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lunes, 9 de julio de 2018

Ser bilingüe no solo mejora las habilidades cognitivas, sino también las sociales

Ser bilingüe tiene varias ventajas obvias.

Aprender más de una lengua nos permite tener nuevas conversaciones y nuevas experiencias.

En años recientes, varias investigaciones desarrolladas por psicólogos han demostrado que existen otras ventajas menos obvias.
Por ejemplo, que los niños bilingües tienen algunos beneficios cognitivos, como una mejor función ejecutiva, algo que ayuda a resolver problemas y otras actividades mentales complejas.

Ahora, dos nuevos estudios demuestran que crecer en un ambiente multilingüe no solo mejora las habilidades cognitivas de los niños, sino también las sociales.

En mi laboratorio de desarrollo psicológico llevamos a cabo un estudio, en colaboración con los psicólogos Boaz Keyzar, Zoe Liberman y Samantha Fan de la Universidad de Chicago, que se publicó el año pasado en la revista Psychological Science, con el que demostramos que los niños multilingües se pueden comunicar mejor que los niños monolingües.

Tomamos a un grupo de niños en Estados Unidos, de 4 a 6 años con diferentes orígenes lingüísticos, y les dimos una actividad en la que tenían que tomar en consideración la perspectiva de alguien más para poder entender qué les quería decir.

Por ejemplo, un adulto le decía al niño: “¡Ah, un auto pequeño! ¿Puedes mover el auto pequeño por mí?” Los niños podían ver tres –pequeño, mediano y grande–, pero estaban situados de tal manera que podían observar que el adulto no podía ver el auto más pequeño. Ya que el adulto solo podía ver el mediano y el grande, cuando decía “pequeño”, se refería al auto que el niño veía como “mediano”.

Encontramos que los niños bilingües se desempeñaron mejor en esta actividad que los niños monolingües. Si lo pensamos, esto tiene sentido intuitivo. Interpretar lo que alguien quiere decir, muchas veces requiere estar atento no solo al contenido, sino al contexto que lo rodea. ¿Qué es lo que mi interlocutor sabe o no sabe? ¿Qué está tratando de expresar? Los niños que viven en ambientes multiculturales cuentan con experiencias sociales para considerar la perspectiva de los otros: tienen que determinar quién habla qué lengua y a quién, quién entiende qué contenido y los lugares y momentos en que se hablan distintas lenguas.

También fue muy interesante encontrar que los niños monolingües que tenían contacto regular con otra lengua tenían el mismo talento que los niños bilingües en esta prueba; por ejemplo, los que tienen abuelos que hablan otro idioma. Al parecer, crecer en un ambiente en el que se hablan muchas lenguas, más que ser bilingüe, es el factor detonante.

Usted se preguntará si nuestros descubrimientos simplemente se pueden tratar de otro ejemplo de las habilidades cognitivas superiores que tienen los niños bilingües. Nosotros también nos preguntamos eso. Así que le dimos a todos los niños una prueba cognitiva estándar para la función ejecutiva. Encontramos que los niños bilingües tenían mejores resultados que los niños monolingües, pero no así los niños monolingües que tienen contacto regular con otra lengua. Estos niños “expuestos” tuvieron resultados similares a los monolingües en las pruebas cognitivas, pero similares a los bilingües en las pruebas de comunicación.

Algo más que las habilidades cognitivas –algo más “social”– debe explicar su facilidad para adoptar la perspectiva del otro.

En un estudio que le da seguimiento al primero, próximo a publicarse en la revista Developmental Science, mis colegas y yo examinamos los efectos de la exposición multicultural en niños más pequeños: bebés de 14 a 16 meses, que apenas hablan. En este estudio, dirigido por Zoe Libermar en colaboración con el profesor Keysar y la psicóloga Amanda Woodward, a los bebés se les enseñan dos versiones del mismo objeto, como un plátano. Una versión la pueden ver tanto el adulto como el bebé; la otra, solo la puede ver el bebé y no es visible para el adulto. Cuando el adulto le pregunta al bebé por “el plátano”, el bebé podría darle cualquiera de los dos objetos –ambos son plátanos– ; sin embargo, si el bebé entendió el contexto social, tomaría más veces el plátano que el adulto sí podía ver.

Observamos que los bebés de ambientes monolingües toman cualquier plátano; en cambio, los bebés con ambientes multilingües, incluyendo a los que están expuestos a una segunda lengua, aunque sea poco, ya han entendido la importancia que tiene poder adoptar la perspectiva del otro para la comunicación: con más frecuencia tomaban el plátano que el adulto podía ver.

Al parecer, la exposición multilingüe ayuda a obtener la habilidad básica de las relaciones interpersonales. Por supuesto, convertirse en alguien totalmente bilingüe o multilingüe no es fácil para todo el mundo. Sin embargo, las mejoras sociales que identificamos parecen surgir por el simple hecho de crecer en un ambiente donde haya contacto con muchas lenguas y no solo por ser bilingüe. Esto puede ser bueno para los padres que no son bilingües, pero desean que sus hijos tengan algunos beneficios del multilingüismo.

Katherine Kinzler es profesora asociada de psicología y desarrollo humano en la Universidad de CornellSer bilingüe tiene varias ventajas obvias. Aprender más de una lengua nos permite tener nuevas conversaciones y nuevas experiencias. En años recientes, varias investigaciones desarrolladas por psicólogos han demostrado que existen otras ventajas menos obvias. Por ejemplo, que los niños bilingües tienen algunos beneficios cognitivos, como una mejor función ejecutiva, algo que ayuda a resolver problemas y otras actividades mentales complejas.

Ahora, dos nuevos estudios demuestran que crecer en un ambiente multilingüe no solo mejora las habilidades cognitivas de los niños, sino también las sociales.

En mi laboratorio de desarrollo psicológico llevamos a cabo un estudio, en colaboración con los psicólogos Boaz Keyzar, Zoe Liberman y Samantha Fan de la Universidad de Chicago, que se publicó el año pasado en la revista Psychological Science, con el que demostramos que los niños multilingües se pueden comunicar mejor que los niños monolingües.

Tomamos a un grupo de niños en Estados Unidos, de 4 a 6 años con diferentes orígenes lingüísticos, y les dimos una actividad en la que tenían que tomar en consideración la perspectiva de alguien más para poder entender qué les quería decir.

Por ejemplo, un adulto le decía al niño: “¡Ah, un auto pequeño! ¿Puedes mover el auto pequeño por mí?” Los niños podían ver tres –pequeño, mediano y grande–, pero estaban situados de tal manera que podían observar que el adulto no podía ver el auto más pequeño. Ya que el adulto solo podía ver el mediano y el grande, cuando decía “pequeño”, se refería al auto que el niño veía como “mediano”.

Encontramos que los niños bilingües se desempeñaron mejor en esta actividad que los niños monolingües. Si lo pensamos, esto tiene sentido intuitivo. Interpretar lo que alguien quiere decir, muchas veces requiere estar atento no solo al contenido, sino al contexto que lo rodea. ¿Qué es lo que mi interlocutor sabe o no sabe? ¿Qué está tratando de expresar? Los niños que viven en ambientes multiculturales cuentan con experiencias sociales para considerar la perspectiva de los otros: tienen que determinar quién habla qué lengua y a quién, quién entiende qué contenido y los lugares y momentos en que se hablan distintas lenguas.

También fue muy interesante encontrar que los niños monolingües que tenían contacto regular con otra lengua tenían el mismo talento que los niños bilingües en esta prueba; por ejemplo, los que tienen abuelos que hablan otro idioma. Al parecer, crecer en un ambiente en el que se hablan muchas lenguas, más que ser bilingüe, es el factor detonante.

Usted se preguntará si nuestros descubrimientos simplemente se pueden tratar de otro ejemplo de las habilidades cognitivas superiores que tienen los niños bilingües. Nosotros también nos preguntamos eso. Así que le dimos a todos los niños una prueba cognitiva estándar para la función ejecutiva. Encontramos que los niños bilingües tenían mejores resultados que los niños monolingües, pero no así los niños monolingües que tienen contacto regular con otra lengua. Estos niños “expuestos” tuvieron resultados similares a los monolingües en las pruebas cognitivas, pero similares a los bilingües en las pruebas de comunicación.

Algo más que las habilidades cognitivas –algo más “social”– debe explicar su facilidad para adoptar la perspectiva del otro.

En un estudio que le da seguimiento al primero, próximo a publicarse en la revista Developmental Science, mis colegas y yo examinamos los efectos de la exposición multicultural en niños más pequeños: bebés de 14 a 16 meses, que apenas hablan. En este estudio, dirigido por Zoe Libermar en colaboración con el profesor Keysar y la psicóloga Amanda Woodward, a los bebés se les enseñan dos versiones del mismo objeto, como un plátano. Una versión la pueden ver tanto el adulto como el bebé; la otra, solo la puede ver el bebé y no es visible para el adulto. Cuando el adulto le pregunta al bebé por “el plátano”, el bebé podría darle cualquiera de los dos objetos –ambos son plátanos– ; sin embargo, si el bebé entendió el contexto social, tomaría más veces el plátano que el adulto sí podía ver.

Observamos que los bebés de ambientes monolingües toman cualquier plátano; en cambio, los bebés con ambientes multilingües, incluyendo a los que están expuestos a una segunda lengua, aunque sea poco, ya han entendido la importancia que tiene poder adoptar la perspectiva del otro para la comunicación: con más frecuencia tomaban el plátano que el adulto podía ver.

Al parecer, la exposición multilingüe ayuda a obtener la habilidad básica de las relaciones interpersonales. Por supuesto, convertirse en alguien totalmente bilingüe o multilingüe no es fácil para todo el mundo. Sin embargo, las mejoras sociales que identificamos parecen surgir por el simple hecho de crecer en un ambiente donde haya contacto con muchas lenguas y no solo por ser bilingüe. Esto puede ser bueno para los padres que no son bilingües, pero desean que sus hijos tengan algunos beneficios del multilingüismo.

Katherine Kinzler es profesora asociada de psicología y desarrollo humano en la Universidad de Cornell

https://www.nytimes.com/es/2016/03/18/ser-multilingue-no-solo-mejora-las-habilidades-cognitivas-sino-tambien-las-sociales/