En la entrevista con Ángel Viñas de El País Semanal del 16 de febrero, en la página 53, se hace una mención a mi abuelo, José Aldomar Poveda, de quien afirma que le inspiró. Me gustaría escribir unas cosas sobre mi maravilloso abuelo, que falleció el 30 de diciembre pasado y dejó un vacío inmenso en nuestras vidas.
Mi abuelo nació el año de la revolución rusa, y fue “miliciano de la cultura”, con orgullo, en las trincheras republicanas, durante la Guerra Civil, enseñando a leer y a escribir a muchos. Conoció a mi abuela a los 12 años en el instituto de San Isidro de Madrid, donde se enamoraron y siguieron juntos el resto de sus vidas. Como él decía, su universidad fue la cárcel. Y ¡qué universidad tan privilegiada; en vez de truncarle la vida, le dio alas! Rodeado de personas como Buero Vallejo, Miguel Hernández y muchos otros, le sirvió de inspiración para transmitir a muchos otros ese espíritu y visión del mundo que ellos tuvieron que luchar tanto por conseguir y defender, y no paró hasta el final. Y por eso se hizo profesor.
Su bondad, gracia, espíritu, valentía, generosidad, sus valores, marcaban o llamaban la atención de las personas. Era tanto filósofo como profesor; por supuesto, gran lector y escritor, pero también cómico y hasta músico sin saber música. Tocaba el piano y la armónica, y silbaba de maravilla. A todas aquellas personas que lean esto y aún tengan abuelos, no olviden ir a verlos, hablar con ellos, escucharlos, aprender de ellos. Yo soy quien soy por los míos.
Ha dejado muchísimos escritos, dibujos, cuadernos de viajes de su querida España. Fue un gran explorador y amante de sus diversas tierras. Un “tesoro”, como decía él, y ahora a mí como nieta me gustaría mantener vivo ese espíritu que nos transmitió, su testimonio de vida y experiencias como legado.
Mirando sus escritos, me emocionó llegar a uno donde escribe: “Soy un hombre interesado, preocupado, que dedica la mayor parte de su vida a los problemas y a la orientación de los jóvenes… que no olvida su juventud para tratar de ayudarlos… y no solo un ser con conciencia de pasado, presente y futuro propios, sino cambiante, cambiante en su misma permanencia. Soy el que ya no es quien fue, soy el que aún no es el que será”. Es un orgullo que todo el mundo le quisiera tanto. Le vamos a echar mucho de menos, pero nunca nos dejará de inspirar.
PATRICIA DAVIES ALDOMAR 9 MAR 2014 -
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