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miércoles, 4 de noviembre de 2020

_- Por qué Estados Unidos tiene niveles de pobreza altos pese a los miles de millones que invierte en combatirla. BBC

_- Es una de las grandes paradojas de nuestros tiempos: Estados Unidos, el país más rico del mundo, tiene algunos de los peores índices de pobreza entre las naciones desarrolladas.

Más de medio siglo después de que el presidente Lyndon B. Johnson declarara una "guerra incondicional contra la pobreza", EE.UU. aún tiene que descubrir cómo ganarla.

Desde esa declaración de 1964, este país tuvo logros asombrosos como aterrizar en la Luna o engendrar internet, pero apenas ha podido bajar su tasa de pobreza a alrededor de 12% desde el 19% de aquel entonces.

Esto significa que cerca de 40 millones de estadounidenses viven debajo de la línea oficial de pobreza.

De hecho, pese a ser la nación del mundo más golpeada por el covid-19 y a haber registrado este año sus mayores niveles de desempleo desde la Gran Depresión de 1930, EE.UU. evitó hasta ahora un aumento de la pobreza gracias a una expansión histórica de los subsidios gubernamentales, según un estudio.

Aún desde antes de esta crisis el país destinaba anualmente miles de millones de dólares a sus programas contra la pobreza, más que el equivalente al PIB de algunos países latinoamericanos.

"Eso es lo irónico: una cosa sería si fuéramos un país pobre y realmente no pudiéramos hacer mucho al respecto. Pero tenemos los recursos", dice Mark Rank, un profesor de la Universidad de Washington en St. Louis, considerado uno de los mayores expertos en pobreza en EE.UU., a BBC Mundo.

La cuestión entonces es por qué pasa esto en la gran potencia global.

"Un fracaso individual"
Hay dos razones clave detrás de la pobreza en EE.UU., según los investigadores. Uno está asociado a la forma de encarar el asunto. El otro es económico.

En primer lugar, EE.UU. carece de una red firme de protección social o de un sistema de apoyo a los ingresos de las personas como tienen otros países, por ejemplo con prestaciones por hijos a cargo.

En Estados Unidos 40 millones de personas viven por debajo de la línea oficial de pobreza.

Los programas de bienestar social que EE.UU. implementó en las últimas décadas, como los cupones de alimentos o el seguro de desempleo, le permitieron reducir algunos puntos su tasa de pobreza, pero son considerados limitados.

Para explicar esto suelen señalarse factores de tipo cultural.
"Tendemos a ver la pobreza en EE.UU. como un fracaso individual, es decir, que las personas no trabajan lo suficiente, están tomando malas decisiones, no tienen suficientes habilidades y ese tipo de cosas. Por lo tanto, depende de ti levantarte", señala Rank.

"El resultado es que realmente no hacemos mucho en términos de política social para sacar a la gente de la pobreza", agrega.

A esto se suman las diferencias raciales: las minorías aquí sufren el problema de una forma desproporcionada.

Mientras que 11% de los niños blancos en EE.UU. viven en la pobreza, esa tasa llega a 32% para los niños negros y a 26% para los niños latinos, concluyó el Centro de Datos Kids Count en base a estadísticas de la oficina del censo.

"La pobreza a menudo se considera un problema para los no blancos y eso también reduce la voluntad de ayudar a los demás", dice Rank.

"Hay estudios que muestran que en países más homogéneos en términos de raza y etnia hay una red de seguridad más robusta, porque las personas ven a otros como parecidos a ellos y es más probable que estén dispuestas a ayudar", agrega.

Mayor desigualdad
Por otro, los expertos apuntan a un factor económico: el deterioro del mercado laboral de EE.UU. para los trabajadores de menores salarios, que son cerca de 40% del total y han sufrido pérdidas en sus ingresos reales en las últimas décadas .

Esto es atribuido a diversos motivos, desde la desindustrialización y el debilitamiento de los sindicatos, hasta las transformaciones tecnológicas.

Quienes perciben salarios más bajos en EE.UU. enfrentan crecientes dificultades en las últimas décadas.
Así, la desigualdad de ingresos y riqueza en EE.UU. aumentó y es mayor que en casi cualquier otro país desarrollado, según el Consejo en Relaciones Exteriores, un centro de análisis en Washington.

Christopher Wimer, codirector del Centro sobre Pobreza y Política Social en la Universidad de Columbia, sostiene que en EE.UU. "las oportunidades en el mercado laboral tienden a ir a personas con títulos universitarios y que se han beneficiado del crecimiento económico".

"Y gran parte de ese crecimiento económico no se ha compartido hacia abajo de la escala de ingresos o educativa", dice Wimer a BBC Mundo.

"Una elección política"
EE.UU. tuvo avances sociales en las últimas décadas como mayores niveles de educación o calificación de sus trabajadores en general, y una baja de la mortalidad infantil.

Además, los especialistas advierten que la tasa oficial de pobreza de EE.UU. se basa sólo en los ingresos en efectivo, sin contar ayudas gubernamentales como créditos tributarios, cupones de alimentos o asistencia de vivienda para familias de bajos recursos.
 El sector financiero es uno de los que se ha beneficiado de la expansión económica de Estados Unidos en las últimas décadas.

Un estudio reciente realizado por Wimer y otros investigadores de Columbia proyectó que, sin la ayuda de emergencia aprobada ante la pandemia de coronavirus, la tasa de pobreza en el país habría saltado del 12,5% previo a la crisis al 16,3%.

Pero esos beneficios, que han incluido cheques semanales de US$600 a millones de trabajadores afectados por la pandemia, expiran a fin de mes. Y, con los casos de covid-19 en aumento, su continuidad depende de un acuerdo entre el Congreso y la Casa Blanca.

Distintos expertos han advertido desde antes de la pandemia que el país acepta niveles de pobreza demasiado altos.

"EE.UU. es uno de los países más ricos, poderosos y tecnológicamente innovadores del mundo; pero ni su riqueza ni su poder ni su tecnología se están aprovechando para abordar la situación en la que 40 millones de personas continúan viviendo en la pobreza", indicó a fines de 2017 el entonces relator especial de la ONU para extrema pobreza y derechos humanos, Philip Alston. 
Pese a tener empleos muchas familias necesitan de los cupones de alimentación para llegar a fin de mes.

Entre otras cosas, Alston señaló que EE.UU. tenía la mayor mortalidad infantil en el mundo desarrollado, que la expectativa de vida de sus ciudadanos era menor y menos saludable que en otras democracias ricas.

Y también que su pobreza y desigualdad estaban entre las peores del club de países ricos OCDE, y su tasa de encarcelamiento entre las mayores del mundo.

"Al final del día", sostuvo, "particularmente en un país rico como EE.UU., la persistencia de la pobreza extrema es una elección política hecha por aquellos en el poder".

Luke Shaefer, director de la iniciativa Soluciones de Pobreza en la Universidad de Michigan, aboga por políticas más simples en EE.UU. y con un enfoque más universal. 

 Los expertos creen que muchos de los recursos que EE.UU. invierte en pobreza no van a quienes más los necesitan.

Un estudio realizado por él y otros expertos de la universidad indicó que EE.UU. invierte US$278.000 millones por año en programas gubernamentales antipobreza, sin contar los gastos en salud.

Si se suman los programas de atención médica para los pobres como Medicaid, la inversión anual alcanza a US$857.000 millones, es decir, más que los PIB combinados de Argentina y Chile.

"Muchos de estos dólares realmente no están destinados a los muy pobres", advierte Shaefer.

Las elecciones de noviembre quizá ofrezcan a EE.UU. una nueva oportunidad para repensar cómo mejorar ese gasto.

"Hay gente a la izquierda y la derecha que dice que este enfoque no está funcionando para nosotros, tenemos que hacer algunas cosas de manera diferente, necesitamos simplificar", dice.

"Tengo alguna esperanza de que podamos progresar".


Parece que China si ha tenido éxito en su lucha contra la pobreza, leer aquí, https://verdecoloresperanza.blogspot.com/2020/12/una-china-sin-pobreza-extrema.html

jueves, 9 de enero de 2014

El progreso en la guerra contra la pobreza. El caso paradigmático de Norteamérica

"Culpabilizar a la persona es el mejor camino para excluir a la sociedad de la responsabilidad conjunta de solucionar un problema"
Borja Monreal Gainza

La Guerra de Estados Unidos contra la pobreza cumplió 50 años esta semana, y un gran número de personas han llegado también a la conclusión tal como el presidente Reagan lo expresó: "Hemos luchado una guerra contra la pobreza, y la pobreza ganó"

Esa percepción hace recaer la sospecha sobre el derecho a los cupones de alimentos, al aumentos de salario mínimo y a las extensiones de las prestaciones por desempleo.
Un lector llamado Frank ha publicado en mi página de Facebook: "Todos los folletos/asistencias de gobiernos en el mundo no hará que mejoren los padres de la gente. Esto es por qué las ideas de la izquierda, aunque siempre elaborada con la mejor de las intenciones, nunca funcionará. ... Toda esta ayuda se desperdicia".

Sin embargo, una mirada más cuidadosa a la evidencia sugiere que tal punto de vista es completamente equivocado.
De hecho, la primera lección de la guerra contra la pobreza es que podemos hacer progresos contra la pobreza, pero que es un trabajo duro, cuesta arriba.

Las medidas más precisas, utilizando cifras de la Oficina del Censo que tengan en cuenta los beneficios, sugieren que las tasas de pobreza han disminuido en más de un tercio desde 1968. Hay un consenso de que sin la guerra contra la pobreza, otras actuaciones de fuerzas (como el encarcelamiento masivo, el aumento de las madres solteras y la disminución de los sindicatos) habrían crecido con una pobreza mucho mayor.

Un estudio de la Universidad de Columbia sugiere que sin los beneficios del gobierno, la tasa de pobreza habría aumentado a 31 por ciento en 2012.
De hecho, un promedio de 27 millones de personas lograron anualmente salir de la pobreza mediante programas sociales entre 1968 y 2012, de acuerdo con el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca.

El mejor ejemplo de cómo los programas de lucha contra la pobreza del gobierno pueden tener éxito, involucra a la tercera edad. En 1960, alrededor del 35 por ciento de los estadounidenses mayores eran pobres. En 2012, el 9 por ciento eran. Eso es porque la tercera edad puede votar, por lo que los políticos le escucharon a ellos y por los programas que se aplicaron como el Seguro Social y Medicare.

En cambio, los niños no tienen voz, por lo que son el grupo de edad con más probabilidades de ser pobres hoy. Eso es un fracaso práctico y moral.

No quiero que nadie sea pobre, pero, si tengo que elegir, diría que es más bien una prioridad ayudar a los niños que a los adultos mayores. En parte, eso se debe a que cuando los niños se ven privados de oportunidades, las consecuencias pueden incluir toda una vida de fracaso escolar, el subempleo y la delincuencia.

Las investigaciones de las neurociencias subrayan por qué las intervenciones tempranas son tan importantes.
El desarrollo temprano del cerebro resulta tener consecuencias de por vida, y la investigación de estudios en humanos, y animales por igual, sugiere que un alto estrés en la primera infancia en la pobreza cambia el cerebro físico de maneras sutiles que deterioran el rendimiento educativo y los resultados en la vida.

Una revisión cuidadosa de los programas de lucha contra la pobreza en un nuevo libro, "Los legados de la Guerra contra la Pobreza", muestra que muchos de ellos tienen un claro impacto - aunque a veces no tanto impacto como sus defensores esperaban.

Para empezar, uno de los programas sociales más básicos que funciona -de hecho paga por sí mismo muchas veces- es la asistencia de planificación familiar para adolescentes en situaciones de riesgo. Esta realidad ha sido uno de los programas sociales más exitosos de Estados Unidos en los últimos años. La tasa de natalidad de adolescentes se ha reducido a la mitad en aproximadamente los últimos 20 años.

Otra serie de gran éxito son los programas de orientación para los padres involucrados para lograr que las mujeres embarazadas no tomen alcohol y fumen menos y para alentar a las madres en situación de riesgo a hablar con sus hijos más. Programas como Nurse -Family Partnership, Healthy Families America, Niño, Save the Children y Treinta millones de palabras, Proyectos todos que han tenido un gran éxito en ayudar a los padres a hacer un mejor trabajo con sus hijos.

La educación temprana tiene igualmente una fuerte evidencia del impacto.
Los críticos señalan que con el Head Start, por ejemplo, lo que ganan en el cociente intelectual parece desaparecer en unos pocos años. Eso es verdad y decepcionante. Pero en los últimos cinco años, los estudios rigurosos de investigadores como David Deming han demostrado que los egresados ​​de Head Start también han mejorado los resultados de la vida: la tasa de asistencia más alta a graduación de la escuela secundaria y la universidad, y menos probabilidades de estar fuera de la escuela y sin un trabajo.

Otra área de éxito: Los programas que fomenten el empleo, especialmente para los grupos más en riesgo. El crédito tributario por ingreso del trabajo - es un gran beneficio para los trabajadores pobres y para la sociedad-.

Del mismo modo, un programa llamado Academias de Carrera Profesionales ha tenido excelentes resultados en la formación de adolescentes en riesgo en carreras especializadas y en darles la experiencia laboral práctica. Incluso ocho años después, aquellos jóvenes asignados al azar a Academias Profesionales ganan significativamente más que los de los grupos de control.

Como ese ejemplo sugiere, cada vez más tenemos investigaciones de primera clase -los ensayos aleatorios controlados, poniendo a prueba los programas antipobreza tan rigurosamente como si fueran productos farmacéuticos- que nos dan evidencia sólida de lo que funciona o no.

Así que dejemos la grandilocuencia y demos un vistazo a la evidencia.

Los críticos tienen razón en que el trabajo para combatir la pobreza es difícil y que la dependencia puede ser un problema.
Pero la premisa de que gran parte de la oposición de hoy a los cupones de alimentos y otros beneficios -y que la ayuda del gobierno fracasa inevitablemente- es simplemente incorrecto. Y la pobreza infantil es tan inconcebible en una nación rica hoy como lo era hace medio siglo.

Fuente: The NYT Nicholas Kristof