lunes, 29 de octubre de 2012

Las patologías aumentan con el paro

Detrás de las cifras del paro hay personas. Vidas rotas de la noche a la mañana, sujetos que tratan de reponerse al aldabonazo que supone la pérdida repentina de un empleo que creían más o menos asegurado. Desempleo y precariedad van de la mano, pero quizás lo nuevo de la situación actual es que sin trabajo se quedan personas que creían que sus vidas laborales estaban más o menos bien orientadas. En paro aparecen nuevas problemáticas de salud, pero sobre todo se agravan las existentes.

Pedro llevaba 15 años trabajando como ingeniero para una empresa de capital público de la Generalitat valenciana. No era funcionario porque el régimen de contratación de esta empresa es laboral, pero daba por hecho que continuaría en un trabajo que le gustaba y en el que tenía gran experiencia: “Yo era el más antiguo del departamento. Quien explicaba a los nuevos lo que tenían que hacer. Me gustaba mi trabajo y la verdad es que no me imaginaba que iba a perderlo a mis 50 años”. La empresa hizo un ERE que afectó a la mayoría de los trabajadores y Pedro se vio en la calle. Para Pedro, que está empezando a experimentar los primeros síntomas del desempleo, lo peor es el desarraigo: “Yo vivo solo y mis compañeros de trabajo eran como mi segunda familia. Y, de repente, te tiran de ahí”. Pedro goza de buena salud, pero él mismo reconoce que durante todo ese estresante proceso incrementó la dosis diaria de tabaco: “Ahora estoy intentando fumar menos, pero sigo teniendo problemas para dormir”. Para sobrellevar la situación ha dejado de consumir: “Cuando estás en paro trabajas mucho más porque todo te lo has de hacer tú”. Más aquí.
Foto del autor, casa de campo de Máximo, cerca de La Nava de Santiago.

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