jefa del área de Ciencias Básicas de Unesco.

Por eso, para leer este artículo sobre el origen de la física cuántica el consejo es el mismo que Feynman dio en aquellas conferencias: "Simplemente relájense y disfruten".

Una reportera junto a una computadora cuántica en 27th China Beijing International High-tech Expo en China National Convention Center Fuente de la imagen,China News Service/VCG vía Getty Images Pie de foto,

Un siglo después, la física cuántica es aún una de las áreas científicas más efervescentes.

El joven genio

El 29 de julio de 1925 la revista alemana especializada en física Zeitschrift für Physik recibió un artículo que sacudiría la física al ser publicado unos meses después.

Su autor era un alemán de 23 años llamado Werner Heisenberg.

Esa juventud, lejos de una desventaja, fue una de sus fortalezas, ya que le permitió cuestionar los paradigmas vigentes creados por físicos de la talla de Albert Einstein, Niels Bohr y Arnold Sommerfeld.

Isaac Newton llevaba más de 180 años muerto cuando Einstein tiró abajo su teoría de la gravedad. Heisenberg, en cambio, fue discípulo de Sommerfeld, colaborador de Bohr y mantuvo varios debates con Einstein a lo largo de los años, el único de los tres que jamás aceptó la teoría cuántica.

Según Sánchez Ron, "aparte de genio, joven y con una exquisita formación, se podría decir que Heisenberg estuvo en el lugar adecuado en el momento adecuado". Otros autores lo describen también como ambicioso, jovial y amante del excursionismo.

"Heisenberg logró reunir un gran conjunto de observaciones, de datos, de incógnitas que se habían venido acumulando con especial fuerza a partir de 1900", explica el académico español que este año publicó la trilogía "Historia de la física cuántica" con motivo del centenario.

De hecho, el primer volumen abarca el periodo fundacional de esta teoría y va de 1860 a 1924. El segundo tomo comienza con el artículo de 1925, donde Heisenberg "desarrolló la primera forma satisfactoria de mecánica cuántica".

Pero antes, tuvo que enfermarse.

Una teoría "loca"

Durante años, lo que podría llamarse la "vieja teoría cuántica" fue avanzando y, a la vez, arrastrando problemas e incongruencias.

Tal es así que en 1923 el físico y matemático Max Born escribió: "Es cada vez más probable que no solo se necesiten nuevas hipótesis, sino que todo el sistema de conceptos de la física tenga que reconstruirse desde cero".

Fue en ese mismo año que Heisenberg se incorporó como asistente de Born en la Universidad de Gotinga, Alemania.

Allí el joven descubrió lo que desataría su famoso artículo de 1925: existían problemas en las órbitas usadas para explicar el movimiento de los electrones en el llamado modelo atómico de Bohr-Sommerfeld.

Unos meses después de llegar a Gotinga, Heisenberg se fue un semestre a Copenhague, Dinamarca, a trabajar justamente con Bohr.

Retrato de Werner Karl Heisenberg (1901-1976)

Retrato de Werner Karl Heisenberg (1901-1976)

Fuente de la imagen,Bettmann/Getty Images


Pie de foto,

Con solo 23 años, Heisenberg "desarrolló la primera forma satisfactoria de mecánica cuántica".

"El énfasis en Gotinga estaba más en el lado matemático, en el lado formal, mientras que en Copenhague estaba más en el lado, yo diría, filosófico", explicaría años después Heisenberg.

Esa combinación de influencias fue crucial para ayudarlo a pensar una teoría "loca", como él mismo la llamó.

En un artículo de la revista Nature sobre el centenario de la física cuántica, el historiador de la ciencia Kristian Camilleri cuenta que Heisenberg "experimentó con todo tipo de ideas hasta encontrar una que funcionara: un enfoque muy adecuado para un período de tanta agitación conceptual".

En mayo de 1925 Heisenberg sufrió un fuerte ataque de alergia y se retiró a la isla de Heligoland, en Alemania, para curarse "con los aires de mar", según su autobiografía.

"Aparte de los paseos diarios —escribió el físico— no hubo ocasión externa alguna que me pudiera apartar de trabajar en mi problema y así avancé más rápidamente de lo que me hubiera sido posible en Gotinga".

Heisenberg versus Einstein

"En lugar de construir un modelo atómico basado en la idea de que los electrones se mueven a lo largo de órbitas bien definidas de forma aproximadamente clásica, Heisenberg decidió desarrollar una teoría innovadora del movimiento, una 'mecánica cuántica', en la que los electrones ya no podían considerarse partículas que se mueven a lo largo de trayectorias continuas", cuenta Camilleri.

El propio Heisenberg reconoció en una carta de principios de julio de 1925 que todos sus "miserables esfuerzos" estaban depositados en "eliminar por completo el concepto de órbitas, que, de todos modos, no se pueden observar".

Tal como había hecho Einstein en su juventud, Heisenberg partió de la base de que "las teorías debían evitar cualquier concepto que no pudiera ser observado, medido o verificado", escribe el periodista Walter Isaacson en la biografía "Einstein".

Albert Einstein fumando pipa.

Albert Einstein fumando pipa.

Fuente de la imagen,Bettmann/Getty Images


Pie de foto,
"Ha surgido una nueva moda en la física", se quejaba Albert Einstein refiriéndose a la física cuántica. Sin embargo, su referente fue también su mayor detractor. Isaacson reproduce en el libro el siguiente diálogo del primer encuentro de Heisenberg y Einstein, ocurrido en 1926:

No podemos observar las órbitas de los electrones dentro del átomo —dijo Heisenberg—. Una buena teoría debe basarse en magnitudes directamente observables.

—Pero ¿no creerá usted en serio que solo las magnitudes observables deben formar parte de una teoría física? —protestó Einstein.

—¿No es precisamente lo que usted ha hecho con la relatividad? —preguntó Heisenberg, no sin cierta sorpresa.

—Posiblemente empleé esa clase de razonamiento —admitió Einstein—, pero aún así es un sinsentido.


Luego incluso diría que "un buen chiste no debe repetirse demasiado".

Le gustara a Einstein o no, ya era demasiado tarde: la revolución había llegado para quedarse.

La "avalancha" cuántica

"La rapidez con la que la mecánica cuántica se desarrolló es sorprendente", escribe Camilleri.

El historiador de la ciencia cuenta que "la avalancha de artículos" que se desató "dejó a muchos físicos con dificultades para mantenerse al día con los últimos avances": "Apenas alguien comprendía una nueva técnica o formulación de la mecánica cuántica, aparecía otra".

Incluso cuenta que existen varios ejemplos de físicos que presentaban artículos a revistas científicas y recién entonces se enteraban de que alguien más había descubierto exactamente lo mismo y lo había publicado poco antes.

Según sus cálculos, se publicaron casi 200 artículos sobre la temática entre julio de 1925 y marzo de 1927, cuando Heisenberg publicó su principio de incertidumbre en un artículo que también fue crucial para la física cuántica y que para Camilleri "redondeó su desarrollo".

Para Heisenberg, en cambio, "oficialmente la culminación de la teoría cuántica" ocurrió unos meses después, en octubre de 1927, durante el V Congreso Solvay de física en Bruselas.

Fue allí donde Einstein y Bohr tuvieron su legendario debate acerca de si Dios juega (o no) con los dados y donde se tomó la icónica imagen que reúne a sus 29 asistentes, usualmente apodada la fotografía más inteligente de la historia. No en vano más de la mitad de las personas retratadas ya habían obtenido o terminarían recibiendo el premio Nobel.

Entre los 29 solo hay una mujer, Marie Curie, y aunque mucho ha cambiado desde entonces, la brecha de género es uno de los grandes desafíos de la física cuántica hoy, dice Kasry.

Christine Lagarde visitando Pasqal, empresa francesa líder en computadoras cuánticas.

Christine Lagarde visitando Pasqal, empresa francesa líder en computadoras cuánticas.

Fuente de la imagen,AFP via Getty Images

Pie de foto,

La brecha de género y entre países del norte y del sur son dos grandes desafíos de la ciencia y tecnología cuántica. "El 79% de las empresas cuánticas no tienen mujeres en posiciones de liderazgo y solo 1 de cada 54 solicitantes de empleo en el sector cuántico es mujer", afirma un reporte publicado este año por Unesco.

El otro desafío es "la brecha, la enorme brecha que existe entre el norte y el sur respecto a la tecnología cuántica", afirma Kasry. Incluso, agrega, "solo unos pocos países han desarrollado estrategias concretas" para abordar la temática.

Aquellos frenéticos meses ocurridos hace un siglo impactan hoy en nuestras vidas y lo seguirán haciendo, ya que la física cuántica es aún una de las áreas científicas más efervescentes.

Por eso, aunque "nadie entiende la mecánica cuántica", quizás este artículo al menos ayude a valorarla.

https://www.bbc.com/mundo/articles/cj9wmkpwrkdo


Estas son las personas de la fotografía principal del artículo, enumerados de izquierda a derecha:

Tercera fila: Auguste Piccard, Émile Henriot, Paul Ehrenfest, Édouard Herzen, Théophile de Donder, Erwin Schrodinger, Jules-Émile Verschaffelt, Wolfgang Pauli, Werner Heisenberg, Ralph Howard Fowler, Léon Brillouin.
Segunda fila: Peter Debye, Martin Knudsen, William Lawrence Bragg, Hendrik Anthony Kramers, Paul Dirac, Arthur H. Compton, Louis de Broglie, Max Born, Niels Bohr.
Primera fila: Irving Langmuir, Max Planck, Marie Curie, Hendrik A. Lorentz, Albert Einstein, Paul Langevin, Charles-Eugène Guye, C. T. R. Wilson, Owen Willans Richardson.

martes, 10 de junio de 2025

Qué es la "economía del talento" que busca encontrar a los nuevos Einstein y Marie Curie del mundo

Bilhana Kochloukova

Fuente de la imagen,Bilhana Kochloukova

Pie de foto,La brasileña Bilhana Kochloukova, medallista de la Olimpiada Internacional de Matemáticas, estudia en la Universidad de Cambridge y es integrante de su equipo de fútbol.

"Para jugar a fútbol como Lionel Messi, tienes que tener una habilidad natural, pero también te tienen que descubrir a una edad temprana y darte un buen entrenamiento", dice el economista Ruchir Agarwal.

Lo mismo pasa con las mentes brillantes en áreas como las matemáticas y las ciencias. "No queremos que se pierdan los genios invisibles", explica Agarwal, cofundador de la organización sin ánimo de lucro Global Talent Fund (Fondo Global de Talento) en Estados Unidos e investigador de la Universidad de Columbia.

Una de las misiones que junto a su equipo se ha propuesto es encontrar a esos adolescentes brillantes y ayudarlos a que desarrollen su potencial.

De eso se trata la "economía del talento", explica, una nueva vertiente dentro de la economía que apuesta por la innovación y el crecimiento económico de los países a partir del descubrimiento de mentes brillantes entre los niños en edad escolar.

Aunque pareciera ser un objetivo muy específico para lo que él denomina como un subcampo de estudio que recién se está creando, algunos investigadores ya se han ido sumando a este enfoque económico.

Con esa idea, un grupo de expertos se reunió en noviembre en la ciudad estadounidense de Cambridge, en Massachusetts (EE.UU.), en el primer foro internacional sobre la economía del talento, con el apoyo de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), una organización de Estados Unidos sin ánimo de lucro.

Estudiantes de secundaria
Estudiantes de secundaria

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
La economía del talento, según Ruchir Agarwal, apunta a descubrir mentes brillantes entre los niños en edad escolar. Entre los organizadores estaba Agarwal, un economista que desarrolló una parte importante de su carrera en el Fondo Monetario Internacional, FMI.

De hecho, el FMI dedicó un número completo de su publicación "Finanzas y Desarrollo" a la economía del talento, descrita como un campo emergente que puede cambiar las reglas del juego en la evolución de los países.

Precisamente porque se trata de un área en ciernes, aún no hay resultados que demuestren la contribución científica y la eficacia de las iniciativas que utilizan este enfoque.

Lo que sí hay, al menos hasta ahora, son iniciativas a pequeña escala como las que está desarrollando el Fondo Global de Talento.

Agarwal y otros economistas se preguntaban cómo conectar adolescentes excepcionales con grandes oportunidades académicas.

Fue así como llegaron a la idea de crear en 2023 la organización con donaciones filantrópicas de empresas. El fondo cofinancia becas junto a universidades del Reino Unido como la Universidad de Cambridge y de Oxford.

Uno de sus programas más emblemáticos se llama BIG, con el que apoyan y entregan becas a adolescentes que obtuvieron medallas en la Olimpiada Internacional de Matemáticas para que estudien en algunas de las mejores universidades del mundo.

Niña escribiendo en una pizarra

Niña escribiendo en una pizarra

Fuente de la imagen,Getty Images


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La Olimpiada Internacional de Matemáticas es uno de los caminos para detectar mentes brillantes.

Uno de los desafíos que ha enfrentado la organización, dice Agarwal, es detectar a los estudiantes excepcionales a una edad temprana, y aunque hasta ahora solo han buscado los talentos entre los medallistas de competiciones matemáticas y científicas -independiente de su país de origen-, actualmente están investigando otros caminos para detectar mentes excepcionales.

Las limitaciones financieras son el principal obstáculo que impide a los medallistas olímpicos, especialmente a aquellos de países de ingresos medios y bajos, acceder a las mejores universidades.

Por eso decidieron sacar adelante el programa. Pero además del criterio académico, también consideran otros aspectos como el espíritu colaborativo, cualidades de liderazgo, y una aspiración a contribuir a la sociedad.

"Estamos buscando a los nuevos Albert Einstein o Marie Curie", dice el economista.

Recientemente enviaron al primer grupo de estudiantes recién egresados de la enseñanza secundaria a estudiar al extranjero con el apoyo de la organización.

Una de las estudiantes es la brasileña Bilhana Kochloukova.

La pasión por las matemáticas

Recién adaptándose a su nueva vida en la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, Bilhana Kochloukova está sumergida en un mundo completamente distinto al de su tierra natal en la ciudad de Campinas, en el estado de Sao Paulo.

Tras ser medallista en la Olimpiada Internacional de Matemáticas, y con solo 18 años, emprendió un viaje hacia un país desconocido en una aventura personal y académica.

"No es solo un puñado de fórmulas", dice sobre las matemáticas. "Cuando entiendes de dónde vienen y las estudias más a fondo, se vuelven muy atractivas y todo adquiere sentido".

Además de estudiar, está entrenando en la selección de fútbol femenino de la universidad, otras de sus grandes pasiones y a la que le destinaba una parte importante de su tiempo en Brasil.

Manuel Cabrera

Manuel Cabrera

Fuente de la imagen,Manuel Cabrera


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El salvadoreño Manuel Cabrera participa en el programa BIG del Global Talent Fund. Otro latinoamericano al que le apasiona resolver desafíos difíciles es Manuel Cabrera, un salvadoreño que lleva un año estudiando matemáticas en la Universidad de Edimburgo, en Escocia.

"Las matemáticas están por todas partes", explica, como cuando hay que encontrar el camino más corto para llegar de un lugar a otro, un desafío que resuelve el algoritmo que utiliza Google Maps.

"Cuando ves un algoritmo como ese, te das cuenta que la persona que lo creó tuvo una idea brillante que ha sido útil para todos los demás".

"Me gusta desarrollar estrategias, utilizar el pensamiento analítico para resolver un problema con ideas creativas", dice.

Y esa capacidad de resolver problemas es lo que históricamente ha impulsado la innovación a nivel mundial.

Si un joven con el potencial de impulsar la fusión nuclear o diseñar tratamientos de última generación nunca encuentra a los mentores adecuados, las redes, el financiamiento, y todo lo que necesita para prosperar, pierde el mundo entero, explica Agarwal.

Esta situación es más crítica en los países con menos recursos económicos.

De hecho, cerca del 90% de los jóvenes del mundo vive en economías en desarrollo, pero aquellos que nacen en Estados Unidos, Europa y Japón ganan la abrumadora mayoría de los Premios Nobel de Química, Física y Biología.

Y a nivel internacional existen pocos programas enfocados en alumnos de secundaria.

Además del Fondo Global de Talento, algunas universidades como el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) en EE. UU. también ofrecen becas completas para medallistas olímpicos y estudiantes internacionales.

Pero falta mucho más. Agarwal aspira a que estas iniciativas sigan replicándose y expandiéndose a otros países para darles más oportunidades a los adolescentes excepcionales.

El debate sobre los genios solitarios

No todos los economistas están de acuerdo en invertir demasiados esfuerzos en el desarrollo de jóvenes excepcionales como una manera de fomentar la innovación de un país.

No es que les parezca una mala idea. El problema, dicen, es que al fomentar la figura del niño genio, se refuerza el concepto de que las soluciones a los problemas de la innovación tienen que ver más con el esfuerzo individual que con el tipo de sociedad y modelo económico de un país.

Joven en sala de clases.

Joven en sala de clases.

Fuente de la imagen,Getty Images


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No todos los economistas están de acuerdo en focalizar los esfuerzos en el desarrollo de jóvenes excepcionales. 

Mariana Mazzucato, fundadora y directora del Instituto de Innovación y Propósito Público (IIPP, por sus siglas en inglés) en el University College de Londres, ha dicho que el principal motor de la innovación no son los genios solitarios, sino la inversión estatal.

"La innovación es el resultado de un esfuerzo colectivo masivo", ha señalado la economista.

La respuesta habitual a este planteamiento es que se pueden hacer las dos cosas: apoyar a los genios y, al mismo tiempo, apoyar los esfuerzos estatales.

Pero el debate se intensifica cuando hay pocos recursos disponibles y los fondos no alcanzan para apoyar las dos cosas.

Otro tema que genera discusión en los países en desarrollo es que muchos de los estudiantes brillantes que reciben becas para ir a las mejores universidades del mundo no regresan a su país de origen.

Y si regresan, cuando enfrentan la realidad de que no hay fondos para desarrollar investigaciones innovadoras ni ofertas de empleo atractivas, regresan al extranjero.

Eso ha provocado que la fuga de talentos sea un problema muy difícil de resolver para los países de origen.

Con todo, en una economía globalizada, una de las premisas que se ha expandido en las comunidades científicas es la importancia de facilitar el libre flujo de las mentes brillantes, más aún de aquellas que se pueden detectar en edad escolar y que, quizás con un buen empujón, terminan desarrollando todo su potencial.

miércoles, 25 de septiembre de 2024

La visita a España de Marie Curie.

De ello dejó constancia en dos artículos el doctor Gregorio Marañón

Marie Curie en España



La premio Nobel de Química y de Física causó sensación durante su viaje a España en 1919. De ello dejó constancia en dos artículos el doctor Gregorio Marañón.

Maria Salomea Sklodowska (Polonia, 1867-Francia, 1934), popularmente conocida como Marie Curie por el apellido de su marido, fue una de las científicas más brillantes de todos los tiempos. Ha pasado a la historia por algunos de sus numerosos logros, como la identificación de los elementos químicos radio y polonio. O por ser la primera mujer en ganar un Premio Nobel de Química, en obtener otro de Física y, de paso, convertirse en la primera persona en ganar dos premios Nobel. Y fue la primera profesora y directora de un laboratorio en la Universidad de París. Su marido, su hija y su yerno también obtuvieron el preciado galardón sueco.

Además de una más que brillante científica, Marie Curie fue un personaje público en su momento, a veces a su pesar, pues el escrutinio de su vida privada llegó a causarle algún disgusto. Solo así se entiende el revuelo que supuso su primera visita a España en abril de 1919 para participar en el primer Congreso Nacional de Medicina. El por aquel entonces joven Gregorio Marañón (estaba a punto de cumplir 32 años) escribió dos artículos para la revista El Liberal que, leídos en la actualidad, son una auténtica delicia.

En el primero, publicado el 21 de abril de aquel mismo año, queda clara la veneración que le profesaba el que más tarde se convertiría en una eminencia. Decía: “Se ha levantado de su asiento esta mujer gloriosa, quizás la más alta cima de la ciencia contemporánea, orgullo de Francia, de la raza latina y del mundo entero”. Obviando que el concepto de raza en humanos es muy discutible, no se acaba de entender que Marañón considerara “latina” a Maria Sklodowska-Curie, dado su origen polaco de nacimiento. Quizás un exceso de entusiasmo.

En el segundo artículo, publicado dos días después, describe la conferencia que la ilustre científica dio en la Facultad de Medicina de San Carlos, con la presencia, entre otras autoridades, de la reina María Cristina. Marañón destaca en el texto que la sala estaba abarrotada, pero que, en su opinión, deberían haber asistido más mujeres. Destaca que habló más de dos horas sin mostrar fatiga o emoción, que realizó varios experimentos ayudada de su hija (no menciona si fue Irene, la futura premio Nobel, o Eve, que acabó siendo una famosa concertista de piano y una escritora de éxito). Asimismo, describe el chamizo en el que empezaron sus experimentos, que acabó siendo el Instituto del Radio, y escribe unas ideas que hoy nos pueden resultar muy familiares: “Para que aprendamos todos, y singularmente los españoles, que la ciencia la hacen los hombres, donde sea, en una buhardilla, cuando tienen el genio investigador y no los laboratorios, por ricos que se construyan y doten”.

En el año 2024, los científicos en España seguimos teniendo más genio y ganas que medios y nos vemos obligados a adaptarnos a las limitaciones tratando de no renunciar a los objetivos.

Del numeroso público que acudió a escuchar a Curie, el artículo dedica unas breves líneas a un grupo de monjas. “Escuchaban también, llenas de asombro, a esta santa fecunda de una religión que ellas desconocen, que en lugar de contemplar a Dios le arranca sus secretos y los reparte entre los hombres”.

Es complicado pensar que la visita de un premio Nobel despertara tanta expectación en la actualidad. La propia Marie Curie volvió a visitar España en 1931 y en 1933, pero sin tanta repercusión mediática. Curie supo aprovechar su fama y realizó dos giras por Estados Unidos con el fin de recaudar fondos para sufragar sus investigaciones. Conviene recordar que nunca patentó ninguno de sus descubrimientos, por lo que jamás sacó ningún beneficio económico de ellos. Podríamos decir que también fue una pionera en el crowfunding científico.

J. M. Mulet es catedrático de Biotecnología.

miércoles, 24 de abril de 2024

_- El viaje a América Latina que hizo Marie Curie, la única mujer que ha logrado la hazaña de ganar dos premios Nobel

Marie Curie en su laboratorio.


_- El 18 de agosto de 1926, Guimarães Rosa, Juscelino Kubitschek y Pedro Nava, quienes tenían entre 18 y 24 años, asistieron a una conferencia sobre la radiactividad y su aplicación en el tratamiento del cáncer en el auditorio de la facultad de Medicina de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), en Belo Horizonte, Brasil.

No fue una conferencia cualquiera. Ese día, la facultad recibió la ilustre visita de Marie Curie, entonces de 59 años.

La científica polaca, nacionalizada francesa, ganó dos veces el premio científico más importante del planeta, el Premio Nobel: el primero, en Física , en 1903, y el segundo, en Química , en 1911.

La visita de Marie Skłodowska-Curie a Brasil duró 44 días: del 15 de julio al 28 de agosto de 1926.

Y este es el relato del único viaje que la científica hizo a América Latina.

Una celebridad

Llegó a Río de Janeiro en barco desde Marsella el 15 de julio de 1926. Lo hizo en el Pincio, un lujoso barco a vapor, en compañía de su hija mayor, Irène, que trabajaba como su secretaria privada.


En ese momento, Marie Curie ya era viuda del físico francés Pierre Curie. Su marido murió tras ser atropellado por un carruaje el 19 de abril de 1906, mientras cruzaba una concurrida calle de París.

Madre e hija fueron recibidas en Brasil por un comité formado, entre otros personajes destacados, por los médicos Juliano Moreira, uno de los pioneros de la psiquiatría en Brasil, y Roquette Pinto, uno de los padres de la radiodifusión.

Durante su visita, Marie Curie estuvo acompañada por Bertha Lutz, entonces presidenta de la Federación Brasileña para el Progreso de las Mujeres y una de las mayores activistas en la lucha por los derechos políticos de las mujeres brasileñas.

"Madame Curie llegó a Brasil como una estrella. Siempre había un carruaje de lujo reservado para ella y su hija. Fue tratada como un ser divino", dice João Pedro Braga, posdoctorado en Química de la Universidad de Princeton y coautor del libro, junto a Cássius Klay Nascimento, "La visita de Marie Curie a Brasil" (2017).

"En los lugares que visitó, la gente vestía la ropa más elegante, la última moda en París. Marie Curie vestía, como observó Pedro Nava, un 'traje grasiento'. Siempre fue una mujer sencilla".

Por una serie de doce conferencias, Marie Curie cobró 75.000 francos (el equivalente actual a US$85.000): una parte que le entregó el gobierno francés antes del viaje y otra del gobierno brasileño que le entregaron al llegar a Río.

Marie Curie y su hija Irène visitan el Pan de Azúcar en Rio de Janeiro.

FUENTE DE LA IMAGEN,COLECCIÓN JOÃO PEDRO BRAGA

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Marie Curie y su hija Irène visitan el Pan de Azúcar en Río de Janeiro.

Cansadas del viaje en barco, que duró 13 días, Marie e Irène se dirigieron directamente al Hotel dos Estrangeiros, en Flamengo. Mientras Marie se acostaba a descansar ya sentía los efectos nocivos de la exposición prolongada a la radiación), Irène se puso un traje de baño y se dio un baño en el mar.

El 17 de julio, Marie Curie escribió una carta a Ève, la hija más joven que se había quedado en París. Entre otras cosas, elogió la habitación del hotel, que calificó de “muy bonita”, y se quejó del ruido de los tranvías.

A pesar de su aversión a la prensa, ya que los tabloides franceses expusieron su relación amorosa con un hombre casado, Paul Langevin, la científica concedió una entrevista al diario O Paiz.

La primera de las doce conferencias tuvo lugar el 20 de julio, en la sala principal de la Escuela Politécnica, y fue transmitida por Rádio Sociedade do Rio de Janeiro, la primera emisora de Brasil, inaugurada tres años antes.

Muchos estudiantes, por falta de espacio, no pudieron asistir a la presentación. Hubo un inicio de agitación y, por ello, las siguientes conferencias fueron trasladadas a la planta baja de la institución.

Entre una conferencia y otra, Marie Curie visitó los atractivos turísticos de la ciudad, como el Pan de Azúcar,, Corcovado y el Jardín Botánico, y se trasladó a municipios vecinos, como Petrópolis, Vassouras y Barra do Piraí.

En São Paulo visitó Butantan, viajó a Águas de Lindóia y asistió a un baile en su honor

Marie Curie de visita en Belo Horizonte en 1926.

FUENTE DE LA IMAGEN,CEMEMOR

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Marie Curie de visita en Belo Horizonte en 1926.

Con dos agujas en su maleta

Luego, tras una larga travesía en tren, llegó a Belo Horizonte el 16 de agosto de ese año, acompañada todo el rato por su hija, la doctora Irène Joliot-Curie, quien a su vez también recibió el Premio Nobel de Química en 1935. Allí estuvo dos días.

En la capital de Minas Gerais se hospedó en el Grande Hotel Internacional, donde hoy funciona el Edificio Arcângelo Maletta. Allá dictó la conferencia en la facultad de Medicina a la que Pedro Nava asistió junto a Guimarães Rosa y Juscelino Kubitschek.

"Era pequeña de estatura. Llevaba un vestido negro y una falda que arrastraba. Siempre aparecía con la misma ropa, el pelo mal peinado, mal peinada, las manos rojas muy maltratadas y vi sus botas de tacón bajo con sólo el botón superior abotonado" , describió el médico y escritor Pedro Nava en Beira-Mar (1978), en el cuarto volumen de sus memorias.

“Pero cuando enseñaba, se transformaba y con sus palabras la estancia se iluminaba aún más, como si a unos rayos de uranio, chispas radiactivas y ferromagnéticas atravesaran sus paredes”, añadió Nava.

En ese tiempo en Minas Gerais, visitaron el Instituto de Radio de Belo Horizonte, inaugurado cuatro años antes. El centro fue creado para combatir el cáncer en Brasil con el uso de la radioactividad y fue el primer hospital de este tipo en el país.

La premio Nobel llevaba en su maleta dos agujas de radio, de las que se usaban para la irradiación de tumores, para donarlas a este centro.

Luego, con recursos públicos, el instituto compró radio proveniente de Francia con sus certificados correspondientes de dosificación firmados por Marie Curie.

Una de las fotografías tomadas durante su visita a Brasil fue precisamente en este centro, hoy perteneciente al Hospital de Clínicas de la UFMG.

Madame Curie (sentada) visita o Museu Nacional em 29 de julho de 1926.

Madame Curie (sentada) visita o Museu Nacional em 29 de julho de 1926.

FUENTE DE LA IMAGEN,MUSEO NACIONAL DE BRASIL

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Madame Curie (sentada) visita el Museo Nacional el 29 de julio de 1926.


En ese estado también visitó las ciudades de Sabará y Lagoa Santa.

La visita de Curie apareció en la presa local. El Diário de Minas contaba que la científica fue recibida con gran cariño, pues el mundo científico sentía por ella una gran admiración.

“Todos los homenajes que se le hacen son verdaderamente merecidos y tanto más espontáneos en cuanto que la envuelve un suave aura de simpatía debido a la conmovedora sencillez que la caracteriza”, recogía la prensa.

Luego, Marie e Irène Curie regresaron a Río el 18 de agosto y de allá partieron rumbo a Marsella, Francia, el 28 de agosto.

El mismo año de su visita a Brasil, fue la boda de Irène con Frédéric Joliot, con quien se alzó con el Nobel años después por sus investigaciones de la radioactividad artificial.

"En la presentación de nuestro libro en polaco, los nietos del matrimonio Curie, Hélène y Pierre, dijeron que su padre, Frédéric, siempre cuestionaba en broma el hecho de que, justo el año de su boda, la futura novia, Irène, se quedara en Brasil durante tanto tiempo", afirma João Pedro Braga, coautor de "La visita de Marie Curie a Brasil".

Prohibido para las mujeres

María Salomea Sklodowska, la futura Madame Curie, nació el 7 de noviembre de 1867 en Varsovia, Polonia.

En su país, las instituciones de educación superior cerraban sus puertas a las mujeres, así que fue a Francia para seguir sus estudios junto a su hermana.

Entró en La Sorbona con 23 años y pronto se destacó y fue invitada por el profesor Gabriel Lippmann a trabajar en su laboratorio.

También fue allí, en la capital francesa, donde conoció a su futuro marido, el físico Pierre Curie.

Los dos se casaron el 26 de julio de 1895 y tuvieron dos hijas: Irène y Ève. La más joven fue la única de la familia que no siguió una carrera científica. En lugar de química o física, trabajó en música. Era pianista.

El primer Premio Nobel llegó en 1903. Pierre y Marie Curie ganaron el premio junto con Henri Becquerel. Fue Becquerel quien descubrió que los minerales de uranio emitían una extraña forma de radiación.

No fueron a Estocolmo a la ceremonia del Nóbel. Pierre ya sentía los efectos de la exposición excesiva a la radiación y tenía tanto dolor en las piernas que a veces pasaba días en cama sin poder levantarse. Le dolían tanto las manos que apenas podía escribir.

La muerte de su marido en 1906 conmovió profundamente a Marie Curie.

Marie Curie y Pierre Curie.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

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Marie Curie y Pierre Curie.

Un hito doble

En 1911, Marie Curie ganó el segundo Premio Nobel. Ella sola descubrió dos elementos radiactivos: el polonio (llamado así por su tierra natal) y el radio.

Después de ser la primera mujer en ganar el Premio Nobel, Marie Curie también se convirtió en la primera científica en ganar dos veces el famoso premio.

El comité del Nobel de Química sugirió que la científica rechazara el premio debido a su romance con el físico Paul Langevin. Aunque Marie era viuda, Paul estaba casado.

"Marie Curie fue perseguida por el núcleo más conservador de la sociedad. Algunos grupos reaccionarios decían que debía ser expulsada de Francia", dice João Pedro Braga.

Hubo quienes pensaron en no dárselo o evitar que acudiera a la ceremonia por esto.

Marie Curie escribió una carta a comité del Nobel: "El premio fue concedido por el descubrimiento del radio y del polonio. No existe ninguna conexión entre mi trabajo científico y mi vida privada."

La primera

A lo largo de su carrera, Marie Curie se acostumbró a ser la primera en muchas cosas. Entre otras hazañas, se convirtió en la primera mujer en recibir el título de médico; la primera profesora en enseñar en la Universidad de la Sorbona; y la primera mujer en ser enterrada en el Panteón de París.

Pero también tuvo rechazos. No la dejaron ingresar en la Academia de Ciencias de Francia. Tampoco a su hija Irène. La mayoría de sus miembros se oponían a la elección de una mujer.

"Marie Curie es una inspiración para las mujeres que hacen ciencia. Era una persona inusual que enfrentaba dificultades simplemente por ser mujer. A pesar de su dedicación y compromiso, sufrió misoginia y xenofobia", dice la socióloga e historiadora Cristina Araripe Ferreira, doctora en Historia de las Ciencias y de la Salud.

"La mayor contribución de Marie Curie a la ciencia fue el descubrimiento de nuevos elementos radiactivos", dice el físico Roberto de Andrade Martins, doctor en Lógica y Filosofía de la Ciencia por la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp).

"Descubrir un nuevo elemento no es algo sencillo. Los científicos se basan en hipótesis y conjeturas. La ciencia no se compone sólo de éxitos. Hay mucho ensayo y error", apunta de Andrade.

Tan solo 8 años después de su viaje a Brasil, en mayo de 1934, se sintió mal y no volvió al laboratorio nunca más. Se sentía agotada y enferma, con pérdida de visión y zumbidos en los oídos. Murió poco después, el 4 de julio de 1934, con 66 años. La causa de la muerte fue anemia aplásica.

https://www.bbc.com/mundo/articles/c2l7qg0dzz7o

domingo, 21 de marzo de 2021

Maria Goeppert Mayer, la nobel de Física que explicó los "números mágicos" mientras investigaba sin que le pagaran.

Maria Goeppert Mayer se convirtió en profesora titular apenas a los 54 años.

"Voluntaria", "becaria", "investigadora asociada": esos fueron algunos de los títulos que Maria Goeppert Mayer recibió a lo largo de 30 años liderando investigaciones científicas que la llevarían a ganar el Nobel de Física en 1963.

En otras palabras, la física alemana trabajó la mayor parte de su carrera en distintas universidades estadounidenses sin que le pagaran un sueldo.

Investigaba "solo por el placer de hacer física", indica su biografía publicada por los premios Nobel.

Si bien en aquel entonces regían normas antinepotismo en Estados Unidos, lo cierto es que "ninguna universidad hubiese pensado en contratar a la esposa de un profesor", explica la academia sueca.

Era su marido, el químico estadounidense Joseph Mayer, quien conseguía los puestos de profesor e investigador de tiempo completo, mientras ella recibía las sobras. Literalmente.

Una de las universidades donde la pareja trabajó, la prestigiosa Johns Hopkins University, cuenta: "Ella había visto una oficina vacía y preguntó si podía usarla; se la negaron y, en su lugar, le dieron un salón en el ático".

Su historia, narrada en el marco del proyecto The Women of Hopkins, "es un ejemplo de determinación ante la presencia de obstáculos", reconoce la universidad.

Cuando Goeppert Mayer finalmente se convirtió en profesora titular tenía 54 años.

Séptima generación
Goeppert Mayer nació el 28 de junio de 1906 en Katowice, una ciudad que entonces formaba parte de Alemania, pero que hoy pertenece a Polonia.

Su padre era la sexta generación de académicos, por lo que siempre asumió que su única hija iría a la universidad y seguiría el legado familiar.

"Mi padre me decía: 'Cuando crezcas, no te conviertas en una mujer', en el sentido de ama de casa", contó Goeppert Mayer citada por los Nobel.

"Es una de esas mujeres que pelearon por sus objetivos cuando la sociedad exigía que se quedaran en casa", dice a BBC Mundo la física Louise Giansante.

Si bien en un principio su intención era graduarse en matemáticas, decidió estudiar física tras participar de un seminario sobre mecánica cuántica dictado por Max Born, uno de los padres de lo que entonces era una incipiente rama de la ciencia.

Born se terminaría convirtiendo en el mentor de Goeppert Mayer a lo largo de sus años de estudio en la Universidad de Gotinga, en Alemania.

Pero tras completar su doctorado, la joven se casó y mudó a Estados Unidos, en parte buscando mejores oportunidades académicas, y en parte para alejarse del movimiento político que culminaría con el ascenso al poder de Adolf Hitler.

De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial, Goeppert Mayer terminaría trabajando en el Proyecto Manhattan, el programa secreto del gobierno estadounidense que desarrolló la bomba atómica.

Manhattan Project
"La urgencia de la Segunda Guerra Mundial llevó al gobierno de Estados Unidos a tratar la capacidad de Goeppert Mayer con más respeto que el mostrado por sus universidades más importantes", afirman los Nobel.

El 6 y 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, en Japón.

Ella incluso llegó a decir que, gracias al Proyecto Manhattan, por primera vez en su carrera logró "pararse" por sí misma como científica, sin "sostenerse" en su marido.

Sus biógrafos coinciden en que, aunque disfrutaba del respeto que recibió de sus colegas y de las responsabilidades que le fueron dando durante esos 3 años de trabajo, ella albergaba la esperanza de que el proyecto fracasara.

Según los Nobel, Goeppert Mayer era "vehementemente anti-Hitler, pero consciente de que el arma que estaba ayudando a crear podría usarse contra amigos y familiares que vivían en Alemania".

Y aunque la bomba sí fue desarrollada y usada sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, matando a decenas de miles de personas, las investigaciones lideradas por ella efectivamente no tuvieron éxito.

"No encontramos nada y tuvimos suerte... escapamos de la punzante culpa que sienten hasta el día de hoy los responsables de la bomba", reconocería luego, según los Nobel.

Los "números mágicos"
Fue después de la guerra cuando Goeppert Mayer comenzó a trabajar en física nuclear, la línea de trabajo que la llevaría a definir la estructura del núcleo atómico y ganar el Nobel.

Cuando Goeppert Mayer ganó el Nobel de Física en 1963 se convirtió en la segunda mujer de la historia en recibirlo.

Sin entrar en muchos tecnicismos, lo que la científica logró demostrar una y otra vez es que los núcleos más estables siempre tenían una determinada cantidad de neutrones o protones. Los "números mágicos" eran 2, 8, 20, 28, 50, 82 o 126.

Pero no se conformó con ello: ahora que sabía que eran números especiales, quería saber el por qué.

Fue así que comenzó a desarrollar lo que ahora es el famoso modelo de capas nucleares.

De acuerdo con un artículo de 2008 de la Sociedad Estadounidense de Física (APS), "el hecho de que los núcleos con cierto número de nucleones (neutrones y protones) eran especialmente estables ya había sido advertido antes, pero los físicos estaban seguros de que un modelo de capas no podía ser correcto".

Es que en aquel entonces prevalecía otro modelo creado nada menos que por Niels Bohr, quien había ganado el Nobel por sus investigaciones sobre la estructura de los átomos.

Según la APS, Goeppert Mayer "tenía una formación menos formal en física nuclear, (entonces) estaba menos sesgada".

Su colega y amigo Edward Teller lo resumiría de una forma más elocuente: "Se le ocurrió la idea absurda de oponerse al modelo del núcleo atómico de Bohr. Fui rotundo en mi crítica. Pero resultó ser que Maria tenía razón y, merecidamente, recibió el premio Nobel".

Una de cuatro
Goeppert Mayer no fue la única capaz de pensar afuera de la caja respecto a la estructura del núcleo atómico.

Cuando estaba por enviar su investigación a la revista Physical Review se enteró de que otro equipo liderado por un tal Hans Jensen había llegado a la misma conclusión en su Alemania natal.

"Pidió que su artículo fuese retrasado para salir publicado en el mismo número que el de ellos, pero el de ella terminó siendo publicado en el número posterior al de ellos, en junio de 1949", cuenta el citado artículo de la APS.

Tiempo después Goeppert Mayer y Jensen se conocieron, convirtiéndose en amigos y colaboradores. Publicaron juntos un libro sobre el modelo de capas nucleares y en 1963 compartieron el Nobel.

En ese entonces solo una mujer en la historia había recibido el Nobel de Física: Marie Curie, 60 años antes.

Marie Curie fue la primera persona en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades, física y química, en 1903 y 1911 respectivamente.

Tendrían que pasar otros 55 años para que otra mujer, Donna Strickland, lo volviese a ganar en 2018. La cuarta y última física en obtenerlo fue Andrea Ghez el año pasado.

El legado
En 1960, poco después de llegar a San Diego para empezar a desempeñarse en su primer trabajo como profesora titular en la Universidad de California, Goeppert Mayer sufrió un ataque cardíaco.

Su salud continuaría siendo delicada desde entonces hasta su muerte, en 1972, pero aún así no dejó de investigar y dictar clases.

"Es una de esas mujeres que pelearon por sus objetivos cuando la sociedad exigía que se quedaran en casa", le dice a BBC Mundo la física Louise Giansante, autora principal del artículo "Mujeres en la física: pioneras que nos inspiran" publicado en 2018 en la revista de la Organización Internacional de Física Médica.

"Enfrentó una serie de desafíos en su vida profesional y personal", continúa, "lo que incluyó guerras y muertes, pero también simplemente criar a sus hijos y ser esposa mientras intentaba continuar con sus investigaciones".

"Sus descubrimientos y destacada contribución en gran medida se utilizan hasta el día de hoy. Creo que su historia necesita ser contada y puede servir de inspiración especialmente para las mujeres jóvenes, que todavía tienen que enfrentar numerosos desafíos", concluye Giansante, sobre el legado de la física alemana.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-56286955

jueves, 17 de octubre de 2019

Brigitte van Tiggelen y Annette Lykkness Investigación y Ciencia

Brigitte van Tiggelen y Annette Lykkness Investigación y Ciencia 

La química alemana Ida Noddack, que abandonó un puesto en la industria para investigar los elementos, participó en el descubrimiento del renio. [Archivos de la Universidad Católica de Lovaina]

La historia de la clasificación de docenas de elementos en una tabla periódica no se ciñe a una persona ni a un momento en el tiempo. Los científicos habían clasificado y predicho la existencia de los elementos antes de que Dimitri Mendeléiev propusiera su esquema en 1869, y siguieron haciéndolo después. Fueron muchos los que trabajaron para descubrir y explicar el comportamiento de las nuevas sustancias. Los gases nobles, la radiactividad, los isótopos, las partículas subatómicas y la mecánica cuántica todavía no se habían descubierto a mediados del siglo XIX.

Para celebrar el Año Internacional de la Tabla Periódica, dedicamos este artículo a algunas de las mujeres que revolucionaron nuestra concepción de los elementos. Marie Curie es la más famosa, por sus investigaciones sobre la radiactividad y el descubrimiento del radio y el polonio, que le valieron el Nobel en dos ocasiones. La mayoría, sin embargo, son poco conocidas. Tampoco suele apreciarse la tenacidad y diligencia que requiere el trabajo experimental, la valoración de datos y la reconsideración de las teorías vigentes.

Demostrar la existencia de un nuevo elemento no es tarea fácil. El primer paso consiste en detectar una actividad inusual; un comportamiento químico o una propiedad física (las emisiones radiactivas y las líneas espectrales, por ejemplo), que no se corresponda con la de ningún elemento conocido. Luego hay que aislar el nuevo elemento, o un compuesto de él, en cantidades lo suficientemente grandes como para poder pesarlo y convencer a la comunidad científica.

Descubrir y ordenar
Marie Curie no andaba a la búsqueda de nuevos elementos cuando inició su tesis doctoral sobre los «rayos del uranio», en 1897. Quería explorar la radiactividad, un fenómeno descubierto por Henri Becquerel en 1896. Pero sospechó de la existencia de otros elementos al observar que la radiactividad de la pechblenda, un mineral de uranio, era superior a la que cabía esperar de su contenido en uranio. Su marido Pierre se incorporó entonces a las investigaciones.

En 1898 identificaron las líneas espectrales de dos nuevos elementos: el radio y el polonio. Sin embargo, les llevó más de tres años pulverizar, disolver, hervir, filtrar y cristalizar toneladas de pechblenda para extraer tan solo 0,1 gramos de un compuesto de radio. La extracción del polonio sería aún más difícil, porque su vida media es más breve. En 1903, Pierre y Marie Curie compartieron el premio Nobel de física con Henri Becquerel por el descubrimiento de la radiactividad, y en 1911 Marie recibió un segundo Nobel por el descubrimiento del radio y el polonio y por la concentración y el estudio del radio.

Ubicar un elemento en la tabla periódica requiere establecer su peso atómico y sus propiedades químicas. El radio, por ejemplo, se comporta de modo muy similar al bario, pero su peso atómico es mayor, así que se sitúa justo debajo del bario. Determinar el peso atómico es difícil porque exige disponer de sustancias puras.

Cuesta distinguir elementos de peso y carácter similares. Poco después de elaborar su tabla, Mendeléiev propuso a la química rusa Julia Lermontova refinar los procesos de separación de los metales del grupo del platino (rutenio, rodio, paladio, osmio, iridio y platino), como paso previo a su ordenación. Solo sabemos de su trabajo a través del archivo y la correspondencia de Mendeléiev. Lermontova estudió química en Heidelberg con Robert Bunsen (descubridor del cesio y el rubidio en 1860, junto con Gustav Kirchhoff, con el espectroscopio que acababan de inventar), y fue la primera mujer que obtuvo un doctorado en química en Alemania, en 1874.

Establecer el peso atómico era, asimismo, crucial para identificar las series de desintegración radiactivas y distinguir entre nuevos elementos y las variedades de elementos conocidos. El concepto de isótopo solucionó el problema planteado por el descubrimiento de numerosos elementos para los que en apariencia no había espacio en la tabla periódica. Aunque el químico británico Frederick Soddy introdujo el concepto en 1913, fue la médica Margaret Todd quien propuso el término, que en griego significa «el mismo lugar».

La química polaco-judía Stefanie Horovitz, del Instituto de Radio de Viena, aportó la prueba experimental de la existencia de isótopos. Un elemento tan común como el plomo presentaba distintos pesos atómicos, según si procedía de la desintegración radiactiva del uranio o de la del torio.

También era problemática la naturaleza de una curiosa «emanación» del radio. ¿Era una partícula o un gas? La física canadiense Harriet Brook resolvió el problema junto con su director de tesis, Ernest Rutherford, en la Universidad McGill de Montreal. En 1901, Brooks y Rutherford mostraron que la emanación se difundía como un gas pesado y aportaron la primera prueba de que la desintegración radiactiva producía nuevos elementos. En 1907, William Ramsay sugirió que el gas, al que se denominaría radón, pertenecía al «grupo de los elementos del helio», que hoy conocemos como gases nobles.

En 1902, Rutherford y Soddy anunciaron su teoría de la desintegración radiactiva, según la cual los átomos se transmutan espontáneamente en nuevos átomos con la emisión de radiación. Si bien Rutherford obtuvo el Nobel de química de 1908 por estas investigaciones, la crucial contribución inicial de Brooks apenas ha sido reconocida. Tras publicar conjuntamente un primer artículo, el siguiente, en Nature , lo firmó Rutherford, que se limitó a indicar en los créditos la asistencia de Brooks. Como mujer de ciencia, Brooks tuvo dificultades, especialmente tras casarse, para obtener puestos estables y desarrollar sus investigaciones.

Al fondo de la materia
A todo esto, no dejaban de producirse avances en la comprensión del núcleo atómico. En 1918, la física Lise Meitner y el químico Otto Hahn descubrieron en Berlín el elemento 91, el protactinio. Meitner era austríaca y, tras completar su doctorado, había buscado en Alemania una oportunidad profesional. En 1907 fue admitida como colaboradora no remunerada de Hahn en el departamento de química de la Universidad de Berlín. Tuvo que trabajar en el sótano porque las mujeres no podían acceder al edificio principal. En 1913, cuando Hahn se incorporó al Instituto Emperador Guillermo de Química en Berlín-Dahlem, Meitner fue nombrada «asociada» del instituto.

Hahn y Meitner descubrieron el protactinio en el curso de una investigación sobre la «sustancia madre» de la serie de desintegración del actinio. Otros científicos perseguían el mismo objetivo e, inevitablemente, se produjeron disputas de prioridad. El descubrimiento fue atribuido a Meitner y Hahn porque concentraron el nuevo elemento en mayor cantidad y lo caracterizaron de forma más completa que sus competidores.

También el renio (elemento número 75) fue descubierto conjuntamente en 1925 en Berlín por la química alemana Ida Noddack y su marido, el también químico Walter Noddack, junto con Otto Berg, de la empresa de ingeniería eléctrica Siemens–Halske. Ida Tacke, que adoptaría el apellido de su marido, dejó un puesto en la industria química para ir a la caza de elementos. En 1925 se incorporó en calidad de investigadora no remunerada al Instituto Físico-Técnico Imperial de Berlín, donde Walter Noddack dirigía el departamento de química. Los Noddack tuvieron que emplearse a fondo para producir cantidades ponderables de renio, así denominado por el Rin. Es uno de los elementos más raros de la Tierra y no es radiactivo.

Los Noddack reclamaron asimismo el descubrimiento del elemento 43, al que denominaron masurio por la región de Masuria, en Polonia. Pero no consiguieron replicar las líneas espectrales ni aislar la sustancia. Las técnicas de la «química húmeda» no eran apropiadas para la identificación de este elemento, el primero en ser producido artificialmente, en 1937, y que recibiría el nombre de tecnecio.

A diferencia de Marie Curie, cuyas contribuciones fueron reconocidas y que tras la muerte de Pierre ocupó su cátedra en la Universidad de París, Ida Noddack trabajó como invitada en el laboratorio de su marido durante la mayor parte de su carrera. Esta es una de las razones por las que no se tomó en serio su sugerencia, en 1934, de que el núcleo podía partirse, un proceso que hoy denominamos fisión.

Los descubrimientos del neutrón, en 1932, y de la radiactividad artificial, en 1934, abrieron una nueva línea de investigación: la fabricación de elementos en el laboratorio mediante el bombardeo de átomos con partículas. En 1934, el físico Enrico Fermi y sus colaboradores en la Universidad de Roma anunciaron que habían producido los elementos 93 y 94 tras bombardear uranio con neutrones. Ida Noddack señaló en un artículo en Angewandte Chemie que Fermi no había demostrado que no se hubieran producido elementos más ligeros. «Es concebible», argumentó, «que el núcleo se haya dividido en varios fragmentos grandes». Los físicos la ignoraron.

Sin embargo, en 1938, Meitner y Hahn demostraron que el bario se encontraba entre los productos de las reacciones estudiadas por Fermi y que el núcleo se había partido. Para entonces, a falta de meses para que estallara la Segunda Guerra Mundial, Meitner, de ascendencia judía, había huido a Suecia. Pese a que sus cálculos habían convencido a Hahn de la fisión del núcleo, este no la incluyó como coautora al publicar los resultados en 1939, y en 1945 no aprovechó el discurso de aceptación del Nobel de química de 1944 para reconocer el papel de Meitner.

La mayoría de estas pioneras colaboraron con colegas masculinos, y no es fácil distinguir sus contribuciones. La física francesa Marguerite Perey es una excepción: se la considera la única descubridora del elemento 87, el francio, en 1939. Se incorporó al instituto de Marie Curie en París a los 19 años como técnica de laboratorio, bajo la dirección de Irène Joliot-Curie y André Debierne. Ambos le pidieron, independientemente, que midiera con precisión la vida media del actinio 227. En el curso de este delicado procedimiento técnico, identificó el nuevo elemento. Al no ponerse de acuerdo sobre quién dirigía a Perey, ninguno de ellos pudo reclamar un papel en el hallazgo. Perey acabaría dirigiendo el departamento de química nuclear de la Universidad de Estrasburgo, y en 1962 se convirtió en la primera mujer escogida como miembro correspondiente de la Academia de las Ciencias francesa. Pese a que no había ninguna regla que excluyera la elección de mujeres, la Academia no admitiría una mujer como miembro de pleno derecho hasta 1979.

El francio fue el último elemento natural en ser descubierto. Actualmente, el hallazgo de nuevos elementos requiere grandes equipos, aceleradores de partículas e importantes presupuestos [ véase « Disputas en la tabla periódica », por Edwin Cartlidge; Investigación y Ciencia , mayo de 2019]. El significado de elemento químico ha cambiado. Si para Mendeléiev era una sustancia estable incapaz de transmutarse, hoy incluye especies isotópicas que existen apenas unos milisegundos.

Mediante esas técnicas, la química estadounidense Darleane Hoffman llevó a cabo un avance monumental a principios de los años setenta. Demostró que el fermio 257 se fisionaba espontáneamente, no solo al ser bombardeado con neutrones. También descubrió el plutonio 244 natural. Fue la primera mujer que dirigió una división científica en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México, donde se formaron generaciones de científicas. Una de ellas, Dawn Shaughnessy, es la investigadora principal de un proyecto sobre elementos pesados del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore en California, en el marco del cual se han descubierto seis elementos (del número 113 al 118).

Usar los elementos
Muchas otras mujeres han contribuido a ampliar nuestro conocimiento sobre los elementos. Tras el aislamiento del flúor por el químico francés Henri Moissan en 1886, un equipo de mujeres (entre ellas, Carmen Brugger Romaní y Trinidad Salinas Ferrer) trabajó con José Casares Gil en la Universidad de Madrid en los años 1920 y principios de 1930 en el estudio de las propiedades terapéuticas y la presencia en las aguas minerales de este elemento. Cuando tuvieron que dejar las investigaciones como consecuencia de la Guerra Civil (1936-1939), el trabajo de estas mujeres fue incorporado a la bibliografía de Casares.

La química Reatha C. King fue la primera mujer afroamericana que trabajó en la Oficina Nacional de Estándares de los Estados Unidos, en Washington. En los años sesenta estudió la combustión de mezclas gaseosas de flúor, oxígeno e hidrógeno. La alta reactividad del flúor sugería su uso en la propulsión de cohetes. Algunas mezclas eran tan explosivas que requerían técnicas y aparatos especiales, que King diseñó y fueron adoptadas por la NASA.

En la década de 1910, la médica estadounidense Alice Hamilton demostró la toxicidad del plomo y los riesgos que entrañaba para la población y los trabajadores de la industria metalúrgica. Su trabajo obligó a las compañías de seguros y a las empresas a adoptar medidas de protección y compensar a los damnificados. También organizó acciones sociales para que se reconocieran las enfermedades laborales relacionadas con otros metales pesados, como el mercurio. En 1919 se convirtió en la primera profesora nombrada por la Universidad Harvard. Ya en 1925 se pronunció contra la adición de plomo a la gasolina.

La técnica japonesa-estadounidense Toshiko «Tosh» Mayeda era en los años 1950 una experta en la medida de los radioisótopos del oxígeno. Había empezado su carrera limpiando los recipientes de vidrio del laboratorio de Harold C. Urey en la Universidad de Chicago, pero pronto se hizo cargo de los espectrómetros de masa. Contribuyó a la medida de la proporción de isótopos de oxígeno en conchas marinas fosilizadas, a fin de deducir la temperatura de los océanos prehistóricos, y extendió el uso de este método a los meteoritos.

Como estadounidense de ascendencia japonesa, Mayeda fue confinada en un campo de internamiento tras el ataque a Pearl Harbor del 7 de diciembre de 1941, y tuvo que hacer frente a la discriminación. Contando solo con un título de graduada en química, sus contribuciones podían haber sido invisibilizadas, como las de tantas técnicas. Afortunadamente, Mayeda recibió el apoyo de sus superiores y su nombre apareció en las publicaciones junto al de doctores y catedráticos.

Ampliar la perspectiva
Como ocurre con los descubrimientos científicos, la recuperación de la historia de todas estas mujeres de ciencia ha sido un trabajo de equipo en el que han participado Gisela Boeck, John Hudson, Claire Murray, Jessica Wade, Mary Mark Ockerbloom, Marelene Rayner-Canham, Geoffrey Rayner-Canham, Xavier Roqué, Matt Shindell e Ignacio Suay-Matallana.

El estudio de las mujeres que han contribuido al desarrollo de la química ofrece una perspectiva más amplia del descubrimiento científico y de las personas que participan en él, desde ayudantes y técnicos no asalariados a líderes de grandes laboratorios. En este año de celebración de la tabla periódica, es esencial reconocer los esfuerzos individuales y colectivos que nos han permitido construirla y siguen dándole forma.

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