En el Campus de Ciencias de la Salud de Bellvitge de la Universidad de Barcelona venimos realizando acciones reivindicativas desde el pasado 15 de marzo. Lo hacemos porque estamos hartos de que unos pocos decidan sobre nuestras vidas. Y es en este marco que invitamos a Carlos Jiménez Villarejo que fue fiscal anticorrupción, cargo del que fue cesado por el Gobierno del PP. Un hombre que siempre fue y siempre es defensor de la democracia y las libertades y los derechos humanos.
No nos van a engañar más: las Administraciones Públicas han sido conquistadas por personas con una escala de valores en la que los beneficios individuales están por encima de los derechos sociales. Sólo así se puede entender que decidan, de manera unilateral, que derechos fundamentales amparados por nuestra Constitución, tales como la sanidad y la educación, sean vulnerados.
Estas personas están cercenando derechos mientras no muestran ninguna voluntad política para aplicar, por ejemplo, una reforma fiscal para tener un sistema de impuestos que realice una redistribución de la riqueza más justa. Y al no hacer esta reforma vulneran, a la vez, otro artículo Constitucional, el 31, donde explicita que todos contribuiremos al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con nuestra capacidad económica, es decir, que grave más a los sectores pudientes y menos a los sectores populares.
Tampoco hay ningún tipo de voluntad por parte de los poderes políticos de desmantelar lo que sí habría que desmantelar, los paraísos fiscales, refugio de los delitos cometidos en el mundo. Tampoco se ve voluntad alguna para crear lo que viene reclamando ATTAC hace mucho, la creación de una tasa a las transacciones financieras internacionales, la tasa Tobin, que supondría el cobro de un 1% sobre las transacciones, con lo que se cobraría 600.000.000 €. Ni quieren que el IVA sobre productos de lujo crezca del 18% al 25%. Ni quieren que las SICAV (sociedades de capital variable) pasen de tributar del 1% al 5%.
Pero estas personas, que son pocas pero muy poderosas, sí que permitieron, por ejemplo, que César Alierta cobrase 10 millones de euros en el 2011, dinero con el que se resolverían los problemas de cualquier universidad pública.
A toda esta catástrofe se suma el atropello a otros derechos fundamentales con la anunciada reforma del código penal que pretende, por ejemplo, tipificar como delito la resistencia pasiva. Un anticipo de esta desproporcionalidad son las medidas que se tomaron con tres estudiantes de nuestra Universidad: estuvieron 33 días en prisión preventiva desde el día de la última huelga general. En el ámbito de la justicia, como en el económico, hay un uso sesgado de las leyes. Basta con recordar el caso Palau para comprobar la injusticia: en este caso se tomaron unas medidas cautelares inimaginables de lo leves que fueron. ¿Quién está poniendo en peligro los cimientos del Estado democrático, estos estudiantes de la Universidad o Mario Draghi que antes de ser Presidente del BCE fue Vicepresidente de Goldman Sachs, uno de los bancos responsables de la crisis financiera, y que como dice Carlos Jiménez Villarejo en otro sitio, se le podría calificar -le calificamos, vaya- de persona peligrosa para la economía mundial?
Todos esto demuestra el poder arrollador del evangelio de los mercados financieros, ni siquiera el fascismo consiguió lo que el capitalismo está logrando sin militares, conducir a la mínima expresión el Estado y la democracia. Ahora la coartada no es una dictadura, una Junta Militar, ahora el pretexto es la crisis. Tesis que también ha demostrado Naomi Klein en La Doctrina del Shock, antes los shocks económicos que empobrecían a millones de personas necesitaban de una epidemia de torturas que castigaban a los que creían en una sociedad distinta. Pero actualmente nos encontramos ante un terrorismo económico devastador que tiene la deuda como arma, no las dictaduras. No nos van a engañar más: lo que intentan es que la clase media asuma todos los gastos y se vuelva indigente apropiándose de la riqueza nacional para que pase a menos manos.
La situación es mala, pero podría empeorar aún más, por eso necesitamos acciones como la del 15 M. Este colectivo presentó una denuncia a la Fiscalía de Catalunya el pasado 21 de marzo, denunciaban que con la aplicación de los recortes en sanidad se está legislando en contra de una garantía constitucional. Presuntos delitos que apuntan a la responsabilidad de altos cargos de la Generalitat de Catalunya, hechos que han provocado el deterioro del sistema sanitario público catalán en beneficio del sector sanitario privado en el que tienen y han ocupado altos puestos. El día 15 de mayo nos enterábamos de que la Fiscalía daba un portazo a la denuncia, pero hay derrotas que tienen más dignidad que la misma victoria, y por eso se sigue luchando, con independencia de este resultado.
El mundo no va camino de ser feliz, estamos ante un capitalismo fundamentalista, friedmanista, que no tiene ni compasión. Por eso hemos de plantar cara al miedo, como Carlos Jiménez Villarejo, un hombre valiente que practica la valentía, porque parafraseando a Machado se es bueno cuando se es valiente. Gema Sanz Botey.
Ver conferencia en vídeo: http://vimeo.com/41976225
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