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viernes, 5 de octubre de 2018

-- ¿Quién ofende?

--  Juan Rivera|
Rebelión

Al fariseo de golpe en el pecho y paja en el ojo ajeno, tan abundante por el terruño llamado España, hay que preguntarle un “Hijo, a tí ¿qué te ofende tanto?”. Si hacemos una encuesta responderá con un rotundo “¡No!” ante el ¿Te ofende acaso?:

¿La pederastia en la que han incurrido por todo el mundo miles de sacerdotes de tu Iglesia y que ha ocasionado decenas de miles de víctimas comprobadas, muñecos rotos, más la legión aún mayor que calló abusos y violaciones por miedo a las consecuencias?

¿Las afirmaciones de obispos retrógrados “made in Spain” capaces de declarar a los medios de difusión sandeces tipo “si una mujer aborta da al varón licencia sin límites para abusar de su cuerpo/ no son abusos a niñas es porque van provocando/ hay menores que desean el abuso e incluso provocan/ el aborto es como los trenes de Auschwitz/ para juzgar el robo de bebés hay que hacerlo con criterios de aquel tiempo/ La UNESCO tiene programado hacer homosexual a la mitad de la población...”? [cortamos los ejemplos para no convertir el artículo en la historia interminable].

¿Las Inmatriculaciones, pervivencia legal franquista reactualizada por Aznar, que -con el mirar cómplice hacia otra parte de los Zapateros de turno- han trasvasado un patrimonio incalculable, bajo el lema “Gratis total”?

¿El control de las mentalidades al entregarle a la Jerarquía una porción cada vez más grande de la Enseñanza mediante el sistema de socavar la Pública y favorecer la Concertada, pagando todo ello con nuestros bolsillos?

¿La “persecución de las creencias” a golpe de talonario mediante el curioso sistema de entregar a la Jerarquía religiosa ingentes cantidades de dinero, salido de las arcas del Estado?

.¿La muerte sin sentido de los emigrantes en alta mar, la pobreza rampante, el alineamiento con los poderosos, la abismal diferencia entre prédica y práctica?... [para qué seguir].

No, nada de ello parece ofender a muchos de quienes alardean de creencias y sentimientos religiosos. Lo único que les enerva y ofende son las siguientes palabras de Willy Toledo: “Yo me cago en Dios y me sobra mierda para cagarme en el dogma de la santidad y virginidad de la Virgen María. Este país es una vergüenza insoportable. Me puede el asco. Iros a la mierda. Viva el coño insumiso”

Conviene no perder de vista elementos esenciales:
El contexto. Se hicieron como crítica a la decisión de una jueza sevillana de enjuiciar la procesión del “coño insumiso” que se realizó en una fecha tan emblemática del santoral como es el 1º de Mayo. Ya se sabe, históricamente la fecha nada tiene que ver con reivindicaciones proletarias y movimiento obrero, “solo con flores a María”.

El ordenamiento constitucional teóricamente vigente en el país, con una "ley magna" (visto lo visto y para el caso que le hacen es mejor escribir el término en minúscula ya que la aplicación práctica de los artículos con Derechos es menguante y microscópica) que en su artículo 16.3 dice –aunque parece que le pega más el término “reza”-: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”. Pero claro, donde se ponga una buena herencia nacional-católica de las que imprime carácter...

El cacareado “Estado de Derecho, defensor de la libertad de expresión”. Por favor, ¿cómo puede estar la libertad de expresión, la sátira, la burla, la sal gorda, la obscenidad incluso... por encima de los sensibles oídos de unos denunciantes que han sufrido escuchando "frases potencialmente ofensivas para la religión católica y sus practicantes".

Pero no nos equivoquemos. Willy Toledo es el chivo expiatorio, la cabeza de turco elegida por el integrismo patrio en su Cruzada liberticida. Con la saña e inquina quieren comprobar, por una parte, hasta donde llega el silencio cómplice de la masa (ya cuentan con el apoyo incondicional de los “A por ellos”) y, por otra, hasta dónde la resistencia de quienes nos llevamos las manos a la cabeza ante tamaña aberración.

Estamos ante un intento de control desde el Poder, en su manifestación de creencia religiosa que uniformice, para romper el brazo al heterodoxo, continuando la ancestral tradición patria de cazar herejes. Para ello les es imprescindible mantener, y que nadie cuestione, uno de sus mayores tesoros: la impunidad.

Pasemos el algodón: ¿cuántas veces estos fanáticos ultramontanos que día a día atacan las creencias que no son suyas, a la mujer, al inmigrante, al de color diferente cuando es pobre o escupen homofobia (que ya es caradura, visto lo visto) han sido molestados por la Justicia? Nunca.

Hagámonos una pregunta simple: ¿Alguien conoce o se ha intentado averiguar el porcentaje de togas que puedan ser a la vez miembros activos de instituciones u organizaciones religiosas?. Interesante tema para investigar periodísticamente.

Ningún ateo, agnóstico o laico se opone a que las personas con creencias religiosas en su cosmovisión opten por darle un papel esencial a un personaje femenino representado por una diosa virgen (bueno, el papel de diosa es un añadido al guión primitivo y el de la virginidad no lo tuvieron tan claro todos los sectores de los primeros creyentes, no en balde el dogma de la Inmaculada Concepción es del XIX), que crean en un dios -hombre que resucita después de ir a los Infiernos, tras haberse encarnado en la Virgen anterior y que realicen manifestaciones públicas de fe mediante procesiones (otra cosa es la gracia que la representación divina en estatuas les pudiese hacer a unos fundadores anicónicos o las revueltas iconoclastas que con periodicidad han cuestionado, destruyéndolas, desde sus propias bases tanta figura sacra).

Ejemplos de todas esas acciones las encontramos en religiones anteriores. Solo como pincelada y sin abandonar Grecia, Hestia, Atenea y Artemisa eran diosas vírgenes (curiosamente en Efeso, la ciudad donde estaba el templo más espectacular de esta última, el Artemisión, fue donde la tradición cristiana situó la muerte -tránsito- asunción, elección a la carta, de María), con Osiris se producía la resurrección, Hércules u Odiseo entraban y salían del Hades, fecundaciones poco “canónicas” tenemos a montones, que le pregunten a Zeus y sus formas de fabricar descendencia, a la madre de Rómulo y Remo, a Krishna...

Nadie cuestiona el Derecho a la creencia. Se cuestionan los privilegios “a costa de” o que la visión terreno-celestial que siguen debe sernos impuesta a todos como por desgracia ( "A Dios rogando y con el mazo dando”) consiguieron hacerlo tantos siglos.

Leyendo un precioso libro (“Los brigadistas de habla inglesa y la Guerra Civil española”) se colaba el concepto de “antifascista prematuro”, es decir la motivación de aquellos jóvenes que desde lejanas tierras acudieron en tropel a un país desconocido a jugarse la vida porque intuían que en ese tablero se jugaba la libertad de todos. El tiempo les dio la razón en forma de aberraciones de la Segunda Guerra mundial.

Salvando las distancias y afortunadamente de momento sin la carga de violencia anexa a la anterior referencia histórica, es hora de poner sobre la mesa en nuestro país el "Antifanatismo prematuro", la defensa a ultranza de un Estado aconfesional y laico. En él no se podría dar la delirante situación que ha tomado cuerpo con el intento de escarnio de Willy Toledo.

¡Y qué enciman algunos tengan el morro de hablar de persecución! Ojalá el Gobierno persiga de la misma manera a Pensionistas, Enseñanza y Sanidad Pública. Con barra libre a cargo de los presupuestos del Estado.

En un país propenso (por seguir el tono bíblico del artículo) al “estigma de Caín” y al éxodo doloroso de sus hijos –basta mirar las expulsiones de 1492, 1609-13, 1939- no podemos dejar que se consolide la trilogía Blasfemia- Nacionalcatolicismo-Neofranquismo.

De las fosas comunes donde aún yacen miles de cadáveres mejor hablamos otro día. Total, eso no ofende.

Juan Rivera. Colectivo Prometeo

jueves, 4 de octubre de 2018

Indios americanos de San Francisco consiguen la retirada de una estatua racista de más de un siglo de antigüedad

The Guardian / El diario

La estatua "Primeros Días", en San Francisco, era percibida como símbolo de la opresión colonial ¿Qué dice su retirada sobre la historia y el arte público?

Imagen de la estatua Primeros Días, parte del complejo Monumento a los Pioneros, situado en San Francisco. Imagen de la estatua "Primeros Días", parte del complejo Monumento a los Pioneros, situado en San Francisco. Cliff / Flickr.

En mitad de la noche y con decenas de indios americanos mirando, trabajadores de la ciudad de San Francisco atan las cuerdas de seguridad alrededor de las estatua de bronce de 124 años y tiran de ella. Cuidadosamente sacan la pieza de una plataforma de granito y la ponen sobre el remolque de un camión. Un momento cargado de significado. Tras décadas de esfuerzo, a la estatua "Primeros Días", símbolo de la colonización y opresión para muchos, le había llegado la hora.

Los reunidos en aquel momento la semana pasada no lo celebraron con antorchas. Solo rezaron, cantaron himnos y contemplaron en silencio la plataforma vacía. Eso es lo que pasa cuando las instituciones cívicas, en este caso la comisión de arte de la ciudad, ve por fin a un pueblo como digno de protección.

“Lo siento como una victoria. Me parece bien, pero todavía hay mucho trabajo que hacer”, señala Desirae Harp, miembro de las tribus Mishewal Ona*tsàRis (Wappo) y Diné (Navajo).

Erigida tras la era de las misiones en California, la estatua "Primeros Días" representa a un indio americano derrotado, sobre su espalda, a un sacerdote católico encima de él apuntando al cielo y a un vaquero dominando la escena con posición triunfante. La estatua es parte del Monumento a los Pioneros, que hace honor a los orígenes del Estado. Los indios americanos lo veían como un pieza de arte degradante, pero ninguno había conseguido convencer a los políticos para retirarla. El cambio no se produjo hasta la llegada de juntas municipales con diversidad de género y raza, así como de reacciones contra las representaciones eurocéntricas de la dominación.

En los últimos meses, algunos indios americanos han afirmado que este tipo de arte en la esfera pública alimenta falsas narrativas, como que la matanza sistemática de los nativos fue necesaria para alcanzar el desarrollo y la actual prosperidad del Estado. Es el tipo de pensamiento que se convierte en palabra de Dios si solo una parte te dice en lo que creer.

Un largo camino
El viaje de la estatua a su actual destino no revelado –donde las autoridades dicen que estará bien preservada– ha sido largo y sinuoso.

En 1996 se añadió una placa a la estatua para explicar lo que les pasó a los nativos, pero la presión política resultó en un lenguaje que apestaba a falsa objetividad. Los líderes católicos rechazaron una copia que culpaba por completo a los misioneros de las muertes de los nativos, alegando que la enfermedad y la desnutrición fueron los factores principales, en lugar de los malos tratos y el asesinato.

El interés por la estatua Primeros Días creció el año pasado tras los disturbios de Charlottesville, Virginia, en los que murieron tres personas y que estuvieron incitados por la retirada de una estatua del general confederado Robert E Lee. El 2 de octubre de 2017, después de que se pidiese a los líderes la retirada de la estatua, la comisión de arte aprobó una resolución para iniciar un estudio del asunto. En una reunión posterior, votó por llevarla a un depósito.

Pero hubo esfuerzos en la dirección contraria. Frear Stephen Schmid, abogado del condado de Sonoma, señaló que la comisión no tenía el derecho legal a retirar la estatua. En términos generales, dijo que el arte no se debe cambiar y que la estatua se merece una preservación histórica. La junta de apelaciones se mostró a favor de esta visión y la gente se enfadó mucho.

Al pedir una nueva audiencia, los directores de la ciudad señalaron que se había aprobado una solicitud similar de comprensión cultural –el código administrativo de la ciudad había cambiado el Día de Colón por el Día de los Pueblos Indígenas–. La continua exhibición, afirman, “causa un daño real y sostenido a la comunidad nativa de San Francisco”, especialmente cuando los viejos estereotipos visuales “se ven ahora en todo el mundo como irrespetuosos, erróneos y racistas”. Esto llevó a la nueva y definitiva votación la semana pasada para la retirada de la estatua. En cuanto a Schmid, ha asegurado que denunciará al Ayuntamiento.

A medida que crece en Estados Unidos la lucha contra los símbolos supremacistas bajo un presidente que les apoya casi explícitamente, los ciudadanos están redoblando sus esfuerzos por más retiradas. San José ha retirado una estatua de Cristóbal Colón y la estatua de William McKinsley en Arcata (California) tiene los días contados (desintegró gobiernos tribales). Más de otras 30 ciudades han retirado estatuas o están en discusiones para hacerlo, incluidos núcleos sureños como Atlanta, Birmingham y Nashville.

En noticias relacionadas, ESPN ha descubierto que hay un aumento en Estados Unidos de la construcción de estatuas a deportistas, el 80% de ellos hombres blancos, muchos entrenadores, la posición más segregada de todo el atletismo.

Falta de exactitud
Los nativos como Harp afirman que parte del problema con las estatuas no es que solo sean irrespetuosas o que despierten emociones encontradas, sino que son objetivamente imprecisas. El indio americano representado en la estatua Primeros Días, por ejemplo, era de las grandes llanuras, pero los nativos de la zona de la bahía eran Ohlone.

Tampoco hay un apoyo educativo suficiente para ayudar a la gente a contextualizar episodios complicados de la historia. Sara Chase, profesora de la Universidad de Berkeley, señala que los programas educativos de las escuelas de California no dan una perspectiva correcta de los indios americanos ni de otras minorías. Muchas personas recuerdan sus trabajos de clase sobre las misiones sin aprender nada del genocidio nativo.

En ocasiones, la mala formación educativa sobre las minorías es parte del sistema. En Arizona, los programas escolares sobre estudios étnicos están prohibidos y a causa de la ley de 2001 No Child Left Behind (Ningún niño atrás), muchas escuelas se vieron obligadas a centrarse en exámenes estandarizados por oposición a una historia culturalmente precisa.

“Las escuelas de California o enseñan para los exámenes o pierden la financiación pública. No se enseñan determinadas historias. Existe una obsesión por los exámenes, una monetización del conocimiento”, señala Chase.

Arte, en el ojo de la comunidad
Si la estatua no da una idea precisa de la historia ¿es válida como una pieza de arte público? Jeff Hou, profesor de arquitectura de paisaje en la Universidad de Washington, dice que no. Hou sostiene que la esfera pública es responsable ante una audiencia: el pueblo.

“En la esfera pública, las piezas de arte y diseño son sujeto del escrutinio público. En otras palabras, el pueblo puede tener voz en una democracia sobre lo que es apropiado tener en el espacio público”, afirma Hou.

Para que la gente decida qué arte es apropiado, señala Hou, los sistemas de poder vigentes no se deben limitar a una sola categoría de individuos, como por ejemplo miembros de una clase, raza o género en particular. En San Francisco esto significa que las comisiones deben encarnar los cambios sociales. “A medida que cambia la sociedad, es natural que aquellos que históricamente han sido marginados obtengan una voz más fuerte”, indica Hou.

Y el arte que busca expresar la historia no tiene porqué ser inmutable. La historia siempre se revisa en base a nuevos descubrimientos que afectan a cómo se interpreta.
En The Power of Place, de la profesora de Yale Dolores Hayden, se describe cómo se ha reivindicado el papel de las mujeres y minorías en la creación de Los Ángeles a través de murales callejeros étnicos.

Creando un nuevo espacio abierto frente al Ayuntamiento, la comisión puede haber facilitado un nuevo espacio y lugar para una reclamación similar. Eso si la siguiente denuncia no lo para.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti.

Fuente:

http://www.eldiario.es/theguardian/Indios-americanos-San-Francisco-antiguedad_0_818218959.html