Escribir no es difícil, lo difícil es no escribir. L. Tolstói (1828-1910). Saber no es suficiente tenemos que aplicarlo. Querer no basta tenemos que hacerlo. Goethe (1749-1832). No conozco ningún otro signo de superioridad que la bondad. Beethoven (1770-1827). Ni lamentar ni detestar, sino comprender. Spinoza (1632-1677). La única soledad es la ignorancia. Shakespeare (1582-1616). Nada tan vil como ser altivo con el humilde. Séneca (4 a. C. - 65 d. C.).
Entrevista de Manoel Marbeitos para la revista Tempos Novos, publicada en noviembre de 2024
En las últimas décadas hemos asistido a una intensa concentración de la riqueza y el poder, que han disparado la desigualdad, al tiempo que a un vaciamiento de la democracia y un ascenso de las fuerzas de extrema derecha. No estamos ante una situación nueva pero sí que presenta ciertas particularidades y rasgos característicos, como por ejemplo la crisis climática, sobre los que quisiéramos que girara una parte relevante de esta entrevista.
– ¿Debemos, como defienden los defensores del sistema actual, dejar que las cosas “sigan su ritmo” pues así se resolverán los problemas actuales?, ¿es realista pensar que estos (cambio climático, desigualdad, deterioro del bienestar, crisis financieras…) se irán resolviendo por si solos?, por qué?
Creer que ese tipo de problemas se van a resolver mediante una especie de autorregulación del sistema es una quimera. La experiencia, no nuestras preferencias o ideología, sino la realidad, la ciencia, nos han demostrado claramente que son las lógicas que guían y soportan al sistema las que los provocan. Por tanto, mientras estas no se modifiquen, ese tipo de problemas no sólo no desaparecerán o disminuirán, sino que irán en aumento.
-Un planteamiento de dejar que los problemas se resuelvan por sí mismo, ¿no entra en contradicción con la propia esencia de lo que es el capitalismo: cambio constante y transformación?
Efectivamente, esa no la esencia solamente del capitalismo, sino de cualquier dimensión de la vida humana y social y me atrevería a decir que de la misma vida, Lo que ocurre, sin embargo, es que ese fluir, ese cambio constante, puede darse en diversas direcciones. La clave está, por tanto, en tratar de incidir para que el cambio permanente y la transformación sin cesar que inevitablemente se está dando a cada momento transcurran por una senda de progreso y bienestar, de paz y armonía.
-Que nos enseñan las ciencias? ¿Acaso los problemas actuales no son fruto de la acción del hombre SUGIERO DE LOS SERES HUMANOS no son problemas universales?, ¿por esta razón, son muy complejos?
Por lo que respecta a la situación en la que se encuentra el planeta y la especie humana, las ciencias (aunque no la económica, precisamente) nos enseñan varias cosas esenciales de las que he tratado de ocuparme en el libro. La primera, quizá la más importante, es que somos precisamente eso, una sola especie, y que los grandes problemas que nos amenazan son de esa clase, no de grupos, espacios limitados, razas o clases. La segunda, que, a pesar de que vivimos en un sistema complejo que tiende al desorden e incluso al caos, podemos incidir en su evolución, siempre que actuemos convenientemente. La tercera, que hay formas diferentes de organizar nuestra vida social, unas más favorables que otras para poder conducir los cambios y enfrentarse al riesgo. Y, posiblemente la más importante, sabemos cuáles son las «trampas evolutivas» que podemos tener por delante y también las mejores estrategias para hacerles frente y superarlas. Desgraciadamente, también nos enseña algo más: la especie humana y su vida en el planeta no es algo que esté garantizado per se. Si contravenimos las leyes de la naturaleza y de la complejidad, nuestro sistema y civilización pueden colapsar e incluso desaparecer del planeta.
-En tu libro “Para que haya futuro” hablas de cambios incrementales (no suponen alteración de las condiciones estructurales) y cambios transformacionales (que las transforman por que afectan a los principios y bases del sistema capitalista). Para llevar a cabo estos últimos no parece que fuera suficiente (un grave error de prácticamente todas las izquierdas) con disponer de los resortes del gobierno y del Estado. ¿Por qué?, ¿qué más hace falta?, ¿una fuente de poder diferente?, ¿la hegemonía de la que habla Gramsci?
Sencillamente, porque la naturaleza de esas condiciones estructurales es tal que para modificarlas se precisa actuar sobre resortes muy plurales y potentes. Para cambiarlas es necesario incidir en la economía, los modos de producir, consumir y repartir, la política, el derecho y las instituciones, la cultura, las creencias, los valores y preferencias, el tipo de relaciones sociales dominantes…y, por supuesto, en los resortes de los que depende la toma decisiones que afectan a todo ello. Por tanto, es imprescindible disponer de una capacidad de convicción, de generar adhesión, de influir, de diseñar estrategias, de imponer voluntades, de vencer resistencias o de hacer que lo que se desea se lleve a cabo muy potente. El poder no consiste en gobernar, aunque esta sea una componente esencial. El poder es, en realidad, la capacidad de operar y modificar todas esas piezas o elementos que he mencionado y de las que depende el orden social y, en general, el tipo de vida que llevamos, en todos los sentidos, los seres humanos.
-En relación con lo anterior también señalas la necesidad de disponer de un relato, de alumbrar el horizonte con luces largas. Algo que sí tuvo el neoliberalismo, lo que le permitió el triunfo. Un triunfo que se apoyó en su capacidad de introducir su lógica por todos los poros del sistema, de tener un relato como está pasando actualmente, por ejemplo, con la emigración. ¿Que necesitan las izquierdas para “cambiar el mundo” ?, un nuevo relato que además sea alternativo? ¿En qué han fallado?
Entre otras cosas, por supuesto, se necesita saber dónde se quiere llegar. Si no sabes a dónde quieres ir, ¿hacia dónde has de dar tus primeros pasos, cuando sales de casa cada mañana? No concibo que la actuación en la inmediatez pueda ser útil, o suficientemente útil, si se carece de una estrategia de futuro que sólo se puede construir y divisar cuando se ponen las luces largas, cuando apunta al horizonte y se decide a dónde se quiere llegar. Por eso creo que actuar, gobernar, sin ese relato de largo plazo, de futuro, de sueño, si se me entiende la expresión, es, en realidad, una patología: la que he llamado en mi libro el presentismo. Me temo que las izquierdas padecen en buena medida esa enfermedad. Han dejado de ver el futuro, de soñar y son esclavas del corto plazo y de la acción inmediata que, con demasiada frecuencia, lleva a confundir lo principal y prioritario con lo accesorio o secundario.
-Una de las muchas razones que explican el triunfo del neoliberalismo es la inmensa concentración de poder que garantiza y legitima el “orden establecido”. ¿No tendrían las izquierdas que empezar por cuestionar ese orden, cuestionarlo y neutralizarlo, generar un orden distinto?, ¿por qué?
Con cuestionarlo retóricamente nunca será suficiente. Es preciso desvelar lo que hay detrás de él, mostrar sus implicaciones, generar una narrativa alternativa y, sobre todo, anticipar el futuro al que se quiere llegar como alternativa y mostrarlo a la gente para que sepa que, efectivamente, no sólo hay un mundo nuevo y alternativo en los sueños, sino en la práctica. Y para ello es preciso construir avanzadillas, anticipar el fututo, crear experiencias que permitan ver que se vive mejor de otro modo y con otras formas de producir y consumir. Dicho para que se me entienda mejor, hasta que las izquierdas no consigan crear esos «prototipos» y la gente los pueda ver con sus ojos, tocar con sus manos y disfrutarlos, no será posible lograr las adhesiones y configurar las amplísimas mayorías que serán necesarias para comenzar a detener el dominio del capital -con el poder tan inmenso que ha acumulado- para avanzar hacia un nuevo mundo.
-Volviendo al principio: tiene la humanidad asegurado su futuro?, no estamos obligados a denunciarlo?, a hacer todo lo posible para que cambie? -Suenan muchas voces de alarma sobre los límites del crecimiento actual. ¿Está llegando la humanidad a un punto de no retorno?
Como señalo en mi libro, hace poco más de un año, en septiembre de 2023, un equipo de científicos mostró que hemos cruzado seis de los nueve procesos que amenazan a la humanidad y, un mes más tarde, un artículo suscrito por más de 15.000 científicos de 163 países decía literalmente: «la vida en el planeta está en peligro». Por tanto, la respuesta a si está asegurado el futuro de la humanidad es rotundamente No. Más bien lo contrario, por el camino que vamos, lo que está asegurado quizá sea la desaparición de la vida humana en el planeta. Aunque, al mismo tiempo, hay que saber que los mismos científicos que nos advierten del riesgo, nos dicen que se sabe lo que habría que hacer para evitarlo. Está, pues, en nuestras manos asegurar el futuro de las generaciones futuras, aunque eso no se va a hacer actuando de cualquier manera. Eso es lo que he tratado de mostrar en el libro.
-A la hora de actuar tú manifiestas que los horizontes no deben ser estrechos pero que se debe dar preferencia a lo prioritario, centrarse en las cuestiones fundamentales dando prioridad a los principios y propuestas que generen acuerdos y consensos amplios, cuasi universales. Los objetivos a perseguir exigen inexcusablemente un cambio en la correlación de fuerzas. Un cambio que debe empezar por desmontar las mentiras que nos han contado como por ejemplo desde el neoliberalismo. ¿Hay que socializar el pensamiento?
Hay que socializar el conocimiento, en el sentido de ponerlo a disposición de toda la especie, no sólo de los privilegiados. Considerarlo y tratarlo como un bien común a todos los seres humanos y procurar que se utilice, por tanto, en beneficio de todos.
El asunto de la mentira tan generalizada, su uso como estrategia de dominación es otra cosa y ahí me gustaría señalar algo que se está olvidando incluso por quienes la usan. Ningún grupo social, incluso ninguna especie animal, puede vivir a base de utilizar información falsa o equivocada. Perece antes o después. ¿Se imaginan que las cebras no dispusieran de información adecuada y que alguien o algo les hiciera creer que el león no es su enemigo y que deben salir corriendo cada vez que se les acerque? ¿Cuánto durarían? La mentira como arma de dominio social no es un arma contra los engañados, sino que antes o después se vuelve contra toda la sociedad, contra toda la especie, Y, por tanto, también contra los que engañan. Combatir la mentira y el engaño es una tarea primordial. Me sorprende, me preocupa y me asusta que las izquierdas sean tan inoperantes y eficaces en ese aspecto.
-Todos los cambios sociales relevantes, que dieron lugar a un nuevo orden, y dejando a un lado las excepciones conocidas, no siempre acabaron bien. Son lentos y no pueden construirse de la nada. Pero las transformaciones fundamentales afectan a todos los órdenes de la vida. ¿Qué se precisa para llevar adelantes estas transformaciones, de dónde deben salir los nuevos recursos del cambio? ¿Por ejemplo, del Estado, de los partidos y los sindicatos actuales?
La evolución de las sociedades, como la de todos los sistemas complejos, no es lineal; da saltos, tiene marchas atrás, a veces involuciona, y cuando avanza no siempre lo hace «limpiamente», es decir, sin cargar con elementos del mundo que va dejando atrás. Todo lo contrario. En realidad, esos fracasos son expresión del avance, deben considerarse experiencias de las que aprender y que habrá que corregir. Tratar de construir el futuro de la nada es la peor y más peligrosa de las ingenuidades en la que puede caer quien se propone cambiar el estado de cosas en el que se encuentra. No es una preferencia, es que sencillamente ni la evolución de la economía, de la sociedad, de la vida en general, no funciona así: no es posible el «adanismo», el hacer tabla rasa y empezar de cero. El mundo nuevo se crea operando en el viejo, tratando de ir modificando las lógicas que lo dominan, las relaciones de fuerzas que lo sostienen, la dirección en que se encamina. La ciencia nos dice que eso se puede conseguir. Es más, sabemos que un pequeño cambio inicial o detonante puede producir transformaciones estructurales de gran envergadura a partir de él. Pero hay que saber diseñarlo, ponerlo en marcha y sostenerlo.
-Finalmente es posible el cambio social a gran escala si no está “en los corazones y en la mente de la gente”?
¿De dónde va a surgir entonces ese cambio? No me parece concebible que la transformación de las sociedades humanas se produzca a partir de otro motor que no sea la propia acción humana, de la desobediencia frente a la opresión y la injusticia, de compartir sueños comunes y de diseñar con luces largas un camino por el que transitar conjuntamente, de la complicidad y de la cooperación, del ir de la mano sintiéndose parte de una misma especie que puede vivir en paz y compartiendo. Sabiendo que si respetamos las leyes de la naturaleza que nos acoge, disponemos de recursos sobrados para que todos sus integrantes podamos disponer de recursos suficientes para asegurarnos el sustento material y las condiciones que nos permitan desplegar con libertad e igualdad de condiciones nuestra personalidad o identidad diversa y diferenciada.
El mes de enero fue testigo de dos asesinatos en la historia de la lucha de los pueblos africanos por conquistar su libertad con dignidad. El antiguo Zaire, controlado por Bélgica, y Guinea-Bissau, colonizado por los portugueses, fueron los espacios territoriales que vieron nacer a Patricio Lumumba (1925-1961) y a Amílcar Cabral (1924-1973). Patricio Lumumba fue asesinado el 17 de enero de 1961 y Amílcar Cabral 20 de enero de 1973.
Ambos líderes anticolonialista se opusieron con audacia, inteligencia, constancia y una sostenida posición ideológica, sustentada con mucha transparencia y ejemplo de consistencia en la lucha por la igualdad de sus pueblos.
Patricio Lumumba
Patricio Lumumba, logró oponerse al imperialismo del Rey Leopoldo II de Bélgica quien, al despegar la Conferencia de Berlín de 1885, había convertido a Zaire (hoy República Democrática del Congo) en una gran paila del infierno para extraer, a costa de asesinatos, las riquezas minerales y forestales de ese territorio. Antes de Patricio Lumumba, el líder religioso Simón Kimbangu había intentado, a través de un movimiento espiritual llamado Kimbanguismo, oponerse a la explotación bestial de los belgas, pero fracasó en el intento y murió en la cárcel de Lubumbashi (República Democrática del Congo) el 12 de octubre de 1951.
Patricio Lumumba, a través de un complejo proceso histórico intelectual, militante y en el marco de una apertura democrática tutelada por los belgas, logró la magistratura de Primer Ministro y, en su discurso de instalación frente a los poderes imperialistas encabezados por el Rey de Bélgica y altos representantes gubernamentales de Francia y Estados Unidos, expresó con irreverencia ese 30 de junio de 1960 que:
“Ningún congoleño digno de llamarse así olvidará jamás que la independencia se ganó luchando (…). No podríamos estar más orgullosos de esta lucha de sangre, fuego y lágrimas, porque ha sido una pugna justa y noble”
Los mundeles (blancos colonialistas) estaban incómodos por la firmeza con que Lumumba expresaba palabra por palabra los retos del pueblo congolés contra el colonialismo de los belgas. La gota discursiva de Lumumba que enfureció a los belgas fue cuando expresó que “El Congo se convertirá en un trampolín para la liberación de todo el continente africano”.
A partir de allí, la CIA y la policía secreta de los belgas harían varios intentos de asesinar a Lumumba hasta lograr, con aliados internos como el coronel Mobuto Sese Seko, darle el golpe final el 17 de enero de 1961. Lo apresaron, le cortaron las manos y lo quemaron cuando apenas tenía cinco meses como primer ministro y 55 años de edad. En un documento desclasificado, la CIA reconoce que sí participo en ese asesinato, luego el Che ante la Conferencia de las Naciones Unidas ofreció vengarlo y es ahí cuando el Che se va al Congo y forma la guerrilla bajo el pensamiento anticolonial de Patricio Lumumba.
La irreverencia de Amílcar Cabral
«Hay que escuchar a la gente, aprender de la gente. No escondan nada ante el pueblo. No digan mentiras: denúncienlas. No pongan máscaras a las dificultades, los errores, las caídas. No canten fáciles victorias».
El día 20 de enero de 1973, en horas de la noche, cae asesinado en Conakri, Guinea, a la edad de 48 años, unos de los líderes africanos que poseía un pensamiento denso dentro las elaboraciones teóricas contemporáneas contra el colonialismo y la liberación de África y los pueblos esperanzados del mundo. Se trataba del agrónomo revolucionario Amílcar Cabral, quien fue el liberador de dos países africanos: Guinea Bissau y Cabo Verde, repercusión independentista que se extendió a la Isla de Santo Tomé y Príncipe. Autocrítico, Cabral nunca rehuyó los diferentes frentes de batalla como la guerra de guerrillas, la diplomacia, la formación ideológica y la incesante producción intelectual como resultado de su praxis permanente.
Pablo George, exministro de Relaciones Exteriores de Angola, a quien tuve oportunidad de conocer, me expresó que la sencillez de Amílcar y su estatura intelectual lo configuraban como el prototipo del nuevo hombre africano. Amílcar fue uno de los pioneros de la lucha continental africana contra el colonialista, dejando una profunda huella para las generaciones posteriores.
Tanto su pensamiento antimperialista como su anticolonialismo interno y su honestidad revolucionaria expresan sensiblemente que su ejemplo sigue teniendo vigencia en estos momentos cruciales para el mundo, donde se hace urgente reinventar las nuevas prácticas de hacer revolución.
El mes de enero de cada año es triste recordar las muertes de Patricio Lumumba, Amílcar Cabral.
Fuentes: El Diario [Foto: Refugiados en la frontera hispanofrancesa, en 1939 (Yad Vashem)]
El régimen se negó a repatriar a los judíos sefardíes y condenó a miles a morir en las cámaras de gas mientras diplomáticos españoles en diferentes países pedían que se les extendieran documentos para salvarlos.
Berlín, verano de 1943.
Los diplomáticos franquistas que trabajan en la embajada española de la capital del Reich son plenamente conscientes de que sus aliados nazis están exterminando a la población hebrea. Saben, también, que tienen una baza para salvar a miles de ellos de las cámaras de gas.
Bastaría con que informaran a los dirigentes alemanes de que España, nación amiga, está dispuesta a proteger y a repatriar a los judíos sefardíes, apelando a su origen hispano. Algo tan sencillo como sellarles un documento oficial que les reconociera como compatriotas supondría un pasaporte hacia la vida. Pero Francisco Franco, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, había ordenado a todas sus embajadas en la Europa ocupada por Hitler que solo se preocuparan por aquellos judíos “de indiscutible nacionalidad española”.
En aquellos momentos dramáticos y convulsos no había tiempo ni medios para investigar la vida de aquellos hombres, mujeres y niños que llegaban a las sedes diplomáticas españolas luciendo la estrella de David en sus vestimentas y pidiendo que les salvaran la vida. Por ello el secretario de la embajada, Federico Oliván, escribió una dramática carta a sus superiores en la que expresaba su frustración: “Mal profeta seré si no llega el día en que se nos critique acertadamente el que, sabiendo lo que iba a ocurrir, nos hayamos lavado las manos como Pilatos y abandonado a su triste suerte a estos, al fin y al cabo, compatriotas sin siquiera elevar la más mínima protesta y sin hacer nada por salvarlos (…) Si España, por razones que a nadie pueden escapar, se niega a recibir esta parte de la colonia en el extranjero (…) la condena automáticamente a muerte –pues esta es la triste realidad y lo que no hay que tratar de disimularla–”.
La misiva escrita por Oliván y rescatada por el historiador Manu Valentín es solo una de las muchas huellas documentales que demuestran la complicidad pasiva que el régimen franquista tuvo con el Holocausto. Una tesis que la mayoría de académicos e investigadores sostiene con contundencia, como la que manifiesta a elDiario.es el historiador: “La afirmación que define a Franco como un ”salvador de judíos“, zanja Valentín, no es más que una aberración, un insulto a los hechos y a las víctimas que se derivan de la inacción del régimen franquista durante su persecución”.
Una inacción que comenzó desde el mismo inicio de la invasión de Europa occidental por parte de Hitler.
A Franco sí le interesaba el dinero de “sus judíos”
Franco mantuvo la frontera de los Pirineos cerrada a quienes trataban de huir de las tropas alemanas. Los judíos que intentaban escapar de una muerte segura se topaban con una muralla infranqueable en todos y cada uno de los pasos fronterizos españoles. Solo eran autorizados a pasar aquellos que disponían de un visado de tránsito para llegar a Portugal o a otros países. Se calcula que entre 40.000 y 50.000 judíos lograron acceder a uno de esos salvoconductos y escapar de Francia a través de España. El resto intentó cruzar clandestinamente a través de las montañas o acabó en las garras de los nazis.
Una de las muchas soflamas antisemitas que vertió Francisco Franco
Ya en aquellos primeros momentos hubo diplomáticos franquistas que se jugaron sus trabajos y hasta su integridad física para intentar salvar vidas. El cónsul español en Burdeos, Eduardo Propper de Callejón, expidió centenares de visados de tránsito a judíos, incumpliendo las órdenes que había recibido de Madrid. La entonces mano derecha de Franco, Ramón Serrano Suñer, se lo pagó con el cese, con un traslado a Marruecos y con una mancha en su expediente que nunca le permitió alcanzar el cargo de embajador.
En Burdeos, París o Vichy las sedes diplomáticas españolas tenían la orden de mantener una “actitud pasiva” frente a la persecución judía. Madrid solo pidió a sus cónsules y embajadores que mediaran ante las autoridades alemanas para lograr un objetivo: declararse legítimos administradores de los bienes que dejaran atrás los judíos españoles deportados a guetos o campos de concentración.
Esta actitud era coherente con el profundo antisemitismo de “la nueva España”. La cúpula franquista insultaba al pueblo judío en sus discursos y jaleaba la persecución emprendida por Hitler. El propio dictador la justificó reiteradas veces, alegando que él no tenía que seguir el ejemplo alemán porque aquí ya se había expulsado a la comunidad hebrea mucho tiempo atrás. “Por la gracia de Dios y la clara visión de los Reyes Católicos, hace siglos nos liberamos de tan pesada carga”, afirmó Franco en una de sus tradicionales alocuciones de fin de año.
En paralelo, toda la prensa del régimen alababa la limpieza étnica perpetrada por los nazis. “Europa, sin judíos”, celebraba en su portada el semanario El Español.
Portada del semanario El Español
La hemeroteca del diario ABC está repleta de artículos de opinión e informaciones antisemitas. Un torrente de odio y deshumanización que podemos resumir en esta frase. Forma parte de la crónica que su corresponsal en la capital francesa dedicó a una de las operaciones más criminales perpetrada por los nazis en esa ciudad: “El barrio judío de París Saint Antoine ha sido fumigado, desinfectado mediante la eliminación del censo israelita, el cual acaba de ser conducido a campos de concentración”.
A esas alturas ya había más de 7.000 españoles pudriéndose en el campo de concentración de Mauthausen. En este caso no se trataba de judíos, sino de los exiliados republicanos que primero habían luchado contra la sublevación franquista y, más tarde, se habían alistado en el ejército francés para combatir a Hitler.
Su número ascendería hasta superar los 9.000, de los cuales 5.500 serían asesinados entre las alambradas nazis. Existe numerosa documentación, ya publicada en elDiario.es, en la que se demuestra la responsabilidad, en este caso activa y directa, que tuvo el dictador español en la deportación y muerte de todos estos hombres y mujeres.
Hitler ofrece a Franco repatriar a sus judíos
En enero de 1943 el Reich cursó una circular a todas sus naciones aliadas, entre las que se encontraba España, ofreciéndoles repatriar a “sus judíos”. El periodista e investigador Eduardo Martín de Pozuelo logró documentar la escalofriante pasividad con la que reaccionó Franco ante esa propuesta, realizada en plena Solución Final. “El Gobierno español ha decidido no permitir en ningún caso la vuelta a España a los españoles de raza judía que viven en territorios bajo jurisdicción alemana”, informó a sus superiores un alto representante de la embajada alemana en Madrid tras consultar con la cúpula franquista.
El diplomático nazi añadió en su misiva que España apostaba porque los judíos fueran enviados a terceros países y que solo estaba dispuesta a dar algunos visados, siempre y cuando fueran de tránsito. “Si no se da esta circunstancia, el Gobierno español abandonará los judíos de nacionalidad española a su destino”, sentencia el informe, incluido en el libro El franquismo cómplice del Holocausto.
Dos recordatorios de las innumerables misas que se celebraron por toda España para honrar a Hitler tras su muerteEsa actitud condenó a morir en las cámaras de gas de Auschwitz-Birkenau a miles y miles de judíos de origen sefardí. Solo desde la ciudad griega de Salónica fueron deportados cerca de 50.000.
La documentación epistolar nos sigue aportando más claves de lo que ocurrió durante aquellos años en toda Europa. El cónsul español en París, Alfonso Fiscowitz, quiso dejar claro en su correspondencia con el ministro de Asuntos Exteriores, Gómez Jordana, qué consecuencias estaban teniendo las órdenes recibidas: “De acuerdo con telegrama VE, intervengo tan solo a favor liberación sefarditas indiscutible nacionalidad española (…) Ha quedado demarcada totalmente diferencia entre los que están condición ser breve plazo repatriados (pocos casos) y aquellos cuya eventual repatriación puede ser objeto estudio”, se lee en el telegrama enviado desde el Consulado General en París al ministro de Asuntos Exteriores, el 18 de diciembre de 1943.
Fiscowich envió más telegramas, algunos tan elocuentes como este: “Familias Mayo y Abastado después de larga detención han sido deportadas Alemania (…) Ambas han sufrido … consecuencias señaladas en mi telegrama n.º 44”. El diplomático explicaba a sus jefes que la familia Abastado “no había cumplido todos los requisitos exigidos para considerar su nacionalidad como indiscutible”, explica un telegrama del 10 de marzo de 1944.
En el caso de la familia Mayo se dictaminó que sí eran plenamente españoles, pero demasiado tarde. Ya habían sido deportados a un campo de concentración.
Uno de los muchos telegramas enviados al Mº de Asuntos Exteriores en los que los diplomáticos explicaban las letales consecuencias de proteger exclusivamente a los judiós de “indiscutible” nacionalidad española. Solo la decisión personal y valiente de algunos diplomáticos franquistas permitió aportar algo de luz entre tanta oscuridad. Ángel Sanz Briz salvó a unos 5.000 judíos en Budapest desoyendo las órdenes que le llegaban desde Madrid. Sanz Briz seguía la estela de su antecesor en el cargo, Miguel Ángel de Muguiro, que fue cesado por sus superiores cuando se supo que estaba prestando protección a grupos de judíos.
En Atenas, el cónsul Sebastián Romero Radigales informó a sus superiores del exterminio al que estaban abocados decenas de miles de sefardíes. Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores le pusieron todo tipo de trabas cada vez que intentó evitar las deportaciones. Nada mejor que poner nombre y apellidos a la tragedia. Para ello, recuperamos esta orden que le envió el ministro de Asuntos Exteriores, Gómez Jordana: “Únicamente se autoriza concesión visados sefardita Hassid e hija en el caso de que realmente fueran deportados sin que baste para ello simple aviso o intimidación”. Podemos hacernos una idea de lo que sintió Romero Radigales al recibir esta instrucción. Si no podía protegerles hasta el mismo momento de ser deportados, ¿a dónde les llevaría el visado? ¿A la antesala de la cámara de gas de Auschwitz-Birkenau?
La correspondencia entre la cúpula franquista y sus diplomáticos demuestra el interés que la “nueva España” tenía en apropiarse de los bienes abandonados por los judíos españoles deportados a guetos y campos de concentración.
Solo en la fase final de la guerra, cuando ya se vislumbraba la derrota de Hitler y Franco trataba de congraciarse con los Aliados, España permitió la repatriación de dos convoyes de sefardíes procedentes de Salónica. Fueron unos 700 que lograron salvar la vida por el pragmatismo de un dictador que se veía obligado a cambiar de chaqueta. Aun así, el desprecio que el régimen español sentía por ellos provocó que uno de los dos trenes cargados de desesperados judíos permaneciera “olvidado” en la frontera. Solo el telegrama urgente que envió un diplomático español desde Berlín provocó la reacción de las autoridades franquistas e impidió que los alemanes, hartos de esperar, desviaran el convoy hacia Auschwitz: “Lleva 36 horas en frontera hispano-francesa sin ser recibidos por autoridades españolas y que servicio competente alemán le hace saber (…) la imposibilidad de continuar haciéndose cargo de ellos como hasta el presente, por haber expirado hace meses plazo concedido para repatriación de judíos extranjeros, y procederá a su inmediato transporte a campos de concentración en Polonia, de donde no podrán salir en ningún caso ni en manera alguna”.
El historiador Manu Valentín concluye, por tanto, que el papel jugado por Franco durante el Holocausto no es opinable: “La respuesta nos la ofrecen los propios documentos elaborados por el régimen. Léanlos, hierve la sangre”.
Pie de foto,La miniserie "Holocausto" dramatizó el genocidio nazi a través de la historia ficticia de la familia Weiss.
"Holocausto", una megaproducción televisiva estadounidense de 1979 protagonizada por Meryl Streep, transformó la forma en que los alemanes veían su propia historia.
La miniserie llevó los horrores de los crímenes nazis a las salas de estar de los alemanes y convirtió la palabra "holocausto" en un término de uso común en el idioma alemán.
Es que solo en Alemania Occidental, un tercio de la población (unas 20 millones de personas) vieron al menos parte de la serie de cuatro episodios en 1979.
En enero, cuando se conmemora el día internacional en memoria de las víctimas del Holocausto, el drama se ha vuelto a mostrar en la televisión alemana y sigue siendo tan relevante como siempre.
El impacto de ver a las víctimas
"Holocausto" cuenta la historia de una familia judía alemana ficticia integrada por Josef Weiss (Fritz Weaver), un exitoso médico de Berlín, su esposa Berta Palitz Weiss (Rosemary Harris) y sus tres hijos, y traza su trágico viaje desde la afluencia burguesa hasta las cámaras de gas.
Hay una historia paralela que se centra en el personaje de Erik Dorf (Michael Moriarty), un abogado desempleado que inicialmente es apolítico, pero consigue un trabajo con las SS, las fuerzas de seguridad de Adolf Hitler, y se convierte en parte de la máquina de matar nazi.
Meryl Streep en una escena de "Holocausto"
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La actriz Meryl Streep interpretó a una mujer cristiana, Inga Helms Weiss, que estaba casada con uno de los hijos Weiss.
La serie provocó un debate nacional.
Las encuestas de la época muestran que 86% de los espectadores hablaron sobre el Holocausto con amigos o familiares después de ver el programa.
Unos 10.000 alemanes llamaron-muchos llorando- a la emisora del programa, WDR, para expresar su conmoción y vergüenza. En algunos casos, exsoldados se pusieron en contacto para confirmar los detalles de los crímenes nazis.
Fue la primera vez que una popular producción televisiva representó la vida de las víctimas de Hitler.
Hasta entonces el tema solo había sido abordado en documentales, que se focalizaban en los hechos y en las cifras.
Durante la década de 1960 el debate se centró principalmente en los perpetradores, provocado en parte por los juicios de Auschwitz, realizados en Frankfurt entre 1963 y 1965.
"Los sobrevivientes vinieron a los juicios de Auschwitz y los periodistas ni siquiera los entrevistaron. A nadie le importaban las víctimas. Eso cambió con (la serie) 'Holocausto'", dice el historiador y profesor Frank Bösch.
Bösch escribió el libro Zeitenwende 1979 ("Momento crucial 1979"), sobre eventos clave de ese año que transformaron al mundo. El drama televisivo es considerado uno de ellos, junto con la revolución iraní y la elección de Margaret Thatcher.
James Woods en una escena de "Holocausto"
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El actor James Woods (centro) interpretó al artista judío Karl Weiss, casado con Inga.
La miniserie cuenta emotivas historias personales de personajes de la vida cotidiana, haciendo que sea fácil para los espectadores identificarse con ellos y accesible para la sociedad en general.
Además, los perpetradores no son demonizadoscomo seres malvados y sádicos, sino que aparecen como alemanes comunes, piezas de la maquinaria nazi que contribuyeron al Holocausto a través de pequeños actos cotidianos de crueldad o cobardía.
La serie fue polémica y casi no llega a Alemania. Fue realizada por la cadena de televisión estadounidense NBC y en 1978 fue vista por 120 millones de estadounidenses.
Pero los comentaristas alemanes criticaron la serie, calificándola como una telenovela melodramática que trivializó la Shoah (el holocausto judío).
Los de izquierda acusaron a la cadena estadounidense de explotar cínicamente los crímenes nazis para obtener más rating.
Los nacionalistas de derecha se quejaron de que las víctimas de guerra alemanas estaban siendo olvidadas.
Los neonazis incluso bombardearon dos transmisores de televisión en un intento por detener las emisiones del programa en Alemania.
Incluso hoy la serie todavía tiene sus críticos: algunos sobrevivientes del Holocausto han dicho que el drama es higienizado y simplista.
Pero lo cierto es que ha transformado la forma en que Alemania se vincula con su pasado nazi.
James Woods en una escena de "Holocausto
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En la serie el personaje de Karl es enviado al campo de concentración Buchenwald.
Inicialmente, algunos funcionarios alemanes temían que la serie provocara un sentimiento antialemán en el extranjero, dice el profesor Bösch.
Pero la toma de conciencia nacional provocada por el drama generó respeto por la forma en que Alemania enfrenta sus crímenes del pasado.
Unos meses después de la emisión de la serie, Alemania eliminó el estatuto de limitaciones para el asesinato, para permitir que los nazis fueran juzgados por su participación en el Holocausto.
Y el debate a nivel nacional generó sed de más conocimiento.
Durante la década de 1980 las escuelas exigieron más material didáctico, los historiadores alemanes comenzaron a centrarse más en el Holocausto y los campos de concentración abrieron las primeras exposiciones y memoriales importantes.
Un recordatorio oportuno
Ahora Alemania ha estado reevaluando cómo el drama cambió al país hace 40 años.
La rememoración del Holocausto y las palabras "nunca más" se han convertido en principios clave de la identidad política de la Alemania moderna.
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Niños y mujeres encerrados en Auschwitz en el día de su liberación, el 27 de enero de 1945, por tropas soviéticas.
Pero el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) dice que los alemanes ahora deben avanzar y dejar atrás esa cultura de conmemoración.
El año pasado el líder de AfD, Alexander Gauland, describió el período nazi como "meros excrementos de pájaro en más de 1.000 años de historia alemana exitosa".
Y menos de la mitad de los alemanes de 14 a 16 años saben lo que era Auschwitz, según una encuesta realizada por la Fundación Körber.
A 40 años de la primera transmisión de "Holocausto" en Alemania, todavía se necesitan dramas accesibles que resalten los crímenes nazis.
_- Auschwitz era inicialmente un cuartel del ejército de Polonia en el sur del país.
El 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas entraron con precaución en Auschwitz.
Primo Levi, uno de los sobrevivientes más famosos, estaba en un hospital de campaña con fiebre escarlatina cuando llegaron los libertadores.
Aquellos hombres lanzaron "miradas sorprendentemente avergonzadas a los cuerpos amontonados, a los refugios destrozados y a los pocos que quedábamos vivos", escribió más tarde.
"No nos saludaron ni sonrieron; parecían angustiados no solo por compasión sino por... el sentimiento de culpa de que tal crimen hubiera existido".
"Vimos gente demacrada, torturada y empobrecida", dijo el soldado Ivan Martynushkin sobre la liberación del campo de exterminio. "Podríamos decir por sus ojos que estaban felices de ser salvados de aquel infierno".
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Título del video,¿Qué pasó en el campo de concentración de Auschwitz?
En menos de cuatro años, la Alemania nazi asesinó sistemáticamente a al menos 1,1 millones de personas en Auschwitz. Casi un millón eran judíos.
Los deportados a este complejo fueron gaseados, obligados a trabajar o pasar hambre hasta la muerte e incluso asesinados en experimentos médicos. La gran mayoría murió en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.
Seis millones de judíos murieron en el Holocausto, la campaña de los nazis para erradicar a la población judía de Europa. Y Auschwitz, precisamente, estaba en el centro de ese genocidio.
¿Qué fue el Holocausto?
Cuando los nazis llegaron al poder en 1933, comenzaron a despojar a los judíos de todas sus propiedades, libertades y derechos recogidos por la ley.
Tras la invasión alemana de Polonia en 1939, los nazis comenzaron a deportar judíos desde Alemania y Austria hasta Polonia, donde crearon guetos para separarlos del resto de la población.
En 1941, durante la invasión alemana de la Unión Soviética, los nazis comenzaron en serio con su campaña de exterminio.
Prisioneros llevados en tren a un campo de concentración nazi.
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En menos de cuatro años, los nazis asesinaron a al menos 1,1 millones de personas en Auschwitz.
Los nazis se referían a su invasión como una guerra racial entre Alemania y el pueblo judío, así como con la población eslava y los gitanos.
Grupos de soldados alemanes llamados Einsatzgruppen (grupos de operaciones, en alemán) se lanzaron a masacrar a civiles a través de tierras recién conquistadas en Europa del Este.
A finales de 1941 habían matado a 500.000 personas, y en 1945 habían asesinado a unos dos millones de los que 1,3 millones eran judíos.
Los comandantes nazis estaban experimentando con formas de matar en masa. Temían que dispararle a la gente fuera demasiado estresante para sus soldados, por lo que pensaron en métodos más eficientes de asesinato.
Cámaras de gas en Auschwitz
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Auschwitz puso en marcha sus cámaras de gas a inicios de los 40.
En Polonia ya se habían utilizado en 1939 furgonetas de gas para matar a personas con discapacidad mental. Se expulsaban gases venenosos en un compartimento sellado para asfixiar a quienes estaban dentro.
Para el invierno de 1941, los nazis habían construido las primeras cámaras de gas en Auschwitz, donde los guardas usaban Zyklon B para asesinar a los prisioneros.
Los líderes nazis se reunieron en enero de 1942 para coordinar la matanza industrial.
En la Conferencia de Wansee acordaron lo que llamaron una "solución final a la cuestión judía": matar a toda la población judía europea, 11 millones de personas, mediante el exterminio y el trabajo forzado.
¿Qué fue Auschwitz?
Auschwitz era inicialmente un cuartel del ejército polaco en el sur de Polonia. La Alemania nazi invadió y ocupó Polonia en septiembre de 1939, y en mayo de 1940 convirtió el lugar en una cárcel para prisioneros políticos.
Esta área, con la infame mentira Arbeit Macht Frei ("el trabajo libera", en alemán) escrita sobre la entrada, se conoció como Auschwitz I.
Auschwitz.
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"Arbeit Macht Frei" ("el trabajo libera", en alemán) es la inscripción que se encuentra a la entrada de Auschwitz.
Pero a medida que la guerra y el Holocausto avanzaron, el régimen nazi amplió en gran medida el lugar.
Los primeros prisioneros en ser gaseados fueron un grupo de polacos y soviéticos en agosto de 1941.
El mes siguiente, los trabajos comenzaron en un nuevo campo, Auschwitz II-Birkenau. Allí se encontraban las enormes cámaras de gas donde cientos de miles fueron asesinados hasta noviembre de 1944 y los crematorios donde quemaban sus cuerpos.
Hornos de cremación en Auschwitz
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Los nazis cremaban a sus víctimas en hornos de incineración.
La compañía química alemana IG Farben construyó y operó una fábrica de caucho sintético en Auschwitz III-Monowitz.
Otras compañías privadas como Krupp y Siemens-Schuckert también tenían fábricas cerca para utilizar a los prisioneros como mano de obra esclava.
Tanto Primo Levi como el ganador del Premio Nobel Elie Wiesel sobrevivieron al campo de concentración de Monowitz o Auschwitz III.
Cuando Auschwitz fue finalmente liberado, aglutinaba más de 40 campos y subcampos.
¿Cómo funcionaba Auschwitz?
Personas de toda Europa fueron hacinadas en trenes sin ventanas, baños, asientos ni comida para ser transportadas a Auschwitz.
Allí eran clasificados entre quienes podían trabajar y quienes serían asesinados de inmediato.
Al último grupo se le ordenaba desnudarse y se los enviaba a las duchas para "despiojarse", un eufemismo utilizado para las cámaras de gas.
Los guardias del llamado "Instituto de Higiene" arrojaban entonces gránulos de gas Zyklon-B en las cámaras selladas y esperaban a que la gente muriera. Demoraba unos 20 minutos. Los gruesos muros no podían ocultar los gritos de las personas asfixiándose en el interior.
Zyklon B
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Los guardas usaban Zyklon B para asesinar a los prisioneros en las cámaras de gas.
Otros prisioneros conocidos como Sonderkommandos -generalmente judíos obligados a trabajar para los guardias y no ser asesinados- retiraban el cabello, los dientes, anteojos y extremidades artificiales de los cadáveres antes de arrastrarlos a las incineradoras. Las cenizas de los cuerpos eran enterradas o utilizadas como fertilizante.
Las pertenencias de las víctimas se llevaban entonces para ser clasificadas a una parte del campo conocida como "Canadá", llamada así porque el país era visto como una tierra de abundancia.
¿Quiénes fueron las víctimas?
Los guardias de las SS intentaron ocultar sus crímenes cuando se aproximaron las tropas soviéticas. Intentaron destruir sus extensos registros de prisioneros, lo que dificulta cuantificar con exactitud el número de víctimas.
Desde entonces, estudios académicos coinciden en que cerca de 1,3 millones de personas llegaron a Auschwitz. Alrededor de 1,1 millones de ellos murieron allí.
Judíos de toda la Europa controlada por los nazis suponían la gran mayoría de las víctimas. Casi un millón de judíos fueron asesinados en Auschwitz.
Un ejemplo específico fue la población judía de Hungría. En solo dos meses, entre mayo y julio de 1944, Hungría transportó a 437.000 judíos a este campo de concentración.
Judíos húngaros llegando a Auschwitz
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Pie de foto, Decenas de miles de judíos húngaros eran enviados a Auschwitz cada día.
Tres de cada cuatro fueron asesinados a su llegada.
Unos 75.000 civiles polacos, 15.000 prisioneros de guerra soviéticos, 2.000 gitanos, así como homosexuales y prisioneros políticos fueron también ejecutados por el Estado alemán en el complejo de Auschwitz.
¿Qué pasó cuando Auschwitz fue liberado?
Las autoridades alemanas ordenaron detener los gaseos y destruir las cámaras de gas y los crematorios a finales de 1944, a medida que las tropas soviéticas avanzaban hacia el oeste.
La reserva de objetos de valor robados que se almacenaban en el sector de Canadá se envió a Alemania poco después.
Decididos a borrar la evidencia de sus crímenes, los nazis ordenaron a las decenas de miles de prisioneros que quedaban marchar hacia el oeste a otros campos de concentración, como Bergen-Belsen, Dachau y Sachsenhausen.
Los que estaban demasiado enfermos para caminar se quedaron atrás. Todos los que se retrasaron en la marcha fueron asesinados.
Las fuerzas soviéticas solo encontraron a unos pocos miles de sobrevivientes cuando entraron en el campo de concentración de Auschwitz el 27 de enero de 1945, además de cientos de miles de prendas de ropa y varias toneladas de cabello humano.
Elie Wiesel en 2015
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Elie Wiesel, sobreviviente de Auschwitz fallecido en 2016, perdió a sus padres y a su hermana menor en el campo de concentración.
Los soldados recordaron años después cómo tuvieron que convencer a algunos sobrevivientes de que los nazis realmente se habían ido.
Elie Wiesel dijo durante un discurso para conmemorar el 50 aniversario de la liberación que los crímenes nazis en Auschwitz "produjeron una mutación a escala cósmica, que afecta los sueños y los esfuerzos del hombre".
"Después de Auschwitz, la condición humana ya no es la misma. Después de Auschwitz, nada volverá a ser lo mismo".
"No se escribe para ser escritor, ni se lee para ser lector. Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie, pues, debería salir a la vida sin haber adquirido esas habilidades básicas". J. J. Millás.
"Nada curo llorando y nada empeoraré si gozo de la alegría" (Arquílaco).
Tome color. El año pasado, los investigadores alemanes hallaron que sólo echando un vistazo a los tonos de verde pueden impulsar la creatividad y la motivación. No es difícil adivinar por qué: asociamos colores verdes con vegetación, alimentos - tonos que prometen alimento. Esto podría explicar en parte por qué las vistas de paisajes desde la ventana, en programas de investigación, puede acelerar la recuperación del paciente en los hospitales, ayuda al aprendizaje en las aulas y estimula la productividad en el lugar de trabajo.
Esta lluvia amiga... A la tierra la volvió jardín, dicen que el campo se cubrió de verde, el color más bello, el color de la esperanza. Y la isla de mi corazón en pocos días es tempestad que ya viró a bonanza. (De la canción Regreso, de Cesarea Evora).
Joan Manuel Serrat. Aquellas pequeñas cosas,...Uno se cree/que las mató /el tiempo y la ausencia. /Pero su tren/ vendió boleto/ de ida y vuelta./ Son aquellas pequeñas cosas,/que nos dejó un tiempo de rosas/en un rincón,/en un papel/ o en un cajón./Como un ladrón/te acechan detrás/de la puerta./Te tienen tan/a su merced/como hojas muertas/que el viento arrastra/ allá o aquí,/que te sonríen tristes y...
Violeta Parra.
Gracias a la vida (Thanks to the life)
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, ...
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro al fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
cuando miro al fondo de tus ojos claros.
...
Volver a los 17.
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo ...
"Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica". Albert Einstein (1879-1955)
Libros
50 Cosas que hay que saber sobre Física, 2009. Joanne Baker
50 Cosas que hay que saber sobre Matemáticas, 2009. Tony Crilly
50 cosas que hay que saber sobre psicología, 2008 Adrian Furnham
A Física en Banda Desenhada. 2005. Larry Gonick e Art Huffman
Al servicio del Reich. La física en tiempos de Hitler. Philip Ball. 2014
Ángel González
Antología, Federico García Lorca
As Pequenas Memórias, José Saramago
Belén Gopegui, El lado frío de la almohada
Blas de Otero
Campos de Castilla, Antonio Machado
Canto General, Pablo Neruda
Cantos Iberos, Gabriel Celaya
Cien años de soledad, Gabriel García Márquez
De Arquímedes a Einstein. 2007. Manuel Lozano Leyva
Einstein et la relativité, Jean Eisenstaedt
El enigma cuántico. Encuentros entre la física y la conciencis. B. Rosenblum y F. Kuttner. Tusquets, 2010.
El factor humano, John Carlin
El libro de las matemáticas. 250 hitos de la historia de las matemáticas, 2011. Clifford A. Pickover. Ilus Books.
El olvido de la razón, Juan José Sebreli
El PCE y el PSOE en (la) transición, Juan A. Andrade Blanco, 2012. Siglo XXI.
El Prisma y el péndulo, Robert Crease
El Quijote, Miguel de Cervantes
El romancero gitano, Federico G.Lorca
Emma. 2001. Howard Zinn.
Eric J. Hobsbawm, Política para una izquierda racional
Eternidades, Juan Ramón Jiménez
Evaluación de la lengua escrita y dependencia de lo literal. 2009. Maite Ruíz Flores
Feynman, Richard P. El carácter de la ley Física
Geometría para turistas. 2009. Claudi Alsina
Giles Macdonogh. Después del Reich. Crimen y castigo en la posguerra alemana. 2011. Galaxia Gutenberg
Hacemos ciencia en la escuela. 2009. Grao
Imperialismo Humanitario. 2008. Jean Bricmont
Imposturas intelectuales, A. Sokal y J. Bricmont
José Hierro
Kosovo. La coartada humanitaria. Isaac Rosa y otros
L`Etat démantelé. 2010. L. Bonelli et W. Pelletier. La Découverte.
La Alemania nazi, Enzo Collotti
La CIA y la guerra fría cultural. Frances Stonor Saunders. Edt. Debate. 2001
La cocina de Menorca, Josep Borrás
La disciplina en la conciencia: Las Brigadas Internacionales, Mirta Núñez
La educación Lenta, 2009. Joan Domenech Francesch
La poesía española de 1935 a 1975. II de la poesía existencial a la poesía social 1944-50
La resistencia Alemana contra Hitler 1933-1945. 2005. Barbara Koehn
Las Ciencias en la escuela, M. Catalá, R. Cubero y otros
Las leyes del caos. Ilya Prigogine. Critica. Drakontos bolsillo, 2008
LEONARDO DA VINCI Walter Isaacson. 2018
Los caminos cuánticos. Feynman. J. Navarro Faus. Nivola, 2007
Los versos del capitán, Pablo Neruda
Marinero en Tierra, Rafael Alberti
Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. 2009. Alan Sokal
Momentos estelares de la ciencia, 2008. Isaac Asimov
Odas y Sonetos, John Keats (ed. bilingüe)
Odifreddi, Piergiorgio. 2007. Juegos Matemáticos Ocultos en la Literatura. Octaedro.
Pablo Neruda. Antología General, 2010. Real Academia Española
Paroles, Jacques Prévert
Poesía, Miguel Hernández
Poeta en Nueva York, Federico G. Lorca
Qué significa todo eso. Reflexiones de un científico ciudadano. Richard P. Feynman. Crítica. Drakontos, 2010
Science 101 Physics. 2007. Barry Parker.
Sed sabios, convertíos en profetas, G. Charpak y R. Omnès
Seis piezas fáciles, 2008. Richard P. Feynman
Soberanos e intervenidos, Joan E. Garcés. Siglo XXI Editores, 2000. (original del 96)
Sobre la guerra. La paz como imperativo moral, 2008. Howarrd Zinn
Walter Benjamin. 2010. Revista Anthropos
Weinberg Steven, 2010. El sueño de una teoría final. Drakontos