Mumia Abu Jamal
Casapueblos
Resulta imposible para nosotros leer un periódico, ver un programa de noticias o escuchar la radio, sin recibir el mensaje innegable de que la guerra con Irak es inevitable. ¿Por qué esto es así?. ¿Por qué, en una nación que se proclama como democracia, esto es inevitable, casi incuestionable, más allá de la posibilidad de cuestionamiento? ¿Por qué la guerra contra una nación soberana se da como un hecho?. ¿Dónde están las voces de la disidencia?, ¿Dónde la opinión divergente?.
Si esto es una democracia, es una democracia del miedo; miedo estimulado y explotado por los líderes políticos en Washintong, D.C., y subrayado por los vergonzosos aplauso de los mass media. Irak, se nos dice, es un gobierno autoritario, y su lider, Saddam Hussein, es un nuevo Hitler. Parece que cada vez que el gobierno quiere demonizar a alguien, se le denomina como "Hitler". Siempre funciona, ¿no es así?. No importa que el gobierno estadounidense fuera bastante amigo de Hussein y del régimen de Bagdad cuando estaban en guerra con su vecino Irán.
Pensemos un poco acerca del verdadero Hitler, y el régimen nazi durante la guerra. Durante la segunda guerra mundial, cuando millones de norteamericanos, ingleses y franceses vivían con el temor a los nazis, ¿sabiais que un número de empresas estadounidenses comerciaban con el enemigo?. Empresas como el Chase Bank, Ford, International Telephone y Stándar Oil. Las divisiones acorazadas de Hitler fueron construidas por la Adam-Opel y la Ford de Colonia, propiedades subsidiarias de la General Motors y la Ford. Hablando de Ford, ¿sabiais que Hitler concendió la más alta condecoración civil de honor al fabricante de automóviles estadounidense Henry Ford?.
Charles Higham, en su libro de 1984 "Comerciando con el enemigo" (Dell) señala: "Supongan que el público descubriera que el Chase Bank estuvo haciendo negocios de millones de dólares en la Francia ocupada por los nazis, después de Pearl Harbour, con el pleno conocimiento de la casa matriz en Manhattan. O que la Ford construyó camioens para las tropas alemanas de ocupación en Francia, con la autorización de Dearborn, Michigan. O que la ITT construtó los Focke-Wulfs que arrojaron las bombas contra las tropas británicas y americanas. O que los cruciales cojinetes fueron embarcados para los clientes socios de los nazis en Latinoamérica, con el acuerdo del Vicepresidente del Consejo de Producción de Guerra estadounidense y el primo de Goering en Filadelfia, cuando las tropas norteamericanas estaban desesperadamente escasos de ellos".
Seamos claros: muchas grandes empresas norteamericanas se enriquecieron cuando la maquinaria de guerra de Hitler comenzó a expanderse. Ellas no se preocuparon de Hitler entonces, ni de los denominados "Hitler" ahora. Todo es una cuestión de petróleo, del dinero que proporciona, del poder que otorga. No permitais que la guerra sea inevitable, luchar contra las mentiras de las empresas.
13 de octubre de 2002.
(traducción: Casapueblos).
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