Mostrando entradas con la etiqueta salud laboral. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta salud laboral. Mostrar todas las entradas

jueves, 14 de noviembre de 2019

Carne trabajadora

Jesús Uzkudun Illarramendi
Noticias de Gipuzkoa

Mientras el Gobierno actualiza anualmente el Baremo de Indemnizaciones por Secuelas de Accidentes de Tráfico, el Ministerio de Trabajo mantiene congelado desde enero 2013, el Baremo de Indemnizaciones por Lesiones, Mutilaciones y Deformidades de carácter definitivo y no Invalidantes, recogidos en la Orden ESS/66/2013 BOE de 30/01/2013. Qué fácil se aprovechan de los débiles.

¿Cómo definir el valor económico recogido en dicha Orden, sobre las diferentes partes del cuerpo de trabajador/a lesionado a causa del déficit preventivo de la empresa? Poner precio a la perdida anatómica de un Testículo en 2.840 euros;de dos testículos en 6.380 euros;la pérdida de una mama de mujer 2.560 euros;de dos 5.460 euros;la pérdida de la nariz en 7.940 euros, la pérdida total del pene 6.810 euros;pérdida de un riñón 4.260 euros;perdida de una oreja 1.810 euros;por la pérdida de capacidad auditiva un baremo que oscila entre 1.210 a 3.580 euros;la pérdida total del primer dedo del pie 2.240 euros o por el quinto dedo 680 euros, la pérdida completa del dedo índice 2.420 si es el derecho y 1.810 si es el izquierdo, por cicatrices un baremo que oscila entre 540 y 2.130 euros,… etc. Podría seguir, el listado de lesiones y anatomía congelada, es muy amplio, como en la carnicería.

Tal vez alguno se ría, porque no es habitual la pérdida de parte o la totalidad del pene, ovario o una oreja en accidente de trabajo. Pero las amputaciones de dedos, rigideces de las articulaciones, incluso tras ser intervenido quirúrgicamente, las cicatrices, las pérdidas auditivas producidas por el ruido, etc., son el pan de cada día, las lesiones que afectan a miles de personas tras los recortes en la inversión preventiva y, como consecuencia, incrementan la siniestralidad. Aunque pueda ser motivo chistes, el baremo expresa una realidad silenciada, donde las mutuas se resisten con todo descaro al pago de las cantidades correspondientes. Lo preocupante es el injustificable olvido del derecho a esta prestación y el silencio social ante la congelación del baremo durante 7 años.

Recuerdo que un directivo de una importante mutua, me decía: “Sois la leche, reclamáis 540 euros por una pequeña cicatriz y en el sur, aun con una amputación del dedo, no indemnizamos”. Yo siempre respondía: “Quien no llora no mama y si pagáis es porque corresponde”.

En estos tiempos de retroceso en derechos laborales, hasta el Tribunal Constitucional se atreve a bendecir la inhumana política empresarial de “Usar y tirar” la mano de obra, incluso, cuando muchas empresas incumplen la legislación preventiva, manteniendo unas condiciones de trabajo nocivas y peligrosas. Es urgente retomar la lucha por la salud laboral, exigir una prevención real de los riesgos laborales (no solo seguridad, también los higiénicos, ergonómicos, psicosociales...) y la compensación por daños, una vez que sean producido. Por esta razón, nadie debe continuar callado o ignorando tanta injusticia y pasividad. Mañana puede ser tarde para reaccionar.

Jesús Uzkudun Illarramendi, activista por la Salud Laboral

Fuente:
http://www.noticiasdegipuzkoa.eus/2019/11/10/opinion/cartas-al-director/carne-trabajadora

sábado, 16 de junio de 2018

La crisis de los ‘supertrabajadores’: cuando el cuerpo dice basta. Los accidentes por sobreesfuerzo físico y mental son la principal causa de baja laboral en España.

El cuerpo de Raquel Martín recuerda de memoria los movimientos que hace al trabajar. En el salón de su casa en Torrejón de Ardoz, sube los brazos y los baja, mete, tira, sacude y presiona para mostrarlo. De 6.30 a 15.00, todas las semanas, lo repite y vuelve a empezar como en una coreografía. Lleva 40 años en la misma empresa de embutidos, cobra 1.200 euros al mes y desde el pasado diciembre está de baja por sobreesfuerzo, el tipo de accidente laboral con baja más frecuente en España.

En 2017 los accidentes laborales con baja por sobreesfuerzo físico o mental en el trabajo —es decir, el esfuerzo que supera los límites que permiten a un empleado volver al día siguiente en la mismas condiciones— afectaron a 191.397 trabajadores, según las cifras provisionales del Ministerio de Trabajo. Estos datos representaron el 38% del total, aunque para la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo el porcentaje desciende cuatro puntos. Es la principal causa en España de baja laboral y en los últimos diez años ese porcentaje se ha movido entre el 36,7% y el 39,8%.

El año pasado en toda España se registraron 503.749 accidentes laborales con baja (sin incluir los causados in itinere, al ir o volver del trabajo), el 5% más que el ejercicio anterior, de los que 3.796 se consideraron graves (una subida del 7,1%) y 484 resultaron mortales (ascenso del 1,7%). La inmensa mayoría de los accidentes por sobreesfuerzo es catalogada como baja leve; de las 191.397 registradas en 2017 solo 188 fueron graves. Del total de los trabajadores que causaron baja por sobreesfuerzos, 187.788 lo hicieron por cargas excesivas que les ocasionaron lesiones en músculos o huesos (crecen el 1% con respecto a 2016). Otros 534 sufrieron traumas psíquicos.

La crisis de los ‘supertrabajadores’: cuando el cuerpo dice basta Para Pablo López Calle, sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid, las enfermedades profesionales y los accidentes laborales están directamente vinculados con la intensificación del trabajo: “A medida que los trabajos se reducen, el empleo escasea, la gente está más presionada a trabajar a ritmos más altos y a velocidades mayores”, explica el sociólogo por teléfono. Y aunque sostiene que el trabajo es central para la integración de la gente en la sociedad, su independencia y su autonomía, asegura que cada vez hay menos puestos que aseguran esas dimensiones.

“La crisis ha afectado a la empresa y para nuestros cuerpos también ha sido una bajada brutal”, comenta Martín en el salón de su casa. Cada vez que se levanta de la silla, cojea al caminar. No es la primera vez que está de baja por sobreesfuerzo: dos veces la operaron de los meniscos, pasó tres meses con los tendones del codo inflamados y sufre dolor crónico de espalda. “Estamos hechos polvo”, se queja.

Con 3.111 accidentes cada 100.000 trabajadores, España dobló en 2014 —últimos datos publicados por Eurostat— la media europea. Ese año, se ubicó por detrás de Francia y Portugal y por delante de países como Dinamarca, Estonia y Hungría. El mismo índice se situaba en 2012 en 2.849 accidentes por cada 100.000 trabajadores en España, el mínimo desde que comenzó a medirse en 1988. En 2017, la tasa subió a 3.334 accidentes por 100.000 trabajadores. Eso, según Pedro Linares, secretario de Comisiones Obreras, no refleja “todos los daños a la salud que se producen”. “Muchas enfermedades que se están tratando en el sistema público no tienen el reconocimiento como enfermedad profesional o relacionada con el trabajo”, argumenta. El Ministerio de Empleo ha declinado comentar las cifras.

La crisis de los ‘supertrabajadores’: cuando el cuerpo dice basta


Pilar Casorla, una camarera de piso de 43 años, está de baja desde hace más de dos años. En 2016, una empresa externalizada le pagaba 600 euros mensuales por limpiar al menos 24 habitaciones al día sin ayuda. Tenía un contrato de seis horas, pero siempre trabajaba más; no le permitían comer, solo beber agua, y a veces no descansaba ni un día a la semana, según cuenta. A eso se sumaba la tensión de hacerlo rápido y bien, de subir y bajar, de cargar camas supletorias y dejar todo listo antes de que llegaran los clientes. Como negarse a trabajar más horas o quejarse por algún dolor podía suponer perder el trabajo, exigió su cuerpo hasta el final. Así, terminó con los tendones de la mano pegados y un 33% de discapacidad en la mano derecha por sobreesfuerzo. Diez años antes, cobraba el doble por la mitad de trabajo.

Cuando hay desempleo y precarización, la competencia se intensifica, señala López Calle. En los puestos de trabajo descualificados —aquellos con tareas repetitivas y estandarizadas, en las que los trabajadores tienen poca autonomía y capacidad de negociación— los empleados pueden ser sustituidos más fácilmente y, entonces, lo que resta es competir en términos de carga de trabajo, de velocidad, de esfuerzo, de disponibilidad y de trabajo nocturno.

La crisis de los ‘supertrabajadores’: cuando el cuerpo dice basta

Aunque López Calle reconoce que también existen bajas injustificadas, advierte de que eso no puede tapar el fenómeno general. El sociólogo señala que la precariedad oculta muchas enfermedades que los empleados no manifiestan para poder seguir trabajando. Y además apunta a la fatiga como un fenómeno que no siempre aparece en la coyuntura: “La acumulación de los esfuerzos no siempre se manifiesta en la baja laboral. En trabajos que exige mucho esfuerzo físico y mental, las edades medias de la población son bajas”.

Raquel Martín, que ha visto la devaluación de su trabajo a los largo de los años, no se resigna: “Sigo trabajando porque me hace falta”. Siente su cuerpo destrozado y recuerda: “Cuando eres joven puedes con todo y solo quieres que te caiga dinero al final del mes”. Pero cuando piensa en toda la salud que ha dejado en el camino siente rabia y coraje: “Después de tantos años, nos vamos con un montón de dolores a casa y sin un duro”.

MENOS TIEMPO, MÁS TRABAJOc
Javier Llaneza Álvarez, presidente de la Asociación de Ergonomía de España, resume el fenómeno en una ecuación: “Menos tiempo, menos recursos, más trabajo”. El sobreesfuerzo también aparece en puestos mejor cualificados, aunque como traumas psíquicos y de agotamiento, que están ligados a la demanda de rendimiento y de compromiso. Álvarez indica que en los niveles más altos de la jerarquía a muchos trabajadores “se les exige como si fueran accionistas”. Aunque estos accidentes representan un porcentaje menor, en 2017 hubo 545 bajas por ese motivo, según datos del Ministerio de Trabajo.

“Es cuestión de que las organizaciones apliquen nuevas técnicas para mejorar las condiciones sin disminuir la rentabilidad”, señala Álvarez. Pero el ergónomo critica que la salud de los trabajadores no siempre es la prioridad en muchas empresas. Esa responsabilidad, se carga sobre los empleados, que para ser más resistentes y productivos deben hacer más ejercicios, aprender técnicas de respiración y concentración y alimentarse mejor. “Te dicen que tienes que ir al gimnasio, pero termina siendo una actividad de negocio. La gente va corriendo en la hora del almuerzo o a la medianoche”, ejemplifica Álvarez.

https://elpais.com/economia/2018/04/16/actualidad/1523902874_185578.html?rel=lom

sábado, 13 de agosto de 2016

Cómo evitar los riesgos para la salud de pasar ocho horas sentados. Varios estudios alertan del mínimo avance global contra el sedentarismo y los cinco millones de vidas que se cobra cada año

Desde hace años, científicos y médicos de todo el mundo conocen un tratamiento capaz de salvarle la vida a más de cinco millones de personas cada año, evitar buena parte de las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer de mama y otros tumores y alargar la vida de cualquier persona. Lo mejor es que se trata de un remedio gratuito, disponible desde tiempos inmemoriales y al alcance de la mayoría de personas: ejercicio.

Cada año olímpico, la revista médica The Lancet publica una colección de artículos sobre los beneficios del ejercicio para evitar los grandes males que azotan a la salud mundial. La principal conclusión de los cuatro nuevos estudios recién publicados es que la situación mundial no ha progresado casi nada. Un cuarto de todos los adultos del mundo no hace ejercicio suficiente y, más preocupante de cara al futuro, el 80% de los niños y jóvenes tampoco llega al mínimo de deporte semanal recomendado por la Organización Mundial de la Salud. En 2012, un estudio similar calculó que, cada año, el sedentarismo mata a más personas que el tabaco, que se cobra unos cinco millones de vidas.

Uno de los estudios es una revisión de 16 trabajos anteriores que engloban a más de un millón de personas. Los investigadores querían determinar cuánto ejercicio es necesario para evitar el riesgo de muerte prematura asociado al sedentarismo. El tipo de actividad analizada era andar rápido o pasear en bici, ambos durante una hora al día.

Los resultados muestran que las personas activas están mucho más sanas aunque tengan que pasar ocho horas sentados. La gente con más riesgo es la que no hace ningún tipo de actividad. Pero el trabajo muestra también que una hora de ejercicio al día basta para contrarrestar los efectos nocivos de esas ocho horas parados. Solo una de cada cuatro personas analizadas hace esa hora de ejercicio o más al día, resalta el estudio.

“Para mucha gente que tiene trabajos de oficina y se desplaza en un vehículo al trabajo no hay forma de evitar pasar mucho tiempo sentado”, reconoce Ulf Ekelund, de la Universidad de Cambridge y la Escuela Noruega de Ciencias del Deporte. “No podríamos destacar más la importancia de hacer ejercicio, ya sea dar un paseo a la hora de la comida, correr un poco por la mañana o ir en bici al trabajo. Una hora al día es lo ideal, pero si esto es imposible, al menos hacer un poco de deporte al día también reduce el riesgo [de muerte prematura]”, resalta. Estudios anteriores han calculado que cada minuto de actividad física puede aportar hasta siete más de vida.

Ha habido un aumento en los países que han puesto en marcha campañas de promoción del ejercicio, según otro de los estudios publicados hoy. El ejercicio no solo frena las enfermedades cardiovasculares, la diabetes o el cáncer, sino que también “podría evitar unos 300.000 casos de demencia al año”, resalta Jim Sallis, de la Universidad de California en San Diego. A pesar de ello, lamenta, “la pandemia global de inactividad física sigue ahí y la respuesta global ha sido demasiado lenta”.

Los estudios piden una mayor implicación y compromiso de las autoridades sanitarias. Otro trabajo enumera intervenciones exitosas y con un coste bajo, como la realizada en Curitiba (Brasil), Bogotá (Colombia) y Cambridge (Reino Unido), donde se ha aumentado la distancia entre paradas de autobuses y esto ha logrado que la gente ande más.

Además de los incuestionables beneficios en salud, el ejercicio también puede ahorrar ingentes cantidades de dinero a las arcas públicas. En este sentido, otro estudio ha calculado por primera vez el coste sanitario del sedentarismo: unos 60.000 millones de euros al año en precios de 2013. En España los costes totales son de algo más de 2.000 millones de euros.

http://elpais.com/elpais/2016/07/27/ciencia/1469614507_721022.html

jueves, 19 de mayo de 2016

Si tienes más de 40 años tal vez deberías trabajar solo tres días a la semana. Un estudio de la universidad australiana de Melbourne sobre la productividad laboral demostró que el cerebro funciona mejor si trabaja, pero poco. Lo ideal para los autores sería tener una jornada de trabajo reducida a tres días por semana.

Si tienes más de 40 años tal vez deberías trabajar solo tres días a la semana.

Un estudio de la Universidad de Melbourne en Australia señaló que las personas de más de 40 años deberían trabajar sólo tres días a la semana. Para llegar a esta conclusión analizaron los hábitos de trabajo y las pruebas cognitivas de 6.500 personas en ese país.

Los expertos encontraron que tanto un exceso de trabajo como la ausencia total del mismo es supone un riesgo importante para la mente. Para ellos lo ideal sería encontrar un equilibrio entre el tiempo de trabajo y el de descanso, es decir trabajar a tiempo parcial sería la mejor manera de mantener estimulado el cerebro sin llegar a niveles altos de estrés o cansancio.

Para el trabajo pidieron a los participantes que leyeran palabras en voz alta, recitaran números hacia atrás y vincularan letras con números siguiendo un patrón particular.

Resultados
Como resultado encontraron que las personas que trabajaban cerca de 25 horas semanales obtenían los mejores resultados.

En contrapartida observaron quienes no trabajaban nunca obtuvieron resultados un 18% más bajos en la prueba de lectura, un 20% más bajos en la de los números y un 15% inferior en las de relacionar letras con números.

Mientras que aquellos que trabajaban 40 horas a la semana se vincularon con un déficit congnitivo inferior al de aquellos que no trabajaban. Y para quienes trabajaban 55 horas a la semana los resultados eran aún peores.

Así los autores de la investigación concluyeron que el trabajo puede estimular la actividad cerebral pero que las largas jornadas de trabajo fatigan la mente y dañan las funciones cognitivas.

Colin McKenzie, uno de los investigadores del estudio declaró: “Señalamos que las diferencias en las horas de trabajo son importantes para mantener el funcionamiento cognitivo en adultos de mediana edad y ancianos”.

Otros estudios ya han demostrado que jornadas laborales más cortas favorecen la productividad de los trabajadores mientras que también cuidan su salud ya que están más predispuestos, reducen los niveles de estrés y pueden descansar mejor y dedicar tiempo a su vida personal.

http://www.lr21.com.uy/salud/1287160-trabajar-tres-dias-semanas-adultos-cerebro?

jueves, 28 de abril de 2016

28 de abril. Día Internacional de la Salud y Seguridad en el Trabajo‏

Día Internacional de la Salud y Seguridad en el Trabajo. Una jornada reivindicativa, en la que CCOO exigirá a los partidos políticos que sitúen la seguridad y salud en el trabajo en el centro de sus prioridades, para forzar un cambio de rumbo y revertir la actual regresión en materia preventiva, que ha desembocado en un aumento de la siniestralidad laboral.

Como ha denunciado el secretario confederal de Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO, Pedro J. Linares, "en España vivimos una situación de urgencia respecto a la seguridad y salud laboral. Desde 2012 asistimos a una escalada continúa de accidentes de trabajo y no vemos que los poderes públicos tomen las medidas necesarias para frenar este desastre"
http://www.ccoo.es/cms/g/public/o/7/o88387.pdf

Más aquí: http://verdecoloresperanza.blogspot.com.es/2012/08/los-industriales-ponen-deliberadamente.html#links

sábado, 24 de mayo de 2014

Una enfermedad llamada paro. Los desempleados tienen más problemas de salud que los ocupados

Hace unos días se publicaron los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) sobre desempleo en España con resultados que arrojan un problema de una magnitud aterradora y de muy difícil solución. Son, estos datos, más fiables que los de paro registrado por el INEM que excluyen a distintos colectivos. Cualquier informe de prospectiva señala que existe un riesgo de desempleo estructural y que aunque la economía crezca, el crecimiento puede ser sin generar empleo, muy especialmente en población poco calificada.

Hace 25 años defendí mi tesis doctoral. Se trataba de un estudio epidemiológico sobre la relación entre el desempleo y el estado de salud, comparando empleados (501) con parados (567) en edad de trabajar del municipio de Madrid, utilizando un cuestionario que se pasó en los domicilios. La variable dependiente era el estado de salud y la independiente la actividad laboral (empelado/desempleado, con/sin subsidio, empleo eventual/estable y duración del desempleo).

Los resultados fueron una mayor prevalencia de problemas de salud percibida y autoinformada en la población de desempleados frente a la de empleados. Los inventarios de síntomas crónicos y agudos también dieron unos resultados peores. Y las puntuaciones en GHQ y NHP fueron mayores (peor salud mental) en los desempleados.

En el análisis del camino crítico efectuado se comprobó los factores que influyen positiva (soporte familiar, social y económico) y negativamente (estrés económico y vital) en la salud de los desempleados.

Se delimitaron poblaciones más vulnerables (varones de edad media e individuos pertenecientes a clases sociales bajas con escasa calificación profesional). Además utilizaban menos y peor los recursos sociosanitarios existentes. Había pues una consistente asociación entre desempleo y salud.

Se precisan otros diseños para probar causalidad. El estrés económico es el que más y mejor nos explicó cómo se llega de una situación a la otra. El soporte familiar amortigua y alivia. Recuerdo que a finales de los 80 del siglo pasado España tenía un paro del 25% y los subsidios no estaban generalizados. 25 años después estamos en una situación parecida. Si repitiéramos el estudio los resultados no diferirían mucho.

Las poblaciones más vulnerables son conocidas: percepción económica agotada, escaso soporte familiar, baja calificación profesional que dificulta empleabilidad y extracción socioeconómica baja. Es aquí donde tienen que ir los recursos públicos tras la austeridad aplicada a los programas de protección social. Y no parece que las políticas vayan en esta dirección.

A continuación, enumeramos posibles amortiguadores necesarios ante una situación tan preocupante como la que tenemos en España y de la que no se vislumbra arreglo en el corto y medio plazo: distribuir recursos sociosanitarios en función de necesidades; mejorar la accesibilidad; entrenar a los profesionales de atención primaria en la detección de problemas de salud con este origen; promover redes de apoyo social y de autoayuda que llenen de un contenido de utilidad el tiempo libre forzoso; recalificación y reciclaje en jóvenes que abandonaron prematuramente los estudios; mejorar las estrategias de búsqueda y creación de empleo a través de la colaboración entre iguales; luchar contra la desconsideración social hacia el desempleo desde las escuelas y disponer de más espacios físicos (culturales, deportivos, recreativos) que faciliten la interacción social. La inacción nos llevara a que nos sorprendan estadísticas como el incremento de suicidios y de determinadas patologías mentales.

Por último, es imperativo sanear el sistema económico y el marco de relaciones laborales. ...
España es el país mas desigual de la UE y el tercero en cuanto a coeficiente de Gini. Dada la tendencia a prolongarse una salida real a la crisis a medio plazo, el Estado debe asegurar la igualdad de oportunidades si quiere evitar la inestabilidad política. También los esfuerzos han de dirigirse a la preservación del Estado del bienestar, adaptándolo al equilibrio entre gastos e ingresos, pero también con un sistema fiscal eficaz y equitativo. Sin sacrificar la equidad, hay que lograr que las clases medias altas y altas se beneficien de este Estado del bienestar, siendo partícipes de un esfuerzo que no vean como algo ajeno para que estén dispuestas a financiarlo y evitar un Estado asistencial. En la UE, si recuperara el liderazgo perdido, habría que preservar en la idea de un modelo que combinara innovación y competitividad con una protección social avanzada. Los países nórdicos lo han hecho con un éxito razonable...
Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/05/20/actualidad/1400599346_595492.html
Más, La crisis económica deja en la UE seis millones de desempleados más y 2,5 billones de deuda adicional