15 SEP 2020 - 17:15 CEST
Facebook apenas muestra interés por los graves problemas políticos y a menudo violentos que crea la red social en países fuera de Occidente. “Seguro que tengo sangre en las manos”, explica Sophie Zhang, exingeniera de datos de Facebook, en un informe interno un día antes de ser despedida. Zhang era miembro del equipo encargado de descubrir operaciones que intentaban influir artificialmente en elecciones y en la política de otros países. El nivel de detalles que da en un informe no destinado a la luz pública lo convierte probablemente en la mayor denuncia del desinterés y arrogancia de los problemas que crea la red social por todo el mundo.
La filtración del largo informe de 6.600 palabras a Buzzfeed permite ver por dentro el poder increíble de una empleada intermedia y el desprecio de la compañía por problemas que no ocurren en Estados Unidos ni en Europa occidental: “En los tres años que pasé en Facebook, he encontrado intentos escandalosos de Gobiernos extranjeros de abusar de nuestra plataforma a una escala enorme para engañar a su propia ciudadanía y en varias ocasiones incluso provocar titulares globales”, escribe Zhang, que aspiraba a que su informe sirviera internamente para reformar Facebook y no para que se hiciera público. No fue ella quien lo filtró y pidió a Buzzfeed que no lo sacara, pero la web creyó que había suficiente información de interés público para hacerlo. Zhang renunció a un finiquito de 64.000 dólares (más de 54.000 euros) para poder criticar a la compañía en este informe destinado a sus colegas.
Facebook investiga cientos de perfiles falsos que daban ‘like’ a mensajes del Ministerio de Sanidad
Uno de los países afectados por las revelaciones de la ingeniera es España. Sobre su equipo recayó la tarea de analizar los likes de chicas jóvenes que recibía en abril la página de Facebook del Ministerio de Sanidad. Aquellas acciones, destinadas presuntamente a elogiar la gestión del Gobierno, fueron un mini escándalo local. A Zhang le sirvieron para borrar de un plumazo 672.000 cuentas falsas de Facebook, que operaban también en Estados Unidos y otros países. La compañía dijo tras la investigación que la presunta red no tenía como objetivo España, pero no reveló la cantidad exacta de cuentas suprimidas. Buzzfeed ha decidido no publicar el informe entero para no revelar información personal, con lo que no se sabe si Zhang da más detalles sobre la acción española. EL PAÍS se ha puesto en contacto con uno de los periodistas que ha publicado la información, sin respuesta aún al cierre de esta pieza.
Reacción
España, sin embargo, como país de Europa occidental, es de los lugares donde Facebook reacciona rápido cuando hay quejas. No ocurre lo mismo en América Latina, donde crisis en Honduras, Bolivia o Ecuador han sobrevivido años sin que nadie en Facebook les prestara atención. La preocupación principal de Zhang era que la inacción de la compañía podía llevar a que algunos Gobiernos manipularan su opinión pública con la creación de miles de cuentas de presuntos ciudadanos o medios.
Así ocurrió en Bolivia, por ejemplo, donde Zhang decidió obviar por falta de tiempo redes opositoras al entonces presidente Evo Morales y se encontró con que un día había sido depuesto. “Había tantos comportamientos que violaban las normas en todo el mundo que dejaban a mi juicio personal qué casos investigar, ordenar tareas y ver qué priorizaba”.
En Honduras llevó meses desintegrar una red que llevaba un administrador de la página del presidente, Juan Orlando Hernández: “Operaba felizmente cientos de páginas sin ningún tipo de ofuscación en una muestra de descaro extremo”. Los equipos de inteligencia y revisión de políticas de Facebook tardaron meses en reaccionar a la denuncia de la exempleada.
Zhang en cambio descartó interesarse por una operación similar en Ecuador. El posterior desastre en la gestión de la pandemia en ese país llevó a pensar a Zhang que si hubiera optado por activar esa vía igual hubiera evitado esa desgracia en Ecuador.
En un comunicado, Facebook relativiza las acusaciones de Zhang: “Trabajar contra el comportamiento inauténtico coordinado [el eufemismo de Facebook para referirse a campañas con cuentas falsas] es nuestra prioridad, pero también afrontamos los problemas de spam e interacciones falsas. Investigamos cada caso con esmero, incluidos los que describe Zhang, antes de tomar acción y hacer declaraciones públicas como compañía”. Una de las quejas de Zhang es precisamente la mayor atención que recibe el spam o las interacciones falsas -crear likes, por ejemplo- ante los problemas políticos de países poco importantes.
Este nivel de poder muestra la capacidad de influencia de Facebook, o al menos la que creen desde California que puede tener la red. También el desprecio por la parte del mundo que conforma la mayoría de sus usuarios: “Un responsable de Respuestas Estratégicas me dijo que la mayor parte del mundo fuera de Occidente era efectivamente el salvaje Oeste con alguien como yo como dictador a tiempo parcial”, explica Zhang. “La frase era una especie de elogio, pero ilustraba la presión que tenía encima”.
Zhang detalla historias similares en Azerbaiyán, India, Brasil o Ucrania. Tanto detectar los casos como perseguirlos quedaba a menudo bajo su criterio. Facebook solo se preocupaba, según Zhang, por problemas que pudieran darle dificultades con la opinión pública. Si salía en los grandes periódicos norteamericanos, aquello se convertía en una urgencia. Mientras solo afectara a ciudadanos de países del tercer mundo, el abuso podía seguir ocurriendo. Pocos informes reflejan con este nivel de claridad la mezcla de poder, desinterés, influencia e imposibilidad de reforma de una plataforma como Facebook.
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domingo, 20 de septiembre de 2020
miércoles, 5 de junio de 2013
¡Dejen mi teléfono en paz! Guía para no sufrir más de lo necesario con las llamadas publicitarias al número fijo y al móvil
Hora de la siesta, paz y tranquilidad en la casa, suena ese teléfono fijo que casi nunca suena; además de despertarle a uno, le da un susto, ¿qué habrá pasado?: llamada publicitaria.
Sábado por la tarde, una cita para la noche pendiente de un mensaje de móvil, entra el mensaje, ilusión, bajón: mensaje publicitario. El teléfono móvil se ha convertido en tótem de la mercadotecnia, el instrumento perfecto para llegar al cliente adecuado en el instante preciso. Y el fijo también: cualquier empresa tiene derecho a llamarle a su casa si usted figura en la guía telefónica.
"No hay una legislación clara y eso favorece los atropellos de las empresas", denuncia Antonio Farriols, presidente de la Comisión de Libertades Informáticas (CLI), asociación de profesionales que lucha por la protección de datos. El sector de las telecomunicaciones es el que más trabajo generó en 2005 a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD): 264 investigaciones, un 30% por fraude en la contratación de servicios. De los 264 expedientes, 80 acabaron en sanciones. ¿Cómo se puede defender un consumidor que no quiera recibir publicidad por teléfono? Éstas son algunas respuestas.
MÁS INFORMACIÓN
Telefónica pierde clientes mayoristas
- Tiene un mensaje nuevo. Una empresa no tiene derecho a enviar un mensaje publicitario a un móvil particular, a menos que haya solicitado y obtenido previamente el consentimiento expreso del destinatario. Hay una excepción: si se es cliente de esa compañía. En este caso, la empresa puede hacerlo pero debe facilitar un procedimiento sencillo y gratuito para que el cliente se dé de baja. Si no hay resultados en 10 días, se denuncia ante la AEPD, que puede imponer sanciones que van de 600 a 600.000 euros en función de la gravedad. En Movistar, sólo el 2% de los clientes ha solicitado que no se utilicen sus datos para el envío de promociones.
- Concursos, regalos, recargas. Algunas operadoras hacen regalos de saldo o recargas para conseguir engordar sus bases de datos y poder darles usos promocionales, señalan desde las agencias de consumidores. Otras empresas, a través de concursos con números cortos en la tele, consiguen datos que luego venden a otras empresas.
La Asociación Española de Servicios a Móviles (que dice agrupar el 80% del tráfico de tonos, logos, melodías) ha suscrito un código de conducta que garantiza el derecho del usuario a darse de baja mediante el envío de un mensaje que contenga la palabra "baja".
Al bajarse un tono o melodía, hay que estar pendiente del primer mensaje, que es en el que le dan al cliente la posibilidad de darse de baja, señalan desde CECU.
- Llamada a casa con la última gran oferta. Llaman, ofrecen un nuevo producto (una oferta de nueva línea ADSL, un clásico). Y, a menudo, a la hora de la siesta. En muchos de estos casos, son plataformas subcontratadas por las empresas las que llaman. La lucha por hacerse con un hueco en el mercado de las telecomunicaciones llevó a una competencia encarnizada que propició campañas muy agresivas hace dos años, cuenta Cristal Castro, abogada de la Confederación Española de Consumidores y Usuarios. Desde la CLI, se recomienda aprovechar esa llamada para recabar información de la empresa que solicita los datos si se desea evitar futuras llamadas. Se puede enviar un escrito a la empresa pidiendo la cancelación de datos (hay un formulario tipo que se encuentra en la web de la AEPD, www.agpd.es). Si en 10 días no se cumple, denuncia (para lo cual es importante guardar una prueba del episodio).
"Picaresca y marketing están muy cerca, si hay una forma de engañar, las empresas la utilizan", reconoce José María Cabrera, veterano cuya empresa, Publipost, lleva 42 años haciendo marketing directo. "Pero hay un código para no llamar a las ocho de la mañana ni a las nueve de la noche, es muy negativo hacerlo".
- Bórreme del listín. También se puede pedir a Telefónica que le borre a uno del listín para que la empresa no pueda conseguir el teléfono fijo particular. Aquellos cuyo apellido empieza por A caerán más fácilmente en esta tentación: reciben más llamadas de este tipo.
En España, es el consumidor el que se tiene que mover para que no le envíen publicidad, y eso no se produce muy a menudo. "La sociedad española no tiene iniciativa en estas cosas, poca gente está dispuesta a hacer los trámites para darse de baja", señala Raquel García Guillén, abogada, investigadora y autora de Spam y comunicaciones no solicitadas.
- La llamada de la máquina. Es bastante habitual la llamada en que una grabación invita a conocer unos apartamentos modernos y lujosos. También precisa de un consentimiento expreso e informado del cliente: si uno la recibe en casa y no lo ha autorizado, la empresa se está saltando la legislación, señalan en la AEPD. Suelen pedir que uno llame a un teléfono, que en ocasiones incluye una sobretarificación. Si llama, sepa que el minuto de teléfono le puede salir muy caro.
- Las listas Robinson. Son listas a las que se apunta el cliente que no desea recibir publicidad. En Estados Unidos funcionan bastante bien. En España hay una, auspiciada por la Federación de Comercio Electrónico y Marketing Directo (FECEMD). Funciona desde hace 10 años y hay 39.000 personas apuntadas. Está enfocada a la gente que no quiere recibir publicidad por correo, pero también se puede apuntar uno si no quiere que le llamen al teléfono fijo, según señala Iñaqui Uriarte, director de asuntos jurídicos de FECEMD. El consumidor rellena un formulario (www.fecemd.org/slr.asp) que se manda a las empresas de FECEMD, que lo filtran con sus propias bases de datos.
Leer más aquí en El País.
Sábado por la tarde, una cita para la noche pendiente de un mensaje de móvil, entra el mensaje, ilusión, bajón: mensaje publicitario. El teléfono móvil se ha convertido en tótem de la mercadotecnia, el instrumento perfecto para llegar al cliente adecuado en el instante preciso. Y el fijo también: cualquier empresa tiene derecho a llamarle a su casa si usted figura en la guía telefónica.
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La Asociación Española de Servicios a Móviles (que dice agrupar el 80% del tráfico de tonos, logos, melodías) ha suscrito un código de conducta que garantiza el derecho del usuario a darse de baja mediante el envío de un mensaje que contenga la palabra "baja".
Al bajarse un tono o melodía, hay que estar pendiente del primer mensaje, que es en el que le dan al cliente la posibilidad de darse de baja, señalan desde CECU.
- Llamada a casa con la última gran oferta. Llaman, ofrecen un nuevo producto (una oferta de nueva línea ADSL, un clásico). Y, a menudo, a la hora de la siesta. En muchos de estos casos, son plataformas subcontratadas por las empresas las que llaman. La lucha por hacerse con un hueco en el mercado de las telecomunicaciones llevó a una competencia encarnizada que propició campañas muy agresivas hace dos años, cuenta Cristal Castro, abogada de la Confederación Española de Consumidores y Usuarios. Desde la CLI, se recomienda aprovechar esa llamada para recabar información de la empresa que solicita los datos si se desea evitar futuras llamadas. Se puede enviar un escrito a la empresa pidiendo la cancelación de datos (hay un formulario tipo que se encuentra en la web de la AEPD, www.agpd.es). Si en 10 días no se cumple, denuncia (para lo cual es importante guardar una prueba del episodio).
"Picaresca y marketing están muy cerca, si hay una forma de engañar, las empresas la utilizan", reconoce José María Cabrera, veterano cuya empresa, Publipost, lleva 42 años haciendo marketing directo. "Pero hay un código para no llamar a las ocho de la mañana ni a las nueve de la noche, es muy negativo hacerlo".
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En España, es el consumidor el que se tiene que mover para que no le envíen publicidad, y eso no se produce muy a menudo. "La sociedad española no tiene iniciativa en estas cosas, poca gente está dispuesta a hacer los trámites para darse de baja", señala Raquel García Guillén, abogada, investigadora y autora de Spam y comunicaciones no solicitadas.
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Leer más aquí en El País.
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