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domingo, 9 de septiembre de 2018

¿Solo la exhumación de Franco?

"Lo ocurrido sobrepasa y desborda la capacidad de síntesis de cualquier historiador y de cualquier mente humana. Franco planeó una matanza a sangre fría, al estilo de la Solución Final nazi contra la comunidad judía, y programó su ocultación con total impunidad. Nunca se conocerán las cifras exactas porque el franquismo empleó todos los métodos posibles para borrar la huella de sus crímenes mediante la desaparición física, documental, histórica, la aniquilación de la memoria de lo ocurrido. Solo se inscribió un tercio de la matanza, el resto quedó desaparecido. El régimen franquista llegó a prohibir el luto a los familiares que estaban obligados a esconder su tragedia para poder sobrevivir"
(Tulio Riomesta)

"Sobrevive el régimen franquista en el miedo y la represión que evoluciona hacia un régimen de dictadura financiera sustentada en la pura represión económica, física y mediática junto al ensanchamiento del mercado internacional con todas sus crisis de sobreproducción en el paraíso de los bancos. Sobrevive el franquismo en sus leyes y en sus argucias moralistas, ideológicas y culturales contra la clase trabajadora. Los huesos de Franco no reposan ni reposan los negocios de sus cómplices. Los restos de Franco son demasiada gente y demasiado dinero, terrenos, mansiones, negocios e industrias. La misma iglesia que bendijo fusilamientos y cuerpos en fosas. Hay que abrir el sepulcro para cerrar las heridas causadas por un verdugo sepultado al lado de sus víctimas. Así que, junto a sus restos hay que exhumar los restos de la monarquía heredada de Franco, los jueces, los militares, las calles y los monumentos franquistas"
(Fernando Buen Abad Domínguez)

Mucho se está hablando y especulando últimamente sobre la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco de su tumba en el Valle de los Caídos, a raíz de la decisión del Gobierno de proceder a tal fin. La familia Franco ha amenazado con demandar al Gobierno, la Fundación Nacional que lleva el nombre del dictador se ha apuntado a dicha estrategia, y la pléyade de franquistas de todo pelaje campa a sus anchas por periódicos, televisiones, tertulias, artículos y entrevistas. Estamos teniendo que asistir a un indecente y macabro revisionismo histórico de aquél negro período, así como a la puesta de perfil de los partidos de la derecha que aún añoran los tiempos del dictador. Las visitas al Valle de los Caídos (monumento perteneciente a Patrimonio Nacional) se han visto incrementadas durante las últimas semanas, y también ha saltado a la palestra el debate sobre el futuro uso que debe dársele al mausoleo faraónico que ensalza la "Cruzada Nacional", como fue llamada por José Antonio Primo de Rivera, y después por los militares golpistas y por la Iglesia Católica de aquél tiempo. Bien, pero centrando el asunto que nos ocupa, aclaremos e insistamos en que, de momento, la única decisión que este Gobierno ha tomado ha sido la de la exhumación de los restos del dictador, para que sea la familia la que le busque otro lugar íntimo y privado, o bien sea el propio Gobierno el que decida el nuevo sitio "digno y respetuoso" (en palabras de la Ministra Carmen Calvo) que merece. ¿Vamos a ser nosotros, la izquierda republicana y transformadora, los que critiquemos tal decisión? En absoluto. Lo que criticamos es precisamente, como acabamos de recordar, que sea esa la única decisión del Gobierno de turno en relación al vergonzoso asunto de la superación del franquismo en nuestro país.

Recordemos, puestos a ello, que tuvimos que esperar hasta el año 2007 para que el Gobierno del ex Presidente Zapatero (PSOE) pusiera en marcha la actual Ley de Memoria Histórica, que aún dejaba pendientes muchos asuntos, configurando un contexto legal insuficiente y claramente injusto. Y estamos en 2018, es decir, han pasado 11 años desde la proclamación de aquélla Ley, sin que hayamos asistido a significativos avances en relación a la superación del franquismo.

Los Gobiernos del PP se han jactado indecentemente de no haber dedicado ni un euro para la financiación pública de dicha Ley, así que al ritmo que vamos, si lo extrapolamos al resto de asuntos pendientes, calculamos que aún podremos tardar tranquilamente otros 50 años en despojarnos de todos los restos del franquismo. ¿Puede tolerarse esto en una sociedad que se autodenomina "democrática"? Porque la exhumación y salida de los restos del dictador del Valle de los Caídos no es más que uno de los flecos pendientes, pero tenemos muchos más: la exhumación de los restos del Fundador de la Falange (José Antonio Primo de Rivera), la reconversión (o destrucción) del propio lugar faraónico que exalta el Golpe de Estado, la Guerra Civil y la dictadura, la (posible) salida de los cuerpos de republicanos allí enterrados (aquéllos cuyas familias así lo decidan), la exhumación de los restos de republicanos asesinados y enterrados en cunetas y fosas comunes, la exigencia de responsabilidades a todos los gerifaltes del franquismo aún vivos (ex Ministros, ex Policías, etc.) por las atrocidades cometidas, la derogación de la Ley de Amnistía de 1977, la reconversión de estructuras de poder procedentes del franquismo, de vestigios legales de aquélla época, la declaración de nulidad de pleno derecho para todas las sentencias procedentes de tribunales franquistas, la retirada de todo tipo de simbología que exalte a los golpistas o a la dictadura (monumentos, nombres de plazas o calles, etc)...Resumiendo: aplicar Verdad, Justicia y Reparación.

Y hemos dejado para el final un peliagudo asunto, quizás el asunto definitivo para superar de una vez por todas el franquismo en nuestro país, que son lo que pudiéramos denominar las "Garantías de No Repetición", es decir, el conjunto de decisiones y medidas encaminadas a garantizar que episodios tan terribles de la historia no se vuelvan a repetir jamás. Porque el hecho es que mientras continuemos soportando el "franquismo sociológico" presente en nuestro país en diferentes ámbitos y características, no alcanzaremos dicha situación. Estas garantías de no repetición debieran aplicarse, a nuestro juicio, en cinco ámbitos diferentes, de forma paralela, a saber:

1.- Las Fuerzas Armadas. En nuestras FAS habita un grupúsculo fascista, prueba de lo cual ha sido el reciente Manifiesto que algunos cientos de militares de alto rango han firmado ensalzando la figura del dictador. Obscenamente, se referían a él "en el ámbito militar, no en el político", como si habláramos de un padre maltratador "en su faceta de padre, no de maltratador". El Teniente (expulsado del Ejército) Luis Gonzalo Segura, uno de los mayores críticos contra nuestras Fuerzas Armadas, ha denunciado la presencia de fascistas en el seno de nuestras FAS (así como multitud de casos de corrupción y otros desmanes, en sus diferentes libros publicados). Este valiente ex militar nos ha dejado dicho: "Cada cierto tiempo las Fuerzas Armadas tienen que recordarnos quiénes son y de dónde vienen. Nos recuerdan que ganaron la guerra, nos recuerdan que los Reyes se criaron en las rodillas del dictador, nos recuerdan que sostuvieron al Rey y conspiraron con él, y nos recuerdan que casi nada ha cambiado". En efecto, es imprescindible democratizar profundamente nuestras FAS, no sólo en lo formal (procedimientos, obediencia, libertad de expresión, justicia militar, etc.) sino en lo ideológico, removiendo los cimientos y las bases sobre las que se asientan las funciones de los Ejércitos en nuestra sociedad, haciendo primar el respeto absoluto a la soberanía popular. Hemos desarrollado todo esto más ampliamente en nuestra serie de artículos "Por la senda del Pacifismo".

2.- Delito de enaltecimiento. Nos referimos en este ámbito a la promulgación (o ampliación/modificación, en su caso) de leyes y normativas que recojan expresamente como delito muy grave la exaltación de cualquier tipo o forma de fascismo político, incluido el franquismo. Todavía en la actualidad, la ausencia de un marco legal de amplia referencia posibilita que anide y se mantenga una base de franquismo sociológico que legitima la dictadura militar, y difunde las proclamas franquistas y su modelo de sociedad. La superación del franquismo requiere una condena moral sin fisuras por parte de toda la sociedad, y para ello no pueden existir resquicios legales que puedan albergar nuevas semillas franquistas. Evidentemente, en virtud de la existencia de este delito de enaltecimiento del franquismo, quedarían inmediatamente ilegalizadas todo tipo de organizaciones y fundaciones de carácter franquista, como la Fundación Nacional Francisco Franco, que aún hoy día exalta la "vida y obra" del dictador más sanguinario del siglo XX, así como su terrorífico legado.

3.- Ámbito Educativo. La Educación Pública, además de ser laica, gratuita y universal, ha de poseer la calidad suficiente como para contar la historia sin paños calientes. A los escolares de las últimas generaciones se les ha ocultado/ignorado/deformado la realidad perversa del franquismo, que trajo a nuestro país casi cuatro décadas de involución en todos los órdenes. El franquismo debe estudiarse en la escuela pública escrupulosamente, porque ésta también es una vía para que esos escolares, cuando sean adultos, sean capaces de condenar sin fisuras toda forma de fascismo. Nuestros escolares deben conocer la realidad del franquismo en todas sus dimensiones: el Golpe de Estado contra la legitimidad republicana, la Guerra Civil con apoyo del fascismo europeo para los golpistas, la represión sin límites, las torturas, las desapariciones forzadas, los exilios, el exterminio ideológico, el trabajo esclavo, el robo de bebés, la ocultación de la memoria democrática, etc. Así mismo debe desmitificarse el período conocido como la Transición, difundida por la derecha como "modélica", cuando en realidad fue un pacto (con vigilancia y tutela norteamericana y ruido de sables) mediante el cual se nos imponía o Monarquía Parlamentaria o vuelta a la dictadura. Las elecciones de 1977 se nos vendieron como las primeras "libres" desde la Guerra Civil, pero no fue así, ya que los partidos republicanos quedaron ilegalizados. La Transición, por tanto, dio continuidad, de forma encubierta, al franquismo. En primer lugar, porque no hubo una ruptura democrática con el régimen anterior, y en segundo lugar, porque los poderes fácticos que gobernaron durante la dictadura continuaron (y aún continúan) en el poder.

4.- La Iglesia Católica. La secta más poderosa, antigua y ultraconservadora, la Iglesia Católica, fue uno de los pilares del régimen franquista. De hecho, la Iglesia Católica proporcionó y dio soporte y cobertura al núcleo de la ideología legitimadora del golpe militar y de la posterior dictadura que secuestró la soberanía popular por la fuerza de las armas. Aún hoy, muchos jerarcas de la Iglesia continúan defendiendo los postulados que sostenían en aquélla época, tales como la discriminación de la mujer (atacando los avances feministas), o la guerra contra la homosexualidad. La Iglesia Católica bendijo la "Cruzada" franquista, llevó bajo palio al dictador y le concedió su caudillaje "por la Gracia de Dios". A cambio, Franco consagró y empoderó a la Iglesia en aquélla podrida y temerosa sociedad. Es lógico por tanto que la superación del franquismo tenga que venir asociada al fortalecimiento real de un Estado Laico, denunciando los Acuerdos con la Santa Sede, prohibiendo toda simbología religiosa en los actos y edificios públicos, eliminando todos los privilegios que la Iglesia ostenta en nuestro país (fiscalidad, patrimonio, subvenciones...), y sobre todo, arrebatándole el control que la Iglesia posee en el ámbito educativo, expresado en los centros concertados de ideología religiosa, e incluso en los centros públicos a través de la asignatura de religión.

5.- Abolición de la Monarquía y restauración republicana. Por último, pero no menos importante, no superaremos el franquismo mientras mantengamos como Jefe de Estado a un Rey a quien nadie ha votado, y cuya legitimidad procede del franquismo, a través de la figura de Juan Carlos I. La actual Monarquía fue restaurada por el dictador, sin consulta popular que la refrendara. Pedro A. García Bilbao lo ha expresado en los siguientes términos: "No debe olvidarse que la Ley Fundamental, también llamada Constitución Española de 1978, desarrolla un modelo nacido para blindar la monarquía y la relación de fuerzas del final de la dictadura, cuando forma de Estado, unidad de la patria, papel del ejército, relaciones con la Iglesia y legalidad franquista quedaron fuera del debate constitucional y aceptadas sin más". La Monarquía es la pieza base de la pirámide, aquélla que engarza todas las demás, el pegamento que hace que encajen todos los demás elementos del régimen del 78. No sin razón nos dejó dicho el dictador que todo quedaba "atado y bien atado". Es imprescindible poner en cuestión esta figura anacrónica y antidemocrática de la Monarquía, y abrir un Proceso Constituyente que nos conduzca a una nueva Constitución, la Carta Magna que nos defina y consagre como una República Federal, Laica, Solidaria, Participativa y Democrática. Esa nueva Constitución de la Tercera República tiene mucho que beber de la Constitución de 1931, una de las más avanzadas de su época, que conquistaba grandes espacios de poder para las mujeres y la clase trabajadora, que declaraba nuestro país como pacifista, y que supuso grandes avances en igualdad, soberanía y justicia social.

En fin, entendemos que atacando a los cinco ámbitos antes referidos, podremos definitivamente enterrar el franquismo en nuestro país, superando aquélla terrible etapa de nuestra reciente historia, cerrando definitivamente las heridas, enterrando todos nuestros fantasmas, conociendo la verdad de lo que ocurrió, haciendo justicia con los responsables y con las víctimas, y creando todo el entorno sociológico y normativo donde simplemente no quepa exaltación alguna al fascismo "a la española", es decir, al franquismo. Para ello es imprescindible formar a nuestras nuevas generaciones y a las venideras en los horrores que todo aquéllo supuso, y extinguir las posibles amenazas internas que aún pudiéramos soportar. Como estamos pudiendo comprobar, son muchas las decisiones que hay que tomar todavía en relación a la superación del franquismo en nuestro país, pero el Gobierno, de momento, sólo toma una. Se lo toma con tranquilidad, y aún hemos de soportar que los partidos políticos de la derecha afirmen que "no es urgente". No sólo es urgente, sino que llevamos más de 40 años de retraso. Pero la exhumación del dictador sólo es una medida de entre las muchas que hemos de tomar. No disfrutaremos de una democracia completa hasta no superar totalmente el franquismo, hasta no acabar con todos sus vestigios, hasta no apagar su alargada sombra, y ello requiere aún mucho trabajo social y político. Como dejara dicho Milan Kundera: "La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido".

Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.es

viernes, 6 de julio de 2018

Ultraje a la democracia. El Valle de los Caídos tiene que reflejar la memoria de todas las víctimas de la guerra civil.

La declaración del presidente del Gobierno (“El traslado de los restos de Franco queremos que sea inmediato”) obliga a plantearse una solución de mucho mayor alcance. Sobre todo, conociendo sus orígenes y su dimensión actual.

Cuando aún alguien duda de cuál debe ser el destino de ese monumento al criminal de guerra y genocida general Franco, es necesario, una vez más, tener presente cuáles fueron las consecuencias del golpe militar de 1936.
Una política de terror que se implantó a través de la aplicación brutal de bandos de guerra, asesinatos impunes, bombardeos sobre la población civil, desapariciones forzadas, sentencias radicalmente injustas de muerte o prisión, cárcel, campos de concentración, trabajos forzados, multas arbitrarias, incautación de bienes, torturas, exilio, persecución laboral y profesional y tantas consecuencias lesivas para los derechos humanos de los vencidos y los demócratas.

Ante esta enorme tragedia, el dictador, derrotada la República, ya decidió construir un gran monumento en su memoria —con “la grandeza de los monumentos antiguos”— y en la de los vencedores que habían fallecido durante la guerra. Pese a ello, los Gobiernos del PSOE y del PP han consentido la continuidad de ese infame monumento. Y la ley, llamada de la Memoria Histórica, de 2007, se limitó a prohibir en su sede “actos… exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo”.

Pero veamos cuáles son sus orígenes.
El general Franco, por decreto del 1-4-1940, dispone la elección de “un lugar retirado donde se levante el templo grandioso de nuestros muertos que, por los siglos, se ruegue por los que cayeron en el camino de Dios y de la Patria”. Y continuaba, “lugar perenne de peregrinación, en que lo grandioso de la naturaleza ponga un digno marco al campo en que reposan los héroes y mártires de la Cruzada”. Espacio, el de Cuelgamuros, para “perpetuar la memoria de los que cayeron en nuestra Gloriosa Cruzada”. ¿Cómo han podido olvidar nuestros Gobiernos democráticos esta terrible, por absolutamente sectaria e injusta, decisión?

A continuación, constan diversas disposiciones, como el decreto del 31-12-1941, en el que se hace referencia al “monumento a los que cayeron en nuestra Gloriosa Cruzada”. Y, muy especialmente, el decreto ley del 23-8-1957, en el que, concluidas las obras, se crea la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, con la colaboración activa de la Orden Benedictina, en el que reitera la “erección de un magno monumento destinado a perpetuar la memoria de los Caídos de la Cruzada de Liberación, para honra de los que dieron su vida por Dios y por la Patria”. Y, en su preámbulo, se reitera la “fe religiosa de nuestro pueblo”, “el sentido profundamente católico de la Cruzada”, “el signo social del nuevo Estado nacido de la Victoria” y, por todo ello, “la Cruz grandiosa que inspira el Monumento imprime a esta realización un carácter profundamente cristiano”. Pero lo que ya resultaba, desde hace mucho tiempo, absolutamente inaceptable para toda la sociedad española y, desde luego, para los Gobiernos de la democracia, es acatar pasivamente el siguiente texto de dicho decreto: “Los lustros de paz que han seguido a la victoria han visto el desarrollo de una política guiada por el más elevado sentido de la unidad y hermandad entre los españoles”. Lo que, como ya está completamente acreditado, es radicalmente falso. Era evidente, frente a lo que decía el decreto ley, que no estábamos en “los mejores tiempos españoles”.

Y aún rigen acuerdos, como el Convenio de la Citada Fundación con la abadía de Silos, del 29-5-1958, firmado por Carrero Blanco, en el que se dispone que: “El primero de abril, día en que terminó nuestra Cruzada… cantar una Misa solemne de acción de gracias y un Te Deum” o “celebrar una Misa solemne… el día primero de octubre por su Excelencia el Jefe del Estado”. Y, finalmente, el dictador, el 15-1-1959, aprueba el reglamento que desarrolla la disposición de 1957, que comienza así: “La finalidad de la Santa Cruz del Valle de los Caídos es la de rogar a Dios por las almas de los muertos en la Cruzada nacional…”.

El actual Gobierno de un Estado democrático, laico y moderno, no puede consentir que continúen vigentes una institución y unas normas dictadas por un Estado totalitario y confesional, que pueden resumirse en el decreto ley de 1957. Es inexcusable reconvertir dicha institución, secularizarla y que refleje, con plena objetividad, la memoria de todas las víctimas de la Guerra Civil.

Carlos Jiménez Villarejo es miembro de Federalistes d‘Esquerres.

https://elpais.com/elpais/2018/06/29/opinion/1530299124_341877.html

sábado, 3 de junio de 2017

Pablo de Greiff, recuerda que el Estado debe atender “de forma urgente” las reclamaciones de las víctimas de la Guerra Civil y del régimen franquista. La ONU respalda la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos.

Cuarto Poder

“No puede justificarse hoy la falta de acción en este ámbito en un Estado de derecho”, ha subrayado Greiff tras pedir al Gobierno español que de cuenta de las medidas adoptadas para dar cumplimiento al informe presentado en 2014


El experto en Justicia Transicional de la ONU, el colombiano Pablo Greiff, ha recordado a España que el Estado debe atender “de forma urgente” los reclamos de las víctimas de la Guerra Civil (1936-1939) y del posterior régimen franquista. “El Estado tiene una obligación de atender los derechos de las víctimas y sus familiares y poner fin al sufrimiento de miles de ellas quienes aún hoy (…) siguen sin saber dónde se encuentran los restos de sus seres queridos”, recalcó ayer Greiff en un comunicado.

Las declaraciones del relator especial de la ONU se producen tras la aprobación el pasado 10 de mayo por el Congreso de los Diputados de España de una proposición no de ley (no vinculante) que pide al Gobierno que impulse la aplicación de Ley de Memoria Histórica (2007) para resarcir a las víctimas del franquismo.

También aboga por que se proceda a exhumar los restos del dictador Francisco Franco y a trasladarlos fuera del monumento del Valle de los Caídos, cerca de Madrid. El relator especial de la ONU indicó que la proposición no de ley hace referencia a varias de las recomendaciones pendientes que le había presentado al Gobierno de España en su informe de 2014.

“Las exhumaciones y la identificación de los restos son medidas urgentes necesarias para el esclarecimiento de los hechos y actos importantes que contribuyen a la reparación de las víctimas y sus familiares”, explicó el experto.

Para Greiff, el Valle de los Caídos, por ejemplo, “sigue simbolizado la asimetría de antaño en la memoria colectiva de la guerra y las víctimas, y la más reciente falta de acción del Estado en favor de una memoria más objetiva e incluyente”, censuró.

El experto en derechos humanos señaló que, en su estado actual, el Valle de los Caídos “no proporciona ningún tipo de información para explicar la simbología franquista y fascista”, ni se explica quién fue José Antonio Primo de Rivera, “ni por qué Franco fue inhumado ahí sin ser víctima de la Guerra Civil”, sostuvo.

“Tampoco se explica que el Valle de los Caídos fue construido con el trabajo forzoso de miles de presos políticos bajo condiciones inhumanas, sobre los cuerpos de las casi 34.000 personas que ahí están inhumadas, ni que muchos restos fueron trasladados allí sin consentimiento o conocimiento de sus familiares”, expresó.

Greiff también recordó que la nulidad de las sentencias -incluyendo sentencias de muerte- adoptadas en violación de los principios fundamentales del derecho y del debido proceso durante la Guerra Civil y el franquismo (1939-1975) es otra de las medidas de reparación “pendientes y urgentes”.

“No puede justificarse hoy la falta de acción en este ámbito en un Estado de derecho,” resaltó el experto, quien pidió al Gobierno español que informe sobre las medidas tomadas para dar cumplimiento a las recomendaciones del informe presentado en 2014.

Fuente:
https://www.cuartopoder.es/espana/2017/05/20/la-onu-respalda-la-exhumacion-de-los-restos-de-franco-del-valle-de-los-caidos/

jueves, 6 de abril de 2017

Gibson: “He llorado por España. Me duele que no esté en paz consigo misma”. El hispanista recoge en 'Aventuras ibéricas' seis décadas de trabajo de campo sobre los españoles.

Desembarcó en España con 18 años, hace casi 60. Tiene la nacionalidad desde 1984: es, probablemente, lo más castizo que hay en su barrio, Lavapiés (Madrid) y hace una tortilla “bastante buena”, pero Ian Gibson asegura que no ha perdido la distancia necesaria para ejercer su oficio de hispanista, esto es, una especie de perito de lo español. “Yo soy dublinés. Aquí no soy uno más, aunque sí me siento como en casa", aclara. Presenta Aventuras ibéricas (Ediciones B), un largo paseo de 412 páginas en el que recorre libros, lugares y personajes para resumir esas seis décadas de peritaje.

Al principio, antes de enamorarse de la historia y la obra del "desaparecido más famoso del mundo", el poeta Federico García-Lorca, fueron los pájaros. Lo confiesa en el libro. “Mi pasión era la ornitología y sobre todo, los ánsares o gansos salvajes. Me fascinaban. Cuando me enteré por un conocido naturalista, Michael Rowan, de que casi 100.000 invernaban en el Coto de Doñana apenas me lo podía creer”. La posibilidad de verlos hizo que entre Italia y España eligiera lo segundo. Entonces, explica, “no sabía nada de la Guerra Civil, ni de la dictadura, ni de la censura, era una oveja irlandesa descarriada”, así que lo más que le sorprendió en su primera impresión del país en el que ha terminado pasando la mayor parte de su vida, fue “el miedo”. Era una España de uniforme: el luto de las viudas -Gibson vivía entonces en casa de una que jamás se atrevió a contarle qué le había ocurrido a su marido- y el gris de los hombres que corrían detrás de otros: "Eran muy altos y fuertes. Antes de ver a los grises nunca había tenido miedo a la policía", recuerda.

Con 26 años se instaló definitivamente en España con su familia y el propósito de hacer una tesis doctoral sobre las raíces juveniles y populares de la obra de Lorca que se convirtió "en una investigación casi detectivesca sobre su asesinato”. En el libro revela que cometió "pequeños delitos" para obtener información. "Robé algunos documentos, nada importante. Quise robar otro y al final no me atreví, y me hice unas tarjetas de visita falsas". Siguiendo el rastro del poeta, Gibson se presentó en una comandancia militar como Michel Groyane, "catedrático de Botánica de la Universidad de Grenoble" para hacerse con unos mapas de la localidad granadina de Víznar. Y fue así como España le "atrapó".

Pregunta. De todos los nativos a los que ha entrevistado en estos 60 años, ¿cuál le ha impresionado más? ¿Quién le ayudó a entender mejor este país?

Respuesta. El encuentro con Salvador Dalí fue fascinante. Me recibió vestido de seda blanca y con una barretina roja. Tenía párkinson y le salían tubos por todos los orificios de la cara. Me habló en una mezcla de catalán y francés de su relación con Federico [García Lorca]… Fue uno de los momentos cumbre de mi vida. También Santiago Carrillo, y Gil Robles…

P. En el libro recuerda a algunos de sus predecesores, como el británico Richard Ford, autor de la que usted considera "la mejor guía de España”. Decía Ford que el principal problema de los españoles es que, salvo alguna excepción, llevaban siglos “malgobernados por corruptos”. Lo escribió en 1845. ¿Cuál cree usted que es el principal problema hoy?
R. España tiene muchos problemas. Uno es de identidad. No promociona esa mezcla maravillosa de razas, culturas, lenguas… ¿por qué no se enseña a los niños unos rudimentos básicos de árabe? Luego, la gente se queja de que los líderes se forran y se van. Piensan que si tienes un puesto hay que aprovecharlo, como decía Ford. Hay constantes, como esa, que se repiten. En la Segunda República todo empieza a florecer, pero la izquierda está dividida y la derecha unida. Queremos una democracia sólida pero todo es demasiado provisional. Ahora, Rajoy tiene la espada de Damocles de las elecciones mientras en el PSOE no saben qué va a ser, si Susana Díaz o Pedro Sánchez… Lo que está pasando me recuerda a la segunda república, a Largo Caballero e Indalecio Prieto. Si a Prieto le hubiesen dejado ser jefe de gobierno en 1936 no creo que hubiese pasado lo que pasó porque él no hubiera mandado a Franco a Canarias, lo habría tenido cerca para controlarlo. Pero los de Largo Caballero no le dejaron. En fin, el libro es una llamada a la sensatez. España tiene todos los ingredientes para ser un gran país si resuelve todos los problemas pendientes, si deja de tejer y destejer, como decía Larra. Si hay una verdadera cámara territorial en la que se utilicen todos los idiomas. Es importante que los otros españoles sepan algo de catalán. Sueño con la República Federal Ibérica.

P. ¿Le duele España?
R. Sí. Claro que he llorado por España. Me da pena ver sus posibilidades y me duele profundamente que este país no esté en paz consigo mismo, me produce rabia y dolor el tema de la guerra.

P. El periodista estadounidense David Rieff acaba de publicar Elogio del olvido, un libro en el que rechaza que la memoria histórica sea "un deber moral" y alerta “del peso del rencor y de la venganza". ¿España debe olvidar?
R. ¿Qué se gana olvidando? Se puede olvidar cuando se sabe toda la verdad. Ya se puede afrontar porque estamos a muchos años del 36. La Guerra Civil debería estudiarse en todas las escuelas y los muertos deben salir de las cunetas. La derecha de este país tiene que reconocer que aquí hubo un holocausto y no oponerse a las exhumaciones. El PP se ha comportado de una manera vil con este tema. Ellos [el bando nacional y sus descendientes] exhumaron a los suyos y no darles un entierro digno a los demás cae en el ámbito del pecado. Lorca simboliza todo eso. Alguno ha dicho que quiero hacerme una foto con su calavera cuando la realidad es que no sería capaz de ver sus restos, me daría un infarto. Lo que quiero es saber dónde está y qué hicieron. Seguiré queriendo saber hasta que me muera.

P. ¿Cuál es su lugar favorito en este país que ha recorrido de arriba a abajo?
R. Dos. Granada y el Cabo de Creus en L'Empordà, epicentro del mundo de Dalí, donde he pasado horas de intensa felicidad investigando. El territorio lorquiano y el daliniano en toda su diversidad. Ahí me muevo como pez en el agua.

P. ¿Y a qué lugar no volverá jamás?
R. Al Valle de los Caídos. Es el sitio más siniestro que conozco. Jamás he visitado algo tan tétrico. Ver al que probablemente sea el mayor asesino español de todos los tiempos bajo esa descomunal cruz me parece terrible. No pienso volver a poner los pies ahí hasta que saquen a Franco, el único español frío que ha existido, el que firmaba penas de muerte tomándose un café.

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/03/23/actualidad/1490227728_499409.html?rel=lom