sábado, 14 de junio de 2025

El transistor


Su tamaño y encapsulado definen cuánta potencia puede disipar


El transistor es el componente electrónico más famoso de la historia. Gracias a su creación, se propulsó el desarrollo de muchas tecnologías, como las computadoras, los celulares, los satélites, el internet y prácticamente cualquier dispositivo electrónico de consumo que tenemos actualmente. Por esto y otras razones, la invención del transistor es considerada una de las más importantes del siglo XX.


Antes de 1947, los tubos de vacío (o válvulas electrónicas) eran los componentes principales en los circuitos electrónicos para amplificar señales o actuar como interruptores. Sin embargo, eran grandes, frágiles, calurosos y poco eficientes.

Había una necesidad urgente de encontrar un reemplazo más confiable, pequeño y duradero… y ahí es donde entran los protagonistas.

Los tres científicos trabajaban en los Laboratorios Bell, un centro de investigación de AT&T:

John Bardeen: físico teórico, especialista en mecánica cuántica.

Walter Brattain: físico experimental, experto en superficies de materiales.

William Shockley: físico y líder del equipo, tenía un enfoque más gerencial y teórico.

En diciembre de 1947, Bardeen y Brattain lograron construir el primer transistor de punta de contacto, un dispositivo capaz de amplificar señales electrónicas.

Shockley, molesto por no haber participado directamente en ese momento, trabajó por su cuenta y, al poco tiempo, diseñó un tipo más eficiente de transistor: el transistor de unión, que se convertiría en la base de la electrónica moderna.

En 1956, los tres recibieron el Premio Nobel de Física por su invención. Sin embargo, hubo tensiones entre ellos: Shockley fue polémico por dejar fuera del reconocimiento a otros miembros del equipo. Eventualmente, fundó su propia compañía, Shockley Semiconductor, que jugó un papel clave en la creación de Silicon Valley.

Posteriormente a la invención del primer transistor, inició una avalancha de innovaciones. En 1950, aparecieron los primeros productos comerciales con transistores, usados principalmente en radios portátiles, más ligeras y resistentes que las de válvulas. Pocos años después, Texas Instruments fabricó el primer transistor de silicio, más resistente que el de germanio. En 1959, Mohamed Atalla y Dawon Kahng, en Bell Labs, inventaron el transistor MOSFET (transistor de efecto de campo de óxido metálico). Este era mucho más pequeño, eficiente y escalable, dando inicio a la revolución de la electrónica digital.

De 1960 a 1970 se empezaron a combinar varios transistores en un solo chip, y nació el concepto de microchip, dando paso a la creación de microprocesadores.

Actualmente, se fabrican transistores de solo unos nanómetros de tamaño. Se usan en procesadores como los de Intel, AMD, Apple, entre otros. Pero también se están investigando nuevas tecnologías, como los transistores cuánticos, transistores de un solo electrón y transistores orgánicos. Tal parece que el transistor vino para quedarse y continuará evolucionando en los años por venir.

viernes, 13 de junio de 2025

«La austeridad sirve para disciplinar a la clase trabajadora» Entrevista a la profesora de Economía Clara E. Mattei

Fuentes: CTXT [Foto: Anton Brink]


Con la publicación de El orden del capital, traducido por Isadora Carolina Prieto y Anna Hernández y editado por Capitán Swing, Clara E. Mattei (Italia, 1988) pone en nuestras manos una de las intervenciones más incisivas sobre la historia y el presente de la austeridad. Profesora de economía y directora del Centro de Economía Heterodoxa (CHE, por sus siglas en inglés) en la Universidad de Tulsa (Oklahoma), Mattei explica en esta entrevista que la austeridad no es un instrumento técnico destinado a sanear las finanzas públicas. Por el contrario, se trata de una herramienta política de dominación del capital frente al trabajo, destinada a reforzar el poder del primero, reprimir la disidencia del segundo y clausurar toda posibilidad de un futuro alternativo al establecido como inevitable. A través del análisis histórico del periodo de entreguerras y su eco en el presente –desde las guerras arancelarias de Trump hasta las luchas por la autogestión y la democracia económica–, esta profesora desmantela el mito de la neutralidad de los “expertos” económicos y reivindica el conocimiento popular y la organización colectiva como claves para imaginar otro orden y construirlo.

Quisiera empezar por su proceso de investigación para el libro. ¿Hubo momentos o etapas, en cuanto a los archivos o marcos teóricos, que fueron especialmente importantes para el desarrollo de su trabajo?

A veces se subestima lo mucho que las fuentes primarias nos hablan todavía a día de hoy. A menudo expresan ideas muy actuales, pero de forma más directa. En el trabajo de archivo se encuentra de todo, pero cuando das con documentos que expresan claramente la lógica de la austeridad –como el “trabaja duro, vive con esfuerzo, ahorra”–, por ejemplo, en las conferencias de Bruselas o cuando lees cartas como la de Montagu Norman, gobernador del Banco de Inglaterra, apoyando abiertamente a Mussolini –donde dice que fue “el hombre adecuado en un momento crítico”–, esos momentos son reveladores. Confirman que lo que estás reconstruyendo encuentra un fuerte respaldo en las visiones de quienes hicieron la historia en aquel momento.

¿Por qué eligió centrarse en Gran Bretaña e Italia en el período de entreguerras? ¿Qué había de particularmente destacable en ese momento para su enfoque?

Lo hice principalmente porque conozco los idiomas, lo cual es esencial para trabajar con fuentes primarias. Pero también porque Italia y Gran Bretaña ofrecen un contraste muy revelador, que se supone potencialmente opuesto, tanto ideológica como institucionalmente. Por un lado, la cuna del liberalismo parlamentario y el imperialismo; por el otro, un país más atrasado que también es el lugar de nacimiento del fascismo. Y sin embargo, lo interesante es cómo ambos gestionaron de forma similar el capitalismo tras la Primera Guerra Mundial, especialmente frente al empoderamiento de la clase trabajadora, que puso en cuestión dos pilares fundamentales del orden, como son el trabajo asalariado y la propiedad privada de los medios de producción. En ambos casos recurrieron a tecnócratas para justificar políticas de austeridad, idénticas a las que hoy se utilizan para extraer de la gente sus recursos y socavar su poder, con el objetivo de mantener la economía como un ente aparentemente eterno e invencible. Pero esta “invencibilidad” es en realidad el resultado de una intervención estatal activa, no de un libre mercado. El laissez faire es una construcción ideológica: es el Estado interviniendo para beneficiar a las élites económicas. Y eso sigue ocurriendo hoy.

¿Qué paralelismos ve entre los regímenes de austeridad que estudia y los impulsos de austeridad posteriores a 2008 o al covid, u otras políticas recientes?

Creo que hay una clara continuidad tanto en cómo se justifican como en cómo se aplican estas políticas. Su propósito sigue siendo debilitar a la clase trabajadora. Lo que llamo en el libro la “trinidad de la austeridad” –disciplina fiscal, monetaria y laboral que se traduce en recortes del gasto social, privatizaciones y reformas laborales regresivas– es un patrón recurrente en la historia del capitalismo. En el trabajo que estoy desarrollando ahora, trato de mostrar cómo incluso en los llamados “años dorados” esta lógica estuvo presente, de igual modo que lo ha seguido estando desde la década de los setenta hasta la actualidad.

A mi modo de ver, la austeridad está en el ADN del capitalismo. No puede haber capitalismo sin austeridad. No es solo una reacción temporal ante crisis o desafíos revolucionarios en los que la gente puede llegar a cuestionar la economía, sino una necesidad estructural: el sistema, al basarse en la subordinación de la mayoría, es frágil y necesita de una protección constante. Se crean así las condiciones políticas de manera continua para la reproducción del orden del capital. Europa ha sido un laboratorio de esta lógica de austeridad industrial, con privatizaciones, desregulación y precarización laboral. En EEUU, esto se refleja en los contratos por horas no garantizadas y salarios bajos, que trasladan el riesgo económico directamente al trabajador.

La militarización no rompe con la lógica de la austeridad; al contrario, la refuerza.

Por otro lado, algunos han querido ver en el auge del militarismo en la Europa actual una forma de intervencionismo keynesiano posneoliberal, pero eso es un reductivismo engañoso. La militarización no rompe con la lógica de la austeridad; al contrario, la refuerza. Se recortan gastos sociales con el pretexto de rearmarse, lo que canaliza recursos públicos hacia corporaciones privadas. Esto no empodera a los trabajadores, porque el gasto social podría fortalecerles y poner al sistema en problemas. Por el contrario, redirigir los recursos hacia unos pocos da sustento a un sistema de lucro privado, incluso a lomos de guerras sin fin como la de Ucrania o la destrucción genocida de Palestina. Todo para incrementar el valor de las acciones de las corporaciones, no solo de armamento, sino también tecnológicas como Google o Microsoft, que hacen millones gracias a ello, por ejemplo, a través de contratos con el ejército israelí.

En definitiva, la lógica del lucro está en contradicción directa con las necesidades humanas. La economía actual no está hecha para servir a las personas, sino para extraer, explotar y destruir a expensas del clima, generaciones futuras y gente inocente, y es importante decirlo con claridad.

La austeridad no tiene nada que ver con combatir la inflación

¿Qué tipos de resistencia a la austeridad surgieron en el período que estudió, y cómo fueron reprimidos o cooptados? ¿Cómo resuena eso en la actualidad, también a la hora de pensar la austeridad como una herramienta para clausurar la aparición de futuros alternativos?

El período de 1919-1920 muestra cuán exitoso e inteligente fue el proyecto de la austeridad. No en términos de equilibrar presupuestos, porque nunca lo hace –de hecho, es muy costoso–, sino en lo que se refiere a su capacidad para reprimir las expectativas de cambio y aumentar la explotación del trabajo. La austeridad no tiene nada que ver con combatir la inflación, como se vende, sino con disciplinar a la clase trabajadora.

Una de las claves para eso fue lo que, en términos gramscianos, denominaríamos la construcción del consenso social. Para frenar los impulsos transformadores del proletariado, como los consejos obreros donde los trabajadores tomaban decisiones económicas y participaban en la construcción de nuevas instituciones, los “expertos” impusieron la idea de que solo ellos entendían la economía. Así, deslegitimaron el conocimiento popular y comunitario, y comenzaron a difundir el mito de que no hay clases sociales, sino solo individuos, y que el experto habla en nombre del bien común de todos, de toda la nación.

Esta retórica técnica y “apolítica”, que reestablecía el equilibrio económico, fue fundamental para neutralizar toda alternativa. Con ello, se redujo el campo de análisis en favor de una supuesta objetividad, se naturalizaron instituciones como la propiedad privada y el trabajo asalariado –sin cuestionar sus fundamentos históricos–, y luego se universalizó este orden como si fuera inevitable. Así surge la idea thatcheriana de “no hay alternativa” [TINA, por sus siglas en inglés].

Las universidades hoy están organizadas precisamente para evitar que el conocimiento sea empoderador

Entender cómo los “expertos” sirven de coacción social por medio de la trinidad de la austeridad y cómo se construye esta autoridad “experta” es un acto de empoderamiento. Nos permite deconstruir la falsa objetividad del discurso económico dominante y reabrir la posibilidad de pensar alternativas a este. Es importante señalar que las universidades hoy están organizadas precisamente para evitar que el conocimiento sea empoderador para los estudiantes, razón por la cual muchos de ellos en la actualidad se rebelan contra cómo se les educa.

En última instancia, la clave está en recuperar el conocimiento colectivo como herramienta de transformación, y entender cómo este se ha intentado suprimir históricamente aplicando la austeridad también a la producción de conocimiento.

¿Qué le llevó precisamente a interpretar la austeridad como un arma política y no como una solución técnica o científica? ¿Y cómo le sirvió para desarrollar la noción de “orden del capital”, como la forma esencial de las relaciones sociales bajo el capitalismo?

Al estudiar la historia, muchas intuiciones teóricas, como las del marxismo, se vuelven evidentes. Por ejemplo, que el capital no es una cosa, sino una relación social, es algo que los economistas nunca tienen en cuenta. La economía dominante –incluso en versiones progresistas como la de Piketty– sigue tratando al capital como algo técnico, como dinero o insumos para la producción, lo cual define al capital en términos que lo fetichiza y lo universaliza. Sin embargo, el sistema económico se basa en las personas. El primero en darse cuenta de esto fue Marx, que dijo que la economía se fundamentaba en las relaciones sociales entre personas, lo cual la convierte en una disciplina política por definición, porque remite al poder y las relaciones de poder, a quién toma las decisiones y quién se beneficia de la producción.

Desde esa mirada, empezamos a pensar de una forma más emancipatoria: si este es un sistema político, ¿qué le da continuidad y qué mecanismos se activan para ello? Entonces, la austeridad se presenta como una herramienta clave para sostener ese orden del capital. No es la única, pero sí una forma muy clara de gestión social: sirve para contener y moldear a la sociedad según los intereses del capital. Y si esto es así, también podríamos organizarnos socialmente de otra forma.

Lo interesante es que en momentos históricos como este, incluso figuras como Trump, aunque desde una agenda opuesta, han dejado en evidencia que la economía es profundamente política. Con sus aranceles, por ejemplo, ha roto con la narrativa de que la globalización es un proceso natural e inevitable para los seres humanos. Por supuesto, no lo hace para liberar a los trabajadores, a los que les está aplicando severas políticas de austeridad –por ejemplo, cortando dos billones de dólares en gasto social y reduciendo más de cuatro billones en impuestos a las empresas y los ricos, como parte de una guerra contra los pobres. Pero Trump está mostrando, por un lado, que no hay economía separada de las decisiones políticas y, por otro, paradójicamente, que el sistema es potencialmente modificable.

Esto es interesante porque, al final, si tomamos en serio la dimensión social, histórica y política de la economía, deberíamos abrir más espacio a experiencias presentes que cuestionan los pilares fundamentales del capitalismo que ya mencioné: el trabajo asalariado y la propiedad privada de los medios de producción.

Ya que menciona esto, quería preguntarle sobre el vínculo entre la austeridad, como instrumento histórico para disciplinar a la clase, y las guerras arancelarias actuales, que Trump y otros se esfuerzan en presentar como políticas en favor del empleo nacional, aunque el costo real recaiga precisamente en la clase trabajadora. ¿Cree que los aranceles funcionan también como una herramienta para gestionar el descontento complementaria a la austeridad?

Es una buena forma de plantearlo. Esta guerra arancelaria funciona como una herramienta para gestionar el descontento social, aunque la efectividad de sus resultados sea incierta. La idea de que los trabajadores estadounidenses se beneficiarán de estas guerras comerciales es pura fantasía: las corporaciones solo reubicarán empleos si el entorno para la producción y la generación de beneficios les resulta favorable, y con el nivel de automatización actual, eso es muy improbable.

Lo que sí está claro es que los trabajadores tendrán que hacer frente a precios más altos, ya que las empresas aprovechan cualquier excusa para subirlos y aumentar sus beneficios, incluso si los costos reales no lo justifican. En un país donde el 52% de las familias no pueden cubrir sus necesidades básicas y el 78% vive al día, esto agrava una situación ya crítica. La gente está en estado de pobreza extrema en este país, y los aranceles no van a ayudarles.

Mientras tanto, la austeridad clásica continúa, con recortes brutales a programas sociales como Medicaid, Medicare o la educación pública, que afectan sobre todo a los más vulnerables. Esto ya no convence ni siquiera a la base de Trump, así que los aranceles sirven más como narrativa del “hacer América grande de nuevo” que como solución real. En definitiva, encubren un sistema que sigue extrayendo riqueza de los trabajadores, al tiempo que exponen las contradicciones de un orden global en crisis.

Lo que está claro es que EEUU es un imperio en decadencia. Está perdiendo. China y los BRICS son ya un poder económico muy superior, y EEUU busca reafirmar su poder mediante gestos agresivos, pero poco efectivos. Es una farsa que va a acelerar su aislamiento. Esto, combinado con su apoyo incondicional a Israel, Netanyahu y el genocidio en curso, está deteriorando tanto su poder económico como su legitimidad política en el mundo.

Escuchar a Trump decir que podría adueñarse de Gaza, después de haber asesinado y desplazado a quienquiera que quede, es un signo inequívoco de que EEUU no puede representar más el centro de cualquier pacto mundial que nos propongamos, que es algo de lo que todos los liberales en este país todavía están convencidos. Algunos incluso dicen eso de que “Trump es malo, pero no tan malo como otras alternativas”, en referencia a Rusia, China o lo que tengan en mente. ¿En serio? Así que es interesante ver cómo incluso esos liberales que están tan convencidos de la superioridad estadounidense no tienen capacidad para defender lo que está sucediendo. Es una gran farsa. Y Europa debería dejar de ser tan servil a EEUU, pero no creo que lo haga.

Quería ahondar en el tema de la guerra arancelaria como síntoma de una crisis más profunda de legitimidad del orden del capital, similar a la que describe tras la Primera Guerra Mundial. Si así fuera, ¿qué tipo de orden cree que podría surgir de este momento?

Evidentemente, no se trata solo de EEUU frente al resto del mundo. Más bien, lo que se está haciendo cada vez más obvio es que hasta la esperanza de conseguir un trabajo alienante y mal pagado en industrias insostenibles como la automotriz ya no es suficiente ni deseable como horizonte de vida. Hay que imaginar algo mejor para las próximas generaciones.

Están sucediendo muchas cosas importantes. Existen muchas iniciativas subterráneas y poco visibilizadas que ofrecen alternativas reales y exigen retomar las raíces de experiencias sobre las que he escrito. Una de ellas es la autogestión obrera, una demanda histórica clave para una verdadera democracia económica, porque permite que las personas participen en las decisiones sobre sus condiciones materiales de vida y fomenta modelos de producción sostenibles y comunitarios que no se basan únicamente en el lucro. Porque una vez que los trabajadores refuerzan los lazos con sus comunidades, priorizan la sostenibilidad ecológica de estas. Hay grandes ejemplos concretos en el mundo, como el del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) en Brasil, que ha desarrollado exitosamente proyectos agroecológicos autogestionados e inspiran a muchos movimientos a presionar a los gobiernos para recuperar la tierra.

@AlejoPedregal
Fuente:

jueves, 12 de junio de 2025

Cómo tener una conversación difícil sobre algo que te afecta (y por qué conviene no evitarla)

Dos mujeres conversan con una taza de te en la mano.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Si la idea de tener que expresar lo que sientes te revuelve el estómago, la psicóloga Kimberley Wilson tiene un plan.
  • Au
¿Cómo le dices a tu amigo que algo que ha estado haciendo te duele? ¿O cómo hablas con tu madre sobre algo espinoso? ¿O pides un aumento de sueldo? ¿O incluso le pides a tu pareja que pruebe algo nuevo en la cama?

Todos, en algún momento, hemos tenido o tendremos algún conflicto, tensión, preocupación o incomodidad que preferiríamos borrar de nuestras vidas.

En muchos casos, lo que se requiere es una buena conversación... y algunas son difíciles.

La naturaleza de la conversación difícil es que no sabes lo que va a pasar, y podría ser malo: te puede hacer sentir vulnerable y expuesto, y es posible que obtengas información que no quieres.

Es por eso que tratamos de evadirlas.

Si solo pensar en este tipo de conversaciones te revuelve el estómago, no estás solo.

La mayoría evitamos momentos como esos, pero ¿qué tan importante es afrontar nuestros problemas interpersonales de frente?

"Hay una gran cantidad de situaciones difíciles, ¿verdad? Si quieres un ascenso, si estás en una relación y tal vez tu vida sexual ya no es tan buena, si tienes un amigo y las cosas se están poniendo un poco raras o distantes o algo ha cambiado y no sabes qué es, si tu mamá está constantemente criticando tu cuerpo...", le dice a la BBC la psicóloga colegiada Kimberley Wilson.

"Necesitas tener una conversación difícil con esa persona, quien quiera que sea, para que la situación cambie: todo lo que quieres está al otro lado de esa conversación.

"Pero a veces creemos que, si ignoramos el problema, simplemente desaparecerá.

"No es así".

Y eso trae repercusiones.

Cuando no hay honestidad, la relación deja de ser profunda, y al mantener el silencio, se acumula el resentimiento.

El resultado puede ser un estallido, lo cual es mucho más destructivo que una conversación, o un adormecimiento de la relación, pues terminas simplemente dejándola ir.

Eso es una pena, particularmente porque hablar podría cambiarlo todo.

Si la idea de tener esas conversaciones difíciles te repele y estás a punto de dejar de leer, Kimberley Wilson tiene un plan para ayudarte a enfrentarlas.

Paso a paso

El plan tiene 10 pasos, y "los primeros tres son de preparación".

"No se trata de lanzarse directamente, sino de cómo nos preparamos psicológicamente.

"El primer paso es pensar en los costos reales del statu quo:

Hasta qué punto siento que evitar la conversación está mellando mis valores de honestidad y autenticidad.

Cómo el evitar la conversación está afectando otras cosas en mi vida.

Cómo al no demostrarme coraje a mí mismo, me estoy impidiendo crecer y ser más valiente de otras maneras". Piensa que al no expresar lo que sientes, de cierta manera estás diciéndote que no eres una persona valiosa, que no consideras que vale la pena defender tus sentimientos, ni valoras la honestidad, o tus metas, o a ti mismo.

En otras palabras, la incomodidad imaginada de la conversación es más importante que el malestar real que estás sintiendo.

¿Cómo hacerlo? Planeando, preparándose y concientizándose de los beneficios, incluso si las cosas no resultan bien.

"El paso #2 es: Haz lo contrario. Piensa en los beneficios: ¿Qué podrías lograr con esa conversación?", plantea Wilson.

"Ten en cuenta que los beneficios puede que sean solo para ti. Eso es muy importante, porque a menudo una de las razones por las que posponemos estas conversaciones es que pensamos que no tiene sentido porque no puedes cambiar a la otra persona.

"El secreto es que ese no es el punto.

"El propósito importante de la gran conversación es demostrarte a ti mismo que eres alguien a quien vale la pena defender. Tal vez no consigas lo que quieres de la otra persona, pero sí lo que quieres de ti mismo.

"Posiblemente te quedará la sensación de que efectivamente puedes hacer cosas difíciles: tuviste la conversación que te parecía imposible, y si pudiste hacer eso, ¿de qué más serás capaz?

"Y a menudo, incluso si la otra persona no puede o no está dispuesta a cambiar, te respetará más por ser tú mismo", indica la psicóloga.

El paso #3 es hacer un análisis del costo-beneficio.

"Mira tus dos listas y piensa si vale la pena", explica.

"No hace falta que vayas por el mundo teniendo todas y cada una de las conversaciones difíciles.

"Tenemos una cantidad finita de energía y tenemos una cantidad finita de relaciones, y la idea es poner el esfuerzo donde tiene que ir".

Si decides que, al fin y al cabo, no vale la pena, perfecto.

Si consideras que es necesario hablar, hay otros 7 pasos que te pueden ayudar.

Tenemos que hablar

El paso #4 es pedir apoyo.

"Habla con un amigo u otro ser querido y dile: 'Estoy a punto de hacer esto que me parece realmente aterrador o desalentador. ¿Puedo contar con tu apoyo?'.

"Es bueno saber que hay alguien a tu lado".

El siguiente paso es iniciar la conversación. Recuerda que si tú estás nervioso, la otra persona también. "Es el más difícil", apunta Wilson.

"De hecho, hay varios ejemplos de gente haciéndolo muy mal, a menudo usando la que podría ser una de las peores frases del lenguaje humano: 'Tenemos que hablar'".

Da hasta escalofríos, así como "necesito decirte algo".

"Te provoca una sensación horrible porque está repleta de ambigüedad, y a la mente humana no le gusta la ambigüedad", sostiene la experta.

Ese vacío de certeza tendemos a rellenarlo con nuestros peores miedos: me van a gritar, me odian, se viene alguna catástrofe.

"Así que nunca, nunca, nunca empieces una conversación con frases como esas".

La psicóloga sugiere aprovechar la tecnología moderna.

"Ayuda, porque puedes enviar un mensaje, diciendo algo como: 'He estado pensando en nuestra relación, y realmente quiero estar lo más cerca posible. ¿Estarías dispuesto a conversar? ¿Cuándo funcionaría para ti en la próxima semana?'.

"Así que le estás dando a la persona un aviso, estás pidiendo un tiempo en un futuro cercano, y les estés dando una opción.

"Y en ese momento pueden decir que no. Pueden decir que en realidad no están interesados en hablar".

Pero si se niegan a hablar contigo, ¿no es algo terrible?

"No tanto", opina Wilson, "porque si dicen que no, entonces todavía puedes decirte a ti mismo algo realmente importante: 'lo intenté. Di ese paso'. En todo caso, obtienes los beneficios del coraje y el esfuerzo.

"Y luego puedes hacer la pregunta de seguimiento: ¿Por qué no? Y si te dicen que sencillamente no pueden o quieren hacerlo, no hay problema, pues al menos ya saben que algo está pasando".

La ventaja es que no tienes que seguir fingiendo.

Así no se dé la charla, "hay un poco más de realidad y un poco más de honestidad en lo que está pasando".

Y puedes reevaluar la relación y tomar una decisión.

"¿Continúo dirigiendo mi energía, mi inversión y mi afecto hacia esta persona, o puedo redirigirla hacia quienes están más interesados en tener una relación real conmigo?

"El solo intentar tener la conversación te da opciones".

Ahora, si la persona está dispuesta a hablar contigo...

El consejo de la psicóloga: escribir.

Paso #6: prepararse.

"Cuando estamos en una situación emocionalmente tensa, es probable que nos sintamos ansiosos y cuando nos invade la ansiedad, la parte de nuestro cerebro que controla los impulsos, la planificación, el pensamiento y la razón, se apaga.

"Tienes que prepararte para eso".

Wilson señala que algo muy útil en estas situaciones es escribir lo que quieres decir, y no sólo como guía en caso de que te sientas abrumado y pierdas el hilo, sino como una carta que le podrías dar a la otra persona.

"Tenemos que tener en cuenta los sentimientos de la otra persona. Puede que también esté nerviosa e incluso que la hayas tomado por sorpresa, pues no tenía ni idea de lo que estabas sintiendo".

Si le puedes dar lo que escribiste, esa persona puede leerlo cuando esté más tranquila, y tener tiempo para asimilar y procesar todo.

Y así, inexorablemente, llegamos al momento de tener la conversación.

El temido paso #7

Ahora sí vas a tener la conversación, y la psicóloga sugiere que sea en persona, si es posible.

"Una de las razones por las que tenemos rostros tan expresivos es porque la comunicación no verbal es muy importante, y gran parte de los matices y la ternura se pueden perder cuando están escritos".

Recomienda además volver a hablar del tema.

"No esperes resolver todo en una sesión de media hora.

"Cuando la adrenalina baja, ambos pueden asimilar lo dicho, y tienen la oportunidad de darle sentido a lo que está sucediendo. Así que siempre sugiero tener una semana entre la parte 1 y la parte 2 de la conversación.

"Esencialmente, esos son los últimos pasos, es decir, 8, 9 y 10", que son...

Pareja en un banco sentada, conversando, de espaldasFuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,Hay unas conversaciones difíciles muy delicadas, como aquellas en las que lo que quieres expresar es tu preocupación por el bienestar de un ser querido.

#8. Dale tiempo a la otra persona para pensar y responder.

Puede que la otra persona no supiera que te sentías así o que estuviera abrumada por las emociones. Aunque quieras respuestas o explicaciones, es justo complacerla. Muestra curiosidad por su punto de vista.

#9. Recuperar y regular

Las emociones afectan físicamente al cuerpo y es probable que esta sea una conversación intensamente emotiva. No planees hacer nada después. Despeja tu agenda y haz espacio para actividades que te ayuden a reducir tus niveles de estrés y emoción, como caminar por la naturaleza, escribir en un diario o simplemente dormir.

#10. Retoma la conversación

No esperes resolver tu problema en una sola sesión. La otra persona sentirá muchas emociones y también necesitará tiempo para recuperarse y procesar la conversación.

Quizás podrías esperar una semana y luego enviarle un mensaje como: "¿Te parece bien que tengamos otra conversación?".

Entonces, no se trata de buscar conflictos en tu vida, perseguir retazos de antagonismo, confrontar a cada persona que se oponga a ti de alguna manera.

Pero hay relaciones que realmente importan, y resolver asuntos problemáticos requiere tiempo, esfuerzo y, en algunos casos, comprensión.

Unas de las más delicadas de esas conversaciones difíciles son las que tienes con seres queridos que de alguna manera se están haciendo daño a sí mismos.

"Si estuviera preocupada por alguien, esencialmente seguiría los mismos pasos. La diferencia es que necesitas más paciencia porque puede ser que en ese momento no sean capaces de tolerar o siquiera escuchar lo que tienes que decir.

"Lo importante es que eso se alojará en el fondo de sus mentes para cuando estén listos, y entonces sabrán que te preocupas por ellos y que los quieres tanto que tuviste la valentía de hablarles para decirles básicamente que los amas.

"No hay soledad más grande que sufrir y pensar que nadie se ha dado cuenta".

Hablar de lo que nos preocupa "puede acercarnos de una manera mucho más real, y eso se convierte en una base para un poco más de honestidad, un poco más de autenticidad, un poco más de introspección, y tal vez un poco más de generosidad si esas situaciones se vuelven a presentar", concluye Kimberley Wilson.

"Ese es el poder de la conversación difícil".

miércoles, 11 de junio de 2025

_- La tríada luminosa, los 3 rasgos de la personalidad que pueden convertirte en "buena persona"

Ilustración que muestra una silueta brillante entre otras oscuras.


_- ¿Tiendes a ver lo mejor de las personas o asumes que otros te la tienen jurada? ¿Y eres siempre honesto o prefieres prender el encanto?

Tus respuestas a estas preguntas determinan en parte qué tan "santo" eres, según un grupo de psicólogos que ha desarrollado una nueva forma de ver los rasgos de personalidad beneficiosos.

Para calificar, ayuda si ves a los humanos, y a la humanidad en general, como algo fundamentalmente bueno, y los tratas de esa manera también.

Tríada oscura vs. tríada luminosa
Hace dos décadas, los psicólogos crearon la ya infame "tríada oscura" de la personalidad para comprender por qué algunas personas no lo piensan dos veces antes de hacer trampa en una prueba o tomarla con alguien más débil.

Desde entonces, los investigadores se han apoderado de esta tríada —narcisismo, maquiavelismo y psicopatía— para investigar cómo se relacionan con una variedad de cosas, como el éxito en el lugar de trabajo, los problemas en una relación de pareja e incluso los siete pecados capitales.

Es exactamente por eso que Scott Barry Kaufman, psicólogo de la Universidad de Columbia (EE.UU.) decidió que era hora de reequilibrar la investigación en favor del lado positivo de nuestra vida interior.

La tríada oscura está compuesta por el narcisismo, maquiavelismo y psicopatía. "Realmente me frustró que la gente estuviera tan fascinada con el lado oscuro y, sin embargo, el lado luminoso de la personalidad estaba desatentido", dice.

Los tres rasgos de una personalidad luminosa
Al igual que su contraparte oscura, la "tríada luminosa" que investigan Kaufman y sus colegas comprende tres rasgos de personalidad que, juntos, dibujan el carácter general de alguien.

Cada uno de los rasgos resalta un aspecto diferente de cómo interactúas con los demás: desde ver lo mejor en las personas y ser capaz de perdonar rápido, hasta aplaudir los éxitos de otras personas, o sentirte incómodo manipulando a otros para que hagan lo que deseas.

El primer rasgo, el humanismo, se define como creer en la dignidad y el valor inherentes de otros humanos.

El segundo, el kantismo, recibe su nombre del filósofo Immanuel Kant, y significa tratar a las personas como fin en sí mismo, no solo como peones involuntarios en tu juego personal de ajedrez.

Finalmente, la "fe en la humanidad" consiste en creer que otros humanos son fundamentalmente buenos y no la tienen contigo.

Ser generoso no solo ayuda a otros, sino que también tiene efectos positivos para uno mismo. William Fleeson, psicólogo de la Universidad de Wake Forest (EE.UU.), dice que los tres rasgos encajan bien en la investigación existente sobre lo que hace que una persona sea una buena persona. En particular, creer que otras personas son buenas parece ser clave.

"Cuanto más se cree que los demás son buenos, menos se siente la necesidad de protegerse contra ellos, menos se siente la necesidad de castigarlos cuando hacen cosas malas", explica.

Las buenas personas no solo benefician al resto del mundo con su amabilidad. Kaufman descubrió que aquellos que tienen una alta calificación en los tres rasgos dijeron sentirse más satisfechos con sus relaciones y con la vida en general, y reportaron una mayor autoestima y un mayor sentido de sí mismos.

No todo es blanco o negro
Sin embargo, más que ser todo luminoso o todo oscuro, la mayoría de las personas son una mezcla.

(Puedes realizar una prueba que te mostrará tus niveles de rasgos de personalidad luminosos y oscuros en el sitio web de Kaufman*).

Si bien es probable que una persona que obtiene una alta calificación en rasgos de personalidad luminosa tenga menos puntuación en los rasgos de la oscura, durante el estudio de Kaufman quedó claro que no están en oposición directa entre sí, apoyando la idea de que todos tenemos un poco de ambas.

Más que ser todo luminoso u oscuro, somos más bien una mezcla de rasgos. Esto podría ser algo bueno. Las personas con personalidades más oscuras tienden a ser más valientes y asertivas, por ejemplo, dos rasgos que son útiles cuando se trata de hacer las cosas. Las personalidades más oscuras también se correlacionan con la creatividad y las habilidades de liderazgo.

"Creo que esta dualidad está en todos nosotros", dice Kaufman. "Abrazar el lado oscuro es algo bueno, y usarlo de una manera saludable para lograr un potencial creativo óptimo es más importante que fingir que no está ahí".

Por otro lado, si te inclinas hacia el lado luminoso, eso no significa que tu vida sea todo color de rosa.

Una faceta del kantismo, por ejemplo, es la idea de mantenerse auténtico, incluso si eso pudiera dañar tu reputación.

Alguien que vive así eventualmente se encontrará con una situación en la cual, para mantenerse fiel a sí mismo, tendrá que hacer algo con lo que otros no están de acuerdo.

"A veces la autenticidad requiere tomar una posición", dice Kaufman. "Pero no lo estás haciendo de manera que intentas manipular a alguien".

La culpabilidad
Quienes tienen personalidades más luminosas también tienden a sentirse más culpables, lo que no es necesariamente algo malo, dice Taya Cohen, de la Escuela de Negocios Tepper en la Universidad Carnegie Mellon (EE.UU.).

Las personas con rasgos más luminosos tienden a sentirse más culpables. Hay una diferencia entre los sentimientos de culpa sanos provocados por nuestras propias acciones y las reflexiones poco saludables que se consideran más como vergüenza, explica la experta.

"Aunque el sentimiento de culpa es desagradable en general... ayuda a las personas a comportarse de una manera más apropiada".

Por qué sentimos culpa y arrepentimiento (y por qué los expertos creen que hay que superarlos) De hecho, la investigación ha vinculado el hecho de ser propensos a sentir culpa con una variedad de comportamientos positivos en diferentes aspectos de la vida.

Por ejemplo, si accidentalmente derramas vino sobre la alfombra nueva color crema de un amigo y luego mueves una silla para esconder la mancha... ¿cómo te sentirías al respecto al día siguiente?

Aquellos que sienten que actuaron de forma patética son más propensos a la culpa. Pero esa culpa en realidad es sentir una profunda responsabilidad hacia los demás, dice Cohen, una luz de advertencia interna que nos guía para hacer lo correcto.

Rasgos maleables
Si temes que no saldrías muy bien en la tríada luminosa, confía en la idea de que nuestras personalidades son en realidad más cambiantes de lo que crees.

Aunque el trabajo realizado por Fleeson y sus colegas ha encontrado que las personas tienden a ser moralmente consistentes a corto plazo, durante un período de tiempo más largo puede haber espacio para maniobrar.

Si bien aún no hay investigaciones que demuestren que su idea funciona para todos, existen evidencias de que la personalidad es algo maleable a lo largo de nuestras vidas.

"Creo que la personalidad es solo una combinación de hábitos, estados de pensamiento, acción y sentimiento en el mundo, y que podemos cambiar estos hábitos", dice Kaufman.

La investigación también muestra que la propensión a la culpa tiende a aumentar a lo largo de nuestra vida adulta, desde los 20 a los 60 años, por lo que existe la posibilidad de que termines haciéndote más "santo" a medida que envejeces, te guste o no.

El trabajo de Kaufman sobre la tríada luminosa contiene un mensaje esperanzador sobre los humanos en general.

Según los estudios existentes, una persona promedio se desvía sustancialmente hacia el lado luminoso. Más de mil personas hicieron las pruebas para descubrir su balance de rasgos de personalidad claros y oscuros, y la persona promedio se desvía sustancialmente hacia el lado luminoso.

"Esto es una especie de verificación de que, a pesar de los horrores del mundo, la gente está básicamente inclinada hacia el lado luminoso por defecto", dice.

Si la futura investigación sobre la tríada luminosa halla lo mismo, esto reforzará la idea de que, a pesar de todos nuestros defectos, la gente es básicamente buena.

martes, 10 de junio de 2025

"Siento mucho molestarte, pero...": 5 consejos para cultivar el arte de la comunicación asertiva

Espero que no te importe que diga esto... Lamento terriblemente molestarte... Lo siento tanto, tengo mucho que hacer, pero si quieres que lo haga...

Estas son frases clásicas que a menudo se usan al pedir o expresar lo que queremos de maneras poco claras o indirectas.

Es algo que le ha preocupado a la psicóloga y autora Anne Dickson, quien lleva más de cuatro décadas estudiando y enseñando el poder de la comunicación asertiva.

Pero, ¿qué es exactamente?

"Es una comunicación directa y clara. Y no es agresiva. Eso es importante. No anulas, disminuyes o menosprecias a alguien, sino que te acercas con tus necesidades como un igual.

"Además, significa que debes asumir la responsabilidad de lo que quieres y ser claro al respecto", aclara la psicóloga, e ilustra con un ejemplo.

"Imagina que alguien te ha criticado -a nadie le gusta que lo critiquen- y te ha puesto una etiqueta: que eres muy poco cooperativo, por decir una.

"Una opción es reaccionar muy fuertemente y estar a la defensiva en todo, atacar a la otra persona y encontrarle fallas. Así te involucrarías en una pequeña batalla.

"O podrías decir : 'No estoy muy de acuerdo en que no coopere. Es demasiado general. Me interesa lo que quieres decir, pero ¿puedes ser más específico?'.

"Ese es solo un ejemplo. Mantienes una conversación en marcha en lugar de cerrarla".

Eso no quiere decir que dejes tus sentimientos a un lado, subraya.

La comunicación no está hecha solo de palabras. Estar consciente de ellos "es una parte muy importante, porque si no lo hacemos tendemos a distorsionar nuestro lenguaje corporal o el tono de voz, la forma en que miramos a alguien.

"Ese tipo de cosas comunican 3/4 de lo que expresamos, no solo las palabras".

5 consejos rápidos para mejorar tu asertividad

Date espacio para pensar
"A menudo nos resulta difícil decir 'no' claramente en el momento en que se realiza una solicitud", dice Dickson.

"En lugar de murmurar algo vago o aceptar algo que no quieres hacer y luego tener que buscar una excusa, date tiempo.

"Si sientes alguna vacilación cuando se te piden sobre algo, di claramente: 'No sé. Me gustaría tener una hora (un día o una semana) para pensarlo'.

Así, tienes una mejor oportunidad de elaborar tu respuesta sin la presión del momento".

Reconoce tus sentimientos
"Aprende a identificar y seguir un sentimiento (ansiedad, incomodidad, ira, dolor) sin censurarte.

"El reconocimiento de tus sentimientos es un primer paso importante para una comunicación eficaz, porque pretender no sentir algo debilitará y distorsionará lo que quieres decir.

"Después de hacerlo, puedes aprender a expresar tus sentimientos en palabras".

Escucha lo que te dice tu mente
"Si tu intuición te dice que no puedes confiar en una persona o situación, esa es tu realidad.

"Confía en tu voz interior en lugar de decirte a ti mismo que deberías ser racional o aferrarte a una fantasía que desearías que fuera real".

No intentes gustar todo el tiempo
"La necesidad de aprobación socava nuestra autoridad.

"Salir de una situación con el respeto por ti mismo intacto también generará respeto en los demás, lo que en muchas situaciones es más apropiado que caerle bien a todo el mundo todo el tiempo.

Practica el manejo de la autoridad sin agresión.
"Cuando transmites decisiones o das instrucciones o críticas con claridad, un compromiso con la igualdad significa darle a la otra persona el espacio para expresar su respuesta a lo que dices".

Espera hasta que tengas toda la atención "Nunca empieces a hablar con alguien mientras mira una pantalla, en el teléfono, lee un periódico o habla con otra persona, en otras palabras, cuando no te está prestando atención.

"Se necesita práctica y te sentirás incómodo esperando. Pero si comienzas a hablar mientras la atención de alguien está en otra parte, esto transmite un mensaje sutil de que no vale la pena escuchar lo que estás diciendo".

Una herramienta poderosa
Anne Dickson, una autoridad líder en el desarrollo de la mujer, el entrenamiento en asertividad y la comunicación interactiva. Dickson empezó a trabajar el tema a principios de la década de 1980, cuando muchas mujeres vivían con el terror de ser etiquetadas como dominantes, maliciosas o molestosas cuando expresaban lo que querían, ya fuera un aumento de sueldo o ayuda con tareas domésticas.

Su libro "A woman in your own right" ("Una mujer por derecho propio") se convirtió en un clásico de la literatura feminista y ha sido impreso varias veces desde entonces, con una nueva edición actualizada recién lanzada.

Pero, ¿seguirá siendo una habilidad que las mujeres necesitan aprender ahora que parecen tener más confianza?

"Lo que falta sigue siendo un conocimiento de cómo lidiar con las cosas cuando suceden", le dijo a la BBC.

"Una cosa es sentirse seguro en las redes sociales y promocionando tu imagen. Pero no importa tu edad, todavía te enfrentas a una situación hereditaria.

"Digamos, por ejemplo, que tienes una mujer en la cima de su profesión, tal vez sea médica muy exitosa. Pero al enfrentarse a un colega o un jefe masculino puede sentirse intimidada, incómoda, sin saber qué decir.

"¿Por qué? Porque el hombre nunca habrá tenido ninguna duda sobre su derecho a estar en la cima, pues tiene siglos de tradición a sus espaldas.

"Y una mujer más joven, aunque haya sido criada con un sentido de género mucho más igualitario, aún puede llegar a un trabajo y desdeña o le pide que haga mandados en lugar de lo que le corresponde hacer en su cargo.

"Una de las cosas más empoderadoras es saber cómo lidiar con esa situación".

Conoce esta dieta para controlar tu presión arterial, DASH.

An illustration of a bowl of fruits and vegetables forming the shape of a heart, on a pink background.
Conoce esta dieta para controlar tu presión arterial

Hace décadas que se demostró que la dieta DASH reduce la presión arterial, pero poca gente la sigue. Aquí te decimos cómo probarla. Esto puede parecer “radical” para quien no está acostumbrado a comer así, dijo Juraschek. “En realidad se está hablando de que las frutas y verduras ocupen la mitad del plato”, añadió, en cada comida.

Si sigues una dieta de 2000 calorías al día, un plan de alimentación DASH diario incluiría también de seis a ocho raciones de cereales (en su mayoría integrales); de dos a tres raciones de productos lácteos descremados o semidescremados; y hasta seis raciones de 28 gramos de carne magra, ave y pescado. También recomienda de cuatro a cinco raciones de frutos secos, semillas y legumbres repartidas a lo largo de la semana.

Como la dieta hace hincapié en las frutas, verduras y productos lácteos, es rica en potasio, que, según los estudios, puede reducir la presión arterial, dijo Juraschek. La dieta DASH también es rica en fibra, calcio y magnesio, y desaconseja los alimentos con mucho sodio, azúcares añadidos y grasas saturadas.


No obstante, la dieta permite comer hasta cinco raciones de dulces a la semana. Una ración puede ser media taza de sorbete o una galleta pequeña.

Los investigadores no saben exactamente por qué la dieta DASH reduce la presión arterial, pero es probable que el potasio desempeñe un papel importante, dijo Lawrence Appel, profesor de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, quien ayudó a diseñar la dieta.

¿Qué sugiere la ciencia?
La dieta DASH se describió y probó por primera vez en un ensayo clínico publicado en el New England Journal of Medicine en 1997. En él, 459 adultos con presión arterial normal o alta siguieron durante tres semanas una dieta típica estadounidense, relativamente baja en fruta, verdura y productos lácteos y rica en aperitivos y dulces. A continuación, se les asignó aleatoriamente a una de tres dietas durante ocho semanas: la dieta estadounidense típica; una dieta estadounidense similar pero con frutas y verduras añadidas; o la dieta DASH.

Los investigadores descubrieron que quienes seguían la dieta DASH presentaban reducciones de la presión arterial significativamente mayores que quienes seguían las otras dietas. Los que seguían la dieta estadounidense con frutas y verduras adicionales también disfrutaban de reducciones de la presión arterial, aunque en menor medida.

Según dijo Appel, los beneficios fueron especialmente sorprendentes para los hipertensos: estas reducciones coincidían con las observadas al tomar medicamentos para bajar la presión.

Y los beneficios se mantuvieron a pesar de que las dietas contenían unos 3000 miligramos de sodio al día, mucho más que el límite de 2300 miligramos sugerido por las directrices federales.

En un ensayo de seguimiento de un grupo similar de personas publicado en 2001, el equipo descubrió que tanto la dieta DASH como las versiones con menos sodio de la dieta típica estadounidense —con 1150 o 2300 miligramos de sodio al día— eran eficaces para reducir la presión arterial. Pero la presión arterial de los participantes fue la más baja cuando combinaron los dos tratamientos en una dieta DASH baja en sodio.

Desde entonces, más de dos decenas de ensayos clínicos han confirmado la notable capacidad de la dieta DASH para reducir la presión arterial. Las investigaciones también sugieren que las dietas vegetarianas, bajas en carbohidratos y mediterránea pueden reducir la presión arterial, pero la dieta DASH está respaldada por la mejor evidencia, señalaron la Asociación Estadounidense del Corazón y el Colegio Estadounidense de Cardiología en sus directrices de 2017.

Para bajar la presión arterial, es “el camino a seguir”, dijo Crystal Tyson, nefróloga y especialista en hipertensión de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.

Y también tiene beneficios más allá de la reducción de la presión arterial, dijo Juraschek. Las investigaciones sugieren que la dieta DASH —incluso si no se sigue al pie de la letra— se asocia a un menor riesgo de padecer afecciones como cardiopatías, ictus, diabetes de tipo 2, enfermedades renales, algunos tipos de cáncer y deterioro cognitivo, dijo.

¿Cómo puedo empezar a seguirla?
Como ocurre con cualquier dieta, adoptarla puede resultar abrumador, dijo Tyson. Recomendó que se empiece por buscar un plan de comidas fiable en internet o un libro de cocina sobre la dieta.

Y tenga en cuenta que hay margen para la flexibilidad, añadió Tyson. En un ensayo realizado en 2005 con 164 personas, Appel y su equipo descubrieron que quienes seguían versiones de la dieta más ricas en proteínas o grasas saludables tenían las mismas probabilidades de reducir la tensión arterial que quienes seguían la dieta original. Si no te gustan o no toleras los productos lácteos, dijo Tyson, concéntrate en los otros grupos de alimentos.

La mejor forma de cambiar la dieta es empezar poco a poco, añadió. Quizá debas añadir solo una ración de fruta o verdura a una comida al día durante una semana, como un plátano con yogur o espinacas salteadas con huevos. A la semana siguiente, podrías aumentar a dos raciones. O puedes probar a picar un puñado de frutos secos dos veces por semana, sugiere Tyson.

“Empieza a comer”, dijo. “Algo es mejor que nada, y no tienes que ser perfecto”.



Beneficios del plan de alimentación DASH:

Ayuda a reducir la presión arterial, Puede ayudar a perder peso, Mejora la salud cardiovascular, Reduce el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.

Porciones recomendadas:

Frutas: 4-5 porciones al día.
Verduras: 5-6 porciones al día.
Granos integrales: 6-8 porciones al día.
Lácteos bajos en grasa: 2-3 porciones al día.
Carnes magras, aves y pescado: 2-3 porciones al día.
Frutos secos, semillas y legumbres: 3-4 porciones a la semana.

Ejemplo de menú DASH:
Desayuno: Tostadas integrales con aguacate, huevo revuelto y una taza de café con leche baja en grasa.
Almuerzo: Ensalada con verduras de hoja verde, pollo a la plancha, garbanzos y vinagreta ligera.
Comida: Arroz integral con pescado blanco, verduras al vapor y una fruta fresca.
Merienda: Taza de yogur bajo en grasa con frutos rojos y un puñado de nueces.

Qué es la "economía del talento" que busca encontrar a los nuevos Einstein y Marie Curie del mundo

Bilhana Kochloukova

Fuente de la imagen,Bilhana Kochloukova

Pie de foto,La brasileña Bilhana Kochloukova, medallista de la Olimpiada Internacional de Matemáticas, estudia en la Universidad de Cambridge y es integrante de su equipo de fútbol.

"Para jugar a fútbol como Lionel Messi, tienes que tener una habilidad natural, pero también te tienen que descubrir a una edad temprana y darte un buen entrenamiento", dice el economista Ruchir Agarwal.

Lo mismo pasa con las mentes brillantes en áreas como las matemáticas y las ciencias. "No queremos que se pierdan los genios invisibles", explica Agarwal, cofundador de la organización sin ánimo de lucro Global Talent Fund (Fondo Global de Talento) en Estados Unidos e investigador de la Universidad de Columbia.

Una de las misiones que junto a su equipo se ha propuesto es encontrar a esos adolescentes brillantes y ayudarlos a que desarrollen su potencial.

De eso se trata la "economía del talento", explica, una nueva vertiente dentro de la economía que apuesta por la innovación y el crecimiento económico de los países a partir del descubrimiento de mentes brillantes entre los niños en edad escolar.

Aunque pareciera ser un objetivo muy específico para lo que él denomina como un subcampo de estudio que recién se está creando, algunos investigadores ya se han ido sumando a este enfoque económico.

Con esa idea, un grupo de expertos se reunió en noviembre en la ciudad estadounidense de Cambridge, en Massachusetts (EE.UU.), en el primer foro internacional sobre la economía del talento, con el apoyo de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), una organización de Estados Unidos sin ánimo de lucro.

Estudiantes de secundaria
Estudiantes de secundaria

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
La economía del talento, según Ruchir Agarwal, apunta a descubrir mentes brillantes entre los niños en edad escolar. Entre los organizadores estaba Agarwal, un economista que desarrolló una parte importante de su carrera en el Fondo Monetario Internacional, FMI.

De hecho, el FMI dedicó un número completo de su publicación "Finanzas y Desarrollo" a la economía del talento, descrita como un campo emergente que puede cambiar las reglas del juego en la evolución de los países.

Precisamente porque se trata de un área en ciernes, aún no hay resultados que demuestren la contribución científica y la eficacia de las iniciativas que utilizan este enfoque.

Lo que sí hay, al menos hasta ahora, son iniciativas a pequeña escala como las que está desarrollando el Fondo Global de Talento.

Agarwal y otros economistas se preguntaban cómo conectar adolescentes excepcionales con grandes oportunidades académicas.

Fue así como llegaron a la idea de crear en 2023 la organización con donaciones filantrópicas de empresas. El fondo cofinancia becas junto a universidades del Reino Unido como la Universidad de Cambridge y de Oxford.

Uno de sus programas más emblemáticos se llama BIG, con el que apoyan y entregan becas a adolescentes que obtuvieron medallas en la Olimpiada Internacional de Matemáticas para que estudien en algunas de las mejores universidades del mundo.

Niña escribiendo en una pizarra

Niña escribiendo en una pizarra

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Pie de foto,
La Olimpiada Internacional de Matemáticas es uno de los caminos para detectar mentes brillantes.

Uno de los desafíos que ha enfrentado la organización, dice Agarwal, es detectar a los estudiantes excepcionales a una edad temprana, y aunque hasta ahora solo han buscado los talentos entre los medallistas de competiciones matemáticas y científicas -independiente de su país de origen-, actualmente están investigando otros caminos para detectar mentes excepcionales.

Las limitaciones financieras son el principal obstáculo que impide a los medallistas olímpicos, especialmente a aquellos de países de ingresos medios y bajos, acceder a las mejores universidades.

Por eso decidieron sacar adelante el programa. Pero además del criterio académico, también consideran otros aspectos como el espíritu colaborativo, cualidades de liderazgo, y una aspiración a contribuir a la sociedad.

"Estamos buscando a los nuevos Albert Einstein o Marie Curie", dice el economista.

Recientemente enviaron al primer grupo de estudiantes recién egresados de la enseñanza secundaria a estudiar al extranjero con el apoyo de la organización.

Una de las estudiantes es la brasileña Bilhana Kochloukova.

La pasión por las matemáticas

Recién adaptándose a su nueva vida en la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, Bilhana Kochloukova está sumergida en un mundo completamente distinto al de su tierra natal en la ciudad de Campinas, en el estado de Sao Paulo.

Tras ser medallista en la Olimpiada Internacional de Matemáticas, y con solo 18 años, emprendió un viaje hacia un país desconocido en una aventura personal y académica.

"No es solo un puñado de fórmulas", dice sobre las matemáticas. "Cuando entiendes de dónde vienen y las estudias más a fondo, se vuelven muy atractivas y todo adquiere sentido".

Además de estudiar, está entrenando en la selección de fútbol femenino de la universidad, otras de sus grandes pasiones y a la que le destinaba una parte importante de su tiempo en Brasil.

Manuel Cabrera

Manuel Cabrera

Fuente de la imagen,Manuel Cabrera


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El salvadoreño Manuel Cabrera participa en el programa BIG del Global Talent Fund. Otro latinoamericano al que le apasiona resolver desafíos difíciles es Manuel Cabrera, un salvadoreño que lleva un año estudiando matemáticas en la Universidad de Edimburgo, en Escocia.

"Las matemáticas están por todas partes", explica, como cuando hay que encontrar el camino más corto para llegar de un lugar a otro, un desafío que resuelve el algoritmo que utiliza Google Maps.

"Cuando ves un algoritmo como ese, te das cuenta que la persona que lo creó tuvo una idea brillante que ha sido útil para todos los demás".

"Me gusta desarrollar estrategias, utilizar el pensamiento analítico para resolver un problema con ideas creativas", dice.

Y esa capacidad de resolver problemas es lo que históricamente ha impulsado la innovación a nivel mundial.

Si un joven con el potencial de impulsar la fusión nuclear o diseñar tratamientos de última generación nunca encuentra a los mentores adecuados, las redes, el financiamiento, y todo lo que necesita para prosperar, pierde el mundo entero, explica Agarwal.

Esta situación es más crítica en los países con menos recursos económicos.

De hecho, cerca del 90% de los jóvenes del mundo vive en economías en desarrollo, pero aquellos que nacen en Estados Unidos, Europa y Japón ganan la abrumadora mayoría de los Premios Nobel de Química, Física y Biología.

Y a nivel internacional existen pocos programas enfocados en alumnos de secundaria.

Además del Fondo Global de Talento, algunas universidades como el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) en EE. UU. también ofrecen becas completas para medallistas olímpicos y estudiantes internacionales.

Pero falta mucho más. Agarwal aspira a que estas iniciativas sigan replicándose y expandiéndose a otros países para darles más oportunidades a los adolescentes excepcionales.

El debate sobre los genios solitarios

No todos los economistas están de acuerdo en invertir demasiados esfuerzos en el desarrollo de jóvenes excepcionales como una manera de fomentar la innovación de un país.

No es que les parezca una mala idea. El problema, dicen, es que al fomentar la figura del niño genio, se refuerza el concepto de que las soluciones a los problemas de la innovación tienen que ver más con el esfuerzo individual que con el tipo de sociedad y modelo económico de un país.

Joven en sala de clases.

Joven en sala de clases.

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Pie de foto,
No todos los economistas están de acuerdo en focalizar los esfuerzos en el desarrollo de jóvenes excepcionales. 

Mariana Mazzucato, fundadora y directora del Instituto de Innovación y Propósito Público (IIPP, por sus siglas en inglés) en el University College de Londres, ha dicho que el principal motor de la innovación no son los genios solitarios, sino la inversión estatal.

"La innovación es el resultado de un esfuerzo colectivo masivo", ha señalado la economista.

La respuesta habitual a este planteamiento es que se pueden hacer las dos cosas: apoyar a los genios y, al mismo tiempo, apoyar los esfuerzos estatales.

Pero el debate se intensifica cuando hay pocos recursos disponibles y los fondos no alcanzan para apoyar las dos cosas.

Otro tema que genera discusión en los países en desarrollo es que muchos de los estudiantes brillantes que reciben becas para ir a las mejores universidades del mundo no regresan a su país de origen.

Y si regresan, cuando enfrentan la realidad de que no hay fondos para desarrollar investigaciones innovadoras ni ofertas de empleo atractivas, regresan al extranjero.

Eso ha provocado que la fuga de talentos sea un problema muy difícil de resolver para los países de origen.

Con todo, en una economía globalizada, una de las premisas que se ha expandido en las comunidades científicas es la importancia de facilitar el libre flujo de las mentes brillantes, más aún de aquellas que se pueden detectar en edad escolar y que, quizás con un buen empujón, terminan desarrollando todo su potencial.