viernes, 31 de enero de 2025

"La izquierda y el woke son absolutamente opuestos. El woke es tribal y la izquierda es universal... Es una diferencia enorme"

Susan Neiman

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Susan Neiman sostiene que el woke mezcla una "emoción tradicional de izquierda", con "supuestos filosóficos muy de derecha"

La filósofa estadounidense Susan Neiman admite su asombro por la resonancia que tuvo en tantos países su último libro, "Izquierda no es woke", publicado en más de una decena de idiomas.

"No sé por qué se interesan por él en Tailandia, Líbano o Croacia", dice entre risas durante una entrevista con BBC Mundo. "Me sorprendió lo internacional que parece ser el problema".

Se refiere así a la confusión que a su juicio existe entre ser de izquierda y ser woke, un término que literalmente viene de la palabra "woke", el pasado de "wake", que significa despertar, y el slang ha convertido en una referencia a estar alerta ante las injusticias sociales.

Neiman, que se define de izquierda y desde el año 2000 dirige el Einstein Forum en Alemania, no sólo considera que son conceptos opuestos; también dice que, al mezclarse, ayudaron al triunfo electoral de Donald Trump en Estados Unidos en noviembre.

Autora de escritos sobre la Ilustración, la filosofía moral, la metafísica y la política, y académica en las universidades de Yale y Tel Aviv, ha dedicado su carrera a poner en términos simples conceptos filosóficos profundos.

BBC Mundo habló con ella en el marco del Hay Festival que se celebra en Cartagena entre el 30 de enero y el 2 de febrero.

¿Por qué decidiste escribir un libro afirmando que la izquierda no es woke?

Porque estuve conversando con amigos en varios países y todos me decían algo así como: "Me temo que ya no soy de izquierda"... Y sacaban a colación alguna declaración o acontecimiento woke con el que no se sentían identificados.

Era algo que se repetía y me pareció importante profundizar en por qué tantos tenemos esa impresión de que a la izquierda le pasa algo.

El objetivo del libro es precisamente analizar eso que la está debilitando, porque la gente está confundida.

Es un problema que empezó en las universidades estadounidenses, pero se extendió muy rápido por el mundo.

¿Cuál es para ti la diferencia principal entre ser de izquierda y ser woke?

La confusión viene porque el woke está muy alimentado por elementos que han sido tradicionales de la izquierda: "En caso de duda ponerse del lado de los oprimidos" es uno de ellos.

Ese es un sentimiento muy izquierdista, pero ahora es común tanto para la izquierda como para el woke.

El problema es que la gente tiende a no darse cuenta de que, junto con esta emoción tradicional de izquierda, en el woke hay algunos supuestos filosóficos muy de derecha.

Por ejemplo, ¿es de izquierda decidir que la diversidad es siempre el primer y más importante mandamiento, porque tanta gente se ha quedado fuera de puestos de poder e influencia por pertenecer a minorías?

Es una cuestión que surge todo el tiempo.

Mi sensación firme es que sí, la diversidad es un bien, pero no el bien supremo. Y es un insulto para las mujeres contratarlas sólo porque son mujeres, de igual forma que es un insulto para la gente de color asumir que simplemente porque son gente de color tienen una especie de autoridad.

Voy a entrar en más detalles sobre esto en mi próximo libro: ser víctima no es por sí mismo una fuente de autoridad. Y tendemos a pensar que lo es.

Quizás sea necesario definir conceptos. ¿A qué te refieres exactamente cuando hablas del woke?

No defino el woke porque no creo que sea un concepto coherente, porque depende de una escisión entre emociones de izquierdas y pensamientos muy de derecha.

Lo que hago en el libro es definir lo que significa la izquierda hoy. Y el woke es la antítesis de los tres primeros conceptos que señalo como comunes a la izquierda liberal.

Tapa del libro en español "Izquierda no es woke", de Susan Neiman. 
Tapa del libro en español "Izquierda no es woke", de Susan Neiman.

Fuente de la imagen,Susan Neiman


Pie de foto,
El libro de Neiman se ha traducido también al español. 

Primero, universalismo en vez de tribalismo.

La izquierda y los liberales son fundamentalmente universales.

No asumimos, como hace la derecha, que sólo puedes conectar profundamente con miembros de tu tribu y que, por lo tanto, sólo tienes obligaciones genuinas con ellos.

Segundo, luchamos por justicia, no sólo por poder.

A veces puede ser muy difícil mantener ambas cosas separadas, pero la lucha por la justicia es de izquierda.

Y aunque muchos han renunciado a la idea de que la justicia existe, creyendo que es una máscara para el poder, para la izquierda es fundamental no renunciar a su búsqueda y su universalidad.

Tercero, el progreso es posible; no es inevitable. Sí, está en manos de los seres humanos, que son tan capaces de hacer retrocesos como progresos, pero es posible, y hay ejemplos de que ha ocurrido en el pasado.

Eso es algo importante que a menudo se ve negado por el woke. Pero no es verdad.

Cuando dicen que los afroamericanos en EE.UU. siguen viviendo en condiciones de las leyes Jim Crow, o incluso de esclavitud, o que las mujeres siguen viviendo en el patriarcado, yo digo que sí, que seguimos viviendo con racismo y sexismo, pero decir que no hemos progresado en la lucha contra eso es una visión muy peligrosa, porque lleva a la gente a desesperarse por el progreso a futuro.

Te diría que hay un cuarto concepto: dado que el fascismo y el neofascismo están creciendo en el mundo, necesitamos frentes populares formados por izquierdistas y liberales.

Pero hay que distinguir entre ambos, porque para la izquierda los derechos sociales son auténticos derechos, tan importantes como los derechos políticos.

Para la izquierda, el derecho a la vivienda, a la asistencia médica, a la educación, el acceso a la cultura, las leyes laborales justas son tan importantes como por ejemplo la libertad de expresión.

¿Dirías que tu idea de una izquierda universalista se aplica solo a Europa y EE.UU., o también a regiones como América Latina, donde hay gente que se define de izquierda y apoya o evita condenar a gobiernos autoritarios que también se llaman izquierdistas o revolucionarios?

Sé mucho más de la historia de EE.UU. y Europa que de América Latina, pero me sorprendió enormemente que el libro saliera en Chile y en Brasil y que iniciara un gran debate.

Son dos grandes países latinoamericanos con gobiernos socialistas, con mayorías pequeñas, amenazadas por la derecha.

Y lo que me dijo la gente a la que le gustó el libro, es que esto es lo que necesitaban, porque sentían que Lula y Gabriel Boric, para poder armar coaliciones, tenían que incluir cosas que les parecían demasiado woke.

Por ejemplo, en ambos países me chocó que hubiera discusiones sobre baños de género.

Signo de baño para todo género.Fuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,Neiman sostiene que discusiones sobre temas como los baños de género son un "tema inventado" que ha sido usado con éxito por Trump.

El expresidente de Estados Unidos Barack Obama.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,
El expresidente de Estados Unidos Barack Obama. Pensaba que sólo los políticos republicanos de Carolina del Norte se preocupaban por este tipo de cosas.

La mayoría de la gente, si va al baño, cierra la puerta. ¿A quién le importa? Es un tema inventado, pero se ha utilizado mucho. Trump lo usó con mucho éxito.

El libro está saliendo también en Tailandia, Corea del Sur y Líbano. Y me pregunté: ¿Por qué publican este libro? Un amigo me dijo: porque están hartos de la teoría poscolonial y creen que alguien tiene que ponerle fin.

Y más allá de Boric o Lula, cómo encajan las izquierdas radicales que hasta hace poco defendían la lucha armada, o que siguen abrazando el concepto de lucha de clases, que podría ser una forma de ver la sociedad a través del prisma de las identidades o de las tribus…

Es cierto.

No creo que la reducción de clase sea mejor que la reducción de raza. Y si lo pensamos por un segundo ni Marx, ni Engels, ni Lenin, ni Trotsky provenían de la clase obrera.

Hay incoherencia en el propio marxismo mismo sobre esas bases.

Tratar de discutir sobre clases 150 años después, cuando en ninguna parte del mundo la clase está estructurada como lo estaba en los tiempos de Marx y Engels, tiene muy poco sentido para mí.

Sobre la lucha armada, no estoy segura de que haya buenos ejemplos de luchas revolucionarias armadas que hayan salido bien a largo plazo.

Una crítica del libro en Alemania decía: "Ella no es realmente de izquierda, es socialdemócrata, no cree en la revolución armada".

Yo le diría a cualquiera que todavía crea en la revolución armada en un mundo armado hasta los dientes, que tendríamos suerte de no volarnos los unos a los otros en un futuro próximo.

Por cierto, la lucha armada, como los gobiernos autoritarios, niega el concepto de derechos humanos que es central en tu definición de izquierda universalista...

Por supuesto.

¿La confusión que señalas entre izquierda y woke es algo nuevo o es producto de un proceso histórico?

Lo que ahora llamamos woke es lo que en los '90 se llamaba políticamente correcto.

Lo gracioso es que soy suficientemente mayor como para recordar cuando lo políticamente correcto era usado irónicamente por gente que era socialista pero anti estalinista, para burlarse de los que parecían demasiado rígidos.

Luego fue tomado por la derecha.

Y es interesante que algo así suceda con el woke, un término que comenzó a usarse en los años '30 por los cantantes de blues afroamericanos para denunciar el racismo, y no se utilizó mucho más hasta que Trump llegó al poder.

De hecho, no estuvo presente en las elecciones de 2016 en EE.UU.

Creo que en cierto modo se desarrolló como resultado de la generación que creció pensando que la presencia de Obama era normal, que era normal tener en la Casa Blanca a alguien muy inteligente y competente.

Podías no estar de acuerdo con algunas de sus políticas, pero era obvio que tenía integridad. Y fue un choque pasar de ocho años así al primer gobierno de Trump.

Hay una cita de Martin Luther King que a Obama le gusta usar: "El arco del universo es largo, pero se dobla hacia la justicia".

Pero de repente, el arco se inclinó en la dirección equivocada.

Creo que hubo una sensación de desesperanza, de que casi todo lo que se podía hacer era una acción simbólica, que es en lo que consiste buena parte del wokeísmo.

Cuando alguien de 20 años piensa que es muy importante cambiar sus pronombres, aunque no se pueda cambiar nada más, pienso que tiene 20 años.

Pero hace unos meses escuché un podcast de Judith Butler y habló sobre cuánto ha cambiado el mundo porque la gente cambia sus pronombres.

Es patético que alguien tomada en serio como pensadora política no vea que esto es un sustituto del cambio real.

¿Y cuál es el peligro tomar izquierda y woke como sinónimos en el mundo actual?

¡Es que no lo son! ¡Son absolutamente opuestos!

La idea de que no hay nada más que poder, que las pretensiones de justicia no son más que exageraciones, le encanta a los dictadores de derecha y a los dictadores que se llaman a sí mismos de izquierda, pero está también muy presente en las tradiciones woke: no puedes esperar justicia, sólo debes trabajar por el poder para tu tribu.

Esa es una forma completamente diferente de estar en el mundo siendo un auténtico izquierdista.

Esta es la razón principal por la que no puedes ser ambas cosas. Pero también hay una razón práctica.

Creo que aunque Kamala Harris no hizo una campaña woke, Joe Biden sí la hizo. Es curioso: el viejo hombre blanco de la Casa Blanca era extremadamente woke.

Intentó enfatizar mucho la política de identidad. Me enfurecí cuando nombró a Ketanji Brown Jackson para la Corte Suprema.

Estoy segura de que es una buena jueza, pero decir en su campaña cuando intentaba ganar las primarias de Carolina del Sur que nombraría a la primera mujer negra jueza de la Corte Suprema es algo que socava a Ketanji Brown Jackson.

Así que Biden, aunque no parezca woke, estaba dirigiendo el gobierno más woke posible.

¿Y Trump: cuán woke fue en su campaña?

Bueno, el último anuncio antitrans que Trump lanzó un par de días antes de las elecciones fue una siniestra obra maestra. Según las encuestas, convenció al 2,7% de sus votantes de Trump, y él solo ganó por 1,5 por ciento. Mira la dimensión.

Así, es comprensible que el wokeísmo moleste y desanime a la gente en tantas partes.

En Alemania tenemos unas elecciones a la vuelta de la esquina y ha jugado un papel importante en el ascenso de la derecha.

¿Cuánto te preocupa que haya un nuevo gobierno de Trump en EE.UU.?

Estoy muy preocupada.

La mayor esperanza que creo que podemos tener, por raro que parezca, es que la gente que eligió para su equipo es tan incompetente y horrible que puede haber mucha lucha interna.

"No hay dudas" de que el woke ayudó al triunfo electoral de Trump, sostiene Neiman. A Trump no le gusta estar a la sombra de nadie y ha saboteado a quien pudiera hacérsela. No puede sabotear de forma tan directa a Musk, porque Musk es más rico que él.

Pero es bastante horrible pensar que nuestra mayor esperanza está en la mezquindad y la competencia entre dos personas desagradables.

No conozco a nadie que pueda predecir con seguridad lo que va a pasar.

Mencionste el riesgo del fascismo. Muchos comparan el mundo actual con lo que ocurrió en el período entre guerras en Europa y, en particular, en Alemania. ¿Cómo observas ese paralelismo?

La verdad es que en Alemania me da menos miedo que en otros sitios.

La historia nunca sucede dos veces de igual manera.

Terminé mi libro diciendo que la única razón por la que los nazis pudieron hacerse con el poder sin tener mayoría parlamentaria fue que la izquierda estaba dividida, algo que ha ocurrido muy a menudo.

Es paradójico, porque uno pensaría que para todos estos grupos nacionalistas, cada uno pensando que su nación es la mejor, debería ser mucho más difícil organizarse. Pero no es así. Trabajan juntos con mucha facilidad.

Entonces, ¿creo que las comparaciones son exactas? No, también porque el papel de la ideología es muy diferente ahora.

Pero creo que vale la pena escuchar las comparaciones como una advertencia.


jueves, 30 de enero de 2025

Acción popular e imparcialidad judicial.

No es solamente el origen espurio de la acción popular lo que está resultando escandaloso, sino el uso espurio de la misma con la falta de imparcialidad de determinados jueces y magistrados.

“No es pasión de padre, pero todos llevan el paso cambiado menos nuestro hijo”, era el chiste de Paco Gandía, cuando con el servicio militar obligatorio tenían lugar las ceremonias de jura de bandera por las que tenían que pasar todos los varones en el momento en que fueran llamados a filas.

Algo parecido podríamos decir de los o las columnistas defensores/as de la acción popular. Todos los países de la Unión Europea se equivocan menos el nuestro. España y Andorra son los dos únicos países en los que la acción popular forma parte de su ordenamiento jurídico. Pero no somos nosotros, sino los demás, los que se equivocan.

El 17 de octubre de 2024 Jordi Nieva Fenoll explicó en este diario, en el artículo La broma de Silvela (Por la abolición de la acusación popular), el origen esperpéntico de la inclusión de la misma en nuestro ordenamiento jurídico y la incoherencia que supone su mantenimiento. La abolición de la misma exigiría la reforma de la Constitución, ya que está contemplada en el artículo 125. De ahí que el profesor Nieva, ante la dificultad, por no decir imposibilidad, en el momento en que nos encontramos de una tal reforma, propusiera una vía distinta: “reformar la Ley de Enjuiciamiento Criminal estableciendo algo muy sencillo: que la acción popular no pueda contradecir la opinión del Ministerio Fiscal y/o la víctima”.

Este pasado 11 de enero, en El País, ha vuelto sobre el tema con ocasión de la presentación por el Grupo Parlamentario socialista de una “proposición de ley orgánica de garantía y protección de los derechos fundamentales frente al acoso derivado de acciones judiciales abusivas”. Considera que se trata de una iniciativa poco afortunada por la forma en que se ha redactado la proposición, pero reitera su opinión del 17 de octubre en elDiario.es: “Qué fácil hubiera sido –y sería– hacer una proposición mucho más breve en la que, siendo muy conscientes de su origen histórico espurio, solamente se dijera que el actor popular no puede mantener un proceso penal en contra del parecer de la víctima y del ministerio fiscal, que es lo que ocurre en cualquier país europeo. Ojalá hubiera sido así”.

Pienso que el Grupo Parlamentario socialista haría bien en hacer suya la propuesta del profesor Nieva y retirar la proposición de ley. Debería ser el Gobierno el que enviara a las Cortes Generales un “proyecto de ley” de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal en los términos mencionados en los dos artículos a los que he hecho referencia. La acción popular no desaparecería de nuestro ordenamiento, que sería lo deseable, pero con su “configuración legal” se evitaría de manera muy considerable el uso abusivo de la misma.
Porque no es solamente el origen espurio de la acción popular lo que está resultando escandaloso, sino el uso espurio de la misma. Es la combinación de una institución de origen espurio con la falta de imparcialidad de determinados jueces y magistrados lo que resulta política y jurídicamente insoportable.

Voy a referirme exclusivamente a los dos ejemplos más llamativos de esta concurrencia del carácter espurio de la institución con el carácter espurio del uso abusivo de la misma: los de la esposa del presidente del Gobierno y del fiscal general del Estado.

La acción popular ejercida por el llamado Sindicato Manos Limpias contra la esposa del presidente del Gobierno no debió ser admitida a trámite por el juez Peinado, ya que no cumple con los requisitos exigidos por la jurisprudencia del propio Tribunal Supremo para poder hacerlo. Aunque sin manifestar su acuerdo con dicha admisión a trámite en los términos en que lo hizo el juez instructor, la Sala de Apelaciones ha dado su aval para que siga investigando, sin que se concrete qué es lo que se investiga. No hay ni un solo indicio de actividad delictiva, pero se sigue con la instrucción esperando que en algún momento pueda “aparecer” alguno. Con ello se da cobertura al Partido Popular y Vox para que sigan acusando al presidente del Gobierno de que la corrupción la tiene en su propia casa.

Algo parecido, aunque todavía más grave, ha ocurrido con la acción popular contra la fiscal jefa de Madrid por la nota informativa en la que desmentía el bulo que había puesto en circulación Miguel Ángel Rodríguez de que había sido el fiscal el que había propuesto un pacto de conformidad al señor González Amador y que dicha propuesta había sido torpedeada “desde arriba” con la finalidad de perjudicarlo directamente a él e indirectamente a su pareja, Isabel Díaz Ayuso. No solamente fue admitida a trámite por la Sala competente de la Audiencia Provincial, sino que, además, elevó una memoria razonada a la Sala Segunda del Tribunal Supremo una vez que el fiscal general del Estado informó que la decisión de emitir la nota informativa había sido suya.

Más grave todavía ha sido la actuación de la Sala Segunda, que consideró que no había delito alguno en la nota informativa porque la noticia ya había sido publicada y en consecuencia no era secreta, pero “fantaseó” con la posibilidad de que sí se hubiera podido cometer un delito por parte de la fiscal jefa y el fiscal general en la primera “filtración” de la noticia a un medio de comunicación. Digo “fantaseó”, porque, con la información disponible, no era en ese momento otra cosa lo que se podía hacer. No había indicio alguno que diera verosimilitud a la vinculación de la fiscal jefa o del fiscal general con dicha filtración. Claro que es posible que la hayan tenido, pero no hay sociedad en la que se pueda convivir si todo lo posible puede ser objeto de imputación. A pesar de ello, designó un juez instructor que decidió nada menos que la “invasión” de la sede de la Fiscalía General del Estado y la intervención de toda la información que se pudiera contener en dicha sede. Todo esto siembra serias dudas sobre la actuación de la justicia en este caso, y sostengo esta afirmación incluso tras conocer que el juez Hurtado haya llamado a declarar como imputado al fiscal general a finales de este mes.

Desde el interrogatorio a Miguel Ángel Rodríguez y otros periodistas a partir del 8 de enero sabemos que el origen de la filtración no está en el Ministerio Fiscal. Sabemos también que Miguel Ángel Rodríguez mintió, algo que está vedado a quien comparece como testigo.

Veremos. Llevamos meses con la investigación de Begoña Gómez y semanas con la de la fiscal jefa y el fiscal general del Estado. La queja de los jueces y magistrados por exceso de trabajo sin disponer de los medios adecuados para hacerle frente la estamos oyendo todos los días. No parece que sea así en la Audiencia Provincial de Madrid y en la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Más bien parecería lo contrario. Tienen tiempo hasta para investigar delitos “inventados”.

Sin la acción popular no sería posible que se estuvieran produciendo los espectáculos a los que estamos asistiendo. Pero sin la presunta falta de imparcialidad de miembros del poder judicial tampoco. De ahí que la reforma de la acción popular en los términos que viene proponiendo el profesor Nieva resulta imprescindible y urgente.

miércoles, 29 de enero de 2025

Los últimos secretos de Kim Philby, el agente doble soviético que traicionó al Reino Unido.

El espía británico Kim Philby, en 1955, en una rueda de prensa para explicar su relación con los agentes dobles Burgess y MacLean.
El espía británico Kim Philby, en 1955, en una rueda de prensa para explicar su relación con los agentes dobles Burgess y MacLean.
El servicio secreto británico hace públicos nuevos documentos del espía más famoso del grupo Los cinco de Cambridge, que acabó huyendo a Moscú.

Siempre fue el más inteligente y astuto de todos ellos. Les llamaban Los cinco de Cambridge. Jóvenes británicos educados entre la élite que, durante las décadas previas y posteriores a la II Guerra Mundial, funcionarían como agentes soviéticos infiltrados en el corazón del sistema. Harold Adrian Russell Philby, conocido como Kim Philby, fue el más escurridizo. Nuevos documentos hechos públicos por el MI5, el servició de seguridad interna del Reino Unido, revelan ahora los últimos secretos del espía doble que más admiración y odio ha provocado entre sus compatriotas.

Son 21 archivos que relatan el reclutamiento del joven Philby por la Internacional Comunista; sus frías maniobras para acabar con el agente del KGB desertor Constantin Volkov y su esposa, antes de que le delataran, o las horas de conversación en Beirut con su amigo y colega Nicholas Elliott en las que acabó confesando sus décadas como espía para Moscú.

Los documentos, sin embargo, no revelan el secreto final: por qué Elliott dio el suficiente tiempo a su viejo amigo para poder huir a la Unión Soviética antes de ser detenido. Philby murió en Moscú, venerado como héroe por la URSS, pero solo y alcoholizado, 25 años después.

Kim de la India
Philby nació en 1912 en Ambala, la ciudad india que formaba entonces parte del Raj británico. Su padre, John Philby, era un oficial del ejército, diplomático, explorador y escritor que acabó por convertirse al islam y ejerció de consejero del rey Abdelaziz bin Al Saud de Arabia Saudí. El apodo Kim, elegido por el padre, es el título de la novela de Rudyard Kipling que narra las aventuras de un joven nacido en la India de padre irlandés y madre inglesa que espía para el Imperio británico.

Estudió Historia y Economía en el Trinity College de Cambridge, donde le sedujo el marxismo. Captado por la filial vienesa del Comintern (la Internacional Comunista), Philby realizó tareas para el servicio de inteligencia soviético en Austria y en España. Enmascarado como periodista del diario The Times, llegó a seducir a las fuerzas del futuro dictador español, Francisco Franco, con una serie de informes favorables a la causa de los golpistas. Recibió personalmente del propio Franco la cruz roja al mérito militar.

Las horas de conversación de Philby con Elliott, sin duda el material más revelador de toda la información hecha pública por el MI5, muestran a un hombre maleado por décadas de mentiras y ocultación, que se muestra parco y esquivo a la hora de admitir sus traiciones, y sigue jugando con la ambigüedad y las medias verdades, a pesar de confesar su condición de doble agente.

En 1945, cuando Philby ya estaba inmerso en el servicio de espionaje exterior británico, el MI6, y trabajaba a pleno rendimiento para el KGB, supo que un agente soviético, Volkov, se había presentado en el consulado británico de Estambul, donde ofreció una cantidad ingente de información y secretos a cambió de 50.000 libras esterlinas y la posibilidad de empezar una nueva vida en el Reino Unido junto a su esposa. Volkov iba a revelar los nombres de nueve topos soviéticos infiltrados en las principales instituciones del Reino Unido. Uno de ellos, señalaba, estaba al frente del servicio de contraespionaje del MI6. Era obvio que se trataba de Philby.

Después de avisar a sus jefes en Moscú, viajó directamente a Estambul para hacerse cargo del asunto. A su llegada, Volkov y su mujer habían sido ya secuestrados, drogados, ocultados con vendas y trasladados en camilla por un médico y dos oficiales del KGB hasta un avión que les trasladó a Bulgaria. Nunca más se supo de ellos. “Presumiblemente, la información que suministraste al KGB era aquella que tenía un interés directo para ellos, como por ejemplo el asunto de los Volkov, ¿no?”, preguntó Elliott a Philby en su encuentro. “Por supuesto”, confirmó de modo lacónico el doble agente.

Los otros espías
A pesar de los años de amistad universitaria y de camaradería posterior, Philby siempre procuró proteger sus propias espaldas frente a los riesgos y torpezas de Guy Burgess, Donald Maclean, Anthony Blunt y John Cairncross, el resto de agentes que componían Los cinco de Cambridge.

Donald Maclean, hijo del político del Partido Liberal del mismo nombre, llegó a ser primer secretario de la embajada británica en Washington entre 1944 y 1948. Allí realizó los trabajos más importantes para la Unión Soviética. Pasó a Moscú gran parte de las comunicaciones entre el primer ministro británico Winston Churchill y el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, y, posteriormente, entre el nuevo jefe de gobierno británico, Clement Attlee y Harry S. Truman, al frente de la Administración norteamericana. Los soviéticos supieron a través de Maclean de los avances de Estados Unidos en la fabricación de la bomba atómica.

Cuando Maclean regresó al Reino Unido, fue Philby quien acabó destinado a la capital estadounidense. Y allí descubrió que las autoridades británicas estaban a punto de desenmascarar a su antiguo camarada. A través de un código secreto, avisó a Guy Burgess, otro de los cinco espías, que trabajaba en el Ministerio de Exteriores y vivía por entonces en el apartamento londinense de Philby, para que avisara a Maclean. La clave acordada entre los antiguos amigos era referirse a un supuesto coche abandonado en el patio trasero de la residencia de Philby. “Si me veo obligado a enfrentarme a complicaciones como consecuencia del problema del vehículo, tengo intención de trasladarte costes muy elevados…”, escribió Philby a Burgess. La carta forma parte de los documentos revelados ahora por el MI5.

La confesión
A pesar de las crecientes sospechas respecto a Philby por parte de sus superiores británicos, no lograron descubrir nada. Aunque fue obligado a abandonar el MI6, fue precisamente su amigo Elliott quien le ayudó a instalarse en 1956 en Beirut, la capital de Líbano, como corresponsal de The Economist y de The Observer. Seis años después, la confesión de su amiga Flora Solomon de que Philby había intentado reclutarla como agente soviético en 1934 acabó por desenmascarar al espía doble.

Elliott viajó hasta la capital libanesa y grabó durante varios días la conversación con su amigo. “Ciertamente, no habría hablado con nadie más”, admitió Philby. “Cuando me dijiste que tú mismo habías comenzado a creer todas las pruebas acumuladas en mi contra, lo tuve claro. Llevo esperando este momento 28 años. Aquí tienes la exclusiva”, confesó Philby a Elliott.

Los dos amigos se despidieron con el compromiso de que Philby seguiría aportando información a Peter Lunn, el hombre del MI6 en Beirut. Existía el compromiso tácito de que no habría un procesamiento penal si el doble agente confesaba todas sus traiciones. Pocos días después, Philby huyó a Moscú a bordo de un carguero ruso atracado el puerto de Beirut. “No puedo evitar pensar que, de algún modo, tú querías que me escapara”, escribió años después desde la capital soviética a su viejo amigo Elliott.

martes, 28 de enero de 2025

EDUCACIÓN. La necesidad de enseñar a pensar.

Inteligencia Artificial en la educación
Sandra Navarro
¿Cómo reconocer esa seductora pero falsaria información disfrazada de verdad por la tecnología? La educación en el pensamiento crítico a todos los niveles, en aulas, familias y medios, enfrenta un riesgo formidable: la ausencia de certezas.

Aún no sabemos si la inteligencia artificial (IA) va a ayudarnos, va a ponernos trabas o ambas opciones a la vez. Su magnitud es tal que cada vez resulta más difícil distinguir entre lo verdadero y lo falso. Reflexiones y dilemas morales de este tipo ya se plantean a los alumnos en diferentes niveles educativos, a través de asignaturas como Filosofía, Ética o Lengua. La cuestión es cómo aplicar, de forma específica, estas enseñanzas frente a la desinformación que nos rodea.

Un equipo del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y de la Universidad de Columbia ha presentado, en una conferencia sobre Factores Humanos en Sistemas Informáticos, un programa generado mediante IA capaz de advertir de que una notica es falsa, y además explicar por qué. Pero, por otro lado, el uso indebido de esta tecnología también está al alcance de los poderosos.

Tema peliagudo donde los haya, pero con una ventaja frente a la educación sobre otros dilemas morales en los que pueden interferir creencias, diversidades culturales o también políticas. Esa ventaja es que no se trata de formar en si algo es bueno o malo, sino de enseñar a tener criterio para decidir lo que cada cual considere, analizar la fuente de donde viene cada información y contrastarla con otras fuentes.

Por lo tanto, avanza el apoyo a esa necesidad educativa ante la amenaza de falsedades masivas, generadas de forma muy creíble por los avances tecnológicos. La urgencia de poner este debate sobre la mesa, creando, por ejemplo, comisiones de expertos para analizar cómo desarrollar esa capacidad desde niños y jóvenes a personas mayores que no se manejan con las tecnologías, tiende a ser unánime entre los expertos.

No se trata de una necesidad que atañe solo a los colegios. En absoluto. La influencia de los padres, el entorno o la lectura, y con esta, la cultura, es determinante para aprender desde niños a cuestionar la información recibida y las posibilidades de que sea cierta o no.

Debate sin polaridad
“Sobre la sociedad digital y, en concreto, la inteligencia artificial, en el discurso, como siempre, unos están muy a favor y otros muy en contra, no aparecen sus múltiples caras, unos solo miran los peligros y otros, solo las ventajas”, resalta Miquel Martínez Martín, uno de los principales expertos españoles de educación en valores, a la que se ha dedicado durante tres décadas desde la Universidad de Barcelona.

El profesor recomienda prudencia en ese debate porque la IA “tiene efectos que seguro pueden ser negativos, pero también deberíamos todos ser, por así decirlo, un poco listos y saber ver qué oportunidades ofrece, qué objetivos nos puede ayudar a lograr. Es decir, en primer lugar, deberíamos ser receptivos a ella”. Respecto a la irrupción masiva de la desinformación y las fake news, Martínez opina que, en realidad, “la tarea de la educación y de los educadores es, en cierto modo, de resistencia, de estar siempre pendientes de lo que ocurre, precisamente para intentar contrarrestar los efectos nocivos, y atacar y volver a atacar en lo que haga falta”.

“Enseñar a tener espíritu crítico es un objetivo del proceso educativo y formativo, y, por lo tanto, forma parte del sistema. Pero este cubre solo una porción estrecha de este aprendizaje, que es muy transversal por su propia naturaleza, es un principio fundamental de la racionalidad humana”, destaca Alejandro Tiana, experto en Teoría e Historia de la Educación y en políticas educativas, ex rector de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), además de exsecretario de Estado de Educación y principal autor y coordinador de la reforma educativa que se aplica actualmente en España.

“Es lógico que ese sistema enseñe a ser críticos y esto se afronta de distintas maneras en el modelo curricular, que establece que el alumno debe aprender una serie de competencias sobre ello. Lo recogen también las directivas de la Unión Europea [UE] al indicar competencias que los países debemos incluir en la educación, en referencia al sentido crítico y al espíritu crítico”, añade.

Para Tiana, el desarrollo de estas competencias tiene una conexión clara con algunas áreas o materias, mientras otras presentan un espíritu más transversal. Por ejemplo, “en los currículos está incluido formar en Ética, sobre todo en la Secundaria, y en Primaria ya se apunta. Aunque algunas áreas tengan más conexión directa con el tema, en realidad hay muchas otras con las que también tiene que ver”.

Y pone varios ejemplos. “Muchas materias científicas hacen mención al desarrollo del espíritu crítico del método científico. Temas como el terraplanismo o el papel de las vacunas afectan a la Biología. Las reglas de pensamiento o el fondo del pensamiento crítico, claramente atañen a la Filosofía”. Además de estas cuestiones específicas, “planteamientos más amplios relacionados, por ejemplo, con las noticias falsas, encajan en Lengua”.

Según la regulación actual, esta materia recoge la competencia específica de “enseñar a seleccionar y contrastar información procedente de diferentes fuentes de manera progresivamente autónoma, evaluando su fiabilidad y pertinencia en función de los objetivos de lectura, para evitar los riesgos de manipulación y desinformación”, completa Tiana.

En el terreno de las aulas aporta su experiencia Noelia Esquivel Martínez, profesora de Primaria especializada en contenidos de memoria democrática. “Debemos tener claro que en los centros escolares, en general, no se trabajan de manera habitual cuestiones como estas que yo planteo, y lo mismo pasa con la formación del espíritu crítico. Seguimos todavía muy anclados en las materias tradicionales y, aunque la ley recoge ahora estas enseñanzas y este tipo de metodología, todavía en la escuela, en la realidad, cuesta mucho tratarlas de forma directa, hay mucha resistencia aún”, advierte la docente.

Y añade: “El nivel más propio para tratarlas es la Secundaria, aunque se pueden empezar a apuntar en quinto o sexto de Primaria. Además, el papel de las familias es fundamental, el tener reuniones con ellas y ver la manera de involucrarlas, porque son temas con los que los jóvenes se encuentran en todo tipo de entornos”.

Esquivel explica su propia forma de trabajar estos valores con sus alumnos: “Yo les guío, no les alecciono ni les doy clases magistrales. Muchas cosas las decidimos de forma colectiva, como algunos temas que debatimos, aunque yo les oriente en el aprendizaje. Se usan estrategias como las asambleas, por ejemplo, aunque para eso tienen que programarse momentos para ello, encajados en un horario, y que el centro trabaje una metodología en esa línea. Es un trabajo cooperativo”.

Fuentes fiables y seguras
Desde la perspectiva de Guadalupe Jover, profesora especialista en Lengua, con más de tres décadas de experiencia profesional, “al utilizar como única fuente de información el libro de texto, la escuela ha transmitido tácitamente la idea de que lo que estaba escrito era lo verdadero y solo había un relato posible para los hechos”.

Pero, especialmente desde la llegada de la tecnología digital, cada vez más centros proponen a los estudiantes consultar diferentes fuentes de información. “Para que este proceso sea formativo, los docentes han de intervenir brindando herramientas para calibrar qué fuentes son fiables, seguras, y cuáles no, por más que el algoritmo nos las coloque en primer lugar o tengan muchos likes”. Esta tarea requiere formación por parte de los profesores y un acompañamiento detenido a los alumnos para determinar la calidad de las fuentes e identificar sesgos “que nos llevan, a menudo de manera espontánea e irreflexiva, a dar por buenas determinadas afirmaciones y a desechar otras”, añade la profesora.

“Lo primero, por tanto, es desarrollar actitudes que refrenen la precipitación y nos ayuden a ponernos las gafas de la duda” para que los alumnos aprendan a hacerse preguntas de este tipo: “Esto ¿quién lo dice? ¿Dónde se ha publicado? ¿Cuál es su ideología? ¿Cuál es la intención comunicativa de su emisor? ¿Por qué lo dice precisamente ahora, en este medio y no en otro?” Para no caer en el otro extremo, el del escepticismo paralizante, esta actitud interrogativa necesita, según Jover, “la voluntad proactiva de contrastar fuentes para calibrar la fiabilidad de lo enunciado y deslindar también a qué propósito obedece”. Considera indispensable conocer, por ejemplo, la titularidad de los medios de comunicación y su orientación ideológica.

La profesora destaca la utilidad de cursos de mediación en resolución de conflictos, además de actividades como “leer un pequeño relato de un acontecimiento controvertido e instar al alumnado a convertirlo en una noticia”. “Superar el análisis descontextualizado de palabras y oraciones mediante el análisis crítico de textos contextualizados, reales, es clave en este camino, y las aportaciones de las diferentes ramas de la Lingüística, desde la pragmática al análisis crítico del discurso, brindan herramientas tan rigurosas como esclarecedoras”, añade.

“Cuando no sabes tener criterio propio sobre algo o te muestras escéptico o sin una postura clara, pierdes fuerza como persona en la sociedad y, por lo tanto, de alguna manera peligra la democracia”, tercia Martínez. “La capacidad de intervenir en los temas públicos, de participar en la toma de decisiones, es vital para la sociedad. Si no estás informado o estás mal informado, si caes en las redes de la desinformación, que son muy amplias, no vas a poder hacerlo”. Por lo tanto, “se debería trabajar todo aquello que contribuye al interés por la información, a que seamos capaces de tenerla, y a detectar la desinformación en entornos escolares, pero también en los familiares”.

Comprender lo que se lee
¿Cómo lograrlo? Para empezar, mediante el desarrollo de la comprensión lectora tanto de medios escritos como visuales. Igualmente, “en la familia se debe hacer ese trabajo de lectura compartida, plantearse preguntas, dialogar sobre los contenidos… Esto ayuda a establecer esa especie de fenómeno y de misterio que es la comprensión lectora”, añade Martínez. Algunas formas de trabajar esta capacidad básica pueden resultar aburridas, “por eso la tarea del educador es de resistencia, algunas tareas hay que hacerlas aunque cueste”.

“Las experiencias que forman el sentido ético y el pensamiento crítico tienen relación con fomentar la preocupación por comprender lo que hay a tu alrededor. Este es un primer elemento que, en la sociedad tecnológica, puede parecer un poco antiguo, pero no lo es”, advierte Martínez. Para este experto, aprender a discrepar o a discutir sobre un tema supone situarse en posiciones controvertidas, saber escuchar puntos de vista distintos, “respetar valores o creencias, aunque a continuación los rebatas”. “El mundo actual, con todos sus conflictos tanto en la desinformación como a nivel social y político, es un ejemplo estupendo pedagógicamente. Si tuviéramos que inventar un material pedagógico para trabajar los contravalores, no tendríamos más que encender la televisión o acceder a cualquier medio, incluidas las redes”.

“Pero, cuando educas en el sentido crítico, no lo haces sobre si esto es bueno o esto es malo, en el propósito, educas para que las personas piensen si les parece bueno o malo, para que se formen un criterio por sí solas teniendo en cuenta las fuentes de la información, cuestionándose la veracidad de los hechos”, apunta Tiana. No se trata de enseñar ideología, sino de analizar hechos e informaciones disponibles para construir un sistema propio de valores.

Esperanza Rodríguez Guillén —vicepresidenta de la Sociedad Española de Filosofía y presidenta de la Sociedad Española de Profesorado y Plataforma de Filosofía— está trabajando en una encuesta, dirigida a los docentes, sobre el uso de la IA en la escuela. “Si algo ha impulsado la necesidad de enseñar ética, es la presencia de la IA. Detrás de las redes sociales y las tecnologías de la comunicación, algunas empresas llegan a acuerdos para sacar grandes beneficios, generalmente a costa de usar algoritmos basados en datos personales, lo que implica un riesgo importantísimo”.

De acuerdo con Rodríguez, los conocimientos éticos y filosóficos ayudan a entender el mundo y a expresar mejor los conceptos. Pero, además, son tan importantes “porque todas las personas afrontan decisiones relevantes para su vida y con repercusiones en las vidas de los demás, y ni qué decir de las que tienen repercusiones sociopolíticas”. Esas determinaciones “se pueden tomar como más o menos se ha hecho siempre, siguiendo la norma establecida, lo general, o bien podemos intentar analizar qué decisión sería la más adecuada, poniéndonos en la piel del otro, porque también debemos educar la capacidad de empatía”.

lunes, 27 de enero de 2025

_- Cómo fue la iberación de Auschwitz, el campo de exterminio nazi símbolo del Holocausto. Hoy se celebra el 80 aniversario.

Las heridas aún abiertas de la Segunda Guerra Mundial, en 25 monumentos

'La madre patria', en Volgogrado (antigua Stalingrado), monumento levantado en conmemoración de la Batalla de Stalingrado durante la Segunda Guerra Mundial. La imagen es de junio de 2020.
'La madre patria', en Volgogrado (antigua Stalingrado), monumento levantado en conmemoración de la Batalla de Stalingrado durante la Segunda Guerra Mundial. La imagen es de junio de 2020.
El historiador Keith Lowe retrata la persistente influencia de la catástrofe en el mundo contemporáneo a través de 25 estatuas conmemorativas

En los últimos años, el mundo ha asistido a una considerable ola de protestas contra monumentos que, en muchos casos, han propiciado la retirada ordenada o el derribo caótico de los mismos. Especialmente llamativas han sido las movilizaciones contra estatuas de líderes confederados en Estados Unidos o de colonizadores en muchos países, pero el fenómeno es más amplio. Por supuesto, no faltan en el pasado casos en los que de manera organizada o tumultuosa se quitaron de en medio monumentos. Pero por lo general, reinaba la indiferencia hacia estos símbolos, y los episodios en cuestión estaban vinculados a cambios de régimen o profundos cortes históricos. El fenómeno actual es en cambio novedoso, por características y amplitud. ¿Qué ocurre?

Una interpretación posible de este complejo fenómeno es verlo como un síntoma de un mundo que cambia a gran velocidad. Los valores evolucionan muy rápidamente. Con la aceleración de los ritmos, algunas partículas viejas y nuevas chocan. En estos casos, la indiferencia deja paso a la indignación hacia ciertos símbolos, y la interconexión global propaga estas dinámicas. Los monumentos, pues, se perfilan como un espejo que, además de los valores del tiempo que los erigió, refleja con creciente intensidad aquellos del presente.
La china Ren Lane en su casa de Gucheng, en Shanxi (China). Fue secuestrada con 15 años durante la II Guerra Mundial y obligada a satisfacer las demandas sexuales de las tropas japoneses durante 20 días.
La china Ren Lane en su casa de Gucheng, en Shanxi (China). Fue secuestrada con 15 años durante la II Guerra Mundial y obligada a satisfacer las demandas sexuales de las tropas japoneses durante 20 días.

El historiador británico  Keith Lowe reflexiona sobre estas cuestiones en su libro Prisioneros de la historia (Galaxia Gutenberg), un recorrido panorámico sobre la historia de 25 monumentos de distintos países vinculados a la memoria de la Segunda Guerra Mundial. El estudio compone un retrato del papel todavía central de ese acontecimiento catastrófico en el presente de muchas sociedades. Una categoría histórica global, única, de persistente influencia.

Por lo general, los símbolos relacionados con ese periodo se han librado de las olas de recientes protestas con anhelo de derribo o retirada. Pero ello no significa que sean objeto de indiferencia. Al contrario, siguen despertando conmoción, a menudo provocan controversias -tanto internas como internacionales- y se siguen edificando nuevas obras que conmemoran ese tiempo. “Continúan contando algo importante acerca de quiénes somos […] interpelan tanto a nuestros deseos del presente como a nuestros recuerdos del pasado. Responden a una necesidad que no está siendo cubierta por el mundo contemporáneo”, escribe el autor.

En una entrevista por videoconferencia, el historiador desarrolla la idea de la Segunda Guerra Mundial como gran hecho fundacional global del mundo actual. “Es un acontecimiento que ha servido como base para construir un nuevo mundo, nuevas instituciones, una nueva arquitectura”, comenta el autor. Más de 70 años después de su fin, es todavía el pilar central y global que sujeta la construcción de nuestro tiempo, gran parte de las relaciones internacionales, segmentos de las políticas nacionales. El mundo cambia rápido pero eso, de momento, no. Sin embargo, ello no supone que todo permanezca igual. Esculturas del Salón Conmemorativo de las Víctimas de la Masacre de Nanjing (China). La imagen está tomada el 15 de agosto de 2021.
Esculturas del Salón Conmemorativo de las Víctimas de la Masacre de Nanjing (China). La imagen está tomada el 15 de agosto de 2021.Esculturas del Salón Conmemorativo de las Víctimas de la Masacre de Nanjing (China). La imagen está tomada el 15 de agosto de 2021.

“Ese acontecimiento fundacional se aleja en el tiempo. Fallecen las personas que lo vivieron o lo sintieron con mucha cercanía. Da la sensación de que ya es tiempo para una nueva era. ¿Pero sobre qué la construimos? No tenemos un pilar alternativo. De momento, preservamos la idea de la Segunda Guerra Mundial como la base para construir básicamente porque no tenemos otra cosa. Pero ya no funciona, porque ya no tiene el mismo impacto emocional que antaño. Ahí es donde se abren las grietas”, dice Lowe. Permanece la arquitectura institucional; siguen algunos reflejos; pero la fuerza emocional y la capacidad de construcción que de ella deriva no son las mismas.

Prisioneros de la historia reparte su investigación en cinco marcos conceptuales: héroes, mártires, monstruos, apocalipsis y renacimiento. Son categorías con un poder inspirador ancestral, ecos mitológicos, que ayudan a prolongar en el tiempo los sentimientos. A veces, el intento de utilizar de forma partidista esos sentimientos a través de monumentos es muy burdo. Algunos de los monumentos construidos recientemente son muy controvertidos, parecen querer aprovechar esa historia para rendimientos en la actualidad, como los dedicados a la Víctimas de la ocupación alemana en Hungría y al Mando de Bombarderos en el Reino Unido.

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Lo que creíamos cierto de la Segunda Guerra Mundial y no es verdad 

Así, el catastrófico acontecimiento bélico que dio pie al emprendimiento de grandes proyectos internacionales –la ONU, las instituciones de Bretton Woods, la UE, entre otros- que buscaron embridar los viejos nacionalismos, es ahora, a veces, utilizado para avivar nacionalismos de nueva generación. Heroísmos o victimización conmemorados sin equilibrio son incubadoras de sentimientos inquietantes.

El libro recorre la historia y el presente de monumentos como el de las Víctimas de la masacre de Nanjing, La madre patria te llama de Volgogrado o el santuario Yasukuni de Tokio. Todos ayudan a una comprensión del tiempo presente. A menudo, el debate alrededor de ellos, señala un mal recurrente de nuestra época: la indisposición a escuchar. “Aquí en el Reino Unido es muy evidente: ya no hay voluntad de escuchar a los demás”, comenta Lowe. “Por lo general, las personas llegan con opiniones preformadas y rechazan debatir. Eso me parece muy inquietante, y se ve a menudo en el debate de los monumentos. ¡Deben quedarse! ¡Hay que derribarlos! Hay muchas opciones intermedias entre el inmovilismo y el derribo. Se pueden yuxtaponer elementos que cuenten lo que falta en los más polémicos; se pueden trasladar en vez de cancelar; se puede ironizar. Es la intolerancia de otros puntos de vista la que lo hace todo tan difícil”.

Monumento a las Víctimas de la Ocupación Alemana, en la plaza de la Libertad de Budapest, Hungría.Monumento a las Víctimas de la Ocupación Alemana, en la plaza de la Libertad de Budapest, Hungría.
 
La indisposición al diálogo y al compromiso parece marcar muchas sociedades democráticas, pero también la relación entre naciones. Mala posición de partida para buscar un nuevo pilar sobre el que apoyar la construcción de un orden mundial que refleje el nuevo tiempo. La lucha para salvar el planeta se perfila como el objetivo común más lógico para aglutinar voluntades. Las actuales negociaciones reflejan las dificultades para una convergencia significativa. Hace 76 años, la catástrofe alumbró un nuevo orden mundial. Queda por ver si esta vez la humanidad será capaz de forjar otro antes de un nuevo desastre.

domingo, 26 de enero de 2025

La pasajera 2.388 del Stanbrook, el último barco en huir de Franco: «Hubo gente que se suicidó por no poder subir»

María Egea Muñoz de Zafra tiene 90 años, pero tenía cinco cuando embarcó a bordo del carguero británico que transportó hacia el exilio a republicanos españoles al final de la Guerra Civil en una hazaña que pasaría a la historia.

La primera vez que María Egea Muñoz de Zafra volvió a pisar España habían pasado 18 años desde que la abandonó. Regresó para conocer a su familia, a sus tíos y sus primos, a los que no recordaba porque con solo cinco años, esta mujer que hoy tiene 90, partió del puerto de Alicante junto a sus padres y su hermano hacia el exilio en el famoso carguero británico Stanbrook. Dejaban atrás su Cartagena natal, sus vidas, sus anhelos y a su gente querida. Y lo hacían porque la militancia socialista y republicana de su familia los ponía en peligro ante lo que se venía: la implacable y violenta represión franquista.

Faltaban solo cuatro días para el final de la Guerra Civil, cuando en la tarde del 28 de marzo de 1939 el Stanbrook se convirtió en el último barco en trasladar fuera del país a republicanos españoles antes de que las tropas sublevadas entraran en el puerto. La hazaña de su capitán, el galés Archibald Dickson, que en vez de cargar las naranjas y el azafrán que iba a buscar –el buque se dedicaba al comercio de mercancías con la República– decidió subir a bordo a todos los civiles que pudo, en total, 2.645 adultos y niños que huían del avance de los franquistas.

Entre ellos estaba María Egea, que ha hecho esta semana una visita fugaz a Madrid desde París, donde vive desde 1996, para recibir del Gobierno una declaración de reparación que reconoce su historia y la de su familia como víctimas del franquismo. Con su hermano Pedro y sus padres Mateo Egea, que fue concejal del PSOE en Catagena, y María Josefa Muñoz, también socialista, hicieron la travesía de 22 horas rumbo a la ciudad argelina de Orán completamente hacinados en los 70 metros de largo y diez de ancho de la cubierta. “No cabía un alfiler”, señala María Egea, que tenía el número de pasajera 2.388. Reconoce que sus recuerdos “son difusos” debido a su corta edad, pero en casa escuchó después innumerables veces lo que fue aquello. 

María Egea Muñoz de Zafra recibe del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la declaración de reconocimiento y reparación. Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática.
“Era un auténtico caos, había muchísima precipitación y tumulto, yo iba de la mano de mi madre y creo que mi padre entró antes que nosotros. Alicante era el último punto al que podíamos ir, es difícil imaginar lo que fue aquella huida”. El Stanbrook se convertiría así en un símbolo de la derrota republicana, del miedo y la desesperación que asoló a quienes sabían que su futuro en España estaría marcado por la persecución. La caída de Catalunya, la descomposición de la resistencia republicana y la toma de Madrid hicieron inminente la victoria franquista y desde hacía días circulaban rumores de que buques ingleses, rusos y franceses iban a sacarles del país, así que el puerto se convirtió rápidamente en un hervidero de gente.

Los que se quedaron
Varios miles de personas se agolpaban en los muelles y llegaban en riadas sucesivas dejando todo atrás y con la esperanza de poder salvar la vida. Otros muchos barcos habían partido de las costas españolas con anterioridad, pero solo el Maritime, que pudo embarcar a muy pocas personas, y el Stanbrook salieron de Alicante. Al carguero finalmente solo subió una pequeña parte de todos los que lo anhelaban y miles de personas quedaron en tierra sumidos en la angustia y el pánico. Muchos fueron capturados por las tropas sublevadas y trasladados a campos de concentración como el de Albatera o Los Almendros. 
 
Exiliados españoles cumpliendo cuarentena a bordo del Stanbrook en 0rán (Argelia), en abril de 1939. Cedida por Casa Árabe
“Todos intentaban subir a bordo, pero la mayoría no pudo. Hubo gente que prefirió tirarse al agua y suicidarse porque no querían que los nacionales los cogieran”, relata María Egea. Su familia fue afortunada y consiguió entrar en el barco al completo. Cree que en ello pudo influir que sus tíos eran Julia Álvarez Resalo y Amancio Muñoz de Zafra, que habían sido diputados socialistas del Frente Popular. Él falleció en la guerra a causa de una enfermedad y ella siguió teniendo un papel activo en la contienda, durante la que fue nombrada gobernadora civil de Ciudad Real, convirtiéndose en la primera mujer española en desempeñar tal cargo.

El viaje a bordo, explica María Egea, fue “muy duro”. Navegaron durante toda la noche con las luces apagadas y en completa oscuridad para evitar ser alcanzados por la aviación y los buques franquistas intentando mantener con extrema dificultad la estabilidad del barco debido al peso de tantísimas personas. Según cuenta la mujer, aún así sufrieron bombardeos durante la travesía, pero “las maniobras del capitán lograron mantener el buque a flote”, esgrime. Así llegaron a tierra africana, a Orán, entonces colonia francesa.

El periplo argelino
Allí empezaría un segundo periplo para María Egea y su familia y para la inmensa mayoría de protagonistas de este exilio masivo. El Stanbrook no tenía permiso para amarrar en el muelle y desembarcar y, mientras Archibal Dickson negociaba con las autoridades oranesas, los embarcados fueron obligados a mantenerse en el carguero hacinados. A los días, mujeres y niños pudieron salir, pero los hombres fueron obligados a quedarse algunas semanas hasta que Orán autorizó su desembarco por cuestiones de salubridad, explica la mujer, que recuerda que fueron tratados “como si portáramos un virus mortal”. 

María Egea y su madre, María Josefa. Foto cedida
Ya en tierra, su familia fue separada. Ella, su hermana y su madre fueron trasladadas a la prisión civil de Orán y los hombres jóvenes como su padre a un campo de trabajo forzado en Relizane y posteriormente a otros del sur del país. Fue el destino de muchos exiliados españoles, que tras huir de Franco tuvieron que afrontar el encierro en duras condiciones hasta que en 1943 los campos fueron liberados por parte del ejército estadounidense. Entre los trabajos que Mateo tuvo que realizar estuvo la construcción del ferrocarril transahariano, un ambicioso proyecto que buscaba conectar el Mediterráneo con el Atlántico a través del desierto del Sahara y que nunca llegó a completarse.

Mientras tanto, en la cárcel civil de Orán, mujeres y niños se organizaban como podían. “Con el paso de las semanas comenzamos a poder salir, aunque siempre vigilados, y mi madre encontró un trabajo cosiendo. Al año fuimos liberados y ella comenzó a trabajar de portera. Vivíamos en una habitación de 2 por 2,5 metros y empezamos a hacer vida allí, a ir al colegio…”, recuerda María. Este fue el camino que tomaron parte de los exiliados españoles, otros pasarían a engrosar las filas de la Legión Extranjera Francesa para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos, los integrantes de La Nueve, la unidad de españoles que liberó París.

La familia Muñoz de Zafra acabaría reuniéndose y viviendo en distintos puntos de Argelia al tiempo que a su padre, que había trabajado en el ferrocarril en España, le fueron destinando a diferentes estaciones. Así vivieron, juntos, hasta que sus padres en 1975 decidieron emigrar a París. Ella vivió en Argel, donde trabajó dando clase de español y francés hasta su jubilación, cuando se trasladó también a París. “Mi padre siempre nos contaba cosas sobre España, era muy patriota y nos dio ese amor por el país que yo llevo en el corazón”, dice a pesar de que nunca volvió a vivir en él.

Ahora, a sus 90 años y reconocida por el Estado español como víctima del exilio, echa la vista atrás y ve mucho sufrimiento y también gratitud. En su memoria y en su cuerpo está todavía presente la sensación infantil “de humillación” que vivió al llegar a Argelia “porque nadie quería a los rojos, era como si fuéramos monstruos o delincuentes”, pero también hay agradecimiento y “una deuda eterna” con el capitán del Stanbrook, Archibald Dickson, cuyo nombre nunca se le ha olvidado. Ni a ella ni a ninguno de los pasajeros. Su figura, de hecho, ha sido en los últimos años rescatada del olvido y en el puerto de Alicante su busto, que ha sido vandalizado en varias ocasiones, recuerda su hazaña. “Todos los que embarcamos le debemos la vida”, zanja María Egea.

Fuente: 

sábado, 25 de enero de 2025

"¡Sobre mi cadáver!": Moon River, la canción que la actriz Audrey Hepburn defendió con vehemencia (y que ganó dos premios Oscar)

Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,En el film, Audrey Hepburn exude glamour, clase e independencia. Pero es una mujer rural del medio oeste de EE.UU. cuya elegancia de la alta sociedad es un elaborado disfraz que la ayuda a escapar de su triste vida.


El vestido negro, las perlas, las gafas de sol enormes, la boquilla absurdamente larga... y esa canción.

La película de 1961 "Breakfast at Tiffany's", que en Hispanoamérica se llamó "Diamantes para el desayuno" y en España, "Desayuno con diamantes", se hizo famosa quizás tanto por su estética que por su trama.

Basada en la novela corta de Truman Capote de 1958, cuenta la historia de Holly Golightly, encarnada por Audrey Hepburn.

La elección de la carismática e icónica actriz para ese rol, que hoy parece incontrovertible, al escritor le pareció terrible.

"Fue la película con un reparto más desacertado que he visto", le dijo Capote a un periodista años después. "Nos dieron ganas de vomitar".

Holly es un personaje cautivador: una chica de sociedad seductora, excéntrica, coqueta y revoloteante.

Es una "criatura salvaje" incognoscible e indomable que huyó a Nueva York de una problemática infancia en Texas para reinventarse.

A pesar de beber cócteles y dar fiestas, es propensa a sufrir ataques de miedo paralizante (sus famosos "días rojos") y solo puede permitirse su vida aparentemente glamurosa rodeándose de "ratas", hombres malos que le dan propinas en el tocador.

Es descrita como una "verdadera farsante", porque realmente cree en su propia versión de cuento de hadas de la vida.

Capote quería a Marilyn Monroe para el papel, pensando que ella encarnaría a esa "verdadera farsante", maestra de la reinvención y vendedora de sueños más auténticamente que Hepburn, la ingenua aristocrática.

Pero es que la Holly Golightly del libro y la de la película, aunque ambas brillantes, no son identicas.

Dos Hollys
Paul Varjak, interpretado por George Peppard, y Holly Golightly, se besan bajo la lluvia en la película de 1961.

Fuente de la imagen,Getty Images

Henry Mancini y Audrey Hepburn con  guitarras practicando "Moon River" en 1961.

Fuente de la imagen,Getty Images


En la novela, Holly no solo está arruinada sino que además la ropa que usa es deliberadamente simple.

"Había un buen gusto consecuente en la sencillez de su indumentaria, los azules y grises y la falta de brillo que la hacían brillar tanto".

Los atuendos de la Holly de la película también podrían describirse como sencillos, pero más bien como sencillamente exquisitos: Hepburn recorre con elegancia las calles de la ciudad con su vestido negro corto o su gabardina Burberry, dos prendas clásicas de la moda.

Paul Varjak, interpretado por George Peppard, y Holly Golightly, se besan bajo la lluvia en la película de 1961.

Pie de foto,
Un final diferente: Paul Varjak, interpretado por George Peppard, y Holly Golightly, se besan bajo la lluvia en la película de 1961.

Y aunque esa encantadora Holly acepta el dinero que le dan las ratas, no les entrega su cuerpo; no es ese tipo de chica.

La de la novela de Capote sí lo es.

Es una historia más cruda, en la que Holly no es solo una jovencita provocativa y etérea, sino que gana dinero de esa manera que dicen es la más antigua.

Además está el gran cambio del final.

El libro está narrado por un escritor anónimo, y presenta una mirada melancólica a una chica cautivadora que conoció una vez, que huyó de Nueva York después de verse implicada en una redada de drogas.

La película lo convierte en un protagonista romántico que finalmente convence a la joven rebelde de que se rinda ante el amor.

En una situación clásica de comedia romántica, se besan en la escena final bajo la lluvia torrencial.

En su libro, Capote deja un sabor más amargo: Holly se va corriendo en un taxi y nunca más se la vuelve a ver.

Sin embargo, por distintas que sean, Moon River (Río de Luna), la melancólica canción compuesta para la película, resuena con las dos Hollys.

Doquiera que vayas, contigo iré

El tema fue compuesto por uno de los más grandes compositores de música para cine de todos los tiempos, Henry Mancini.

Nació hace 100 años en Cleveland, Ohio, en el seno de una familia de inmigrantes italianos.

Pie de foto,
Henry Mancini y Audrey Hepburn practicando "Moon River" en 1961. 

La primera vez que Mancini vio una película en la que se fijó en la música, pensó que había una orquesta detrás de la pantalla.

Su padre le regaló una flauta y luego estudió música en la prestigiosa escuela Juilliard de Estados Unidos.

Tras tocar en la era de las big bands de la década de 1940, y acumular conocimiento de primera mano del jazz, trabajó para Universal Pictures en la década de 1950 componiendo obras como la banda sonora para la serie policial "Peter Gunn".

A principios de la siguente década, el director Blake Edwards le pidió que compusiera la banda sonora de una nueva película.

En el guion de "Diamantes para el desayuno", había una escena en la que Holly, sentada en las escaleras de emergencia que están fuera de su ventana, canta una canción de su pasado.

Mancini había oído cantar a Hepburn en la película Funny Face ("La cenicienta en París", "Una cara con ángel", 1957), por lo que creó específicamente una canción en su registro.

Luego le pidió al letrista Johnny Mercer que escribiera algunas palabras que hicieran alusión al misterioso pasado de Holly Golightly.

La letra

Las palabras que escribió Mercer fueron...

"Río de Luna, más ancho que una milla, te cruzaré con estilo algún día.

"Oh, creador de sueños, rompecorazones, donde quiera que vayas, contigo iré.

"Dos vagabundos viajando para ver el mundo... ¡hay tanto mundo que ver!

"Estamos tras el mismo extremo del arco iris, esperando a la vuelta de la curva, mi amigo Huckleberry, Río de Luna y yo".


“La primera vez que leí esa letra, me pareció hermosa”, expresó Mancini.

Contó además que él pasó un mes pensando en la melodía, pero cuando finalmente se le ocurrió, solo le llevó media hora escribir la música.

Al son de Moon River se creó una de las escenas más memorables de la historia del cine.

Audrey Hepburn con guitarra, cantando en la ventana 
Audrey Hepburn con guitarra, cantando en la ventana

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de f
Una escena memorable. 

Audrey Hepburn le escribió a Mancini:

"Querido Henry,

"Acabo de ver nuestra película, esta vez con tu composición.

"Una película sin música es un poco como un avión sin combustible. Por muy bien que se haga el trabajo, seguimos estando en tierra y en un mundo de realidad.

"Tu música nos ha elevado a todos y nos ha hecho volar. Todo lo que no podemos decir con palabras ni mostrar con acciones, tú lo has expresado para nosotros. Lo has hecho con tanta imaginación, diversión y belleza.
"¡Eres el gato más moderno y el compositor más sensible!
"Gracias, querido Hank.
"Mucho amor,
"Audrey".

"Maldita canción"

Cuando llegó el momento de que el estudio hiciera un preestreno de la película, todo el mundo estaba extasiado.

Hepburn estaba con Mancini y el director del estudio.

De pie junto a la chimenea, el director del estudio declaró: "La película es genial, ¡pero la maldita canción tiene que desaparecer!".

Fue entonces cuando Audrey furiosamente se puso de pie y le respondió: "¡Sobre mi cadáver!".

En la 34ª ceremonia de los Premios Óscar de la Academia, celebrada en 1962, Moon River ganó dos premios Oscar: Mejor banda sonora de una película dramática o de comedia y Mejor canción.

Un año después, Mancini ganaría un tercer Oscar por su banda sonora para "Días de vino y rosas", con letra de Mercer, y un cuarto en 1982 por "Victor/Victoria", ambas películas también dirigidas por Blake Edwards.

https://www.bbc.com/mundo/articles/c1408jny51vo