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domingo, 27 de octubre de 2024

Lourdes Reyzábal: “No hay nada más racista que querer a los migrantes para cambiar pañales y no de vecinos”

Lourdes  Reyzábal, fundadora y presidenta de la Fundación Raíces.


La psicóloga preside la Fundación Raíces que ayuda y forma a menores migrantes no acompañados desde hace 25 años: “En casa, estos niños son de los nuestros”, afirma

A las doce del mediodía, la trastienda del restaurante Ovillo de Madrid bulle de actividad. En sus instalaciones, cedidas por el cocinero Javier Muñoz-Calero, practican los alumnos de la escuela Cocina Conciencia, uno de los proyectos de la Fundación Raíces, para ayudar y formar a adolescentes migrantes. En una de las cocinas, un grupo de chicos africanos prepara las primeras tortillas de patata de su vida y, cuando nos sentamos a charlar en el despacho de Lourdes Reyzábal, Seku, un chaval llegado a Canarias en patera desde Guinea-Conakry, nos ofrece y nos sirve su primer café como alumno de las clases de camarero. Le brillan los ojos como faros. 

Hablamos justo el día que EL PAÍS publica una encuesta que revela que el 57% de españoles cree que hay demasiados inmigrantes y el 75% los asocia con conceptos negativos.

¿Qué siente al oír a alguien decir ‘menas’ en tono peyorativo?

Me da vergüenza. Es la excusa perfecta para despersonalizar, clasificar y criminalizar a los niños y niñas migrantes que llegan solos, los más desprotegidos de nuestra sociedad. Así, podemos saltarnos el Estado de Derecho, que ha firmado la Convención de los Derechos del Niño. Si no te crees lo que dice su pasaporte, les sometes a pruebas de determinación de la edad, les niegas la condición de infancia, los dejas en la calle solos, sin formación, sin trabajo, sin compañía, sin recursos, les estás abocando a la criminalidad. La mayor red de criminalización no es la de quienes les obligan a pagar por subirse a una patera, sino la de quienes, desde el Estado, los criminaliza dejándolos en la calle.

¿Por qué tanta gente los teme?

La sociedad grita lo que la política calla. Los políticos, todos, nos han hecho creer que son una amenaza contra nuestra integridad y seguridad. La ultraderecha abandera los discursos de odio y el relato más grosero sobre las personas migrantes. Pero la izquierda lleva haciendo políticas de extranjería hipócritas durante, al menos, los 25 años que llevo en esto.

¿Les dejamos entrar a todos?

La política migratoria ideal sería respetar los Derechos Humanos y la Convención de los Derechos del Niño. Y todavía no ha habido un Gobierno que la haya respetado. Ahora mismo, en Canarias, muchos de los niños que llegan vienen de Mali, un país en guerra, igual que Ucrania. Lo que ocurre es que ellos son negros y los niños ucranios son rubios y de ojos azules.

¿España es racista?

Creo que sobre todo el racismo está ligado a la clase social, pero sí. Necesitamos que vengan migrantes para utilizarlos porque hay que llenar la España vaciada, porque hay que cuidar de nuestros ancianos y nuestros bebés. No hay nada más racista que quererlos para cambiar pañales, pero no de vecinos, compartiendo las plazas y los centros de salud con ellos. Necesitamos a esos chicos altos, negros, fuertes, para hacer lo que nosotros no queremos hacer, pero no queremos que se enamoren de nuestras hijas. Hay quien les encomiendan crianza de sus bebés, lo que más quieren, pero luego piden que endurezca la ley de extranjería y dicen barbaridades xenófobas en WhatsApp y en cenas de amigos. Eso es racismo. Me rebela.

¿Eso le ha costado amistades o relaciones familiares?

Me he tenido que salir de muchos chats. Me genera muchísima impotencia y frustración ver cómo calan mensajes falsos y absolutamente racistas. Falta información real.

¿Desde cuándo tiene esa conciencia social?

Mi madre dice que de siempre. He crecido con la conciencia del cristianismo. Pero ha habido acontecimientos en mi vida que me hicieron plantearme muchas cosas. Mi padre murió cuando yo tenía 10 años, estando conmigo, de un infarto fulminante, a los 43 años. Mi abuelo se quedó huérfano muy joven y se vino de su pueblo, en Burgos, a Madrid, se buscó la vida e hizo fortuna, pero, también, porque le ayudaron. Conocí a Enrique de Castro, el cura de Vallecas, y me conmovió su labor con los más necesitados. Entonces, ese saber que la vida es ahora, y el haber nacido en un entorno privilegiado me ha hecho sentirme en deuda con la sociedad desde chiquitina e intentar aportar lo que tengo, lo que puedo y lo que soy.

¿Sigue teniendo fe religiosa, viendo lo que ha visto?

La fe más profunda que tengo no es religiosa, probablemente estoy alejada de la Iglesia Católica, pero sí tengo un sentimiento muy arraigado de un compromiso social, de solidaridad, de creer en la capacidad del ser humano de salir adelante. Y eso depende mucho de la resiliencia de cada uno, pero también de las oportunidades que el resto de la sociedad brindemos a esas personas.
 
Lourdes Reyzábal con cuatro de los alumnos de la escuela Cocina Conciencia, que posan con las tortillas que acaban de aprender a hacer en el restaurante Ovillo, en Madrid.
Lourdes Reyzábal con cuatro de los alumnos de la escuela Cocina Conciencia, que posan con las tortillas que acaban de aprender a hacer en el restaurante Ovillo, en Madrid. Bernardo Pérez

Su marido, Nacho de la Mata, fue el abogado que consiguió parar la repatriación de niños. ¿Él también influyó en su vocación solidaria?

Fue el hombre de mi vida, lo tengo clarísimo. Él trabajaba en un despacho de abogados importante. Nos conocimos en un viaje a Lourdes para ayudar a los enfermos. Luego, yo me fui a la India y la madre Teresa de Calcuta quiso que me quedara con ella, pero yo ya estaba locamente enamorada de Nacho, y volví a España. Nos casamos y, en la luna de miel se sintió mal. A la vuelta nos enfrentamos a un diagnóstico fatal, un tumor cerebral por el que le daban cinco años de vida. Recuerdo lo que nos dijo Enrique de Castro en nuestra boda: que el matrimonio era compartir la desnudez de nuestros cuerpos y nuestras almas. Decidimos seguir viviendo la vida que queríamos hacer porque era lo que nos salía del corazón. Y nos fuimos a vivir a Vallecas y acoger a chavales de la calle. Conviviendo con ellos, me quedé embarazada de mi primera hija. Y, así, nacieron las otras dos, siempre con niños migrantes en casa. Cuando me dicen que le meta en mi casa, puedo decir que ya los he metido.

Su marido murió, finalmente, en 2012, ¿cómo se sobrepuso a ese dolor?

Me quedé viuda, con tres hijas, con la misma edad que mi madre. Yo había tenido ese ejemplo y ese aprendizaje. Si mi madre lo había hecho, yo también podría. Y, fíjate, yo creo que para mí una de las piezas clave para que yo saliera adelante, para que mis hijas salieran adelante y para que Nacho llevara la enfermedad como la llevó ha sido vivir con estos niños. Porque ellos también sufren, a ellos se les han muerto los padres, han visto cómo los asesinaban, Un niño de 15 años que ha tardado dos años en atravesar el desierto. Si salen adelante ellos, cómo no vamos a salir nosotros.

¿Nos quejamos de vicio?

Sí, pero matizando. Cada cual se queja de lo que le duele, de lo suyo. El problema es que, a veces, no salimos de nosotros mismos, y lo nuestro es solo lo que te pasa a ti. Entonces, yo he convertido lo que les pasa a estos niños en lo mío. En mi familia, los niños migrantes son de los nuestros. Mis hijas se han tenido que ir de fiestas de amigos suyos por cómo se hablaba de estos niños. Ellas también se quejan de lo suyo, lo que pasa es que lo suyo es más amplio. Hay que salir a la calle, hay que mirar a los ojos.

¿Qué es el lujo para usted que los podría tener todos?

Tengo muchos tics de niña pija. Poner la mesa bonita, por ejemplo. Me gustan las cosas bonitas. Para mí, el lujo es tener tiempo para el encuentro humano. Y viajar.

Ahora me dice que ese bronceado suyo es de sus vacaciones en Maldivas para desconectar.

No, prefiero irme a Santo Tomás, o a Puerto Príncipe, que he ido hace poco. Ahora me muero por ir a Marrakech, que no he estado nunca.

Yo fui y vine enferma de ver tanta desigualdad.

Yo también vengo enferma cuando viajo según dónde, pero también vengo enferma de ver la Cañada Real, aquí, en Madrid.

¿Y cómo se cura ese dolor? ¿Cuándo dice basta?

Me cuesta desconectar. Atendemos a 550 adolescentes distintos cada año. Hago yoga, medito, pero la forma que tengo de curarme, desde hace 25 años, es sentir que estoy en el lado correcto, al lado de la gente. Mucha gente me dice que cómo yo, perteneciendo a la familia que pertenezco, no voto a la derecha. La gente vota pensando en sus intereses económicos, pero yo he decidido intentar pelear por el bien común, y, si tengo que elegir bien común, es intentar beneficiar al que peor lo está pasando.

Hay quien considera eso ‘buenismo’ o superioridad moral.

No soy mejor que nadie. Simplemente, he tenido la suerte y el privilegio de poder conocer de verdad esta realidad. Y lo que creo es que hay mucha ignorancia y un abismo entre la realidad y los discursos que se traga la sociedad, porque interesa que se los trague.

Más allá de sus bienes, ¿qué legado le gustaría dejar a sus hijas?

[se emociona] Fíjate, eso es lo que más me cuesta pensar y más tengo que trabajarme. Cuando pierdes a tu padre tan pequeña, lo sé porque lo viví, te fusionas de tal forma a tu madre que mis hijas y yo somos una piña brutal. Mis tres hijas han nacido viviendo un menor extranjero no acompañado en casa, tuvieron hermanos que no eran de sangre, pero eran hermanos. Ese amor y esos valores los tienen súperinculcados y es lo mejor que les puedo dejar. Pero no quiero dejarlas, todavía.

LAS RAÍCES DE REYZÁBAL
Lourdes Reyzábal (Madrid, 51 años) es la tercera generación de una acaudalada y numerosa saga iniciada por el esfuerzo y el trabajo de su abuelo, Julián, un campesino emigrado a Madrid desde Caleruega (Burgos), que hizo fortuna en el Madrid de la posguerra y que llegó a poseer la legendaria torre Windsor, en pleno centro financiero de la capital, desaparecida pasto de las llamas en un incendio declarado en 2005. Lourdes, marcada por la prematura muerte de su padre, primero; el encuentro con el cura Enrique de Castro, después; y su matrimonio con el abogado y activista humanitario Nacho de la Mata, fallecido en 2012, decidió dedicar su vida a "devolverle a la sociedad" parte de su privilegio. Psicóloga de formación, Reyzábal preside la Fundación Raíces, la ONG que fundó de muy joven junto a su madre y que, hoy, atiende cada año, ofreciéndoles ayuda y formación, a 550 adolescentes, la mayoría de ellos menores y jóvenes extranjeros que llegan a España como migrantes no acompañados.



domingo, 21 de abril de 2024

¿Por qué no se castiga a Israel y sí a Cuba?

Traducido del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus

Algunos creen y a otros les gusta proclamar que la política internacional se basa en valores y buenas intenciones. El trato que reciben Israel y Cuba destruye completamente esa creencia.

¿Dónde está la lógica? Cuba, un país que no hace daño a nadie y envía más médicos a todo el mundo que la Organización Mundial de la Salud, ha sido duramente sancionado durante más de 60 años.

En cambio, el Estado de apartheid de Israel está perpetrando un genocidio ante nuestros ojos y, sin embargo, no se le impone sanción económica ninguna. Al contrario, recibe miles de millones de dólares en ayuda y muchísimo armamento pesado para poder efectuar esas masacres.

¿Cuáles son las razones de este doble escándalo?

Castigar los ejemplos

A pesar de su carácter ilegal, el bloqueo económico, comercial y financiero de Cuba ha sido el eje central de la política estadounidense respecto a la isla desde la victoria de la revolución en 1959. Esta política es lo que Chomsky describe como «la obsesión histérica de Washington por aplastar a Cuba».


Hay varias razones para esta obsesión. A finales del siglo XIX Cuba se incorporó como neocolonia a Estados Unidos, que desde entonces controló partes importantes de la economía cubana y no quería perder ese control.

Pero, sobre todo, era inaceptable que un país situado a apenas 180 km de Estados Unidos tomara un rumbo progresista. Además, esto podría animar a otros países a seguir su ejemplo. Por tanto, había que cortar de raíz esta revolución.

Según un memorándum de 1960 del Ministerio de Relaciones Exteriores, «se debían utilizar inmediatamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba.» El objetivo era «reducir los salarios, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno».

Poco después la administración Eisenhower impuso un embargo que más tarde se convertiría en un bloqueo económico (además de presionar a terceros países para que cesaran sus relaciones económicas con Cuba). El primer objetivo de las sanciones económicas era acabar con la revolución y, si eso fracasaba, dañar al país todo lo posible para que el socialismo cubano no fuera un ejemplo para otros países.

Y ese ejemplo no solo se aplica a América Latina, sino también al propio Estados Unidos. Una cuarta parte de los ciudadanos estadounidenses afirma que él o un miembro de su familia pospone el tratamiento de una enfermedad grave debido al coste. Estudiar está reservado solo a los más pudientes o a los estudiantes dispuestos a endeudarse mucho.

En Cuba esas situaciones son impensables; allí, estar enfermo o estudiar no son un lujo. El poder adquisitivo es mucho menor que en Estados Unidos, pero la sanidad y la educación son gratuitas. Un negro residente en Estados Unidos muere de media seis años antes que un cubano (1) y la mortalidad infantil en Cuba es inferior a la del «país de la libertad».

Por ensayo y error, Cuba ha logrado construir un proyecto de sociedad diferente que no se centra en el beneficio, sino en el desarrollo social, intelectual y cultural de su pueblo. A pesar de las severas sanciones económicas, Cuba se sitúa en torno a la media de la OCDE, el club de los países ricos, en términos de esperanza de vida, mortalidad infantil, niveles de educación, etc.

Cuba alcanza esa elevada puntuación social con una renta per cápita ocho veces inferior a la de Estados Unidos. Si Cuba es capaz de lograr tanto con tan pocos recursos y a pesar del bloqueo, ¿de qué no sería capaz Estados Unidos?

Actualmente 30.000 trabajadores sanitarios cubanos llevan a cabo su labor en 66 países, entre ellos Italia. En los últimos 60 años los médicos cubanos han tratado a dos mil millones de personas en todo el mundo. Si Estados Unidos y Europa hicieran el mismo esfuerzo que Cuba, juntos enviarían a más de dos millones de médicos al mundo y la escasez de personal sanitario en el Sur se solucionaría de la noche a la mañana.

El bloqueo económico más largo y extenso de la historia

¿También por eso está Cuba tan en el punto de mira? De cualquier forma, el propio gobierno de Estados unidos declara que el bloqueo contra Cuba es «una de las sanciones más exhaustivas de Estados Unidos contra cualquier país». El objetivo es aislar económicamente la isla lo más posible del resto del mundo y perjudicarla así al máximo.

Con Trump ese aislamiento se intensificó hasta niveles sin precedentes con 243 nuevas y duras sanciones, y la inclusión de Cuba en la lista estadounidense de Estados patrocinadores del terrorismo (SSOT), que excluye a Cuba de las transacciones bancarias internacionales y dificulta cada vez más la compra de artículos de primera necesidad, como combustible, alimentos, medicinas y productos de higiene.

Biden ha mantenido bastante íntegras esas sanciones reforzadas, con consecuencias desastrosas. Como resultado ahora hay una escasez de alimentos, medicinas y energía. Durante la pandemia Estados Unidos incluso impidió que se suministraran respiradores a Cuba en un momento en que el país los necesitaba urgentemente, lo que provocó muchas muertes. Según la convención de la ONU (Artículo II, b y c), se puede calificar el bloqueo de genocidio.

El carácter extraterritorial del bloqueo hace imposible o arriesgado para las empresas o instituciones financieras europeas establecer relaciones económicas con Cuba. Se trata de una violación flagrante del Derecho Internacional y un ataque a la soberanía europea. Pero la Unión Europea se somete a esta esclavitud y se hace así cómplice del régimen de sanciones estadounidense.

En noviembre del año pasado la Asamblea General de la ONU condenó por abrumadora mayoría el bloqueo estadounidense contra Cuba por trigésimo año consecutivo. Votaron a favor 185 países, el único país que junto con Estados Unidos se negó a condenar el bloqueo fue … Israel.

Por ello es interesante examinar ese país y su relación con Estados Unidos.

Una de las campañas militares más destructivas de la historia Mientras Cuba lleva más de 60 años en el punto de mira de Estados Unidos y sufre el bloqueo económico más prolongado de la historia, el Estado judío puede permitirse casi cualquier cosa.

Según los expertos, la campaña militar en Gaza es «una de las más mortíferas y destructivas de la historia reciente». Se mata a civiles y se arrasan barrios enteros a una escala que se podría calificar de industrial y se hace con la ayuda de tecnología punta, incluida la inteligencia artificial.

En poco más de cuatro meses han muerto más niños en Gaza que en cuatro años de guerras en todo el mundo. Cifras similar se contabilizan respecto a la cantidad de periodistas asesinados.

Además de estos destructivos “bombardeos de saturación”, Israel está matando deliberadamente de hambre a la población civil palestina, según un alto experto de la ONU. Oficialmente, el objetivo es -eliminar a Hamás. Pero la ferocidad y la crueldad de la operación delatan que se trata de una excusa para hacer inhabitable la zona y deportar completamente a la población.

Sin la resistencia egipcia y la presión internacional la población de la franja de Gaza podría haber sido expulsada al desierto del Sinaí.

En enero la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya dictaminó que, en cualquier caso, existen pruebas suficientes para investigar a Israel por cargos de genocidio. Para Francesca Albanese, Relatora Especial de la ONU sobre los derechos humanos en los territorios ocupados, «se ha cruzado el umbral que indica la comisión del delito de genocidio».

Racismo y militarismo

Esta matanza masiva no es un exceso, sino el vástago y tal vez la culminación del antiguo sueño sionista de gobernar la región desde «el mar hasta el Jordán», como figura en los estatutos del partido de Netanyahu. Este sueño sionista solo puede realizarse sobre la base del racismo y el militarismo.



Con razón, Israel ha sido calificado como «el Estado más racista del mundo». La creación del Estado judío en 1948 vino acompañada de una matanza masiva y una limpieza étnica de aproximadamente la mitad de la población palestina. A partir de entonces, el Estado israelí se esforzó por tener el menor número posible de personas palestinas en el mayor territorio anexionado posible.

Con la Guerra de los Seis Días de 1967 Israel cuadruplicó su territorio y a partir de entonces comenzó la colonización activa de Cisjordania, donde la población palestina sufren humillaciones, vejaciones y privaciones. Miles de personas palestinas, incluidos niños, han sido secuestradas y recluidas durante años sin juicio en las cárceles de Israel.

Pero eso no es nada comparado con Gaza. Su población está sometida ahí a un bloqueo total desde 2007. La franja de Gaza se convirtió nada más ni nada menos que en un campo de concentración. No en vano Amnistía Internacional calificó a Israel de un Estado de apartheid.

Israel también es probablemente el Estado más militarista del mundo. Después de Qatar, Israel es el país que más gasta per cápita en producción bélica. La sociedad civil está completamente impregnada de soldados e instalaciones militares. Con el servicio militar completo para todos los hombres y mujeres, y el servicio de reserva para toda la población judía hasta que cumplen 40 años, las y los judíos israelíes alternan constantemente entre el papel de civil y el de soldado, y la línea divisoria entre ambos se va borrando.

La industria militar es una de las más avanzadas del mundo. Su éxito se basa en dos cosas. En primer lugar, en el servicio militar obligatorio,que selecciona a las mejores mentes científicas y tecnológicas para las unidades de investigación y desarrollo de defensa.

En segundo lugar, en la política de colonización y las guerras militares regulares contra Gaza. La población palestina es un campo de entrenamiento excelente para la industria de la seguridad. Se prueban con ella los últimos artilugios de seguridad o las técnicas de ataque más recientes. En otras palabras, es armamento ‘probado en combate’. Las guerras en Gaza son excelentes ‘ejercicios prácticos’ para las últimas armas y drones del complejo militar industrial israelí.

Israel cuenta en la actualidad con unas 600 empresas que exportan tecnologías y servicios de seguridad. Anualmente exportan armas por más de 12.000 millones de dólares (lo que equivale al 2,6% del PIB). El historial de esas entregas de armas hiela la sangre.

Israel vendió armas al gobierno sudafricano del apartheid en 1975 e incluso accedió a suministrar cabezas nucleares. Se suministró napalm y otras armas a El Salvador durante las guerras contra la insurgencia entre 1980-1992, que mataron a más de 75.000 civiles (de una población de 5 millones).

Durante el genocidio de Ruanda en el que murieron al menos 800.000 personas, se utilizaron balas, rifles y granadas israelíes. Y en septiembre de 2023 Israel entregó drones, cohetes y morteros a Azerbaiyán para su campaña para retomar Nagorno-Karabaj y desplazar a 100.000 armenios.

No es solo una cuestión de exportación de armas. Desde sus inicios Israel ha apoyado a toda una serie de regímenes de derecha y dictaduras militares. El ejército israelí puso su experiencia y conocimientos acumulados a disposición de los regímenes más brutales de la época: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela.

La participación más sangrienta se produjo en Guatemala. Israel participó entre bastidores en una de las campañas contrarrevolucionarias más violentas que ha vivido el hemisferio occidental desde la conquista. Más de 200.000 personas, en su mayoría indias, murieron en el proceso.

Durante la guerra civil en Siria Israel colaboró con combatientes yihadistas tanto de Al Qaeda como del EI. Entre otras cosas, podían contar con tratamiento médico en Israel.

¿Por qué amigos tan íntimos?

Basándose en todo ese desprestigio, cabría esperar que Estados Unidos y Occidente trataran a ese país como un Estado paria. Pero en realidad hace todo lo contrario. Desde su creación Israel ha sido el mayor receptor de ayuda exterior estadounidense. En total ha recibido unos 300.000 millones de dólares en ayuda económica y militar.

En 1989 Estados Unidos concedió a Israel el estatus de ‘principal aliado no perteneciente a la OTAN’, lo que le dio acceso a amplios sistemas de armamento. Israel fue el primer país en recibir aviones de combate F-35 de fabricación estadounidense, los más avanzados del mundo. Estados Unidos también ayudó a financiar y producir la Cúpula de Hierro, el sistema de defensa antimisiles de Israel.

En cualquier caso, el apoyo extremadamente generoso de Washington ha convertido a Israel en la potencia militar más fuerte de la región, sin duda alguna. Ni siquiera el genocidio y un crimen de guerra tras otro detienen la llegada de dinero. Por el contrario, tras la guerra contra Gaza la Casa Blanca aprobó un paquete de ayuda masiva por valor de 14,5 mil millones de dólares.

Si Estados Unidos ejerce algún tipo de presión política sobre Israel, por ejemplo para que permita más ayuda humanitaria, es solo por motivos puramente electorales de Biden y para salvar la cara en la medida de lo posible ante la opinión pública mundial.

Los lazos con Europa también son sólidos. Israel tiene un acuerdo de asociación económica con la Unión Europea, que también es su mayor socio comercial. La colaboración científica es intensa. “Horizonte Europa” es el principal programa de financiación de la Unión Europea para investigación e innovación en Israel, con un presupuesto de 95.500 millones de euros para un periodo de siete años.

Después de todo, Europa también es un importante suministrador de armas a Israel. Casi una cuarta parte de todas las armas importadas por el Estado judío proceden de Alemania e Italia. Tras la guerra de Suez de 1956 Francia proporcionó asistencia nuclear a Israel, lo que le permitió convertirse en una potencia nuclear.

Tras el asesinato de 224 trabajadores humanitarios, al menos 93 periodistas, más de 13.000 niños de y 8.400 mujeres, y la inanición de más de dos millones de civiles, sigue ausente algún tipo de señal de sanciones por parte de Europa. ¿Qué otras atrocidades tendrá que cometer Israel para que Europa tome medidas?

Mucho ruido y pocas nueces desde Europa. Siguen saliendo armas desde los puertos europeos hacia Israel y el Estado sionista puede participar en el festival Eurovisión sin problema alguno.

Se plantea entonces la cuestión de por qué Estados Unidos y Occidente continúan apoyando incondicionalmente un régimen terrorista. La razón principal no hay que buscarla muy lejos y tiene que ver con la ubicación altamente estratégica del Estado judío. Israel está situado en Oriente Medio, región donde se encuentra el 48% de las reservas de petróleo de y el 40% de las de gas.

Esta región también conecta Europa con Asia y es crucial para el comercio internacional. Alrededor del 30% de todos los contenedores marítimos del mundo pasan por el cercano Canal de Suez. La región también es crucial para las Nuevas Rutas de la Seda de China o su homólogo, el llamado corredor económico India-Medio Oriente Europa (IMEC).

Se puede considerar a Israel una base militar avanzada de Estados Unidos dotada de un socio muy fiable, que ayuda a mantener bajo control esta región tan estratégica. Recientemente, Robert F. Kennedy Jr., sobrino del Presidente John F. Kennedy, lo expresó con agudeza : «Israel […] es casi como tener un portaaviones en Oriente Medio».

Israel hace de policía de la región. Desde su creación Israel ha librado con éxito varias guerras contra los Estados árabes vecinos. El ejército israelí realiza regularmente incursiones o ataques contra países o grupos no afines a Occidente: Siria, Irak, Líbano e Irán.

En el pasado Washington podía confiar en otros tres aliados (Irán, Arabia Saudí y Turquía) para su agenda geopolítico en la región. Desde 1979 ha perdido el apoyo de Irán, y en los últimos años Arabia Saudí y también Turquía han seguido una trayectoria cada vez más independiente. Esto deja a Israel como el único e insustituible aliado que queda en esta región fundamental. Hay que recordar que Israel es también el único país que tiene armas nucleares en Oriente Medio. Eso explica por qué el Estado judío puede permitirse casi cualquier cosa y actuar con casi total impunidad.

Farsa

Si hemos de creer a los líderes occidentales, sus políticas se basan en valores y buenas intenciones. En sus propias palabras, Biden basa sus relaciones exteriores en «defender los derechos universales, respetar el estado de derecho y tratar a todos con dignidad». El Tratado de la Unión Europea afirma que la Unión se basa en valores como «el respeto de la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos».

A la luz de cómo tratan Estados Unidos y Europa a Israel y Cuba, esto es una farsa. El llamado ‘orden internacional basado en normas’ es una cortina de humo para ocultar la realidad: puros intereses económicos y geoestratégicos.

El primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, no se anda con rodeos: «La desgarradora tragedia que sigue ocurriendo en Gaza ha puesto de manifiesto la naturaleza egoísta del tan estimado y cacareado orden basado en normas».

El tratamiento tan diferente de Cuba e Israel ilustra la quiebra moral del orden occidental, un orden que cada vez se toma menos en serio en el Sur global. Las relaciones Norte-Sur se están inclinando, no sólo económicamente, sino también ideológicamente. Comienza una nueva era.

Fuentes:

Why does the US support Israel?

US sends Israel 100+ weapons shipments. Most Americans oppose it – but Biden ignores them

Nota: (1) Financial Times, 25 de febrero de 2021, p. 1.

Artículo original: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2024/04/05/waarom-israel-niet-en-cuba-wel-keihard-gestraft-wordt/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelión como fuente de la traducción.

viernes, 9 de febrero de 2024

Entrevista a Angela Davis «Palestina representa para esta generación lo que Sudáfrica representaba para las anteriores»

 Angela Davis

Fuentes: El Salto


La filósofa Angela Davis (Alabama, 26 de enero de 1944) conecta las experiencias de su militancia temprana a favor de Palestina con su ideal de que la situación desencadenada por Israel pueda suponer un punto de inflexión para detener la barbarie en todo el mundo.

Esta es la última de una serie de conversaciones que Frank Barat, periodista y coordinador del Tribunal Rusell sobre Palestina entre 2008 y 2014, ha estado promoviendo desde el 7 de octubre con personas expertas que aportan enfoques complementarios a lo que está sucediendo en Palestina e Israel, desde diversas disciplinas tales como la historia, el derecho, la educación o la filosofía. En su canal de youtube está disponible todo el material. Esta vez dialoga con Angela Davis, y como en otras ocasiones, la entrevista ha sido publicada en colaboración con Mondoweiss. El colectivo Viva Palestina Libre Subtítulos Contra la Ocupación ha estado colaborando estrechamente con Barat subtitulando las entrevistas al castellano y es quien se encarga de esta traducción. Todos los contenidos subtitulados por parte de este colectivo se pueden encontrar en el blog memoria presente. 

En este diálogo Angela Davis transita entre el pasado y el futuro, lo concreto y lo abstracto, la acción y la reflexión, así como entre la esperanza activa y el realismo crudo de los tiempos que están por venir. Guardemos las semillas que siembra Angela Davis y hagámoslas brotar acto seguido.

Cada vez que te oigo hablar, o te he oído hablar, cada vez que leo algo que has escrito, Palestina está presente, en tus discursos, en tus escritos. En los últimos tres meses hemos vivido algo que desearía que nadie tuviera que vivir o presenciar jamás. Prácticamente la aniquilación de un pueblo en directo en nuestras pantallas. Hace poco hablé con Noura Erakat, a quien también conoces muy bien, y hablamos sobre el hecho de que realmente sentíamos que estos últimos tres meses habían sido una especie de trauma colectivo de personas experimentando un genocidio en directo, como ya he mencionado. Y quería empezar preguntándote por Palestina en particular, preguntarte sobre tu propio viaje de comprensión en lo que respecta a Palestina. 

Quería preguntarte, ¿qué importancia tuvo tu visita a Palestina en 2011? 
En primer lugar, Frank, debo decirte que en realidad he estado reflexionando sobre mi propia trayectoria con respecto a la solidaridad con Palestina. Y he estado recordando cómo fue asistir a una universidad que se fundó el mismo año que el Estado de Israel, cómo fue realmente aprender a experimentar la solidaridad con el pueblo palestino de mis compañeras judías de la universidad de Brandeis, y pensando en las conversaciones, esa especie de conversaciones subterráneas que se producían en el campus cuando la administración siempre hacía hincapié en la importancia de que Brandeis apoyara al Estado de Israel. Así que he tenido un viaje muy largo que ha implicado que presas políticas palestinas me apoyaran cuando estaba en la cárcel, que implicó conocer a Arafat en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en 1973. Creo que fue en Alemania Oriental. Y me he dado cuenta de que el propio sentido de mí misma como ser político está muy vinculado a las formas en que he aprendido a experimentar y organizar la solidaridad con Palestina. Me parece que Palestina representa para esta generación lo que Sudáfrica representaba para las generaciones anteriores, y el sentido de que debe incorporarse en cada una de las agendas de los movimientos por la justicia social, especialmente ahora, dado este ataque genocida contra la población de Gaza. Por un lado, estoy muy triste, y sé que esto es una cuestión emocional, no sólo una cuestión política, para tantas personas de todo el mundo, pero al mismo tiempo me alegra ser testigo de una especie de muestra masiva de apoyo a la gente de Gaza y, según mi propia experiencia, ver cómo la gente se enfrenta al sionismo como nunca antes lo había hecho.

Así que mi visita a Palestina en 2011 fue realmente un punto de inflexión para mí. Había participado en iniciativas de solidaridad con Palestina desde mis días en la universidad, pero fue visitando Palestina y reconociendo que por mucho que creyera saber sobre la situación del apartheid en Sudáfrica, en realidad no era así, y me trajo recuerdos de cuando crecí en la ciudad más segregada de Estados Unidos. Me hizo reconocer que, en muchos aspectos, la situación que Israel ha creado para las personas palestinas era mucho peor que todo lo que yo había vivido. Así que las que fuimos en esa delegación, una delegación de mujeres de color y mujeres indígenas que eran activistas académicas, todas nos comprometimos firmemente a seguir haciendo el trabajo que estábamos haciendo, pero aún más a intentar ayudar a garantizar que la cuestión de Palestina se incorporara a las cuestiones de justicia social y a las agendas de justicia social, independientemente de cuál fuera el enfoque concreto. Durante demasiado tiempo estaban todas las cuestiones de justicia social, los movimientos contra el racismo, los movimientos por la igualdad de género, los movimientos contra la guerra en otras partes del mundo, y luego estaba Palestina como cuestión aparte. Así que nos comprometimos con nosotras mismas y con el mundo a intentar ayudar a romper ese aislamiento que había sido responsable de que tanta gente en todo el mundo, y especialmente aquí en Estados Unidos, simplemente no supiera lo que estaba ocurriendo en Palestina.

Es interesante oírte decir esto porque eso es exactamente lo que sentí durante mi primera visita en 2007. Por mucho que creía saber, cuando llegué allí realmente todo cambió radicalmente. Pensé que no había punto de retorno. Y recuerdo haber leído a Arundhati Roy que dijo: “una vez que lo ves, ya no puedes dejar de verlo”. Y así es exactamente como me sentí después de volver. En cierto modo, cambió radicalmente todo, la forma en que situé a Palestina en medio de otras luchas. También quería preguntarte por una persona, June Jordan. En 1982, escribió un largo poema en el que decía: “Nací siendo una mujer negra y ahora me convierto en palestina”. Me preguntaba cuánta influencia tuvo a la hora de inspirar a las personas afroamericanas —y a otras— a comprender realmente lo que era Palestina. Y me preguntaba si tú la conocías. Supongo que sí.

¿Sabes, Frank? June era una amiga muy cercana y fue una pionera con respecto a los esfuerzos para generar solidaridad con Palestina. Y ese poema al que te refieres, “Moviéndose hacia el hogar” [Moving towards home], es una expresión realmente poderosa de la necesidad de solidaridad, especialmente de la necesidad de los lazos de solidaridad que unen a las personas negras de los Estados Unidos con las palestinas. En la década de 1980, June viajó al Líbano tras la guerra allí. Entabló conversaciones con quienes seguían muy influidas por el sionismo. Adrienne Rich, por ejemplo, que era una poetisa muy conocida, tuvo un compromiso prolongado. Bueno, se hicieron amigas, pero al principio, June fue muy crítica con Adrienne por no reconocer el lugar de Palestina en nuestro imaginario. Y así, con el tiempo, Adrienne se convirtió en una representante muy poderosa de la necesidad de desafiar al Estado de Israel, de desafiar a los Estados Unidos por su alianza con Israel, por ser el aliado más poderoso que Israel puede reclamar.

Sí, podría hablar de June eternamente, y me encuentro en este período, y de hecho, desde las manifestaciones en 2014 que tuvieron lugar en Ferguson, cuando empezamos a ver una muestra visible de apoyo a Palestina entre las personas jóvenes negras, con las Defensoras de Sueños [Dream Defenders], etc.. Así que me encuentro deseando que June Jordan siguiera aquí porque ella es ciertamente responsable en muchos sentidos de este desarrollo de un sentimiento de parentesco político entre las comunidades negras en los Estados Unidos y las palestinas que luchan por su libertad. Y es un poema increíble. También hay un poema sobre la guerra del Líbano, y si una lo lee, parece una descripción de lo que está ocurriendo hoy en Gaza. La echo mucho de menos.

Creo que todas la echamos de menos, a ella y a sus escritos, sus poemas, su influencia… Es interesante que menciones que leyendo el poema de June sobre el Líbano sientes que es lo que está ocurriendo en Gaza ahora. Hace poco encontré un vídeo tuyo en el Tribunal Russell, creo que fue en 2014, en la última sesión de Bruselas, donde diste uno de los discursos de clausura. Y escuchando el discurso, podrías ponerlo hoy, cambiar algunas fechas, y es, de nuevo, exactamente lo que está pasando en Gaza ahora, quizás multiplicado por diez. Pero el proceso, el patrón, es en realidad exactamente el mismo. Lo que demuestra que, de nuevo, la historia no comenzó el 7 de octubre, como ya sabes. Por supuesto. Hay una dimensión del sionismo que se niega a reconocer la historia, que ha querido congelar la historia en un momento determinado. De modo que, incluso en 2024, cuando recordamos los acontecimientos del pasado otoño, vemos que el discurso del gobierno y el discurso del apoyo sionista al gobierno recrean la historia misma de la que nació el Estado de Israel. Y creo que eso nos lleva a ser críticas con el propio proceso de creación de un Estado, un Estado-nación, en base a prevenir ataques catastróficos contra los seres humanos y de ver ese Estado como la única respuesta posible a esas catástrofes. Reconociendo que el Estado se basa en el ejército, se basa en la violencia, se basa en la guerra. De modo que significa que la única forma de responder realmente es mediante la violencia. Espero que este periodo también nos inspire para tener diferentes formas de imaginar el futuro fuera del marco del Estado-nación, con su ejército y toda su policía y sus diversas formas de violencia.

Supongo que una perspectiva abolicionista es necesaria ahora más que nunca. 
Quería preguntarte también sobre algo de lo que hablas a menudo, el internacionalismo negro. Hace poco, estaba con una organización palestina con la que trabajo, y hablando de estrategia y demás, nos dimos cuenta de que gran parte del trabajo que hacen las organizaciones benéficas y las ONG que trabajan sobre Palestina es muy eurocéntrico o muy centrado en occidente. Intentamos presionar a los parlamentarios en Londres, en Estados Unidos pero cuando oyes la respuesta que Occidente está dando ahora mismo, te das cuenta… y cuando ves la respuesta del Sur Global, del mundo mayoritario, te das cuenta de que, en cierto modo, estamos equivocadas. Deberíamos construir alianzas muy sólidas con el Sur Global, con el mundo mayoritario, porque no podemos esperar que las personas que realmente mueven los hilos, que permiten a Israel hacer lo que hace, algún día, de nuevo, cedan sus privilegios y dejen de hacerlo. Así que me preguntaba si, en cierto modo, es eso lo que quieres decir con internacionalismo negro. Hablamos de esto con Susan Abulhawa, hace unos días también, de la necesidad de construir alianzas con el Sur Global, que es el mundo mayoritario.
Bueno, sí, eso es definitivamente importante, en particular las alianzas Sur-Sur. Creo que el problema al que te refieres es el hecho de que se ha asumido que todas las alianzas tienen que estar canalizadas a través del Norte Global. Y por tanto, se han impedido muchas conexiones muy productivas entre personas que viven en el Sur Global. Pero creo que… Tu pregunta me recuerda algo que W.E.B. Du Bois señaló hace muchas, muchas décadas, cuando habló sobre el mejor tipo de panafricanismo, la mejor manera de perseguir un tipo de panafricanismo, en el que mucha gente pensaba entonces sólo por el parentesco racial entre las personas negras en los Estados Unidos, por ejemplo, y las personas negras en África. Y Du Bois señaló que no era el parentesco racial lo que produciría el tipo de internacionalismo y el tipo de solidaridad que necesitábamos, sino reconocer que los esfuerzos antiimperialistas estaban en el centro mismo, o debían estar en el centro mismo, de esas alianzas. No alianzas basadas formalmente en alguna noción de raza, sino en una solidaridad muy concreta y en compromisos de solidaridad que unieran a las personas de ascendencia africana con personas de todo el mundo que también luchaban contra el imperialismo.

Pero creo que el internacionalismo siempre ha sido una dimensión importante de las luchas negras. De hecho, cuando pienso en el periodo en que gente como Frederick Douglass viajaron a Europa, e Ida B. Wells más tarde, durante el movimiento contra los linchamientos, viajó al extranjero para conseguir apoyo para ese movimiento. En muchos sentidos, las personas negras en los Estados Unidos siempre han sido beneficiarias de la solidaridad internacional. Y ha habido quienes reconocen que no sólo debemos vernos a nosotras mismas como beneficiarias de la solidaridad, sino también como forjadoras de solidaridad para personas de todo el mundo que están oprimidas por el capitalismo, por el capitalismo racial, de hecho. Porque si hablamos de cuestionar el racismo, tiene que expresarse como una toma de conciencia del papel que el capitalismo ha desempeñado en la producción del racismo. Y como muchas personas han señalado, el sistema capitalista que conocemos ahora es el capitalismo racial. Y por tanto, sin una dimensión de internacionalismo, no hay posibilidad siquiera de empezar a organizarnos para que caiga.

En cierto modo, en este sentido, ¿qué importancia tuvo, en tu opinión, que Sudáfrica presentara el caso ante el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) contra Israel?
Bueno, en primer lugar, sé que muchas de nosotras todavía estamos muy vinculadas emocionalmente a lo que imaginamos que una victoria de Sudáfrica aportaría al mundo. Sudáfrica era nuestra esperanza. Y por supuesto, debido al capitalismo global, al FMI y a otras instituciones financieras capitalistas, y debido a los problemas dentro de Sudáfrica, por el tipo de dificultades internas, políticas, pero también debido a las formas en que una lucha nunca se desarrolla exactamente como una se la imagina. Y por eso creo que ha habido una especie de depresión. Durante un tiempo, pensamos que Brasil desempeñaría el papel que Sudáfrica no desempeñó tras el derrocamiento del apartheid. Y luego, ¿qué experimentamos? Así que estoy diciendo todo esto, tengo este largo prefacio a mi comentario, ya sabes, sea cual sea el resultado final de la decisión de la Corte, el hecho de que Sudáfrica se levantara para representar a Palestina ha creado, creo, una nueva esperanza en el mundo. Y creo que aquellas de nosotras que sentíamos que habíamos invertido tanto en la lucha contra el apartheid y luego, en cierto modo, fuimos defraudadas, ahora podemos mirar a Sudáfrica y su alianza con Palestina en la escena mundial y decir que valió la pena comprometerse en todos esos años de lucha para desmantelar el apartheid. Así que estoy totalmente impresionada con el trabajo que ha hecho Sudáfrica. Creo que está teniendo un impacto en la gente de todo el mundo. Una fuente de esperanza.

¿Podría ser… —estoy tratando de ser tal vez utópico—, podría ser como una rebelión del Sur Global y en cierto modo el fin de la hegemonía estadounidense? Ya sabes, Estados Unidos, siempre ha asustado a los países para que actuaran porque decían “cuidado, nosotros mandamos. Si actuáis, cortaremos esto, cortaremos lo otro”. En cierto modo, Sudáfrica se arriesgó y muchos países le siguieron y dijeron que iban a apoyarla. Así que, en un mundo ideal, ¿podría ser el principio del fin de la hegemonía estadounidense?

Bueno, por supuesto, esa es nuestra esperanza. Y el fin definitivo de la hegemonía estadounidense va a requerir mucha más lucha a muchos niveles diferentes. Pero creo que este momento nos permite vislumbrar concretamente un futuro en el que el conjunto ideológico de Estados Unidos no sea tan poderoso sobre gran parte del mundo. El hecho de que la Corte dictara la sentencia que dictó, por supuesto a todo el mundo le decepcionó no haber conseguido un alto el fuego, pero hay muchas razones por las que eso no sucedió. Creo que, en muchos sentidos, ese fue el mejor resultado posible, al menos en relación con el informe preliminar. Y mientras todas nosotras hemos estado observando cómo se desarrollaba ante nuestros ojos lo que consideramos un genocidio, escuchar a la presidenta de la Corte leer la sentencia que incorporaba gran parte del lenguaje que había utilizado Sudáfrica y el hecho de que la presidenta del Tribunal sea de Estados Unidos, teniendo en cuenta que Estados Unidos es el mayor aliado de Israel. Y la única jueza que no firmó era de Uganda. Y realmente no lo entiendo, sobre todo porque Uganda, se piense lo que se piense de Uganda, se desmarcó de la postura de esa jueza. Así que fue una decisión prácticamente unánime. Y creo que cualquiera que sea el impacto legal que pueda tener, el impacto más importante va a ser sobre otros Estados e individuos de todo el mundo, que ahora disponemos de un marco más sólido para dedicarnos al trabajo que debemos estar haciendo para poner fin a esta guerra genocida.

Sí, exactamente. Creo que las medidas cautelares del Tribunal Internacional de Justicia son como cuando tienes una caja de herramientas que usas durante una lucha. Se trata de una herramienta enorme para nosotras, para las juristas, también para las ciudadanas. Así que esto va a ser muy importante. Y no ha terminado. Quiero decir, Sudáfrica podría pedir otras medidas cautelares si Israel no respeta estas. Así que es una historia que continúa. 

Quiero terminar con una pregunta en dos o dos preguntas en una. Arundhati Roy, ella de nuevo, dijo en medio del covid que el covid era un portal. No sé si recuerdas cuando dijo eso. Me preguntaba, —esta no era mi pregunta, pero ya lo es— ¿Crees que Palestina podría ser un portal? Te la voy a responder como yo pienso. Para mí, Palestina es un microcosmos de todo lo que está mal en el mundo en términos de capitalismo racial, en términos de colonialismo, en términos de políticas genocidas y apartheid. Pero también es, a través del trabajo de mucha gente, a través de los cientos de miles de personas que lo han dejado todo en los últimos meses para centrarse en Palestina, un portal a lo que podría ser el mundo. No sé si sabes a lo que me refiero. Así que esa es parte de mi pregunta. Y has dicho, en realidad muchas veces, que Palestina para ti era una prueba moral definitiva para el mundo. Así que me preguntaba ¿qué querías decir con eso?. Y si estás de acuerdo en que Palestina podría ser realmente el portal, que quizá no fue Sudáfrica, la Sudáfrica posterior al apartheid.
Bueno, ya sabes, Frank, como dijo Stuart Hall, “nunca hay garantías”. No hay garantías, pero es importante —y me gusta decirlo— actuar como si fuera posible cambiar el mundo, no sólo imaginar, sino realmente hacer realidad un momento en la historia del planeta en el que la explotación y el racismo y la guerra no sean las características principales de la sociedad humana. Y creo que lo que me parece tan inspirador es que tanta gente, independientemente de los esfuerzos concretos en los que participen tantas activistas por la justicia social, haya centrado su atención en Palestina. Ya se trate de organizaciones feministas, del movimiento LGBTQ, campañas abolicionistas, activismo climático, movimientos por la justicia alimentaria. Y vemos que esto ocurre, lo vemos en el continente africano, lo vemos en Australia, lo vemos en Sudamérica.

Así que estoy recordando un momento en el que hablé en una zona rural de Brasil mientras intentaban construir un nuevo sistema universitario que admitiera a personas afrobrasileñas, personas de ascendencia africana en Brasil. Y recuerdo, como has dicho, que siempre me gusta mencionar Palestina, y esto fue hace algunos años, y mencioné lo importante que era vincular nuestras luchas con lo que estaba ocurriendo en Palestina. Y las miles de personas que estaban allí presentes estallaron en un aplauso masivo que yo no esperaba. Y así ahora, cuando veo las imágenes del enorme número de personas que se manifiestan en un país tras otro, me recuerda que estas conexiones a través de las fronteras nacionales son posibles, que Palestina nos permite imaginar un mundo muy diferente. Y por eso luchamos por la justicia para Palestina, no porque sea lo moral —que lo es—, ni porque sea la única forma en que podemos imaginar un futuro para las personas que viven en esa parte del mundo —que lo es—, sino porque representa la capacidad de construir nuevas vidas y nuevos sueños para las personas de todo el mundo. Aunque me entristece enormemente tener que presenciar el daño y la devastación que ha infligido Israel, que prologa su guerra al referirse —al menos el Ministro de Defensa— a las personas palestinas como “animales humanos”. Creo que eso despierta algo en la gente en todas partes e incluido, espero que cada vez más, entre las personas judías dentro de Israel. Lo único que debería señalar, que ha sido tan inspirador, es el hecho de que las jóvenes judías hayan tomado el liderazgo en esta lucha, hayan convocado y liderado las manifestaciones que están teniendo lugar en todo Estados Unidos. Y eso nos hace soñar con un mundo en el que habremos erradicado el racismo y el antisemitismo y la explotación económica y la violencia de género. Así que sí, depositamos nuestros sueños, creo, en Palestina.

Gracias, Angela. Qué manera tan increíble de terminar. Creo que, de nuevo, tienes toda la razón. Tenemos que creer en nuestros sueños. Si no, ¿quién va a luchar? Howard Zinn dijo que la lucha tiene que ser estimulante en cierto modo, alegre y hermosa, porque si no lo es, ¿quién más se va a unir? Así que creo que, a pesar del horror, tenemos que intentar centrarnos en la belleza para seguir adelante. Gracias de nuevo, Angela. Hablaremos pronto. Y feliz cumpleaños atrasado. 
Gracias, Frank. Y gracias por todo lo que haces y sigues haciendo.

Traducido por el colectivo Viva Palestina Libre.

Fuente: 

lunes, 30 de octubre de 2023

Dos formas de ser fascista

Por Jorge Majfud 18/08/2023 | Opinión
Fuentes: Rebelión - Imagen: "Esqueletos parando a enmascarados", James Ensor

La historia prueba que si el fascismo europeo siempre sufrió de un fuerte complejo de superioridad, el fascismo del Sur global siempre sufrió de un fuerte complejo de inferioridad

Los fascistas europeos y estadounidenses fueron nacionalistas y conservadores, mientras los de África y América latina, desde Porfirio Días, Trujillo, Somoza, Ubico, Pinochet, Videla, Castelo Branco, Mobutu Sese Seko, Blaise Compaoré y varias decenas más fueron liberales (sólo en la economía) y entreguistas, vende patria a poderosos extranjeros...

Siempre llegaron al poder no por una revolución sino por «la mano invisible del mercado», es decir, de la mano visible e invisible de los imperios de turno.

Todos los fascismos, sin embargo, los del Norte y los del Sur, tenían y . El fascismo no es una ideología; es un estado mental.

Como los esclavistas negreros del pasado, todos le cantaron a la libertad en los cuarteles, en las iglesias, en los penthouses de las corporaciones y los bancos privados. Todos le cantaron a la libertad de los de arriba, la libertad del selecto club de «la gente de bien» que se abraza a símbolos patrios y canta el himno nacional con la mano en el corazón. Esa misma gente que dice amar a sus países con pasión y odia a la gente que vive en él –con más pasión aún.

Porque el fascismo no es una ideología; es un estado mental y, a veces, se cura con más educación, más cultura y una buena alimentación.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

lunes, 10 de julio de 2023

El racismo sin caretas: las lecciones de ‘Matar a un ruiseñor’

"La obra maestra de Harper Lee describe lo que significa vivir en una sociedad basada en el racismo, comparecen añorar algunos partidos de ultraderecha El asesinato de una mujer durante un atraco en la plaza madrileña de Tirso de Molina y la revuelta en las banlieue francesas, después del homicidio de un menor en un control policial, han desatado una ola de declaraciones racistas en los partidos de la ultraderecha, entre ellos el español Vox, y en la prensa que jalea a estas formaciones políticas, que ocupan cada vez mayores espacios de poder en Europa y Estados Unidos. Lo extraño no es que los ultras sean racistas, es una de las bases de su ideología; lo que parece chocante es la forma abierta e indisimulada con la que se muestran esos sentimientos.

Se ha convertido en moneda corriente la teoría del Gran reemplazo, un repugnante bulo que mezcla el antisemitismo con el racismo, porque acusa, entre otros al financiero George Soros, un judío, de promover la llegada masiva de inmigrantes musulmanes para sustituir a los blancos cristianos, que según esta visión racista del mundo son la esencia de Europa.

Todo tiene sus límites, claro: el ministro de Economía de Finlandia, el ultraderechista Vilhelm Junnila, tuvo que dimitir tras diez días en el cargo por sus declaraciones racistas. Junnila había elogiado al Ku Klux Klan en sus redes sociales y había hecho guiños al número 88, en referencia a Heil Hitler. Eso era de sobra conocido cuando fue nombrado para ocupar uno de los puestos más importantes en cualquier Gobierno. No es una sorpresa el arraigo de la ultraderecha en los países del norte de Europa —antes de la matanza de Utoya, el nazismo oculto había sido tratado por los grandes autores de novela negra nórdicos como Jo Nesbo, Stieg Larsson o Henning Mankell—. Lo aterrador es que no se trata de movimientos subterráneos, sino de cosas que se dicen a plena luz del día.

Numerosas sociedades han basado —y algunas basan— su estructura en el racismo. El color de piel, la pertenencia a una casta o a una religión puede marcar para siempre la vida de una persona. Muchos de los discursos ultras que se escuchan cada vez con mayor insistencia parecen añorar aquellos tiempos. Una de las grandes obras literarias del siglo XX, Matar a un ruiseñor, con la que Harper Lee ganó el Premio Pulitzer en 1961, describe la vida en un pueblo de Alabama en los tiempos de la segregación racial contra los negros.

Es una novela sobre prejuicios raciales y sobre un hombre honesto, Atticus Finch, que decide enfrentarse a ellos defendiendo a un negro injustamente acusado de violación. Su valentía casi le cuesta la vida a su hija. En la biografía de Harper Lee, Mockingbird, Charles J. Shields relata el tipo de imágenes que marcaron la infancia de la escritora. “En 1931, cuando tenía cinco años, un centenar de miembros del Ku Klux Klan se reunieron en el parking de la escuela de Monroeville para hacer una demostración de fuerza”. También cuenta la historia de una compañera de universidad que, por error, se sentó en la parte del autobús reservada a los negros. “Todo el mundo me miró como si me fuesen a matar”, relató la amiga de Harper Lee.

Los que defienden el regreso a una sociedad basada en las razas y no en la libertad y la igualdad deberían preguntarse si quieren vivir en un lugar como el que describe Matar a un ruiseñor. En una de las frases más famosas de la novela, Atticus Finch le explica a su hija que “uno no comprende realmente a una persona hasta que se mete en su piel y camina dentro de ella”.


sábado, 13 de mayo de 2023

_ - Dosier sobre Mandela


Nelson Mandela en su primer viaje a Estados 

_- Nelson Mandela: Debemos usar el tiempo sabiamente y darnos cuenta que siempre es el momento de hacer las cosas bien. Discurso del Nobel Nelson Mandela

“Su Majestad el Rey, Su Alteza Real, Honorable Primer Ministro, señora Gro Brundtland, ministros, parlamentarios y embajadores, Señores Miembros del Comité Noruego del Nobel, miembro laureado, Sr. FW de Klerk, distinguidos invitados, amigos, señoras y señores:

Estoy verdaderamente honrado de estar aquí hoy para recibir el Premio Nobel de la Paz de este año.

Extiendo mi más sincero agradecimiento al Comité Nobel noruego por elevarnos a la condición de un ganador del Premio Nobel de la Paz. También me gustaría aprovechar esta oportunidad para felicitar a mi compatriota y compañero de premio, el Presidente del Estado F.W. de Klerk, en su recepción de este alto honor.

Juntos, nos unimos a dos distinguidos sudafricanos, el difunto Jefe Albert Luthuli y Su Gracia el arzobispo Desmond Tutu, a cuyas contribuciones a la lucha pacífica contra el perverso sistema del apartheid pagó homenaje merecido al otorgarles el Premio Nobel de la Paz. No voy a ser presuntuoso por nuestra parte si añadimos también, entre nuestros predecesores, el nombre de otro ganador del Premio Nobel de la Paz, el fallecido estadista e internacional afroamericano, el reverendo Martin Luther King Jr.

Él también luchó y murió en el esfuerzo de hacer una contribución para la justa solución de los mismos grandes temas actuales a los que hemos tenido que enfrentarnos como sudafricanos.

Hablamos aquí de la impugnación de las dicotomías de la guerra y la paz, la violencia y la no violencia, el racismo y la dignidad humana, la opresión y la represión y la libertad y los derechos humanos, la pobreza y la miseria.

Estamos aquí hoy nada más que como representante de los millones de nuestra gente que se atrevieron a levantarse contra un sistema social cuya esencia misma es la guerra, la violencia, el racismo, la opresión, la represión y el empobrecimiento de todo un pueblo. También estoy aquí hoy como representante de los millones de personas en todo el mundo, el movimiento anti – apartheid, los gobiernos y las organizaciones que se unieron con nosotros, no para luchar contra Sudáfrica como país o cualquiera de sus pueblos, sino para oponerse un sistema inhumano y para un rápido fin del crimen del apartheid contra la humanidad.

Estos innumerables seres humanos, tanto dentro como fuera de nuestro país, tuvieron la nobleza de espíritu para estar en el camino contra la tiranía y la injusticia, sin buscar ganancia egoísta. Reconocieron que un ataque contra uno es un ataque contra todos y por lo tanto actuaron juntos en defensa de la justicia y la decencia humana común.

Debido a su valentía y persistencia durante muchos años, podemos, hoy en día, incluso fijar las fechas en las que toda la humanidad se unirá para celebrar una de las victorias humanas sobresalientes de nuestro siglo.

Cuando llegue ese momento, veremos, en conjunto, como se regocijan en una victoria común sobre el racismo, el apartheid y el gobierno de la minoría blanca.

Ese triunfo llevará finalmente a su fin una historia de 500 años de AFC de los metales nobles y piedras preciosas que se apoyan en las entrañas de la tierra africana que pisamos las huellas de nuestros antepasados. Será y debe medirse por la felicidad y el bienestar de los niños, a la vez los ciudadanos más vulnerables de cualquier sociedad y el más grande de nuestros tesoros.

Los niños tienen que, por fin, jugar en la sabana abierta, ya no torturados por los dolores del hambre o devastados por la enfermedad o amenazados con el flagelo de la ignorancia, el abuso sexual y el abuso, y ya no se requieren para participar en actos cuya gravedad excede las demandas de su corta edad.

Frente a esta distinguida audiencia, nos comprometemos a una nueva Sudáfrica en la búsqueda incesante de los fines establecidos en la Declaración Mundial sobre la Supervivencia, la Protección y el Desarrollo del Niño.

La recompensa de la que hemos hablado, también se debe medir por la felicidad y el bienestar de las madres y los padres de estos niños, que deben caminar por la tierra sin miedo a ser robados, matados por el beneficio político o material, o escupidos porque son mendigos. Ellos también deben ser relevados de la pesada carga de la desesperación que llevan en sus corazones, nacido de hambre, falta de vivienda y el de

El valor de ese regalo para todos los que han sufrido debe ser medido por la felicidad y el bienestar de todos los habitantes de nuestro país, que han derribado las paredes inhumanas que los dividen.

Estas grandes masas han dado la espalda al grave insulto de la dignidad humana que describe a algunos como jefes y otras personas como sirvientes, y transforma cada uno en un depredador cuya supervivencia dependía de la destrucción del otro.

El valor de la recompensa compartida debe medirse por la paz gozosa que triunfará, porque la humanidad común que une tanto a blancos como a negros en una sola raza humana, le han dicho a cada uno de nosotros que todos hemos de vivir como los niños del paraíso.

Por lo tanto vamos a vivir, porque habremos creado una sociedad que reconoce que todas las personas nacen iguales, con cada derecho en igual medida a la vida, a la libertad, la prosperidad, los derechos humanos y el buen gobierno.

Tal sociedad no debe permitir de nuevo que deba haber presos de conciencia, o que los derechos humanos de cualquier persona sean violados. Tampoco debe nunca suceder que una vez más los caminos hacia el cambio pacífico sean bloqueados por usurpadores que pretenden tomar el poder de la gente, en pos de sus propios fines innobles.

En relación con estas cuestiones, hacemos un llamamiento a los que gobiernan Birmania para que liberen a nuestro compañero laureado con el Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, y nos comprometemos a ella y a los que ella representa en un diálogo serio, en beneficio de todo el pueblo de Birmania.

Oramos para que aquellos que tienen el poder de hacerlo, sin más demora, permitan que ella utilice sus talentos y energías para el bien de la gente de su país y de la humanidad en su conjunto. Lejos de la caída áspera y de la política de nuestro propio país, me gustaría aprovechar esta oportunidad para formar parte del Comité Nobel noruego y rendir homenaje a mi premio conjunta, el Sr. FW de Klerk. Él tuvo el coraje de admitir que un terrible error se había hecho en nuestro país y la gente a través de la imposición del sistema de apartheid. Él tuvo la visión de entender y aceptar que todo el pueblo de Sudáfrica debe, a través de negociaciones y de los participantes en pie de igualdad en el proceso, así como determinar lo que quieren hacer con su futuro.

Pero todavía hay algunos dentro de nuestro país que erróneamente creen que pueden hacer una contribución a la causa de la justicia y de la paz por el apego a las consignas que se han demostrado para deletrear nada más que desastres.

Sigue siendo nuestra esperanza de que estos también serán bendecidos con la razón suficiente para darse cuenta de que la historia no se puede negar y que la nueva sociedad no se puede crear mediante la reproducción del pasado repugnante, sin embargo refinado o seductoramente re envasado.

Vivimos con la esperanza de que como ella lucha para rehacer a sí misma, Sudáfrica será como un microcosmos del nuevo mundo que está luchando para nacer.

Este debe ser un mundo de democracia y respeto de los derechos humanos, un mundo liberado de los horrores de la pobreza, el hambre, la privación y la ignorancia, aliviado de la amenaza y el azote de las guerras civiles y la agresión externa y sin la carga de la gran tragedia de millones forzada a convertirse en refugiados.

Los procesos en los que Sudáfrica y el sur de África en su conjunto ha sido contratada, hacen señas y nos instan a todos los que nos tomamos esta marea en pleamar y hacen de esta región un ejemplo vivo de lo que todas las personas de conciencia les gustaría que el mundo fuera.

No creemos que este Premio Nobel de la Paz pretenda ser un elogio de los asuntos que le han pasado y pasan.

Oímos las voces que dicen que se trata de una apelación de todos los que, en todo el universo, buscaba poner fin al sistema de apartheid.

Nosotros atenderemos su llamada, le dedicaremos lo que queda de nuestra vida con el uso de la experiencia única y dolorosa de nuestro país para demostrar, en la práctica, que la condición normal de la existencia humana es la democracia, la justicia, la paz, el no-racismo, el no-sexismo, la prosperidad para todos, un medio ambiente sano y la igualdad y la solidaridad entre los pueblos. 

Movido por esa apelación e inspirado por la eminencia que ha lanzado sobre nosotros, nos comprometemos a que nosotros también haremos todo lo posible para contribuir a la renovación de nuestro mundo para que nadie, en el futuro, sea descrito como los condenados de la tierra.

Que nunca se diga por las generaciones futuras que la indiferencia, el cinismo y el egoísmo nos hizo fallar para vivir de acuerdo con los ideales de humanismo que el Premio Nobel de la Paz encapsula en los esfuerzos de todos nosotros, y demostrar a Martin Luther King Jr haber estado en lo correcto cuando dijo que la humanidad ya no puede estar trágicamente unida a la medianoche sin estrellas del racismo y la guerra.

Hagamos que los esfuerzos de todos nosotros, demuestren que él no era un simple soñador cuando hablaba de que la belleza de una verdadera fraternidad y la paz es más preciosa que los diamantes o la plata o el oro.

¡Dejad que una nueva era amanezca! Gracias.”

Rosa Parks

El 1° de diciembre de 1955, Rosa Parks se hizo famosa por negarse a darle su asiento en el autobús a un pasajero blanco en Montgomery, Alabama, hecho que dio inicio al actual movimiento por los derechos civiles. El lunes 4 de febrero se cumplieron cien años de su nacimiento. En 2005, Rosa falleció a los 92 años de edad y gran parte de los medios la describieron como una costurera cansada, no como una persona problemática. Pero los medios se equivocaron. Rosa Parks era una rebelde de primera categoría.

La catedrática Jeanne Theoharis derriba el mito de la apacible costurera, en su nuevo libro “The rebellious life of Mrs. Rosa Parks” (La vida rebelde de Rosa Parks). Theoharis me dijo: “Se trata de la historia de una vida de activismo, la historia de una vida que ella misma describiría como ‘rebelde’ y que comienza décadas antes del histórico incidente del autobús y se prolonga décadas después”.

Rosa Parks nació en Tuskegee, Alabama y le enseñaron que tenía derecho a ser respetada y a exigir ese respeto. Las leyes de Jim Crow estaban muy arraigadas en aquel entonces y la segregación se aplicaba en forma violenta. En Pine Level, Alabama, donde vivía Parks, los niños blancos iban a la escuela en autobús, mientras que los niños afroestadounidenses debían caminar. Rosa Parks recordó: “Ese era un modo de vida. No teníamos otra alternativa más que aceptar lo que era la costumbre. El autobús fue una de las primeras cosas que me hizo ver que había un mundo para negros y otro para blancos”.

En la última etapa de su adolescencia Rosa conoció a Raymond Parks, con quien se casó. Raymond, el primer activista que Rosa conoció, era miembro de la filial de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP , por sus siglas en inglés) en Montgomery y cuando Rosa se enteró de que las mujeres podían participar en las reuniones, asistió a una y fue elegida secretaria de la filial en su primera reunión.

Fue allí donde Rosa conoció a E.D. Nixon, un dirigente obrero revolucionario con quien trabajó. En 1955 Rosa pudo asistir a la escuela Highlander Folk en Tennessee, un lugar de encuentro de activistas (blancos y negros) comprometidos a superar la segregación donde se desarrollaban estrategias y tácticas de resistencia no violenta. Fue allí donde Pete Seeger y otros músicos escribieron la canción “We shall overcome” que luego se convirtió en el himno del movimiento por los derechos civiles.

Rosa Parks regresó a Montgomery y volvió a trabajar como costurera. El 1° de diciembre de 1955, luego de salir del trabajo, tomó el autobús hacia su casa. “El conductor dijo que si me negaba a dar mi asiento, iba a tener que llamar a la policía. Y le dije ‘Llámela’”, afirmó Parks en una entrevista con Radio Pacífica en abril de 1956. “Había llegado el momento, después de haber sido maltratada hasta un punto que ya no podía tolerar”. Su arresto aquel día provocó el boicot a los autobuses de la ciudad de Montgomery, que duró más de un año. El boicot fue encabezado por un joven que acababa de instalarse en la ciudad: el Dr. Martin Luther King Jr., en cuyo lanzamiento participó Rosa Parks. Durante el boicot, alrededor de 50.000 afroestadounidenses viajaban juntos en sus automóviles, utilizaban vehículos de la iglesia, tomaban taxis de propietarios afroestadounidenses y caminaban. La medida perjudicó los negocios de los blancos y el sistema de transporte público. Parks y otros activistas interpusieron un recurso judicial contra la segregación y en junio de 1956 un tribunal federal declaró la inconstitucionalidad de la segregación en los autobuses.

Los Parks se mudaron a Detroit. Rosa continuó con su activismo, reaccionó frente a los disturbios de Detroit de 1967, consultó a miembros del movimiento “Black Power”, como Stokely Carmichael, y se opuso a la guerra de Vietnam. La historiadora Theoharis señala que el mayor héroe de Parks era Malcolm X.

“Sentía un gran respeto por King, pero decía que Malcolm X era su héroe personal. La disposición de Malcolm X para hablar sobre el liberalismo del norte y la hipocresía del norte, su temprana oposición a la guerra de Vietnam, todas esas cosas eran muy cercanas a su postura política”.

En la década de 1980, Rosa Parks luchó contra el apartheid y se sumó a las protestas frente a la embajada de Sudáfrica en Washington D.C.

Cuando Parks conoció a Nelson Mandela, después de que fuera liberado, Mandela le dijo: “Ud. me dio ánimo todos esos años en prisión”.

Rosa Parks fue la primera mujer estadounidense en ser enterrada en la rotonda del Capitolio. Cuando murió, me apuré para llegar a Washington D.C. a cubrir su funeral; allí encontré a una joven estudiante universitaria y le pregunté por qué estaba ahí junto a cientos de personas escuchando el funeral a través de los parlantes. La joven dijo con orgullo: “Les escribí a mis profesores para avisarles que hoy no asistiría a clase. Hoy voy a aprender algo importante”. Tenemos mucho que aprender de Rosa Parks. De hecho, ella y otras jóvenes se habían negado a dar sus asientos en el autobús antes del 1° de diciembre de 1955. Nunca se sabe cuándo llegará ese momento mágico.

El próximo 4 de febrero la oficina de Correos de Estados Unidos emitirá una estampilla denominada ‘Rosa Parks Forever’ (Por siempre, Rosa Parks), una muestra de la marca indeleble que dejó su activismo.

Rosa Parks no era ninguna costurera cansada. Como ella misma dijo en referencia a la valiente decisión que tomó: “Si había algo de lo que estaba cansada era de ceder”. “No tenía miedo. Había decidido que de una vez por todas tenía que saber qué derechos tenía como ser humano y como ciudadana, incluso en Montgomery, Alabama”.

Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

© 2013 Amy Goodman

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: Gabriela Díaz Cortez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Fuente: http://www.democracynow.org/es/blog/2013/2/1/por_siempre_rosa_parks_la_mujer_que_dio_inicio_al_movimiento_contra_la_segregacin Amy Goodman. Democracy Now!

_--La luz de Nelson Mandela

_--Después de 27 años en la cárcel y ser elegido en 1994 presidente electo de Sudáfrica, Nelson Mandela compartió con el mundo entero uno de sus poemas favoritos, escrito por Marianne Williamson:

“Nuestro temor más profundo no es que seamos inadecuados.

Nuestro temor más profundo es que somos excesivamente poderosos.

Es nuestra luz, y no nuestra oscuridad, la que nos atemoriza.

Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso y fabuloso?

En realidad, ¿quién eres para no serlo?

Infravalorándote no ayudas al mundo.

No hay nada de instructivo en encogerse para que otras personas no se sientan inseguras cerca de ti.

Esta grandeza de espíritu no se encuentra solo en algunos de nosotros; está en todos.

Y al permitir que brille nuestra propia luz, de forma tácita estamos dando a los demás permiso para hacer lo mismo.

"Al liberarnos de nuestro propio miedo, automáticamente nuestra presencia libera a otros.
La conformidad es el proceso por medio del cual los miembros de un grupo social cambian sus pensamientos, decisiones y comportamientos para encajar con la opinión de la mayoría” (Solomon Asch)

 ...El primer paso para superar el complejo de Solomon consiste en comprender la futilidad de perturbarnos por lo que opine la gente de nosotros. Si lo pensamos detenidamente, tememos destacar por miedo a lo que ciertas personas –movidas por la desazón que les genera su complejo de inferioridad– puedan decir de nosotros para compensar sus carencias y sentirse mejor consigo mismas.

¿Y qué hay de la envidia? ¿Cómo se trasciende? Muy simple: dejando de demonizar el éxito ajeno para comenzar a admirar y aprender de las cualidades y las fortalezas que han permitido a otros alcanzar sus sueños. Si bien lo que codiciamos nos destruye, lo que admiramos nos construye. Esencialmente porque aquello que admiramos en los demás empezamos a cultivarlo en nuestro interior. Por ello, la envidia es un maestro que nos revela los dones y talentos innatos que todavía tenemos por desarrollar. En vez de luchar contra lo externo, utilicémosla para construirnos por dentro. Y en el momento en que superemos colectivamente el complejo de Solomon, posibilitaremos que cada uno aporte –de forma individual– lo mejor de sí mismo a la sociedad

Fuente:

El País.

El Síndrome de Solomon.

Discurso de Nelson Mandela ante el tribunal que lo condeno a prisión perpetua.

NELSON MANDELA 1918-2013

El líder ‘antiapartheid’ compareció el 20 de abril de 1964 ante el Tribunal Supremo de Pretoria y explicó por qué recurrió a la violencia para combatir el racismo. Fue condenado a cadena perpetua. El discurso marcó para siempre su biografía. Estas fueron sus palabras:

Soy el primer acusado. Soy licenciado en arte y he ejercido como abogado en Johannesburgo durante algunos años en colaboración con Oliver Tambo. Soy un prisionero condenado a cinco años por salir del país sin permiso y por incitar a la gente a hacer huelga a finales de mayo de 1961.

De entrada, quiero decir que la insinuación de que la lucha en Sudáfrica esté influida por extranjeros o comunistas es absolutamente falsa. Sea lo que sea lo que he hecho, lo he hecho por mis experiencias en Sudáfrica y mis raíces africanas, de las que me siento orgulloso, y no por lo que cualquier extranjero pueda haber dicho. Durante mi juventud en Transkei, escuché a los ancianos de la tribu contar historias sobre los viejos tiempos. Entre las historias que me narraron se encuentran las de las batallas libradas por nuestros antepasados en defensa de la patria. Los nombres de Dingane y Bambata, Hintsa y Makana, Squngthi y Dalasile, Moshoeshoe y Sekhukhuni, eran elogiados y considerados el orgullo de toda la nación africana. Por entonces yo esperaba que la vida pudiese ofrecerme la oportunidad de servir a mi pueblo y hacer mi humilde contribución a su lucha por la libertad. Algunas de las cosas que se le han dicho al tribunal hasta ahora son ciertas, y otras falsas. No niego, sin embargo, que planeé un sabotaje. No lo hice movido por la imprudencia ni porque sienta ningún amor por la violencia. Lo planeé como consecuencia de una evaluación tranquila y racional de la situación política a la que se había llegado tras muchos años de tiranía, explotación y opresión de mi pueblo por parte de los blancos.

Admito de inmediato que yo fui una de las personas que ayudó a crear Umkhonto we Sizwe [brazo armado del Congreso Nacional Africano]. Niego que Umkhonto fuese responsable de una serie de actos que claramente están al margen de las políticas de la organización y de los que se nos ha acusado. Yo y las demás personas que fundaron la organización pesamos que sin violencia no se abriría ninguna vía para que el pueblo africano venza en su lucha contra el principio de la supremacía blanca. Todas las formas legales de expresar la oposición a este principio habían sido proscritas por ley y nos veíamos en una situación en la que teníamos que elegir entre aceptar un estado permanente de inferioridad o desafiar al Gobierno. Optamos por desafiar la ley. Primero infringimos la ley de un modo que eludía todo recurso a la violencia; cuando se legisló contra esta vía, y a continuación el Gobierno recurrió a una demostración de fuerza para aplastar la oposición a sus políticas, solo entonces decidimos responder a la violencia con violencia.

El Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) se constituyó en 1912 para defender los derechos del pueblo africano, que se habían visto gravemente coartados. Durante 37 años – es decir, hasta 1949 — llevó a cabo una lucha estrictamente constitucional. Pero los Gobiernos blancos se mantuvieron inamovibles y los derechos de los africanos se redujeron en vez de ampliarse. Incluso después de 1949, el ANC seguía decidido a evitar la violencia. En esa época, sin embargo, se tomó la decisión de protestar contra el apartheid mediante manifestaciones pacíficas, aunque ilegales. Más de 8.500 personas fueron a la cárcel. Pero no hubo ni un solo caso de violencia. Yo y 19 compañeros fuimos condenados por organizar la campaña, pero nuestras condenas se suspendieron, principalmente porque el juez consideró que en todo momento se había hecho hincapié en la no violencia y la disciplina.

Durante la campaña de desafío, se aprobaron las leyes de Seguridad Pública y de Enmienda del Código Penal. Estas contemplaban unos castigos más duros por las protestas contra [las] leyes. A pesar de ello, las protestas continuaron y el ANC se mantuvo firme en su política de no violencia. En 1956, 156 miembros destacados de la Alianza del Congreso, entre los que me encontraba, fuimos detenidos. La política no violenta del ANC fue puesta en tela de juicio por el Estado, pero cuando el tribunal emitió su veredicto unos cinco años después, halló que el ANC no tenía una política de violencia.

En 1960 se produjo el tiroteo de Sharpeville, que tuvo como consecuencia la ilegalización del ANC. Mis compañeros y yo, tras meditarlo detenidamente, decidimos que no íbamos a acatar ese decreto. El pueblo africano no formaba parte del Gobierno y no hacía las leyes por las que debía regirse. Creíamos en las palabras de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice que “la voluntad del pueblo será la base de la autoridad del Gobierno” y, para nosotros, aceptar la prohibición equivalía a aceptar que se silenciase a los africanos para siempre. El ANC se negó a disolverse, y, en vez de eso, pasó a la clandestinidad. En 1960, el Gobierno celebró un referéndum que condujo a la instauración de la república. Los africanos, que representaban aproximadamente el 70% de la población, no tenían derecho a votar y ni siquiera se les consultó. Asumí la responsabilidad de organizar la campaña nacional para que la gente se quedara en casa coincidiendo con la declaración de la república. Puesto que todas las huelgas de los africanos son ilegales, la persona que organice dichas huelgas debe evitar ser detenida. Tuve que dejar mi casa y mi familia y mi trabajo para esconderme y evitar que me detuvieran. El quedarse en casa debía ser una manifestación pacífica. Se dieron instrucciones precisas para evitar cualquier brote de violencia.

La respuesta del Gobierno fue aprobar leyes nuevas y más estrictas, movilizar a las fuerzas armadas y enviar mercenarios, vehículos armados y soldados a los municipios segregados en lo que constituyó un alarde de fuerza masivo para intimidar a la gente. El Gobierno había decidido gobernar exclusivamente por la fuerza y esta decisión marcó un punto de inflexión en el camino hacia Umkhonto. ¿Qué debíamos hacer nosotros, los líderes de nuestro pueblo? No teníamos la menor duda de que teníamos que proseguir la lucha. Cualquier otra decisión habría sido una vil rendición. Nuestra duda no era si debíamos luchar, sino la manera de continuar la lucha.

Los miembros del ANC siempre hemos defendido una democracia no racista y nos alejábamos de cualquier acción que pudiese distanciar aún más las razas. Pero la dura realidad era que lo único que había conseguido el pueblo africano tras 50 años de no violencia era una legislación cada vez más represiva y unos derechos cada vez más mermados. Por entonces, la violencia ya se había convertido, de hecho, en un elemento característico de la escena política sudafricana.

Hubo violencia en 1957 cuando a las mujeres de Zccrust se les ordenó que llevasen un pase encima; hubo violencia en 1958 con el sacrificio selectivo del ganado en Sekhukhuneland; hubo violencia en 1959 cuando la gente de Cato Manor protestó por los controles de los pases; hubo violencia en 1960 cuando el Gobierno intentó imponer autoridades bantúes en Pondoland. Cada altercado apuntaba a la inevitable intensificación entre los africanos de la creencia de que la violencia era la única salida; mostraba que un Gobierno que emplea la fuerza para imponer su dominio enseña a los oprimidos a usar la fuerza para oponerse a él. Llegué a la conclusión de que, puesto que la violencia en este país era inevitable, sería poco realista seguir predicando la paz y la no violencia. No me fue fácil llegar a esta conclusión. Solo cuando todo lo demás había fracasado, cuando todas las vías de protesta pacífica se nos habían cerrado, tomamos la decisión de recurrir a formas violentas de lucha política. Lo único que puedo decir es que me sentía moralmente obligado a hacer lo que hice.

Eran posibles cuatro formas de violencia. Está el sabotaje, está la guerra de guerrillas, está el terrorismo y está la revolución abierta. Optamos por adoptar la primera. El sabotaje no conllevaba la pérdida de vidas y era lo que ofrecía más esperanzas para las relaciones interraciales en el futuro. El resentimiento sería el mínimo posible y, si la estrategia daba sus frutos, el Gobierno democrático podría llegar a ser una realidad. El plan inicial se basaba en un análisis pormenorizado de la situación política y económica de nuestro país. Creíamos que Sudáfrica dependía en gran medida del capital extranjero. Pensábamos que la destrucción planificada de centrales eléctricas, y la interrupción de las comunicaciones telefónicas y ferroviarias, ahuyentarían la inversión en el país, lo que empujaría a los votantes a replantearse su postura. Umkhonto llevó a cabo su primera operación el 16 de diciembre de 1961, cuando fueron atacados varios edificios del Gobierno en Johannesburgo, Port Elizabeth y Durban. La selección de los blancos es una prueba de la política a la que me he referido. Si hubiésemos pretendido atentar contra las personas, habríamos seleccionado objetivos en los que se congrega la gente y no edificios vacíos y centrales eléctricas. Los blancos no fueron capaces de responder proponiendo cambios; respondieron a nuestro llamamiento proponiendo los laager, una especie de fortines improvisados. Por el contrario, la respuesta de los africanos fue de ánimo. De repente, volvía a haber esperanza. La gente empezaba a hacer conjeturas sobre cuándo llegaría la libertad.

Pero en Umkhonto sopesábamos la respuesta de los blancos con desasosiego. Se estaban trazando líneas. Los blancos y los negros se estaban pasando a bandos diferentes y la posibilidad de evitar una guerra civil se reducía. Los periódicos blancos publicaban artículos diciendo que el sabotaje se castigaría con la muerte. Si eso era cierto, ¿cómo podíamos seguir manteniendo a los africanos alejados del terrorismo?

Nos sentíamos en el deber de prepararnos para usar la fuerza a fin de defendernos frente a ella. Decidimos por tanto tomar medidas para la posibilidad de una guerra de guerrillas. Todos los blancos pasan por un servicio militar obligatorio, pero a los africanos no se les proporciona ese entrenamiento. Desde nuestro punto de vista, era esencial crear un núcleo de hombres entrenados que fuesen capaces de proporcionar el liderazgo que se necesitaría si estallaba una guerra de guerrillas. ...Seguir leyendo en el enlace de El País.

https://docs.google.com/document/d/1HMZDGpvowDQU47BGAO9SuZLC-sM-YkjxDFxfgXiYcpk/edit?usp=sharing

La guerra de Irak no fue una metedura de pata: fue un crimen

Owen Jones
The Guardian / El Diario

Elogiemos la investigación Chilcot por darle sello oficial a las verdades que siempre hemos sabido, que ya estaban ahí mucho antes de que se abrieran las puertas del infierno.

Hemos visto encubrimientos de las élites en el pasado: del Domingo Sangriento a Hillsborough, las autoridades han conspirado a menudo para esconder la verdad por el interés de los poderosos. Pero esta vez no. La investigación Chilcot se estaba convirtiendo en una forma satírica de referirse a tardar un tiempo ridículamente largo en ejecutar una tarea, pero sir John pasará sin duda a la historia por dictar el veredicto más devastador y exhaustivo sobre un primer ministro moderno.

Los que nos manifestamos en su momento contra el desastre de Irak no podemos reivindicar nada, solo tristeza por no haber conseguido evitar un desastre que robó cientos de miles de vidas, entre ellas las de 179 soldados británicos, y que hirió, traumatizó y desplazó a millones de personas, en un desastre que cultivó extremismo a un nivel catastrófico.

Un legado de Chilcot debería ser animarnos a ser más atrevidos en nuestros desafíos a la autoridad, en ser escépticos con las afirmaciones oficiales, en permanecer firmes contra una agenda agresiva tejida por los medios. "Hay que aprender las lecciones", declararán ahora los defensores de la guerra. No les dejemos irse de rositas. Las lecciones fueron obvias para muchos de nosotros antes de que empezaran a caer las bombas.

Lo que ha hecho Chilcot es ilustrar que las afirmaciones del movimiento contrario a la guerra no eran teorías de la conspiración ni reclamaciones disparatadas o desorbitadas. "Cada vez parece más que tenemos un gobierno que busca un pretexto para la guerra más que la forma de evitarla", dijo el diputado laborista que se oponía a la guerra Alan Simpson varias semanas antes de la invasión. De hecho, como reveló Chilcot, Blair le dijo a George W. Bush en julio de 2002: "Estaré contigo, pase lo que pase".

Esta, como señala Chilcot, no fue una guerra de "último recurso": fue una guerra elegida, desatada "antes de que se agotaran las opciones pacíficas para el desarme". Simpson dijo: "Parece que elaboramos dossieres de engaño masivo, cuyas afirmaciones se tachan de irrisorias casi tan pronto como se publican". Y ahora Chilcot está de acuerdo en que la guerra se basó realmente en "datos de inteligencia y valoraciones deficientes" que no fueron "cuestionadas, y deberían haberse cuestionado". Nelson Mandela era uno de los que, en el periodo previo a la guerra, acusó a Blair y Bush de desautorizar a Naciones Unidas. Mandela queda reivindicado. Como dice Chilcot: "Consideramos que Reino Unido debilitó la autoridad del Consejo de Seguridad".

Hubo muchas advertencias. Un mes antes de la invasión, el senador estadounidense Gary Hart dijo que la guerra aumentaría el riesgo de terrorismo. "Vamos a abrir la caja de Pandora y no estamos preparados para eso en este país", avisó.

Tengamos en cuenta también esta cita de la web contraria a la guerra Dissident Voice un mes antes del conflicto: "Un ataque estadounidense y una posterior ocupación de Irak proporcionarán más motivación –y más facilidades para reclutar– a Al Qaeda y otros grupos terroristas y estimulará un mayor riesgo de terrorismo a largo plazo, ya sea en suelo estadounidense o contra los ciudadanos de este país en el extranjero". No es subestimar a los autores decir que esta fue una afirmación de lo obvio, excepto para los responsables de la guerra y sus acólitos. Pues Chilcot dice: "Blair fue advertido de que una invasión incrementaría la amenaza terrorista de Al Qaeda y otros grupos". 

El exprimer ministro aseguró que las terribles consecuencias solo han resultado obvias a posteriori, pero la ONG Christian Aid advirtió de "caos y sufrimiento significativos en Irak mucho después de que hayan acabado los ataques militares". Una agencia de cooperación tenía una previsión mucho mejor que el alto cargo militar que –en una conversación off the record en la que participé en la universidad– aseguró que el 99% de Irak echaría flores a los soldados invasores. Como señala Chilcot, el Gobierno "no tuvo en cuenta la magnitud de la tarea de estabilizar, administrar y reconstruir Irak".

La afirmación irrisoria de Blair es errónea: como indica Chilcot, "las conclusiones a las que llegó Blair tras la invasión no requerían de un conocimiento posterior". Todas las amenazas, desde la intromisión de Irán hasta la actividad de Al Qaeda, "fueron cada una identificadas de forma explícita antes de la invasión". Cuando Robin Cook dimitió del Gobierno antes de la invasión, declaró que "es probable que Irak no tenga armas de destrucción masiva en el sentido del término conocido por todos". Chilcot ha condenado ahora a los servicios de inteligencia por creer lo contrario.

La Campaña por el Desarme Nuclear amenazó con un recurso legal contra el Gobierno en 2002 si emprendía la guerra sin una segunda resolución del Consejo de Seguridad. Varios juristas y Kofi Annan, el entonces secretario general de la ONU, están entre quienes desde entonces han calificado la invasión de ilegal.

El informe original que elaboró el fiscal general de Reino Unido, lord Goldsmith, decía de hecho que una guerra sin segunda resolución sería ilegal, pero Chilcot subraya el hecho de que, cuando Goldsmith hizo posteriormente una comparecencia oral, pareció haber cambiado misteriosamente de opinión.

Puede que la legalidad de la guerra no esté en los cometidos de Chilcot, pero incluso así concluye que el proceso por el que el Gobierno llegó a su base legal "no fue satisfactorio". Sin duda, ahora hay que recurrir la legalidad de esta guerra catastrófica ante los tribunales.

Siempre dijimos que la guerra de Irak estaba basada en mentiras. Leer artículos anteriores a la invasión, como The lies we are told about Iraq de Los Angeles Times, es realmente instructivo. El informe Chilcot no acusa a Blair de mentir. Pero se pone demasiado énfasis en esa cuestión. Blair estaba claramente determinado a ir a la guerra desde mucho antes. Se basaba en pruebas dudosas para su defensa, unas pruebas que otros en aquel momento sabían que eran dudosas. ¿Se engañó a sí mismo, engañó a la sociedad o solo lo conducía la virtud de un complejo mesiánico? Emprendió una guerra con una propuesta arriesgada que muchos en aquella época –incluidos 139 diputados laboristas– sabían que resultaría en desastre. Y eso ya es suficientemente condenatorio.

Elogiemos la investigación Chilcot por darle sello oficial a las verdades que siempre hemos sabido, pero seamos conscientes de que eso es todo lo que ha hecho. Las verdades que ha expuesto ya estaban ahí, mucho antes de que se abrieran las puertas del infierno, como advirtió de que pasaría el secretario general de la Liga Árabe antes de la invasión.

Fue la obviedad de lo que iba a ocurrir lo que creó el mayor movimiento contrario a la guerra de la historia. Fue un movimiento denigrado, en especial por los medios que apoyaron en gran medida las prisas por la guerra. Fue tan perverso que quienes se opusieron o criticaron la guerra –de políticos a directivos de la BBC– fueron quienes perdieron sus trabajos, mientras que Blair desde entonces ha desarrollado su rentable carrera trabajando para dictadores.

Muchos acólitos de esta gran catástrofe siguen mostrando pocos remordimientos o penitencias. Algunos incluso interrumpieron al líder laborista, Jeremy Corbyn –que hizo campaña tanto contra el apoyo británico a Sadam Hussein cuando gaseó a los kurdos en los años 80 como contra la invasión de 2003– mientras pronunciaba este miércoles su respuesta parlamentaria a Chilcot.

Y el horror continúa: los 250 iraquíes asesinados por coches bomba este fin de semana son un recordatorio devastador del caos ante el que Blair debe asumir responsabilidades. No fue una metedura de pata, ni un error, ni una confusión: decida lo que decida la ley, este fue –desde cualquier punto de vista moral– uno de los crímenes más graves de nuestros tiempos. Los responsables estarán condenados para siempre. Después de este miércoles, podemos señalarlos y llamarlos por su nombre.

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo

Fuente: http://www.eldiario.es/theguardian/guerra-Irak-error-crimen_0_534746951.html

Saturados de injusticias. Indignados y tocados, así nos sentimos muchos ante la corrupción, la codicia, los recortes… La ira nos moviliza, pero también puede engullirnos si nos enrocamos en ella

Un día en el que un caso de corrupción, de los que ya son cotidianos, había saltado a los periódicos, durante una comida con una elegante y entrañable señora de 85 años. Con su dulce voz dijo: “Yo, gracias a Dios, estoy bien, pero cuando pienso en todas las personas que no tienen nada y veo cómo algunos dirigentes estafan esas cantidades de dinero, entendería que alguna persona desesperada cometiera cualquier tipo de barbaridad”. Sus palabras chocaban con la dulzura de su voz, pero no con la indignación que le hervía por dentro.

En este mismo semanario, días atrás, Rosa Montero confesaba que, pese a que siempre intenta ser mesurada a la hora de escribir, había llamado criminales a los parlamentarios contrarios a la iniciativa legislativa popular que pide la dación en pago en los desahucios. Y, lejos de retirar sus palabras, reafirmaba que lo seguía pensando. Su ira es representativa del sentimiento de muchos ciudadanos. Multiplicada a extremos insufribles en aquellos que se encuentran directamente afectados.

Motivación y emoción son dos palabras que los psicólogos solemos asociar. De hecho, Motivación y emoción es el nombre de una asignatura de la licenciatura de Psicología, el título de una revista científica y de libros sobre el tema. Son dos conceptos que se solapan, que se entrelazan con fuerza. Podríamos decir que la emoción nos activa y la motivación nos dirige. A los homínidos, esta combinación nos ha permitido durante miles de años adaptarnos al medio. Las emociones negativas, como el miedo o la ira, activan una serie de procesos fisiológicos que nos permiten protegernos y defendernos. Esto es, la emoción supone una activación fisiológica que nos motiva o nos empuja a realizar una acción. “Me dio tanta rabia, que no pude más y se lo dije; probablemente si no me hubiera enfadado, no lo habría hecho”, “me calentó y estallé”, “si me enfrío, ya sé que no voy a hacer nada”. A veces necesitamos la rabia para movernos, pero ¿es una condición indispensable?

Los desahucios, los sobres, la codicia, los recortes, los sueldos abultados de muchos políticos… se han convertido en una realidad irrespirable. La ira y el enfado que nos provocan nos empujan a luchar. Nos movilizamos, protestamos, nos manifestamos, surgen iniciativas populares para ayudarnos entre nosotros. Estas acciones tan necesarias están en muchos casos impulsadas por la furia, por ese resentimiento que sentimos por este vergonzoso panorama. ¿Qué pasará si esa serpiente que se enrosca en nuestro estómago sigue siendo la que motive nuestras acciones? Quizá nos comerá a nosotros antes de que podamos cambiar algo.

La vida no es justa y nunca lo ha sido. La falacia de justicia se considera una distorsión cognitiva dentro de la psicología. Una distorsión que se caracteriza por considerar injusto todo lo que no coincide con nuestras creencias o valores. Nos exasperamos, experimentamos arranques de venganza, cuando creemos que el mundo es injusto con nosotros. Es el típico razonamiento de ¿por qué a mí?

Desgastamos la mente intentando entender las barbaridades que suceden a nuestro alrededor para digerirlas mejor. Todo sería más fácil si aprendiéramos a admitir que el mundo está lleno de injusticias y que algunas nos pueden tocar a nosotros. Cargar la mente con porqués incontestables nos consume. Aceptar duele menos. Cuando atravesamos épocas duras y vemos quién nos ayuda y quién no, nos solemos llevar auténticas sorpresas. Suele doler mucho cuando esperas algo de alguien y no ves movimiento alguno. Sin embargo, cuando recolocas a esa persona en otro sitio de tu cerebro, cuando ya sabes de qué palo va, pierde su capacidad de herirte. Si lográramos aceptar cómo es la naturaleza humana, quizá sería más fácil aceptar (que no resignarse) las injusticias. Solo podemos avanzar si sabemos dónde estamos y aceptamos la realidad tal cual es. Intentar ser activos desde la aceptación y no desde el resentimiento.

Cada día se escuchan más historias sobre cómo la dura situación por la que están atravesando muchísimas personas se traduce en un auténtico infierno doméstico. Dentro de las cuatro paredes donde se convive, gritos y menosprecios van golpeando a las parejas, a los niños, a los abuelos. Las emociones negativas se nos desparraman y ya lo están tiñendo todo. Somos animales. No podemos dejar de experimentar emociones. ¿Cómo manejar la rabia, la ira, el resentimiento que provocan las desigualdades que estamos viviendo? 

No todos controlamos igual las emociones. Algunas personas son capaces de ponerlas en un cajón, en una mochila, esto es, les dejan un espacio limitado. No las eliminan; muy al contrario, las reconocen, lloran si hace falta, las explican a algún amigo… Sienten la rabia, la pena… Las miran, no las evitan, no huyen. Los sentimientos que soslayamos se vuelven más borrosos y se desbocan con más facilidad. Si los observamos, sus contornos se van volviendo más nítidos, se concretan.

El resentimiento es una de las emociones más amargas; observarla de cerca para comprobar su inutilidad nos puede ayudar a dejarla atrás. Hace unos meses, durante el coloquio que siguió a una charla en una cárcel catalana, un interno explicó que había vivido ocho años con mucho resentimiento por lo que le había hecho un amigo y también por un incidente relacionado con su exnovia. Contó su corrosiva amargura. “Un día me levanté y vi que aquello no tenía sentido, y se me fue. De repente pasé página con una facilidad venida del cielo…”. El rencor contra los demás solo sirve para devorarnos por dentro, pero los otros se quedan igual. Como muy bien expresó William Shakespeare, “la ira es un veneno que uno toma esperando que muera el otro”. A aquel interno, el día que tuvo la certeza de la inutilidad de ese sentimiento le desapareció el odio incrustado.

Ese interno vivió durante ocho años en dos prisiones: en la real y en la del resentimiento. ¿Cuál es peor de las dos? Al tiempo de abandonar la cárcel, Nelson Mandela declaró: “Al salir y ver toda aquella gente sentí mucha rabia por los 27 años de vida que me habían robado; pero entonces el espíritu de Jesús me dijo: ‘Nelson, cuando estabas en prisión eras libre, ahora que eres libre no te conviertas en tu prisionero”. Mandela vivió 27 años encerrado en la cárcel, aunque no en el resentimiento. La serenidad que logró cultivar fue la que le dio la fuerza para luchar contra las injusticias.

La vergüenza que provocan esas injusticias en quien las oye o lee en los medios de comunicación, la rabia e indefensión en quien las sufre en sus carnes, nos cargan de energía contaminante. Si queremos cambiar el mundo, mejor que nos recarguemos con la energía que proviene de las pequeñas alegrías que nos regala el día. Aunque ahora parecen estar muy escondidas, siguen ahí. “El resentimiento no daña a la persona contra la cual mantiene esta emoción; el resentimiento le está comiendo por dentro a usted” Norman Vincent Peale 

Palabra de sabio

Mahatma Gandhi: “No dejes que se muera el sol sin que hayan muerto tus rencores. Recordad que a lo largo de la historia siempre ha habido tiranos y asesinos, y por un tiempo han parecido invencibles. Pero siempre han acabado cayendo. Siempre”.

Martin Luter King: “Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien. Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad, y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”.

Nelson Mandela ha fallecido a la edad de 95 años. Descanse en paz.

Invictus. Este Poema, según Mandela, le ayudó en su duro cautiverio de 27 años.

Fuera de la noche que me cubre, Negra como el abismo de polo a polo, Agradezco a cualquier dios que pudiera existir Por mi alma inconquistable.

En las feroces garras de las circunstancias Ni he gemido ni he gritado. Bajo los golpes del azar Mi cabeza sangra, pero no se inclina.

Más allá de este lugar de ira y lágrimas Es inminente el Horror de la sombra, Y sin embargo la amenaza de los años Me encuentra y me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecha sea la puerta, Cuán cargada de castigos la sentencia. Soy el amo de mi destino: Soy el capitán de mi alma.

Texto original inglés Out of the night that covers me, Black as the pit from pole to pole, I thank whatever gods may be For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance I have not winced nor cried aloud. Under the bludgeonings of chance My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears Looms but the Horror of the shade, And yet the menace of the years Finds and shall find me unafraid.

It matters not how strait the gate, How charged with punishments the scroll, I am the master of my fate: I am the captain of my soul.

"Invictus" es un poema breve del poeta inglés William Ernest Henley (1849–1903). Escrito en 1875, fue publicado por primera vez en 1888 en el "Libro de Poemas" del mismo.

Invictus también es una película de 2009 dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon, basada en el libro "El Factor Humano" de John Carlin. Trata sobre Nelson Mandela y su uso de la Copa de Mundo de Rugby de 1995 como una oportunidad para unir al país. El título tiene su origen en el hecho histórico que Mandela tuvo el poema escrito en una hoja de papel durante su prisión, ayudándole a sobrellevar su encarcelamiento. En la película, Mandela le escribe el poema al capitán de la selección surafricana, Francois Pienaar antes del comienzo del campeonato, si bien en la realidad Mandela le dio un extracto de un discurso de Theodore Roosevelt, "The Man in the Arena".

"The Man in the Arena" es el título del discurso que Theodore Roosevelt dio en La Sorbona en París, Francia, el 23 de abril de 1910. Posteriormente fue reimpreso en su libro Citizenship in a Republic.

El fragmento más notable y famoso del discurso es este:

No es el crítico quien cuenta; ni aquellos que señalan como el hombre fuerte se tambalea, o en qué ocasiones el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece realmente al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo, sudor y sangre; al que se esfuerza valientemente, yerra y da un traspié tras otro pues no hay esfuerzo sin error o fallo; a aquel que realmente se empeña en lograr su cometido; quien conoce grandes entusiasmos, grandes devociones; quien se consagra a una causa digna; quien en el mejor de los casos encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso; y que en el peor de los casos, si fracasa, al menos caerá con la frente bien en alto, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas frías (tibias) y tímidas que no conocen ni la victoria ni el fracaso.

Nelson Mandela dio una copia de este discurso a Francois Pienaar, capitán del equipo de rugby de Sudáfrica, antes del inicio de la Copa de Mundo de Rugby de 1995, aunque en la película Invictus que narra ese hecho, Mandela entrega una copia del poema Invictus de William Ernest Henley.

Referencia del original: http://www.theodore-roosevelt.com/trsorbonnespeech.html

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Invictus_(poema) 

Página sobre Mandela, http://archives.nelsonmandela.org/home más aquí,  En el NYT

PELÍCULAS – Inside job, de Charles Ferguson. – Cadena perpetua, de Frank Darabont. – Ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica. – Pena de muerte, de Tim Robbins.


LIBROS

Los rostros de la injusticia, de Judith Shklar. Editorial Herder, 2013. Un ensayo que muestra las mil caras de la injusticia y plantea la actitud con que afrontarla.

Solo si nos comprometemos y, mediante procedimientos democráticos, expresamos permanentemente nuestro sentido de la injusticia, conseguiremos que los gobernantes se impliquen en tratar de aminorarla”.

Yo no tenía una creencia específica, excepto que nuestra causa era justa, era muy fuerte y que estaba ganando cada vez más y más apoyo” Nelson Mandela  Fuente: El País Semanal.

Otra manera de hacer política. Mandela demostró que hay otras formas de hacer política.

Me admira que, tantos días después, sigamos pegados a la catarata de las páginas necrológicas de Mandela sin repulsión ni hastío, que es lo que se suele experimentar en este tipo de hemorrágicos ditirambos mortuorios. De Mandela, en cambio, nos interesa todo, desde los magníficos textos de Carlin hasta las imágenes de esa fiesta interminable que está siendo su despedida. La intensidad de nuestro interés nos da la medida de lo muy necesitados que todos estamos de creer en lo que Mandela representa: alguien a quien la adversidad no doblegó, a quien el odio no envenenó, a quien el poder no corrompió. Era un político que honró la política. 

Corren malos tiempos para la democracia. Veo en todo el mundo una crisis en la credibilidad de este sistema, un creciente enojo ante sus abusos evidentes, ante su hipocresía y su cinismo. Nadie parece confiar en los políticos: la frase “todos son iguales” es el lema de moda. Y los únicos que parecen un poco menos iguales, justamente, son los que preconizan las hogueras purificadoras y la mano dura. Quiero decir que veo brotar por doquier la flor negra de la añoranza de la tiranía. Haber nacido en una dictadura me vacunó contra ello, pero el mundo está lleno de ignorantes que, escandalizados por las corruptelas democráticas, creen que los sistemas dictatoriales son más limpios sólo porque son infinitamente más opacos: no sólo la porquería y los abusos no trascienden, sino que además dan respuestas simples a los problemas complejos y luego se encargan de ocultar todo el daño que esa simplificación ha provocado. Yo sigo creyendo, en fin, que la democracia es el sistema menos malo, y que, con todas sus contradicciones, ha permitido mejorar notablemente la situación del mundo. Y también creo que no hay que rendirse y que hay otra manera de hacer política. Lo demostró Mandela. ROSA MONTERO. El País.  Más sobre Mandela en el NYT. Aprenda con el NYT, para centros educativos, vídeo.

Todos somos Mandela
Mandela dibujó un camino, y los demás hemos de consolidar la senda. La tremenda orfandad de líderes, de referentes, de valores, que estamos viviendo nos empuja a exigir a otros lo que nosotros no somos capaces de hacer. Para que Mandela pudiera hacer lo que hizo fue precisa una masa crítica, un número crítico suficiente de personas que respaldara sus pensamientos y sus actos. Y en esa tarea entramos todos. La teoría es fácil: ¿qué diría Mandela en esta situación? ¿Callaría ante este atropello? ¿Qué decisión tomaría en mi comunidad de vecinos? ¿Cómo sería Mandela en mi puesto de trabajo?

La lucha contra la segregación solo ha comenzado, quedan aspectos relevantes pues es patente que hoy, en los albores del tercer milenio, no todos somos iguales ante la ley. Hay hombres y hay mujeres; hay doctoras y hay limpiadoras; hay catedráticas y princesas; hay jueces y excluidos sociales, dependientes y cuidadores, etcétera. Una gran parte de nuestra sociedad se refugia en su colectivo, rechaza al diferente sea cual sea el motivo. Se hace especialmente cruda la segregación entre ricos y pobres. Evidentemente, la igualdad de oportunidades está —como poco— en entredicho.

Los valores asociados a Mandela viven escondidos en cada uno de nosotros. Todos tenemos dentro un trocito de integridad, de generosidad, de tenacidad, de talento. Busquemos esos valores, apliquémoslos todos en la vida diaria y por fuerza surgirá a nuestro alrededor el liderazgo necesario para el entusiasmo, para la esperanza.— Elena Anadón Santafé. Zaragoza, cartas al director. El País.

Reflexión amarga con motivo de la muerte de Mandela
Joaquim Sempere
Mientras tanto electrónico

Llama la atención la doble cara del legado político de Nelson Mandela. Por una parte, la derrota del apartheid y la implantación de un régimen de libertades políticas sin distinciones étnicas —una persona, un voto—, mediante un proceso casi totalmente pacífico y marcado por la altura moral excepcional del principal promotor del proceso: Nelson Mandela. Por otra parte, no sólo la pervivencia de la pobreza y de las desigualdades, sino su acentuación. Salvo la emergencia de una nueva clase media negra, el panorama social sólo ha variado substancialmente para empeorar.

Para entenderlo basta con leer el capítulo 10 de La doctrina del shock, de Naomi Klein. En treinta páginas se condensa convincentemente qué ocurrió para que el programa del CNA con el que éste ganó las elecciones de 1994 quedara completamente anulado en sus facetas económico-sociales. Ese programa se inspiraba en la Carta de la Libertad (Freedom Charter), aprobada en una asamblea de 1955 en Kliptown a la que asistieron unos tres mil activistas y donde se sintetizaban las demandas populares recogidas durante meses por unos 50.000 voluntarios que recorrieron pueblos y ciudades de todo el país. La Carta contenía no sólo el fin del apartheid y la implantación del sufragio universal y los derechos humanos, sino también un programa económico-social de nacionalización de la banca, las minas, los servicios públicos y de distribución de la tierra.

La clave del asunto, según Naomi Klein, está en que las negociaciones a las que se dio más importancia y visibilidad mediática fueron las que tuvieron lugar entre Mandela y De Klerk en torno al modelo político. Mandela logró salirse con la suya e impuso su modelo democrático no racista. Pero mientras tanto, entre bambalinas y lejos de los focos, se cocinaban las decisiones sobre el sistema económico en el clima de hegemonía neoliberal entonces ya imperante en el mundo. Las presiones del FMI, el GATT (luego OMC) y de los movimientos de capitales consiguieron anular todos los proyectos contenidos en la Carta de la Libertad. Veinte años después ni siquiera se han logrado las conquistas en materia de enseñanza y sanidad previstas, y la separación de clases no ha cesado de profundizarse. Naomi Klein subraya la escasa atención que el conjunto de la organización del CNA prestó a aquellas negociaciones. Sólo conociendo cómo se coció aquella peculiar transición puede entenderse la frustración en la que desembocó.

La celebración de la magnanimidad, de la grandeza de alma, que Desmond Tutu atribuye como principal virtud a nuestro héroe, es un espectáculo reconfortante. Indica que todavía hay un terreno moral de confluencia en torno a ciertas conductas políticas —aunque haya que descontar la hipocresía, “ese homenaje que el vicio rinde a la virtud”, de muchos de los que hoy le elogian—. La capacidad para ponerse en el lugar del otro —y en particular cuando el otro ha sido un opresor brutal— y para mostrar una generosidad que acaba suscitando en ese otro el respeto y un cierto nivel de arrepentimiento, son una herencia moral de Nelson Mandela que, por sí sola, tiene un valor incondicional. Nos permite pensar que la humanidad puede alcanzar cimas morales elevadas, y esto por sí solo da sentido a mucho de lo que hacemos, aunque esas cimas convivan con abismos de perversión. Pero inmediatamente después de pensar esto nos embarga de nuevo el espanto de ver hasta qué punto la maldad sigue encontrando vías retorcidas para neutralizar la bondad alcanzada.  Durante los dos primeros años de gobierno del CNA se construyeron más de cien mil viviendas para las personas pobres y se realizaron millones de conexiones en hogares privados con las redes de agua, electricidad y teléfono. Pero abrumado por la deuda y presionado internacionalmente para privatizar esos servicios, el gobierno pronto empezó a subir sus precios. Tras una década de gobierno del CNA, millones de personas han visto interrumpidos sus recién conectados servicios de suministro de agua y electricidad por impago de las facturas. Las minas, la banca y los monopolios que —siguiendo las orientaciones de la Carta de la Libertad asumidas como programa electoral por el CNA— debían ser nacionalizadas, siguieron en manos de las mismas compañías privadas. La propiedad de la tierra estaba en 2006 en un 70% en manos de los mismos propietarios blancos de siempre, que constituían el 10% de la población. Un dato resume la situación sanitaria del país: entre 1990 y 2006 la esperanza de vida de los sudafricanos había descendido en trece años (aunque a los factores sociales haya que añadir la difusión del sida).

La clave de esa evolución fue la tremenda presión a que fue sometido el nuevo gobierno implantado tras las primeras elecciones libres por parte del poder financiero, del país y de fuera, para que aceptara la libertad de movimiento de los capitales, la prohibición de ventajas a la industria nacional, la renuncia a la reforma agraria, el pago de una deuda exterior enorme contraída por los últimos gobiernos del apartheid, pago que dejaba exhaustas las arcas estatales, etc. “Al nuevo gobierno se le dio las llaves de la casa pero no la combinación de la caja fuerte”, dice Klein.

Según los testimonios recogidos por Naomi Klein, los acuerdos políticos arrancados a los blancos por el gobierno del CNA fueron un éxito, pero mientras tanto se imponían compromisos económicos leoninos al nuevo gobierno por parte de la oligarquía blanca del país y las entidades supranacionales. Hasta llegó a remitirse el programa económico del CNA a Harry Oppenheimer (expresidente de las gigantes mineras Anglo-American y De Beers) para que éste diera su visto bueno, tratando de evitar shocks de los mercados.  No es nada fácil juzgar las decisiones de los nuevos dirigentes. Las presiones se ejercían en forma de caída en las bolsas de los valores sudafricanos, huida de capitales y chantajes económicos. Pero además el desenlace de la fuerte tensión social podía llevar a un baño de sangre. Como recuerda uno de los líderes del CNA, William Gumede, Sudáfrica corrió el riesgo real de guerra civil durante todo el periodo de transición. Los pobladores de los townships vivían aterrorizados por bandas armadas del Partido Nacional, la policía seguía practicando matanzas, numerosos dirigentes negros eran asesinados. Chris Hani, un militante joven que muchos veían como el sucesor de Mandela, murió bajo los tiros de un asesino racista.

Estas fueron las circunstancias de aquella particular transición. Si hoy el panorama social de Sudáfrica es el que es, se debe a la interferencia brutal de la oligarquía nacional e internacional del dinero. Los nuevos dirigentes del país no se arriesgaron a resistir por la fuerza, temiendo un baño de sangre. Vivieron, además, en pleno apogeo del neoliberalismo, que les fue impuesto con toda clase de amenazas y chantajes. Esta es la otra parte de la historia, la que no se ha contado, la que pone en evidencia la dictadura del gran capital financiero sobre los pueblos de la Tierra. Todo ello pone en evidencia la hipocresía política y mediática con que se ha manipulado un homenaje más que merecido. No es aventurado pensar que si Mandela hubiera optado por resistir, hoy sería demonizado como terrorista (Thatcher ya le endosó este epíteto en su momento) en vez de celebrado como humanista de gran altura moral.  Fuente: http://www.mientrastanto.org/boletin-120/notas/reflexion-amarga-con-motivo-de-la-muerte-de-mandela 

Nelson Mandela ha fallecido a la edad de 95 años. Descanse en paz.

Invictus. Este Poema, según Mandela, le ayudó en su duro cautiverio de 27 años.

Fuera de la noche que me cubre,
Negra como el abismo de polo a polo,
Agradezco a cualquier dios que pudiera existir
Por mi alma inconquistable.

En las feroces garras de las circunstancias
Ni he gemido ni he gritado.
Bajo los golpes del azar
Mi cabeza sangra, pero no se inclina.

Más allá de este lugar de ira y lágrimas
Es inminente el Horror de la sombra,
Y sin embargo la amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecha sea la puerta,
Cuán cargada de castigos la sentencia.
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.


Texto original inglés

Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.

"Invictus" es un poema breve del poeta inglés William Ernest Henley (1849–1903). Escrito en 1875, fue publicado por primera vez en 1888 en el "Libro de Poemas" del mismo.

Invictus también es una película de 2009 dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon, basada en el libro "El Factor Humano" de John Carlin. Trata sobre Nelson Mandela y su uso de la Copa de Mundo de Rugby de 1995 como una oportunidad para unir al país. El título tiene su origen en el hecho histórico que Mandela tuvo el poema escrito en una hoja de papel durante su prisión, ayudándole a sobrellevar su encarcelamiento. En la película, Mandela le escribe el poema al capitán de la selección surafricana, Francois Pienaar antes del comienzo del campeonato, si bien en la realidad Mandela le dio un extracto de un discurso de Theodore Roosevelt, "The Man in the Arena".

"The Man in the Arena" es el título del discurso que Theodore Roosevelt dio en La Sorbona en París, Francia, el 23 de abril de 1910. Posteriormente fue reimpreso en su libro Citizenship in a Republic.  El fragmento más notable y famoso del discurso es este: 

No es el crítico quien cuenta; ni aquellos que señalan como el hombre fuerte se tambalea, o en qué ocasiones el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece realmente al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo, sudor y sangre; al que se esfuerza valientemente, yerra y da un traspié tras otro pues no hay esfuerzo sin error o fallo; a aquel que realmente se empeña en lograr su cometido; quien conoce grandes entusiasmos, grandes devociones; quien se consagra a una causa digna; quien en el mejor de los casos encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso; y que en el peor de los casos, si fracasa, al menos caerá con la frente bien en alto, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas frías (tibias) y tímidas que no conocen ni la victoria ni el fracaso.

Nelson Mandela dio una copia de este discurso a Francois Pienaar, capitán del equipo de rugby de Sudáfrica, antes del inicio de la Copa de Mundo de Rugby de 1995, aunque en la película Invictus que narra ese hecho, Mandela entrega una copia del poema Invictus de William Ernest Henley.

Referencia del original: http://www.theodore-roosevelt.com/trsorbonnespeech.html
Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Invictus_(poema)

Página sobre Mandela, http://archives.nelsonmandela.org/home más
aquí,
En el NYT