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viernes, 3 de julio de 2020

La ilusión de abolir la prostitución

Movilización en Madrid para pedir el fin de la violencia de género y de la prostitución EFE
Movilización en Madrid para pedir el fin de la violencia de género y de la prostitución EFE

Como nunca antes en la historia de las luchas sociales la prostitución está siendo considerada aceptable por una parte de la izquierda. El cáncer social que supone aceptar que la mujer es el sexo que debe prestarse a los deseos salaces del varón por una miserable cantidad de dinero, que ha sido siempre una de las enfermedades crónicas del Patriarcado, y de cuyo negocio se lucran con ingentes cantidades de dinero las mafias internacionales, se intentó erradicar por las más preclaras figuras políticas, sociales e intelectuales del mundo hace siglos. En España desde Concepción Arenal las pensadoras y activistas feministas pretendieron lograr que se aboliera en todo el mundo, como se planteó en la Convención Internacional contra la Trata de 1905. Es interesante consultar el artículo que escribió Lenin en aquella ocasión y la polémica que desató sobre la libertad sexual. Pero ciertamente así se llevó a cabo en la URSS a partir de la Revolución de Octubre.

Las anarquistas españolas pusieron mucho énfasis en la crítica de la permisividad que sus compañeros de ideología mantenían hacia la prostitución, reprochándoles que frecuentaran los prostíbulos. En las Cortes de la II República, impulsada por Clara Campoamor se abolió la prostitución y Federica Montseny, la primera mujer ministra española, que lo fue de Sanidad, anarquista, la llevó a cabo cerrando los lupanares y creando los «liberatorios de prostitución», en plena guerra Civil.

El largo tiempo que atravesamos en la dictadura no permitió que se reclamara la abolición, pero ciertamente no existía ninguna duda tanto en la moral social mayoritaria como en la conciencia feminista de que ser prostituida era la explotación y la humillación más grave que podía sufrir una mujer.

Ha sido con la llegada de la democracia cuando la ideología capitalista –y no se debe añadir el calificativo de liberal porque es un disparate- se adueñó del discurso dominante y la mafia de la prostitución ha introducido en la conciencia social la idea de que la prostitución «libre» es aceptable, a veces hasta recomendable, como un trabajo más. No se califique de liberal esta concepción porque es un insulto a los liberales, aquellos que lucharon contra la esclavitud y la prostitución durante todo el siglo XIX, y cuyo partido fundó John Stuart Mill, el filósofo y diputado inglés, uno de nuestros admirados feministas, que tanto trabajó para lograr el voto para la mujer. En España, desde las Cortes de Cádiz en 1812, los liberales lucharon heroicamente contra la reacción tiránica y a favor de la República.

Pero ya sabemos que hoy los términos clásicos se desprecian y se corrompen. Desde que el marxismo es execrado por los posmodernos para sustituir este método de conocimiento por el engrudo ideológico que nos sirven todos los días los políticos, incluyendo a los de izquierdas, y aún peor, la Universidad convertida en un páramo del pensamiento, hablar de esclavitud sexual para definir la prostitución provoca rechazo en los sectores que se lucran del negocio, que son muchos más de los que la mayoría de la ciudadanía conoce.

Si mi abuela, anarquista, Regina de Lamo, resucitara y oyera que la prostitución se denomina ahora «trabajo sexual», y que políticas con poder ejecutivo financian una «escuela de prostitución», que unas cuantas propagandistas aseguran que es una buena solución económica para las mujeres, y que las que persistimos en lograr la abolición somos anticuadas, ñoñas, prejuiciadas y putofóbicas –nuevo vocablo en el vocabulario posmoderno de las prostituidoras- volvería a morirse. Y con ella todas las grandes pensadoras y activistas feministas de dos siglos: Alejandra Kollöntai, Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin, Federica Montseny como ya he mencionado, Clara Campoamor, Victoria Kent, Margarita Nelken, Dolores Ibárruri, las precursoras que nos abrieron un luminoso camino en la selva oscura del Patriarcado y que ahora son despreciadas.

Lo más penoso es comprobar que hoy no debemos abrigar muchas esperanzas de que se apruebe en España la abolición de la prostitución. A pesar de las Plataformas y Frentes y Asociaciones y Asambleas abolicionistas, demasiadas para que tengan verdadera fuerza, que la reclaman y que incluso se proponen elaborar la ley, lo cierto es que una ley se aprueba en el Parlamento y no en la calle ni en las reuniones, asambleas, jornadas y conferencias que de cuando en cuando se realizan. Y en el Parlamento en este momento tenemos partidos públicamente prostituidores: Podemos, Ciudadanos, Esquerra Republicana y Mas País que con 61 escaños pueden frenar cualquier proyecto de ley en ese sentido. Los demás, PSOE, PP, PNV, y los nacionalistas, sin que estén defendiendo la regulación de la prostitución como hacen los otros, se muestran muy tibios en su afán de acabar con ella.

Si contamos que tanto el PSOE como el PP han gobernado decenas de años por mayorías absolutas o con la ayuda de los nacionalistas y nunca han planteado un proyecto de ley abolicionista, no sé por qué ahora, con la debilidad parlamentaria que todos padecen iban a hacerlo.

Como decía Lenin «excepto el poder todo lo demás es pura ilusión», y el poder desde luego hoy no lo tiene el Movimiento Feminista. A pesar de su demostración de capacidad de convocatoria de masas en las manifestaciones, las declaraciones de sus dirigentes de que nos encaminamos a la abolición de la prostitución son puras ilusiones.

Del PSOE no sabemos qué acabará haciendo, a pesar de las declaraciones abolicionistas de las mujeres del partido, que por otro lado se han conformado durante los 24 años que han gobernado con que la abolición quedara siempre en la cuneta, y en este tema con menos poder sin el apoyo de UP. Los de la derecha, algunos incluso confesionales, se harán los exquisitos con enmiendas y sugerencias y abstenciones haciéndonos perder el tiempo. Y al final la aritmética parlamentaria no será suficiente para dar una alegría al Movimiento abolicionista, que cree, ensoñado en sus ilusiones, que con manifestaciones en la calle y asambleas multitudinarias se cambian leyes y gobiernos. Cuando nunca ha sido así. Ni siquiera ante movimientos internacionales que sacaron a la calle a millones de personas en ocasiones memorables como las que se opusieron a la guerra de Irak, y que ya tristemente hemos comprobado cómo se hundió a esa región del planeta en la destrucción, la miseria y el conflicto perpetuo, sin que ninguno de sus autores recibiera el castigo que se merecían.

Es cierto que el MF ha luchado y protestado activamente desde que se acabó la dictadura y que gracias a su esfuerzo se logró aprobar algún artículo de la Constitución prohibiendo discriminaciones y más tarde leyes más o menos progresistas. Pero que tales avances no nos hagan engañarnos. En cada una de esas ocasiones hubo partidos políticos que votaron a favor de la causa, porque si no nunca hubieran ganado. Y ahí tenemos el voto femenino en las Cortes Constituyentes de la República, la Constitución de 1978, y las siguientes leyes de divorcio, aborto, violencia, igualdad, matrimonio homosexual, a las que los partidos dominantes dieron el visto bueno.

Porque o triunfa una revolución, que suele llevar aparejada una guerra, o se ganan las elecciones parlamentarias y se forma gobierno, o te quedas en la calle con una pancarta en la mano. Que es lo que lleva haciendo el Movimiento Feminista hace cuarenta años.

LIDIA FALCÓN O’NEILL es licenciada en Derecho, en Arte Dramático y Periodismo y Doctora en Filosofía. Nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Wooster, Ohio. Es fundadora de las revistas Vindicación Feminista, y Poder y Libertad, que actualmente dirige. Creadora del Partido Feminista de España y de la Confederación de Organizaciones Feministas del Estado Español. Ha participado en el Tribunal Internacional de Crímenes contra la Mujer de Bruselas, en el congreso Sisterhood Is Global de Nueva York, en todas las Ferias Internacionales del Libro Feminista y en los Foros Internacionales de la Mujer de Nairobi y de Beijín.

Fuente:

https://blogs.publico.es/lidia-falcon/2020/06/17/la-ilusion-de-abolir-la-prostitucion/

domingo, 24 de diciembre de 2017

Laureada con Nobel de la Paz insta prohibir armas nucleares.

Agencias

Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN por sus siglas en inglés),  Una destacada activista de la organización ganadora este año del Premio Nobel de la Paz, comparó el domingo el objetivo de su grupo con su lucha personal por sobrevivir al bombardeo atómico de Hiroshima.

Setsuko Thurlow, que tenía 13 años cuando una bomba nuclear devastó la ciudad japonesa en 1945, habló durante la presentación formal del premio Nobel de la Paz en Oslo, Noruega. El grupo es una fuerza impulsora de un tratado internacional para prohibir las armas nucleares.

Thurlow dijo que la explosión la dejó enterrada bajo los escombros de su escuela, pero que pudo ver algo de luz y salir arrastrándose hasta un sitio seguro.

“Ahora nuestra luz es el tratado de prohibición” de las armas nucleares, dijo. “Repito esas palabras que escuché y que me llamaron en aquellas ruinas de Hiroshima: ‘No te rindas. Sigue empujando. ¿Ves la luz? Arrástrate hacia ella’“.

El tratado ha sido firmado por 56 países -ninguno de ellos potencia nuclear- pero ratificado por solo tres. Para ser vinculante requiere la ratificación de 50 países.

La directora ejecutiva de la ICAN, Beatrice Fihn, quien aceptó el premio junto con Thurlow, dijo que aunque el tratado está lejos de ser ratificado “ahora, por fin, tenemos una norma inequívoca contra las armas nucleares”.

“Este es el camino a seguir. Solo hay una manera de prevenir el uso de armas nucleares: prohibirlas y eliminarlas”, agregó.

Los otros premios Nobel anunciados en octubre -ganadores de los premios de Literatura, Física, Química, Medicina y Economía- estaban por recibir sus premios el domingo más tarde en Estocolmo.

viernes, 28 de junio de 2013

CONMEMORACIÓN DEL 120 ANIVERSARIO DE LA ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD EN ESPAÑA

Esta conmemoración se inspira en el gran homenaje que en 1998, con motivo del 150 aniversario, Francia tributó a quienes hicieron posible la abolición definitiva de la esclavitud en dicho país, después de una primera abolición en 1794, gobernando Robespierre, que fue anulada posteriormente por Napoleón. En el año 2006, el Presidente Chirac promovió la instauración del 10 de mayo como día de la conmemoración de la Abolición de la esclavitud y el Primer Ministro Dominique de Villepin anunció que la esclavitud será convenientemente tratada en los libros escolares.

Contrastan estas iniciativas con el silencio imperante en España. Silencio sobre los siglos de esclavitud y sobre el hecho de haber sido uno de los últimos países en abolirla. Silencio sobre las grandes movilizaciones y enfrentamientos que hubo, a raíz de las primeras leyes emancipadoras de esclavos. Silencio sobre quienes se oponían a abolirla y las circunstancias que les forzaron a hacerlo, de mala gana y de forma gradual, entre 1880 y 1886. Silencio también sobre quienes eran los abolicionistas. Una vez más en España se ahoga la memoria histórica porque existen quienes se sienten hijos espirituales de personajes históricos cuyos errores desean esconder, en este caso su defensa de la esclavitud (o porque les desagrada reconocer el "mérito" de haber impulsado la abolición a quienes consideran como padres espirituales de sus adversarios presentes). En Francia no tienen este problema pues son hegemónicos quienes sienten con orgullo la herencia de aquellos filósofos ilustrados y de aquellos revolucionarios que propiciaron la ruptura con milenios de historia humana de esclavitud y sometimiento.


Queremos contribuir a recuperar esta memoria histórica recordando textos deliberadamente olvidados que aclaran que durante milenios, sin interrupción, hubo auténticos esclavos que se podían comprar, vender o liberar y no solo campesinos ligados a la tierra y sometidos a un señor feudal. Queremos también en este 120 aniversario de la abolición, recordar y rendir un homenaje a quienes lucharon por ella, invitando a que se nos sumen quienes compartan la misma aspiración, unida al deseo de combatir toda forma moderna de esclavitud.

El que la abolición fuese gradual y no culminase hasta que el 7 de octubre de 1886 se abolió la institución del Patronato, justifica el haber hecho una Conmemoración también gradual que tuvo en el 2000 su primer año, centrado en el estudio de la esclavitud del pasado, y en los siguientes, hasta 2006 -año en que se cumplen los 120 años de la eliminación del último vestigio- en la denuncia de las formas modernas de esclavitud. (Anuncio de 1839 en la prensa de la Habana)

La Trata de esclavos
El martiniqués Aimé Cesaire, escritor y poeta de la negritud escribe:

Imaginemos Auschwitz y Dachau, Ravensbruck y Mauthausen, pero todo ello a escala inmensa -la de los siglos, la de los continentes- América transformada en un "universo de concentración", el pijama a rayas impuesto a toda una raza, la palabra dada soberanamente al "kapo" y al "schlag", un lamento lúgubre hollando el Atlántico, montones de cadáveres a cada parada en el desierto o en la selva, y unos pequeños burgueses de España, de Inglaterra, de Francia, de Holanda, inocentes Himmler del sistema, acumulando un hediondo dinero, un capital criminal que hará de ellos capitanes de la industria.

Para llevar a cabo esta actividad, se ha creado esta página web: http://www.cedt.org en lengua castellana, en la que se concentran el texto redactado y la documentación recogida por Miguel Sarries Griñó, adhesiones y conferencias realizadas. En España se abolió en 1837 pero en las colonias de América entre 1880 y 1886, ver más información aquí. Cifras sobre la esclavitud en la BBC