Sentada en una bancada de pupitres de un aula de la Facultad de Relaciones Laborales de la Universidad Complutense, Hilda Farfante Cayo, de 79 años, confesó ayer, entre lágrimas, que había sido el sentimiento de culpa el que la había llevado hasta allí, a participar en el encierro simbólico de apoyo al juez Baltasar Garzón. "Me siento culpable de lo que le pasa. Porque yo le veía que iba a por Pinochet y luego a por los argentinos y siempre decía: ¿Y lo de mis padres? ¿Y la represión franquista? Cuando dijo que se iba a ocupar de esto, me llevé la alegría de mi vida. Ahora, con todo lo que le está pasando, tengo ganas de pedirle perdón. Mi abuela siempre decía: 'a los falangistas decidles siempre a todo que sí. No les llevéis nunca la contraria'. Y a lo mejor tenía razón".
Hilda tenía cinco años cuando perdió a sus padres, ambos maestros, como ella. "Se conocían desde pequeños, iban siempre juntos. Nunca se habían separado. A mi madre fueron a buscarla cuando iba a abrir el colegio. Ocho años después, en su acta de defunción, escribieron como causa de la muerte: 'Hecho de guerra'. Abrir el colegio de un pueblo era un hecho de guerra. Mi padre fue a buscarla al día siguiente y lo mataron también. Ella está enterrada en una cuneta. A él lo tiraron por un barranco. Son desaparecidos. A las tres hermanas nos separaron, cada una con un familiar. Ya nunca volvimos a estar juntos", cuenta, emocionada.
"Yo siempre pensé que si esto lo cogía Garzón, se solucionaría todo, pero se ha metido en una trampa. El franquismo sigue gobernándolo todo", concluye. (Una noticia elaborada con suma delicadeza y elegancia sin ocultar la dureza de la realidad, por NATALIA JUNQUERA, para "Él País" Madrid, 15/04/2010)
Aociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, aquí.
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Una bellísima canción de Luis Pastor, interpretada por él junto a Lourdes Pastor y Pedro Guerra.
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