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viernes, 13 de enero de 2023

CAMBIO CLIMÁTICO. Cristina Aleixendri: “Rusia y China tienen mucho interés en que se derrita el Ártico para abrir nuevas rutas mercantes”.

La ingeniera ganadora del Premio Talgo ha participado en la invención de una vela para propulsar barcos cargueros que ya se comercializa con éxito

Cristina Aleixendri (Barcelona, 31 años), practicando una humildad tan femenina que raya el síndrome del impostor, dice que en su empresa, Bound4blue, ella es “bombera torera”. Con esa expresión jocosa, esta ingeniera aeronáutica, se refiere a que además de ser una de las inventoras de un sistema de propulsión sostenible para cargueros que comercializa ella misma, levanta financiación, cierra acuerdos con inversores, justifica subvenciones públicas, representa a su compañía ante organismos públicos y privados, hace labores de marketing y habla con la prensa, que en esta ocasión se interesa por ella porque acaba de recibir el Premio Talgo a la excelencia profesional de la mujer en la ingeniería: “Estos premios ofrecen referentes a las niñas para que no piensen que un ingeniero es un mecánico cubierto de grasa. Eso me pasaba a mí de niña, cuando quería estudiar medicina”

Pregunta. ¿Por qué no hizo medicina al final?
Respuesta. A mí lo que me gustaba de los médicos es que yo siempre quise trabajar por un propósito y veía un propósito muy noble salvar vidas. Pero entonces mi profesora de matemáticas, que era ingeniera informática, me cogió por banda en un pasillo, me metió en el despacho y me dijo: “Yo veo que te brillan los ojos cuando estás en física y en matemáticas”. Entonces nos pusimos a repasar ingeniería por ingeniería y me explicó lo que cada una podía hacer para generar un impacto en el mundo y, bueno, me salvó la vida porque los años de la carrera lo pasé genial, ¿eh? (risas)

P. Explíqueme un poco su noción de pasarlo genial…
R. Los matemáticos hacen modelos. Los físicos los aplican a un problema real. Y luego llegamos los ingenieros a destrozarlo todo porque cogemos las fórmulas y decimos, mira esto no me sirve pero igual así, sí. Y al final pues los aviones vuelan, los cohetes van a la luna y salvamos vidas poniendo en marcha los mecanismos que hay en los hospitales. Estudiar ingeniería es levantarte cada mañana sabiendo que tienes muchos problemas por resolver delante tuyo y que vas a descubrir cómo funciona el mundo. Es apasionante.

P. ¿Cree que de la misma forma que en el pasado se asociaba a las mujeres esas profesiones “de cuidados”, como enfermería o medicina, ahora se piensa que por naturaleza somos buenas gestoras y por tanto “emprendedoras”?
R. Creo que en general la palabra emprendedor está un poco, entre comillas, prostituida. Está muy de moda intentar ser emprendedor cuando hay muchas vías para hacer tener éxito profesional y generar un impacto en el mundo. Dicho esto, mi sector, el marítimo, tiene muy poca presencia femenina. Por ejemplo en torno al 2% de los marineros son mujeres y en el trabajo en tierra solo en los países nórdicos se llega al 20% de presencia femenina.

Cristina Aleixendri, ingeniera de la empresa Bound4blue. Barbera del Valles, 20 de diciembre de 2022. ALBERT GARCIA

P. Está viajando muchísimo para vender su proyecto, ¿no?
R. Esta semana estuve en Londres, en la Organización Marítima Internacional, que es un cuerpo que depende de Naciones Unidas y está planteando nuevas regulaciones globales para que el transporte marítimo sea más sostenible. Es muy interesante enseñarle a todos los delegados de todos los países una solución que les permite moverse de forma menos contaminante sin dejar de ser rentables.

P. ¿Y cómo se consigue eso?
R. Con una especie de vela que funciona igual que las alas de un avión, solo esto en lugar de sostener la nave en el aire, la empuja. Está inspirada en un sistema creado para el buque oceanográfico de Cousteau por Bertrand Charrier, quien ahora también trabaja en nuestro equipo. Nosotros mejoramos su tecnología, que cuando fue creada no podía mover unidades grandes. Aumentamos un 30% su eficiencia aerodinámica y así podemos mover barcos mercantes, que son los que más impacto medioambiental generan, como si fuesen coches híbridos.

P. ¿Se pueden plantear mercantes que se muevan al cien por cien con velas?
R. Se podría plantear. Ya lo hizo Cristóbal Colón. En los principios de la navegación los barcos mercantes iban a vela. Pero los clientes no piden eso porque entonces tendrían que ir siguiendo los vientos y así no todas las rutas serían transitables. Con este sistema cuando tengas buen viento, como por ejemplo en el Atlántico Norte, en el Pacífico o en el Báltico, prescindes del motor y así se reduce el consumo de combustible y las emisiones.

P. ¿No le impresionó mucho a Charrier que tres jóvenes como ustedes quisieran continuar con su legado?
R. Yo creo que él simplemente quiere ver cómo su sistema se implanta. Cuando nos conoció simplemente quería aportar todo lo que sabía después de más de 15 años embarcado en el Calypso.

P. ¿Tiene miedo a volar una ingeniera aeronáutica como usted?
R. ¡Sí! Cuanto más sabes, peor. Yo me subo a un avión y empiezo a mirar si han abierto los flaps o a fijarme en las velocidades críticas. Mi profesor de aviación decía que si se intenta un aterrizaje de emergencia una vez y se fracasa, a la segunda, por probabilidad, el avión tiene un accidente. Pero también es verdad que cuando hay una turbulencias sabes que el avión está preparado para volar sin motores y planear y estás muchísimo más tranquila que la demás gente.

P. ¿Se ha hecho rica con este proyecto?
R. Creo que llevo una gran vida y me considero muy afortunada porque viajo alrededor del mundo y conozco a gente increíble pero rara vez voy en primera.Tuve mucha suerte de nacer en una familia muy trabajadora que sacrificó muchas cosas para darnos la mejor educación posible. Cuando perdí a mi madre me independicé y entonces trabajé en un montón de cosas para salir adelante, desde investigadora en la universidad hasta profesora particular. Así que cuando empecé a ganar dinero fue muy satisfactorio. Pero no me pego grandes lujos: vivo en un pueblecito a las afueras de Barcelona, con mi huerto, gallinas, mis dos perros, mis paseos por la montaña. Allí no llega Glovo, así que imagínate.

P. ¿Y es usted optimista o pesimista con respecto a los retos de sostenibilidad que afronta el mundo?
R. Creo que si todos los países no están alineados para el cambio, va a ser muy complicado. Por ejemplo, Rusia y China tienen mucho interés en que se derrita el Ártico para poder abrir nuevas rutas mercantes, lo que es una catástrofe. Tecnológicamente podemos. Está por ver si los investigadores van a ser capaces de convencer a la mitad que solo se mueve por el egoísmo humano.

domingo, 20 de septiembre de 2020

“Tengo sangre en las manos”: una exingeniera de Facebook denuncia el desinterés de la red por los problemas que crea en el mundo. La exempleada se encargó de suprimir una red global de ‘bots’ que apareció en abril dando ‘likes’ en la página del Ministerio de Sanidad español.

15 SEP 2020 - 17:15 CEST Facebook apenas muestra interés por los graves problemas políticos y a menudo violentos que crea la red social en países fuera de Occidente. “Seguro que tengo sangre en las manos”, explica Sophie Zhang, exingeniera de datos de Facebook, en un informe interno un día antes de ser despedida. Zhang era miembro del equipo encargado de descubrir operaciones que intentaban influir artificialmente en elecciones y en la política de otros países. El nivel de detalles que da en un informe no destinado a la luz pública lo convierte probablemente en la mayor denuncia del desinterés y arrogancia de los problemas que crea la red social por todo el mundo.

La filtración del largo informe de 6.600 palabras a Buzzfeed permite ver por dentro el poder increíble de una empleada intermedia y el desprecio de la compañía por problemas que no ocurren en Estados Unidos ni en Europa occidental: “En los tres años que pasé en Facebook, he encontrado intentos escandalosos de Gobiernos extranjeros de abusar de nuestra plataforma a una escala enorme para engañar a su propia ciudadanía y en varias ocasiones incluso provocar titulares globales”, escribe Zhang, que aspiraba a que su informe sirviera internamente para reformar Facebook y no para que se hiciera público. No fue ella quien lo filtró y pidió a Buzzfeed que no lo sacara, pero la web creyó que había suficiente información de interés público para hacerlo. Zhang renunció a un finiquito de 64.000 dólares (más de 54.000 euros) para poder criticar a la compañía en este informe destinado a sus colegas.

Facebook investiga cientos de perfiles falsos que daban ‘like’ a mensajes del Ministerio de Sanidad
Uno de los países afectados por las revelaciones de la ingeniera es España. Sobre su equipo recayó la tarea de analizar los likes de chicas jóvenes que recibía en abril la página de Facebook del Ministerio de Sanidad. Aquellas acciones, destinadas presuntamente a elogiar la gestión del Gobierno, fueron un mini escándalo local. A Zhang le sirvieron para borrar de un plumazo 672.000 cuentas falsas de Facebook, que operaban también en Estados Unidos y otros países. La compañía dijo tras la investigación que la presunta red no tenía como objetivo España, pero no reveló la cantidad exacta de cuentas suprimidas. Buzzfeed ha decidido no publicar el informe entero para no revelar información personal, con lo que no se sabe si Zhang da más detalles sobre la acción española. EL PAÍS se ha puesto en contacto con uno de los periodistas que ha publicado la información, sin respuesta aún al cierre de esta pieza.

Reacción
España, sin embargo, como país de Europa occidental, es de los lugares donde Facebook reacciona rápido cuando hay quejas. No ocurre lo mismo en América Latina, donde crisis en Honduras, Bolivia o Ecuador han sobrevivido años sin que nadie en Facebook les prestara atención. La preocupación principal de Zhang era que la inacción de la compañía podía llevar a que algunos Gobiernos manipularan su opinión pública con la creación de miles de cuentas de presuntos ciudadanos o medios.

Así ocurrió en Bolivia, por ejemplo, donde Zhang decidió obviar por falta de tiempo redes opositoras al entonces presidente Evo Morales y se encontró con que un día había sido depuesto. “Había tantos comportamientos que violaban las normas en todo el mundo que dejaban a mi juicio personal qué casos investigar, ordenar tareas y ver qué priorizaba”.

En Honduras llevó meses desintegrar una red que llevaba un administrador de la página del presidente, Juan Orlando Hernández: “Operaba felizmente cientos de páginas sin ningún tipo de ofuscación en una muestra de descaro extremo”. Los equipos de inteligencia y revisión de políticas de Facebook tardaron meses en reaccionar a la denuncia de la exempleada.

Zhang en cambio descartó interesarse por una operación similar en Ecuador. El posterior desastre en la gestión de la pandemia en ese país llevó a pensar a Zhang que si hubiera optado por activar esa vía igual hubiera evitado esa desgracia en Ecuador.

En un comunicado, Facebook relativiza las acusaciones de Zhang: “Trabajar contra el comportamiento inauténtico coordinado [el eufemismo de Facebook para referirse a campañas con cuentas falsas] es nuestra prioridad, pero también afrontamos los problemas de spam e interacciones falsas. Investigamos cada caso con esmero, incluidos los que describe Zhang, antes de tomar acción y hacer declaraciones públicas como compañía”. Una de las quejas de Zhang es precisamente la mayor atención que recibe el spam o las interacciones falsas -crear likes, por ejemplo- ante los problemas políticos de países poco importantes.

Este nivel de poder muestra la capacidad de influencia de Facebook, o al menos la que creen desde California que puede tener la red. También el desprecio por la parte del mundo que conforma la mayoría de sus usuarios: “Un responsable de Respuestas Estratégicas me dijo que la mayor parte del mundo fuera de Occidente era efectivamente el salvaje Oeste con alguien como yo como dictador a tiempo parcial”, explica Zhang. “La frase era una especie de elogio, pero ilustraba la presión que tenía encima”.

Zhang detalla historias similares en Azerbaiyán, India, Brasil o Ucrania. Tanto detectar los casos como perseguirlos quedaba a menudo bajo su criterio. Facebook solo se preocupaba, según Zhang, por problemas que pudieran darle dificultades con la opinión pública. Si salía en los grandes periódicos norteamericanos, aquello se convertía en una urgencia. Mientras solo afectara a ciudadanos de países del tercer mundo, el abuso podía seguir ocurriendo. Pocos informes reflejan con este nivel de claridad la mezcla de poder, desinterés, influencia e imposibilidad de reforma de una plataforma como Facebook.

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