...El declarante asegura que la figura de Baltasar Garzón le resulta incómoda y ambigua, pero que no puede dejar de reconocer positivamente la intención del juez de dar satisfacción, desde el ejercicio jurisdiccional, a familiares víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura de Francisco Franco que no aceptan que los restos de sus ancestros sigan sin identificar en fosas comunes. En España –no se puede olvidar– hay más de 120 mil desaparecidos.
Se le complica evaluar la trayectoria del togado porque, mientras para unos es un desinteresado luchador contra la injusticia y el terrorismo que merece recibir el Premio Nobel de la Paz, para otros viola derechos humanos elementales y realiza su labor con exhibicionismo y de manera sesgada, particularmente en el caso del País Vasco. Los defensores de ambos puntos de vista han presentado evidencias que apuntalan su dicho.
Al de la voz le parece una amarga ironía que, a casi 35 años de la muerte del “caudillo de España por la gracia de Dios”, la Falange –el partido fascista–, el sindicato ultraderechista Manos Limpias y la organización Libertad e Identidad hayan sentado en el banquillo de los acusados al magistrado que intentó que se juzgara a las autoridades responsables de los enormes crímenes cometidos por el régimen dictatorial de Francisco Franco; al único juez que se ha atrevido a cuestionar la Ley de Amnistía, norma que Naciones Unidas ha pedido derogar. Los herederos del franquismo y los defensores de su memoria están de manteles largos.
Al declarante le provoca enorme suspicacia que –como ha documentado Vicenç Navarro– el Tribunal Supremo que ha puesto a Garzón contra las cuerdas esté presidido por un juez que en su día juró lealtad al movimiento fascista, y que el togado que dio luz verde al proceso sea el magistrado Adolfo Prego, patrono de honor de la fundación de ultraderecha Defensa de la Nación Española, quien será el que redactará la sentencia final. ...(de La Jornada, México)
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