Hasta la presente, el socio minoritario del Gobierno de coalición, Unidas Podemos, mantiene silencio.
Se pregunta uno cómo el gobierno de un país que sufrió cuarenta años de dictadura, tras un golpe de estado que dio lugar a una agresión monstruosa al pueblo español, financiada por la oligarquía y ejecutada por una parte del ejército gracias a la ayuda del fascismo italiano y el nazismo alemán, con una represión cruenta que alfombró de muertos las cunetas y llenó campos de concentración y cárceles, que obligó al exilio a miles de españoles y españolas, se abstiene ahora de condenar el nazismo y el neonazismo.
Se pregunta uno cómo el gobierno actual, que se autotitula de izquierdas, que presume de recuperar la memoria democrática facilitando la búsqueda de los represaliados y asesinados por el franquismo, renuncia a condenar el nazismo y el neonazismo.
Escandaliza que un gobierno formado por socialdemócratas, unos más a la izquierda que otros, al menos aparentemente, rechace dos Proyectos de Resolución que fueron objeto de análisis y votación en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el pasado mes de noviembre de 2020.
El primer Proyecto de Resolución (A/C.3/76/L.57/Rev.1) tiene por título «Combatir la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia«.
En este documento podemos leer que: «el neonazismo es algo más que la mera glorificación de un movimiento ya pasado; es un fenómeno contemporáneo con fuertes intereses en la desigualdad racial que ha centrado sus esfuerzos en obtener un apoyo amplio para sus falsas afirmaciones de superioridad racial». Al mismo tiempo, muestra profunda preocupación «por cualquier forma de glorificación del movimiento nazi, del neonazismo y de quienes fueron en su día miembros de la organización Waffen-SS, por medios como la construcción de monumentos conmemorativos y la organización de manifestaciones públicas para glorificar el pasado nazi, el movimiento nazi y el neonazismo, la declaración o el intento de declarar participantes en movimientos de liberación nacional a esos miembros y a quienes lucharon contra la coalición antihitleriana, colaboraron con el movimiento nazi y cometieron crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, y el cambio del nombre de calles para glorificarlos». Finalmente, este primer Proyecto de Resolución insta a los Estados a «declarar como acto punible conforme a la ley toda difusión de ideas basadas en la superioridad o en el odio raciales, toda incitación a la discriminación racial, así como todo acto de violencia o toda incitación a cometer tales actos contra cualquier raza o grupo de personas de otro color u origen étnico, y toda asistencia a actividades racistas, incluida su financiación»
En este primer Proyecto de Resolución, aprobado por 121 votos, España se abstuvo junto al resto de países de la Unión Europea, votando en contra solamente Estados Unidos y Ucrania.
El segundo Proyecto de Resolución (A/C.3/76/L.61/Rev.1) se titula «Llamamiento mundial para la adopción de medidas concretas para la eliminación del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia y para la aplicación y el seguimiento generales de la Declaración y el Programa de Acción de Durban«
En este otro documento se exhorta a los Estados a que «honren la memoria de las víctimas de las injusticias históricas de la esclavitud, la trata de esclavos, incluida la trata transatlántica de esclavos, el colonialismo y el apartheid» y afirma que todos los seres humanos «nacen libres e iguales en dignidad y derechos y tienen la capacidad de contribuir de manera constructiva al desarrollo y bienestar de la sociedad y que todas las doctrinas de superioridad racial son científicamente falsas, moralmente condenables, socialmente injustas y peligrosas y deben rechazarse, al igual que las teorías con que se pretende determinar la existencia de distintas razas humanas», para finalmente reconocer y afirmar que «la lucha mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, así como contra todas sus abominables formas y manifestaciones contemporáneas, es una cuestión prioritaria para la comunidad internacional».
Este segundo Proyecto de Resolución, aprobado con el voto de 125 miembros, contó con el voto en contra del Gobierno de España, haciendo causa común con Alemania, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Israel, Australia, Austria, entre otros.
Si la abstención del Gobierno de España, en la primera Propuesta de Resolución de condena de exaltación del nazismo y el neonazismo, es de todo punto incompresible, el voto en contra de la segunda Propuesta de Resolución para la adopción de medidas para la eliminación del racismo, la discriminación racial y la xenofobia termina de colmar el vaso.
La explicación, si es que la tiene, de la posición del Gobierno más progresista de la historia ante estos dos Proyectos de Resolución de Naciones Unidas, seguramente está en qué país vota en contra de ambos y tiene la capacidad de marcar la política internacional de España sometiéndola a un vasallaje propio de la Edad Media. En ambos casos, son los Estados Unidos.
Hasta la presente, el socio minoritario del Gobierno de coalición, Unidas Podemos, mantiene silencio.
Para la izquierda española que se resiste a claudicar de los principios que son su razón de ser y existir, que le dan el componente de clase imprescindible para luchar por la transformación radical del capitalismo, al que siguen considerando un «sistema criminal e injusto», para esa izquierda que hace de la lucha contra el neonazismo, el fascismo y la discriminación racial una de sus señas de identidad y reivindica la reparación y el reconocimiento de los asesinados y muertos en la lucha contra la dictadura franquista, para la izquierda que encarna y no renuncia a sus principios es intolerable la posición del gobierno de coalición respecto de los Proyectos de Resolución votados en la Asamblea General de la ONU en noviembre de 2021.
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domingo, 16 de enero de 2022
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