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viernes, 3 de abril de 2020

De la estepa rusa al centro de Madrid. Las complicidades de Zúñiga le permitieron afinar su mirada para contar las entrañas de la guerra en la capital española.

En 1951 Juan Eduardo Zúñiga se estrenó en la novela con Inútiles totales. Se desarrolla en Madrid, en plena Guerra Civil, así que se oyen cañones lejanos y la ciudad tiene ese aire triste que procede del hambre, la falta de perspectivas, la pobreza. Aun así hay margen para la vida: a dos jóvenes, Cosme y Carlos, de “aspecto desmedrado y sucio”, les llega de pronto la amistad en cuanto cruzan las primeras palabras. Cosme va a visitar a Carlos a Vallecas y camina por zonas descampadas y rodea algunos huertos, el ruido del frente como telón de fondo, la gente con aspecto miserable, los niños jugando (los niños siempre siguen jugando). Llega a una pequeña casa, lo espera su amigo. Entran, “allí había libros amontonados por todos sitios y, en cambio, solo una cama de hierro, una mesita y una banqueta”. Cosme se da cuenta de que son los que a él también le gustan, y Zúñiga se refiere entonces a una “charla entusiasta sobre los libros conocidos”. No es mala manera de empezar una amistad.

El pasado lunes Juan Eduardo Zúñiga murió con 101 años, pero ha dejado, al margen de su propia obra literaria, ese puñado de caminos que permiten llegar de una manera estrictamente personal a los escritores rusos que tanto amó. La lectura es también el lugar de la amistad y de la celebración de la vida y, como ocurre con aquellos muchachos de su primera novela, es un buen caldo donde hervir las complicidades y aprender a mirar el mundo. No hay otra para encontrar la propia voz que recorrer los surcos que otros han recorrido antes. Y aquella pequeña casa de Vallecas puede servir como la síntesis de lo que resulta imprescindible: una cama, una mesa, una banqueta, libros por todas partes; ya está.

Fue en Desde los bosques nevados donde Zúñiga reunió ese puñado de ensayos en los que explora cuanto los escritores rusos le enseñaron y en el que incorporó también la biografía que hizo de Iván Turguénev, al que se rindió, confiesa, cuando todavía tenía en sus manos libros infantiles. Habla de “evocación de un entusiasmo juvenil”: quizá habría que añadir que acaso no haya otra época en la vida más propicia para facilitar el enigmático encuentro que se produce entre lector y escritor. Ya nada es igual cuando se ha cerrado un libro. Y de esa experiencia tan íntima y profunda y extraña, y que te transforma radicalmente, es de la que trata Zúñiga cuando entra en su memoria de escritores rusos. Los avatares del anillo de Pushkin, la canción de una mujer zíngara, las maneras de Chéjov, la transformación de Dostoievski cuando regresa del penal, la timidez de Turguénev, las extravagancias del círculo de los simbolistas, el afán de los revolucionarios por abolir las injusticias… “Nadie inventa las palabras que convocan a esa lucha: proceden de un hondo subterráneo abierto en las conciencias de las gentes”, escribe.

Zúñiga intimó tanto con esos escritores rusos que aprendió de primera mano cómo tratar los dolores y las quiebras, las ilusiones rotas y los sueños imposibles, las traiciones, los miedos. Estaba preparado para mirar con finura y una inmensa piedad lo que pasó en Madrid durante la guerra. No hizo literatura social, se metió en sus cuentos en las entrañas de los que padecieron aquel horror: por eso son admirables.

https://elpais.com/elpais/2020/02/27/opinion/1582807231_549869.html

Muere el escritor Juan Eduardo Zúñiga
El autor de 'La trilogía de la Guerra Civil' y premio nacional de las Letras Españolas fallece en Madrid a los 101 años

El escritor Juan Eduardo Zúñiga ha fallecido este lunes en Madrid a los 101 años. El autor más ruso de nuestros prosistas, como lo ha definido Luis Mateo Díez, porque hacía del oído su materia de creación literaria, como él mismo defendía. Esa era su bandera artística, la que protegió en su maestra trilogía del relato breve y bélico: Largo noviembre de Madrid, Capital de la gloria y La tierra será un paraíso. Tres libros compuestos por 34 cuentos publicados en 1980, 1989 y 2004. Sí, el oído de Zúñiga le ha hecho humanizar las consecuencias de la barbarie de la Guerra Civil, sin abandonar nunca el bando de los perdedores. Nadie fotografió la Guerra Civil como lo hizo él.

Gracias a él, la historia de la literatura española sabe que no se puede ser escritor sin intentar atrapar la vida, sin ser capaz de oír no solo los matices de la lengua, “sino también los repliegues del corazón”, decía. Por eso le interesó más el drama que la comedia, por eso más las personas que sufren y pueden ser vencidas por la vida. Por eso desmigó el caudal de sentimientos que cada uno de sus seres ocultaban bajo una vida opacada, en la Guerra Civil y la dictadura. Egoísmo, desolación, pasiones, miedos, ilusiones y revanchas en la sencilla luz de gentes sin atisbo de heroicidad. Lo pueden encontrar en el relato Invención del héroe, sobre el fracaso de la esperanza de una población desahuciada.

Eso es lo que le ha convertido en un autor de culto e, irremediablemente, en oculto, que no ha llegado a recibir el Cervantes, aunque fue galardonado con el Nacional de las Letras Españolas, en 2016. Cuando le concedieron este premio apuntó en una entrevista con este periódico que La trilogía de la Guerra Civil fue “una travesía de Madrid, relacionándome con los personajes, no precisamente ejemplares, que no se adscribieron a ninguno de los dos bandos que estaban en contienda, sino que vivían en soledad, con mala conciencia por no tener un compromiso”.

Con los rusos
Zúñiga aprendió de Chéjov su habilidad para describir con habilidad, con valentía y ternura las escenas que ante él suceden. Pero lo que más le llamó la atención del autor de La gaviota fue su anhelo para escapar, para cumplir con su necesidad de intimidad y su deseo de soledad, con la que dedicarse a ser escritor. Adoraba la obra que va desde Turguénev hasta Pushkin, Gorki o Tolstói. Lo ruso manda en la biblioteca de su casa.

De ellos le separa la perspectiva alegórica en su realismo: opera con precisión, austeridad y resistencia sobre la aparente cotidianidad, donde ocurren sucesos incomprensibles. Porque la fantasía busca otra realidad. Y así fue siempre. Su claridad sin fanfarrias ya se desveló en su primera novela, Inútiles totales (1951), autoeditada, que le permitió, según sus allegados, avanzar sin correr, sin plegarse ante nada.

Joan Tarrida ha sido su editor en Galaxia Gutenberg y lo recuerda como un autor “de exigencia extrema, que corregía y corregía hasta la extenuación”. El pasado mayo publicó sus memorias, que él mismo definía como una cartografía de la ciudad, en la que los ciudadanos han tratado de conquistar unas libertades y superar los traumas recientes. “Ha sido un privilegio trabajar con él, que ha sabido enfrentarse a los grandes temas con puntos de vista nuevos, como el retrato del horror de la guerra desde la retaguardia”, ha añadido el editor, que ha destacado los 40 relatos fantásticos breves que contiene el libro Misterios de las noches y los días (1992).

La memoria protegida
“Pasarán unos años y olvidaremos todo; se borrarán los embudos de las explosiones, se pavimentarán las calles levantadas, se alzarán casas que fueron destruidas. Cuanto vivimos, parecerá un sueño y nos extrañará los pocos recuerdos que guardamos”, puede leerse en el arranque de Noviembre, la madre, 1936, incluido en Largo noviembre de Madrid. La aparición, en 1980, de este libro de cuentos (junto con Mi hermana Elba, de Cristina Fernández Cubas) supuso un hito en la historia de este género. Y abrió en canal el relato consensuado de la inmaculada democratización española. Con la Transición en carne viva, Zúñiga se mostró como el albacea de las cuentas pendientes.

Por eso su obra no ha muerto, porque desmonta el mito del entierro de la memoria y descubre los conflictos derivados de su ninguneo. En el país de las fosas silentes, Juan Eduardo Zúñiga nunca ha dejado de ser pertinente, menos ahora. Es el forense de la posguerra: sus personajes nos avisan, dicen que todo pervivirá, que solo la muerte borrará “la persistencia de aquella cabalgata ennegrecida que fueron los años que duró la contienda”. Fue el primero en alertar sobre la necesidad de refrescar la memoria herida, mientras demostraba que la literatura puede ser sensible y cómplice ante el sufrimiento humano. Zúñiga nunca fue un cínico, ni defendió esa posición. Lecciones entre cascotes y escombros, que no han caducado a fuerza de ser silenciado.

https://elpais.com/cultura/2020/02/24/actualidad/1582556260_343913.html?rel=str_articulo#1583006057765

jueves, 14 de noviembre de 2019

Carne trabajadora

Jesús Uzkudun Illarramendi
Noticias de Gipuzkoa

Mientras el Gobierno actualiza anualmente el Baremo de Indemnizaciones por Secuelas de Accidentes de Tráfico, el Ministerio de Trabajo mantiene congelado desde enero 2013, el Baremo de Indemnizaciones por Lesiones, Mutilaciones y Deformidades de carácter definitivo y no Invalidantes, recogidos en la Orden ESS/66/2013 BOE de 30/01/2013. Qué fácil se aprovechan de los débiles.

¿Cómo definir el valor económico recogido en dicha Orden, sobre las diferentes partes del cuerpo de trabajador/a lesionado a causa del déficit preventivo de la empresa? Poner precio a la perdida anatómica de un Testículo en 2.840 euros;de dos testículos en 6.380 euros;la pérdida de una mama de mujer 2.560 euros;de dos 5.460 euros;la pérdida de la nariz en 7.940 euros, la pérdida total del pene 6.810 euros;pérdida de un riñón 4.260 euros;perdida de una oreja 1.810 euros;por la pérdida de capacidad auditiva un baremo que oscila entre 1.210 a 3.580 euros;la pérdida total del primer dedo del pie 2.240 euros o por el quinto dedo 680 euros, la pérdida completa del dedo índice 2.420 si es el derecho y 1.810 si es el izquierdo, por cicatrices un baremo que oscila entre 540 y 2.130 euros,… etc. Podría seguir, el listado de lesiones y anatomía congelada, es muy amplio, como en la carnicería.

Tal vez alguno se ría, porque no es habitual la pérdida de parte o la totalidad del pene, ovario o una oreja en accidente de trabajo. Pero las amputaciones de dedos, rigideces de las articulaciones, incluso tras ser intervenido quirúrgicamente, las cicatrices, las pérdidas auditivas producidas por el ruido, etc., son el pan de cada día, las lesiones que afectan a miles de personas tras los recortes en la inversión preventiva y, como consecuencia, incrementan la siniestralidad. Aunque pueda ser motivo chistes, el baremo expresa una realidad silenciada, donde las mutuas se resisten con todo descaro al pago de las cantidades correspondientes. Lo preocupante es el injustificable olvido del derecho a esta prestación y el silencio social ante la congelación del baremo durante 7 años.

Recuerdo que un directivo de una importante mutua, me decía: “Sois la leche, reclamáis 540 euros por una pequeña cicatriz y en el sur, aun con una amputación del dedo, no indemnizamos”. Yo siempre respondía: “Quien no llora no mama y si pagáis es porque corresponde”.

En estos tiempos de retroceso en derechos laborales, hasta el Tribunal Constitucional se atreve a bendecir la inhumana política empresarial de “Usar y tirar” la mano de obra, incluso, cuando muchas empresas incumplen la legislación preventiva, manteniendo unas condiciones de trabajo nocivas y peligrosas. Es urgente retomar la lucha por la salud laboral, exigir una prevención real de los riesgos laborales (no solo seguridad, también los higiénicos, ergonómicos, psicosociales...) y la compensación por daños, una vez que sean producido. Por esta razón, nadie debe continuar callado o ignorando tanta injusticia y pasividad. Mañana puede ser tarde para reaccionar.

Jesús Uzkudun Illarramendi, activista por la Salud Laboral

Fuente:
http://www.noticiasdegipuzkoa.eus/2019/11/10/opinion/cartas-al-director/carne-trabajadora

viernes, 12 de abril de 2019

El vertedero de seres humanos

La Universidad de Coimbra determina que los 158 cuerpos hallados a las afueras de la ciudad portuguesa de Lagos corresponden a esclavos africanos depositados en un basurero entre los siglos XV y XVII

Restos de un esclavo africano hallado en Lagos (Portugal).

Europa reabrió en 2009 las fauces de los infiernos cuando el Ayuntamiento de Lagos —hoy una plácida, soleada, turística y bella ciudad del Algarve portugués— decidió construir un aparcamiento subterráneo unos metros más allá de sus murallas medievales, en un área urbana conocida como Valle da Gafaria. Las excavadoras incidieron sobre el terreno y comenzaron a brotar decenas de huesos de seres humanos. Maria Teresa Santos Ferreira, profesora de Antropología de la Universidad de Coímbra, acudió con su equipo. Hoy, diez años después, los resultados de su investigación han sido hechos públicos en la International Journal of Osteoarchaeology: eran los cuerpos de 158 esclavos africanos, cuyos restos fueron abandonados en un estercolero cuando alboreaba el siglo XV. Arrancados de su tierra por la violencia o vendidos por traficantes, muchos de ellos no pudieron soportar el viaje hasta Portugal. Las osamentas de hombres, mujeres y niños —seis de los cuales habían sido arrojados al vertedero con pies y manos atados con cuerdas— dan fe de las circunstancias inhumanas de las primeras exploraciones portuguesas a África por la costa oeste del continente.

El infante Enrique el Navegante (1394-1460) fue el primero de los grandes exploradores de los mares de África y de las islas del Atlántico. Sus carabelas surcaban las costas partiendo del mayor puerto del sur del reino, Lagos, una ciudad que se convertiría pronto en el gran bazar europeo de carne humana. “Los esclavos”, rememora Santos Ferreira, “procedían de las razias llevadas a cabo en la parte occidental del continente, así como de la compra a los traficantes musulmanes, que a su vez los traían del interior de África”. Por eso, los análisis han determinado que los exhumados procedían de poblaciones bantúes (fundamentalmente en el África subsahariana, excepto el sur y la costa este).

Los barcos portugueses arribaron por primera vez en 1444 a las costas de Senegal y pronto regresaron al "puerto de Lagos cargados de mercancías, incluyendo los esclavos", indica el informe. Pero en 1512, el rey Manuel I ordenó que Lisboa se quedase en exclusiva con la trata. De todas formas, y aunque Lagos perdió importancia, las naos seguían llegando a este puerto antes de alcanzar la capital. Se ignora cuántos esclavos llegaron a Portugal en aquellos siglos, porque los archivos se perdieron durante el terremoto de Lisboa en 1755. Sin embargo, se calcula que entre 1441 y 1470 llegaron unos mil africanos al año y casi 2.000 anuales en las dos siguientes décadas, un número que se mantuvo estable o decreció a partir de 1530.

El estudio —en el que, además de Santos, han participado Catarina Coelhoa, João d’Oliveira Coelho, David Navegaa, Sofia N. Wasterlaina y Ana Rufino y que ha contado con el apoyo del Archaeological Institute of America y de la Fundación Gerda Henkel— establece que los cuerpos fueron depositados en el basurero entre los siglos XV y XVII, y que muchos de aquellos desdichados sufrieron en vida traumatismos y lesiones degenerativas. Los especialistas han analizado el sexo de 88 de ellos (56,31 % mujeres, 29,13% hombres y el resto sin determinar). La edad de su muerte ha sido establecida entre los 20 y 30 años para el 32%, los 30 y los 40 años para el 40% y un 6,59% de más de 40 años.

Además de los adultos, el equipo de la empresa Dryas Arqueologia Lda. halló también 31 menores ("no-adultos"), en muchos de los cuales se detectaron alteraciones en sus denticiones y un retraso del crecimiento. Según el estudio, los menores estuvieron expuestos "a duras condiciones", lo que les provocó déficits nutricionales que se reflejan en sus estructuras óseas, con osteoporosis craneales o falta de esmalte en los dientes. Esto, a su vez, evidencia sus "duras y cortas vidas". No obstante, los antropólogos vislumbraron algún signo de humanidad en la inhumación de los pequeños, ya que en el 66,7% de los casos "parecen haber sido enterrados con más cuidado que los adultos". De estos últimos, el 79,4% no guardaba la "orientación habitual cristiana en aquel tiempo, con la cabeza hacia el oeste y los pies hacia el este".

En aquella época, solo las personas bautizadas podían ser enterradas dentro de la ciudad. "Los esclavos, evidentemente, no lo estaban, por lo que sus cuerpos fueron depositados en los basureros, como podía ocurrir, por ejemplo, con los animales. Esta situación cambió con posterioridad y ya fueron inhumados dentro de la ciudad", indica Santos Ferreira.

De los cuerpos analizados, se han hallado evidencias de que cuatro mujeres, un hombre y un menor fueron atados antes de fallecer, lo que deja claro cómo estos "individuos esclavizados fueron tratados, incluso hasta su muerte".

https://elpais.com/cultura/2019/03/29/actualidad/1553848854_810812.html

En España, Un enorme genocidio, condenado por la ONU y con petición de que se recuperen los cadáveres y se les dé la correcta sepultura por parte del Estado. Lo que hasta ahora no se ha hecho, después de más de 80 años... Y muchos trabajaron tratados como esclavos sin cobrar, mal alimentados y mal tratados, como se trata a los esclavos, construyeron canales, presas, carreteras, caminos, y el llamado Valle de los Caídos...

miércoles, 21 de noviembre de 2018

_- Carta de un antiguo alférez provisional al general Franco en abril de 1963.

_- 20 NOVIEMBRE, 2018
Ángel Viñas

La semana pasada di pública expresión a mi sorpresa de que antiguos altos mandos del Ejército, ya jubilados, hubiesen considerado oportuno loar al general Franco, de cuyo fallecimiento se cumple hoy un nuevo aniversario, utilizando como uno de sus argumentos, aunque no el único, el carácter supuestamente instructivo para las nuevas generaciones de su desconocida hoja de servicios salvo en la parte que antecedió a su odiada República y que ya fue objeto de análisis (no necesariamente en plan de alabanza) por un jefe del Ejército, también jubilado e historiador conocido, el coronel Carlos. …..

He dejado expresamente para este 20 de noviembre el dar a conocer una carta que un conocido amigo mío encontró años ha en el archivo de la Casa Civil de Su Excelencia el Jefe del Estado y que me envió por si pudiera interesarme. En aquellos momentos estaba escribiendo LA OTRA CARA DEL CAUDILLO y no vi la forma de incluirla. Me contenté con poner de relieve la forma y manera en cómo, a las tres semanas más o menos de ser cooptado por sus pares a la máxima magistratura, empezó a mover uno de los instrumentos que le permitió, en los tres años de guerra, hacerse con una fortunita considerable. Algo en lo que tan ilustres soldados no parecen haber reparado todavía. Hay que comparar, claro está, el tono moral que rezuma de tales manipulaciones con el espíritu de abnegación y sacrificio que tantos y tantos mostraron mientras morían en las trincheras o se desangraban esperando a que les enviaran a los hospitales de retaguardia. Pelillos a la mar.

Hoy creo que es imprescindible que tal carta salga de la oscuridad. Se trata de una misiva, con firma garabateada, escrita a máquina en 1963. Por razones no explicadas en el expediente, alguien decidió guardarla. En muchas otras ocasiones tal tipo de comunicaciones va directamente a la papelera. No fue este el caso. En el próximo post haré algunos comentarios al respecto, pero antes desearía que mis amables lectores leyeran el texto de la carta. Ni que decir tiene que el tono fue extremadamente respetuoso. La puntuación, que no era el fuerte del autor, es mía.

“Mi General: el español que le dirige esta carta fue oficial a sus órdenes durante la guerra civil española. En la misma perdió a su padre y derramó su sangre por la Patria en diferentes operaciones estando en posesión de varias condecoraciones a las que renuncié voluntariamente por los mismos motivos que informan ésta.

Como tantísimos españoles luché por Dios y por la Patria, por lo menos luché con este convencimiento y verdadera fe. No saqué en consecuencia ningún provecho personal de esta privilegiada situación, creyendo siempre que, aun cometiendo errores, íbamos a crear una nueva España mejor y auténtica madre de todos los españoles.

Siempre, y en cuantas ocasiones se me han presentado, lo he defendido a Vd. y a sus políticas; inclusive en momentos en que la pura razón me parecía estar de nuestra parte.

Después de más de 25 años observo con verdadero horror que lo que en principio creí era un mal inevitable, conocedor de las pasiones desatadas y de los sufrimientos de la guerra, y que el paso del tiempo y la inteligencia de Vd. borraría para siempre de la faz de nuestra Patria, se ha convertido en norma.

Escribo, pues, ésta bajo el dictado de mi conciencia y para que nunca se diga que un español calló cuando debía haber hablado. Todavía después de tanto sufrimiento y tanta sangre vertida hay que escribir HABER en vez de PODER.

Mi General: los últimos juicios militares contra personas civiles son a todas luces monstruosos. No hay ley humana o divina que en este año de 1963 pueda justificarlos, ni tampoco los métodos empleados para montar los mismos, mucho menos teniente presente la hora actual del mundo.

Las largas condenas impuestas, inclusive la pena de muerte, y las torturas son impropias de un país que se dice civilizado y por demás católico. Por ello la opinión mundial nos mira con repulsión y seguirá la leyenda negra. Todo este horror caerá sobre nuestras conciencias este día y sobre las de nuestros hijos en la eternidad.

No podremos, como no podemos ya, acusar al mundo y proclamar con lágrimas de fariseo que no se esfuerza nadie en comprendernos cuando nosotros, después de más de 25 años de terminada nuestra guerra civil, seguimos aplicando normas de represión y odio contra hermanos nuestros, que podemos considerar como equivocados, obcecados y sin salvación pero hijos de Dios y a quienes tenemos la sagrada obligación de comprender y convencer, y no se puede convencer a nadie aplicando medidas de odio, aparte de que pecamos gravemente a los ojos de Dios y de los hombres.

Hay que tener presente, mi General, que la inmensa mayoría de esos hombres se mueven a impulsos de verdaderas injusticias y que, si no hubiese en nuestra Patria necesidades, hambre y tantas injusticias irritantes, en perpetuo contraste con un lujo y ostentación de riqueza desmedidos, no serían captados por las ideas marxistas. Al fin y al cabo, estas son una nueva mística que, aunque en teoría, ofrecen una esperanza de redención.

¿Qué esperanzas tiene el que en España sigue pasando hambre de pan y de justicia, después de más de 25 años de promesas?

Cúlpese, pues, a los que lo han tenido todo en sus manos y solo han pensado en enriquecerse desmedidamente, restregando diariamente su orgullo y despotismo por las narices de los oprimidos.

No podemos engañar a nadie presentando sus delitos de rebelión militar

(sigue al dorso)

lo que solo es un sagrado derecho del explotado. La protesta contra dicha explotación, contra la injusticia que con él se comete.

Que pedir justicia, en la forma que fuere, no es delito, cuando uno no es escuchado por quien debiere. Y, en último término, tengamos también presente que al juzgar a un ser humano juzgamos su actuación ante la sociedad de acuerdo a la ley considerando solo los hechos probados y de ninguna forma sus ideas, pues aun condicionando unas a otros es lo cierto que orden de los hechos pertenece a los hombres y el de las ideas a Dios.

Son muchos más, mi General, los argumentos que en pleno Derecho podría invocar, pero no lo hago, en orden a la brevedad y también convencido de que su preclara inteligencia ya los intuye, y convencido de que para argumentaciones de esta carta ya son suficientes.

Solo me resta, mi General, pedirle clemencia y caridad para ese comunista condenado a muerte el día 18 de abril del corriente llamado Julián Grimau, juzgado por un tribunal militar donde se conculcaron todas las normas del Derecho, desde el principio al fin, y que de cumplirse será baldón y vergüenza para varias generaciones de españoles (fui testigo presencial).

También, mi General, clemencia y caridad para todos los que el momento actual son reos y cumplen penas larguísimas por sus opiniones políticas o sus protestas laborales.

En sus manos está, mi General, el corregir tanto desafuero y odio, en beneficio de España, de nuestros hijos y de nosotros mismos; que la Historia está ahí para que nos juzguen y, por encima de todo y de todos, Dios, que también nos ha de juzgar.

Si así lo hace, mi General, Dios se lo premie; si no, Dios y los hombres se lo demandan.

Escrito en Valencia, a 20 de abril de 1963

Un alférez provisional

(un garabato como firma, en el que se distingue una inicial)”

Fuente: Archivo General de Palacio, Casa Civil de Su Excelencia el Jefe del Estado, legajo 3410

jueves, 4 de octubre de 2018

Indios americanos de San Francisco consiguen la retirada de una estatua racista de más de un siglo de antigüedad

The Guardian / El diario

La estatua "Primeros Días", en San Francisco, era percibida como símbolo de la opresión colonial ¿Qué dice su retirada sobre la historia y el arte público?

Imagen de la estatua Primeros Días, parte del complejo Monumento a los Pioneros, situado en San Francisco. Imagen de la estatua "Primeros Días", parte del complejo Monumento a los Pioneros, situado en San Francisco. Cliff / Flickr.

En mitad de la noche y con decenas de indios americanos mirando, trabajadores de la ciudad de San Francisco atan las cuerdas de seguridad alrededor de las estatua de bronce de 124 años y tiran de ella. Cuidadosamente sacan la pieza de una plataforma de granito y la ponen sobre el remolque de un camión. Un momento cargado de significado. Tras décadas de esfuerzo, a la estatua "Primeros Días", símbolo de la colonización y opresión para muchos, le había llegado la hora.

Los reunidos en aquel momento la semana pasada no lo celebraron con antorchas. Solo rezaron, cantaron himnos y contemplaron en silencio la plataforma vacía. Eso es lo que pasa cuando las instituciones cívicas, en este caso la comisión de arte de la ciudad, ve por fin a un pueblo como digno de protección.

“Lo siento como una victoria. Me parece bien, pero todavía hay mucho trabajo que hacer”, señala Desirae Harp, miembro de las tribus Mishewal Ona*tsàRis (Wappo) y Diné (Navajo).

Erigida tras la era de las misiones en California, la estatua "Primeros Días" representa a un indio americano derrotado, sobre su espalda, a un sacerdote católico encima de él apuntando al cielo y a un vaquero dominando la escena con posición triunfante. La estatua es parte del Monumento a los Pioneros, que hace honor a los orígenes del Estado. Los indios americanos lo veían como un pieza de arte degradante, pero ninguno había conseguido convencer a los políticos para retirarla. El cambio no se produjo hasta la llegada de juntas municipales con diversidad de género y raza, así como de reacciones contra las representaciones eurocéntricas de la dominación.

En los últimos meses, algunos indios americanos han afirmado que este tipo de arte en la esfera pública alimenta falsas narrativas, como que la matanza sistemática de los nativos fue necesaria para alcanzar el desarrollo y la actual prosperidad del Estado. Es el tipo de pensamiento que se convierte en palabra de Dios si solo una parte te dice en lo que creer.

Un largo camino
El viaje de la estatua a su actual destino no revelado –donde las autoridades dicen que estará bien preservada– ha sido largo y sinuoso.

En 1996 se añadió una placa a la estatua para explicar lo que les pasó a los nativos, pero la presión política resultó en un lenguaje que apestaba a falsa objetividad. Los líderes católicos rechazaron una copia que culpaba por completo a los misioneros de las muertes de los nativos, alegando que la enfermedad y la desnutrición fueron los factores principales, en lugar de los malos tratos y el asesinato.

El interés por la estatua Primeros Días creció el año pasado tras los disturbios de Charlottesville, Virginia, en los que murieron tres personas y que estuvieron incitados por la retirada de una estatua del general confederado Robert E Lee. El 2 de octubre de 2017, después de que se pidiese a los líderes la retirada de la estatua, la comisión de arte aprobó una resolución para iniciar un estudio del asunto. En una reunión posterior, votó por llevarla a un depósito.

Pero hubo esfuerzos en la dirección contraria. Frear Stephen Schmid, abogado del condado de Sonoma, señaló que la comisión no tenía el derecho legal a retirar la estatua. En términos generales, dijo que el arte no se debe cambiar y que la estatua se merece una preservación histórica. La junta de apelaciones se mostró a favor de esta visión y la gente se enfadó mucho.

Al pedir una nueva audiencia, los directores de la ciudad señalaron que se había aprobado una solicitud similar de comprensión cultural –el código administrativo de la ciudad había cambiado el Día de Colón por el Día de los Pueblos Indígenas–. La continua exhibición, afirman, “causa un daño real y sostenido a la comunidad nativa de San Francisco”, especialmente cuando los viejos estereotipos visuales “se ven ahora en todo el mundo como irrespetuosos, erróneos y racistas”. Esto llevó a la nueva y definitiva votación la semana pasada para la retirada de la estatua. En cuanto a Schmid, ha asegurado que denunciará al Ayuntamiento.

A medida que crece en Estados Unidos la lucha contra los símbolos supremacistas bajo un presidente que les apoya casi explícitamente, los ciudadanos están redoblando sus esfuerzos por más retiradas. San José ha retirado una estatua de Cristóbal Colón y la estatua de William McKinsley en Arcata (California) tiene los días contados (desintegró gobiernos tribales). Más de otras 30 ciudades han retirado estatuas o están en discusiones para hacerlo, incluidos núcleos sureños como Atlanta, Birmingham y Nashville.

En noticias relacionadas, ESPN ha descubierto que hay un aumento en Estados Unidos de la construcción de estatuas a deportistas, el 80% de ellos hombres blancos, muchos entrenadores, la posición más segregada de todo el atletismo.

Falta de exactitud
Los nativos como Harp afirman que parte del problema con las estatuas no es que solo sean irrespetuosas o que despierten emociones encontradas, sino que son objetivamente imprecisas. El indio americano representado en la estatua Primeros Días, por ejemplo, era de las grandes llanuras, pero los nativos de la zona de la bahía eran Ohlone.

Tampoco hay un apoyo educativo suficiente para ayudar a la gente a contextualizar episodios complicados de la historia. Sara Chase, profesora de la Universidad de Berkeley, señala que los programas educativos de las escuelas de California no dan una perspectiva correcta de los indios americanos ni de otras minorías. Muchas personas recuerdan sus trabajos de clase sobre las misiones sin aprender nada del genocidio nativo.

En ocasiones, la mala formación educativa sobre las minorías es parte del sistema. En Arizona, los programas escolares sobre estudios étnicos están prohibidos y a causa de la ley de 2001 No Child Left Behind (Ningún niño atrás), muchas escuelas se vieron obligadas a centrarse en exámenes estandarizados por oposición a una historia culturalmente precisa.

“Las escuelas de California o enseñan para los exámenes o pierden la financiación pública. No se enseñan determinadas historias. Existe una obsesión por los exámenes, una monetización del conocimiento”, señala Chase.

Arte, en el ojo de la comunidad
Si la estatua no da una idea precisa de la historia ¿es válida como una pieza de arte público? Jeff Hou, profesor de arquitectura de paisaje en la Universidad de Washington, dice que no. Hou sostiene que la esfera pública es responsable ante una audiencia: el pueblo.

“En la esfera pública, las piezas de arte y diseño son sujeto del escrutinio público. En otras palabras, el pueblo puede tener voz en una democracia sobre lo que es apropiado tener en el espacio público”, afirma Hou.

Para que la gente decida qué arte es apropiado, señala Hou, los sistemas de poder vigentes no se deben limitar a una sola categoría de individuos, como por ejemplo miembros de una clase, raza o género en particular. En San Francisco esto significa que las comisiones deben encarnar los cambios sociales. “A medida que cambia la sociedad, es natural que aquellos que históricamente han sido marginados obtengan una voz más fuerte”, indica Hou.

Y el arte que busca expresar la historia no tiene porqué ser inmutable. La historia siempre se revisa en base a nuevos descubrimientos que afectan a cómo se interpreta.
En The Power of Place, de la profesora de Yale Dolores Hayden, se describe cómo se ha reivindicado el papel de las mujeres y minorías en la creación de Los Ángeles a través de murales callejeros étnicos.

Creando un nuevo espacio abierto frente al Ayuntamiento, la comisión puede haber facilitado un nuevo espacio y lugar para una reclamación similar. Eso si la siguiente denuncia no lo para.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti.

Fuente:

http://www.eldiario.es/theguardian/Indios-americanos-San-Francisco-antiguedad_0_818218959.html

viernes, 6 de julio de 2018

Ultraje a la democracia. El Valle de los Caídos tiene que reflejar la memoria de todas las víctimas de la guerra civil.

La declaración del presidente del Gobierno (“El traslado de los restos de Franco queremos que sea inmediato”) obliga a plantearse una solución de mucho mayor alcance. Sobre todo, conociendo sus orígenes y su dimensión actual.

Cuando aún alguien duda de cuál debe ser el destino de ese monumento al criminal de guerra y genocida general Franco, es necesario, una vez más, tener presente cuáles fueron las consecuencias del golpe militar de 1936.
Una política de terror que se implantó a través de la aplicación brutal de bandos de guerra, asesinatos impunes, bombardeos sobre la población civil, desapariciones forzadas, sentencias radicalmente injustas de muerte o prisión, cárcel, campos de concentración, trabajos forzados, multas arbitrarias, incautación de bienes, torturas, exilio, persecución laboral y profesional y tantas consecuencias lesivas para los derechos humanos de los vencidos y los demócratas.

Ante esta enorme tragedia, el dictador, derrotada la República, ya decidió construir un gran monumento en su memoria —con “la grandeza de los monumentos antiguos”— y en la de los vencedores que habían fallecido durante la guerra. Pese a ello, los Gobiernos del PSOE y del PP han consentido la continuidad de ese infame monumento. Y la ley, llamada de la Memoria Histórica, de 2007, se limitó a prohibir en su sede “actos… exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo”.

Pero veamos cuáles son sus orígenes.
El general Franco, por decreto del 1-4-1940, dispone la elección de “un lugar retirado donde se levante el templo grandioso de nuestros muertos que, por los siglos, se ruegue por los que cayeron en el camino de Dios y de la Patria”. Y continuaba, “lugar perenne de peregrinación, en que lo grandioso de la naturaleza ponga un digno marco al campo en que reposan los héroes y mártires de la Cruzada”. Espacio, el de Cuelgamuros, para “perpetuar la memoria de los que cayeron en nuestra Gloriosa Cruzada”. ¿Cómo han podido olvidar nuestros Gobiernos democráticos esta terrible, por absolutamente sectaria e injusta, decisión?

A continuación, constan diversas disposiciones, como el decreto del 31-12-1941, en el que se hace referencia al “monumento a los que cayeron en nuestra Gloriosa Cruzada”. Y, muy especialmente, el decreto ley del 23-8-1957, en el que, concluidas las obras, se crea la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, con la colaboración activa de la Orden Benedictina, en el que reitera la “erección de un magno monumento destinado a perpetuar la memoria de los Caídos de la Cruzada de Liberación, para honra de los que dieron su vida por Dios y por la Patria”. Y, en su preámbulo, se reitera la “fe religiosa de nuestro pueblo”, “el sentido profundamente católico de la Cruzada”, “el signo social del nuevo Estado nacido de la Victoria” y, por todo ello, “la Cruz grandiosa que inspira el Monumento imprime a esta realización un carácter profundamente cristiano”. Pero lo que ya resultaba, desde hace mucho tiempo, absolutamente inaceptable para toda la sociedad española y, desde luego, para los Gobiernos de la democracia, es acatar pasivamente el siguiente texto de dicho decreto: “Los lustros de paz que han seguido a la victoria han visto el desarrollo de una política guiada por el más elevado sentido de la unidad y hermandad entre los españoles”. Lo que, como ya está completamente acreditado, es radicalmente falso. Era evidente, frente a lo que decía el decreto ley, que no estábamos en “los mejores tiempos españoles”.

Y aún rigen acuerdos, como el Convenio de la Citada Fundación con la abadía de Silos, del 29-5-1958, firmado por Carrero Blanco, en el que se dispone que: “El primero de abril, día en que terminó nuestra Cruzada… cantar una Misa solemne de acción de gracias y un Te Deum” o “celebrar una Misa solemne… el día primero de octubre por su Excelencia el Jefe del Estado”. Y, finalmente, el dictador, el 15-1-1959, aprueba el reglamento que desarrolla la disposición de 1957, que comienza así: “La finalidad de la Santa Cruz del Valle de los Caídos es la de rogar a Dios por las almas de los muertos en la Cruzada nacional…”.

El actual Gobierno de un Estado democrático, laico y moderno, no puede consentir que continúen vigentes una institución y unas normas dictadas por un Estado totalitario y confesional, que pueden resumirse en el decreto ley de 1957. Es inexcusable reconvertir dicha institución, secularizarla y que refleje, con plena objetividad, la memoria de todas las víctimas de la Guerra Civil.

Carlos Jiménez Villarejo es miembro de Federalistes d‘Esquerres.

https://elpais.com/elpais/2018/06/29/opinion/1530299124_341877.html

viernes, 23 de enero de 2015

Ayudar a los pobres en la educación: El poder de un simple empujón

Hay enormes desigualdades en la educación en los Estados Unidos. (Y como ha señalado la OCDE, también en España está aumentando)

Un niño nacido en una familia pobre sólo tiene una probabilidad del 9 por ciento de obtener un título universitario, pero las probabilidades son del 54 por ciento para un niño de una familia de altos ingresos. Estas brechas se abren temprano, con los niños pobres ya menos preparados que sus compañeros de clase en el jardín de infantes.

¿Cómo podemos acortar estas diferencias?
 Mediante reformas, contenciosos, ambiciosos titulares sobre el sistema educativo se agolpan en los medios: el núcleo común, la eliminación de la condición de funcionario de los maestros, las escuelas charter. El debate se calienta y, a veces, de mala forma (un libro reciente sobre la educación se titula "La Guerra de los maestros").

Sin embargo, ya que estos debates causan malestar, los investigadores han ido a la búsqueda en silencio de pequeñas reformas, eficaces para mejorar la educación. Han identificado conductas de "empujones" que los estudiantes mejores y sus familias les dan al tomar pequeños pasos que pueden marcar grandes diferencias en el aprendizaje. Estas medidas son baratas, por lo que las escuelas o las organizaciones no lucrativas pueden usarlas inmediatamente.

Vamos a empezar con la universidad.
En cada paso del proceso, los estudiantes de bajos ingresos son más propensos a tropezar en el camino que le llevaría a la educación superior. Incluso el verano después de la escuela secundaria es un tiempo peligroso, con un 20 por ciento de aquellos que planean asistir a la universidad que en realidad no se inscriben - "Derretimiento del verano", un fenómeno conocido como barreras burocráticas, como el proceso laberíntico de solicitar ayuda financiera, explican algunas de la no continuidad.

Mientras eran estudiantes de posgrado en Harvard, dos jóvenes profesores diseñaron y probaron un programa para ayudar a los estudiantes para que persistan en sus planes universitarios. Benjamin L. Castleman, ahora en la Universidad de Virginia, y Lindsay C. Página, en la Universidad de Pittsburgh, establecieron un sistema de mensajes automáticos, de textos personalizados que le recordaban a los estudiantes de secundaria los plazos de solicitud y matrículas universitarias. Los textos incluyen enlaces a formularios requeridos y consejeros en vivo.

¿El resultado?
Los estudiantes que recibieron los textos eran más propensos a inscribirse en la universidad: un 70 por ciento, comparado con el 63 por ciento de los que no lo consiguieron. Siete puntos porcentuales es un gran aumento en este campo, al igual que las ganancias producidas por las becas que cuestan miles de dólares. Sin embargo, este programa cuesta sólo $ 7 por estudiante.

Los mismos investigadores también probaron un programa de mensajes de texto para interactuar con los estudiantes y que no abandonasen la universidad. El problema es importante porque la tasa de graduación de los estudiantes universitarios de bajos ingresos es tristemente baja; dos tercios la dejan sin un título. Los estudiantes universitarios de los Comunity College recibieron textos que les recordaban cuando completar sus formularios de inscripción y becas, en particular las solicitudes de ayuda. Entre estudiantes de primer año que recibieron los textos, el 68 por ciento llegó a completar su segundo año, en comparación con el 54 por ciento de los que no recibieron esos mensajes ("empujones"). Esto, también, supone un gran impacto - especialmente para un programa que cuesta sólo $ 5 por estudiante.

Sabemos que estos programas funcionaron porque fueron evaluados, al igual que todas las innovaciones citadas en esta columna, utilizando un ensayo aleatorio y controlado. Los ensayos aleatorios, que eran raros en la investigación de la educación, son cada vez más comunes. El Works Clearinghouse, que revisa y valora la calidad de la investigación en educación, enumera 242 ensayos aleatorios.

Los estudiantes fueron asignados aleatoriamente a recibir mensajes de texto o no recibirlos. Debido a que los dos grupos se seleccionaron al azar, eran básicamente indistinguibles en el inicio del estudio. Ellos se diferenciaron cuando los textos alteraron el comportamiento de aquellos que los obtuvieron en comparación con aquellos que no lo recibieron.

Los mensajes de texto no ayudarán a todos a llegar a la universidad, y las intervenciones baratas no resolverán todos los problemas. Pero si que resuelven algunos problemas para algunos estudiantes, liberando tiempo y recursos financieros para aquellos que necesitan otro tipo de ayuda.

Algunos estudiantes necesitan asesoramiento personal para ayudar a equilibrar las demandas de la escuela, la familia y el trabajo. Por desgracia, los consejeros no dan abasto, a menudo llevando el número de casos de miles de estudiantes.

Dos investigadores de la Universidad de Stanford, Eric P. Bettinger y Rachel Baker, analizaron un programa de asesoramiento innovador en el que un entrenador académico profesional llama a estudiantes en riesgo para hablar de la gestión del tiempo y habilidades de estudio. El entrenador puede ayudar a un estudiante a planificar la cantidad de tiempo para dedicar en cada clase en los días que se acerca al final, por ejemplo. Los resultados son impresionantes, con los estudiantes entrenados por sus mayores probabilidades de permanecer en la universidad y graduarse. Este programa es más caro que los mensajes de texto - $ 500 por estudiante por semestre - pero los efectos persisten durante años después de que el entrenamiento ha terminado.

¿Pueden ayudar a los niños más pequeños esas acciones?
Susanna Loeb y Benjamin N. York, ambos también en Stanford, desarrollaron un programa de alfabetización para los niños en edad preescolar en San Francisco. Enviaron a los padres textos describiendo actividades sencillas que desarrollan habilidades de alfabetización, como señalar las palabras que riman o comienzan con el mismo sonido. Los padres que reciben los textos pasaron más tiempo con sus hijos en estas actividades y sus hijos tenían más probabilidades de saber el abecedario y los sonidos de las letras. Costó unos pocos dólares por familia.

Investigadores de la Universidad de Chicago y la Universidad de Toronto también están trabajando en métodos para desarrollar la alfabetización. Ariel Kalil, Susan E. Mayer y Philip Oreopoulos enviaron textos a las familias con consejos sobre cómo leer con sus niños en edad preescolar. El resultado fue que los padres emplearon sustancialmente más tiempo leyendo con sus hijos.

Los investigadores también están probando el efecto de dar a los padres más información sobre los esfuerzos de sus hijos en la escuela. Una escuela en Los Ángeles, en colaboración con Peter Bergman, de la Universidad de Columbia, enviaba mensajes personalizado de texto a los padres de estudiantes de secundaria y preparatoria. Los textos dijeron a los padres cuando sus hijos no entregaban las tareas escolares, enumerando los números de página y los problemas específicos que los estudiantes debían completar. Los padres y los estudiantes respondieron: las tareas completadas subieron un 25 por ciento y las calificaciones y resultados de exámenes se mejoró. Otras formas de comunicación entre la escuela y los padres mejoraron, también, con los padres a dos veces más probabilidades de llegar a los profesores de sus hijos.

Estos "empujones" de luz no pueden resolver todos los problemas, a un largo plazo. Pero, pueden ayudar a muchos estudiantes, a un bajo costo.

¿Por qué las escuelas, distritos y estados no se apresuran a establecer estas medidas? Tal vez porque los programas no tienen electorado natural. Ellos no son capital o mano de obra intensiva, porque no crean muchos puestos de trabajo o contratos lucrativos. No crean una gran iniciativa costosa que un político puede señalar en un discurso de campaña. Ellos sólo hacen su trabajo, de manera efectiva y barata.

Susan Dynarski es profesora de economía, educación y políticas públicas en la Universidad de Michigan. Ha asesorado a la administración de Obama en las conclusiones de su investigación de políticas en auxilio de estudiantes. Síguela en Twitter endynarski.

Fuente: http://www.nytimes.com/2015/01/18/upshot/helping-the-poor-in-higher-education-the-power-of-a-simple-nudge.html?emc=edit_tnt_20150117&nlid=31217582&tntemail0=y&_r=0&abt=0002&abg=1

martes, 24 de septiembre de 2013

El trabajo infantil cae un tercio desde 2000, pero afecta aún al 11 por ciento de los niños

Agencias

Las cifras de trabajo infantil se han reducido en un tercio entre 2000 y 2012, pero todavía 168 millones de menores en todo el mundo se ven obligados a trabajar, lo que supone el 11% de la población infantil, según los últimos datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Los niños que desempeñan trabajos peligrosos, que ponen en peligro su salud, seguridad o moralidad, representan casi la mitad del total de menores que trabajan, hasta los 85 millones, revela el informe “Progresos contra el trabajo infantil”, presentado hoy en Ginebra.

Éste es el “desafío más urgente” que encara la comunidad internacional, según se afirma en este informe, que muestra avances en este sentido, ya que el número de niños de 5 a 17 años en trabajos peligrosos, disminuyó en más de la mitad en estos doce años, pasando de 171 a 85 millones.

“Estamos avanzando en la dirección correcta pero todo apunta a que será difícil alcanzar el compromiso de la comunidad internacional de eliminar por completo toda forma de trabajo infantil peligroso antes de 2016”, subrayó el director del Programa Internacional para la eliminación del trabajo infantil de la OIT, Constance Thomas.

Entre 2000 y 2012 -periodo de análisis que abarca el estudio- se redujo en 78 millones el número de menores en situación de trabajo infantil, casi un tercio menos respecto a los 246 millones que trabajaban en el comienzo del milenio.

Este avance es mucho más pronunciado en el caso de las niñas, con un descenso del 40 % desde el 2000, frente al 25 % entre los niños.

La participación de los niños en el trabajo infantil es mucho mayor, con 99,8 millones de niños frente a los 68,2 millones de niñas, aunque desde la OIT advierten de que estos datos podrían subestimar la implicación de las niñas porque no incluyen las tareas domésticas, bien en el hogar familiar o de terceros.

Por grupos de edad, son los niños de 5 a 11 años los que más sufren el trabajo infantil, 73 millones de niños, que representan el 44 % del total de menores obligados a trabajar y son el colectivo “más vulnerable a abusos y cuya educación corre más peligro”.

El mayor descenso del trabajo infantil se observó durante los últimos cuatro años (2008-2012) del periodo examinado, cuando el número de niños en esta situación disminuyó en 47 millones, pasando de 215 a 168 millones, y la cifra de menores en trabajos peligrosos se redujo en 30 millones, desde los 115 a los 85 millones.

Es un progreso “muy positivo”, pues se temía que la crisis mundial de 2008-2009 y sus secuelas produjeran un incremento en el número de familias que recurren al trabajo infantil como forma de subsistencia.

Según la OIT, esto no ha ocurrido por dos motivos; por un lado, porque “las economías en desarrollo se recuperaron más rápido de sus efectos”; por otro, porque “el lento crecimiento posterior ha reducido la demanda de mano de obra, incluida la de menores”.

“A medida que estas economías se recuperen, habrá que vigilar que no recurran al trabajo infantil para salir adelante”, indicó Thomas.

La región de Asia-Pacífico acapara el mayor número de niños en situación de trabajo infantil, casi 78 millones (9 % de su población infantil); aunque es también la región donde más descendió en los últimos cuatro años, un 31 %.

El África subsahariana registra la tasa más alta en términos porcentuales, ya que los 59 millones de niños que allí trabajan suponen el 21 % del total de la población infantil de la región.

Aunque las cifras son más bajas en América Latina, con 12,5 millones de niños en situación de trabajo infantil, el 9 % del total; se trata de la región donde menos avances se han conseguido en los últimos cuatro años, con un descenso de sólo el 11 % desde 2008.

En Oriente Medio y el Norte de África hay 9,2 millones de niños trabajadores, un 8 % de su población infantil.

La agricultura es, con diferencia, el sector que más niños emplea, más de 98 millones, que suponen el 59 % del total de menores forzados a trabajar.

domingo, 21 de julio de 2013

Los juegos del hambre, EE UU. Los republicanos cuestionan las ayudas a la alimentación, pero no las de las empresas agrícolas.

Algo terrible le ha pasado al alma del Partido Republicano. Hemos ido más allá de una mala doctrina económica. Hemos ido incluso más allá del egoísmo y los intereses creados. A estas alturas, hablamos de una mentalidad que se regodea infligiendo más sufrimiento a los que ya están destrozados.

La causa de estos comentarios es, como tal vez habrán imaginado, el monstruoso proyecto de ley agraria que la Cámara de Representantes aprobó la semana pasada.

Durante décadas, los proyectos de ley agraria han tenido dos componentes principales. Uno de ellos ofrece subvenciones a los agricultores; el otro ofrece ayuda alimentaria a los estadounidenses con problemas económicos, principalmente en forma de cupones para alimentos (ahora conocidos oficialmente como Programa de Asistencia Alimentaria Complementaria, o SNAP, por sus siglas en inglés).

Hace mucho tiempo, cuando las subvenciones ayudaban a muchos agricultores pobres, se podía defender todo el paquete como una forma de apoyar a los necesitados. Con el paso de los años, sin embargo, los dos componentes corrieron diferente suerte. Los subsidios agrarios se convirtieron en un programa lleno de fraudes que beneficia principalmente a las corporaciones y a los individuos con dinero. Mientras que los cupones para comida se convirtieron en una parte esencial de la red de seguridad social.

Así que los republicanos de la Cámara han votado a favor de mantener los subsidios agrarios —en una escala más alta que la propuesta tanto por el Senado como por la Casa Blanca—, mientras que los cupones para alimentos se suprimen del proyecto de ley.

Para apreciar plenamente lo que acaba de aprobarse presten atención a la retórica que los conservadores suelen usar para justificar la eliminación de los programas de Seguridad Social. Dice algo así: “Ustedes son libres de ayudar a los pobres a título personal. Pero el Gobierno no tiene derecho a robar el dinero a los ciudadanos” —frecuentemente, en este punto añaden las palabras “a punta de pistola”— “y obligarlos a dárselo a los pobres”.

Sin embargo, por lo visto, es perfectamente correcto robar el dinero a los ciudadanos a punta de pistola y obligarles a dárselo a las empresas agrícolas y a los ricos.

Ahora bien, algunos enemigos de los cupones para alimentos no citan la filosofía libertaria; en vez de eso, citan la Biblia. El representante por Tennessee Stephen Fincher, por ejemplo, citaba el Nuevo Testamento: “Aquel que no esté dispuesto a trabajar no comerá”. Y cómo no, resulta que Fincher ha recibido personalmente millones de dólares en subvenciones agrarias. Dado este impresionante doble rasero —no creo que la palabra “hipocresía” le haga justicia—, parece casi delusorio hablar de hechos y cifras. Pero supongo que debemos hacerlo. De modo que aquí están: el uso de cupones para alimentos ha aumentado, en efecto, durante los últimos años, y el porcentaje de la población que los recibe ha pasado del 8,7% en 2007 al 15,2%, según los datos más recientes. Sin embargo, no hay ningún misterio en esto. El SNAP se supone que ayuda a las familias con problemas económicos, y últimamente muchas familias los han padecido.

De hecho, el uso del SNAP tiende a seguir la trayectoria de las medidas generales contra el desempleo, como el U6, que tienen en cuenta a los subempleados y a los trabajadores que temporalmente han dejado de buscar trabajo activamente. Y el U6 se ha multiplicado por más de dos durante la crisis, desde, aproximadamente, el 8% antes de la Gran Recesión hasta el 17% a principios de 2010. Es cierto que el paro, en general, ha bajado ligeramente desde entonces, mientras que las cifras de los cupones para comida han seguido aumentando; pero suele pasar algún tiempo antes de que se sienta el efecto, y probablemente también sea cierto que algunas familias se hayan visto obligadas a usar los cupones para alimentos por los drásticos recortes en los subsidios por desempleo.

¿Y qué hay de la teoría, habitual en los círculos de derechas, de que es justo al contrario; que si tenemos tanto paro es por unos programas gubernamentales que, a efectos prácticos, pagan a la gente por no trabajar? (¡los comedores de beneficencia causaron la Gran Depresión!). La primera respuesta que a uno se le ocurre es que tienen que estar de broma. ¿De verdad creen que los estadounidenses llevan una vida de ocio con 134 dólares al mes, el subsidio medio del SNAP?

Aun así, finjamos que nos lo tomamos en serio. Si hay poco trabajo porque las ayudas gubernamentales inducen a la gente a quedarse en casa, si reducimos la mano de obra, debería funcionar la ley de la oferta y la demanda: al retirar a todos esos trabajadores, escasearía la mano de obra y subirían los salarios, especialmente los de los trabajadores peor pagados, que tienen más probabilidades de recibir ayuda. En realidad, claro está, los sueldos están estancados o bajando; y esto se cumple especialmente en los grupos que más se benefician de los cupones para alimentos.

Entonces, ¿qué está pasando aquí? ¿Es solo racismo? No cabe duda de que a los antiguos bulos racistas —como la imagen de Ronald Reagan del “muchachote fornido” usando los cupones de comida para comprar una chuleta— todavía se les da cierto pábulo—. Pero hoy en día, casi la mitad de los receptores de cupones para alimentos son blancos no hispanos; en Tennessee, la tierra de Fincher, el que citaba a la Biblia, la cifra es del 63%. Así que no tiene nada que ver con la raza.

¿De qué se trata, entonces? Por alguna razón, uno de los dos grandes partidos de nuestro país se ha infectado de una mezquindad casi patológica, de desprecio por los que el presentador de la CNBC Rick Santelli, en la famosa perorata que señaló el nacimiento del Tea Party, llamaba “perdedores”. Si uno es estadounidense y pasa por una mala racha, estas personas no quieren ayudarle; quieren darle otra patada más. No acabo de entenderlo del todo, pero es terrible contemplarlo.
Paul Krugman, premio Nobel de 2008, es profesor de Economía de Princeton. 2013 New York Times. Fuente: El País.

sábado, 29 de junio de 2013

"Diario de una puta. Espejo de miserias", de Mauro Zúñiga Araúz

Fermín Caballero Bojart. Cubaencuentro

"Diario de una Puta. Espejo de Miserias", del escritor panameño Mauro Zúñiga Araúz, se presentó en Madrid el 28 de mayo pasado en el Centro de Arte Moderno. Posteriormente, participó en la Feria del Libro de Madrid.

Es para mí un privilegio estar hoy sentado entre dos grandes narradores. Por ello doy gracias a Luis Rafael y a todos los que habéis venido a escucharnos pero muy especialmente a Omayra Huertas, la mujer protagonista, sin la cual el doctor Mauro Zúñiga Araúz hoy no estaría aquí, porque gracias a su diario nos ha reunido para hablar de su obra.

Obra que Editorial Verbum cataloga dentro de su Colección de Narrativa.

La novela que se presenta hoy y ahora, por primera vez en España, con el sugerente título Diario de una puta. Espejo de miserias aborda, a través de la vida de una mujer, su lucha por sobrevivir y superar todos los obstáculos que cruelmente padece desde niña y que se interponen en su infernal trayecto hacia la madurez. Desembocando en el ejercicio de la prostitución acuciada por su propia madre.

Novela social y psicológica que se alimenta, a lo largo de sus dos primeros tercios, de la experiencia mundana de la violencia en sus más diversas variedades. Maltratada en su hogar, testigo de abusos constantes, la novela arranca en una atmósfera sórdida que resume lo que Omayra ha vivido de niña y presagia lo que vivirá hasta el desenlace final.

Pero el drama no es todo. Hay una balanza que equilibra la búsqueda constante del yo. Una exaltación del amor propio, tan necesaria para triunfar en la vida y que es lo que el autor ha querido apuntalar como conflicto. La superación de uno mismo a través de la identidad con el valor más profundo que una persona siempre debe de conservar: el amor a su propia condición de ser humano.

Equilibrios internos son los que de alguna manera mantienen vivo el interés en cada capítulo. Se sucede a cada desarrollo-desenlace de tensión, su antítesis. Donde el hombre capaz de causar la mayor aberración, puede, como género humano, ser el creador de las más bellas obras. Como el regalo que recibe la propia Omayra de su maestra, un libro de pinturas famosas con la biografía de sus pintores.

Antes de continuar no quiero pasar por alto ...

Para finalizar y antes de pasar la palabra al autor, quiero concluir con una pequeña selección de críticas literarias que la obra ha recibido en otros medios, desde su primera publicación en Panamá en 2010:

1. “En resumen, tenemos entre manos una buena obra, esgrimida por su autor con conocimiento de causa y, más que como un libro, como un estetoscopio en el cual ausculta los síntomas de la sociedad.” (De Ariel Barría Alvarado).

2. “Para el lector casual como para el amante de las ciencias humanas este libro representará un espejo profundo y novedoso, una radiografía social. Expone la explotación de la mujer, los abortos clandestinos, el incesto, los secuestros, la prostitución, homosexualidad, lesbianismo, miedos, sobrevivencia, el mundo de las pandillas, el vicariato, la violencia en todas sus modalidades.” (De la catedrática de la Universidad de Panamá Yolanda Crespo).

3. “Esta breve novela aborda temas densos que retratan las incongruencias y carencias sociales, no solo de Panamá, sino también de todo este mundo que también está globalizado en sus privaciones y penurias. También plasma con detalles una enorme y enlutada realidad que se repite en todos los territorios de la tierra. Mauro, como debe ser, no se conforma con lograr un relato novelístico valioso y novedoso; él es un hombre comprometido con la sociedad que lo alberga y, por ello, subyace bajo la factura propiamente literaria, un anhelo de renovar y purificar nuestra irredenta realidad social”(Isabel Barragán de Turner).

4. “En Diario de una puta, el autor nos muestra la vida de una mujer castigada por el entorno y la prostitución, para formar un caleidoscopio de miserias a través de personajes efímeros que hablan de la dignidad perdida frente a una moral enferma de sexo, en una metáfora de la lucha del sujeto por recuperar la humanidad” (Rafael Guerrero Ríos. Le Monde Diplomatique).
Fermín Caballero Bojart. Cubaencuentro
Leer todo el articulo aquí.
Fuente: http://www.cubaencuentro.com/cultura/articulos/presentacion-de-diario-de-una-puta-espejo-de-miserias-284567 hw2IU/edit

miércoles, 12 de junio de 2013

Saturados de injusticias. Indignados y tocados, así nos sentimos muchos ante la corrupción, la codicia, los recortes… La ira nos moviliza, pero también puede engullirnos si nos enrocamos en ella

Un día en el que un caso de corrupción, de los que ya son cotidianos, había saltado a los periódicos, durante una comida con una elegante y entrañable señora de 85 años. Con su dulce voz dijo: “Yo, gracias a Dios, estoy bien, pero cuando pienso en todas las personas que no tienen nada y veo cómo algunos dirigentes estafan esas cantidades de dinero, entendería que alguna persona desesperada cometiera cualquier tipo de barbaridad”. Sus palabras chocaban con la dulzura de su voz, pero no con la indignación que le hervía por dentro.

En este mismo semanario, días atrás, Rosa Montero confesaba que, pese a que siempre intenta ser mesurada a la hora de escribir, había llamado criminales a los parlamentarios contrarios a la iniciativa legislativa popular que pide la dación en pago en los desahucios. Y, lejos de retirar sus palabras, reafirmaba que lo seguía pensando. Su ira es representativa del sentimiento de muchos ciudadanos. Multiplicada a extremos insufribles en aquellos que se encuentran directamente afectados.

Motivación y emoción son dos palabras que los psicólogos solemos asociar. De hecho, Motivación y emoción es el nombre de una asignatura de la licenciatura de Psicología, el título de una revista científica y de libros sobre el tema. Son dos conceptos que se solapan, que se entrelazan con fuerza. Podríamos decir que la emoción nos activa y la motivación nos dirige. A los homínidos, esta combinación nos ha permitido durante miles de años adaptarnos al medio. Las emociones negativas, como el miedo o la ira, activan una serie de procesos fisiológicos que nos permiten protegernos y defendernos. Esto es, la emoción supone una activación fisiológica que nos motiva o nos empuja a realizar una acción. “Me dio tanta rabia, que no pude más y se lo dije; probablemente si no me hubiera enfadado, no lo habría hecho”, “me calentó y estallé”, “si me enfrío, ya sé que no voy a hacer nada”. A veces necesitamos la rabia para movernos, pero ¿es una condición indispensable?

Los desahucios, los sobres, la codicia, los recortes, los sueldos abultados de muchos políticos… se han convertido en una realidad irrespirable. La ira y el enfado que nos provocan nos empujan a luchar. Nos movilizamos, protestamos, nos manifestamos, surgen iniciativas populares para ayudarnos entre nosotros. Estas acciones tan necesarias están en muchos casos impulsadas por la furia, por ese resentimiento que sentimos por este vergonzoso panorama. ¿Qué pasará si esa serpiente que se enrosca en nuestro estómago sigue siendo la que motive nuestras acciones? Quizá nos comerá a nosotros antes de que podamos cambiar algo.

La vida no es justa y nunca lo ha sido. La falacia de justicia se considera una distorsión cognitiva dentro de la psicología. Una distorsión que se caracteriza por considerar injusto todo lo que no coincide con nuestras creencias o valores. Nos exasperamos, experimentamos arranques de venganza, cuando creemos que el mundo es injusto con nosotros. Es el típico razonamiento de ¿por qué a mí?

Desgastamos la mente intentando entender las barbaridades que suceden a nuestro alrededor para digerirlas mejor. Todo sería más fácil si aprendiéramos a admitir que el mundo está lleno de injusticias y que algunas nos pueden tocar a nosotros. Cargar la mente con porqués incontestables nos consume. Aceptar duele menos. Cuando atravesamos épocas duras y vemos quién nos ayuda y quién no, nos solemos llevar auténticas sorpresas. Suele doler mucho cuando esperas algo de alguien y no ves movimiento alguno. Sin embargo, cuando recolocas a esa persona en otro sitio de tu cerebro, cuando ya sabes de qué palo va, pierde su capacidad de herirte. Si lográramos aceptar cómo es la naturaleza humana, quizá sería más fácil aceptar (que no resignarse) las injusticias. Solo podemos avanzar si sabemos dónde estamos y aceptamos la realidad tal cual es. Intentar ser activos desde la aceptación y no desde el resentimiento.

Cada día se escuchan más historias sobre cómo la dura situación por la que están atravesando muchísimas personas se traduce en un auténtico infierno doméstico. Dentro de las cuatro paredes donde se convive, gritos y menosprecios van golpeando a las parejas, a los niños, a los abuelos. Las emociones negativas se nos desparraman y ya lo están tiñendo todo. Somos animales. No podemos dejar de experimentar emociones. ¿Cómo manejar la rabia, la ira, el resentimiento que provocan las desigualdades que estamos viviendo?

No todos controlamos igual las emociones. Algunas personas son capaces de ponerlas en un cajón, en una mochila, esto es, les dejan un espacio limitado. No las eliminan; muy al contrario, las reconocen, lloran si hace falta, las explican a algún amigo… Sienten la rabia, la pena… Las miran, no las evitan, no huyen. Los sentimientos que soslayamos se vuelven más borrosos y se desbocan con más facilidad. Si los observamos, sus contornos se van volviendo más nítidos, se concretan.

El resentimiento es una de las emociones más amargas; observarla de cerca para comprobar su inutilidad nos puede ayudar a dejarla atrás. Hace unos meses, durante el coloquio que siguió a una charla en una cárcel catalana, un interno explicó que había vivido ocho años con mucho resentimiento por lo que le había hecho un amigo y también por un incidente relacionado con su exnovia. Contó su corrosiva amargura. “Un día me levanté y vi que aquello no tenía sentido, y se me fue. De repente pasé página con una facilidad venida del cielo…”. El rencor contra los demás solo sirve para devorarnos por dentro, pero los otros se quedan igual. Como muy bien expresó William Shakespeare, “la ira es un veneno que uno toma esperando que muera el otro”. A aquel interno, el día que tuvo la certeza de la inutilidad de ese sentimiento le desapareció el odio incrustado.

Ese interno vivió durante ocho años en dos prisiones: en la real y en la del resentimiento. ¿Cuál es peor de las dos? Al tiempo de abandonar la cárcel, Nelson Mandela declaró: “Al salir y ver toda aquella gente sentí mucha rabia por los 27 años de vida que me habían robado; pero entonces el espíritu de Jesús me dijo: ‘Nelson, cuando estabas en prisión eras libre, ahora que eres libre no te conviertas en tu prisionero”. Mandela vivió 27 años encerrado en la cárcel, aunque no en el resentimiento. La serenidad que logró cultivar fue la que le dio la fuerza para luchar contra las injusticias.

La vergüenza que provocan esas injusticias en quien las oye o lee en los medios de comunicación, la rabia e indefensión en quien las sufre en sus carnes, nos cargan de energía contaminante. Si queremos cambiar el mundo, mejor que nos recarguemos con la energía que proviene de las pequeñas alegrías que nos regala el día. Aunque ahora parecen estar muy escondidas, siguen ahí. “El resentimiento no daña a la persona contra la cual mantiene esta emoción; el resentimiento le está comiendo por dentro a usted” Norman Vincent Peale

Palabra de sabio

Mahatma Gandhi: “No dejes que se muera el sol sin que hayan muerto tus rencores. Recordad que a lo largo de la historia siempre ha habido tiranos y asesinos, y por un tiempo han parecido invencibles. Pero siempre han acabado cayendo. Siempre”.

Martin Luter King: “Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien. Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad, y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”.

PELÍCULAS

– Inside job, de Charles Ferguson.
– Cadena perpetua, de Frank Darabont.
– Ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica.
– Pena de muerte, de Tim Robbins.

LIBROS

– Los rostros de la injusticia, de Judith Shklar. Editorial Herder, 2013. Un ensayo que muestra las mil caras de la injusticia y plantea la actitud con que afrontarla.
“Solo si nos comprometemos y, mediante procedimientos democráticos, expresamos permanentemente nuestro sentido de la injusticia, conseguiremos que los gobernantes se impliquen en tratar de aminorarla”.

“Yo no tenía una creencia específica, excepto que nuestra causa era justa, era muy fuerte y que estaba ganando cada vez más y más apoyo”
Nelson Mandela
Fuente: El País Semanal.

lunes, 8 de abril de 2013

La mayoría "exprimida"



Son las familias británicas que viven con menos de 25.000 euros al año
Familias para quienes un gasto imprevisto supone un gravísimo trastorno
Ya pagaron su parte de la factura en la época de las vacas gordas
La vida entonces subió a todo tren pero los salarios se quedaron estancados

La cosa viene de largo, antes de que golpeara la crisis... "Lo habitual en los años 80 era ver cómo la gente de clase media prosperaba y subía peldaños en la escala económica. Pero de un tiempo a esta parte, los únicos que han despegado de veras son los más ricos, cada vez más lejos del resto".

Hablamos con Giselle Cory, analista de la Resolution Foundation, poniendo sobre el tapete los problemas de esos 11 millones de ciudadanos de clase media-baja que componen la Gran Bretaña 'exprimida' ('Squeezed Britain'). En esa franja están las familias que viven con menos de 25.000 euros al año y que muchas veces se ven en la tesitura a fin de mes: o pagar el alquiler o la factura de la luz o la cesta de la compra (todo al mismo tiempo es ya imposible).

Esas familias ya pagaron su parte de la factura en la época de las vacas gordas, cuando el coste de la vida subió a todo tren y los salarios se quedaron, sin embargo, estancados. En plena borrachera de consumo –alimentado por la deuda colectiva- nadie hablaba entonces de la pérdida del poder adquisitivo, y ahí nos duele. Según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), los ingresos del británico medio, teniendo en cuenta la inflación, han caído un 13% desde la debacle financiera.

Por bien que vayan las cosas, y según estimaciones de la Resolution Foundation, la Gran Bretaña 'exprimida' de clase media-baja no alcanzará hasta dentro de 10 años el nivel de vida que tenía en 2008. Y estamos hablando de un país con el 7,8% de desempleo, que sigue pareciendo la tierra prometida a los ojos de nuestros "jóvenes sin futuro" (que este domingo cruzarán por cierto el puente del milenio sobre el Támesis, denunciando la falta de oportunidades en España).

"Podemos hablar efectivamente de una mayoría exprimida por el estancamiento salarial, por los recortes sociales y por el sistema impositivo", recalca Giselle Cory. "Esta mayoría quedó excluida del crecimiento y ahora está siendo especialmente golpeada por la austeridad. Hablamos de familias que viven al límite y sin ahorros, para quienes una lavadora averiada o un gasto imprevisto supone un gravísimo trastorno".

Según el estudio, el auténtico bache entre ricos y pobres empezó a perpetuarse desde 1995. En apenas una década, el 1% de la población en lo más alto de la pirámide se benefició del 15% del total del crecimiento económico, la misma proporción que le correspondió en el desigual reparto al 50% de los británicos con rentas más bajas.

Hoy por hoy, un británico necesitaría los ahorros de 22 años para poder pagar la entrada de un piso, mientras que en 1983 le bastaba con tres años. El bache entre los que tienen y no tienen se estrella irremediablemente contra el muro de la vivienda: la proporción de propietarios ha bajado al 60% y a los jóvenes se les pone ya el estigma de la 'rent generation' (generación de alquiler).

El problema del subempleo
"Las posibilidades para la gente joven de subir en la escala económica son cada vez más limitadas", sostiene Giselle Cory. "Y esto coincide con los casos cada vez más habituales de mayores de 50 años que dan precisamente un paso atrás, por los cambios del mercado laboral y en medio de la actual incertidumbre económica".

"En Gran Bretaña, aunque el paro no es tan acuciante como en España, tenemos un problema adicional con el subempleo que afecta sobre todo a las mujeres", agrega la analista de la Resolution Foundation. "El nuestro es el segundo país occidental, después de Estados Unidos, con la mayor proporción de trabajadores con salarios bajos, el 21% de la población".

"Tenemos que movernos necesariamente del salario mínimo al concepto del 'living wage' (salario de vida)", sostiene Giselle Cory. "Se trata de una idea que cuenta ya con un amplio consenso político y con el apoyo de gran parte del mundo empresarial, que empieza a moverse ya en esa dirección: comprometerse con unos salarios más equitativos y un estándar de vida para sus trabajadores que vaya más allá del mínimo salarial".

El reto a medio plazo, según la Resolution Foundation, no es ya cómo mitigar los efectos de la austeridad en las clases menos favorecidas, sino cómo volver a abrir el 'círculo de la prosperidad', restringido durante casi dos décadas a la parte más alta de la pirámide.

"Se habla de la necesidad de estimular el crecimiento, pero hay muy poco debate sobre cómo lograr que ese crecimiento sea compartido por la mayor parte de la población", añade Giselle Cory, que nos remite a las recientes recomendaciones de la Comisión de Niveles de Vida: "Más ayudas del Estado para el cuidado de los hijos. Más deducciones fiscales a las familias con dos sueldos. Medidas urgentes pro-empleo entre los trabajadores mayores, incluida una reducción de su aportación a la Seguridad Social. Nuevas vías de aprendizaje y acceso al mercado laboral para los más jóvenes".

Gavin Kelly, director ejecutivo de la Resolution Foundation, con experiencia desde el otro lado de la barrera (trabajó en Downing Street con Tony Blair), pronostica que las próximas elecciones de 2015 girarán irremediablemente en torno a cómo mantener los niveles de vida. En un artículo en 'The Guardian' sobre "la clase media exprimida", Kelly emite su peculiar diagnóstico sobre la frustración palpable y creciente, que puede extenderse hoy por hoy a cualquier país europeo:

"La vida no ha discurrido como se pensaba para la gente que ronda los 35 años. No pueden permitirse comprar una casa, el coste para mantener a la familia va en aumento y la inseguridad económica pasa factura,... seguir leyendo aquí.
Carlos Fresneda (Corresponsal) | Londres
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/07/economia/1365328437.html
Una bella canción de Aute, "De alguna manera tendré que olvidarte", cantada aquí a dúo con Serrat.