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domingo, 22 de diciembre de 2019

El joven científico español que busca por qué las ciudades nos enferman. EE UU financia con dos millones de dólares un innovador proyecto sobre los patrones urbanos que influyen en la salud

Los expertos en salud pública insisten una y otra vez en que el código postal es más determinante que el código genético. Los determinantes sociales de la salud y el bienestar marcan más la evolución de una persona que lo que heredó de sus progenitores. El barrio en el que se vive indica el acceso a zonas deportivas o la exposición a contaminación, pero también el poder adquisitivo, si se podrá pagar un examen por un especialista privado y si se tiene un alto nivel educativo, es más probable que goce de una buena alimentación y practique deportes. Por eso, en Madrid hay hasta diez años de diferencia en la esperanza de vida entre barrios: en algunos no superan los 78 años mientras en alguno alcanzan los 88.

Nos empeñamos en educar a cada individuo y olvidamos que cuando se trata de la salud pública, pensar en términos poblacionales es fundamental", dice Bilal

Y como se calcula que en 2050 el 70% de la población mundial vivirá en ciudades, nos interesa saber cómo determinan la salud de sus habitantes. Es lo que pretende el epidemiólogo urbano Usama Bilal, nacido en Gijón hace 32 años, por medio de un proyecto que acaba de recibir dos millones dólares de financiación por parte de los Institutos Nacionales de Salud de EE UU (NIH). El plan de Bilal, que durará cinco años, es uno de los 11 científicos que en todo el país han recibido financiación por medio de un programa de investigación destinado proporcionar independencia a científicos jóvenes "excepcionales" para que desarrollen proyectos especialmente innovadores: trabajos de "alto riesgo y alta recompensa", según los define NIH.

En su caso, el plan es descubrir cuáles son y cómo interactúan los ingredientes urbanos que afectan a la salud en las grandes ciudades y que de momento no han revelado sus secretos. "Hay una necesidad real de comprender las consecuencias para la salud de este proceso de urbanización y cómo se puede gestionar para promover la salud", explica Bilal por videoconferencia desde Baltimore, una ciudad de la que conoce bien sus condicionantes sociales. El investigador español formará un equipo de cuatro personas que estudiarán numerosos factores y estadísticas de salud en una gigantesca muestra de las más de 700 ciudades con más de 100.000 habitantes de EE UU y diez países latinoamericanos (México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Brasil y Argentina). Una muestra de millones de personas y su evolución a lo largo de los últimos 30 años, para estudiar cómo cambia la salud de la ciudadanía a medida que las urbes van creciendo. Es la primera vez que se va a hacer algo así y a esa escala.

"Nos fijaremos en factores como la riqueza, la contaminación, los salarios, la vivienda, los kilómetros de carretera por persona, pero también en otros como la criminalidad o el número de contactos sociales que se entablan, lo que favorece la transmisión de infecciones", afirma Bilal, profesor asociado de la Universidad de Drexel (Filadelfia). Todos esos determinantes se cruzarán con estadísticas sanitarias, como mortalidad por distintas causas, enfermedades metabólicas y otras condiciones como depresión, abuso de sustancias, tabaquismo, etc., para formar un complejísimo mosaico de causas y efectos que se interrelacionan en la vida de los urbanitas.

El investigador asturiano Usama Bilal.
UNIVERSIDAD DE DREXEL

Bilal cree que hay patrones universales aunque en cada ciudad se viva en contextos culturales, legales y sociales muy distintos, como los que pueden encontrarse en Nueva York o San José en Costa Rica: "A pesar de estas diferencias tan grandes entre países, creemos que comparten características, como la correlación con los salarios de la ciudad o la asociación entre población, contaminación y transporte". Este joven epidemiólogo tiene varias hipótesis de trabajo, como que las grandes ciudades sacarán peores notas en enfermedades infecciosas y cardiovasculares, mientras que las pequeñas saldrán peor paradas en accidentes. Pero todavía hay muchos patrones que no saben cómo se comportarán y, algunos, como la influencia de la alimentación, que aún está pensando cómo medirlo.

"Fuera del ámbito de la salud sabemos mucho sobre cómo determinadas decisiones tomadas en las ciudades afectan a otros aspectos, como el urbanismo en la criminalidad. Pero nos falta establecer esta conexión con la salud", señala Bilal, formado en la Universidad de Oviedo y posteriormente en EE UU gracias a una beca de la Obra Social de La Caixa. Por esto, su proyecto pretende aportar herramientas que ayuden a identificar estos fenómenos que solo emergen en ciudades grandes o en crecimiento, para mitigar los aspectos negativos y potenciar los saludables. "A veces, nos empeñamos en la necesidad de educar a cada individuo para que tome decisiones saludables y olvidamos que cuando se trata de la salud pública, pensar en términos poblacionales es fundamental e incluso más fundamental en las ciudades". El Pais

martes, 17 de julio de 2018

“Pagamos tres veces por la gestión de los envases abandonados”. Entrevista a Julià Álvaro, exsecretario autonómico de Calidad Ambiental y Cambio Climático del País Valencià.

Entrevista a Julià Álvaro, exsecretario autonómico de Calidad Ambiental y Cambio Climático del País Valencià

Ramón Plaza
El Salto

Julià Álvaro, ex secretario autonómico de Calidad Ambiental y Cambio Climático del País Valencià, salió del Govern del Botánic destituido en febrero sin poder implantar el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR). El pasado 28 de mayo la Comisión Europea publicó una nueva directiva contra los productos de plástico de un solo uso que decreta la obligación de recuperar el 90% de las botellas de plástico en 2025. No solo eso, sino que recomienda la instalación de sistemas de retorno de envases para la consecución de dicho objetivo, tal y como defiende Álvaro.

Julià Álvaro nos recibe en el salón de su casa en València, una estancia luminosa y trufada de libros que llaman la atención desde el desorden leve de las estanterías. El ex secretario autonómico de Calidad Ambiental y Cambio Climático nos hace esperar unos minutos mientras observamos algunos títulos sobre el mundo de la comunicación y de la ecología política. Álvaro responde a una fusión entre ambas facetas, dos de los elementos centrales de su vida. Fue periodista de la extinta Canal 9, donde trabajó como redactor, corresponsal en las Guerras del Golfo y Yugoslavia y miembro del Comité de Redacción de la entidad.

Más tarde, se implicó de manera notoria en las protestas de la plantilla al calor de las disputas abiertas a raíz del cierre irregular por el despilfarro de la televisión pública valenciana, los despidos masivos y la manipulación de los contenidos. El antiguo reportero volvió a aparecer entre las filas de Equo del País Valencià y en octubre de 2014 empezó a ejercer de coportavoz de la formación Verds-Equo dentro de la coalición de Compromís que presentaría su candidatura a las elecciones autonómicas de 2015. Tras los comicios, el Pacte del Botànic consensuado entre el partido de Mónica Oltra y el PSPV de Ximo Puig le hace aterrizar en la Secretaría Autonómica antes mencionada.

Una vez allí, y tras el primer año de gobierno, se dieron las primeras noticias del enfrentamiento velado entre Álvaro y la consellera de Agricultura y Medio Ambiente, Elena Cebrián, en la forma y aplicación de ciertas políticas verdes. El principal elemento de disenso fue el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) de envases, que venía a sustituir el modelo de gestión vigente. Finalmente, tras una enorme presión ejercida por las entidades y corporaciones que se sintieron amenazadas por la implantación del nuevo sistema, el gobierno del Botànic tomó la decisión de cesar al ex-periodista de su cargo.

¿Por qué optó por el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) como uno de los proyectos principales, símbolo de su gestión?
Junto al cambio climático y la pérdida de biodiversidad, la salud de los mares es una de las cuestiones clave del campo medioambiental. En este sentido, los plásticos representan un peligro muy grave que se puede abordar mediante una gestión alternativa de los envases. El SDDR cumple dicha función, los envases se tratan de otra manera para garantizar que volúmenes inmensos de plásticos no acaben en el mar. También es responsabilidad de las instituciones que los espacios públicos estén libres de basura. En este ámbito, los envases son un grupo numeroso y fácil de acotar, lo que permite un tratamiento particularizado a través del sistema de retorno de envases. Un sistema que tiene precedentes y ejemplos en todo el mundo y cada vez más.

Además, se está gestionando en contra del interés general en términos medioambientales, sino también en el aspecto económico. Quien está asumiendo el coste de esta mala gestión es la ciudadanía, que está pagando tres o más veces por un servicio cuya regulación exige que ha de ser cubierto por las entidades que ponen en el mercado un producto envasado. Los grandes embotelladores han puesto en marcha empresas como Ecoembes para llevar a cabo esa gestión y, mientras, mantienen un modelo con el que están sacando un beneficio desmesurado.

¿Cómo es posible que paguemos tres veces por la gestión de los envases?
Por ley, el responsable del residuo envase es quien lo pone en el mercado. Ecoembes, una organización sin ánimo de lucro es quien gestiona dichos envases en nombre de las principales empresas que venden productos envasados, compañías como Coca-Cola, Pepsi-Co, Nestlé o Danone que integran el consejo de administración de esta entidad. Para llevar a cabo el proceso de tratamiento, se aplica el Sistema Integrado de Gestión (SIG) gracias al punto verde que figura en los envases, un impuesto de pocos céntimos que el embotellador repercute en el precio para no perder margen de beneficio y que garantiza, supuestamente, la gestión por parte de Ecoembes. Este caso muestra como el consumidor paga por el servicio de gestión del residuo envase a través del precio del producto, cuando tendría que abonarlo la empresa y restar dicho valor de sus ganancias.

Así deberían de verse cubiertos los costes de tratar y reciclar el material de envase, pero eso no pasa: aproximadamente dos tercios de los envases que se ponen en el mercado no van al contenedor amarillo y quedan abandonados. La consecuencia es que si un envase es arrojado a la vía pública, a un contenedor gris o a una papelera, ha de ser recogido por los servicios públicos que también corren a cuenta de la ciudadanía. Es decir, en dos de cada tres envases se paga dos veces por la gestión de un envase. Después, esos envases se meten en un camión que cobra por el peso de lo transportado, para llegar a la planta de gestión de residuos donde se vuelve a pagar por el peso de la basura que reciben dichas instalaciones. Es decir, la ciudadanía paga punto verde, recogida, transporte y entrada en planta.

¿Dónde va el dinero que se abona a través del punto verde?
El dinero se lo llevan las empresas a través de Ecoembes, que mueve alrededor de 450 millones de euros al año, de los que se gasta 100 millones en publicidad, más o menos. Ecoembes cobra el importe del punto verde por el 100% de los envases pero solo efectúa la recogida del 30% de los mismos. Dos tercios de dinero que acaban en Ecoembes sin la prestación del servicio asociado. Puesto que no es una entidad con afán de lucro, aprovecha estos ingresos para llevar a cabo campañas publicitarias, para las generosas retribuciones de sus directivos y para ser un agente importante de presión en favor del sistema actual del cual se beneficia.

¿Qué acciones (de lobby, mediáticas y discrecionales) emprendió Ecoembes para vilipendiar la propuesta del SDDR? ¿Cuáles fueron sus métodos?
Las actividades de lobby a favor del SIG son las más notorias de la entidad, sólo hay que mirar su presencia en redes y otros medios como la televisión. También tiene una considerable influencia en la información elaborada por los principales medios de comunicación por el peso de la ingente publicidad que otorga a dichos medios gracias a sus grandes ingresos. No deja de ser lo mismo que hacen todos los grupos de presión que influyen en la esfera pública y privada en defensa de intereses particulares.

Ecoembes se presenta como una organización sin ánimo de lucro que defiende los valores ecologistas del reciclaje. A la luz de su composición entitaria, ¿es lícito que venda esa imagen mientras perpetúa un modelo de gestión insostenible? ¿cómo se puede desenmascarar a Ecoembes?
Ecoembes tiene ciertas actitudes cercanas a la preocupación por las cuestiones ecológicas, su gestión permite que se alcance un determinado nivel de reciclaje que, en el caso de los envases, ronda el 30 o el 35%. Pero, a la vez, representa los intereses del poder corporativo y están frenando la llegada de una iniciativa que puede aspirar a reciclar el total de los envases consumidos.

Ecoembes tiene un interés superior a su sensibilidad ecológica: mantener la tasa de ganancia de sus entidades fundadoras. El problema es que, fruto de su potencia de fuego mediático, se presta mucha atención a las campañas de sostenibilidad, mientras se evita poner el foco en que la perpetuación del SIG retrasa la implantación de un sistema mejor y en quién está detrás de esta entidad de tintes verdes cuyos propietarios nada tienen que ver con la construcción de un mundo más sostenible.

Ecoembes es una entidad que, dado que su gestión es deficiente y sólo llega a controlar una tercera parte de todos los envases que le corresponde gestionar, pone una buena porción de esos ingresos, el dinero que cobra por encima de los residuos que maneja, al servicio de esa imagen verde y el grueso telón que cubre a las compañías que están detrás.

La tarea de los medios de comunicación es explicarlo y la de las instituciones ponerlo de manifiesto. Pero topar con las grandes estructuras de presión supone dificultades para los medios, que tienen que renunciar a ciertos ingresos publicitarios, y para los gobiernos que tienen que soportar inmensas presiones.

¿Cumple Ecoembes una función de Responsabilidad Social Corporativa?
Sí, ofrece una imagen de una gestión preocupada por obtener resultados que no es real. El modelo SIG de diversos contenedores, que era bueno hace 20 años cuando no había ningún mecanismo de separación en origen, está llegando a su límite operativo en el que solo podemos mejorar en milésimas porcentuales. Si tenemos en cuenta que es un mecanismo que lleva dos décadas vigentes, cuyos contenedores están al alcance de casi toda la población y acompañado de potentes y frecuentes campañas de sensibilización, no hay otra forma de explicar que no mejoren las cifras.

Ha tocado tope. Sobre todo en el caso de los envases. Se sabe que en Alemania, los resultados no son del 30%, sino que rozan el 100%. Dado que vemos como se apuesta cada vez más por quintos contenedores de materia orgánica o por la recogida puerta a puerta, podemos concluir que existen niveles de concienciación ciudadana que permiten ir más allá de los contenedores del SIG. Por responsabilidad, las instituciones deberían promover y poner en marcha estos cambios para velar por el interés general. Las empresas, por su parte, deben adaptarse a las nuevas realidades legales y lo harán.

Movimiento 83 ha elaborado este vídeo para denunciar las promesas incumplidas del Govern: http://www.youtube.com/watch?v=Yl2w8XO1Vr0 Muchos han dicho que no se puede extrapolar el éxito del SDDR en otros países a nuestro entorno.

¿Tiene el País Valencià alguna particularidad que suponga un obstáculo para la implantación de este sistema?
No, no lo creo. Se dice que no estamos preparados para cosas que funcionan en otros lados pero eso nos lleva a supuestos absurdos como que la conducta de una población en concreto no esté configurada para la democracia. Aquí pasa un poco lo mismo, es una cuestión de voluntad política. Y tenemos ejemplos por todo el globo, hay SDDR en Australia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Alemania, Croacia, en sitios muy dispares.

¿Qué resistencias se encontró a la hora de intentar implementar el sistema de retorno de envases? ¿Cuáles fueron los sectores más beligerantes?
A parte de la incesante oposición de Ecoembes, los supermercados también cumplieron un papel relevante. Consideraban que podía afectar a su volumen de negocio por el coste que supondría la instalación de las máquinas de retorno y el espacio que quitarían a la venta de productos. Esta argumentación tiene poco fundamento: es verdad que la tarea de gestionar sus envases puede ser al principio una molestia añadida para el supermercado, pero es una responsabilidad social que deben asumir como tantas responsabilidades asume la ciudadanía. Todos los sectores deben contribuir a una economía más sostenible.

Además, la gestión de dichos envases viene compensada por dos céntimos en cada unidad, lo que supone la ganancia de enormes cantidades de dinero si tenemos en cuenta el volumen de envases que se maneja en el País Valencià. Los supermercados alemanes, por ejemplo, tienen importantes ingresos gracias a esos 'céntimos'.

Más allá de eso, sucede que todo el sector empresarial (las grandes empresas envasadoras y su tejido asociado) se ha movido en contra de la instalación del sistema de retorno de envases ya que supone ciertos cambios para las condiciones y los equilibrios del mercado en el que compiten. Son sectores que siempre intentan retrasar dichas modificaciones. Pero, cuando ya no tienen más remedio (como pasa con el etiquetado), se suman a la transición e intentan sacar rentabilidad de ella.

La revisión del Pacte del Botànic no incluyó ninguna referencia o mención a la implantación del SDDR pese a la expectación creada por los diversos pronunciamientos dentro del Govern a favor de esta medida. ¿Por qué no se dice nada del SDDR en la revisión del pacto?
El Pacte del Botànic nunca bajaba a las cosas concretas, era más bien una declaración genérica de principios. El SDDR figuraba en el programa electoral de Compromís que se manifiesta en dicho pacto a través de una mención a la necesidad de caminar hacia economías más sostenibles. Después, las Cortes valencianas se pronunciaron en apoyo al sistema de retorno de envases, lo que cristalizó en una resolución tomada en el debate sobre el estado de la Comunidad de 2016 que instaba al gobierno autonómico a poner en marcha el SDDR. Más tarde, durante el seminario semestral del Govern de julio de 2016 celebrado en Torrevieja, el ejecutivo se comprometió a iniciar la implantación del sistema.

Tuvimos diversas menciones y compromisos: programa electoral, pronunciamiento y resolución de las Cortes y compromiso explícito del Govern. Nada de eso se ha cumplido. Es cierto que la revisión del Botànic generó cierta expectación, pero el compromiso ya estaba presente en otras instancias. No se ha querido cumplir, es un problema de voluntad política.

¿Cree que Compromís asumió su destitución para reducir la tensión y las suspicacias entre las formaciones que componen la coalición de gobierno? ¿Cómo valoras esta actuación por parte de Compromís y Verds-Equo?
Se ha preferido poner el listón medioambiental a una altura que no dificultara la relación entre los socios de gobierno. En un gobierno de coalición con diversas sensibilidades, es necesario negociar y ceder en ciertos puntos. En este marco, Compromís ha aceptado reducir sus exigencias ambientales a cambio de otras cosas que se habrán acordado y que no conozco.

Así es como se han sacrificado políticas ambientales importantes y de gran alcance. De esta manera, las prioridades ecológicas han sido cuestiones de segunda o tercera categoría ya que, en pos del rédito electoral, se opta por medidas cuyas consecuencias son visibles en el corto plazo, lo que no suele coincidir con los márgenes necesarios para notar la efectividad de las políticas ambientales. Yo creo que es un gran error.

¿Cómo valora sus dos años y medio al frente de la Secretaria Autonómica de Calidad Ambiental y Cambio Climático? ¿Cuáles han sido sus principales logros? ¿Y sus errores y omisiones más destacadas?
Estos últimos dos años y pico han sido positivos, muy intensos y gratificantes. Me siento muy agradecido por haber tenido esta oportunidad pero lamento mucho no haber finalizado la legislatura porque se podría haber rematado una labor muy buena y dejar ciertos avances blindados ante los intentos de futuros gobiernos de acabar con esta senda verde.

Lo mejor de nuestra gestión ha sido la simple puesta en marcha de políticas medioambientales. Hasta nuestra llegada, la gestión medioambiental de la Comunidad Valenciana no existía más allá del apellido verde que figuraba en la cartera. Las políticas del Partido Popular nada tenían que ver con un tratamiento coherente y coordinado de la protección del entorno natural.

Lo que se ha conseguido en estos dos años y medio es establecer la idea de que hay que visibilizar la política medioambiental y el resto de políticas (urbanismo, industria, etc.) deben de tenerla en cuenta. Esto puede parecer genérico pero es básico. De hecho, nos topamos con una serie de actividades económicas vinculadas, en su mayoría, al mundo de la construcción y de la gestión de residuos que no estaban acostumbradas a tener que lidiar con una gestión medioambiental efectiva que no supeditaba sus decisiones a intereses externos al bien común. Es este conflicto el que puso en crisis esta etapa.

Pese a ello, hemos dado pasos muy importantes. Emprendimos proyectos de recuperación de agua para no depender de trasvases y otros métodos de gran impacto ambiental. Se ha implantado la separación en origen de la materia orgánica en muchos municipios y los consorcios de gestión de residuos, que estaban acostumbrados a prácticas mafiosas, se han ido adaptando al nuevo modelo.

Tampoco volveremos nunca a la máxima de 'todo espacio es un solar'. Se ha entendido que la prevención de incendios no es una parte de la extinción, sino que la extinción se puede evitar si se hace una buena prevención que, a su vez, está muy relacionada con la gestión territorial basada en la conservación ecológica. Claro que en dos años no se revierte una mala gestión de veinte años, pero si pormenorizamos se aprecian los avances.

Fuente:
http://www.elsaltodiario.com/residuos/julia-alvaro-pagamos-tres-veces-envases-abandonados

sábado, 14 de enero de 2017

_- Urbanismo feminista. Cómo humanizar las ciudades desde la experiencia de las mujeres

Publico.es

El Col.lectiu Punt 6 es una cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas que lleva más de diez años reivindicando una transformación social a base de repensar los espacios urbanos para romper jerarquías y discriminaciones.

“La configuración de ciudades y pueblos prioriza un sistema capitalista y patriarcal que no ha tenido en cuenta las necesidades relacionadas con el sostenimiento de la vida. Se trata de transformar la sociedad repensando los espacios para reconfigurar las realidades”, sostiene el Col·lectiu Punt 6, una cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas que lleva más de diez años trabajando el urbanismo feminista, o urbanismo con perspectiva de género, en proyectos de ámbito tanto local como internacional. Abogan por reorientar el urbanismo situando como ejes a las personas y su diversidad y analizando la influencia de los roles de género.


El urbanismo feminista, un concepto de tratamiento de las ciudades teorizado en los años 70, que comenzó a aplicarse en los 90 y que ahora, con los nuevos ayuntamientos, empieza a entrar en la agenda de las capitales españolas —Barcelona lo ha incorporado como política pública—, no es, no obstante, algo centrado únicamente en las mujeres. “No nos gusta la idea totalizadora de hablar de las mujeres como grupo social; somos más de la mitad de la población, somos diversas y tenemos privilegios y opresiones diferentes”, explica Blanca Valdivia, socióloga urbana y miembro del colectivo.

“En realidad se trata de visibilizar las tareas del cuidado, de la reproducción, que históricamente han realizado las mujeres, y, a partir de ahí, mejorar la experiencia vital en la ciudad sin perpetuar los roles de género”, anota Adriana Ciocoletto, arquitecta urbanista e integrante, también, del grupo. Es decir, de aplicar una perspectiva interseccional en la que el género se cruza con características como la edad, el origen, la posición socioeconómica o la identidad sexual, para observar cómo se cruzan y, a partir de ahí, trabajar para eliminar las desigualdades.

“En el diseño urbano se pone el énfasis en lo productivo, cuando la ciudad y los elementos urbanos deben ser el soporte para la realización de la vida —añade Valdivia—. Hay que incluir esas necesidades y darles un valor para que cualquier persona pueda realizar labores de cuidado y vida reproductiva”.

Bancos en Gavà y portales en Donosti
Uno de los ejemplos de urbanismo feminista más desarrollados se encuentra en Viena, cuyo ayuntamiento lleva impulsando desde hace dos décadas actuaciones como el programa del distrito Mariahilfer, que, teniendo en cuenta la diversidad de sus habitantes, incluye actuaciones en materias como la seguridad —iluminación—, la movilidad —aceras amplias y eliminación de los aparcamientos en superficie en las más transitadas por peatones— y la socialización, tanto en la calle, con bancos y zonas de contacto para personas, como en las casas, con espacios amplios que facilitan el encuentro en vestíbulos y escaleras. Esta actuación, que incluye una inusual variedad de bancos —de descanso, enfrentados para facilitar la conversación en grupo— repartidos por el barrio, se complementa con tres proyectos de vivienda, diseñados por despachos liderados por mujeres, con espacios flexibles y servicios compartidos, diseñados para acoger a distintos tipos de unidades de convivencia.

“Tienen en cuenta servicios que no existen en la ciudad, como espacios públicos para el cuidado, interconectados entre sí y con las viviendas, o el guardado para elementos que no se suelen tener en cuenta en el diseño como bicicletas o carritos infantiles junto a la escalera —señala Ciocoletto—. Es un pequeño ejemplo de cómo debería ser una ciudad desde esta perspectiva”.

En España, varios ayuntamientos han comenzado a dar pasos en ese sentido.
Girona comienza a trabajar la red de espacios públicos desde la perspectiva del cuidado, Gavà (Barcelona) prioriza la conversión de las esquinas del casco histórico como espacio de encuentro para las personas con bancos y zonas de sombre y Donosti aplica en la vivienda nueva una normativa de portales seguros con puertas accesibles y sin zonas oscuras. Palma incluye la formación en urbanismo feminista en el equipo que va a revisar su plan general de ordenación, en Santa Coloma de Gramanet el área de Urbanismo está dirigida desde una visión feminista de la ciudad, y Barcelona ha creado un área de esta especialidad.

Y, antes, entre 2004 y 2011, el fondo económico de la ley de Barrios de Catalunya permitió impulsar proyectos sobre estructuras urbanas con perspectiva de género y con actuaciones en percepción de seguridad en el diseño de los espacios y movilidad cotidiana desde la participación de las mujeres. Sin embargo, más allá de las administraciones, apuntan las integrantes de Col·lectiu Punt 6, las iniciativas en este ámbito vienen de las propias entidades feministas, como ocurre con la auditoria urbana de género realizada en Manacor (Balears) para presentar al Plan General de Ordenación Urbana un paquete de alegaciones que proponen cambiar el modelo de esa ciudad para tener en cuenta la vida de las personas.

Redes cotidianas que favorezcan el cuidado y la autonomía
Sin embargo, ambas son conscientes de las resistencias que encuentran este tipo de planteamientos humanizadores en las administraciones locales. “Es verdad que a priori entra en la agenda política, pero en la práctica hay muchos intereses económicos y lobbies en las decisiones urbanísticas”, apunta Valdivia. “Si no hay cambio de modelo todo esto se quedará en nada, en pinceladas pero no en un cambio de base”, añade Ciocoletto.

Partidarias de la rehabilitación de espacios y tramos urbanos ya existentes más que de la creación de otros nuevos —“se tiene que gestionar bien lo que ya existe, priorizar el detalle para que los recorridos urbanos sean sencillos”, dice Valdivia—, las urbanistas señalan líneas posibles de actuación como dar usos nuevos a las plantas bajas, potenciar los caminos escolares “como parte de esa red cotidiana para favorecer el cuidado y la autonomía, que favorece a otras personas que usan esa red y no van a la escuela”, e implantar nuevos medios de transporte público como el trambús. Y, también, abrir a la ciudadanía “equipamientos públicos infrautilizados como las escuelas, que tienen bibliotecas y espacios deportivos que se pueden utilizar por la tarde”.

Espacios inhóspitos pero mercantilizables Las urbanistas llaman la atención sobre tres aspectos clave del desarrollo habitual de las ciudades europeas, que condicionan la vida en ellas. Uno es su planificación en polígonos según la funcionalidad, es decir, basada en los usos predominantes en estos, principalmente residencial, productivo, comercial y de ocio. Otro, el diseño de las redes de transporte, realizado “desde el punto de vista productivo, para ir al trabajo, y para conectar las zonas residenciales también con esas áreas de ocio y de comercio”, apunta Ciocoletto, que añade que “las redes de transporte público y las peatonales no están pensadas para el resto de los recorridos cotidianos, como ir a un equipamiento o a un centro deportivo”.

“Esta estructura no favorece a quien no hace un uso productivo”, anota Valdivia, que señala un tercer aspecto: “Se tiende a construir espacios públicos pavimentados, con un fácil y barato mantenimiento, pero que no acompañan las actividades cotidianas. No hay bancos, fuentes o un espacio público que ayude a socializar. Son amplios y asépticos, inhóspitos, e invitan a mercantilizarlos. A veces una terraza es el único sitio en el que te pueden sentar”.

Fuente:
http://www.publico.es/sociedad/urbanismo-feminista-humanizar-ciudad-experiencia.html

viernes, 23 de diciembre de 2016

Así crearon la web de arquitectura con más visitas del mundo. Además, enlaces a las cuatro siguientes. En total, las 5 suman más de 3.528.561 visitas

En plena crisis de 2008, dos arquitectos chilenos lanzaron ArchDaily, un site que aúna miles de proyectos y los materiales para su construcción David Basulto (Santiago de Chile, 1981) tiene muy presente un dato: de los 3.300 millones de personas que viven hoy en ciudades se pasará a 6.400 en 2050. “Eso quiere decir que en 40 años vamos a tener que construir lo mismo que en los últimos 3.000 años, y los responsables de que se haga bien son los arquitectos”, afirma. Con esa idea en mente, este arquitecto y programador cofundó en 2008  ArchDaily, la web de arquitectura con más visitas del mundo. Su objetivo es difundir a escala global proyectos ejemplares de urbanismo eficiente, proveer de planos, imágenes y herramientas a los encargados de esbozar el diseño de las macrociudades.

La Universidad Católica de Chile, cantera de algunos de los arquitectos chilenos más reconocidos en el mundo, como  Alejandro Aravena -premio Pritzker 2016-, Mathias Klozt -premio Borromini de Arquitectura en 2001- o el propio David Basulto, consideró la web ArchDaily como uno de los proyectos más innovadores liderados por antiguos alumnos en sus 128 años de historia.

¿Qué tiene ese espacio de innovador? "Cuando a un arquitecto le encargan un proyecto, busca obras previas parecidas para saber qué materiales y qué técnicas se usaron. Antes de nuestro lanzamiento, esas búsquedas se hacían en revistas de papel. Nosotros lo hemos trasladado a Internet; cualquiera desde cualquier parte del mundo puede documentarse", explica Basulto. En su web se pueden encontrar más de 300.000 imágenes y planos de más de 32.000 proyectos de arquitectos internacionales. El usuario puede filtrar por autor, país o materiales.

A esa base de datos se suman otros contenidos, como noticias relacionadas con el sector -que se actualizan varias veces por hora- y un catálogo de materiales de construcción de más de 300 empresas de los países donde tienen sede: Chile, México, Brasil, Colombia, Perú, Estados Unidos y China. "Cubrimos una necesidad mutua: unos quieren vender y otros saber dónde encontrar los mejores materiales". Esta última parte, la venta de los materiales de construcción de los proyectos que muestran en la web es la base de su modelo de negocio, su principal fuente de ingresos. De cada venta se llevan un porcentaje. Aunque Basulto prefiere no dar cifras, en un artículo publicado en Forbes en 2014, se hablaba de ventas por un importe de tres millones de dólares al año. "Somos rentables desde que cumplimos un año", apunta.

En la sede de Archdaily en Santiago de Chile, una casa de los años 60, de dos plantas y paredes cubiertas por grandes ventanas de cristal y acero, se respira el ambiente de las startups. Los 43 empleados que trabajan allí -la plantilla suma 62 personas en todo el mundo- no tienen horarios fijos, trabajan por objetivos, pueden liderar a sus jefes en ciertos grupos de trabajo y cada dos semanas las últimas horas del viernes son para la Happy Hour. Los cofundadores llenan la nevera de cerveza y se puede echar la tarde en los jardines que envuelven la casa. También hay una sala de yoga. La media de edad de los empleados es de 27 años. No solo hay arquitectos, también programadores, diseñadores gráficos o periodistas.

Así crearon la web de arquitectura con más visitas del mundo

Basulto no tiene despacho, acaba de regresa de un viaje a Hong Kong y se reúne con la directora financiera de la empresa en un banco de madera junto a la piscina. "Nos parecemos a las startups en la forma de operar; tenemos objetivos muy claros, la plantilla está en continua rotación y crecemos exponencialmente a escala global. Eso sí, nunca hemos pedido un préstamo y acudido a rondas de financiación", aclara Basulto, que fundó la web con fondos propios en 2008 junto a David Assael, otro estudiante de arquitectura de la Católica.

La innovación: el usuario puede filtrar por autor, país o materiales 300.000 imágenes y planos de más de 32.000 proyectos de arquitectos internacionales

Les han tentado varias veces a trasladar su base de operaciones a Silicon Valley, pero ven dos inconvenientes. "Allí se mira hacia adentro, se buscan soluciones enfocadas a las necesidades que surgen dentro de esa burbuja, se pierde la perspectiva global. Chile está en la periferia, Internet funciona pésimo y eso nos acerca a lo que pasa en muchos lugares del planeta", defiende Basulto. El otro problema de instalarse en la cuna de los negocios de alta tecnología es el empeño de los inversores de librar la batalla en Estados Unidos. "Nuestro éxito se debe a que nos hemos enfocado en los mercados donde crecíamos de forma natural, especialmente en Asia".

Hace años que ArchDaily superó a Architect Magazine, la revista del American Institute of Architects, con 251.000 usuarios únicos al mes. Ellos suman más de 1,5 millones y 13 millones de visitas según Comscore. Otra de las anécdotas que cuentan es el intento de World Architecture News, el sitio más influyente de Europa, de comprarles. El éxito de su web ha llevado a los dos cofundadores a dar charlas en el Harvard Graduate School of DesignTEDx Santiago o el Center for Architecture de Nueva York.

ArchDaily suma más de 1,5 millones de usuarios únicos al mes y 13 millones de visitas

¿Cómo lo consiguieron? Empezaron por contactar con los principales arquitectos chilenos para subir sus proyectos a ArchDaily. Los propios autores consiguieron viralizar esos documentos y pronto arquitectos de toda Latinoamérica comenzaron a llamarles para aparecer en el site. La publicación de los proyectos del arquitecto colombiano Gian Carlo Mazzanti llamó la atención de webs de arquitectura de China, Japón, Italia y Estados Unidos. "Estaban consumiendo un producto en español. Nos habíamos convertido en una fuente fresca de arquitectura para el mundo", cuenta Basulto. Poco tiempo después, lanzaron las ediciones en inglés, portugués y chino. La mayor parte del contenido que publican les llega por iniciativa de los propios arquitectos.

La criba de los proyectos es lo más complejo. "Desde una tienda de Chanel hasta una panadería bien hecha o una escuela en una zona rural. Todo lo que sea útil para el arquitecto". El 85% de sus usuarios son arquitectos o profesionales del sector.
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viernes, 22 de enero de 2016

Joaquín Casariego, urbanismo como diseño del espacio. Catedrático de la Escuela de Arquitectura de Las Palmas, publicó obras sobre frentes marítimos y el espacio urbano del Sáhara.

A su pasión por la arquitectura y el urbanismo, Joaquín Casariego Ramírez sumaba una gran energía que desplegó en todo el espectro de su actividad profesional, desde la docencia y la dirección de congresos hasta la edificación, el planeamiento y las publicaciones. La última de estas, reflejo de una curiosidad que atendía a la solicitud de asuntos muy diversos, es El proyecto Aaiún. La estructura del espacio urbano en la colonización española del Sáhara (2014). Catedrático de Urbanismo en la Escuela de Arquitectura de Las Palmas (ETSALP), de la que fue director entre 1987 y 1991, Casariego, nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1948, falleció el pasado lunes en Las Palmas tras una larga enfermedad.

De sus estancias como profesor visitante en la Escuela de Diseño de Harvard en 1994, 1995 y 2000, Casariego trajo al centro donde tenía su cátedra una orientación hacia al pensamiento anglosajón que, en el ámbito de la teoría crítica, capitanean autores como Fredric Jameson, David Harvey y, especialmente, Edward Soja, el geógrafo de Los Ángeles con el que estableció más vínculos profesionales.

Casariego entendía el urbanismo como ámbito reflexivo y de actuación indisociable de la arquitectura y por ello, frente a otras maneras de enfocarlo que orillan la forma arquitectónica en pro de la abstracción de la normativa, lo reivindicó en su práctica pedagógica como suma de arquitectura. Esta determinación le llevó a ser uno de los impulsores del máster sobre diseño urbano de la ETSALP, al que invitó a impartir clases a autores ligados a la Architectural Asociation de Londres como Ben Van Berkel y Alejandro Zaera, entonces aún no convertidos en estrellas del firmamento de la arquitectura mundial.

Junto a su esposa, la también arquitecta Elsa Guerra, con la que formó estudio, compartió autoría con Iñaki Ábalos y Juan Herreros en la construcción de la Torre Woermann (2001), un edificio emblemático que representó a Las Palmas en la exposición On-Site. New Architecture in Spain, celebrada en el MoMA de Nueva York en 2006. Otro de los trabajos destacados de Casariego y Guerra, junto a Noemí Tejera, es la rehabilitación del antiguo Hospital San Martín como centro cultural, de 2011, una intervención en una pieza sensible del casco histórico de Las Palmas que combina certeramente memoria e invención.

Como urbanista, Joaquín Casariego tuvo en los frentes marítimos uno de sus principales objetos de reflexión, lo que se tradujo en libros como Environments of Opportunity: Redevelopment on the Waterfront of Las Palmas, publicado por la Universidad de Harvard en 2001, y en proyectos de planeamiento como el que concibió con Elsa Guerra para la ciudad Ho Chi Minh. Este trabajo, cuyo propósito era la resolución de la gran área libre que se extendía entre el centro y los bordes de Thu Thiem, el nuevo centro financiero de la urbe más poblada de Vietnam, fue uno de los seis finalistas en el concurso internacional fallado en 2008.

El auge del turismo

El turismo, motor económico del archipiélago canario, no fue ajeno a las investigaciones del fallecido arquitecto, lo que dio fruto también en forma de publicaciones como La construcción del espacio turístico (2002), integrante de la colección Exploraciones, que dirigía junto a su colega Pablo Ley Bosch, y que en la V Bienal Hispanoamericana de Arquitectura y Urbanismo, celebrada en 2006 en Montevideo, fue seleccionada entre las 12 mejores publicaciones universitarias de habla hispana. Su atención preferente a los desafíos de la industria del viaje le llevó también a organizar el congreso internacional Reinventar el destino. Reflexiones sobre el espacio turístico contemporáneo, que dejó como huella bibliográfica una publicación con contribuciones de especialistas como Susan S. Fainstein y el citado Edward Soja.

Profesor visitante en otros centros académicos, además de Harvard, como la Staedelschule de Arquitectura de Fráncfort, la Escuela de Arquitectura de la Universidad Metropolitana de Caracas y la Design School de Filadelfia, Casariego fue un activo colaborador en publicaciones especializadas y en diarios locales, en los que tuvo un papel destacado como crítico, polemista y divulgador.
Mariano de Santa Ana es crítico de arte.

Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/01/20/actualidad/1453322010_765953.html
http://www.laopinion.es/cultura/2016/01/19/muere-arquitecto-joaquin-casariego-67/650634.html